Bella Swan
"Buenos días, Sra. Swan, Sr. Cullen. ¿Cómo están?"Preguntó dulcemente Angela, nuestra agente inmobiliaria. Esta era la decima vez en estas últimas semanas que habíamos ido a ver una casa. Realmente estábamos comenzando a conocerla. Era bastante agradable y tenía una mirada tranquila.
No es que Edward y yo discutiésemos sobre lo que queríamos o no queríamos en una casa. Teníamos resuelta esa parte. El problema era encontrar una que se ajustara a nosotros perfectamente. Angela era extremadamente comprensiva, sobre todo desde que Edward le dijo que le pagaría por adelantado y que el precio no era un problema y que no lo quería discutir cuando yo estuviese cerca.
"Bien, gracias. Por lo tanto ¿No hay nada nuevo?"Dijo Edward alegremente. Estaba más emocionado que un niño en una tienda de caramelos. Me encantaba su expresión feliz. Me ponía radiante, sinceramente. Casi me sentía como si jugase a ser adulta.
"¡Por supuesto! Tenemos dos que me gustaría enseñaros, si estáis de acuerdo."
Eran menos que los otros días. Creo que habíamos visitado la mitad de las casas que había en venta en Shreveport/Bossier City e incluso algunas pocas de Haughton y Benton. Habíamos pasado por ocho o nueve el mismo día.
"Suena genial."Edward apretó mi mano suavemente mientras el coche arrancaba.
La primera casa a la que fuimos simplemente no me iba. Los techos eran bajos y las habitaciones de formas raras. Además, había ventanas, provocando que la casa pareciese oscura.
"No te gusta."Susurró Edward junto a mi oído. No era una pregunta, era una afirmación. Él podía decir cosas sutiles prestando atención a la tensión de mi cuerpo.
"No, es demasiado oscura."Le contesté. Angela notó nuestra tranquila conversación.
"Mira, me alegro de haber guardado lo mejor para el final. La siguiente se ha puesto a la venta ayer. Creo que la compraran rápidamente. Me parece que es perfecta para ustedes."Nos dijo alegremente mientras cerraba la puerta tras ella.
Durante todo el camino charlamos cómodamente sobre nuestras vidas. Resulta que Angela estaba casada con un diseñador grafico llamado Ben, quien había sido su amor durante la secundaria. Habían estado casados seis años y ahora intentaba quedarse embarazada. Ella ya conocía todos los detalles en lo referente a nosotros y era agradable hablar con alguien que todavía seguía muy enamorada después de haber estado juntos durante diez años.
"Entonces ¿Qué te gustaría tener? ¿Un niño o una niña?"Le pregunté en tono coloquial.
"Siempre he sido partidaria de las niñas."Dijo soltando una risita."No puedo esperar para jugar con las muñecas otra vez."Dijo tímidamente.
"Sabes, yo también. Pero, creo que podemos estar un poco influenciadas. Yo nunca jugaba con muñecas. Siempre prefería ´las cocinitas´ Utilizaba-"Dejé la frase a medias cuando entramos en el camino.
La casa era increíble. Ni demasiado grande ni demasiado pequeña. Era blanca con una terraza que rodeaba toda la casa. En el frente había ventanas panorámicas, con cortinas de encaje. Podía ver un pequeño asiento al otro lado de la ventana. En el porche solo había un par de escalones, no estaba mal.
"¿Qué pasa, amor?"Preguntó Edward cuando salió del coche de Angela.
"Esta casa es preciosa."Dije un poco más fuerte de lo debido.
"¡No puedo esperar para enseñaros el interior!"Dijo Angela emocionada. Me daba la impresión que si ella tuviese el dinero, se compraría esta misma casa.
Tan pronto como abrimos la puerta me quedé anonadada. Los techos abovedados conseguían que pareciese más grande y la luz que entraba por las ventanas lo iluminaba todo. Una chimenea de piedra ocupaba la zona frontal de la sala. Los suelos eran de madera y el sitio entero parecía muy cálido. El comedor podía verse desde la sala de estar. Cuidadosamente solté la mano de Edward mientras me adentraba más.
El comedor tenía aproximadamente la mitad del tamaño que la sala, pero seguía siendo bastante grande. Allí había una vitrina, en la zona más alejada de la habitación. Una gran ventana ocupaba la pared del fondo, donde se podía ver el patio trasero. Me detuve en la ventana y me asomé. Contemplé como el viento soplaba agitanado las pocas hojas que quedaban en el peral.
"¿Ves algo que te guste?"Preguntó Edward acercándose a mí por detrás.
