Capitulo 25. ¡Libertad!
Alice POV
-Vamos, Alice, deja de darle vueltas al asunto y abre ese sobre.
Maldito, Edward. Como a él ya le habían explicado que Bella no era la que posiblemente estuviera embarazada. Ahora si me presionaba, ¿verdad? Pero antes, era él quien sudaba la gota gorda.
-Ya voy, ya voy.
Cuando me dijeron que Edward sabia lo de la prueba de embarazo casi me asfixio. Sabía que era cuestión de tiempo para que Jasper se enterara. Pero sabía que tenía que decirle, por eso anoche mismo se lo dije.
Flash Back
Caminaba nerviosamente en compañía de Bella y Edward. Ambos me habían convencido de que le dijera la verdad a Jasper, por una parte estaba bien, así, no estaría con el pendiente de si me apoyaría o no.
Había mandado a Rose a que le explicara la situación a Emmett y que no me hiciera bromas, porque con los nervios como los traigo, si lo golpeaba. Seré chiquita pero picosa.
Llegamos a la habitación que Edward compartía con Jasper. Me aseguro que ahí se encontraba, pero yo seguía muriéndome de nervios.
-Tú puedes, Allie. –Me dijo Bella. Reuní el valor suficiente para tocar la puerta.
-Adelante.
La voz de Jasper aun seguía poniendo la piel de gallina. ¿Cómo es que tenía ese efecto en mí?
Abrí la puerta lentamente. Tragué saliva. Entre al cuarto y mi Jasper está en su cama viendo la televisión. Mi cara de preocupación lo ha de haber asustado por que en cuanto me vio se levanto de la cama.
-¿Qué pasa, Alice? ¿Por qué tienes esa cara?
-Tenemos que hablar. –Le dije tomando sus manos que acariciaban mi rostro. –Ven.
Caminamos a la cama y nos sentamos.
-Ya dime qué pasa, amor. ¿Por qué tienes esa carita?
Tome un enorme suspiro y comencé a hablar. Trate de que mi voz sonara tranquila.
-Primero que nada quiero que sepas que no te exijo nada, si tú no te quieres hacer cargo y no quieres seguir conmigo yo lo entiendo, no tendrás ninguna atadura ni responsabilidad sobre nosotros…
-Haber, haber, espera que no estoy entendiendo nada. ¿Exigir? ¿Hacerme cargo? ¿De qué diablos hablas, Alice?
-De que posiblemente… posiblemente este embarazada.
Fin de Flash Back
-Anda, amor, quiero saber si seremos padre.
Suspiro y sonreí a la respuesta de mi Jasper. Recuerdo que cuando le dije que posiblemente estuviera embarazada, cerré los ojos apretándolos por lo que fuera a decirme. Tenía la ligera esperanza de que entre más apretara los parpados y los labios, menos dolería su rechazo en mi corazón. Pero inesperadamente, Jasper se me abalanzo y empezó a besarme como si su vida dependiera de ello. ¡Seremos papas! Fue lo que me dijo. Jasper me apoyaría si estaba embarazada y más aun, seguiría junto a mí.
Tome aire nuevamente y abrí el sobre, todos, incluido Emmett, estaban ante la expectativa.
Saqué la hoja de la prueba de embarazo. El logo de la clínica estaba impreso en una esquina de la hoja. La mayoría del escrito no le entendí, busque lo que realmente importaba, contuve la respiración. Negativo. La prueba de embarazo decía negativo, no estaba embarazada.
-No estoy embarazada. –Susurré.
Me sentía triste, deshecha. Creo que inconscientemente ya había echado ilusiones. ¡Y claro que había hecho ilusiones! Mi Jasper estaría conmigo, sería el padre perfecto, además de ser el amor de mi vida. Pero el destino nos jugó una mala pasada. No estaba embarazada.
-No seremos padre, Jazz. –Sin tenerlo previsto, empecé a llorar cual Magdalena en el hombro de Jasper.
