Be.-
...
- Quiero que sepas que no estás sola aquí Isabella.- manifestó Carlisle mientras íbamos en el auto a su casa.
Lo miré y asentí, sin embargo, sabía que esa era la realidad de mi situación y aunque el pensarlo me formaba un nudo en el estómago…en forma rápida desechaba ese pensamiento negativo y me enfocaba en mis metas, lo cual me hacía sonreír ¡Por fin estaba a un paso de comenzar los cimientos de mi nueva vida!
Habíamos salidos de aquella casa sin toparnos siquiera con ninguno de sus dueños. Y el primer trayecto del viaje había notado la tensión en el rostro siempre amable de Carlisle. No me atrevía a preguntar nada, pero estaba segura que la conversación que había llevado a cabo con su hijo no había sido para nada agradable y la causante era yo.
- Bueno.- llamó mi atención.- Bienvenida a mi casa. Bajemos a conocer a mi esposa
La casa si por fuera era hermosa, simplemente por dentro no habían adjetivos para calificarla. Esperaba algún día poder ofrecerles algo así a mis padres
- Llamaré a mi esposa. Ponte cómoda por favor.- sugirió afable
Me dediqué a observar las diversas fotos que descansaban sobre el lujoso mueble. Suponía que todos los que aparecían en ellas era su familia, ya que al menos en varias identifiqué a Edward y sólo en una a la mujer del mismo.
- Isabella.- voltee al llamado del Doctor. Una hermosa mujer estaba a su lado.- Te presento a la dueña de mis quincenas.- indicó sonriente.- Mi esposa, Esme Cullen
- Un placer conocerla señora Esme.- me acerqué despacio, pero ella avanzó con paso decidido a mí
- Por favor, llámame Esme.- me estrechó en sus brazos.- El placer es todo mío, hija
El sólo escucharla y ver la forma cariñosa con la que me recibía, me hizo devolverle el abrazo como si de mi misma madre se tratara. Sus ojos y expresión cálida invitaban a seguir envuelta en sus brazos, como un puerto seguro.
- Pero si eres la réplica exacta de tu padre.- afirmó observándome detenidamente
- ¿Usted conoce a mi papá?.- pregunté perpleja
- ¡Claro que sí!.- confirmó alegre.- ¿Acaso tu madre o Carlisle no te lo ha dicho?.- negué a sus palabras.- Bueno, debo confesarme, estuviste a punto de no llegar a este mundo.- planteó seria con un toque de diversión.- Casi maté a tu padre cuando le pidió matrimonio a Renée. Porque se llevaba no sólo a mi ayudanta, sino que a una gran amiga.- terminó haciéndome reír junto a su esposo
- Y es muy cierto ¿Eh?.- respaldó Carlisle.- Se salvó mas que nada cuando Renée aseguró que seguiría con nosotros y porque tu padre era policía
Mas pronto de lo que creí posible, me vi envuelta en risas sobre anécdotas que guardaba la estadía de mi madre con ellos. Me costaba un poco creer aquellas en que se describía a su hijo como alguien cariñoso y encantador, pero igualmente disimulé mi escepticismo por él y sus supuestas virtudes.
- Bueno, bueno… Ya haz conocido a mi hijo ¿Qué te ha parecido? ¿Verdad que es un amor? En cuanto le conversé de ti, estuvo de acuerdo.- confesó y tuve que recurrir a todo mi autocontrol para no revelar mi desagrado
- Bien…es…simpático.- contesté titubeante y el Doctor notó mi tensión
- Al parecer nuestro hijo había tenido un mal término de semana en el trabajo.- observé un leve intercambio de miradas, luego de la confesión hosca del Doctor
- ¡Oh! Ya veo…- contestó Esme incómoda.- ¿Lo…aconsejaste…sobre la empresa?
Estaba segura que la conversación que estaban llevando delante de mí y que a simple vista era trivial, tenía escondido un mensaje implícito a través de esas claves y palabras disfrazadas.
