Disculpen la tardanza, no estoy pasando por un buen momento, pero espero de corazón que les guste y háganlo saber por medio de los comentarios, realmente los ansío leer.
Dedico este epílogo a mi hermanita Silmo, gracias por tu apoyo, siempre estás en el momento justo y a los que se animaron a contar: KDEKRIZIA, SWIFT, KRISTY_87, ANONIMO, ORPHA, ISABELLA_256, CULLENCITO, ODET_SWAN, 0000, PETTI, LOLOCULLEN, JESK, JAZ_CULLEN, LUCECIITA89, SILMO, S, ISAKRISTEN.
Edward POV
Llegué al departamento cansado de tanto trabajo pero ansioso de disfrutar de Bella, parado frente a la puerta del 207 rebuscaba entre todos los bolsillos donde había dejado mi llave, resignado de que estuviera en alguna parte del fondo de mi portafolio toqué timbre, no podía esperar por nuestro encuentro, sabía que Bella ya había llegado y me estaría esperando.
Dos años habían pasado desde que me presenté a su puerta pidiendo una taza de azúcar y aún seguíamos disfrutando del otro con la misma intensidad que la primera noche.
No lograba escuchar nada y a la vez era un silencio extraño, ¿que estaría pasando?, por un momento me recorrió el cuerpo una especie de escalofrío, volví a revivir lo sucedido con Jessica al encontrarla con Mike, solo que en esta oportunidad dolería muchísimo si Bella me estuviera engañando, demasiado ya que había descubierto que era la mujer perfecta para mí y la amaba con todo mi ser.
No tuve que pasar mucho tiempo con mis cavilaciones que estaban estrujando el corazón, Bella abrió la puerta de par en par como lo hacía siempre y al darse cuenta de quién se trataba saltó a mis brazos besándome con desesperación, enredó sus piernas en mis caderas y así ingresamos al departamento, siempre eran de esta forma sus recibimientos y juro que no me cansaban en lo absoluto.
Traía puesto un vestido blanco que la hacía ver como una reina, una princesa, un ángel, estaba completamente enamorado de ella y sabía que ella de mí, desde que nos encontramos compartiendo lo más íntimo sin saber quién era la otra persona.
Apenas se apartó de mi boca, escuché aplausos y un.-¡¡¡¡SORPRESA!!!!-de muchas personas, no entendía nada, ¿que estaría pasando? para que estuvieran en nuestra casa tanta gente, después de todo mi presentimiento de que pasaba algo era correcto.
La bajé lentamente y comencé a saludar a cada uno de los presentes, lo que más me desconcentraba era que estaba toda mi familia y toda la familia de Bella así como los amigos y conocidos, ¿porque?, no entendía, mentalmente revisé la fecha, pero no coincidía con cumpleaños o aniversarios, ¿que estaría pasando por alto?.
-mi amor no entiendo nada.-le dije apretando un poco más su mano que nunca se soltó de la mía, sonreía tan extremadamente bonita que encandilaba.
-tranquilo amor, con mis nervios en este momento alcanza.
-¿porque estás nerviosa?, ¿que sucede Bella?.-seguía desconcertado, pero a la vez no quería que supieran los invitados que estaba así, necesitaba saber lo que sucedía disimuladamente por las dudas de que fuera el culpable del olvido.
No me contestó, miró a Rose y le habló.-Rose encárgate de la música, Alice tu de la comida, volvemos en una hora más o menos.
-ni se te ocurra, cuando mucho treinta minutos.
-está bien Rose.-le devolvió la contestación con una sonrisa, que no había dejado de lado desde que llegué, lo que no entendía si realmente era por nervios que sonreía, me preguntaba, ¿porque estaría nerviosa?, ¿que estaba sucediendo en nuestra casa?, ¿de que me había olvidado? si realmente me había olvidado de algo.
Tiró de mi agarre hasta la habitación, cerró la puerta con llave y dijo.-hola.-sonriendo nerviosa y moviéndose ansiosa.
-cada vez entiendo menos.-le dije sin perderla de vista.
-no se por donde empezar.
-Bella por donde sea, pero explícate ya estoy más que nervioso.
Fui a la cama para sentarme, ya no entendía nada y me estaba desesperando, había un traje muy serio y correcto en ella, eso me hizo pensar que realmente me había olvidado de algo y era importante al parecer, ¿que sería?, dejé a un lado mi portafolio, la miré, caminó lentamente hasta donde me encontraba y se sentó a mi lado para aclarar las cosas.
-recuerdas que en muchas ocasiones y de todas formas me has pedido que…-jugaba con sus manos nerviosa y se movía todo el tiempo, ¿que pasaba?, por suerte no me tuvo mucho tiempo con cavilaciones.-nos casemos.-aclaró hablando un poco rápido.
-si.-apenas asentí mi cuerpo reaccionó recordando cada momento y detalle que fue rechazado por su miedo al matrimonio, ¿había una esperanza con sus palabras?.
-nnn… nos casamos en un ratito.-contestó mi pregunta no formulada con semejante respuesta, no solo había esperanzas, ¡¡sucedería hoy!!.
-¿¡que!?.-no pude evitar preguntar entre exclamaciones, sintiendo como una corriente extraña recorría mi cuerpo por completo.
-Edward no me dirás que ahora no quieres.-me miró asustada y volvió a desconcertarme, ¿que estaba sucediendo? y en que dimensión me encontraba para que aceptara a casarse luego de cientos de rechazos, sería un sueño, me pellizque y dolió, no era un sueño entonces ¿que estaba pasando? y ¿porque no me di cuenta que pasaría algo así?.
-no, no, no, digo si, si, si, pero… no entiendo ¿porque ahora? y tan repentino.-no es que me arrepintiera todo lo contrario, pero realmente quería saber que pasaba y porque ahora se había decidido, si para ella era solo un pedazo de papel.
-tienes que ser responsable, después de todo no lo hice sola.-hablaba seria y muy autoritaria.
-mi amor.-la miré suplicante por una respuesta coherente a sus hermosos ojos café, que eran mi perdición desde que la conocí.
-está bien.-suspiró.-es que estoy embarazada.-soltó sin más.-no tengo idea como pasó, pero sucedió y sabes que no me quería casar, pero cuando me enteré, me dio miedo de no estarlo antes de que nazca, ¿como le explicaremos cuando pregunte por las fechas?, necesito hacerlo Edward, yo…-seguía hablando como lo hace Alice de corrido y sin pausa.
-espera, espera, ¿vamos a ser padres?, ¿tu y yo?.-asintió.-jaja…¿como pasó?.-pregunté emocionado al límite, petrificado y a la vez ansioso de escuchar todo.
-creo…hay Edward sabes como pasó, tu y yo haciendo el amor a cada rato y bueno tenía que suceder.
-no lo puedo creer…-tomé su cara entre mis manos y le di un pequeño beso en sus labios, en ese momento recordé que no le contesté.-ya se como sucedió, pero no entendía como quedaste embarazada tomando pastillas.
-en eso tengo la culpa, olvidé dos seguidas.
-en el fin de semana que conocimos a mis padres.-fue entre pregunta y afirmación al recordar.