Mi novio acariciaba mi espalda tratando de calmarme pero sabía que el también estaba triste, al igual que mis demás amigos. Sabía muy bien que Rosalie ya planeaba los días de compra, para surtir el guardarropa de mi pequeño; Bella haciéndolo un travieso, enseñándolo a no dejarse de nadie; Emmett, Edward y Mi Jasper, jugando con él, ensuciándose y enseñándole "cosas de chicos" como diría Emmett. Pero todos eso planes no se podrían llevar a cabo. Yo no estaba embarazada, y no podríamos cumplir esos sueños.
-No pasa nada, Allie. –dijo mi Jasper levantando mi rostro y besando mis labios. –Cuando nos casemos tendremos muchos bebes tan lindos como tú.
Sonreí a las palabras de mi Jasper. No había pasado por alto él cuando nos casemos, no hacía falta que él me lo recordará, yo ya sabía que éramos el uno para el otro.
-Allie, ¿te que parece si vamos de compras?
Todos volteamos a ver a Bella con ojos desorbitados. Estábamos asombrados, nunca en toda mi vida pensé escuchar a Bella diciéndome que fuéramos de compras, pero lo estaba escuchando, ¿cierto?, si lo dijo, ¿verdad?
Emmett se acerco lentamente a Bella y le empezó a picar la mejilla. Bella lo miraba de reojo, se notaba como se iba enojando. La escena era realmente chistosa.
-¿Por qué me estas picando, Emmett?
-Para ver si eres Bella. –Contesto Emmett, siguiendo picando la mejilla de Bella.
Edward aparto el dedo de Emmett de la mejilla de Bella y está sonrió.
-Deja de molestar a Bella, Emmett
-Gracias, amor. –Contesto Bella dándole un beso en la mejilla.
-¡Vamos, Edward! no me digas que no es raro que Bella quiera ir de compras.
-La verdad sí. –Bella golpeo literalmente a Edward, esté nomas se reía.
-Bueno, bueno, ya. –Hablo Rose. -¿vamos de compras, Alice?
Lo pensé un rato. Aun dolía que no estuviera embarazada, pero sabía que Diosito por algo no me había enviado ese bebé, pero después seguro que si tendría a mi hijo conmigo.
-¡Claro! –Chillé emocionada. –Tenemos que comprar lo necesario para el viaje a la playa en vacaciones.
Mi Jasper beso mis cabellos y me sonrió. Tenía una hermosa sonrisa en su rostro. Sabía que el siempre estaría conmigo, y yo siempre estaría con él. Éramos él uno para el otro.
Pedimos la cuenta de la cafetería donde estábamos y salimos rumbo al centro comercial. Había mucho que organizar.
Bella POV
Después de pasar todo el día en el centro comercial, gracias a mi grandiosa idea, nótese el sarcasmo; la verdad es que hable sin pensar, Alice, bueno más bien todos estábamos tristes y en silencio, por la negativa de los resultado de embarazo de Alice, y ya no lo aguantaba, y ver los ojos de Alice apagados es como quitarle una paleta a un niño. Me dolía verla así, y mi cerebro solo hizo clic relacionando a Alice más felicidad, pues igual a compras. Pero inmediatamente después de decirlo me arrepentí, pero por Alice me aguantaría.
Seguía teniendo la duda de que es lo que paso con Alice, por ella estaba casi completamente segura de que estaba embarazada, además, según nos dijo, era igual que yo, demasiado exacta.
Caí sobre la cama, rodeada de cómo diez bolsas de diferentes tiendas. Recuerdo como Jasper miraba a Alice correr por entre los estantes de las tiendas, entrando de local en local, brincando y aplaudiendo, rogándonos que nos probáramos lo que ella nos decía. Alice era el mundo entero de Jasper, como Rose era el de Emmett y como Edward era mi universo entero.
