Un Amor Imposible

Autor: mari584
Género: Romance
Fecha Creación: 27/01/2010
Fecha Actualización: 15/02/2010
Finalizado: SI
Votos: 45
Comentarios: 148
Visitas: 171260
Capítulos: 26

Después de seis meses de que Edward la abandonó, el primer día del mes de Marzo, Bella ve el Volvo en la escuela. Ahí se encuentra Edward, pero de la mano de otra persona ¿Qué hará Bella? ¿Cómo podrá sobrevivir?.

Chicas este es una nueva historia, aquí sufrirán de todo jejejejeje, mas que todo le doy las gracias a Mommy's Bad Girl por esta magnifica historia..! ;)

Espero que lo disfruten..! ;)

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Capítulo 25: "Una Promesa Eterna parte I..."

La paciencia termina por agotarse, los recuerdos siguen corriendo en la mente… el amor jamás se acaba, el corazón aunque muerto este sigue latiente.


Bella POV

1 AÑO DESPUES.

-Bella detente- Sollozo mientras que a una velocidad inhumana se ponía delante de mí para impedirme el paso.- Necesito explicarte todo… por favor.

-Déjame- Murmure con voz entrecortada mientras que mis manos formaban dos puños

-Bella necesitamos hablar- Rogo, el dolor en su voz era más que tactible pero eso a mí ya no me importaba. El ya no me importaba.

-No vamos a hablar de nada Edward. ¿No puedes entender que yo ya no te quiero en mi vida? ¿Qué me has lastimado ya lo suficiente? ¿Qué aparte de quitarme el corazón me arrebataste mi humanidad?. Déjame, por favor te lo pido por última vez. Déjame sola.

Cerré los ojos ante el recuerdo. Mi corazón muerto empezó a doler al recordar aquellas palabras, aquella platica que no habíamos terminado hacia ya un año.

Un suspiro escapo de mis labios mientras que una ráfaga de viento me azotaba el rostro. Mis ojos aun cerrados picaban por las lágrimas que inútilmente mis ojos deseaban poder dejar salir. Dios… como deseaba ser humana de nuevo.

El dulce sabor de la sangre animal me llego a la garganta, mi cuerpo se puso en forma automática en posición de ataque mientras que mi boca empezaba a saborear la ponzoña que resbalaba por mi paladar.

Mi cerebro ya estaba acostumbrado a esto, desde hacía ya un año me había acostumbrado a el mismo sabor, en todo este tiempo mi vida había dado un cambio tan radical que si yo no lo hubiese vivido jamás lo hubiese creído.

¿Alguna vez han escuchado la expresión "El tiempo se pasa volando"?, Pues bien, justamente mi vida es así, el tiempo, los segundos, minutos y horas se han pasado con una rapidez indefinida, todo a mi alrededor cambia en un instante sin yo poder acostumbrarme. Mi vida tal y como yo la conocía había cambiado completamente desde aquel día en el aeropuerto. Mi memoria repasaba segundo a segundo aquel día, todo lo ocurrido. Sus rostros, sus alientos, los sentimientos que tenía a flor de piel y que presiento qué aun siguen existiendo.

Aquel bizarro día en que todo sucedió me vi perdida en una espiral sin caída concreta, solo veía que cada vez me adentraba mas y mas en lo que ahora podía llamar "Vida". Tal vez mi actitud estuviera un poco más madura, como diría Cayo… pero en mi interior todo seguía igual, el dolor era tan palpable que se me hacia extraño que no lo pudiesen notar. Mi corazón muerto aun tenía la esperanza de poder latir con el simple hecho de conjurar su nombre. Noche tras noche durante todo este año lo había recordado, sus ojos, su voz aterciopelada que por momentos la podía escuchar en mi oído, su aliento golpeándome el rostro y ese inconfundible aroma suyo.

Y ahora al paso del tiempo mi cuerpo y mi mente desean cada vez mas verlo, algunas veces mi imaginación inmortal juega tan endemoniadamente conmigo, lo veo en todos lugares, tras un árbol, en algún cuarto de el castillo donde por el momento me estoy quedando, en el cuerpo de alguno de mis compañeros, en algún humano transeúnte que se pasea libremente por Volterra. Mi mente desea tanto volver a verlo.