- Creo que le han quedado las cosas bastante claras…respecto al problema en la empresa.- siguió el juego el Doctor
- Bien.- se puso de pié Esme.- Alice me ha tenido loca todo el día con la hora de su llegada. Así que creo debemos ir antes que arrastre a Jasper y sus monstruitos hasta acá.- tomó mi mano y me guió al auto.- Te van a encantar esas niñas Isabella
...
Durante el trayecto a la casa de Alice, percibía a ratos el dialogo que se llevaba a cabo en el interior del auto. La verdad era que mi estómago otra vez estaba sufriendo estragos a la espera de un nuevo encuentro con un miembro de la familia Cullen. Solo podía agradecer a Dios que todo este estrés, sería llevado a cabo en un solo día.
- Debo advertirte Isabella.- me puse rígida en un solo segundo a sola mención de esa palabra. Sobre todo teniendo fresco el recibimiento de su hijo
- ¿Q-que cosa?.- pregunté con temor. Ya estábamos frente a la puerta de su hija
- Mi hija es un tanto…especial.- dijo divertida.- Y adoraba a tu madre. Así que…
No alcanzó a terminar su advertencia cuando la puerta era abierta con efusividad y una chica un poco más pequeña que yo, estaba literalmente colgada a mi cuello. Mis brazos estaban estáticos a mis costados, sin saber muy bien como reaccionar a este asalto de saludo.
- …no te asustes cuando veas su caluroso saludo.- terminó Esme indicando la escena
- ¡Que gusto volver a verte Isabella!.- chilló cuando me soltó en cierta forma, porque mis manos estaban presas bajo las suyas.- ¡Pero si eres toda una hermosa damita! ¡Dios mío! ¿Recuerdas mamá cuando Renée la llevaba a casa? Eras una cosita pequeñita. De hecho eras mi muñeca personal.- rió abiertamente
- Hija. La abrumas.- señaló Carlisle entre divertido y mostrando una cuota de seriedad
- ¡Oh! Lo siento Isabella. ¡Es que tenía tantas ganas de volver a verte! ¡Esperaba ansiosa su llegada! Pero pasen.- indicó su casa
- No le temas.- susurró Esme en mi oído.- Es inofensiva, a pesar de su excesiva energía.- haciéndome reír
- Mira Isabella.- tomó la mano de un chico que recordaba haberlo visto entre las fotos de la casa del Doctor.- Él es mi marido Jasper y ellas.- no había reparado en una pequeña junto a una mecedora, donde había otra cosita durmiendo.- Son Amelie y Montserrat ¡Nuestras creaciones!.- indicó a su esposo y ella
- Mucho gusto Isabella. Y bienvenida a nuestra casa.- saludó Jasper
- El gusto es mío. Y sus hijas son preciosas.- alabé a las pequeñas, que eran toda ella en miniatura, favorecidas aun más con la belleza del padre
Nos sentamos en la sala de la casa. Donde fui bombardeada de preguntas sobre mi madre, mi padre y en general por toda nuestra historia familiar desde que nos habíamos mudado a Forks y lo que básicamente recordaba desde cuando era pequeña hasta hoy. Podía decir que me sentía a gusto y sin temores. Ninguno de ellos había mostrado las mismas miradas de los que serían algo así como mis benefactores y menos aún me habían hecho sentir tan disminuida como horas atrás en esa casa.
- ¿Y como te ha recibido la bruja de mi cuñada y el monigote de mi hermano?.- soltó Alice de repente sin anestesia alguna
- ¡Alice!.- la reprendieron varias voces al mismo tiempo
- ¿Qué?.- se defendió.- Isabella es parte de nuestra familia desde hoy y creo que debería estar familiarizada, por ende, con las caretas y trapos sucios de la familia
Quise sonreír abiertamente a sus palabras. Si bien, había estado poco tiempo en esa casa, al parecer mis deducciones no eran erradas y en silencio agradecía ver que no era la única con aprensiones respecto a la pareja en cuestión.