Caí en un profundo sueño del que me desperté cuando marcaban cercas de las ocho d la mañana. Perezosamente me levante de la cama, me metí a la regadera y me puse el estúpido uniforme de la Academia Williams; salí rumbo a mis clases, está era la última semana de clases y por fin vacaciones.
La semana transcurrió tranquila, sin problemas. Alice y Rosalie planearon el viaje a Cabo San Lucas, las reservaciones en el hotel, los pasajes, los lugares turísticos, los buenos antros, todo tenían previsto, solo hacía falta abordar el avión y listo, todo pagado con el dinero que ganamos en el concurso.
Estaba en química junto con Alice. La última clase y por fin, adiós libros. No lo podía negar, estaba emocionada por el viaje. Pero aun tenía una duda sobre el supuesto embarazo de Alice, y como buena metiche que soy, bueno metiche no, curiosa que es otra cosa.
Arranque una hoja de mi libreta y comencé a escribir. Alice era mi compañera de banca.
Alice, no quiero incomodarte pero ya me conoces como soy . ¿los resultados decían algo más? ¿Algo por lo que pensamos…? ¡Tú sabes!
Dicho, sutileza no era mi segundo nombre.
Alice tomo el papel que le tendí, lo leyó rápido y empezó a escribir. Note una pequeña sonrisa en sus labios.
No me incomodas, Bella. Si, decían que tenía estrés y que lo más probable es que eso y por a ver sido mi primera vez, mi metabolismo se desestabilizo y eso es lo que me causo el retraso. Necesito relajarme y eso mismo hare en las vacaciones ¡yupi! ¿Ya tienes tu maleta lista?
Me paso el papel sonriéndome. Lo leí tranquilamente, ahora entendía más, lo que había pasado
Asentí con la cabeza y me sonrió al verme.
La clase termino y salimos directo a nuestras habitaciones. Edward me esperaba en mi cuarto.
-¿Ya tienes todo listo?
Reí abiertamente. Era obviamente que ya tenía todo listo, la maleta estaba a un lado de mi cama.
Caminé sonriente hacia Edward, que estaba sentado en mi cama. Subí lentamente sobre él y susurre sobre sus labios.
-Claro que si amor, ¿y tú?
Sentía los suaves labios de Edward rozando con los míos. Definitivamente me divertiría demasiado en estas vacaciones. Lo bese suavemente, disfrutando de nuestros labios el uno del otro. Las manos de Edward acariciaban mi cintura, sus roces quemaban. ¿Cómo es posible que un simple roce queme de esa manera? Mi cuerpo se encontraba arriba de Edward, fuertemente apretando contra él. Mi cordura empezaba a esfumarse como las muchas veces en que me quedaba a solas con Edward. Todo mi ser se encontraba en combustión, juro que un día si ardería en llamas.
Mi respiración estaba agitada. Pegue mi frente a la de Edward y cerré los ojos. Todo se me había salido de las manos. No incite a Edward, queriendo quemarme con mi propio juego. Pero ahora solo tenía unas ganas de que Edward se y me quitara la ropa que nos estorbaba y hacer el amor como si nunca lo hubiéramos hecho.
-Alice nos espera, Bella.
-Si… Alice… -Abrí los ojos y me separe de Edward- Alice, cierto.
Tome mi chaqueta, que era lo que iba a hacer antes de dejarme llevar por las hormonas, y me la puse. Me acomode la ropa y el cabello. Mire a Edward y es se veía endemoniadamente sexy. Los labios hinchados levemente después de besarnos, sus cabellos mas revueltos que de costumbre, sonriéndome torcidamente, con la camisa abierta… esperen, ¿En qué momento le abrí la camisa? En verdad perdía el sentido cuando estaba con Edward.
-Vamos. –Dijo Edward después de levantarse y abrocharse la camisa y tomando mi maleta con una mano y con la otra entrelazando nuestros dedos. –Todos nos esperan en el estacionamiento.