"Hay un peral en el patio trasero."Dije en voz baja. Le cogí de la mano y la apreté dulcemente mientras le llevaba a la habitación de al lado.
Que era la cocina. Era enorme, y me quedaba corta. Tenía un antiguo horno del que me enamoré de forma instantánea. Esperaba que Esme pudiese conseguir uno igual, tal vez hubiese diseñado alguno. Pensé en cuánto costaría y pero no me reñí por desearlo. Complacería a Edward.
Había un espacio para una mesa y la isla estaba en el centro. Las encimeras eran de mármol negro que destacaba con el blanco inmaculado de los armarios. Todo era tan brillante y bonito.
Después visitamos el baño de huéspedes, que era medianamente grande. Había espacio suficiente para que Edward y yo nos moviésemos cómodamente por él. La encimera del lavabo era igual que las de la cocina. El dormitorio de invitados era bastante grande, aunque ni demasiado ni muy poco. Yo ya me estaba imaginando todos los armarios montados y guardando mis libros.
Edward no habló demasiado en todo el rato y me sentí mal por no describirle cada habitación. Simplemente estaba perdía en mis pensamientos. Se las describirá mas tarde. Tenía que decirle que era el sitio perfecto para tener un piano. Sabía que le encantaría.
Para mi sorpresa solté un jadeo cuando entramos en la habitación con la cama de matrimonio. Era enorme, había dos grandes armarios. Me pregunté si el cuarto de baño tendría el triple de tamaño que el de huéspedes. Era tan grande como el cuarto de invitados. En la esquina había una ducha de cristal en la que fácilmente cabrían dos personas, mientras que en la otra esquina había una bañera antigua enorme. Incluso había un tocador, con dos lavabos en él, uno para cada uno.
Me sentí aturdida cuando volví otra vez al dormitorio. Edward charlaba con Angela pero yo no estaba prestando mucha atención.
"Entonces ¿Qué opinas?"Preguntó Angela con una sonrisa en la cara. Ella sabía que yo ya estaba enamorada de la casa y que pelearía por ella con uñas y dientes. Simplemente le regalé una sonrisa y ella rió."Me tomaré eso como que te gusta, entonces."
"Muchísimo."Contesté suspirando.
Su teléfono sonó y espiró un profundo suspiro."Lo siento chicos, dadme un segundo. Necesito coger esta llamada. Echad un vistazo y pensároslo mejor."
Cuando se marchó hacia la sala me acerqué a Edward. Le rodeé el cuello con los brazos. Él besó mis labios con suavidad."¿Te gusta?"
"Quiero vivir aquí, Edward."Dije simplemente.
"Entonces lo haremos."Se inclinó hacia delante y volvió a atrapar mis labios, dándome un impresionante beso. Me levantó del suelo, haciéndonos girar un poco antes de besarme una vez más.
"Lo siento chicos."Sonrió lamentando entrometerse en nuestro momento privado. Edward me posó en el suelo, pero no me soltó."Entonces ¿Qué decís?"
"Nos gustaría hacer una oferta."Sonrió Edward alegremente.
"¡Excelente! ¡Sabia que este sitio era para vosotros! Volvamos a la oficina y empecemos con los tramites."
Edward Cullen
Hicimos una generosa oferta. No habría manera de que no consiguiese esa casa para Bella. Creo que era la primera vez que estaba emocionada porque le comprase algo. Parecía encantada. Podíamos vivir en la cueva de alguna ladera de montaña y siempre que a ella le gustase, a mí también me encantaría.
Una vez que terminamos con parte del papeleo y arreglamos lo que queríamos enseñarles a nuestros abogados para que lo examinasen, Bella nos llevó de vuelta a su apartamento.
"Cuando lleguemos a casa hay que llamar a mi madre de inmediato. Sé que querrá venir a echarle un vistazo."Dije cuando entramos en casa. El lugar parecía estar tranquilo, lo que era bueno. Teníamos cosas de las que hablar.
"No estoy segura de lo que se puede mejorar. Es increíble."Dijo alegremente. Prácticamente estaba vibrando de emoción. Alice era contagiosa.
"Oh, apuesto a que habrá algunas cosas. Sé que quieres algunas estanterías para el estudio y para los enormes armarios del dormitorio. Además, no te olvides de todos los muebles y demás. Ella va a querer ayudarnos con eso. Estoy seguro de que no saldrá durante unas semanas, no hasta que lo haya terminado todo."Le informé. Ya podía oír a mi madre y a Bella repasando todos los detalles con un leve y feliz frenesí."Además, mi madre estaba buscando alguna escusa para venir hasta aquí. No estoy seguro de si mi padre podrá o querrá venir con ella, pero estoy seguro de que al menos nos hará una visita."
