Bella Newton???

Autor: Huellas
Género: Drama
Fecha Creación: 25/08/2010
Fecha Actualización: 02/01/2011
Finalizado: SI
Votos: 32
Comentarios: 151
Visitas: 141806
Capítulos: 33

-No me dejes, Bella. No, no, no. Bella, no me dejes. ¡Isabela Cullen no me puedes dejar! -grité desaforadamente. Todo comienza cuando Edward pierde a Bella en manos de un lobo... pero y si encontraran a Bella siglos después? Y si ella no fuera Bella... y si los lobos y los vampiros no son las unicas figuras mitologicas?? 

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Capítulo 28: adios?

Bella POV.

-Vas a partirle el alma –sentenció Kate, con lágrimas en los ojos, mirándome incluso con rabia, con ira, con dolor.

Asentí en silencio, estrujando mis manos en mi regazo, consciente de la verdad de sus palabras. Peter tomó la mano de su novia, y la apretó contra la suya, en un intento de calmarla.

-¿Es esto lo que de verdad quieres hacer? –volví a asentir, sintiendo cómo mis mejillas se llenaban de lágrimas.

-Entonces no tengo nada qué hacer aquí, frente tuyo –murmuró Kate, soltando la mano de Peter y subiendo las escaleras de su casa. La vi subir por ellas, y escuché la puerta de su cuarto ser azotada. Me volteé hacia Peter y alcé mi barbilla.

-¿Me dirás cómo hacerlo?

-Sí –murmuró sin dejar de mirar hacia las escaleras. Suspiró –a ella también le estás rompiendo el alma, Bella. Ella también te quiere –confesó.

-Y yo a ella la adoro –me ahogué en el intento de no llorar. Él me miró con un atisbo de esperanza en los ojos.

-¿Entonces por qué vas a hacer esto?

-Porque es lo correcto.

-¿Para quién? –rugió.

-Para ella –él me miró un segundo antes de comprender. Y asintió mirando mi frente.

-Espero que ella sepa agradecerte en cuerpo y alma lo que estás haciendo.

-Yo también –respondí antes que Peter me enseñara la manera exacta de cómo hacer lo que quería hacer.

Kevin llegó una hora después a la casa de su hermana, para llevarme a la mía. Estuvimos comiendo y adelantando unos proyectos del instituto, que ni siquiera sabía por qué me tomaba el trabajo de hacerlos. Oh, bueno, sí lo sabía. Por él. Por Kevin. Que se había vuelto lo mejor de mi vida.

-¿Y Swan? –dijo él naturalmente, mientras revisaba por última vez su trabajo de matemáticas. Estábamos tirados en el suelo, con papeles incluso en nuestras espaldas.

-Está tranquila, aburrida –lo sabía, no era como si ella me lo dijera, ya que ella estaba en huelga de palabras, no me quería hablar. No después que descubriera lo que iba a hacer.

<<Deja de hacer eso, me estás dando dolor de cabeza>> dije riendo para mí misma cuando la descubrí intentando replegarse contra la pared de mi mente, tratando de desaparecer.

<< ¡No, tengo que poder hacerlo! Mándame a callar>> pidió.

<< No voy a cometer el mismo error dos veces>> reclamé.

Kevin se puso en pie, ayudándome a recoger todos los papeles y poniendo los míos sobre el escritorio. Lo acompañé hasta la puerta principal.

-Porque lo quiero –susurré cuando terminé de recordar la tarde de hace dos días y me di cuenta que la película había llegado a su final y me había perdido mi parte favorita: cuando los protagonistas mueren juntos. Él se tensó, pero luego apoyó su cabeza sobre mi coronilla y cerró sus brazos más entorno a mí. Estábamos acostados en el sofá de la sala–pero también te quiero a ti –repliqué, tratando de calmarlo. Era necesario que él supiera que lo quería, aun cuando eso solo significara que Bella Swan lo amaba y que el cuerpo de ella siempre le pertenecería y no tuviera relevancia mis sentimientos, como bruja.