Caminamos rumbo al estacionamiento cuando nos topamos con Tanya. Bufé.
-¿Qué quieres, Barbie? ¿No ves que tenemos prisa?
-No te desesperes, estúpida.
Intente caminar y meterle un buen golpe a Tanya pero Edward me retuvo.
-Vámonos, Bella.
-Espera Eddie. –Tanya acaricio el pecho de Edward. Yo estaba que echaba humo por los oídos, lo veía todo en color rojo a causa del coraje.
Mi novio dejo caer mi maleta y aparto la mano de Tanya, para mi gusto con mucha delicadeza.
-No me llames Eddie, Tanya. Di rápido lo que quieres, que nosotros nos vamos de vacaciones y nos están esperando.
-¡Te arrepentirás de haberme despreciado, Edward Cullen. Sobre todo por haberme cambiado por esta… estúpida!
Sonreí triunfalmente. Tanya lo que tenia eran celos, estaba ardida.
-Para quitarte algo, mi queridísima Tanya, necesitas que eso fuera tuya, y déjame decirte cariño, que Edward nunca lo fue. -Los puños de la barbie de cabellos rubios rojizos se apretaban fuertemente, notaba los nudillos blancos. –Ahora, ¿si nos das permiso? Tenemos un avión que tomar.
-¡Me las pagaras caro, Swan! –Hablo escupiendo veneno en cada palabra. -¡Y tu también, Cullen!
Me reí estrepitosamente. ¿Qué es lo peor que pudiera hacerme, Tanya?
Llegamos al estacionamiento.
-Se tardaron mucho. –Replicó Rosalie.
-Si, perdón, es que en el camino nos topamos a Tanya. –Nos excuso Edward.
-Bueno dejemos a las barbie's aquí. –Hablo Alice con demasiada ansiedad, todos los demás nos reímos. –Vámonos que se nos va el avión.
Edward subió mi maleta al Jeep de Emmett y después nos subimos a este.
Serian mis primeras vacaciones lejos de cualquier familiar u autoridad que conociera a mi padrino o padre. Estaba emocionada. Además, estaría con mis amigos y mejor aun, con Edward.
Llegamos a tiempo al aeropuerto. Registramos las maletas y checamos las reservaciones, todo estaba en orden. Solo era cuestión de subirnos al avión y Cabo San Lucas, allá vamos.
El viaje se me hizo relativamente corto, cuando menos lo pensé, arribamos en el aeropuerto de Cabo.
-¡Muévete, Bella! –Emmett me grito desde la ventanilla del taxi. El chofer nos veía divertido. Yo me preguntaba, ¿Cómo diablos entraríamos los dos en ese pequeño taxi?; al final, Jasper se fue adelante junto con el chofer y en sus brazos a Alice; Emmett, Rosalie, Edward y yo, en el asiento trasero. Lo más chistoso fue ver a Emmett entrar en el taxi, su magnitud no lo dejaba.
Por fin, después de una hora de camino, llegamos al hotel, el lujoso hotel Lune de Mer. Era un hotel con una preciosa vista el mar, y en las noches, las luces de este hotel se alineaban con el reflejo de la luna sobre el mar. Realmente hermoso.
Confirmamos las habitaciones, las tres habitaciones.
-Tomen, -Nos entrego la tarjeta de nuestro cuarto a Rose y a mí. –Vayan, desempaquen, dúchense y los veo aquí abajo en dos horas.
Todos tomamos nuestras respectivas maletas y subimos hasta el piso correspondiente.
Emmett y Rose, en la 567; Jasper y Alice en la 658; y Edward y yo en la 763.
Cuando Edward y yo entramos a nuestra habitación, y una vez cerrada la puerta del cuarto, dejo caer las maletas y me tomo en brazos; grite a causa de la desprevenida, pero enseguida mi grito fue callado por los labios de Edward que me besaban eufóricamente.