Había querido llevarla durante mucho tiempo pero ambos teníamos pendientes y por eso se había postergado hasta hace dos meses aproximadamente, hablaban siempre y se conocían por cámara web, pero no es lo mismo, recuerdo que estaban felices al saber que por primera vez llevaría una novia a Forks, un pueblito pequeño donde había nacido y aún vivían mis padres. A Jessica nunca se lo propuse y eso que vivimos juntos tres años.
-si, recuerdas que no encontraba las pastillas y no quisiste contenerte porque según tu…no quedaría embarazada.
-recuerdo y no solo es mi culpa, no te negaste en ningún momento.-sonreí recordando esos momentos en mi pequeña cama de soltero.
-ah.-sacó su lengua muy divertida, por lo menos no estaba enojada por nuestro olvido y hasta parecía contenta…pero que estoy diciendo, voy a ser padre y se quiere casar, como pensar que no está contenta o acepta el embarazo, tonto por demás.
-estoy feliz…por Dios amor, vamos a ser papás.-casi se lo grité llenándola de besos por todo su rostro y depositando una de mis manos en su vientre.
-no grites Edward que nadie lo sabe.
-¿nadie lo sabe?.-que les habría dicho para que vinieran, el casamiento claro que otra cosa.-wow, entonces salgamos a gritarles a todos lo felices que estamos.
-ni se te ocurra, no quiero que nuestro hijo se entere que me embaracé antes de casarnos.
Me dio risa, no lo entendía.-mi amor ¿que tienes?, nunca te importó el casamiento, según tu era solo un pedazo de papel, ¿porque ahora te importa estar embarazada antes de casarnos?, Bella vivimos juntos hace dos años y todos lo saben es lógico que suceda.-menos su padre que pensaba vivía en frente, pero era un caso aparte.
-no tengo idea que me sucedió, ni yo lo entiendo, serán las hormonas, pero no quiero que sepan que me caso por el embarazo.-estaba tan linda haciendo pucheros que me desarmaba.
-que lástima que solo tenemos media hora.-le dije insinuándome sin reparos, después de todo era mi mujer y en unos minutos mi esposa, además lo más importante la madre de mi hijo.
-ni se te ocurra Cullen, estuve mucho rato tratando de parecer hermosa.
-mi amor…si eres hermosa con lo que te pongas, ahora estás mucho más linda, como se te ocurre decir que intentas “parecer hermosa”.
-ves…-se señaló parándose para que tuviera una mejor vista.-creo que son las hormonas otra vez, me siento horrible y gorda.-comencé a reír en forma inevitable.-no te rías Cullen y vístete que nos casamos en un ratito.
-¿no quieres que te haga olvidar como te sientes?.-se sonrojó y me encantaba verla así.
-después de que te cases conmigo…-hizo un puchero nuevamente y continuó hablando.-dilo horrible y gorda así me siento.
-no me casaré contigo si sigues diciendo que estás fea.
-Edward no se te ocurra desistir, estoy esperando un hijo tuyo.-fue en un reproche y ahora el malo de la película era yo, por dejarla en el altar embarazada jaja.
-lo prometes.-insistí porque no quería que siguiera pensando que estaba fea, si el embarazo la hacía ver mucho más linda y no me había dado cuenta que era por ello.
-si, pero tu promete que no dirás del embarazo.
-no lo haré, pero creo que se darán cuenta.-levanté ambas cejas en un gesto obvio.
-cuando esté gor…-la miré para que no continuara y sonriendo frenó sus palabras.-no lo alargues más, Rose contrató el juez por hora y me recalca que justo hoy llegaste tarde.
-está bien amor, lo que ustedes dos quieran, son lo más importante en mi vida y te complaceré.-la besé suave, lento y con mucho amor, el beso fue correspondido de la misma forma, profundizado hasta lo máximo posible pero con una lentitud que desarmaba.
Me aparté un momento y fui hasta mi mesita de noche, allí comencé a revisar todo el cajón, pero el anillo de compromiso y las alianzas no se encontraban, estaba seguro que las había dejado aquí.
Bella aclaró su garganta y me mostró que en su mano estaba el anillo de compromiso.-lo tengo yo.
La miré enojado y hasta bufé, tantas veces le había pedido que por lo menos aceptara ponerse el anillo de compromiso y no quería saber de nada, según ella ambos sabíamos que estábamos juntos y no era necesario que los demás se enteraran, raro ya que era igual a ella antes de conocerla, nunca había querido casarme por nada del mundo y después se había convertido en mi prioridad, quería que todos se enteraran que me pertenecía, ahora pasaba todo tan rápido y sin entender su cambio tan radical que llegaba ha asustar, sonreí entregado.-te queda hermoso.
-si, me encanta.-lo miraba adorándolo, wow que cambio, la hubiera embarazado antes jaja.-las alianzas las tiene tu sobrino.-aclaró.
Tenía un único sobrino de 5 años Benjamín, él era hijo de mi hermana Tania, en realidad era una prima lejana que adoptaron mis padres a los 3 años porque se quedó sola, nos llevábamos muy bien y era la única casada en la familia además de mis padres y los de Bella, eso siempre me lo recalcaba diciendo “porque tenemos que casarnos, si no se casó ninguno de nuestros amigos o familia”.
-te amo.-le dije sonriéndole.
-yo a ti y ahora mucho más.-suspiró unas cuantas veces y se pasó el dedo índice delineando sus ojos para contener el llanto.-estas hormonas no me dejan tranquila, tengo ganas de llorar solo porque aceptaste casarte conmigo y eso que estoy gor…grande.
-oh si eres muy grande, no entiendo como todavía puedes quedar embarazada.-le dije con humor para que cambiara su estado de ánimo, surtió efecto porque comenzó a reír y tomó un almohadón de la cama para dármelo por la cabeza.
-vístete rápido que quiero observarte como lo haces.
-jaja y que tenga una erección frente al juez.
Tomó otra vez el almohadón y volvió a dármelo por la cabeza.-gracioso, ahora tengo que hacer pis otra vez.-dijo haciendo un puchero y perdiéndose en el baño.-todo es por tu culpa.-grito desde dentro.
-fiuf menos mal, ahora estoy seguro que el bebé es mío y no del vecino que pide azúcar.
Se escuchaba como Bella no podía parar de reír sobre mis comentarios, eso hizo que yo me perdiera en los recuerdos.
Flash Back.
A la mañana tarde siguiente, de nuestra primera noche juntos, me desperté a su lado, descansaba tan plácidamente que era imposible querer molestarla, me levanté despacio sacando con cuidado su brazo de mi cuerpo y sonriendo como idiota enamorado, ya que así me sentía, fui a ducharme.
Estaba a punto de salir, faltaba ponerme una bata de baño, que encontré colgada en un perchero, cuando escuché gritos de una mujer, sin hacer ruido abrí solo una hendija en la puerta, escuché y miré lo que sucedía, mientras me vestía.
-Bella, Bella, Bella…vamos amiga que tienes tantas cosas que contar.-una persona delgada morocha y muy hiperactiva, gritaba por toda la habitación y saltaba en la cama.-aaahhh no puedo creer que te animaras y por fin tuvieras sexo y tu que decías que no pagarías…-¿pagaría?.
