Gianna. El dulce despertar

Autor: CarolCullen
Género: Romance
Fecha Creación: 23/12/2010
Fecha Actualización: 07/03/2011
Finalizado: SI
Votos: 57
Comentarios: 207
Visitas: 168872
Capítulos: 50

TERMINADO

 


 

Cuadré los hombros y fui a enfrentarme con mi suerte; ¿vida o muerte? simplemente me daba igual; yo ya no era nada sin su amor; yo le queria más que a mi propia vida y el se fue; dejandome en la penumbra. 

El me prometió tantas cosas; me dijo que me queria, que yo era su existencia, que no se explicaba como un demonio como el había encontrado a un ángel como yo... y a decir verdad yo me lo creí; estaba ilusionada, por primera vez me sentía querida, pero por un simple accidente se fue.

Yo solo quería despertar de este largo sueño, en el cual me creí que un ser tan hermoso, un arcángel como el se enamoro de una simple humana como yo.

 

 

 

Bueno chicas; aquí tenéis un nuevo fic.

Este fic va sobre Los Vulturis, mi familia favorita; y sobre todo va de una persona en especial; la cual no se la ha dado mucha importancia. Gianna (la recepcionista de Los Vulturis) 

Ya se que en Amanecer dan a entender que ella ya no esta presente, es decir que la aniquilaron, pero yo queria darla otro final, un final ''feliz'', aunque eso no quiere decir que la transformé...

En fin no voy a dar más detalles; solo quiero que sepáis que esta historia estará llena de pasión, amor, drama, lucha; en fin de todo un poco.

Espero que os guste esta nueva historia y me gustaría saber vuestra opinión; espero sus comentarios y sus votos. Gracias.

- CarolCullen.

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Capítulo 34: Entre dos aguas

Pov Gianna.


¿Que debía de hacer ahora? Mi corazón estaba dividido, por una parte estaba Demetri y por otra Santiago. La primera vez que me enamóro y me pasa esto. No sabía como actuar; no sabía a quien tenía que escoger; el amor era tan grande hacia los dos, tan poderoso.  Resignada me aparté de los brazos de Alec, tenía que aclarar mis dudas, una parte de mi quería ver a Santiago, pero otra no, quería ver a Demetri.

- Yo creo que deberías darle una oportunidad a Santiago princesa - dijo Alec como si me hubiese leído la mente - con Demetri ya hablaste y le expresate tus sentimientos; ahora te toca con el. De verdad el está roto por dentro.

- Y todo por mi culpa - dije mientras una lágrima empezaba a recorrer mi mejilla - todo el mundo está sufriendo por mi

- No te consiento que digas eso Gianna - me reprochó Alec mientras me acunaba como a una niña pequeña - tu no tienes la culpa de nada

- Entonces; ¿como me explicas todo esto?

- Gianna. La vida te pone determinadas pruebas que debes superar por ti misma. Es un reto para superarte y demostrate lo que vales. 

- ¿Y lo que valen los demás? - dije apenada

- Los demás no importan Gianna; tu eres dueña de tu propia vida; y tu eres quien escoge a las personas que quieres que pertenezcan a esta. Se que es una decisión dificil, pero primero tienes que conocerles mejor...

- Pero Alec, si conozco a uno, el otro se molestará, y viceversa. 

- Dan igual los demás; solo importas tu y lo que quieres realmente.

Y dicho esto me abrazó con más fuerza.

Pasaron los minutos y a cada segundo que pasaba mi necesidad aumentaba, la necesidad de ver a Santiago. Quería verle, tenerle entre mis brazos,protegerle de cualquier dolor... no podía aguantar más y me despegue de Alec, con la intención de darme una ducha.

- ¿Te vas a poner guapa para tu cita? - me preguntó Alec guiñandome un ojo

- Alec - dije molesta - no tengo ninguna cita

- Ya, ya... pues te veo muy ansiosa, ¿por qué será? - dijo mientras se acercaba a mi

- Dejame un poco en paz - dije divertida mientras le apartaba de mi lado - que me voy a duchar

- Oh..eso es algo que no me quiero perder - dijo mientras me metía al baño

- Alec por favor, vete... - dije entre risas 

- ¿Por qué? - dijo ''apenado''

- Porqué me voy a duchar, ya te lo dije; y yo creo, o eso dicen en mi pueblo que una persona se ducha sola, no con espectadores

- Pero yo no soy un simple espectador

- Tienes razón, eres algo peor que eso. Ahora vete y dejame tranquila; y..¿me puedes hacer un favor? le puedes decir a Renata que me deje ropa;es que mi ropa la tengo en casa...