- Se han portado bien.- mentí
- ¡Mas les vale!.- zanjó.- No dudes en acudir a mi si tienes algún problema con ellos cuando mis papás estén fuera.- ofreció sin inmutarse por las miradas recibidas
- Edward y Tanya serán unos buenos anfitriones.- defendió Esme sin mucha convicción
- A tío Edar no jugal con mi.- balbuceó la pequeña Amy y su labio inferior sobresalió en señal de llanto próximo.- A tía Tanya no quelel a Amy
- Hasta Amy se da cuenta.- expresó con enfado Alice y tomó a la pequeña en brazos
Un silencio incomodo se apoderó del entorno y las miradas iban y venían de unos a otros. No sabía bien que pasaba en esta familia, pero estaba claro que para Alice, Tanya no era de su mayor agrado y eso arrastraba a su hermano en el camino. Jasper terminó con la burbuja incómoda en que nos habíamos sumido, invitándonos a pasar a la mesa para tomar el té.
...
- ¿Así que estudiarás Medicina?.- interpeló Jasper hacia mí
- Sí.
- ¿Y tienes ya definida alguna especialidad?.- siguió Alice
- Me gustaría especializarme en Cirugía Plástica.- confesé
- ¿Alguna connotación especial para tomar ese rumbo?.- preguntó Esme intrigada
Tomé un sorbo de mi café en silencio. Pude sentir la mirada de todos y en especial del Doctor en mí, puesto que podía decir a ciencia cierta que él estaba al tanto de lo ocurrido en mi familia. Inhalé el aire a grandes cantidades y me forcé a mi misma a ser tan o más fuerte de lo que había sido cuando todo pasó.
- Quiero poder devolverle la dignidad a aquellas personas que hayan sufrido algún trauma, ya sea congénito o adquirido…como en mi caso- dije firme
Otra vez la mesa quedó en silencio. Podía asegurar que cada una de las tres restantes cabezas pensantes estaba tratando de encajar mis palabras con algún suceso nombrado en la anterior charla, pero lo cierto era que esa parte de mi vida no había sido expresado en mi relato.
- ¡Una eminencia! Eso serás sin duda alguna, el día de mañana Isabella.- dijo con convicción el Doctor, infundiéndome mas valor del albergado todos estos años.
- Es lo que mas anhelo.-
- Apoyo a mi suegro.- afirmó Jasper.- Tienes tus ideas claras y persigues un fin basado en un punto personal, eso te da el empuje para realizar todas tus metas
Lo miré con agradecimiento por sus palabras, pero también con una curiosidad innegable. Sus forma de decirlo me había hecho pensar que no eran palabras al azar y que tenían mucho que ver con su vida igualmente.
- Yo soy abogado.- comenzó a explicar.- Estudié Derecho no porque el dinero en mi familia sobrara. Es más, era un bien escaso.- declaró, dejándome sorprendida
- Con Jazz nos conocimos a raíz de una fiesta de beneficencia.- irrumpió Alice.- Yo tenía tu edad y Jazz veinte. Yo había acompañado a una amiga y un mesero muy guapo llamó mi atención toda la noche.- Alice miraba con adoración a Jasper
- Estaba en mi segundo año de Derecho en ese tiempo. Entré gracias a mis notas y mis gastos los solventaba trabajando por todos lados, además de conseguir múltiples becas. Mi madre era madre soltera y se casó con otro hombre cuando yo tenía unos cinco años.- su mirada se perdió en algún punto mientras relataba.- Fui testigo de cómo ese hombre golpeó una y otra vez a la mujer que me había dado la vida y como la justicia no hacía nada cuando ella lo denunciaba, así mismo como mi madre creía las palabras de disculpa que él le brindaba luego de palizas atroces.
Sentí mis ojos picar, cuando pude ver el dolor en la mirada de él. Estaba tan convencida que todo en este mundo de ricos era perfección, que me sentí mal conmigo misma por mis prejuicios.
