Me detuve frente la casa Newton, Bella me esperaba en el porche y podía sentir el efluvio de Kevin en la sala. Incluso escuchar sus pasos de un lado a otro.
Era sábado en la tarde, por lo que yo pasaría en la casa de Bella hasta que ella estuviera muerta de sueño y Kevin y yo decidiéramos dejarla sola. Cada uno tomando rumbo a su casa, no sin antes de un par de miradas reprobatorias. Luego yo me escabulliría hasta su habitación para verla dormir y regresar a mi casa cuando el solo saliese.
Me bajé y Bella caminó hasta mí sonriéndome tímidamente.
-Buenos días –le saludé.
-Buenos días, Edward –respondió, haciéndome pasar dentro.
-¿Cómo durmieron? –me había acostumbrado al plural.
-Bien, ambas –se sentó en el sofá. Kevin subió las escaleras, lo escuché tirarse sobre la cama de Bella.
-¿Qué tiene hoy? –pregunté al sentarme al lado de ella.
-No lo sé –suspiró.
-¿Cómo están? –ella suspiró.
-Bien, solo estamos un poco cansadas –afirmó jugando con sus manos, recostándose en el sofá. Hice lo mismo cruzando los brazos.
-Nessie quería venir hoy, pero Jacob la llevó de casa –comenté, a sabiendas que Bella querría saber de su hija. No habíamos tocado mucho el tema de nuestro bebé, pero yo sabía que a ella no se le olvidaba.
-¿Ya no le incomoda? Me refiero a Jacob –miré de reojo a Bella tratando de pasar desapercibido que su interés no era dramatizado.
-No, se ha acostumbrado. Incluso disfruta de ver a Nessie corriendo detrás de un ciervo, aunque igual que a mí le inquieta verla con un puma –me reí. Ella no se rió pero esbozó una sonrisa. ¿Podría recordarlo? ¿O sería una reacción dramatizada? ¿Bella le estaba diciendo?
-¿Y Alice? No vino durante la semana –comentó, subiendo sus pies al sofá, acomodándose.
-¿No te acuerdas que día es hoy? –le dije asombrado. Ella frunció el ceño. De pronto abrió los ojos asombrado, llevándose la mano a la boca sonrojándose.
-Oh, por Dios –me reí sonoramente, sin abandonar mi postura -¡Mañana es tu cumpleaños! –Gritó poniéndose las manos en el rostro -¿Cómo se te pudo olvidar a ti? –Se dijo a sí misma, mi risa subió de tono -¡No me vengas con eso! –gritó sonriendo de lado.
-Déjame adivinar, discuten –apunté. Ella sonrió y se acostó otra vez, sin quitar esa expresión atormentada.
-Sí, se supone que ella me recuerde esas cosas, ¿cómo lo sé yo? Se escuda en que yo controlo el cuerpo, que ella no puede adivinar la fecha sin que yo se la diga, ¡pero ella es Bella Cullen! Debería tener presente la fecha de cumpleaños de su esposo –alguien arriba bufó.
La alegría se escapó de nuestras expresiones.
-No cree que pueda cumplir años –expliqué mirando hacia mis rodillas.
-Swan y yo sí lo creemos, él que se aguante –bufó también, un poco alto, mirando hacia la escalera. Sonreí.
-¿Y? ¿Qué me van a regalar? –la miré directo a los ojos. Su expresión se tornó divertida por un segundo, pero luego pasó a sombría. Evadiendo mis ojos -¿Qué ocurre? –susurré. Ella no me miró.
-Esto… Kevin debe tener hambre –dijo levantándose. La seguí, poniéndome tenso en cuanto Kevin entró en la cocina.
-Sí, gracias –respondió sonriéndole a Bella, tomando asiento en una de las sillas de la cocina. Me senté enfrente de él, mirándolo fijamente.
-¿Qué quieres? –preguntó Bella ajena al hecho. Ninguno de los dos volteamos el rostro ni desviamos la mirada.
- Lo que tú me quieras dar –me alzó una ceja y yo fruncí el ceño.
-Uhm, hay pan, tostadas, un pastel de manzana –decía mientras yo quería matar con la mirada al brujo delante de mí.