Lo siguiente que sentí fue la cama debajo de mi cuerpo y Edward encima de mí, despojándome de la ropa que traía puesta. Mi necesidad por él, iba en aumento, sentía que en las venas en vez de tener sangre, tenía llamas, un fuego calcínate que se prendía como pólvora en cuanto Edward me tocaba.
Mi cerebro hizo clic al pensar en las palabras de Alice, si no estábamos a la hora que ella nos había dicho, nos mataría.
Despoje a Edward de toda lo ropa que traía puesta, al igual que yo. Lo rodé para que ahora él quedara de espaldas al colchón. Su mirada era de un verde sumamente oscuro, fácilmente se podría decir que habían cambiado de color por un negro azabache.
Me quite encima de Edward y este se recargo sobre sus codos. Ahogue un gemido fuerte en mi garganta al verlo que él ya estaba listo para mi, enseguida me moje enormemente. Me miraba confundido.
-¿Qué pasa?
Trague fuertemente. –No, nada. –sonreí y lo tome de la mano. Lo arrastre a la que supuse era el cuarto de baño. Mis ojos se abrieron como platos cuando vi que hasta jacuzzi teníamos, ahora no había tiempo para eso, necesitaba a Edward y una ducha rápida.
Edward entendió rápidamente mi idea. Hacer el amor en la ducha.
Entre a la ducha antes que él y abrí los grifos. Segundos después sentí como Edward se pegaba a mi espalda, besando mi cuello y mis hombros mientras su ya muy excitado miembro, se apretaba a mi trasero. El gemido que me había tragado, escapo entre mis labios inconscientemente. Mis manos toparon contra la pared, el agua caía helada entre nosotros, pero poco a poco se fue haciendo templada. Las manos de Edward me acariciaban los senos jugando con mis duros pezones, mientras su boca besaba, lamia y mordisqueaba mi cuello y mis hombros, y su miembro se apretaba aun más en mi trasero. Mi ser ya no aguantaba más, necesitaba a Edward dentro de mí.
Gire en mi propio eje y encaré a Edward. Ya no aguantaba. Sentía cuan mojada estaba y no precisamente a causa de él agua que caía entre nosotros. Bese a Edward con demasiada efusividad. Mis manos se sujetaban fuertemente sobre los hombros de mi novio, mientras deslizaba una pierna por su muslo, como pensaba, cuando estuvo mi pierna sobre la cadera de Edward este me tomo la pierna con su mano y me acaricio desde mi rodilla hasta mi trasero, el cual apretó. Pegué un ligero brinco con el cual subí la otra pierna, pero al mismo tiempo, Edward me penetro hasta el fondo. Un grito de mi parte y un gruñido por parte de Edward, fue lo que soltamos cuando se enterró en mí.
Nos estuvimos unos segundos quietos, pero la necesidad de ambos de sentir la fricción que se provocaba al sentir el vaivén de Edward y mis caderas fue mayor. Sentía que, literalmente, había muerto. Edward salía de mí lentamente, pero entraba bruscamente, era una tortura excesivamente placentera. Gemidos, jadeos, suspiros y maldiciones salían de la boca de ambos. Mis uñas ferozmente enterradas en los hombros de Edward y mi labio inferior a punto de romperse a causa del placer provocado.
Edward me apoyo en la pared helada. Mi cuerpo caliente se erizo al contacto con el mármol frio. Edward seguía penetrándome fuerte, su boca me beso ahogando los gemidos descontrolados que emanaba todo mi cuerpo, bajo lentamente hasta mis senos, donde se dedico a jugar nuevamente con mis pezones erectos. Mis gemidos iban en aumento, sentía que pronto llegaría a m orgasmo. Mis piernas se apretaron más alrededor de Edward haciendo que se adentrara profundamente, cuando hice eso, apretó mis nalgas fuertemente. La burbuja de placer se iba formando lentamente en mi centro, podía sentir como mis músculos se apretaban alrededor de Edward y como él entraba aun más duro. Me aferre a Edward, jadeando sobre su oído. El agua resbalaba tibia sobre nosotros.