-por favor Alice habla bajo.-dijo Bella mirando al otro lado de la cama y recorriendo la habitación en un segundo, se notaba que estaba intentando saber donde estaba y que no me enterara que quiso decir su amiga con “no pagarías”.
-¿porque? si por lo que se ve en la habitación seguro que los vecinos se enteraron de tu maratón sexual jaja.-huy tenía razón, seguro que los vecinos se enteraron de lo sucedido, que bueno que no los conocía, aún.
-es que no me entiendes ayer…-decidí salir del baño y obtener respuestas a mis preguntas formuladas en la noche, que no respondió Bella, ¿quién era el morocho?, ¿porque decidió sin conocerme dejar que entrara a su cama? y ahora ¿porque dijo que no pagaría?, tantas cosas, al parecer Alice era de soltar la lengua y averiguaría si no me equivocaba.
-buenos días.
-aaaaahhhh-gritó sorprendida, miró a Bella para decirle.-Bella tenías que tener sexo y luego dejarlo ir.-me observó y aclaró.-bueno es comprensible, con un bombón así, como harías para devolverlo, yo lo seguiría probando para encontrar un defecto y a simple vista no me doy cuenta cual sería.-por unos segundos me sentí en un escaparate en exhibición, ya que ladeaba su cabeza para mirarme con detenimiento.
-Edward Cullen, encantado.-le tendí la mano a Alice y ella la tomó gustosa siempre sonriendo, pero algo no la dejaba quedarse tranquila, si es que alguna vez en su vida fue o actuaba con tranquilidad.
-pero no entiendo en la Agencia me dijeron que nada de nombres y que después de pedir azúcar y disfrutarla se iban, ¿porque todavía estás acá?.-su mirada era sin entender lo sucedido, realmente se encontraba curiosa y quería respuestas.
-Alice.-dijo Bella en tono de reproche, se tapó la cara con las sábanas y yo comprendí su confusión, solo en parte, pero después de unos minutos con Alice me enteré de todo con lujo de detalle, nunca había hablado con una mujer que metiera tantas palabras en una oración y sin respirar, además que cada oración tenía su cuota de información al máximo.
Me sentía en primera fila y sin propagandas, ese día conocí a Jasper su novio, un chico tranquilo que congeniamos casi al mismo momento de saludarnos, con Bella no solo conocí el amor, sino que obtuve varios amigos verdaderos que harían lo que fuera por ayudarse sin límites.
….
Mi amor era un poco celosa y lo comprobé al vivir con ella, el mismo día de nuestro primer encuentro me mudé a su casa, se que puede sonar precipitado, pero nuestra relación no fue de una manera convencional, ¿porque no hacerlo?, mantuve mi apartamento y allí íbamos para leer o tomar café, bueno en realidad no solo hacíamos eso jaja.
Un día que pensábamos salir a cenar, Bella se estaba terminando de arreglar y yo la esperaba pronto en la sala cuando sonó el timbre.
Atendí abriendo solo la mitad de la puerta, me sorprendieron pidiendo una taza de azúcar y al momento de intentar tomar la taza, Bella aparece de la nada y cierra la puerta en la cara de nuestra vecina.
-¿que haces amor?.-le pregunto sin entender.
-como se te ocurre llamar a la agencia, estás loco, eres mío Edward y en esta casa no hay azúcar.-gritó las palabras muy molesta.
-mi amor.-le dije sonriendo.-es Kate la vecina del 204.-era una señora mayor que siempre tenía en sus brazos un pequeño gatito de colores marrones y amarillos.
Bella se paralizó y automáticamente sus colores subieron al rostro en forma precipitada, abrió lentamente la puerta para encontrar a Kate con cara de susto.-perdonen chicos no quería interrumpir.
-discúlpame Kate por favor, fue una confusión de algo pasado, por favor siéntate que enseguida te traigo azúcar.-se disculpó Bella y tomó la taza entre sus manos.
Mientras entraba en nuestro departamento y se sentaba en el sillón de la sala donde hace unos momentos yo esperaba a Bella, aclaró.-no hay problema es que Alec se asustó, casi le pegas en su carita.-acariciaba a su gato que a mi parecer era gata, pero no quería entrar en discusiones con esta señora de apariencia tierna, que hacía recordara a mi abuela.
-aquí tiene, espero le sea suficiente.-habló amablemente Bella.
-gracias mi niña, me encanta que un par de jóvenes como ustedes usen azúcar, ya no quedan en el edificio todo el mundo ha optado por usar edulcorante.-aclaró mientras se paraba de su asiento, la cara de Bella decía y porque no hace un surtido de azúcar en el súper.-los dejo tranquilos que por su forma de vestir seguro la sacarás a comer.
-que observadora doña.-le dije sonriéndole, pero esperando el momento que se fuera para salir a disfrutar de la noche con mi mujer.
-no me llames doña que no soy vieja, apenas estoy llegando a los 50.
-y se le cayeron varias sotas.-dijo Bella por lo bajo, Kate era una señora que tenía aproximadamente 80 años aunque ella siguiera diciendo que estaba por llegar a los 50, nos caía muy bien y por eso la recibíamos muy a menudo.
….
Llegué muy cansado de trabajar y lo primero que hice fue tirarme en la cama vestido y todo.
Bella había llegado por lo menos una hora antes y ya se encontraba duchada, con un vestido muy elegante esperando que estuviera pronto para salir a cenar solos, era viernes en la noche y ambos teníamos libre sábado y domingo o sea que lo menos que haríamos era descansar.
Suspiré varias veces antes de levantarme para una refrescante ducha y poder disfrutar de mi mujer, llevábamos tres meses completos juntos y nos habíamos adaptado al otro en cuestión de segundos, me encantaba su forma de mantener todo en orden, su forma de ser y a ella cómo era yo, nos complementábamos.
Ambos habíamos arreglado mi casa en dos días y vivíamos en su departamento, no entregué el mío lo mantuve, pero nunca nos separábamos al momento de dormir o compartir la cama y esa noche había decidido que no quería por nada del mundo separarme de ella.
Pronto y vestido con un traje de color verde, que según mi novia resaltaban el color de mis ojos, salimos tomados de la mano al garaje y luego hasta un costoso restaurante, donde habíamos hecho una reservación hace días.
Comenzamos con nuestras charlas y me encontraba muy nervioso, no sabía si descubriría en el correr de la noche el momento exacto para pedirle que fuera mi esposa.
Cuando podía, metía la mano en el bolsillo del pantalón y jugaba con la cajita de terciopelo que tenía dentro, pero todo parecía en mi contra, ya que si quería sacarla y hablar seriamente con Bella siempre aparecía alguien o comentaba cosas que me sacaban del tema con facilidad.
-estás un poco raro, es cansancio u ocultas algo.
-en realidad quería hablar contigo de algo…-metí la mano en el bolsillo y justo cuando apoyo la cajita en la mesa, nos interrumpe el camarero.-muy importante.-terminé de hablar, Bella ni cuenta se dio, volví a guardarla lentamente ya que comprendí que no sería el momento indicado.
-¿que desean de postre en esta noche señores?.