-Lo que quieras, Bella –envolvió el nombre en una melodía justo para ver mi reacción, y cómo no, la obtuvo.
-Vale –respondió ella sacando el pastel de la nevera y poniéndolo en un plato.
Cuando se volteó se nos quedó mirando y suspiró, poniendo el plato frente Kevin. Se fue a la sala para traer una silla, pero me levanté trayéndola yo.
-Siéntate, Bella –le indiqué mientras me levantaba ella me sonrió.
-Déjenlo ya, por favor –pidió ella mientras se sentaba y subía las piernas nuevamente.
-No sé de lo que hablas –dijo Kevin antes de llenar su boca, ella solo rió.
-¿Vas a ir mañana a la casa? –pregunté mirándola únicamente a ella.
-No.
-Sí –respondió Bella, dándole una mirada furiosa a Kevin. Sonreí para mí mismo. Me miró tratando de sonreír –Sí, voy a ir. ¿A qué hora?
-Alice dijo que a eso de las tres de la tarde empezará “el festín” –hice las comillas en el aire.
-Bueno –asintió.
-No vas a ir –replicó Kevin como si dijera que el agua mojaba. Lo miré, corrijo, lo miramos.
-¿Qué? –Bella se estaba conteniendo, lo sabía.
-Yo no puedo ir, no puedo cuidarte allá, no vas a ir –explicó. Me controlé a mi mismo para no partirle la cara.
-Tú no me mandas, Kevin. Yo me puedo cuidar sola –refutó cruzándose de brazos. Suspiré y me levanté de la mesa.
-Nos vemos mañana, Bella. El ambiente está embrujado –dije dándole un beso en la frente. Vi ambas emociones. Rabia y dolor, en los ojos chocolate que me miraban. Lo dudé por un momento, pero no podía quedarme. Le arrancaría la cabeza al brujo este.
-Pero Edward, acabas de llegar –casi pidió. Le sonreí. Ella se levantó acompañándome a la puerta.
-Nos vemos mañana, a solas –expliqué.
-Lo lamento por él, pero te prometo que llego mañana a tu casa a las tres. Swan recuerda el camino, ella me guiará. ¿Está bien? Perdónalo, solo está… -la interrumpí.
-Celoso –dije sonriendo intentando no gruñir. Ella abrió la boca, para cerrarla y tragar. Sonrojándose.
-Estaré en tu casa –afirmó antes que yo me volteara.
Bella POV.
-¡¿Quién te crees?! –le grité a Kevin caminando con pasos fuertes hasta la cocina, para verlo comiendo tranquilamente. Me quedé frente a él de brazos cruzados irradiando ira, mientras él terminó su comida.
-No vas a ningún lado –dijo colocando la losa en el fregadero.
-No tienes voto en esa decisión, es mi vida y mi tiempo –sentía a Swan ahí, apoyándome en silencio.
-Bella, no te puedo cuidar allí, porque yo no puedo llegar a esa casa llena de vampiros. Así que no vas a ir a ningún lado –dijo caminando hasta la sala. Solo me enfurecí más, sentí una marca posarse sobre mi muñeca izquierda, pero no le presté atención.
-Lárgate de mi casa, Kevin –pedí cerrando los ojos tratando de tranquilizarme.
-¡Bella! Entiéndeme bien, quieras o no, te voy a proteger, incluso de ti misma –dijo mirándome a los ojos, tranquilamente, acercándose. Me puso las manos en las mejillas respirando sobre mi nariz –. Solo quiero cuidarte, ¿no lo ves? Me muero si te pasa algo –mis mejillas se llenaron de sangre, haciéndome acelerar la respiración.
Yo bien sabía de los sentimientos de Kevin hacia mí, pero nunca los había expresado en voz alta. ¿Qué debía hacer?
<<Patéalo, por atrevido>> sugirió Swan.
<<Pero… pero es Kevin>> le recordé.
<< ¡Por eso! >> recriminó << ¿O es que quieres que te bese? ¿No te importa Edward?>> casi me gritó.