-T-te amo, E-Edward. –susurre entrecortado, soltando aire caliente en su oído.
Las estocadas que Edward me propinaba aumentaron de una manera frenética, al igual que yo su orgasmo estaba cercas.
-Y-yo tam-mbien te aamo, B-bella.
Mi burbuja de placer exploto. Grite fuertemente a causa de tanto placer causando el orgasmo de Edward, que segundos después se vino dentro de mí.
Dejo caer su cabeza en mi hombro mientras yo acariciaba sus cabellos mojados, esperamos un poco a que nuestras respiraciones se normalizaran. Edward salió de mi cuerpo y despacio me deposito en el suelo. Como tantas veces que estuve con Edward, sentía las piernas gelatina. Me apretó a su costado sobre el agua aun cayéndonos encima. Tomo mi rostro entre sus manos y me beso dulcemente.
Después de recuperarnos un poco. Nos duchamos enjabonándonos y tañándonos el uno a él otro.
Quería volver a repetir lo de hace un momento, pero había perdido la noción del tiempo y si Alice y Rosalie decidían subir por nosotros, y ahora sí, no le importaría interrumpirnos.
Salimos de la ducha y nos envolvimos en toallas. Edward fue por las maletas que había dejado en la entrada, mire el reloj y marcaban que faltaban quince minutos para encontrarnos con los chicos en la recepción. Saque lo primero que encontré en mi maleta, un bóxer cachetero y un mini short, un sujetador strapple y un blusón blanco que tapaba el short que traía ya puesto, dejaba a la imaginación que lo único que traía puesto era el blusón; unas sandalias negras y listo. Me cepille el cabello mientras Edward se terminaba de vestir, por el reflejo del espejo lo mire, se estaba poniendo su playera roja, mire su bien formado pecho y me sonroje, logro pillarme mirándolo, lo que causo que me sonrojara mas, pues me regalo una de sus sonrisas que me encantaban.
Salimos rumbo lobby del hotel faltando cinco minutos. Los cabellos de Edward ya no tenían arreglo, por eso ni siquiera se cepillo el cabello.
Salimos de elevador y ahí ya nos esperaban los demás.
-¿Cómo se han tardado? –exclamo Alice.
-No exageres, engendro. –Contesté mirando mi reloj. –Apenas ah pasado un minuto de la hora acordada.
Todos los demás reímos, incluido Jasper, que al sentir la mirada de furia de Alice calló abruptamente, eso provoco que riéramos más fuerte.
-Bueno, basta de burlarse. –Exclamó Emmett tomando el control del asunto, algo realmente inesperado. –Mejor vamos a comer, que me muero de hambre.
Volvimos a reír, era demasiado irreal que Emmett no tuviera hambre. Rose abrazo a Emmett por un lado; Jasper abrazo a Alice por detrás, quien todavía fingía su enojo, Jasper le regalo una sonrisa y un beso en la frente, logrando que Alice sonriera y lo besara. Edward imito el gesto de Jasper, pero recargo su barbilla en mi hombro y cruzo sus brazos sobre mi abdomen.
Llegamos a un pequeño restaurant donde comimos deliciosamente. Después de algunas horas y demás, decidimos volver al hotel y prepararnos para salir a un antro.
Al llegar no pude tener ni cinco minutos de privacidad con Edward, pues enseguida tocaron Alice y Rose, empujando a Edward hacia la salida.
-¡Te amo! –Me grito antes de que Rosalie cerrara la puerta riéndose.
Suspire. –Me torturaran, ¿verdad?