Al llegar aquel día a Volterra Jane y Alec me habían llevado directamente con Aro, Marco y Cayo. Les explique las razones de el por qué había huido y para mi poca suerte Carlisle ya les había telefoneado para explicarles que yo iba a llegar. Ellos me dieron la bienvenida y el tema de mi huida de Forks quedo zanjado aquel día. Nadie jamás lo volvió a tocar pero eso no quería decir que no lo pensasen.

Mi trato con los humanos fue paulatino, no dudaba ni un momento de mi autocontrol ya que había pasado más de diez horas en un vuelo lleno de vivos y su indiscutible olor pegándome en las fosas nasales, pero era tan grande el vacio que tenia que no me di cuenta de nada, la garganta me ardía si… pero el dolor de el corazón era aun mas grande. Mi relación con todos los de la guardia siempre y hasta ahora ha sido muy cerrada, no es que no quisiese hablar con ellos sino que simplemente las palabras, los pensamientos coherentes, mis actitudes, sentimientos… todo… simplemente todo se había borrado aquel día en que había abierto mis ojos a este nuevo mundo.

No me quejo de la vida inmortal, era simplemente algo que yo ya sabía de antemano. Mis movimientos eran más rápidos, mi mente trabaja al cien por ciento y hasta había encontrado que tenía un don. Era un escudo.

Aro me rogaba porque me uniese a la guardia, yo siempre me negaba. En varias ocasiones había escuchado ,a aquel al que su nombre hacia quemar mi garganta de tan solo repetirlo, decir que la guardia de los Vulturis era algo de otro nivel, era como meterse en las grandes ligas referente a la vida vampírica. Yo lo había comprobado.

A lo largo de este año vi desfilar a un sinfín de rostros humanos por los pasillos de aquel castillo, al principio mi mente no podía soportarlo y para el bienestar de todos Heidi me avisaba cada vez que habría banquete para yo poder salir eh ir a dar alguna vuelta por los alrededores, como lo estaba haciendo en este mismo instante.

Jamás compartí el deseo que ellos tenían por la sangre humana, si olía deliciosamente bien, pero yo intentaba por todos los medios que tenía que dejar de ser un mounstro. Por fin comprendía cómo era que la familia Cullen se sentía.

También durante todo este año Alec y Demetri me han enseñado defensa personal en un burdo intento de sacarme de mi estado depresivo, había aprendido lo suficiente como para que ningún vampiro o humano se me acercara, pero mi actitud ahí seguía. Yo y mis actitudes nos acoplábamos realmente a lo que era un vampiro. Un muerto en vida.

Sus palabras aun quedaban penetrantes en mi mente, mi masoquismo hacia que me las repitiese una y otra vez a cada minuto de el día. Los dos habíamos cometido demasiados errores, los dos habíamos matado lo que los dos habíamos construido.

Algo dentro de mi me pedía verlos, a él y a toda su familia. Hacía ya un año que no veía aquellos rostros indiscutiblemente bellos, hacia un año que no veía a Charlie o a Jake… hacia un año que mi vida había terminado por completo.

Mi mente vagaba hacia varios lugares… mil preguntas se formulaban pero ninguna obtenía respuesta, yo misma había bloqueado cualquier cosa que pudiese hacer el dolor más fuerte de lo que ya era. Como había dicho cuando era humana… me termine acostumbrando.

Para algunas personas esta actitud mía hubiese sido completa y totalmente sadomasoquista, los mismos miembros de la guardia lo decían… y aunque no lo dijeran en voz alta se les podía ver en sus ojos cuando me veían deambular inconscientemente por las noches en los corredores de aquel castillo, ir de aquí para allá, paseándome bajo los ventanales que dejaban entrar la luz de la luna.

Hasta el momento no había entendido completamente bien el porqué de mi cambio, no había entendido como es que Victoria, Tanya y Anthony habían muerto, no había comprendido como me habían salvado… en si no había comprendido nada desde hacía casi un año seis meses. Mi vida desde que el me abandono había sido un completo desastre.

Lo único que si comprendía completamente era que yo había cambiado, mi mundo y como lo conocía habían dejado de existir, yo misma había dejado de existir.

Isabella Swan estaba muerta. Y yo simplemente era el fantasma de lo que algún día fui.

-No- Murmure-No me toques.

-Bella, tengo que explicarte…- Comenzó pero yo lo corte.