- Mi aliciente para estudiar esa carrera y esforzarme a pesar de las precariedades que pasaba, era terminar con los hombres maltratadores de mujeres.- hizo una pausa.- Para mi tercer año de estudio…mi fuerza se doblegó…- su voz se quebró en lo último
- Tranquilo amor.- susurró Alice, tomando su mano en señal de apoyo
- Ese día, luego de un arduo día de universidad y trabajo llegué a casa.- siguió contando.- Apenas doblé la esquina supe que algo no andaba bien. La casa estaba rodeada de policías y gente.- señaló cerrando sus ojos con fuerza.- Cuando entré el cuerpo de mi madre era sacado en una especie de bandeja gigante…seguido por el tipo ese en las mismas condiciones.- ahogué un grito de horror.- Al final de todo, el cumplió su cometido…la golpeó hasta matarla y no contento con eso la apuñaló repetidas veces. Luego el muy cobarde se suicidó
Miles de silenciosas lágrimas corrieron por mis mejillas al escuchar su historia de vida. Yo tenía los recuerdos de mi fatídico día en mi cuerpo al igual que él en su mente, pero al menos yo había podido salvar a mi padre…en cambio él, no había tenido oportunidad de hacerlo. Estiré mi mano con temor hacia la suya que descansaba encima de la mesa…la toqué temblorosa porque no teníamos la confianza para ese gesto tan íntimo, sin embargo, me sentía ligada de una forma automática con él luego de saber detalles de su vida.
Jasper observó mi mano y cuando estaba a punto de retirarla con vergüenza por mi actitud atrevida…él la tomó con fuerza y me sonrió de forma cálida. Era como si con eso hubiera un traspaso silencioso de fuerzas por nuestras experiencias.
- Lo siento tanto.- susurré entre lágrimas
- Yo también Isabella.- su tono de voz fue bajo.- Pero hoy saco fuerzas de flaqueza para que nadie vuelva a pasar lo que yo viví y lo que mi madre tuvo que soportar. Alice, mis hijas y su familia han sido mi mayor apoyo desde ese día y luego la aparición de mi padre.- sonrió aun con algo de tristeza
- ¿Tu padre?.- no pude evitar preguntar
- Mis padres me concibieron por una noche de pasión.- explicó.- Y la típica historia de película se desarrolló en ellos. Mi madre quedó embarazada, pero jamás lo buscó para decírselo. Él era hijo único de una acomodada familia y ella creía que no tenían futuro juntos.- la tristeza dio paso a la esperanza que albergaba su tono de voz
- ¿Y como diste con él o él contigo?.- indagué curiosa
- Siempre supe su nombre, pero nunca lo busqué por petición de mi madre. Sin embargo una vez pasados todos estos sucesos, me decidí a buscarlo y gracias a la ayuda de mi mujer y su familia, luego de un año dí con él.- rió.- No hubo necesidad de Test de paternidad ni nada, soy una copia fiel de él. Me recibieron como si jamás hubiera estado fuera de sus vidas y gracias a su apoyo, soy lo que soy. Tengo una media hermana, Rosalie, tiene tu misma edad y está pronta a ingresar a estudiar Derecho para seguir mis pasos.
- Me siento identificada contigo.- ni pude evitar mi comentario.- Eres digno de admiración
- Muchas gracias Isabella.- asintió en mi dirección.- Y estoy seguro que el día de mañana yo seré quien se enorgullezca de lo que logres
- Bueno.- llamó la atención Alice, limpiando sus lágrimas.- Es hora de dejar las penas en el cajón de los recuerdos. Hoy la vida nos sonríe y apuesto que el día de mañana serás un sol irradiando tu propia luz Isabella.- me aseguró
- Gracias.- le sonreí.- Y quisiera pedirles que me llamaran Bella, es así como me llaman mis amigos y familia. Y ustedes en estas pocas horas se han ganado ese derecho.- declaré ante las cariñosas miradas de los demás
- Bella…- susurró Esme.- ¡Un precioso diminutivo para una preciosa chica! ¡Me gusta!
Agradecía las palabras de cada uno a pesar de saber que "preciosa chica" estaba un tanto lejos de ser un adjetivo para mí, al menos no por completo, pero algún día lo sería.
