Gianna. El dulce despertar

Autor: CarolCullen
Género: Romance
Fecha Creación: 23/12/2010
Fecha Actualización: 07/03/2011
Finalizado: SI
Votos: 57
Comentarios: 207
Visitas: 168889
Capítulos: 50

TERMINADO

 


 

Cuadré los hombros y fui a enfrentarme con mi suerte; ¿vida o muerte? simplemente me daba igual; yo ya no era nada sin su amor; yo le queria más que a mi propia vida y el se fue; dejandome en la penumbra. 

El me prometió tantas cosas; me dijo que me queria, que yo era su existencia, que no se explicaba como un demonio como el había encontrado a un ángel como yo... y a decir verdad yo me lo creí; estaba ilusionada, por primera vez me sentía querida, pero por un simple accidente se fue.

Yo solo quería despertar de este largo sueño, en el cual me creí que un ser tan hermoso, un arcángel como el se enamoro de una simple humana como yo.

 

 

 

Bueno chicas; aquí tenéis un nuevo fic.

Este fic va sobre Los Vulturis, mi familia favorita; y sobre todo va de una persona en especial; la cual no se la ha dado mucha importancia. Gianna (la recepcionista de Los Vulturis) 

Ya se que en Amanecer dan a entender que ella ya no esta presente, es decir que la aniquilaron, pero yo queria darla otro final, un final ''feliz'', aunque eso no quiere decir que la transformé...

En fin no voy a dar más detalles; solo quiero que sepáis que esta historia estará llena de pasión, amor, drama, lucha; en fin de todo un poco.

Espero que os guste esta nueva historia y me gustaría saber vuestra opinión; espero sus comentarios y sus votos. Gracias.

- CarolCullen.

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Capítulo 33: Santiago

Pov Gianna.

 Un viento frío hizo que despertase. Este viento me hizo estremecer; intente darme calor a mi misma, rodeándome con mis propios brazos pero en cuanto estos  tocaron mi piel una fuerte descarga me echó para atrás haciendo que cayera al suelo. ¿A que venía esto? Me incorporé con delicadeza, ya que me dolía todo el cuerpo, y no era por la caída. Algo dentro de mí me estaba destrozando.
Con un breve jadeo de dolor levante la vista al cielo. Un día nublado y a decir verdad muy feo. Miles de nubes oscuras, negras acechaban el cielo, las cuales estás traerían una fuerte tormenta. Tenía que resguardarme del frío; no sabía donde estaba, mire a mi alrededor y me di cuenta de que estaba en un inmenso bosque.

- Perfecto, estoy perdida – dije en un susurro
                                                                                                                                                 
Caminé sin un rumbo fijo por el bosque; presentía que no había manera de salir de este. Dolorida seguí caminando; buscando por lo menos un refugio en el cual resguardarme de la lluvia, pero en esos instante comprobé como la hilera de árboles dejaban paso a un pequeño claro. Había algo de ese claro que me llamaba la atención. Intente caminar más deprisa; la distancia que me separaba de ese claro se acortaba cada vez más pero en mi iba aumentando mi dolor.
En ese momento cuando ya casi iba a llegar al claro escuché una voz que procedía de este. Una voz por la que yo daría mi vida. La de Demetri. Su hermosa figura estaba en medio del claro, pero había alguien más con el… me escondí entre varios árboles para ver esa escena con mayor nitidez y para esconderme de ellos, aunque seguramente ya me habrían sentido.
Me di cuenta que junto a Demetri había una sombra oscura. En ese momento sentí como mi corazón bombeaba más sangre y que mis pulmones trabajaban a mayor velocidad.

- Tu juego se acabó Demetri. No podrás volver con Gianna; la perdiste por un estúpido plan. Sabías que la tenías en la palma de tu mano, ¿Cuántas veces me contaste eso? Muchas. Presumías que tú eras el único que había logrado conquistarla y de repente ella se fue de tu lado. Al idear ese plan la fastidiaste; si tan solo… - y la voz de esta sombra se perdió. Había algo raro en ella, algo que me hacía enloquecer, pero no conseguía reconocerla

- ¿Hubiese hecho como tu? Eso es lo que me quieres decir. Que me quedase hay parado, esperando a que ella llegase a mi. Yo lo intenté, y lo seguiré intentando. La quiero, ella es mi existencia; y sabes que lucharé por ella hasta el final.