-No tienes que explicarme nada- Dije viéndolo directamente a los ojos mientras el dolor de mi cuerpo se hacía más extenso.

-Por favor… solo déjame explicarte- Sollozo mientras suavemente caía hincado al lado de mi cama.

-No… -Volví a murmurar mientras sentía que mi corazón ya inexistente dolía.

¿Se puede que un corazón destruido se pueda volver a juntar y aun así duela?.

Mis manos se aferraron con más fuerza al cuello de el león de montaña que yacía frente a mí ante el recuerdo. Había estado cazando hacia ya un buen rato, según mis cálculos tendría que regresar ya a el castillo. Aro tendría una junta con todos nosotros referente a algo importante. Como había dicho anteriormente, yo no era de la guardia pero cuando Renata o algún otro escudo se tomaba vacaciones yo tomaba su lugar. No era tan divertido como parecía.

Relamí mis labios en un intento de limpiar la sangre que resbalaba de mi boca. Había perfeccionado mi método de caza hasta el punto que podía llevar vestido blanco y tacones y salir sin una sola gota derramada. Eso es lo que sucede cuando tienes una inmortalidad por delante y nada que hacer por las noches.

Con una de mis manos avente el cuerpo ya muerto de aquel animal, aunque sabía que era mi naturaleza aun no me acostumbraba de el todo. Cada vez que mataba a algún animal y que este me observaba segundos antes de morir directo a los ojos me sentía como un completo y total mounstro.

Me arregle el vestido. Heidi siempre me molestaba diciéndome que debería de sacar mis atributos. Era como una Alice en potencia. Aunque en realidad lo que menos me importaba en mi vida era la ropa, por mi podría llevar unos jeans y una playera… todo me daba igual en ese momento.

Comencé a correr por el bosque, corría lo más rápido que podía ya que tendríamos una junta en el castillo, como antes ya había mencionado. Realmente no sabía el porqué Aro, Marco y Cayo me querían presente, no era que yo hiciese una gran diferencia al estar ahí, los escudos estaban completos y yo era a la ultima a la que le interesaba escuchar como cuando y donde era que iban a matar a algún clan enemigo, porque por lo general para eso eran ese tipo de juntas.

Manchones verdes pasaban a mis lados, la luna alumbraba mi piel dejando que algunos destellos salieran provenientes de ella, el aire estaba frio y húmedo… casi como si estuviésemos en Forks.

Forks…

Aquella palabra trotaba libremente por mi mente. Ansiaba tanto regresar a ese lugar, verlos a todos y abrazarlos a cada uno de ellos. Saludar a Charlie y a Jake… volver a ser la misma Bella de antes… la misma que era antes de que aquel ángel de ojos dorados me abandonara… ¿Los sueños se podrán cumplir?... eso esperaba realmente… regresar el tiempo y evitar que todo esto pasara.

A lo largo de este año mi vida había sido… vacía. Nada a mí alrededor tenía sentido alguno. Casi casi me sentía en alguno de esos episodios de televisión en la que el adolescente está en una etapa de eufanismo e insensibilidad.

Mil recuerdos azotaban mi mente sin que yo lo desease. Una clase de biología y una mirada asesina, un claro y un beso, una graduación y una promesa…. De ahí todo se volvía realmente confuso. Un día había escuchado a Rose decir que si pensabas demasiado en tus recuerdos humanos estos no se olvidaban… los míos no se han borrado, claro que los recuerdo… simplemente duele cuando alguno llega a la mente.

Mis piernas se movían cada vez más rápido, mi nariz capto el olor de los míos por el camino en el que yo corría. Enserio que toda esta supuesta "Junta" con mis superiores me cansaba.

Sentí a alguien corriendo a un lado mío y un olor para nada conocido inundo mi nariz , al instante me detuve, agazapada y lista para atacar. Odiaba encontrarme con vampiros nómadas porque eran los más agresivos. Alec y yo ya habíamos tenido varios enfrentamientos con algunos de ellos por intentar llegar hasta el castillo. Eran tan inmaduros pensando que podrían salir con vida.

Un gruñido sordo salió de mi boca en el instante en que sentí aquella presencia más cerca de mí.

-¿Quién eres?- Masculle mientras que la comisura de mis labios se curvaba hacia arriba y dejaba ver mis colmillos.

-¿Bella?- Susurro una voz masculina.

-¿Quién eres?- Volví a gruñir mientras que me agazapaba aun mas.

