Bella
La noche había sido maravillosa, todo había salido perfecto y ahora descansaba sobre el pecho de Edward, habíamos pasado la noche juntos en su casa, Nana y Carlisle les encanto que estuviéramos juntos y ahora no en plan de amigos sino ahora de novios. Nana estaba más que contenta y no había momento que nos felicitara, Edward estaba más contento y según Esme, que por cierto ya era novia de Carlisle, decía que mi mirada ahora estaba llena de luz y de alegría, ella decía que era porque por fin había encontrado algo que me hiciera feliz y ahora mi alma se encontraba contenta, Alice y Rosalie decían que estaba loca pero yo solo decía que ella tenía razón, por fin en mucho tiempo había encontrado, aun que se escuche cursi, mi otra mitad y aun que antes no lo viera, Edward era una maravillosa persona y está contenta con tenerlo a mi lado, solo para mi solita y para siempre.
-¿En qué piensas?-pregunto mientras me besaba la cabeza.
-En que soy la chica más afortunada del mundo-Bese su pecho.
-¿Así? ¿Por qué?-pregunto y solté una risita.
-Porque te tengo aquí a mi lado y porque te amo.
-Yo también te amo, Bella.
Alce el rostro observando su belleza, sus ojos grandes y verdes que eran enmarcados por unas espesas pestañas, su nariz recta, su mandíbula cuadrada y su cabello despeinado, me levante acomodando su camisa que traía ya que mi ropa estaba esparcida por el suelo, y me subí encima de él, sus manos tocaron mi cadera y me agache para besarlo, un beso lleno de amor, sus manos subieron por mi espalda y me apretaron más a su cuerpo, moví mi boca a su ritmo y su lengua inmediatamente se introdujo dentro para jugar con la mía, exigía y succionaba mi lengua como él quería, dios ¿cómo era posible que con un simple beso pudiera hacerme tocar el cielo con las manos? Me separe poco a poco de él cuando mi mundo comenzó a dar vueltas y mi respiración fallo, me abrazo y pego mi rostro en su pecho acariciando toda mi espalda. Esto empezaba a gustarme, nunca me había sentido así, tan llena de dicha de todo y con tan solo estar con él, podía ser feliz sin ningún costo.
Me levante de encima de Edward y camine directo al baño, era hora de levantarse y mis padres se despertarían en cualquier momento y mi madre iría a mi habitación a tocar la puerta, tome mis pantalones, mis camiseta y me dirigí al baño a cambiarme, en cuanto me quite la camisa de Edward, me observe bien, mi cuello tenía unas pequeñas marcas rojizas que al rato estarían moradas, mi abdomen estaba igual y mi cadera no se salvaba de estas marcas, creo que tendría que hablar muy bien con Edward sobre esto, sino mis padres me prohibirían salir con él.
Cuando salí del baño Edward estaba frente al monitor y escribía en el teclado. Me acerque a él y vi a Emmett del otro lado, tenía la cara con sueño y comía cereal. En cuanto me vio saco los ojos como platos y observo a Edward luego me observo a mí y después se carcajeo.
Emmett Brandon dice: Vaya quien los viera no son ni las nueve y ya están jugando. Ja, Ja, Ja…
Edward Cullen dice: ¬¬ Déjate de payasadas solo quiero saber cuál es el plan de hoy.
Emmett Brandon dice: Pues la verdad no sé, pero deja le hablo a Rose y que ella le diga a Jasper y que él le diga a Alice y que luego Alice te diga a ti.