"Tienes razón. Tu madre tiene un gusto increíble."Dijo con voz levemente soñadora.
"Hay que hacer una lista de las cosas que necesitamos para la casa nueva. Que van a ser un montón. Ollas, sartenes, cubiertos, platos y tazas para la cocina. Ropa de cama y demás, y también la propia cama. Estoy seguro de que mi madre prestará su ayuda. Probablemente a la larga también quieras a Alice y Rose."
"¿Por qué demonios suena como si fuésemos a gastarnos lo que no está escrito?"Preguntó cuando nos tumbamos en su cama. Era sábado por la tarde y no teníamos otra cosa que hacer.
Me reí entre dientes."Pobre Bella. Si quieres estaré allí para ayudar a reinarlas."
"Sí ¿Pero quién reinará a quien?"Contrarrestó rápidamente.
Me reí y enterré la cara en su cuello, aspirando su dulce aroma."¿Soy tan malo?"
"Simplemente acabas de comprarme una casa sin pensártelo dos veces."
"He comprado una casa para los dos y lo he pensado mucho."Respondí con calma. Se movió para ponerse encima de mí. Su largo cabello me rozó ambos lados de la cara.
"Edward quiero decirte algo pero no quiero que te emociones demasiado ¿De acuerdo?"
"Vale…"Respondí lentamente. No me gustaba el tono de su voz. Era tan serio.
"He estado pensando en eso de que me compres cosas y sin hacer caso en lo referente al dinero que te costaría, o mejor dicho, no me importaba."
Me empecé a reir y ella no parecía muy contenta por mi respuesta."Eso es bueno."
"¿Bueno? ¡Vas a volverme una mimada!"Se quejó.
Me reí más fuerte. ¿Mimada? Tenía que pelearme con ella simplemente para comprar los alimentos, que yo también comía. Me pegó en el hombro."¡Ay! Bella cuando te esté mimando, te lo diré. Confía en mí, no estás lo suficientemente mimada para mi gusto."
"¿Oh, de verdad?"Dijo muy bajito. Agachó la cabeza hasta que su nariz tocó la mía."¡Qué piensas hacer al respecto?"
"Bueno, parece que no vas a dejar que te compre el mundo, que tú te mereces, así que simplemente te malcriaré con atención y cariño."Dije con naturalidad. Me incorporé un poco y le di un beso en la nariz, luego en la barbilla. Ella suspiró contenta.
"Eso me gustaría. Pero, sabes, querría malcriarte de la misma forma a ti también."
"Ya lo haces."Le dije besándola suavemente. Atrapé sus carnosos labios con los míos. Durante un minuto se apoyó contra mi cuerpo, juntando nuestras piernas."Vamos a vivir juntos."Dijo de repente.
"Así es."Contesté. Mientras, jugué a entrelazar mis dedos con los suyos.
"Mi madre se va a volver loca."Dijo, una débil risa llena de tristeza abandonó sus labios. Respiró profundamente, apretando más fuerte el pecho contra el mío.
"Es sorprendente lo diferentes que son las reacciones de los padres de cada uno. Estoy seguro de que tu padre no se emocionará, pero va a aceptarlo. Tu madre querrá asesinarme. Mis pares planificaran la boda y tal vez busquen una guardería."
"¿Guardería?"Dijo con voz ausente.
"Creo que mi madre intentará convencerte de que le des unos sanos y hermosos bebés. Por supuesto, si lo necesitas, la repeleré con un palo. Sé que no estás lista para eso, igual que yo."Le aseguré.
"¿Quieres niños?"
"Yo…"Me detuve un momento y me lo pensé."No lo sé. En realidad nunca he pensado en ello. Ni siquiera pensé en salir con nadie así que lo pasé por alto completamente."
"Edward eres demasiado guapo y demasiado encantador."Dijo con un fuerte suspiro. Sabía que no le gustaba cuando me tiraba por los suelos, pero era como me sentía.
"Para ti, quizás. ¿Bella, recuerdas el primer día que nos vimos? Así era yo antes de conocerte. Es como si me hubiese hecho salir de mi concha. No sabes cuan agradecido estoy por ello."Dije dándole un beso en la cabeza.
"Oh, Edward."Pronunció mi nombre tan suavemente como si solo fuese un soplo de aire. Me pareció que al segundo algo hizo clic en su cabeza."Oye, no has contestado a mi pregunta."
"¿Qué pregunta era?"Dije alzando una ceja.