-¿Bella eres tú?.- Dijo aquella voz con un deje de asombro.

-¿Quién demonios eres?- Pregunte con desesperación, estos jueguitos no me gustaban.

-Soy yo… Carlisle.- Contesto aquella voz que en ese instante hizo hueco en mi mente.

Carlisle… Carlisle… ¿Carlisle?....

Mi cuerpo se tenso pero abandone la posición de ataque. ¿Carlisle?... no podía ser cierto, mi mente me estaba jugando otra de sus tantas tretas. Ellos jamás estarían aquí, ni Rose, ni Esme, Ni Alice, Ni Jasper, ni Emmet… ni el… no, el no podría estar aquí. Todo esto era un jodido sueño, todo esto era otro juego de mi imaginación.

-¿Bella… eres tú?- Volvió a preguntar aquella voz mientras que su rostro aparecía frente a mí. Era… era Carlisle.

-¿Carlisle?- Susurre en medio de un sollozo seco. Los ojos comenzaban a picarme. Tal vez y solo tal vez… todo esto no era un sueño… el si estaba realmente aquí.

-Bella hija…- Murmuro antes de acortar la distancia y abrazarme. Mis brazos colgaban inertes a mis lados mientras que todo a mí alrededor comenzaba a dar vueltas. Esto no podría estar pasándome… el… no ellos no podrían estar aquí ¿Cierto?. Seguramente todo esto era una imaginación mía y en el momento en que abrazaba a Carlisle este desaparecería.

-Bella… no sabes cuánto te hemos extrañado.- Me susurro en el oído mientras que sus manos aferraban mas mi espalda.

Yo no conteste.

No encontraba mi voz, esto era un sueño. Era una jodida imaginación, era… era… era simplemente irreal.

Mis manos se movieron suavemente a su espalda mientras que mi rostro se enterraba en su hombro aspirando su delicioso aroma. Dios… cuanto lo había extrañado. Mi memoria no le hacía justicia, era aun más bello que como lo recordaba.

Los ojos me empezaron a picar mientras que las rodillas me temblaban, algo muy poco natural en los de mi especie, sollozos secos salían de mi boca mientras que abrazaba a Carlisle un poco más fuerte.

El era real…

Todo a mi alrededor pareció desaparecer por algunos instantes, de lo único de lo que vagamente estaba consciente era de que tenia a Carlisle abrazándome… ¿Esto era real? ¿El no desaparecería como todas aquellas imaginaciones mías?.

Mil preguntas rondaban mi cabeza esperando silenciosamente ser contestadas. La emoción que recorría mi cuerpo sin vida era incomparable. Carlisle estaba aquí… el estaba realmente aquí.

Mi mente quiso hacer uniones… mis esperanzas de volverlo a ver nacieron en mi corazón muerto, pero yo las ahogue de inmediato. Yo había cambiado demasiado este último año. No pensaba igual, mis actitudes como anteriormente había dicho habían desaparecido… dejando solo el fantasma de lo que en algún momento de mi vida logre ser.

Yo lo amaba… si… pero ¿Aun podríamos estar juntos?.

Carlisle se separo lentamente de mí tomándome por los dos hombros. Su mirada jamás dejo mis ojos, me escuradriñaba admirado. Casi se podía decir que en sus ojos había orgullo… solamente que no tuve tiempo de razonarlo, el desvió la mirada hacia atrás de mi hombro.

-Estas… aquí…- Susurre aun atónita… todo esto parecía una fantasía.

-Bella. Jamás pensé encontrarte por aquí. ¿Cómo has estado hija? ¿Qué has hecho?.- Pregunto emocionado.

-¿Qué haces aquí Carlisle?- Murmure entrecortadamente mientras que desviaba la mirada hacia mis zapatos.

Todo se mantuvo en silencio por algunos segundos. No quise voltear a ver a el hombre frente a mi… simplemente no podía.

-Vine porque Aro me llamo… habrá una junta de clanes porque tenemos que discutir algo…- Contesto mientras que podía notar como su voz bajaba cada vez mas de tono.

-Oh…- Conteste mientras que jugueteaba con mis manos.

-Estoy… tan feliz de verte.- Dijo con emoción en la voz.

-Yo también…- Conteste en un susurro bajo mientras que mi mirada volvía a enfocar su rostro.