-Está bien –dijo titubeante.

-¿Estás rabioso? –negó contra mi cabeza, y me arrepentí de su respuesta. –Sería mejor si estuvieras rabioso.

-¿Por qué? –aspiré fuertemente y confesé.

-Porque entonces me sentiría menos mal.

-No tienes porqué sentirte mal. No has hecho nada malo –bufé por lo bajo. Como si hacerlo sufrir fuera algo bueno, yo no podía hacer sufrir a nadie que yo quisiera. Y yo quería a Edward.

<<Él también te quiere a ti, y cuando se entere, querrá arrancarte la cabeza>>asaltó Swan en mi cabeza.

<< ¡Apuesto lo contrario! ¡Él mismo será quien…!>> me interrumpió

<< Ni siquiera lo digas, Newton>> me amenazó. Realmente estaba rabiosa conmigo.

-Eso no quita el sentimiento de haber hecho algo mal –le dije a Edward que esperaba una respuesta.

-No importa –me apretó contra su cuerpo. Él no entendía.

-Edward, Kevin está enamorado de mí –le dije y lo sentí ponerse más tenso que una tabla. Me solté de su agarre y lo miré a los ojos suspirando –y tú y Swan están hechos para estar juntos y… y yo estoy en la mitad.

<< ¡Yo también estoy en la mitad entre Kevin y tú! ¡Debería morirme! >> gritó en mi mente pero no le presté atención.

-Y yo – ¿debía decirlo? ¿Ayudaría en algo?  –Y yo estoy enamorada también –Listo, lo dije.

-¿De quién? –reclamó.

Edward POV.

Por diez segundos ella me sostuvo la mirada, mientras sus mejillas se teñían de un rojo intenso, y abrió la boca para dejar escapar un suspiro.

-No tiene caso, yo solo quería exponer el problema. Edward, eso no importa –se levantó del sofá, en camino hacia la cocina. La seguí sin hablarle, pensando únicamente en su respuesta, en cual sería, y en qué me afectaría a mí.

Ella tomó un vaso sin mirarme, sirviéndose agua, y cuando se la hubo tomado me dio la espalda, apoyándose en el mesón, respirando profundamente. Me apoyé contra la pared contraria, cruzado de brazos, mirándola fijamente.

-Tengo que hacerlo –dijo bajo su aliento. Inspiró un par de veces más y expiró. Sentí la presencia de Kevin en la habitación del lado, ¿cómo había entrado? No lo sé, pero hay estaba.

Bella se volteó y eso me asustó, porque llevaba los ojos humedecidos. Mi garganta se cerró totalmente, impidiéndome pronunciar palabra.

-Te voy a devolver a tu esposa –susurró mirándome directamente. Sentí cómo mi mente se embotaba, aun cuando era técnicamente posible. Mi mandíbula se desencajó y pude escuchar la de Kevin soltarse de sus dientes de arriba.

-¿Q-Q-Qué? –tartamudeé.

Como si ella hubiera esperado ese mismo tipo de reacción, Bella Newton sonrió para sí misma, y explicó.

-He encontrado la manera de salir de aquí –señaló su mente.

Seguí sin entenderlo, y ella parecía tener una discusión interna. Kevin irrumpió en la habitación, como si de un depredador se tratase, y tomó a Bella del brazo fuertemente, haciendo que ella soltara un gritito.

Yo no me podía mover de mi lugar, no tenía fuerzas, no tenía ganas, no tenía mente para nada. Solo pude observar, absorto en sus palabras te voy a devolver a tu esposa.

-¡¿De qué mierda estás hablando ahora, Isabella Newton?! –escuché que le gritaba a la mujer que empezaba a llorar.

-¿Qué… qué… qué haces… aquí? –ella luchaba con sus lágrimas, tanto como con sus palabras. Y las retenía, de algún modo. Yo quería llorar y ella lo detenía.