- ¡Amy!.- gritó Alice.- Bebé, trae el paquete rosa que tienes guardado
La pequeña salió corriendo del comedor en dirección en la sala, mientras Alice daba pequeños brincos en su silla, contagiando su energía a todos los demás. Amy volvió con un pequeño paquete de regalo en sus manos y se acercó a su madre, quien le susurró algo en su oído e hizo que la bebé se encaminara hacia el lugar donde me encontraba. Me miró expectante y ofreció el paquete de sus manos hacia mí
- Un degalo pala ti.- farfulló quedito
- ¿Para mí?.- pregunté sorprendida
- ¡Claro que sí Bella!.- afirmó Alice.- ¡Vamos, ábrelo! Y no acepto un no como respuesta. Te será muy útil
- ¿Me ayudas?.- le pedí a Amy que me miraba con sus ojitos brillantes
Lo pusimos sobre la mesa y ella terminó de abrirlo. Sin tener hijos, sabía cuanto amaban los niños abrir regalos, yo misma era así cuando estaba pequeña. Un hermoso celular estaba dentro de una pequeña caja y sin sacarlo de su total envoltorio estaba segura que era última moda y carísimo
- Es…demasiado.- musité anonadada
- Por supuesto que no.- me cortó Alice.- Todos los universitarios alardean sus móviles y tú no serás la excepción. Además hoy en día ya no es un lujo, sino una necesidad y podrás comunicarte cuando quieras con tus padres o amigos de Forks.
- No debes preocuparte por nada.- continuó Jasper.- Podrás llamar cuando y cuanto quieras. El regalo incluye ilimitado minutos para hablar
- Pero…- fui sutilmente cortada por una enfadada juguetonamente Alice
- Acabas de decir que somos parte importante tuya, por ende, nuestra también. Además sin querer sonar petulante, el dinero gracias a Dios no es un mayor problema y podemos darnos algunos gustos ¡Como éste!.- indicó el móvil.- La cuenta corre por nosotros, piensa en tus padres Bella…
- Muchas gracias.- dije luego de unos minutos. Me levanté y besé a Alice y Jasper en agradecimiento. La sola mención de mis padres me alentó a recibirlo sin tapujos, pues sabía que no podríamos hablar con regularidad por los costos.
- Y antes que vuelvas a tu estado de negación con los regalos.- advirtió Esme.- Nosotros también te tenemos un regalo de bienvenida
- Tampoco puedes negarte.- me advirtió Carlisle.- Pues será también muy útil en tu nueva vida universitaria. Toma.- me extendió una caja mucho más grande que la del móvil y que no había visto antes
- ¿Te ayudo a abila?.- preguntó emocionada Amy
- Por supuesto señorita.- contesté ante su entusiasmo
Abrimos el regalo y quedé sin palabras nuevamente ante el hermoso Computador Portátil que descansaba sobre la mesa. Siempre había querido un Notebook, pero sabía que con la pensión que recibía mi padre, una compra como esa estaba lejos de poder llevarse a cabo, así que había recibido igualmente feliz el Computador de segunda mano que había recibido como regalo en la última navidad y que no había podido traerme por todo lo que implicaba el traslado de tanto aparataje.
...
Luego de múltiples agradecimientos por mi parte. Acepté los dos regalos que sin duda alguna eran una bendición de Dios, pues podría realizar mis tareas estudiantiles sin mayores problemas y además podría saber a diario de mis padres, aunque fuera por cortos minutos…de alguna manera, me sentiría mas cercana a ellos a pesar de la distancia.
- Muchas gracias por todo a todos.- dije finalmente.- No tenían que molestarse, pero los recibo de la mejor forma posible. Espero algún día poder devolver todo lo que me han dado
- ¡Ya basta de agradecimientos!.- concluyó Alice.- Espero como recompensa ser observadora de las mejores calificaciones dentro de estos años
- Ese es justamente nuestro mejor pago.- la apañó Carlisle
- Sin duda alguna.- estuvo de acuerdo Esme.- Y ahora hija ¿Haz encontrado a alguien que se quede con las pequeñas cuando debas asistir a tus eventos?