-Vamos… tenemos que ir al castillo.- Sonrió mientras me tendía la mano y yo la tomaba tímidamente.

-¿Cómo has estado este ultimo año?.- Pregunto con alegría mientras caminábamos hacia la entrada de Volterra.

Yo me encogí de hombros, aun no podía creer que Carlisle estuviese aquí… estaba por dentro que explotaba de la emoción, solo que aun estaba demasiado atónita como para demostrarlo.

-Por lo que veo sigues igual de tímida.- Dijo con dulzura en su voz mientras que le daba un suave apretón a mi mano.

-Solamente estoy impresionada de que estés aquí…- Y era la verdad, mi mente aun creía que si me volteaba un poco iba a desaparecer.

Todo se quedo en silencio, mi mirada aun estaba en mis zapatos y un estremecimiento innecesario paso por mi espalda.

Carlisle estaba aquí… el realmente estaba aquí.

Algo hizo click dentro de mi cabeza.

-¿El viene contigo?- Pregunte en un jadeo mientras que mi mirada se conectaba con la suya.

El asintió.

-Es junta de clanes, tenemos que estar todos aquí, solo que el llegara mañana por la mañana. Yo vine antes porque Aro quiere hablar con los jefes de los clanes antes que con los clanes completos.- Sus ojos se tornaron tristes al ver la expresión en mi rostro.

-¿Por qué nadie me lo dijo?- Murmure para mí misma mientras que un gruñido sordo se empezaba a formar en mi pecho.

-Ellos estuvieron de acuerdo en que yo te lo dijera cuando llegara.- Contesto.

Me detuve ipso facto esto no podía estar pasándome. Yo aun no estaba realmente lista para volver a enfrentarme con aquellos ojos dorados y pelo broncinio… yo aun estaba demasiado lastimada, aun no le había perdonado del todo.

Me zafe de la mano de Carlisle y me senté en medio del campo. Tome mis piernas con mis dos manos mientras que escondí mi rostro en ellas. 

"Esto no está sucediendo… esto no está sucediendo" me repetía internamente intentando hacer que esas palabras hicieran un cambio, solo que por desgracia no causaron nada.

-Bella.- Carlisle susurro mientras se acuclillaba frente a mí y tomaba mi rostro entre sus dos manos.- Tranquilízate. No tienes que verlo si no quieres, esto va a pasar en la medida en que estés lista. Yo no te voy a obligar a nada, por eso vine antes. Para poder hablar contigo.

Mi cabeza me daba vueltas y todo a mí alrededor se hacía nebuloso, era casi como ser un humano de nuevo. Aquel nudo en el bajo vientre y aquel llanto tragado en la garganta eran los que mi cuerpo más resentía. ¿Por qué justamente ahora? ¿Por qué?.

-Sh… todo va a estar bien.- Susurro aquel hombre que brillaba casi como el sol frente a mí.

Un sollozo salió de mi boca.

Y en ese momento… más que nunca desee poder dormir, desee que todo esto fuese un sueño y que amanecería en mi cama en Forks… deseaba tanto que mi vida regresara a ser la de antes.

Más sollozos secos se quedaron en mi garganta. Mis ojos se elevaron hacia el cielo que estaba tapizado de estrellas. ¿Por qué no podía ser una de ellas?... allá arriba todo era tan… fácil.

-Bella… Vamos, se nos hace tarde.- Dijo Carlisle mientras que me ayudaba a ponerme de pie.

-Lo siento.- Susurre mientras que mis manos temblaban involuntariamente.

Caminamos en silencio, era lo mejor. Mi mente era un verdadero revoltijo en esos momentos. Mil flashbacks se venían a mi mente. Uno tras otro sin dejarme respirar.

-Humm… Bonito buque… aunque yo te hubiera escogido lilas.

Me sobresalte… y me quede congelada.

-Bella, necesito hablar contigo…

..............................................................

-Bella- Murmuro con voz enojada- Nunca, me escuchaste, nunca en tu vida vuelvas a hacerme esto.

-¿De qué hablas?- Luche porque mi voz no dejara ver el temblor que ahora me recorría todo el cuerpo.

Se acerco un poco más a mí.

-No vuelvas a desaparecer de esa manera- Sus ojos llamearon.

Me quede en silencio. No sabía que responderle. De lo único de lo que era consciente era de la gota de sudor que me surcaba la nuca y del temblor que me recorría entero el cuerpo.