-Bella, olvida a Swan por un segundo –me pidió, buscando mi mirada –Yo me muero sin ti, ¿me entiendes? Escúchame bien, me muero. No sabes lo que sufro teniéndolo aquí todos los días, pudiéndote hacer daño diariamente. Dejarte sola en su casa será un tormento para mí, no lo voy a soportar –sonreí tiernamente, poniendo mis palmas en sus mejillas a mi vez.
-No me va a pasar nada, tonto. Sé en lo que me meto, es Edward. Es Alice, es Nessie –dije el último nombre negando con la cabeza –No me va a pasar nada.
-No lo entiendes, ¿cierto? –bajó las manos suspirando, triste. No quité las mías, manteniéndolo a la misma distancia.
<< ¡Suéltalo! >> Me gritó Swan.
-No te preocupes por mí, te prometo que voy a estar bien –le pedí. Él asintió sin estar seguro. Besé la punta de su nariz. Pero él se movió más rápido.
Atrapando sus labios con los míos.
Moviéndolos en un movimiento tranquilo, amoroso. No lo pude seguir. Me quedé paralizada.
<< ¡Suéltanos, idiota! ¡As Algo, Newton! ¡Suéltanos, asqueroso, hijo de…!>> la imagen de Kevin en el suelo retorciéndose del dolor una patada algo dolorosa en sus partes nobles inundó mi mente, haciéndome jadear.
Kevin se alejó, sonrojado, con los labios entreabiertos.
-Lo siento, Bella, lo siento, yo no quise –se alejó dos pasos tomando su cabello entre sus dedos. Asentí lentamente, todavía con la imagen desagradable en la cabeza.
<< ¡¿Cómo se atrevió?! ¡Yo estoy aquí, pedazo de imbécil! >> renegaba Swan. Sacudí la cabeza, envolviendo mi cuerpo.
<<Cálmate, no nos está tocando ya>> intenté tranquilizarla, recordando la textura de aquellos labios sobre los míos.
-¿Bella? Está furiosa conmigo, ¿no es así? –Asentí ausente –Bella, perdóname. Mira te voy a ser sincero –alcé mi mano haciendo que se detuviera, aturdida por las palabras de Swan y el beso de Kevin.
-No quiero escucharlo, ¿puedes dejarme sola, por favor? –mi voz era un susurro.
-yo… -lo interrumpí.
-Por favor, Kevin. Hablaremos después.
-Está bien –dijo caminando como condenado hacia la puerta.
-¿Y Kevin? –él se giró pero yo no.
-No vengas mañana, tengo un compromiso en la tarde –le recordé. Sentí la soledad al tiempo que sentía ganas de vomitar por tantas emociones.
<< ¡¿De verdad no sabe que estoy aquí?! >> repitió Swan por enésima vez.
<<Déjame pensar>> le recriminé subiendo a mi cuarto, tirándome en la cama.
<<Es que es inaudito, se olvidó de mi presencia. ¿Por qué no lo abofeteaste? ¿Acaso te gusta? Oh, por Dios, Newton, ¡Te gusta! >> estaba tranquilizándose. Me sonrojé y oculté el rostro en mis manos.
<<No lo sé>> admití.
<<Te gusta, te gusta mucho. Pensé… yo pensé que tú>> se calló.
<< ¿Qué? Dilo>>
<<Pensé que compartías un poco mis sentimientos hacia Edward, ¿me equivoqué?>>
<<No sé que responderte>> confesé.
Me quité las botas a punta pies, y solté mi cabello para moverlo sobre mis hombros, tranquilizándome.
<< ¿Te gusta Kevin? >> Esta vez no fue una acusación, en serio estaba interesada en la respuesta.
<<No lo sé >>
<< Te gusta Edward, ¿no es cierto? Eso es normal… o tal vez sea mi cuerpo, ¿no crees?>> Miré hacia la ventana entreabierta, suspirando.