"Poblar la tierra."
"Oh…"Reí entre dientes por su sarcástica respuesta."Sí, algún día, en un futuro muy lejano. No sé si podría sobrellevarlo, pero me gustaría probar. Hasta entonces, quiero practicar. Mucho."
"¿Qué es exactamente lo que quieres practicar?"
"Lo de hacer bebés. Ya sabes, la practica hace la perfección."
"Edward Cullen, eres un pervertido y un salido bastardo."Se rió.
"¡No lo soy! Esa es una cruel mentira. Creo que debería castigarte por decir esas cosas."Intenté decirlo con cara seria, pero no me salió muy bien.
"Bella se rió tontamente."¿Oh, vas a castigarme, no? ¿Y cómo piensas hacerlo? ¿Dándome unos azotes en el trasero?"
"Creo que esa es una gran idea."Dije dándole la vuelta, obligándola a que se tumbase boca abajo encima de la cama. Me senté a horcajadas sobre ella, con las rodillas a ambos lados de sus muslos. Bella no dejó de reir durante toda la maniobra.
"¡No me des azotes! ¡Te prometo que seré buena! ¡No me pegues, papi!"Gritó entre carcajadas, tratando de escapar de mi peso meneándose.
Me incliné y le mordisqueé el cuello."¿Papi? Creo que me gusta."
"¡Hey, tíos! ¡Están ahí dentro y están siendo traviesos!"Gritó una voz al otro lado de la puerta. Del susto pegué un bote y me caí al suelo.
"¡Maldita sea, Em! ¿No has oído hablar de algo como llamar a la puerta?"Le grité. Me pasé la mano por el pelo, obligándome a tranquilizarme con respiraciones profundas.
"Amigo, la puerta está abierta."Se rió entre dientes.
Finalmente me levanté y me senté en la cama, poniendo las manos en la espalda de Bella. Su cuerpo se sacudía debido a la risa."Oh, dios mío..."Murmuró."¿Te encuentras bien?"
La gruñí por reírse, que para lo único que sirvió fue para que Emmett también estallase en carcajadas. Comencé a reírme yo también, viendo lo cómico de la situación."Sí, solo me duele el trasero, pero estoy bien."Dije sarcásticamente.
"El karma es una mierda."Bufó Emmett.
"¿Qué quieres decir?"Pregunté confuso.
"Intentabas darle unos azotes en el trasero, pero el golpe te lo has llevado tu. ¿No ves que esto es obra del karma?"
Bella comenzó a reírse otra vez. Oí a alguien chasquear la lengua cuando todos comenzaron a reírse como una manada de hienas."Em, deja en paz a Edward."
"Pero Rosie, te lo perdiste. Ella le llamó ´Papi´."Se defendió."Fue gracioso."
"Ves, Bella, esta exactamente la razón por la que me alegro de haber comprado una casa."Me incliné junto el oído de Bella y diciendo eso en un susurro audible.
"¿Habéis encontrado una casa?"Preguntó Rosalie suavemente. Oí el crujido de la cama por el movimiento entusiasta de Bella, que se sentó rápidamente.
"¡Sí! Es tan hermosa. Hicimos una oferta hoy mismo."Dijo alegremente, de su voz manaba felicidad. Le rodeé la cintura con los brazos y besé su cuello con suavidad.
"Maldita sea, Emmett. Mi mejor amiga se casa y mi otra mejor amiga se va a vivir con su novio ¿Ves algo que esté mal en este cuadro?"Siseó Rosalie.
"Edward, me haces quedar mal."Murmuró Emmett.
"Tio, a ti podría hacerte quedar mal un hombre ciego, sordo, mudo, con los dos brazos atados a la espalda y faltándole una pierna."Se rió Jasper, llenado el silencio.
Bella y Rose rieron. Jasper se rió entre dientes dándome unas palmaditas en el hombro. Emmett no dijo nada durante unos minutos, hasta que las chicas pudieron controlar sus risas.
"Y, yo vengo aquí para averiguar qué tipo de comida llevareis para mi fiesta y vosotros os burláis de mi. Muy bonito."
"Es la fiesta de tu padre y no te hagas la víctima."Alice aportó su opinión, completando el grupo.
Noté que la cama se movía y un fuerte bufido enfurruñado."¡Suéltame! ¡Bien! Entendido. Estoy bueno y soy sexy y nadie puede resistirse a mí."Dijo resollando, las chicas se rieron con ganas.
"¿Qué acaba de pasar?"Le susurré a Jasper.
"No tengo la menor idea, pero ha sido extraño y antinatural."Contestó.
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