-¿Por qué te fuiste?- Pregunto expectante.

Negué con la cabeza.

-Dímelo- Dijo demandante.

Negué con la cabeza una vez más.

-Ahora- Susurro tan cerca de mí que su aliento dulce me golpeo la cara.

-Felicidades por tu boda- Dije con tono casual y un intento de sonrisa en los labios, pero esa alegría no me subió a los ojos.

….......................................................................

Sentí a alguien cerca de mí, me tense en ese instante.

-¿Quién está ahí?- Dije con voz temblorosa.

Pero nadie me contesto…yo ya me empezaba a desesperar, mil imágenes se me vinieron a la mente… podría ser cualquier persona… incluso Victoria… temblé al pensar en su nombre.

Sentí a ese alguien frente a mí, y de pronto dos manos me tenían pegada a la pared… no sabía quién era, solo escuchaba su respiración…

Estaba a punto de gritar cuando unos labios me callaron.

Me quede congelada, pero luego me deje llevar, ese beso era diferente, esos labios yo los conocía. Nuestras lenguas hicieron una danza salvaje mientras yo enredaba mis manos en su cabello y él me tomaba por la cintura con una mano apretándome contra él mientras que con la otra se detenía de la pared. Esta fue la mejor sensación de mi vida, era el mejor beso que había tenido, su lengua delineaba mi labio inferior mientras que la mía hacia lo mismo. Sus manos recorrían mi espalda y un gemido lento salía de su boca, esto hizo que me pegara más a él y que profundizara mas nuestro beso hasta casi dejarnos sin respiración.

Me perdí de nuevo en ese beso, sabía que este estaba llegando a su fin… así que lo aproveche a como pude, aferrándome más a él, lo sentía venir, mordí suavemente su labio inferior y se separo de mi, podía escuchar su respiración entrecortada, una sonrisa apareció en mi rostro..

Me soltó y suspiro cerca de mi oído.

-Ese es un beso verdadero- Dijo con su voz aterciopelada antes de irse.

Ipso Facto me congele, unos segundos después se prendieron las luces. Yo estaba recargada en la pared hiperventilando y con el corazón latiendo a mil por hora, me deje caer en el piso y puse mi cabeza entre las rodillas.

-Edward- Murmure.

Instintivamente me lleve una mano a los labios al recordar aquel beso. Recuerdo realmente bien la sensación de su boca sobre la mía y su agarre en mi cintura. Aquel aliento que me hacia estremecer de tan solo sentirlo. Dios… como lo extrañaba.

¿Podríamos estar juntos algún día?. Realmente los dos habíamos destruido esto, el por haberlo empezado y yo por haberlo dejado llegar tan lejos.

Carlisle a mi lado me observaba en silencio, su mirada jamás dejaba mi rostro. Me parecía que el esperaba que yo tendría algún tipo de ataque, pero no… eso jamás pasaría. Yo había cambiado, yo me había hecho fuerte, yo era una Isabella demasiado diferente.

Todo nuestro camino hacia el castillo fue en silencio. Sabía que aun no me caía cien por ciento la idea de que él estaría aquí mañana. No sabía qué hacer, no sabía si lo quería ver o si necesitaba un poco más de tiempo. Estaba realmente perdida.

¿Sería así de fuerte en cuanto lo viera? ¿Podría hablar con él? Es más… olvidándonos de todo ¿Sería lo suficientemente valiente como para quedarme aquí y verlo?.

Mil y un preguntas se entremezclaban en mi mente en un intento de obtener respuestas. De algo si estaba realmente segura.

Edward estaría aquí mañana.

Edward… su simple nombre hizo que mi estomago se llenara de mariposas. Mi mente comenzó a imaginarse cada una de sus facciones. Sus ojos dorados y su pelo broncinio… sus músculos, su piel… aquellas facciones que eran perfectas.

Mi corazón dolió por milésima vez.

-Bella- La suave voz de Carlisle hizo que regresara a la realidad.

-¿Si?- Susurre. Tenía miedo de romper el silencio tan cómodo que se había formado entre nosotros.