- Demetri tu ya no vas a intentar nada, ya que ella se olvidó de ti. Esta harta de tus desprecios y de tus mentiras. Dala tiempo y ya verás como ella se dará cuenta de mis sentimientos, de lo que siento por ella. Yo estaré dispuesto a quererla cada día y demostrarle mi verdadero amor, no seré como tu…

- No la tocarás – y del pecho de Demetri nació un gruñido aterrador – juro por lo más sagrado que no la tocarás.

 Y Demetri se abalanzó contra la sombra. Del pecho de este nació también un fuerte gruñido. 
Y en ese momento se inició una pelea. Eran como dos montañas que chocaban entre sí. A duras penas podía ver a aquellas dos figuras que se estaban peleando. Ya que el cielo se estaba poniendo más feo.
Dolor, dolor y dolor. Eso era lo que sentía mi corazón.
Asustada entre los árboles, indecisa y llena de culpabilidad. Esa era yo. Gianna. La que acababa de descubrir que Demetri la seguía amando y que aquella figura, aquella sombra… ¿también la quería? Si, podía afirmar que aquella sombra me quería. Ya que sus palabras, como me defendía… todo lo que había demostrado en esos instantes era amor.
 Demetri se alejo de la sombra y en un segundo; demasiado rápido para mis ojos humanos se encontró detrás de la sombra, esta silueta oscura se dio vuelta para enfrentarlo pero Demetri voló sobre este y lo atacó por la espalda; lo cual hizo que cayese contra unos troncos caídos en el medio del claro. Demetri a gran velocidad fue hasta el y se puso encima de el; intentando arrancarle la cabeza. En ese momento sentí como mi mente se nublaba ante tal imagen, el inmenso dolor me cegaba por completo. Sentía como todos mis sentidos me abandonaban y me dejaban sola en la oscuridad. No podía consentir eso; no conocía a esa silueta a primera vista, pero mi corazón si la conocía.  Y justo cuando iba a gritar de dolor pude comprobar como la sombra se quitaba de encima a Demetri, algo que me reconfortó; pero enseguida el dolor vino de nuevo a mí, ya que la sombra se abalanzaba contra Demetri, el golpe fue tal que Demetri fue a parar a una hilera de árboles, los cuales cayeron al suelo.
No, no y no; esta imagen no la podía tolerar. Mi corazón latía lento, pesado, mi ser se me iba de las manos, como me desgarraba el alma por completo.
Y de pronto mis piernas cedieron y caía al suelo abatida.
Me estaban desgarrando el corazón; sentía como me lo partían por la mitad. Una parte pertenecía a Demetri, y otra; ¿a quien?
Entre jadeos me incorporé; tenía que hacer algo; no podía consentir que esto ocurriese; nadie tenía que luchar por mi nadie.
Ninguno de los dos sintió mi presencia.
Miles de lágrimas caían en cascada por mis mejillas. Me sentía impotente ya que no podía hacer nada. Solo podía gritar de dolor.

- ¡Basta! – conseguí decir en un jadeo - ¡Basta ya! Dejar de luchar por mí

Ninguno de los dos se detuvo ante mi grito.

- ¿Es que no lo entendéis? Dejarlo ya. No quiero que os peléis por mí, no quiero sufrir; no quiero… - y mis palabras las secundó un fuerte trueno, seguido por una fina lluvia.

Y de nuevo hablaba a la nada; los dos seguían peleando. Pude ver como en un choque entre los dos estos salieron disparados a doscientos metros. Esta era mi oportunidad. Me coloqué en mitad, justo donde se irían a encontrar; tenía que impedirlo. Extendí mis brazos a cada lado, con las palmas mirando al frente. Un suave viento chocó contra mi rostro; sabía que en un segundo estarían aquí. De mi garganta salió el más poderoso de los gritos.

