(+18) Nos es gran cosa lo que vais a leer; pero más vale prevenir que curar.
Pov Gianna.
Tal vez el era la persona más indicada para ayudarme; ya que ni yo misma podía resolver mi propio dilema. ¿Demetri? o ¿Santiago? Tan confundida, tan temerosa a resolver mi propia duda... que otros tendrían que hacer por mi el trabajo sucio. Ese era Marco. Bien era sabido que su don era el de captar las relaciones que mantenían las personas; de saber si sus lazos eran fuertes o débiles; y tal vez el me podría decir cual era mi amor más fuerte. Demetri o Santiago. Pero, ¿caso me dejaría llevar por su don? ¿sería eso lógico? yo les quería a los dos, pero no había manera de quedarme con uno, ya que el amor era tan fuerte... desde el primer momento me enamoré de los dos, aunque el que más se hizo notar fue el amor de Demetri, ¿por que sería? ¿tal vez por su rechazo?
Angustiada me tiré a la cama. Tantos dilemas habitaban en mi cabeza que no sabía por cual empezar.
Me sentía sola, ya que Alec en cuanto me dejo en casa se fue directo al castillo, ya que decía que quería dejarme sola para que recapacitara. ¿Por qué lo tenía que hacer? ¿No podría tenerlos a los dos y así ninguno sufriría? Una pregunta completamente idiota; en esta vida no se puede tener todo, y menos a tus dos grandes amores.
Pero a decir verdad me sentía algo resentida con Demetri, ¿por que había ideado ese plan? si sabía que me tenía a su entera disposición. Desde que me enteré de eso no volví a hablar con el; pero cuando le veía no podía evitar perderme en aquellos preciosos ojos; unos ojos llenos de misterio y de pasión.
Sin nada que hacer, el aburrimiento iba haciendo presencia en mi, por lo que decidí darme una ducha rápida; tal vez eso haría que desconectara durante unos momentos. Cogí una toalla del armario y me encaminé hacia el baño. Entre a la ducha y pude sentir como el agua caliente empezaba a relajar mis músculos y sobre todo mi mente. Y en ese momento creo que desconecté por completo.
Me sentía liviana; tranquila. Estaba en un hermoso prado lleno de hermosas flores. Aspiré ese aroma y sentí como nacía de nuevo. A lo lejos pude divisar unos pequeños destellos; eran como diamantes chiquitines; curiosa y a la vez temerosa me acerqué a ellos. A cada paso que daba estos destellos se iban haciendo más presentes; más intensos. Tan solo me separaba un centímetro de tocar aquellos diamantes y cuando lo iba a hacer estos desaparecieron, no sin antes dejarme un rostro. El de Demetri. Abrí los ojos rápidamente y el estaba en frente de mi, metido en la ducha. Pude comprobar como su perfecto cuerpo estaba al natural. Desnudo. Sus perfectos músculos, su perfecto rostro, aquellos cabellos cobrizos mojados por el agua... una divina tentación. Este me miraba complacido. Inmediatamente me sonrojé; ya que estaba desnuda ante el; y yo nunca había estado en esta situación delante de nadie.
- ¿Que haces aquí? - pregunté avergonzada mientras torpemente intentaba taparme
Este ante mi acción soltó una pequeña risa; una risa encantadora y llena de picardía. Sin contestarme este juntó sus labios con los míos. Entre nosotros corría el agua cálida, la cual hacia que el cuerpo de Demetri no estuviese tan frío. Lentamente con su lengua fue abriendo paso entre mis labios. Este quería entrar; y yo se lo concedía. Y en cuanto nuestras lenguas se entrelazaron miles de sensaciones vinieron a mi. Un estallido de amor nació en mi, la pasión aumentaba, la locura se hacia notar... este me cogió por la cintura e hizo que me subiese a el; haciendo que yo entrelazase mis piernas a su perfecto cuerpo. Nuestros cuerpos se rozaban lentamente y sentía como mi piel vibraba de placer. Este despegó un poco sus labios de los míos y con delicadeza me mordió el labio; del cual una gota de sangre nació; le miré a los ojos y pude ver como estos estaban negros. Debería estar asustada por lo que podía pasar en estos momentos, pero al contrario, estaba excitada. Este con su lengua recorrió mi labio inferior y pude percibir un gemido de placer.
- Demetri - dije en un suspiro.
Y ante ese nombre volví a la realidad. Abrí los ojos y pude comprobar como mis manos y sobre todo mis dedos tocaban la zona prohibida de mi cuerpo. Un grito ahogado salió de mi garganta al ver semejante gesto; nerviosa aparte las manos de ese lugar, pero ante el recuerdo de Demetri mi ser no quería que apartase mis dedos...
- ¿Que estoy haciendo? - me dije a mi misma en voz alta
Inmediatamente salí de la ducha y me tapé con la toalla, pero antes de eso pude ver como mis pezones estaban duros.
- Por dios, por dios... - dije mientras llevaba mis manos a la cabeza - si yo nunca en la vida hice esto; nunca...
Me sequé rápidamente y me puse lo primero que vi, un pantalón de chándal y una camiseta de sport más grande que yo. Tenía que olvidarme de eso, no podía permitirme esos pensamientos... pero es que eran tan placenteros; tan...
- Mierda Gianna - y volví a hablar sola - será mejor que leas algo - y como si fuese una conversación de dos asentí ante mi propio comentario.
Fui rápidamente a mi biblioteca personal, con desesperación buscaba un libro, con el cual podía alejar ese pensamiento de mi. Pero todos eran de amor, en los cuales habían escenas románticas y tentadoras; ¿acaso tenía que leer El Quijote? Hice una mueca ante ese pensamiento. Era una mala idea leer, ¿y si daba un paseo? ¿pero con estas pintas? me dije a mi misma mientras me miraba en el espejo... cerré los ojos durante unos momentos, tan solo dos segundos y cuando los abrí en el espejo estaba reflejado otra persona; alguien estaba conmigo en aquella habitación. Demetri. Sentí como mis piernas cedían al verle; solo de pensar...
- ¿Demetri? - pregunté con la intención de olvidarme de ese pensamiento - ¿que haces aquí?
- Gianna; siento esta entrada - iba diciendo mientras se acercaba a mi - pero necesitaba hablar contigo
- ¿Sobre que?
- Sobre el otro día. Se que te hice daño; se que me porté como un estúpido cuando cree ese estúpido plan; se que reaccione mal ante tu pregunta; me sentía impotente; tenía miedo...
- ¿Por qué haces todo esto Demetri? - Porque te quiero. Yo no se como son las buenas maneras para conquistar a una mujer, siempre que quiero algo lo cójo sin pedir permiso; lo quiero hacer mío, dando igual las consecuencias... pero contigo el sentimiento de culpa aparece, y...
- Demetri, es que no lo entiendo. Sabes que tan solo con una mirada me tienes a tus pies, no sé como...
Y no me dejo terminar, ya que este estampó sus labios con los míos. Y de nuevo la sensación de aquel pensamiento llegó a mi. Me deje llevar por el beso, pero me controlé, igual que el. Aunque notaba su ansia por mi... Y de nuevo todo mi mundo se derrumbó; los besos de Demetri eran especiales, únicos y sobre todo eran para mi.
Pero una parte de mi, quería que estos besos perteneciesen a Santiago. Tenía que hallar la forma de resolver mi eterno dilema. Ya que sabía que con los dos no me podía quedar. Solo existiría uno; uno al cual no le ponía cara; ¿Demetri? o ¿Santiago?
|