Pov Gianna.
Dentro de mi podía sentir como aquella parte oscura, aquella parte desconocida me llamaba; esta quería que conociese su identidad, que conociese la verdad. Estaba tan aturdida, tan aterrada; tan... ¿había palabras para describir lo que sentía en estos momentos? tal vez una. Culpabilidad.
Mi mente no se explicaba como mi razón de ser no pertenecía completamente a Demetri, el era mi gran amor, el hombre que me hacia llorar o reír, el hombre al cual pertenecía; y... en verdad no era así, todo esos pensamientos se reducían a la nada cada vez que esa oscuridad me llamaba. No lo pude reprimir y empecé a llorar. Todo lo que creía, todo lo que amaba... ¿acaso no era cierto?
Su contacto helado me hizo reaccionar. Todavía seguíamos allí, en aquel claro en el que hace unas horas nos confesamos nuestro amor, si al mío se podía llamar amor, ya que... ¿en que demonios estaba pensando? yo le quería, le amaba; ¿como podía decir esas cosas? tal vez sería mi imaginación, tal vez... y de nuevo unos pequeños golpes hacian aparición en mi corazón, ni siquiera me podía engañar a mi misma. Yo le quería; una parte de mi si, la conocida; pero la desconocida quería a otra persona. Una dura realidad que debía de afrontar.
- Puedes confiar en mí - dijo este rozando sus labios contra mi oído
¿Y ahora que le decía? yo a el no le quería ver sufrir por mi culpa, eso no me lo perdonaría, pero... ¿que otra opción tenía? me quedé durante unos momentos callada, para mi serían simples segundos, pero para el una eternidad.
- No es nada importante - dije mientras me limpiaba las lágrimas
- Si no fuese por nada importante, no llorarías, ¿no?
Y eso era verdad. Ojala fuese por una tontería; pero si el se enterase de la verdad; ¿me dejaría? y en cuanto mi mente captó y comprendió ese pensamiento no pudo evitar estremecerse ante tal.
- Solo, solo... estoy pensando en Félix - dije cabizbaja
Del pecho de este sentí un leve gruñido; y de su rostro solo pude captar el dolor y la rabia.
- Tranquila; el no vivirá mucho tiempo para hacerte nada...
- Demetri, ¿y si yo no quiero que no muera?
- ¿Como? - dijo este chillando y levantandose del suelo; haciendo que yo me cayese a el, ya que estaba recostada en su pecho.
- Perfecto Demetri, podrías tener más cuidado, ¿no? - le pregunté mientras intentaba incorporarme
- ¿Y tu? - dijo con rabia - tu podrías tener más cuidado ante tus propias palabras
- ¿Que dije? - pregunte mientras sacudía el vestido
- ¿Y si yo no quiero que muera? - y ese comentario me dolió, ya que lo hizo en tono de burla - ¿tu sabes lo que estas diciendo? ¿el casi te, te... - y dejo la palabra caer
- Si se lo que estoy diciendo, y se porqué lo digo.
- ¿Es que acaso lo quieres? - preguntó receloso
Y entonces pude notar como mi alma se me cayó hasta los pies. ¿Yo enamorada de Félix? eso era imposible; yo siempre le quise como un amigo... y lo único que hacia esto era por Renata; ya que sabía que Félix para ella era su mundo, y si el se iba, ella tan bien, y no podía permitir algo así
- ¿Dudas de mis sentimientos hacia ti? ¿dudas de todo lo que he pasado por tu culpa? ¿dudas de eso? - pregunté llorando
- Lo único que digo...
- Me da igual lo que digas - dije en un grito - ¿sabes que es lo mejor? que me vaya y te deje tranquilo
Dicho esto me di la vuelta dispuesta a irme, pero este me agarró con fuerza del brazo, pequeñas punzadas de dolor aparecieron en este, pero a decir verdad el brazo era lo de menos; lo de más era el gesto... su reacción y su comportamiento. Quería librarme de esa situación; quería que Alec estuviese aquí e hiciese algo, ya que a estas alturas ya no sabía de lo que era capaz Demetri...
- Suéltala - dijo una voz detrás de nosotros.
A duras penas me di la vuelta y me encontré con el; mi ángel, mi niño; mi Alec.
En apenas un segundo este estaba a mi lado, cogiéndome de la cintura.
Miré con terror a Alec; ¿y si ahora peleaban por mi culpa?
Alec no me miraba a mi, sino a Demetri, y en su rostro si que vi verdadera rabia; lo mejor que podía hacer Demetri en estos instantes era soltarme, y así lo hizo. Este me dedicó una última mirada de ¿dolor? y se fue sin decir nada.
- Alec - dije mientras me aferraba a su cuerpo
- Mi princesa; ¿acaso siempre te tienes que meter en líos? - preguntó intentando sacar un poco de hierro al asunto
- Esa es mi especialidad - dije en un susurro - ¿como sabías que...
- Simplemente lo sabía - me respondió con dulzura - ya sabes; eres parte de mi - y me dio un dulce beso en la frente
- Alec, te tengo que contar tantas cosas... - le dije mientras levantaba la vista esperando ansiosa que este centrase sus ojos en mi - pero primero tengo que hacer algo importante
- ¿Y ese algo es más importante que nuestra charla? - preguntó ''ofendido''
- En este caso si - le dije mientras le sacaba la lengua - tengo que hablar con Renata sobre un asunto...
- ¿De Félix?
- ¿Como lo sabes? - pregunté sorprendida
- Veras... después de acompañarte a ti a la salida; este no volvió al castillo, y Aro sospechó de lo que pudiese hacer, por lo que envió a Demetri. En cuanto volvió Félix al castillo este fue ''interrogado'' por Aro y descubrió lo que sucedió. Y después estaba preocupado por ti, ya que Demetri tampoco venía, y tenía un presentimiento...