-Vamos, Bella, no digas eso. Además es lo menos que nos debes, después de los gritones que te aventaste aquí adentro. –comento Rosalie sonrojada. –No sabes la vergüenza que me hicieron pasar, cuando vine a pedirte la secadora que echamos en tu maleta anoche y una dulce pareja de ancianos me miraron mal cuando iban pasando y se escucharon tus gemidos al mismo tiempo que tocaba la puerta. –Alice no aguanto más y soltó una carcajada, tirándose a la cama riendo. Sentí mi cara arder en diferentes tonalidades. -¡Dios, ¿de verdad es tan bueno en la cama?
Mi rostro era completamente un jitomate. Las risas cesaron y escuche un jadeo precedente de donde se encontraba Alice. –No estaban en la cama, ¿verdad? –Negué con la cabeza sumamente sonrojada- ¿entonces donde? –Pregunto Alice.
Las mire sin decir una sola palabra. Rosalie fue la primera en captar donde, pues se tapo la boca y me miro sorprendida, pero segundos después grito. -¡EN LA DUCHA!
Alice volteó a ver el cuarto de baño y después la salida, calculando la distancia. -¡Wow! Entonces si es demasiado bueno, como para hacerte gritar y que se escucharán tus gemidos hasta afuera.
Rosalie y Alice se soltaron riendo. Mi sonrojo ya había pasado, ahora solo estaba enfurruñada. Me cruce de brazos y espere a que terminaran de burlarse de mí.
Cuando así lo hicieron fue mi turno de avergonzarlas. –Y ustedes de que se burlan. Tú, Rose, ¿te recuerdo cuando te enrollaste con Emmett antes del concurso y regresaron con la ropa toda desordenada y Emmett con la bragueta abierta? –sonreí triunfal al ver su leve sonrojo. Alice reí, debía admitir que de Alice no sabía nada vergonzoso que los involucrara a ella y a Edward.
-¡Ja, Ja! ¡Contra mí no tienes nada, Swan!
-No te confíes, Brandon, algo te descubriré. –Señale mis ojos y los de ella. –Te tengo en la mira, Brandon, te tengo en la mira.
Las tres reímos abiertamente.
-Bueno, Bella, no trates de distraernos. Dúchate rápido, mientras Rose alista lo necesario y yo escojo tu atuendo para hoy en la noche.
Hice caso a la orden de Alice. Cinco minutos después me encontraba sentada frente al tocador, con Rose secándome el cabello mientras Alice, seguía, literalmente, sumergida en mi maleta. No encontraba que pudiera encontrar entre mis ropas, que sirvieran para salir a un antro. Pero inesperadamente, saco una blusa de corte de hombro caído de color rojo, ni siquiera me acordaba que la hubiera echado a la maleta; un pantalón de mezclilla entubado de color negro, con rasgaduras sobre los muslos.
Cuando volví mi mirada al espejo, mis cabellos parecían melena de león, me asuste y Rosalie rió.
-Tranquila, Bella. ¿Cuándo te he dejado como espantapájaros?
Entrecerré los ojos, pero tenía razón, nunca me habían dejado como si me hubiera explotado el calentador en la cara.
Rosalie negó con la cabeza a un riendo, volví a mis pensamientos, necesitaba encontrar algo con que amenazar y avergonzar a Alice, pero no encontraba qué cosa.
-Ni lo pienses, Bella. –Habló Rose, sacándome de mis pensamientos. –Alice es muy cuidadosa en sus cosas, jamás le encontraras un descuido.
-No pierdo las esperanzas, Rose, algo le encontraré a Alice. –sonreí maliciosamente. –Por cierto, ¿Dónde está?
-En la ducha, ya casi término contigo, entonces, vendrá Alice a maquillarte.
La melena de león que tenía hace unos minutos ahora no eran más que ondas de chocolate que caían libremente sobre mis hombros. Rosalie me tomo un mechón de pelo y con una peineta de brillos me lo sujetó. El peinado era relajado pero sexy.