- ¿Y que más? - preguntó ''enojado'' 

- Anda Alec, por favor. Hazlo y te recompensaré - dije mientras le daba un tierno beso en el cuello - si quieres te puedo buscar una novia; ¿te parece?

- Esta bien, pero no creo que ninguna mujer se comparé a ti - y dicho esto salió por la puerta.

Por fin un poco de tranquilidad dije para mi misma. Abrí el agua de la bañera y dejé que esta se llenara completamente. Quería tener un rato para mi, en el cual solo existiése yo y nadie más, pero eso sería algo difícil; ¿verdad? ya que mi mente y sobre todo mi corazón no dejaban de pensar en dos personas. Santiago y Demetri.

Me dejé llevar por el agua, intentando impedir esos pensamientos; pero era tan difícil; ellos eran parte de mi, y no los podía olvidar; aunque solo fuese por unos minutos.

Cuando salí del baño pude comprobar como al pie de la cama había una blusa color perla; me fijé bien y me di cuenta de que era seda; al tacto era maravilloso; cuando me la pusé pude sentir como el olor de la blusa se apoderaba de mi; esta era bastante ceñida al cuerpo, pero no era ninguna molestía; me sentía comoda. Me deje los tres primeros botones abiertos, dejando a la vista un generoso escote. Bajé la vista y me di cuenta de que había una falda alta; esta me llegaba más o menos hasta la cintura, y por debajo hasta las rodillas; también era bastante ceñida, y esta dejaba ver mis curvas. Era de color negro, igual que los zapatos. De terciopelo negro y bastante altos. Me deje el pelo ondulado y salí de la habitación.

Caminé por los pasillos del castillo; todos estaban desiertos; tal vez estarían en la gran sala. Nerviosa me dirigí a esta, ¿y si los dos estaban en la sala? ¿como llamaría la atención de Santiago si estaba Demetri presente? ¿Y si Santiago ya se había olvidado de mi? Tantas preguntas...

Me coloqué delante de las puertas, esperando que se abriéran; y así lo hicieron. Dudosa entre a esta; con la mirada perdida en algun sitio.

- Debo decir que entró un ángel al castillo - y la voz de Aro hizo que dejase ese juego de no mirar

- No es para tanto - dije mientras me sonrojaba

- Solo digo la verdad, mi dulce Gianna - y me dio un beso en la frente.

Y en ese momento mi mirada se centró en toda la sala. Solo estaban Marco, Cayo y Aro. Esto me reconfortó.

- Gracias - dije en un susurro

- ¿A que se debe tu visita cielo?

- Venía buscando a alguien

- En el jardín - me dijo Aro inmediatamente

- Pero...

- Nada de peros; yo lo se to Gianna. Anda ve.

- De acuerdo - dije confusa

Y de nuevo volví a caminar por los pasillos. Asustada; así era como me encontraba. Nerviosa. ¿Que haría cuando le viése? Es mejor que lo descubras por ti misma, me dijo mi mente.

Llegué ante la puerta que daba al jardín; nerviosa la abrí con suavidad. Pude ver como el día estaba soleado, y en cuanto pisé el jardín una sensación de tranquilidad me invadió. Miré al frente y unos pequeños destellos dieron en mi rostro. Era el; Santiago. Este estaba sentado en un banco, dandome la espalda. 

Caminé los pocos metros que nos separaban. Mi corazón latía a mil por hora.

- Hola - dije mientras me sentaba en el banco

Este levantó la cabeza y me quede prendada de su hermoso rostro. Su pelo, sus labios; sus ojos...en fin, todo me atraía. Nuestras miradas se encontraron y sentí un escalofrío puro y lleno de placer. Quería acortar esa distancia que nos separaba; quería tenerle cerca.

- Hola - dijo el tímidamente. Su voz era el canto de los mismo dioses. La cual me hacía enloquecer - hacía mucho tiempo que no hablabamos - dijo apenado

- Es verdad - le respondí desviando la mirada; ya que no podía mirarle a los ojos; no podía perderme en ellos

Nos quedamos durante unos minutos callados. Estabamos confusos y aturdidos. No sabíamos que decirnos el uno al otro. Parecíamos dos quinceañeros ante su primera cita.