<< ¿Qué quieres que te responda, Swan? ¿Qué soy inmune a todo lo que tú sientes cuando él nos toca? ¿Cuándo pone su mano sobre nuestra mejilla y besa nuestra frente? Pues no, no soy inmune, ¿contenta? Pero ¡Yo qué sé si es por mí o por ti! Si tú te salieras de este cuerpo, ¿sentiría yo lo mismo por Edward? >> resoplé. Ella se quedó en silencio un segundo, no entendía qué tanto podía afectarme ella a mí. Era una vocecita en mi cabeza todo el tiempo, un segundo pensamiento que aunque yo no emitiera yo sentía, como si fuera mío.
<< Eso quiere decir que mientras permanezcamos juntas aquí dentro, ambas amaremos a Edward…>> susurró, un poco, debo admitir, asustada.
<<No, no. El amor es exclusivamente tuyo>> intenté convencerme, pero ninguna de las dos quedó satisfecha.
<< ¿Y Kevin?>> preguntó cautelosamente.
<< ¡Eso no lo entiendo! Supongo que… que no es me indiferente, es bonito, tierno, amoroso, me cuida, me hace sentir segura y yo le gusto a él. ¿Pero y tú?>> ella se asombró que me preocupara por ella, pero ¿cómo no hacerlo si era lo más parecido a una hermana que yo tenía?
El silencio se extendió en la inmensidad del tiempo, hasta que Swan saltó en mi mente.
<< ¡Mañana cumple Edward! >> Me gritó, me senté en la cama contrariada.
<< ¿Qué le vamos a regalar? >>
<< No lo sé>> dijo repentinamente triste. La única cosa que ella quería regalarle era la única cosa que yo no podía permitir.
<< ¿Qué le gusta?>>pregunté suavemente.
<<El azul, sobre todo en mí>> se rió y yo con ella <<El último cumpleaños que compartí con él le prometí que le daría la última copia de su libro preferido>> recordó. Salté de la cama para bañarme y cambiarme, tomé el bolso pequeño y la billetera de mi mochila del colegio, y me encaminé hasta el camión.
Era sábado en la tarde, por lo que los almacenes estaban repletos de adolescentes. Recorrí varias tiendas en Port Angels antes de encontrar la librería que Swan recordaba.
Encontré el libro, y lo pagué. También conseguí un pedazo de papel de regalo en unas tiendas alrededor. Escribí con letra temblorosa una dedicatoria en la primera página del libro.
<< ¡Así no! ¡Quedará mal cortado! >> Me gritaba Swan mientras yo recortaba para envolver el libro. Por fin pude envolverlo de tal manera que a ambas nos gustaba.
Me volví a bañar, poniéndome el pijama, dándome cuenta que eran cerca de las seis y media de la tarde todavía. Preparé una comida rápida y cuando estaba por sentarme a la mesa, el timbre sonó.
-¡Nessie! –grité asombrada y algo contenta. Con el eco del entusiasmo dentro de mi cabeza.
-Hola, Bella –me saludó sonriente, pasando dentro cuando yo le di espacio. Venía seguida de Jacob.
-Edward me dijo que la habías llevado de casa –le dije a Jacob cuando me dio un beso en la mejilla.
-Sí, pero esta chiquilla quería estar de regreso para mañana… y tiene que descansar de todas maneras –explicó. Cerré la puerta y les indiqué que pasaran a la sala.
-Sí, mañana cumple Edward, ¿no es así? –pregunté mientras me sentaba frente ellos. Se miraron y luego asintieron -¿Por eso han venido?
Nessie carraspeó.
-Yo no sabía si estabas enterada, pero veo que mamá no se olvidó –me sonrojé, Swan lo hizo también.
-De hecho, Edward me lo recordó cuando estuvo aquí en la tarde. Swan y yo hemos discutido porque ella debería recordarlo –me reí y ellos me siguieron. Jacob aplastó un huevo en su frente imaginativamente.
-Es tan típico de Bells –susurró.
-Entonces… ¿vas a ir? Me refiero a que, no es tu obligación y no tienes porque ir si no quieres, no es como si a papá le molestara que no fueras. Pero quería venir a decirte… -la interrumpí alzando mi mano.
-Claro que voy, Ness. Edward me ha invitado al “festín” –hice las comillas tal como él –en su casa, estaré allá antes de tres de la tarde, si es que a Swan no se le ha olvidado el camino.