- Aun no mamá.- contestó Alice con fastidio.- Pero con tiempo y paciencia. Además aun no se ha presentado ninguno
- Espero que sea de total confianza. Debes revisar con detalle sus recomendaciones.- exigió Esme a Alice
- Por supuesto mamá
- Bueno, es hora de irnos. Mañana esta señorita debe comenzar sus estudios y tiene que tener sus ocho horas de sueño correspondiente para hacerlo de la mejor forma.- apuntó Carlisle a mí
- Eres bienvenida cuando gustes a nuestra casa Bella. Edward y Tanya están todo el día fuera, así que puedes venir acá cuando no quieras estar sola y puedes ocupar las salas desocupadas para estudiar.- ofreció Jasper
- Lo tendré en cuenta. La verdad es que me he sentido muy a gusto con ustedes.- respondí verdaderamente
Nos despedimos de todos. No sin antes escuchar como Esme y Carlisle le pedían a Alice que el día de mañana olvidara por un momento lo pasado y concurriera a la cena, antes que se embarcaran en su viaje. No entendía a que se referían, pero pude notar las miradas de resignación y esperanza que pululaba en la entrada de la casa.
Mi semblante decayó al volver a casa del hijo del Doctor y Esme, pero me di valentía al recordar la tarde agradable que había pasado. Tomé mis regalos emocionada aun y caminé detrás del Doctor y junto a su esposa. Fue Tanya esta vez quien abrió la puerta y se deshizo en halagos y saludos para sus suegros, reprimí las ganas de rodar los ojos ¡Se escuchaba tan falsa! ¿O acaso era yo y mis prejuicios nuevamente? Decidí alejar mis malas vibras, quizás y las cosas no eran tan malas después de todo
- ¿Y mi hijo?.- inquirió Esme al no verlo
- Aquí estoy mamá.- contestó él bajando las escaleras
Se saludaron irradiando amor en su abrazo, lo que me llevó a revalidar la intención de comenzar de cero, a pesar del episodio pasado. No obstante no pasé por alto la diferencia notoria en el saludo con su padre.
- ¿Y todos esos regalos?.- indicó Tanya las bolsas en mis manos
- Son nuestros regalos de recibimiento.- respondió el Doctor en forma seca
- ¡Wow! De haber sabido eso, te hubiera comprado algo igualmente.- cerré mi mente al tono sardónico y falso usado por ella
- No es necesario.- bisbise incómoda con la mirada extraña que ella me enseñaba
- ¡Oh Bella!.- se golpeó la frente Carlisle en señal de haber olvidado algo
- ¿Bella?.- repitió Tanya observando con una mueca de ¿asco?
- A Isabella le gusta que le digan Bella.- le explicó Esme, mientras ella arqueaba una de sus perfectas cejas
- ¡Claro, claro!.- carraspeó y ocultó su mirada divertida viendo sus pies
- ¿Haz terminado?.- la increpó el Doctor, tratando de mantener su tono de voz a raya.- Porque quisiera hablar de cosas realmente importantes con Bella
Dicho esto me llevó hacia fuera. Esme observaba a su hijo solamente, quien no había dicho palabra alguna más que su saludo y fulminaba con la mirada a su padre luego de la cortante alusión a las tonterías que hablaba Tanya.
Afuera nada más quería explicarme el funcionamiento del GPS que estaba instalado en el automóvil que me facilitaría el día de mañana luego de la cena en su casa para trasladarme. Además de informarme que el mismo me recogería según mis horarios el primer día para enseñarme un poco el camino a seguir y para que estuviera relajada en el tema del transporte, solo abocándome a mi primer día de Universidad.
...
Poco después se retiraron. Me quedé de pie en la entrada de la casa viendo como se perdían calle abajo. Tomé una profunda respiración y encaminé mis pasos dentro de la casa. Quedé perpleja por la escena que se me presentaba delante de mí…Tanya, estaba hurgando en mis bolsas de regalo como si de su propiedad fueran y no se había inmutado cuando cerré la puerta con un poco mas de fuerza necesaria para denotar mí presencia en la sala.