- ¿Y Renata como esta?
- Te lo puedes imaginar, esta destrozada; y sobre todo lo siente por ti - dijo mientras me acariciaba el ostro
- Pero el... - no me salían las palabras, pero sabía que este captaría lo que le quería decir
- Aún no; Aro quiere saber tu opinión al respecto
- De acuerdo; llevame rapido al castillo, necesito hablar con ella
- Como usted mande - y dicho esto me subió a su espalda.
En apenas unos pocos minutos llegamos al castillo, exactamente ante la puerta de Renata. Alec me dedicó una mirada '' Os dejaré a solas '' y se fue.
Entré por la puerta con suavidad, ya que no quería alterarla demasiado, y cuando por fin entré en esta pude ver como Renata estaba acostada en la cama.
- Cielo - la dije mientras me acomodaba a su lado
- Oh Gianna - dijo esta mientras se abalanzaba sobre mi y me abrazaba con delicadeza - lo siento tanto de verdad...
- Renata; tu no te tienes que disculpar, no has hecho nada malo
- Ya lo sé; pero es que no se que decirte - dijo mientras escondía su rostro entre mi pecho... pero antes de hacerlo pude comprobar como su rostro estaba lleno de dolor, y en ese momento sentí el mismo dolor que ella sentía.
- No digas nada - la decía mientras acariciaba su pelo - todo se arreglará
- No lo creo Gianna; el morirá, lo sé; y yo me iré con el
- Eso nunca - dije alzando la voz - no lo permitiré; si tu te vas... - y deje la frase caer por su propio peso
- Entonces, ¿que puedo hacer si el no está?
- El estará tranquila
- Pero...
- Ya Renata, el estará. Aro ha decidido que yo tome la última palabra. Y mi decisión es que le daré una segunda oportunidad
- Pero...
- ¿Tu le quieres? ¿tu podrías vivir sin el?
- Si y no
- De acuerdo, no puedo permitir que sufras
- Pero de todas maneras el no me quiere - dijo triste
- Si te quiere... lo que pasa es que, bueno.. no lo sé, pero el te quiere. Dejalo en mis manos
Y durante unos momentos nos quedamos calladas mirandonos la una a la otra. Yo sabía lo que ella sufriría sin el, y eso no lo podría permitir; tenía que hacer algo para que Félix se diese cuenta de que...
- Gianna; Aro te llama - y Jane interrumpió mis pensamientos
- Gracias Jane; ¿podrías quedarte con Renata? no quiero que este sola...
- No hace falta que digas nada; también venía con esa intención - dijo con una sonrisa. Esta si que era la verdadera Jane
- Gracias de nuevo - y sin dudarlo le di un abrazo y un beso en la mejilla; esta se tenso un poco, pero enseguida se relajó.
- Gracias a ti - me contestó antes de que saliese por la puerta
Camine por los pasillos del castillo con la decisión tomada. Una segunda oportunidad para Félix, y después de eso hablaría con el.
Llegué a la gran sala en menos tiempo del que me imaginaba. En esta estaban Aro, Marco, Cayo, Alec, Demetri y por último Felix. Ni si quiera me centré en Demetri, únicamente me centré en Félix. En su rostro podía ver el arrepentimiento.
- Mi pequeña - me saludó Aro mientras me acunaba el rostro entre sus frías manos y me daba un tierno beso en la frente - ¿como estas?
- Bien - dije con una sonrisa
- Eso me alegra, después de lo que has pasado... - y miró a Félix - en fin Gianna como ya sabrás está en tu mano la vida de Félix; yo le hubiese matado con gusto, porqué algo así no se puede permitir; pero Marco y Cayo querían saber tu opinión, y sobre todo yo.
- Creo que... - dije vacilante - que se merece una oportunidad - y pude ver como todos me miraban sorprendidos, sobre todo Félix. Me acerqué a el y le tomé de la mano, este se aturdió debido a mi contacto - verás Félix, yo te perdono, tengo mis razones; se porque lo hago. Hace tiempo tu me diste una oportunidad, ya que aquella vez cuando nos conocimos tu podrías haberme matado, pero no lo hiciste, y fuiste mi primer amigo aquí, y te tengo cariño, eso no lo puedo negar, pero como amigo. Tal vez te hiciste una idea equivocada de mi, pero bueno...eso no importa; yo te perdono, y no lo hago por mi; lo hago, bueno ya te lo diré; aunque me imagino que ya sabrás quien es esa persona - me separé a el y miré fijamente a Aro - si quieres puedes comprobar mis pensamientos para estar más conforme - dije tendiendole mi mano. Este me miró aturdido, pero no aceptó mi mano
- ¿Segura?
- Si, totalmente segura. Confio en el
- De acuerdo querida - y se dio la vuelta para hablar con Félix - espero que aproveches esta oportunidad, ya que si hubiese sido por mi estarías muerto
- Si amo - y pude ver el arrepentimiento en su rostro
- Bien - dijo Aro mientras se frotaba las sienes - puedes irte querida; si lo deseas puedes quedarte esta noche aquí. Te puedes quedar en la habitación que quieras, no hay problema - y dicho esto miró a Alec
- Me parece bien - dije en un susurro - pero antes prefiero hablar con Félix; ¿podéis dejarnos solos?
- Claro; por favor salgan todos.
El último en marcharse fue Demetri; el cual me miraba arrepentido, hice caso omiso a su rostro y me encaré a Félix.
|