Muchos dicen que el amor es lo mejor que te puede pasar, pero yo dudo de esa opinión. Por mucho que intentaba centrarme en Santiago no lo conseguía; ya que la imagen de Demetri aparecia y desaparecia con gusto. Quería a Demetri con todo mi ser; pero también queria a Santiago. Eran dos pilares importantes en mi vida. Ojala pudiese quedarme con los dos, pero sabía que eso era imposible.

Suspire.

Era lo único que pude hacer. Entre dos aguas me encontraba; entre dos aguas realmente dulces.

Levanté mi mirada hacia su rostro, tenía la intención de hablarle, ya que no aguantaba este silencio, pero cuando fui a abrir la boca este se acercó a mi dulcemente. Creo que mi ser me estaba abandonando, ya que tener a un ángel como el ante tus ojos... sentí como mis pulmones trabajaban a mayor; velocidad, y mi corazón bombeaba más sangre de lo normal. Pude ver como en su rostro se formaba una sonrisa dulce y pícara; le gustaba lo que estaba viendo.

Milímetros. Esa era la medida que separaban nuestros labios. 

Nuestros alientos chocaban, nuestras miradas se compenetraban, y lo único que faltaban eran nuestros labios pegados para completar mi mundo. 

Consumido por la angustia este juntó sus labios con los míos. Nuestros labios se movían a la perfección; era una sensación única. Sus besos eran dulces y tiernos; eran como un soplo de aire fresco. Quería tenerle conmigo, quería que ese beso se prolongase hasta el fin de los tiempos. Pude ver como este apartaba tan solo unos milimetros sus labios de los mios; y una sensación de solodedad me invadió, pero al segundo me vi reconfortada; ya que este con un pícaro mordisco mordió mi labio inferior; lo único que pude hacer fue soltar un pequeño gemido de placer. Sabía lo que quería, y yo se lo concedería. Este metió su lengua en mi boca y busco la mía con desesperación. Estas jugaban al compás y al ritmo de nuestros labios. Poco a poco este beso se fue transformando, cada vez era más pasional y atrevido.

Eché la cabeza para atras; deseando que captará mi deseo, y así lo hizo. Dejo mis labios por un momento y se centro en mi cuello.

Gemidos de placer salían de entre mis labios. Santiago. Pero una parte de mi me atormentaba; una parte quería a Demetri.

- Te quiero - dije en un susurro, y dicho esto me aparté de el - te quiero, te quiero... pero todo es tan difícil. Yo; no sé que hacer; no lo sé... lo siento.

Y dicho esto salí del jardín. Aún más confundida que nunca, ¿Demetri? o ¿Santiago?



Capítulo 33: Santiago Capítulo 35: Amarga tortura

 


Capítulos

Capitulo 1: Extraña existencia Capitulo 2: Primeras impresiones Capitulo 3: Todo está perdido Capitulo 4: ¿Alucinaciones? Capitulo 5: Todo por ella Capitulo 6: La gota que colmó el vaso. Capitulo 7: En brazos de otro Capitulo 8: Difícil de explicar Capitulo 9: Diferentes sueños Capitulo 10: Culpabilidad Capitulo 11: Consecuencias Capitulo 12: El no me hace bien Capitulo 13: Simples miradas Capitulo 14: Diversas sensaciones Capitulo 15: Hermanos Capitulo 16: Verdades Capitulo 17: Nada es lo que parece Capitulo 18: Charla pendiente Capitulo 19: Descubrimientos Capitulo 20: El jardín Capitulo 21: ¿Luchar por ella? Capitulo 22: Algo nuevo nació Capitulo 23: Se tu misma Capitulo 24: ¿Por qué? Capitulo 25: ¿Posible solución? Capitulo 26: Fuera de tu alcance Capitulo 27: Las mismas sensaciones Capitulo 28: Confesiones Capitulo 29: Una parte desconocida Capitulo 30: Segundas oportunidades Capitulo 31: Todo estaba planeado Capitulo 32: Por mi misma Capitulo 33: Santiago Capitulo 34: Entre dos aguas Capitulo 35: Amarga tortura Capitulo 36: El comienzo de una historia Capitulo 37: Eterno dilema y algo más Capitulo 38: Después de la dicha vino el dolor Capitulo 39: Tomando forma Capitulo 40: Llegó el olvido Capitulo 41: Todo encaja Capitulo 42: Ojala Capitulo 43: Nada está perdido Capitulo 44: No tan pronto Capitulo 45: Un nuevo trabajo Capitulo 46: Dejando paso a la felicidad Capitulo 47: Mi pasado Capitulo 48: Libertad Capitulo 49: El amargo otoño Capitulo 50: Segunda parte

 


 
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