- Lindos regalos.- escupió sin emoción alguna de alegría en su voz
- Lo son.- concordé con ella con voz seca
- Por lo visto en poco tiempo te haz ganado hasta mi querida cuñadita.- aunque de cariño hacia ella, no había nada
- Es una persona muy cariñosa. Ella y su marido, junto a las niñas.- defendí, a pesar de quizás sonar irrespetuosa
- ¡Uf! Al parecer todo entre nosotras es…- su presunto ácido comentario quedó en el aire cuando Edward volvió a irrumpir en la sala
- Estas son las llaves de la casa.- extendió unas hacia mí.- Paso la mayor parte del día fuera y Tanya lo mismo.- declaró en forma áspera
- Gracias.- susurré
- Aquí tienes los números del Restaurante al que pedimos la comida diaria. Solo pide lo que se te antoje y apuntalo a mi nombre. Ya hablé con el dependiente sobre otra persona ordenando de esta misma dirección.- parecía tal como si estuviera leyendo mi sentencia
- Tienen una comida vegetariana, bajas en calorías muy buenas.- sonrió Tanya.- Quizás podrías comenzar a degustarla.- sentí una punzada en mi pecho al escuchar sus palabras.
Sabía que estaba haciendo alusión a mi sobrepeso. Edward susurró su nombre, quiero pensar en todo de advertencia para que no siguiera lanzando su veneno hacia mí.
- Gracias.- volví a repetir como autómata
- Puedes…sentirte…como en tu casa.- finalizó Edward como si le estuvieran poniendo un fierro caliente que le costara hablar.- El teléfono puedes ocuparlo cuando necesites, hay una extensión a tu habitación. Así mismo la puerta a la derecha de tu closet es una habitación ambientada como estudio donde puedes realizar tus labores
- También puedes comer en ella. Tu pieza es como un departamento pequeño. Tienes todo lo que necesites.- añadió Tanya, dejándome en claro que mientras menos apareciera a su vista, por lo visto mucho mejor
- Voy al cuarto, estoy cansada. Buenas noches y gracias por todo. Por recibirme en su casa- me apresuré
- Isabella.- llamó Tanya cuando estaba a punto de subir las escaleras.- En la parte de atrás de la casa hay un gimnasio. Puedes también tener en cuenta ocuparlo
Asentí incapaz de decir nada más, porque mis ganas de soltarle toda la basura del mundo estaban subiendo a radales por mi cuerpo. Entré al que sería mi cuarto y dejé mis regalos sobre la cama. Los desenvolví y sonreí a pesar de todo. Observé la hora y llamé de inmediato a mis padres…
Conversé con ellos y no pude evitar sonar emocionada por las visitas hechas a Esme y Alice, sin embargo, omití tan solo recordar mi llegada y a los dos personajes que habían pasado riendo por fuera de mi habitación. Mi padre sonaba aun triste y le tranquilicé con mis mejores palabras…
Después de darme una ducha, me acosté leyendo los manuales para utilizar mis nuevos regalos… Mañana sería un nuevo comienzo y aunque sentía el temor natural a lo nuevo, estaba emocionada por conocer nueva gente y empezar ya con mis estudios. Solo esperaba que no toda la gente de la ciudad fuese prejuiciosa con la gente gorda como yo…mis cicatrices no eran visibles y las que estaban en mi cuello las tapaba con mis pañoletas, así que no me intimidaban…
Me repetí a mi misma las palabras que siempre me decía cuando estaba por afrontar un nuevo reto… "Las cicatrices del alma son experiencias pasadas para las personas. Las quemaduras de mi cuerpo, son mi recuerdo vivo de mi fuerza corporal y el amor por los que me adoran"
Cerré mis ojos y me dejé llevar al mundo de los sueños, donde todo volvía a mis catorce años…donde mi padre corría a mi encuentro y yo era el antónimo del presente… Sin embargo otra persona por primera vez apareció en mis sueños…y como tal, era todo irreal…un sueño perfecto…
...
Continuará...
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¡Uf! ¿Qué les pareció el capítulo? ¿Y la historia de Jasper?
Como pudieron ver, hay una pequeña información de Bella aquí.
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