-¡Tú no te vas! ¡Tú no me vas a dejar! ¡No lo vas a hacer! –esta vez la tomó por los hombros sacudiéndola fuertemente, mientras sus propias lágrimas saltaban hacia ella.

-Kevin –se le quebró la voz al pronunciar su nombre.

-¡No! –rugió él y la empujó contra él para plantarle un beso en el centro de los labios.

¿Yo podía entrar en shock? ¡Yo quería entrar en shock!

Observé como un autómata cómo sus labios se fundían en el otro, como los brazos de a mujer se abrazaban al hombre, incluso las lágrimas confundirse, ya que ella se rindió en los brazos del hombre. Pero él la separó bruscamente diez segundos después.

-No me dejes –dijo con voz rota, rogándole.

-Tengo qué –replicó ella limpiándose el rostro con el dorso de la mano y se volteó hacia mí. La miré con los ojos abiertos –Edward, dame un día y tendrás a Bella contigo. Ella está… está feliz –era tan mala mentirosa.

Caminé hacia delante, lentamente, calculado.

-¿Qué? –volví a preguntar, como si no hubiera entendido nada.

-Un día –volvió a pedir y se volteó para subir las escaleras.

-¡Tú! –Kevin saltó hacia mí.

-¡Kevin! –gritó Bella.

-¡La vas a matar, desgraciado! ¡Me la vas a quitar! –mas allá de los golpes que yo no intentaba esquivar, lágrimas saladas caían sobre mi rostro. Lágrimas que deseaba que fueran las mías.

-¡Kevin, suéltalo, ¿no ves que está en shock?! –gritó Bella empujando al brujo. Yo seguí allí, atrapado entre el cuerpo masculino y la pared, frunciendo el ceño como solía hacer.

-Bella –reclamó él cuando ella lo empujó contra la puerta de salida.

-Kevin, por favor, vete. Hablaremos mañana, por favor –ella para este momento lloraba, lloraba y se ahogaba con sus sentimientos a flor de piel. Lo empujó con sus pequeñas manos sobre el pecho de él –. Por favor.

-Vendré temprano –dijo él tomando su mano entre las suyas. Besando el dorso, Bella reprimía los gritos de dolor –Espérame, Bella, vendré temprano. Por favor, no hagas nada antes que venga. ¿Sí? ¿Me lo prometes?

Incapaz de hablar, Bella asintió. Kevin besó su frente lentamente y desapareció.

Observé a la mujer tratar de calmarse, respirar profundamente, de espaldas a mí, sollozando.

La miré mientras intentaba realmente captar sus palabras. Ella dijo que me devolvería a mi esposa, a Bella. A Bella Swan. ¿Cómo? ¿Por qué?

-Bella –murmuré, mi voz sonaba lejana para mí, pero ella pareció escucharlo. Se volteó sin pensarlo. Me la quedé viendo, sin entender muy bien qué debía decir, pero ella fue la que rompió el silencio.

-Te la voy a regresar, yo te la quité –sonrió tristemente, limpiándose una lágrima que amenazaba con salir de su ojo izquierdo.

-¿Cómo? –susurré sin saber decir otra cosa, sin poder pensar otra pregunta. Ella sonrió para sí misma.

-Lo entenderás después, lo verás luego. ¿Puedes venir después, mañana? –pensaba las palabras conforme salían de sus labios. Asentí sin moverme,  y ella se adelantó, poniendo una mano en mi mejilla –Ven mañana a esta hora, tendrás a Bella Swan contigo.

Se volteó dejando un beso en mi mejilla, y siguió su camino hacia las escaleras. Pero la detuve del brazo. Al fin saliendo las palabras de mi boca.

-Entregándome a Bella, ¿Qué pasa contigo? ¿A dónde vas? –pregunté desesperado por perderla.

-¿Qué? –ella pareció confundida.