- ¡OS JURO QUE COMO NO PARÉIS CON ESTA LUCHA ME QUITO LA VIDA AQUÍ MISMO!

- ¿Gianna? – preguntaron los dos al unísono

- Basta ya de tanta lucha; basta ya de luchar por mí.

Pero Demetri no me hizo caso; me esquivo y se abalanzó contra Santiago… espera un momento, ¿Santiago? ¿Había dicho yo ese nombre?

- No Gianna – alcancé a escuchar a Santiago

Y todo se volvió negro.

Desperté agitada y perturbada. Podía sentir como miles de escalofríos recorrían mi cuerpo. Ese sueño había sido tan real, tan… no había palabras para describirle. Por inercia lleve mi mano a mi pecho, justamente donde se encontraba mi corazón, y cuando lo hice aparte la mano rápidamente, ya que una corriente eléctrica me caló hasta los huesos. Sentía como mi corazón estaba roto en dos pedazos.
Me levante torpemente de la cama; tenía que hacer algo, pero no sabía el que.
Esperaba sentir la caída contra el suelo, pero sin embargo, lo que sentí fueron unos fríos brazos a mi alrededor.

- ¿Siempre te levantas de esta manera? – preguntó Alec burlón

Este enseguida se puso serio cuando vio que mi rostro no optaba por ninguna expresión.

- ¿Qué es lo que ocurre? ¿Qué soñaste? – preguntó mientras colocaba unos mechones detrás de mi oreja

- Santiago – dije tajante. No hacía falta que le explicara a que venía su nombre, este lo entendía perfectamente

Alec no contestó ante mi respuesta, lo único que hizo fue asentir.

 


NOTA:
Solo puedo decir una cosa.
Gracias fla90_laboka :)

Capítulo 32: Por mi misma Capítulo 34: Entre dos aguas

 


Capítulos

Capitulo 1: Extraña existencia Capitulo 2: Primeras impresiones Capitulo 3: Todo está perdido Capitulo 4: ¿Alucinaciones? Capitulo 5: Todo por ella Capitulo 6: La gota que colmó el vaso. Capitulo 7: En brazos de otro Capitulo 8: Difícil de explicar Capitulo 9: Diferentes sueños Capitulo 10: Culpabilidad Capitulo 11: Consecuencias Capitulo 12: El no me hace bien Capitulo 13: Simples miradas Capitulo 14: Diversas sensaciones Capitulo 15: Hermanos Capitulo 16: Verdades Capitulo 17: Nada es lo que parece Capitulo 18: Charla pendiente Capitulo 19: Descubrimientos Capitulo 20: El jardín Capitulo 21: ¿Luchar por ella? Capitulo 22: Algo nuevo nació Capitulo 23: Se tu misma Capitulo 24: ¿Por qué? Capitulo 25: ¿Posible solución? Capitulo 26: Fuera de tu alcance Capitulo 27: Las mismas sensaciones Capitulo 28: Confesiones Capitulo 29: Una parte desconocida Capitulo 30: Segundas oportunidades Capitulo 31: Todo estaba planeado Capitulo 32: Por mi misma Capitulo 33: Santiago Capitulo 34: Entre dos aguas Capitulo 35: Amarga tortura Capitulo 36: El comienzo de una historia Capitulo 37: Eterno dilema y algo más Capitulo 38: Después de la dicha vino el dolor Capitulo 39: Tomando forma Capitulo 40: Llegó el olvido Capitulo 41: Todo encaja Capitulo 42: Ojala Capitulo 43: Nada está perdido Capitulo 44: No tan pronto Capitulo 45: Un nuevo trabajo Capitulo 46: Dejando paso a la felicidad Capitulo 47: Mi pasado Capitulo 48: Libertad Capitulo 49: El amargo otoño Capitulo 50: Segunda parte

 


 
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