Tiempo después, Alice me tenía maquillada, labios rojos, sombras negras y pestañas extra largas. Yo no sé porque me seguía sorprendiendo de lo que Rosalie y Alice hacían conmigo, ¡hasta pestañas me encontraban! Cosa que yo batallaba bastante.
Alice empezó a maquillarse y arreglarse el cabello. Rosalie que ya se había duchado, ahora terminaba de acomodarse el cabello en una cascada. Me coloqué la ropa que la engendro había dejado en la cama.
Camine a al tocar para poderme mirarme en el espejo.
Me veía muy bien, solo que la blusa me quedaba un poco guanga. Fruncí ligeramente el seño y tome el borde de la blusa. Aun principio pensé quitármela pero mejor hice un nudo sobre la espalda. Me agrado más, dejaba al descubierto parte de mi abdomen y sobretodo mi espalda baja.
-Bien, eh.
-¿Perdón? –Me había olvidado de que Rose y Allie se encontraban junto a mí, alistándose.
-Se refiere a que arreglaste el problema. -Contesto Rosalie, acomodándose, la falda de mezclilla que usaría. –Estas aprendiendo de lo que hacemos.
Reí. –Si ustedes lo dicen. –Rodé los ojos. –¿Ya están listas?
-Por supuesto.
Salimos rumbo al lobby. Según Alice, ahí le dijo a Jasper que nos esperaran.
Cuando llegamos los rostros de los chicos estaban en blanco. Los hombros caído, encorvados, con la boca abierta. Podría apostar que a Emmett se le escapo la baba por Rose. Solté una ligera risa al ver que ninguno de los tres reaccionaba.
-¿Nos vamos, chicas? –Comenté. –Nuestros novios no se les ven muchas ganas de acompañarnos, ¿Qué les parece si vamos nosotras solas y nos ligamos a unos chicos que si reacciones?
Rosalie y Alice me siguieron el juego. –¡Claro!
No logramos ni siquiera llegar a la salida del hotel cuando Edward ya me tenía sujetada fuertemente con mis brazos sobre mi espalda.
Acerco su rostro a mi oído y me susurro con enojo contenido.
-Nadie te tocara, -rechinaron sus dientes. –Tú eres mía.
Me libre de su agarré y gire sobre mis talones. Me acerque y susurre entre sus labios. –Pues reacciona.
Lo bese con pasión. No me gustaba que Edward se enojara, pero Dios sabía cómo mis hormonas se aceleraban cuando Edward sacaba sus celos a flote.
Cuando me separe de Edward, nuestras respiraciones eran igual de agitada. Y no se diga de los demás, los cuales aun no se separaban.
Aclare mi garganta. Si no interveníamos, Emmett terminaría devorándose a Rose en plano lobby y Jasper no estaría muy lejos junto a Alice.
-Ahora sí, ¿nos vamos?
Nadie dijo nada, pero sonrieron y abrazado salimos rumbo al antro.
De camino, ahora tomando una pulmonía grande, Alice nos informo que iríamos a el antro más famoso de los Cabos, The cave of the devil, las referencias sobre el ambiente eran excelentes.
Llegamos y tardamos unos minutos al entrar, pero ya después fue pura diversión.
Cerca de las cuatro de la madrugada y con varias copas encima, salimos para volver al hotel.
Necesitábamos descansar. No había tenido tiempo para descansar, y me sentía realmente agotada.
Después de tomar una ducha rápida, esta vez sola y que Edward también se duchara, nos acostamos y abrazados, caímos profundamente dormidos.
Hoy solo había sido el primer día de nuestras bien merecidas vacaciones. Joan nos dijo que descansáramos y nos divirtiéramos, que éramos jóvenes y que eso era lo que teníamos que hacer. Así que le haríamos caso y descansaríamos, pero sobretodo nos divertiríamos.
*Pulmonía; viene siendo algo así como un taxi, pero al aire libre, ósea no tiene ventanas, más que el parabrisas y un pequeño techo que te cubre de el sol.
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