-¿Qué ocurre contigo? ¿Mueres, vives, te desapareces? ¿Qué pasa? ¿Vas a morir? –ella me miró por un segundo.

-¿Estás… preocupado por mi? –intentó entender. Asentí tomándola por ambos hombros delicadamente.

-No quiero que mueras –le dije directamente a los ojos.

 

Bella POV.

-He encontrado la manera de salir de aquí –me señalé la cabeza.

<< ¡No vas a salir de aquí! >> gritaba Swan dentro de mí <<Yo me voy, encontraré la manera de irme, de largarme>> me decía. Miré fijo a Edward, quien sostenía en sus ojos un desconcierto, pero sus labios estaban entreabiertos, con el amago de una sonrisa.

<<Míralo bien, Swan, está feliz. ¿No quieres hacerlo feliz? >> Le reté. Ella suspiró derrotada.

De pronto alguien me tomó del brazo. Mis ojos se abrieron tanto como las cuencas que los albergaban me lo permitían. Kevin me gritó.

-¡¿De qué mierda estás hablando ahora, Isabella Newton?! –las lágrimas se estrellaron unas con otras en el intento de salir de mi cuerpo.

-¿Qué… qué… qué haces… aquí? –intenté decir.

-¡Tú no te vas! ¡Tú no me vas a dejar! ¡No lo vas a hacer! –sentía mi cuerpo sacudirse cual sábana al viento, y la voz dolida de Kevin, esa voz llena de angustia, me calaba en el alma.

-Kevin –ni siquiera pude terminar la frase, ni siquiera la empecé, solo dije su nombre. Pero no necesitaba preguntar, él había escuchado todo. Yo no estaba lista para decirle adiós, no estaba lista para decirle que me iría.

-¡No! –rugió y me besó.

Me besó como tanto había ansiado que me besara, porque quería, no porque se lo pidiera. Dejé que mis sentimientos salieran de mí, sentí mis manos encontrar su camino para arrastrarlo contra mi boca.

Sentí mi cuerpo completo, por fin me sentía en mi hogar después de mucho tiempo. Los brazos del hombre que amaba, ahí era mi lugar. Y ahora que lo encontraba, tenía que dejarlo.

Él me alejó, quitándome el cielo de los dedos.

-No me dejes –me pidió. Sentí mi estomago retorcerse de dolor, sentí asco por mí misma, por causarle tal dolor. ¿Podía?

<< ¡No, no lo hagas! ¡Debe existir otra manera! >>.

<<No me lo hagas más difícil>> le pedí.

-Tengo qué –me volteé para no mirarlo a los ojos y encaré a Edward, quien me abrió los ojos asustado –Edward, dame un día y tendrás a Bella contigo. Ella está… está feliz –esperé que no se diera cuenta que estaba mintiendo. Caminó hacia mí, con la misma desesperación por entender que antes.

-¿Qué?

-Un día –repetí y me gire.

-¡Tú! –escuché el grito de Kevin. Y me volteé a tiempo de verlo lanzarse sobre Edward

-¡Kevin! –grité.

-¡La vas a matar, desgraciado! ¡Me la vas a quitar! –aquellas palabras enviaron un ramalazo de culpa por la extensión de mi cuerpo, haciéndome añicos el corazón. Pero aun así, seguí halando su camisa.

-¡Kevin, suéltalo, ¿no ves que está en shock?! 

-Kevin, por favor, vete. Hablaremos mañana, por favor –no había podido evitarlo, ya mis lágrimas se derramaban hasta perderse en la tela de mi blusa, sentía el corazón estrujarse. Debía hacer que se marchara, si él me veía así no me dejaría ir –. Por favor.

-Vendré temprano –tomó mis manos entre las suyas y me besó el dorso de ambas manos.  Y me miraba a los ojos mientras hablaba –Espérame, Bella, vendré temprano. Por favor, no hagas nada antes que venga. ¿Sí? ¿Me lo prometes?

Asentí incapaz de pronunciar palabra. Besó mi frente y desapareció.