-helado con ensalada de frutas.-dijo Bella sin siquiera mirar la carta, al parecer lo tenía más que decidido, lastima, que el que no se decidía a actuar era yo.
-lo mismo por favor.-susurré.
-con permiso.-dijo el mozo y Bella continuó con su charla, pero para nada en el tema que estábamos antes, ¿sospecharía algo?.
-hay casi me olvido, no sabes que pasó hoy.-habló muy entusiasmada.
-no lo se.-dije intentando sonreír.
-jaja te acuerdas de nuestra vecina Kate.-asentí y esta vez si sonreí, su sonrisa contagiaba, la notaba feliz.-cuando llegué de trabajar estaba en la puerta, al parecer Alec se pasó para nuestro balcón y no te lo vas a creer…jaja.
-cuéntame estoy intrigado.
-Alec es gataaaa.
-enserio y ¿como se dio cuenta?.-pensé en Kate y me dio pena, ya que ella estaba muy entusiasmada con su gato.
-se escondió en el balcón para tener sus gatitos.
-wow, ¿que hizo Kate?.
-estaba muy enojada y… le pidió explicaciones…-terminamos ambos riendo fuerte, me imaginaba la situación y sobre todo a Bella intentando no reír frente a la vecina.
Terminamos de cenar y degustar el postre, como no me animé a pedirle sea mi esposa, decidí muy a mi pesar postergarlo, aunque no por mucho, lo haría en casa cuando estuviéramos solos.
Llegamos y la que estaba extraña era ella, no mucho solo se la notaba ansiosa, pensé en preguntarle que le pasaba, pero me ganó a la puerta del departamento y luego de entrar cerró dejándome fuera, intenté abrir y Bella pasó llave y las dejó en la cerradura, aterrado sin entender nada, intenté nuevamente y continuaba cerrado, así que toqué timbre y me encontré exactamente igual a la primera vez, nervioso, ansioso, pronto comprendí que esa era su idea y si que lo logró.
Durante el tiempo que reaccioné y toqué el timbre, Bella se desnudó y quedó solo en ropa interior, no era exactamente igual a la primera vez, pero causó las mismas sensaciones, logrando no solo que mi cuerpo reaccionara, sino que olvidara lo que pretendía hacer esa noche, pedirle matrimonio.
-hola.-susurró sonrojada y mirándome a los ojos para saber si estaba de acuerdo a este juego.
Para dejarla tranquila, porque no puedo negar que me fascinó su juego, sonreí de lado e intenté contestar con las palabras que recordaba de la primera vez-vine… vine por…azúcar.-estoy seguro que de algo más me olvidaba y que definitivamente tenía que ver con Bella.
No dejó que hablara o pensara más, me tomó con fuerza de la corbata e hizo que probara sus labios, dulces y sedosos, pero en esta oportunidad reaccioné, sabía que no era una broma o un sueño, ella era mía y quería que fuera para toda la vida, seguro que tenía que ver con lo que olvidaba.
Se apartó lentamente y le pregunté, ya que tenía una expresión rara en su cara-¿que?.-dije mirándola desconcertado.
-te saliste del libreto…-dijo sonriendo y divertida.
-probemos uno nuevo.-la sugerencia surtió efecto, ya que se colgó de mi cuello y enredó sus piernas en mis caderas.
Nuestras miradas estaban conectadas así como nuestras frentes, mordió levemente su labio inferior y lo fue soltando despacio, cuando acabó, juntó nuestros labios y la acompañé con urgencia.
El beso se tornó profundo e intenso, generaba calor extremo y mi erección rozaba con impaciencia su intimidad, la recosté suavemente en la pared más cercana y cuando noté que se podía sostener sola con ambas manos recorrí sus piernas hasta las caderas y rompí la ropa interior, sosteniéndola de un muslo retiré del todo esa estorbosa ropa, ganándome un gemido muy audible y excitante.
Mis manos siguieron su recorrido y el sujetador tuvo la misma suerte que su tanguita, terminando en el piso de la sala y obteniendo el premio mayor, su cuerpo totalmente expuesto ante mí, blanca como el azúcar, culpable de nuestro encuentro, haciendo contraste con sus cabellos y ojos café, mis perdiciones juntas en una mujer, que como pensé desde que la vi en esta misma puerta, era perfecta.
-el dormitorio…-dijo casi sin voz, mientras le devoraba su cuello, mordiendo suavemente y succionando su piel, quería fundirme en su cuerpo en ese instante.
La miré directamente a sus ojos y le dije.-no.-con una sonrisa torcida que sabía la volvía loca.
-¿en donde?.-dijo entre intrigada y muy excitada, apretando su cuerpo al mío sin cuidado, en esta oportunidad fui el que gimió haciendo que me regalara una hermosa sonrisa.
-no hemos probado la alfombra.
-jaja…me gusta.-atacamos al mismo tiempo el cuello del otro, ella siguió mordiendo sobre la ropa mis hombros, haciendo que perdiera la razón y antes de perder la fuerza por esas sensaciones, la tomé fuerte de sus muslos y la llevé directo a nuestro destino, la alfombra blanca donde estaban depositados los sillones de la sala, pero habiendo lugar más que suficiente para amarnos sin limitaciones.
Apenas deposité su cuerpo la mullida alfombra, sentí que perdía el saco y con ambos pies me deshice de los zapatos, mientras Bella aflojaba de un tirón el nudo de la corbata para sacarlo por encima de la cabeza, no pudo del todo y quedé con una especie de bincha que generó risas de ambos.
-te queda sexy.
-si te gusta.-le dije dejándola en el lugar donde Bella la dejó.
-si prometes que solo esa prenda estará en tu cuerpo en los próximos cinco segundos.
-no soy flash para desnudarme tan rápido.
-estoy ansiosa y muy necesitada de ti.-mientras hablaba ambos tratábamos con prisas de desnudarme, la camisa no tuvo mucha suerte ya que en esta oportunidad terminó hecha pedazos.
-¿de donde sacaste tanta fuerza?, debo cuidarme de ti.-le dije en tono de broma, mientras me incorporaba solo un poco para quitarme los pantalones junto con la ropa interior, los bajé hasta las rodillas y luego encima de mi mujer terminé con los pies, en definitiva los pobres pantalones junto con los anillos quedaron hechos un ovillo enredado con pedazos de camisa, saco y zapatos con medias, de una patada se alejaron de la escena del crimen, llamada así a causa de Bella, que debería ser un pecado que me excitara de esa manera, terminaría matándome en cualquier momento.
-¿de que ríes amor?.-preguntó, sus manos acariciaban tiernamente mi espalda despertando mi piel a su contacto, mientras nuestros sexos se rozaban sin cuidado, generando una fricción enloquecedora para ambos.
-imaginaba los titulares, “hombre muere por ser provocado hasta el límite por su novia”.
-creo que será al revés, donde no tenga esto.-tomó mi pene en su mano haciendo la presión justa.-dentro de mi cuerpo.-lo dirigió a su centro lubricado y caliente, se ayudó con los talones para que mi cuerpo se juntara más al de ella y terminara penetrándola como ambos necesitábamos.
-te amo.-le dije tomándome el tiempo para acariciar su cuello y continuar hasta sus pechos, sin dejar de embestirla lenta y tortuosamente.