Emmett era algunas veces algo rarito para no decir retardado ya que con poco se complicaba la vida. Le di un ligero beso en los labios y me escabullí por la ventana teniendo cuidado de no partirme el cráneo cayéndome. En cuanto entre a mi habitación comencé a cambiarme la ropa y a ponerme la pijama antes de que mi madre sospechara algo, del otro lado Edward me veía divertido y con una manzana en su mano solo sonreía. Genial ahora mi novio se burla de mí, volví a mirarlo y observe un cuaderno en sus manos mostrándomelo. <<<Paso por ti en una hora y media para ir con Alice al Centro Comercial>>> Lo mire sorprendida, a Edward le fastidiaba ir de compras con Alice a menos que él le encargara algo para mí o para alguna de sus amigas, esto era raro. Asentí con la cabeza y tome mi ropa para meterme a bañar, mi madre subía las escaleras y en cuanto me vio me saludo y se metió a su habitación. Estaba contenta o más que eso y hasta puedo decir que cante en la ducha ya que no cavia de Alegría.
En cuanto salí, tome lo primero que encontré; unos jeans oscuros con una blusa roja que había encontrado en todo mi tiradero, me seque el cabello con la secadora y me puse un poco de brillo en los labios, tal vez así no me vería como muerta. Al momento que me puse los tenis, alguien había tocado la puerta y me apresure a abrochármelos cuando escuche como Edward saludaba a mis padres, me volví acomodar el cabello y salí de mi habitación no sin antes observarme en el espejo, perfecto seguía bien.
Baje las escaleras muy lentamente ya que tenia miedo de caerme o que mis pies se enredaran pero en cuanto lo vi todo miedo se esfumo, ahora me corría la desesperación de ya estar en sus brazos. Él sonrió de lado en cuento me vio y sin darle la orden a mis pies, estos corrieron y me avente a sus brazos, Edward me abrazo y beso mi mejilla, bueno eso no era lo que esperaba pero cuando mi padre andaba observándonos, creo que fue lo mejor que se le pudo ocurrir.
-Mama, Papa ya nos vamos, iremos con Alice y los demás-tome mi abrigo que Edward me ayudo a ponerme y abrí la puerta.
-¿A que hora vuelven?-pregunto mama.
-No lo sé, ¿Por qué?-pregunte.
-No por nada solo quería saber si te esperamos despierta o te quedaras con Alice o Rosalie.
Observe a Edward que ya estaba afuera y asintió con la cabeza, ya sabía lo que tramaba.
-Me quedare en casa de Alice-Mentí pero aun así no lo notaron.
-De acuerdo, diviértanse-grito mama y camine con Edward hacia su carro.
En cuanto estuvimos dentro del carro Edward tomo mi rostro en sus manos y me beso apasionadamente como si tuviéramos años sin vernos y eso era lo que me agradaba de él, con Edward siempre me sentía feliz y además pareciera que a él nunca se le iba el amor o las ganas de besarme, ahora entendía por qué Denali lo quería para ella y como estúpida nunca me había dado cuenta de ello.
Arranco el carro en cuanto me dejo respirar y tuve que mirar hacia la ventana para que él no se diera cuenta de que me había puesto colorada, Edward había puesto una canción que ha ambos nos gustaba y en ese momento su celular sonó.
-Que paso-contesto-Si así es, ya vamos para allá, si ya lo sé -me observo-Se ve bien no tienes porque preocuparte y no dejare que la vistas, así que adiós-Y Edward colgó.
No hacía falta preguntar que quien era ya que estaba más que claro que se trataba de Alice, como siempre le había preguntado qué a qué hora pensábamos llegar, que era lo que yo traía puesto y si me había arreglado bien y como Edward le contesto que me veía bien, ella de seguro y no le creyó y le dijo que me vestiría ella, claro como si yo también me dejara aun que pensándolo bien cuando Alice se le metía algo en la cabeza, no había forma de sacárselo, esta niña sí que era necia y más que yo.
Edward condijo directamente a la casa de Alice que era donde nos habíamos quedado de ver. Bajamos del carro y en cuanto tocamos la puerta, una gran figura con un enorme saco nos abrió la puerta. Era el señor McCarty que hacía años nadie lo había visto, él era el padre de Alice y Emmett y era esposo de Mary la madre de mis amigos, su nombre era Christopher McCarty y se había separado de la señora Brandon cuando tenían siete años de casados ya que según él, la madre de mis amigos no le ponía mucha atención aunque viendo del otro lado, él era quien no le ponía atención a sus hijos y a la Mary, hay veces que nadie comprende a los hombres.