Así como el se iba, así como se marchaba de mi lado esa noche, así yo me iría de su vida. Con una despedida y sin mirar atrás, sin mirar delante, sin mirar a ningún lado. Yo me iría,  y el dolor que yo estaba sintiendo, esperaba que fuera por lo menos el triple de lo que él sentiría. Que él no sintiera el alma partirse en dos, por favor, que él no sintiera el corazón arrugarse hasta quedar reducido a un órgano incapaz de cumplir su función.

-Bella.

La voz de Edward estaba quebrada por el shock en el que estaba, ¿tan difícil le parecía la idea de tener a su esposa consigo?

<<Ha sido tanto tiempo separados que le resulta extraño>> explicó Swan, un poco más calmada.

Lo miré, sabía perfectamente el estado de ese rostro. Quería decir algo, pero no encontraba lo que debía decir. Así que me adelanté.

-Te la voy a regresar, yo te la quité.

-¿Cómo? –parecía estar en algún tipo de trance.

-Lo entenderás después, lo verás luego. ¿Puedes venir después, mañana? –me adelanté cuando él asintió a mis palabras, y coloqué mi mano en su mejilla en un intento de hacerlo sentir mejor–Ven mañana a esta hora, tendrás a Bella Swan contigo.

Lo besé en la mejilla, como una despedida y me dispuse a subir las escaleras, pero intempestivamente él me tomó del brazo sorprendiéndome.

-Entregándome a Bella, ¿Qué pasa contigo? ¿A dónde vas? –Él parecía asustado.

-¿Qué?

-¿Qué ocurre contigo? ¿Mueres, vives, te desapareces? ¿Qué pasa? ¿Vas a morir?

<<No quiere perderte tampoco>> razonó Swan entre sorprendida y confundida.

-¿Estás… preocupado por mi? –las palabras sonaban extrañas colocadas de esa manera, pero era la única explicación a su pregunta. Él asintió tomándome por los hombros.

-No quiero que mueras –me dijo conciso.

<<Ahora sí despertó>> anunció Swan, haciéndome estremecer.

-Yo… yo tengo que entregarte a tu esposa –respondí zafándome de sus manos, una despedida era suficiente. Tenía que planear la que le daría a Kevin, la que nos rompería el corazón a ambas. No podía despedirme de Edward.

-Bella, no. Tiene que haber otra forma –pidió el vampiro, haciéndome fruncir el ceño. Me molesté.

<<No lo hagas>> sugirió Swan preocupada.

 

 

Edward POV.

-Ella estará mejor cuando tú estés con ella, ¿qué no lo entiendes? Tu esposa te necesita  –estalló la mujer que estaba delante de mí, y se impulsó hacia delante, contra mí –no importa lo que suceda conmigo, Bella Swan te necesita, Edward Cullen.

-Pero yo… -intenté pero ella estaba explotando cada vez más. Sus ojos se llenaban de lágrimas.

-Ella es como una hermana para mí, yo le amo, es la persona que más me conoce de todos ustedes. La única compañía que tengo aun cuando sea porque no me puede dejar sola aunque quisiera, pero ella siempre está allí. Y sufro sintiendo como sufre cada vez que te ve –me golpeó en el pecho suavemente, con toda la fuerza que ella sentía.

-Bella –pedí preocupado. Me miró a los ojos, esos ojos achocolatados perdidos en lágrimas.

-Ella está sufriendo por no poder estar contigo, tengo que hacerlo –explicó, dejándose caer sobre mi pecho.

La abracé, sintiendo dolor al escuchar aquellas palabras. Evitando, o por lo menos tratando de evitar, ser egoísta y pensar en consolar únicamente a mi esposa. Pero no podía evitar pensar en Bella Newton, que estaba dispuesta a dar la vida por la que era su hermana, por la que consideraba como tal.

 

 

 

Capítulo 27: Verdades. Capítulo 29: Complicaciones.

 
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