Tomó la parte que colgaba de la corbata e hizo que me acercara lo suficiente para besarla, enseguida notó que no desistiría de seguir lento así que habló en un ruego.-por Dios, también te amo, pero no me tortures, lo quiero fuerte, brusco, intenso, hasta el fondo, sin reparos…-comencé con lo pedido sonriendo, porque sabía no aguantaría mi lentitud y me gustaba escucharla pedir esto, rudo, fuerte, cuando se soltaba siempre se sonrojaba y eso me excitaba al límite.-aahhh así me gusta.
Cuando estaba sintiendo llegar su orgasmo, comencé con el ritmo más frenético, enloquecedor, se escuchaba en toda la habitación los gemidos incontrolables de ambos y el chocar de nuestros cuerpos en un sonido rítmico, sumamente excitante.
Su intimidad apretó tan fuerte la mía, que casi era imposible la penetración total, haciendo que explotara en su interior y cayera rendido en su pecho.
-wow… no… creo que me recupere… muy rápido… vamos a la ducha.-dijo sacando la corbata para acariciar mis cabellos, esa sensación era tan placentera que daban ganas de quedarse allí en su pecho junto al latir desenfrenado de su corazón.
Muy a mi pesar y luego de un suspiro, salí de su cuerpo y ayudé a que se levantara para continuar en la ducha.
Desde que nos conocemos un poco mejor, Bella había accedido a no utilizar preservativos, ella se cuidaba desde hacía tiempo y por ello éramos más libres al momento de amarnos.
La ducha era más placentera ya que no solo podíamos jugar o masturbarnos uno al otro, sino que podía disfrutarla a mi antojo y ella al suyo.
Al salir del agua, luego de haber amado a mi novia, recordé el motivo de esta noche que se estaba yendo por las ramas, así que mientras Bella se terminaba de lavar los dientes fui hasta la sala y rebusqué entre los bolsillos de mi pantalón para obtener esa cajita que me traía a mal traer.
Entré en la habitación escondiendo mis nervios y la cajita en la espalda, caminé lentamente y me senté en el borde de la cama, Bella salió del baño en ese momento y caminando sensual, contoneándose de forma deliberada, se acercó a donde me encontraba y se sentó entre mis piernas.
Por unos segundos volví a olvidar mi objetivo y reaccioné a su cuerpo, pero cuando logré una nueva unión de nuestros sexos por tercera o cuarta vez en la noche, recordé.
Bella estaba con sus manos en mis hombros, para poder ayudarse y moverse con libertad, así que llamé su atención para que se detuviera solo unos segundos.-mi amor, espera.-la sostuve de las caderas y luego solté una mano para presentarle entre nuestros pechos la cajita con el anillo.
-¿que es esto?.
-quiero que te cases conmigo.-dije un poco jadeando y luego se escapó un gemido ya que Bella me torturó moviéndose en círculos sobre mi muy dolorosa erección, sabía que no aguantaría que se quedara quieta más rato, pero necesitaba sacar este tormento que tenía desde que comenzó la noche en el restaurante.
-jajaja…estás loco.-negó divertida.
-no…digo si, por ti, se mi esposa Bella.
-nunca me voy a casar.-tomó la caja la cerró y tiró sobre la cama para luego hacer lo mismo conmigo dejándome acostado para poder cabalgarme con tranquilidad.
-Bella…-no entendía porque no quería casarse.
-cállate Cullen y no te desconcentres, necesito esto, hablemos luego.
Creo que lo dejó más que claro, aunque no fue del todo placentero ya que me había rechazado y no sabía el motivo de su enojo cuando vio el anillo, intenté sin éxito de concentrarme.
Terminamos o más bien ella lo hizo, me explicó que el casamiento era solo un papel sin importancia frente al amor que ella me tenía, dejó el tema por zanjado, no dio el brazo a torcer, por más que casi le rogué lo hiciera por mí.
Después de ese rechazo, intenté de varias maneras, pero sin éxito en ninguna, una de las veces que recuerdo llené la sala con globos flotantes y en uno de ellos estaba el anillo, claro que Bella los dejó por días sin tocarlos hasta que se le ocurrió pincharlos dando saltitos, terminamos enredados en el piso sin importarme sus rechazos constantes, hasta una vez se lo pedí frente a sus amigos probando suerte y fue exactamente de la misma forma que las anteriores, parecía que se reía de mí, por ser tan anticuado, pero de algo estaba seguro no desistiría por cabezota, aunque ella era igual o peor que yo.
La última vez fue cómica, creo que hace unas dos semanas, no tuve la necesidad de formular ninguna pregunta, ni siquiera hacer algo extraño o que le causara risa, solo aparecí en el comedor con la cajita en mi mano, la levanté para que Bella la viera y negó sonriendo con la cabeza, la bajé y llevé a su lugar, sabía que Bella y el casamiento era un caso perdido, tanto que al volver al comedor, le dije.-cuando tu quieras casarte, yo no voy a querer.
-que bueno, pensé que no desistirías jamás de este asunto, es incómodo tener que rechazarte.
-deja de hacerlo y acepta.-negó sonriendo.-te confieso que no voy a desistir, dejaré pasar unos días y buscaré otras formas más originales.-dije muy convencido mientras llevaba a mi boca un pedazo de pollo que estaba exquisito.
Este comentario de “cuando tu quieras casarte, yo no voy a querer” me hizo volver a la realidad.
Fin de Flash Back.
Había terminado de vestirme y me observaba en el espejo, Bella estaba a mi lado, sin despegar sus hermosos ojos café de lo que estaba haciendo.
-estás hermoso, si sabía que lucirías así me hubiera casado antes.
-si que estás extraña, recordaba la última petición, te acuerdas.
-en la sala.-asentí.-perdón no debí rechazarte tantas veces, pero debo confesar que me gustaba que no desistieras y de las formas tan originales que intentabas convencerme.
-recuerdas mis palabras.
Pensó unos segundos y enseguida saltó asustada.-ni se te ocurra, sabes quién está allí esperando.-señaló con su brazo la sala.
-todos.
-me refiero a uno en particular.
-¿a quién amor?.-me encantaba esta Bella.
-tu futuro suegro, mi papá, Charlie.-la miré sin entender.-es un poco anticuado, bueno ya sabes no es un poco, es del todo, si se llega a enterar que estoy embarazada te mata.-se notaba hablaba enserio.
Sabía que cada vez que venían mis suegros a cenar o pasar un rato con nosotros, Bella se encargaba de decirles que vivía enfrente, varias veces le pregunté porque lo hacía y ella solo respondía que su papá era muy antiguo, tanto que pensaba que ella era virgen, con esa explicación quedé más que entendido con su papá, cuando estaba presente solo le tomaba la mano a Bella, ya que era policía y le gustaba mucho traer el arma cuando nos visitaban, creo que era para intimidarme y muchas veces lo lograba.
-no creo que quiera dejarte viuda y embarazada.
-mamá me contó que lo abrasó antes de salir y descubrió que traía el arma en su espalda, no te asustes hizo que la dejara.
-me quedo más tranquilo.-debía agradecer a mi suegra por ser tan precavida con su esposo y pensara en mí.