Nessie me miró asombrada con la sonrisa pintada en el rostro, en cambio Jacob me miró confundido.
-¿A ti no te molesta? –inquirió. Lo pensé durante un momento.
-No, Jacob. Eso hará feliz a Edward, y eso me hace feliz a mí.
-¿Y…Kevin? –preguntó Nessie mirando repentinamente hacia atrás.
-Oh –trastabillé con las palabras –él y yo pues, él no estaba muy contento con mi decisión de ir, así que hemos… discutido un poco –expliqué sin mirarlos a los ojos.
-¿De verdad? –ahora Jacob me sorprendía a mí, ¿Por qué estaba tan asombrado?
-Sí –dije con algo de fastidio –Yo estaba por comer, ¿quieren un poco?
Jacob asintió y Ness negó con la cabeza palmeándose el estomago, me levanté sonriendo y caminé con ellos hasta la cocina.
Se fueron cerca de las siete y media de la tarde después que Jacob se comiera dos platos más y le diera a Nessie medio. Hablamos del colegio, de los amigos de Nessie, de la tribu de Jacob, los quileute, y muchas cosas más.
-¡No tengo nada! –grité al viento tirando a mis espaldas una blusa rosada algo desastrosa.
<<Tendremos que ir a comprar algo>> se quejó Bella.
<<Pero no tengo dinero>> me quejé a mi vez, sentándome en la cama de brazos cruzados.
<< ¿Qué hacemos? >> suspiró cuando me tiré en el colchón. Era la una de la tarde, estaba envuelta en una toalla con el cabello húmedo pero desenredado. Sentí el timbre, y me asusté.
Bajé corriendo, aún en toalla y me apoyé en la madera.
-¿Quién es? –susurré.
-Abre, Bella, soy Alice –dijo esa voz cantarina. Abrí sonriente y la dejé pasar.
-No sabía que ibas a venir, me estoy cambiando –hice una mueca al final. Ella sonrió y se encaminó a mi cuarto con una caja -¿Esa caja es del cumpleaños de Edward? –pregunté siguiéndola.
-No –dijo cual niña pequeña que quiere que adivinen.
-¿Qué es, Alice?
<<Una muda de ropa para nosotras>> dijo Bella. Abrí la boca al tiempo que los ojos cuando entré en mi cuarto, siguiendo a un duende que dejaba la caja sobre mi cama.
-Dime que no es lo que piensa Swan –murmuré.
-OH, sí, ella me conoce mucho –dijo poniendo sus manitas juntas y poniéndose de puntillas.
Me sonrojé me acerqué a la caja. Destapandola.
-Muchas gracias, Alice. Te debo una, no tenía nada que ponerme -dije mientras sacaba de la caja un jean ajustado totalmente negro y una blusa amarilla que se adhería a la piel.
-No tienes derecho a decir nada –dijo Alice cruzándose de brazos.
-Pero…
-Estás hablando –me advirtió.
<<Es inútil, terminaremos poniéndolo encima, así que dale gusto>> pidió Bella entre cansada y risueña.
-Está bien –cuchicheé quitándome la toalla ya que llevaba ropa interior. Me coloqué la ropa peleando un poco en el proceso, ya que era extremadamente ajustado. Alice dio un gritito de felicidad cuando me volteé hacia ella haciendo posecitas.
-¡Te queda perfecto! Ahora el maquillaje y los zapatos, el bolso, ¡que genial! –Swan estaba más callada que de costumbre cuando Alice venía.
<< ¿Qué tienes?>> pregunté mientras me sentaba frente el tocador, viendo a Alice encender mi secador de cabello.
<<Nada>>
<<Dime>>
<<No>> busqué en sus pensamientos.
<< ¡Oh, Swan! Ella lo hace por ti, no por mí. Quiere que Edward nos vea bonitas>> le dije riéndome.
-¿Qué es gracioso? –dijo Alice mientras estiraba un mechón.
-Tu amiga –respondí.
-Mínimo no quiere esto, pero ¡te aguantas, Bella! Sabes que no es la primera vez, y no será la última –dijo riendo.
<< ¿Ves?>> le reté. Ella bufó.
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