-Bella, Edward-su voz me hizo volver a mi presente y ambos saludamos-Hace años que no los veían y vaya siguen siendo amigos-sonrió.
-No señor se equivoca, Bella y yo ya somos pareja-dijo Edward un poco molesto ya que odiaba al señor McCarty puesto que Alice sufrió mucho por su ida y Emmett se volvió “maduro” para cuidar una familia…Bien esto último ni yo me la creí.
-Oh lo siento no lo sabía, últimamente Alice ya no me cuenta nada-agacho la mirada y pude notar algo de tristeza-Bueno pues adelante sean bienvenidos-Nos sonrió y se hizo a un lado.
-¡Bella!-grito Alice desde las escaleras, Emmett se asomo desde el otro lado de la estancia con un vaso de refresco y nos sonrió, pero en cuanto vio a su padre su sonrisa se helo y volvió a meterse a la cocina.
Pobre señor McCarty pero eso era lo que se merecía por haber abandonado de esa forma a su familia. Alice me llevo hacia la cocina y observe a Emmett aplastar una manzana, mi amiga lo miro con tristeza mientras Edward lo ayudaba. Emmett lo miro con coraje y pareciera que quisiera matar a Edward pero en vez de eso, mi novio lo abrazo y Emmett comenzó a hablar.
-Lo detesto, Yo no se porque no se va si sabe que nadie lo quiere aquí-dijo enojado.
-Emmett ya esta bien, quieras o no es nuestro padre y tienes que tratarlo.
Emmett asintió con la cabeza y se levanto para tomar otro vaso con agua, Alice hizo lo mismo y ambos grabaron una sonrisa en su rostro. Estuvimos platicando u jugando entre nosotros mientras esperábamos a Jasper y a Rosalie, a Emmett no se le bajaba el coraje de tener a su padre ahí y mas cuando su madre comenzó a pelearse con él, se escuchaban gritos, reclamos y quejas que provenían de la planta alta, todos nos mirábamos y nos preguntábamos si esto tendría fin, Alice apretaba los labios y trataba de tranquilizarse al igual que Emmett pero este ultimo sin logarlo, me mataba verlos así, me recordaba a cuando Edward peleaba con su padre y las veces que escuchaba como se gritaban y el señor Cullen le reclamaba cosas que no eran ciertas, eso también me mataba pero nada como la vez que golpeo a Edward hasta cansarse.
-Bella, ¿En qué piensas?-pregunto Edward mientras me abrazaba. Yo moví la cabeza.
Camine hacia Alice y la abrace mientras ella comenzaba a llorar y Emmett se molestaba aun más. Entonces entro el padre de ambos y les dijo adiós a cada uno mientras tomaba un vaso con agua, llevaba su maleta y su saco, se despidió de nuevo de cada uno de nosotros y Alice quiso ir tras él pero Emmett la detuvo y la abrazo. Debe de ser duro ver a tus padres pelear y luego observar como tu querido padre se va sin decir nada mas que “Adiós y los quiero” Emmett estaba en todo su derecho de enojarse pero no me gustaba ver a mi mejor amiga llorar y cuando es por su padre por quien lo hace.
Edward me abrazo y puso su barbilla en mi hombro mientras Emmett trataba de calmar a su hermana, lo que más odiaba él era que Alice llorara y claro quién no porque cuando la enana lloraba era como si Dios mandara un diluvio, nunca se detenía y siempre era más fuerte. Emmett logro calmar a su hermana y entonces tocaron la puerta, Monic que era la ama de llaves la abrió y del otro lado Rosalie y Jasper venían con una sonrisa en el rostro pero al ver nuestras caras Jasper corrió hacia Alice y esta se puso a llorar de nuevo.