-yo no me quedaría tranquilo, de seguro…
La tomé por sorpresa y la abrasé cerquita de mi cuerpo conectando nuestras miradas, ya no quería seguir hablando de mi suegro, después de todo había prometido no decir nada de su embarazo, así que no correría riesgos de intentos de asesinato.
La besé lento y acariciando cada milímetro de su boca, su aroma y sabor inundaban mis sentidos y lograban que me olvidara de todo, menos, que por alguna extraña razón o gracias a las benditas hormonas, Bella quería ser mi esposa y no me negaría.
Saltamos al mismo tiempo del susto, cuando justamente mi suegro golpeó la puerta.
-Bella, abre que soy tu padre, no entiendo que haces en el cuarto mientras se cambia, no sabes que el novio no debe ver a la novia antes de la boda.
-ya salimos papá.-contestó Bella un poco molesta.-no te echarás para atrás verdad.-me preguntó mirándome fijamente a los ojos.
-no, bien dicen persevera y triunfarás.-dije sonriendo, me sentía feliz después de todo había ganado con mi insistencia, le volví a dar un tierno y cortito besito para tomados de la mano salir de la habitación.
Ni bien pusimos un paso fuera de la puerta todos aplaudieron porque estaban esperando mi aparición, aunque muchos sabían que le había propuesto esto desde el principio y ella se negaba.
Charlie apartó un poco brusco nuestras manos y habló amenazante.-tu párate al lado del juez, a mi hija la entrego yo.
-es un honor Charlie.
-Swan, te dije que para ti soy Swan.-lo sabía, porque lo había dejado claro desde un principio, creo que nunca le gusté para su hija, espero que no se entere como nos conocimos o en realidad si me matará.
Le dije Charlie, porque pensé que al casarme con su hija, cedería un poco con su frialdad, pero no fue así.
-papá.-le reprendió Bella.
-¿en realidad quieres casarte con él?.-la miraba fijo para no perder sus expresiones.
-si papá, es el hombre que amo y cállate que me avergüenzas.-lo bueno es que su papá el señor Swan aceptó y permaneció callado hasta que me la entregó dos pasos más adelante.
-más te vale que la hagas feliz, te advierto, estoy armado y soy peligroso.
Asentí mientras tomaba la mano de Bella y ella me sonreía nerviosa, en parte por el casamiento, el embarazo y por otra los comentarios de su padre.
La ceremonia fue bastante cortita, los testigos de Bella fueron Alice y Rosalie, mientras que los míos Jessica y Tania, creo que todo lo arregló Bella y no entendí como Jessica se prestó para ello, pero si a Bella no le molestaba a mí tampoco, después de todo me casaba con la mujer de mi vida y el fruto de nuestro amor creciendo en su interior.
Nadie objetó nada cuando preguntó el juez si había objeciones, los anillos los entregó Benjamín dándonos un besito a cada uno y sin dejar de sonreír.
Lo que si sucedió, fue que al besar a la novia, Charlie o mejor dicho señor Swan, se aclaró la garganta para que el beso no se prolongara.
Fue el primero en felicitarnos y me di cuenta que su advertencia fue correcta, porque apretó tanto la mano que si no hubiera interrumpido mi padre para saludar me la hubiera roto, al parecer mi suegro le gustaba hacer ejercicio y en definitiva, tendría que cuidarme mucho cuando se enterara del embarazo por los celos incontrolables a su hija.
Bella me contó que Rosalie había arreglado toda la sala, no solo los muebles no estaban sino que cada rincón tenía un pequeño arreglo de flores blancas, me sorprendió ya que al salir en la mañana todo estaba en su lugar, de seguro tuvo que trabajar muy duro para poder recibir a los invitados, no eran muchos solamente los allegados, pero lo justo para sentirse acompañados en ese momento tan especial.
Improvisaron una pequeña mesa para que el juez apoyara sus cosas y que pudiéramos firmar el acta con libertad. A un costado había otra mesa donde se podía divisar una hermosa y relativamente pequeña torta con los novios en blanco y negro, acompañada por algunos postres de chocolate y fresas, sonreí, porque eran los favoritos de Bella.
Cuando terminaron de saludarnos estuvimos charlando con la familia que no paraba de desearnos felicidad, todos alababan a Bella porque decían tenía un brillo especial en su cara, lo bueno era que nadie sospechaba y eso me intrigaba, ¿como Alice no cuestionó a Bella por el apuro? ¿en caso de contarle como la mantuvo callada?, como no lograba encontrar una explicación lógica le pregunté a mi esposa.
-¿hace cuanto estás preparando esto?.
Me miró sonriendo.-dos días.
Fruncí el rostro sin entender.-¿como hiciste para que Alice…
Interrumpió y completó mi frase.-no contara nada.-asentí.-tengo mis métodos y algunos secretos que me ayudaron.-hablaba y sonreía seguramente recordando el momento, pero sabía que no me contaría.
-¿lo sabe?.
-no, te dije que nadie.-ahora el que sonreía contento por ser el dueño de su verdad era yo, me encantaba tener este tipo de complicidad con mi mujer, mi reciente esposa y comprendí que debía preguntar.
-¿como te sientes?.
-bien, ¿porque preguntas?.
-porque ya estamos casados y como siempre decías “que ni loca”.
-ah era eso jaja…creo que…aliviada, ahora eres mío.-lo último lo dijo poniendo una cara extraña que causo risa y apretando entre sus manos la libreta de casamiento que recién nos había entregado el juez.
Fuimos interrumpidos por mi querido y amado suegro, el señor Swan, decía que teníamos toda la vida para estar juntos y que ahora disfrutáramos de los invitados, además que pidió pusieran el vals porque sino no sería un casamiento como Dios manda, estaba molesto porque había sido pequeño, precipitado y no habíamos pasado por la Iglesia.
Bailamos entre todos y fue divertido, nos distendimos y disfrutamos como pidió Charlie, después de todo debía agradecerle ese gesto, por más que no quisiera admitirlo, tenía razón, la estuve disfrutando por más de dos años y ahora sería legal, por lo menos para su padre, ya tendría tiempo de estar con Bella ahora que me pertenecían ella y mi hijo, todavía estaba sin poder caer en la verdad sería padre y junto a la persona que más amo en el mundo, era increíble, irreal, pero en definitiva verdadero.
Las horas pasaron casi sin darnos cuenta, todos estábamos charlando y distendidos, bailábamos o simplemente brindamos por cada ocurrencia que tenía algún invitado, hasta que René pidió a Bella que cortáramos la torta para servir lo dulce y dar por terminada la pequeña reunión, que se transformó en todo un acontecimiento, nunca pensé que mi esposa le gustara, pero se notaba por la forma de deslizarse en toda la casa que era feliz y eso me hacía sonreír.
Alice se encargó de atosigarnos con fotos tomadas de diferentes ángulos, que no sacaba a menos que ambos estuviéramos mirando y sonriendo, al principio no puedo negar que me molesté, pero luego lo tomé como es Alice y no podía dejar de sonreír junto con Bella.
Cuando nos dejaron, cortamos la torta y nos convidamos entre nosotros, para dejar que el mozo que contrató Alice hiciera su trabajo, antes de apartarnos de la mesa le pedí me sirviera un pedazo tarta de chocolate para comerla con mi esposa, pero fue un gran error.
-mi amor prueba este que está exquisito.-le dije mientras le tendía un tenedor con un pedacito junto a su boca.
Lo probó con una sonrisa y apenas lo tragó, se mareo y le dieron nauseas, como era de esperarse Alice enseguida le preguntó sin darme tiempo de hablar.
-¿Bella que tienes, estás bien?.
-si, no te preocupes son nauseas por el embarazo.-parecía mentira, pero habló justo en el momento que la sala estaba en silencio.
-queeeee.-gritó mi suegrito, viniendo en mi dirección con las manos arriba directo a mi cuello.
-estás embarazada y no dijiste nada.-le cuestionó Alice.
Bella no le prestó atención porque vio a su padre venir como alma que lleva el diablo, creo que me hizo acordar a los pobres toros cuando ven todo rojo y solo quieren embestir a su oponente.-papá nooo.
Luego del grito de mi mujer, fui llevado con brusquedad intencional contra una pared y ahorcado por mi suegro.
-eres un degenerado, ella era mi niña.-y que niña quise decir pero por fortuna no podía hablar o complicaría mucho más las cosas.
-por favor papá suéltalo.-le decía Bella intentando que Charlie aflojara sus manos sobre mi cuello, allí comprendí que Bella tenía razón al estar preocupada por su padre y yo agradecía a René haber descubierto su arma antes de salir, no se lo que hubiera pasado si la tuviera en estos momentos.
-la embarazaste, dime ¿que pretendías con ella?, ¿que querías?.-todo alrededor era un revuelo, gritaban a la vez e intentaban entre todos que me soltara y ante el pedido de mi padre Charlie accedió a aflojar un poco su agarre y dejar que me defendiera hablando.
-por favor Charlie deja que mi hijo se explique.-mis padres estaban enterados de que vivíamos juntos, le pidió a Charlie que me dejara explicar aunque no había mucho que decir.
-si, habla, ¿que querías?.
No se porque motivo lo dije, pero fue lo único que me salió en un gesto despreocupado, antes de ver como mi suegro saltaba nuevamente sobre mí y seguía ahorcándome con mucho más fuerza que la anterior.-YO SOLO QUERÍA UNA TAZA DE AZÚCAR.
Fin.
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Hola a todos, primero que nada no me maten porfis, ni quieran ahorcarme, quería dejarlo así, pero como creo intentaran algo contra mi persona jaja, haré una yapa, la escribiré como narrador, nunca lo he intentado así que les pido paciencia y espero de corazón les guste.
Gracias.
Erika.
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Yapa o (Extra)
Narrador POV
Apenas Edward pronunció esas palabras que enojaron por sobre manera a Charlie, todos los hombres presentes los separaron con mucha dificultad.
Edward notó que le costaba respirar y pasaba de forma insistente sus manos por el cuello hasta que su esposa se dignó a explicar para que se calmaran las aguas, aunque en ese momento todos pensaba que no sucedería, por la forma en que se encontraba el señor Swan.
-papá…-intentó hablar Bella y aplacar solo un poco el papelón que estaba haciendo su padre en su boda, pero fue interrumpida por él que estaba sentado en una silla intentando levantarse para continuar con su castigo al que pensaba era el culpable, por suerte para Edward lo mantenían sujeto entre cuatro hombres.
-que papá, ni que nada…ese idiota estuvo contigo sin casarse y para colmo te embaraza, hija pensé que eras más inteligente.
-no te atrevas.-le dijo muy seria René y su esposo se encogió de hombros, sabía que ellos no eran un buen ejemplo ya que se casó embarazada de Bella, pero corrió con mayor suerte que Edward, porque sus suegros no se enteraron y tampoco su hija ya que era un secreto muy bien guardado.
-pero René, te das cuenta que le pregunto que pretende y me dice que quiere azúcar, que palabras son esas, me está tomando el pelo.-se explicó Charlie.
Delante de todos los invitados que no dejaban de prestar atención a la escena que estaba montando Charlie, Bella comenzó con su relato sin ocultar lo sucedido, después de todo no quería que su padre se enojara con la persona que amaba y era su esposo, así como el padre de su hijo.
-papá Edward no es el culpable, toda la culpa la tengo yo, antes de conocerlo estuve sin sexo por mas de dos años y…
Fue interrumpida por Alice que continuó con su cuota en el relato que contaba su amiga.-yo le contraté una agencia de acompañantes.
-yo le conseguí el número es muy buena, también la uso y se las recomiendo.-aclaró Rose poniéndose del lado de Bella en esta batalla, que no estaba delineada, pero se podía distinguir entre los dos bandos.
-que, queeeee.-volvió a gritar Charlie.-le contrataron a mi hija un hombre para que tuviera sexo.
-estaba muy desesperada la hubieras visto.-aclaró Alice y la mirada de Charlie la hizo callar y sentarse en forma disimulada.
Miró a su yerno con una muy grande interrogante.-¿ni siquiera fuiste el primero?.-Edward se limitó a negar, porque sin darse cuenta le costaba hablar por el arranque que tuvo su suegro, aunque le hubiera gustado aclarar que fue el primero en determinado lugar de su cuerpo, se contuvo porque realmente no le importaba el pasado de Bella, aunque lo sabía en su totalidad.-¿el hijo es tuyo?.-volvió a cuestionar.
-Charlie.-le gritó Bella un poco apenada con los invitados, ya que todos se estaban enterando de su vida sexual, pero no pasó desapercibido al llamarlo por su nombre, ya que cuando ella lo llamaba así, todos los allegados sabían que estaba más que molesta con su padre.-no te permito me cuestiones, hace dos años que vivimos juntos claro que el hijo es de Edward, él solo se presentó en mi casa porque era mi vecino y como dijo, solo quería una taza de azúcar, tuve una pequeña confusión con la palabra clave en la agencia, yo lo llevé a mi cama y no me arrepiento.-habló muy decidida a que le creyera, ya que era su verdad.
-está bien.-comentó Charlie mucho más tranquilo, parecía que no hubiera pasado nada y que unos segundos atrás no estuviera gritando a su hija.
Se levantó de la silla y caminó hasta donde se encontraba su yerno para tenderle la mano, su hija no era virgen y aún así, Edward la quería y aceptaba salvando su reputación, este lo miraba de forma extraña y con la guardia en alto por las dudas, notando que todos los presentes estaban igual.-eres un gran hombre, te admiro y felicito aunque me hagas abuelo.-Edward aflojó su guardia para saludar a su suegro.-disculpa por mi forma de reaccionar y sobre la educación de mi hija, nunca pensé que fuera tan liberal.-aclaró Charlie mientras sentía que la presión de su pecho aflojaba, al darse cuenta que ya estaba casada y feliz, no tendría que buscar al culpable para tapar su vergüenza, ella por sus medios lo había encontrado y atrapado, gracias a Dios era una Swan igual a su padre.
Edward sonrió ya que no podía decirle nada, después de todo había sobrevivido al señor Swan, con disculpas y felicitaciones, ¿que más podía pedir?, estaba casado, esperando un hijo y feliz con la mujer de su vida.