Después de unos minutos más de que Alice se desahogara y a Emmett se le bajara el coraje decidimos irnos a la plaza a ver qué era lo que podíamos hacer para distraernos. Sabía que era difícil ver a mis amigos sufrir de esta forma pero en cuando Alice viera la ropa y Emmett los juegos, todo se quedaría atrás y la felicidad volverá de nuevo a ellos, los conozco perfectamente como para apostar mi vida en ello. En el carro me fui completamente callada y Edward igual, no queríamos hablar, detrás de nosotros el Jeep de Emmett nos seguía hasta que decidió hacer un jueguito, el celular de Edward comenzó a sonar y conteste sabiendo que era Emmett, entonces aposto que el ultimo que llegara pagaba la comida, colgó enseguida y entonces el Jeep salió volando y nos paso a Edward y a mí, los dos miramos atónitos y Edward sonrió.
-Que dice que el ultimo que llegue paga la comida-mi novio asintió con la cabeza y entonces acelero un poco pero no lo suficiente.
Lo mire durante un rato mientras seguía observando el carro de Emmett enfrente de nosotros entonces cuando observe que la plaza no quedaba tan lejos Edward metió tercera y el Volvo salió despegado y pasamos a Emmett, tuve que sujetarme fuertemente y cuando Edward se estaciono por poco mi cara queda estampada en el parabrisas, eso había sido estupendo y entretenido. Emmett se estaciono atrás de nosotros y Edward me ayudo bajando del carro para rodear inmediatamente mi cintura.
-¿Cómo lo hiciste?-pregunto Rosalie.
-Emmett venia segunda, lo conozco entonces espere a que nos acercáramos y metí tercera-Edward se encogió de hombros y sonreí.
-Vaya-dijeron todos excepto Emmett que estaba que echaba humo por las orejas.
-Eso es trampa-dijo y todos estallaron en risa.
-No es cierto, solo juego con las cartas que me tocan.
Emmett ya no dijo nada y entramos a la plaza. Todo el tiempo nos la pasamos de tienda y tienda y el pobre de Jasper y Emmett estaban amontonados de bolsas y cajas de zapatos de todas las compras que habían hecho las chicas, por suerte Edward solo traía una caja de zapatos que me había comprado y una playera pero de ahí solo teníamos las manos ocupadas de chocolates que comíamos. Las pobres tiendas de ropa quedaban vacías en cuanto mis amigas entraban y las tiendas de aguas de sabor también por todo lo que Emmett tomaba. Jugamos, reímos, nos empujamos y comimos helados durante toda la tarde hasta que encontramos el lugar de maquinitas donde las chicas y yo corrimos a jugar con todos los juegos que nos gustaban, a Rosalie le encantaban las motos mientras que Alice se peleaba con la máquina de dulces y yo con la de Baloncesto, era divertido.
Unas monedas y juegos después…
Observábamos a los chicos jugar entre ellos y gastaban y gastaban su dinero en un juego que te deja pobre. Entonces mi amiga tuvo una idea.
-Vamos a la Playa-dijo Alice mientras Jasper y Edward trataban de ganarle a Emmett en el Guacamole.
Cinco pares de ojos la observaron y nos miramos entre nosotros.
-¿Para qué?-pregunto Emmett.
-Para ver si tu cerebro funciona con el sol-Alice rodo los ojos y todos reímos, menos Rosalie.
-Nosotros tenemos una playa privada en México, vayamos allá-dijo Jasper.
-Yo tengo mi casa ahí cerca de ustedes, entonces estaría bien-Edward se había quitado del juego y me había abrazado de la cintura.
-Perfecto, entonces ¡A la Playa!-grito Alice y todos reímos.
Habíamos quedado de ir a la playa una semana antes de que las clases de la Universidad empezaran. Cuando por fin terminamos con las tiendas de ropa, comida y juegos, nos fuimos cada quien a nuestra casa no sin antes acordar que nos iríamos el jueves en la mañana a Cancún, una playa de México que era muy conocida y donde Edward, Jasper y Rosalie tenían una casa cada uno, esto sería fabuloso, mis primera vacaciones en la playa y junto a Edward.
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