El ambiente en forma mágica se distendió, comenzaron las charlas y murmullos de los invitados, también en forma inesperada o más bien muy esperada, llegaron no solo los comentario de cómo se conocieron Edward y Bella, sino los detalles.
Se podía notar como cada fémina del lugar pasó por una charla con Rosalie, quién no dejaba de dar el número de la agencia aclarando que un tal Emmet estaría ocupado, mientras eligieran a los demás ella con gusto les brindaba los detalles.
Charlie y René después de preguntar un poco más sobre como y de que forma se conocieron los novios, les picó el bichito de la curiosidad, después de una charla con Rosalie quién no ocultó los detalles morbosos terminaron hablando al oído del otro y riendo como dos adolescentes, Bella quedó sorprendida cuando su madre le dijo que se iban, porque su padre pensaba ir a pedirle azúcar y ella se la daría con gusto.
En cuanto a Esme y Carlisle ellos eran felices, después de sacar cuentas y saber que su nieto fue concebido en Forks el mismo lugar donde Edward vino al mundo con su amor, fue lo necesario para no dejar de sonreír y tranquilizaron a su nuera, porque no pensaban juzgarlos, su hijo no cabía en la felicidad y a ellos no les pasaba desapercibida, que importaba la forma en que se conocieron o las confusiones que los llevaron a estar juntos.
Bella en cuanto le fue posible se aferró a los brazos de su esposo, la hacían sentir mejor y tranquila, después de semejante problema en que los metió por no poder permanecer con la boca cerrada y el intento de homicidio de su padre, era el mejor lugar donde estar.
Jessica se les acercó para felicitarlos y pedirles que le permitieran ser una especie de tía para el bebé ya que no pensaba tener hijos, primero porque estropearían su figura y luego porque nunca sabría a ciencia cierta si el bebé sería de Mike, esto generó risas de los que escucharon la conversación, por suerte para Jessica, Mike permaneció ajeno a todos sus comentarios. Bella pensó por un momento aclararle que podía dejar de cuidarse solo con Mike para ser más certero, pero la conocía desde hace tiempo y sabía que era en vano las aclaraciones ya que seguro no entendería.
Tania los felicitó y luego de unos meses también se embarazó, Bella no hizo comentario negativo porque tendría un sobrino más, pero sabía que fue por puros celos, no quería que el embarazo de Bella tuviera toda la atención, aunque continuaron viviendo lejos de Forks, Tania quería marcar su territorio de forma posesiva, mientras Bella pensaba que si los celos no eran por Edward, se las dejaba pasar con tranquilidad.
Rosalie se despidió de los novios y amigos al mismo tiempo en que marcaba el teléfono de la agencia en su celular y pedía los servicios de Emmet, que según ella era el hombre perfecto para brindarle azúcar el tiempo que quisiera, nadie lo conocía, ni siquiera por fotos, ya que quería guardarse todos los detalles de su “osito goloso”.
Alice y Jasper no dieron tiempo a nada, ya se habían impuesto como los padrinos del niño o niña que vendría, en realidad la responsable de avisar que eran los elegidos fue únicamente Alice sin pedir permiso a los recientes padres, Jasper la acompañaba en sus locuras, como siempre la impuesta madrina predijo que sería una niña y que los padres tendrían que elegir muy bien como llamarla, proponiendo un juego entre los nombres de los abuelos, mezclándolos.
Bella pidió perdón a Edward por su padre y su reacciones, se sentía culpable pero a la vez más que feliz por haberse casado, nunca había sido su prioridad y hasta pensó que no se casaría, pero algo extraño sucedió cuando en el baño de su casa detectó en el test que estaba embarazada, esas dos simples rayitas cambiaron su vida y la de su amor, mirándose al espejo le prometió a su hijo que complacería al padre como un regalo al darle el sí, con esto comprendió que sin admitirlo también deseaba casarse con Edward y su bebé era la excusa perfecta, como lo fue la taza de azúcar en su momento para Edward.
Aunque una duda quedó rondando en su cabeza, la excusa de la taza de azúcar fue para Edward por entrar a su cama o para ella por decir que fue una confusión mientras se quedaba con el premio mayor…
Cuando todos los invitados se habían retirado, fueron directo al dormitorio y después de sacarse los incómodos zapatos, se recostaron vestidos y muy abrazados en la cama.
-¿como te sientes?.-le preguntó en forma sensual a su esposo acariciando suavemente el hombro.
-feliz, te das cuenta como han cambiado nuestras vidas en este corto tiempo.-dijo Edward recordando los buenos momentos con su esposa.
-si amor, mucho, es por el destino.-le dijo en un suspiro.
-te aseguro que no, se que fue por la taza de azúcar.-habló muy seguro a su mujer mientras le sonreía y notaba como se estremecía con una caricia suave sobre sus brazos.
-hubiera pagado por ver mi cara cuando dijiste esas palabras.-sonrieron cómplices al recordar ese hermoso momento que viviría para siempre en sus recuerdos por ser la mejor confusión que hayan vivido.-¿Edward a donde nos llevarás de luna de miel?.-preguntó muy intrigada Bella sin despegar los ojos café de los verdes oscuros de su esposo.
Un poco confundido ante la pregunta que le realizó Bella, Edward contestó mirando su reacción, se dio cuenta que las hormonas habían influido de forma extraña en su esposa.-mi amor.-habló suave y con cariño.-hasta unos minutos antes de casarnos no lo sabía, ¿como piensas que podría haber arreglado algo?.
Le contestó un poco molesta, pero conteniendo la risa porque se dio cuenta de su error.-Edward, hace más de un año que me pides matrimonio, ¿nunca pensaste en la luna de miel?.
-en realidad no, me centré en que dijeras que sí.-le hablaba con la verdad y había sido un arduo trabajo.
-¿ahora que vamos a hacer?.-preguntó Bella con un gracioso puchero, mientras dejaba caer sus hombros de forma muy cómica.
Una idea descabellada se presentó en la cabeza de Edward y mientras se extendía en su rostro una sonrisa torcida que sabía encendía a su esposa, le preguntó.-¿si quieres me voy y vengo por una taza de azúcar?.
Mordiendo su labio inferior Bella se apresuró a asentir y aclaró antes de ver salir a Edward por la puerta descalzo y muy rápido.-siempre y cuando sea exactamente igual a la primera…-desde lejos se escuchó.
-exactamente igual.
-fiuf…-pensó Bella.-lo que hay que hacer para que no se acabe el azúcar en esta casa.
…
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Hola a todos, gracias por su apoyo incondicional, no hay otra palabra, por cada momento en que se toman un tiempo y leen las locuras o propuesta inocentes que planteo, gracias por sus votos y hermosos comentarios, gracias por seguir ahí siempre.
Sobre todo gracias a los que se animaron a contar con el riesgo de padecer una enorme envidia o simplemente morir de calor, confieso que a lo mejor se me pasó la mano o realmente fue a ellos jaja, aunque pensándolo bien creo que fue un empate, 50% para ambos.
Si creen que la historia sigue valiendo la pena leer, votar o comentar, bienvenidos, seguiré contestando.
Los quiero gracias.
Erika.
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