-Se que eres lo suficientemente madura para tomar tus propias decisiones. Sabes bien que jamás me he metido en los asuntos de mis hijos y que soy partidario de que cada quien arregla lo que ha hecho. Pero, por primera vez, te lo ruego no solo como amigo… sino como padre de Edward, dale una oportunidad de explicarte todo, dale una oportunidad de verte. Yo sé que esto ha sido demasiado duro para ti… no me puedo ni imaginar la milésima parte de el dolor que has sentido. Pero yo no puedo ver a dos miembros de mi familia así, porque tú también formas parte de nosotros, sufriendo de esta manera. Me mata el ver como Edward se consume día a día. Tu… ¿Es que acaso no te has visto en un espejo?. Necesitan hablarlo… por favor.- Sus ojos me observaban suplicantes mientras que en su rostro aparecía una mueca de dolor.

Intente pensar y comprender cada una de las palabras que él me dijo… ¿Me había visto en un espejo?¿Tanto se notaba mi muerte?¿Tanto daño me había hecho?.

-Carlisle yo…- Murmure.

-¡¡¡Mi querido compañero!!!.- Grito una voz desde la entrada de el castillo. Era Aro.

-Continuaremos con esta plática más adelante. Solo piénsalo.- Susurro solo para mí y me dio un suave apretón en la mano.

Yo asentí

-Paz amigo… ¿Cómo has estado todos estos años?.- Contesto Carlisle mientras nos acercábamos a la puerta del castillo con una sonrisa gentil en su rostro.

-No me quejo.- Sonrió burlonamente mientras que me miraba por un segundo a mí.- Veo que ya te has encontrado con nuestro diamante en Bruto. Oh Carlisle le he rogado desde que llego que se una a nosotros… solo que ella no lo desea, aparte de que es "Vegetariana" . A ver si tu puedes convencerla de lo contrario.

Yo me encogí de hombros. Jamás aceptaría una cosa semejante.

-Cada quien escoge su propio camino Aro. Tú deberías de saberlo mejor que nadie.- Contesto Carlisle. El tono gentil jamás abandono su voz.

Aro se encogió de hombros.

Caminamos hacia dentro de el castillo. Aro y Carlisle se fundieron en alguna conversación referente a vampiros, pero mi mente ya se encontraba demasiado lejos de aquí como para enterarse de algo tan banal como eso.

Mi consciencia aun intentaba entender el hecho de que Edward mañana estaría aquí, de que después de un año por fin lo vería, podría escuchar su voz, podría…. tocarlo de nuevo.

Mis manos temblaron.

-Bella, si quieres puedes retirarte a tus aposentos. La junta solamente será entre mis hermanos y los jefes. Gracias por traer a Carlisle hasta acá.- Aro me saco de mi ensimismamiento con esa sonrisa tan suya.

-De Acuerdo.- Dije distante, aun medio perdida en mi mente.

-Nos veremos luego Bella.- Se despidió Carlisle mientras me daba un suave abrazo y un beso en la frente.- Enserio que me encanto verte de nuevo.

Yo solo asentí mientras que una tímida sonrisa se formaba en mis labios.

Camine con paso rápido hacia mis aposentos. Estos se encontraban en la parte este de el castillo. Mi cuarto era, si no es que todo, la mayor parte de puro cristal. Solo había una pared que era de cemento y el piso, todo lo demás era de puro vidrio. Ventanas, techo, tocador… todo. Supuestamente este había pertenecido a la esposa de Marco, pero ya que ella había muerto hacía ya mucho tiempo esta habitación no se utilizaba. El al momento de verme dispuso esta habitación para mi, según el… yo le recordaba bastante a ella.

Al principio sentí que no iba a tener demasiada privacidad que digamos, pero como todo da hacia el lado este de el castillo, ósea los jardines, por lo general nadie iba por ahí y quien fuese jamás se le ocurría voltear hacia donde yo me encontraba. Aro había dado esa orden después de algunos incidentes que se habían presentado con Félix. No era algo a lo que le diera demasiada importancia.

Entre por las grandes puertas de roble de mi habitación y fui directa al sillón blanco que daba hacia el ventanal. Aun era de noche y por lo general me gustaba estar ahí, nadie me molestaba y era completa y totalmente libre de meterme en mis pensamientos sin que me interrumpiesen.

Tome mis dos piernas y las subí al sillón, las abrace con mis manos y apoye mi cabeza en las rodillas. La luna aun seguía alumbrándome, mi piel se veía aun más blanca de lo que por sí ya era.

Mi mente viajo a todos aquellos recuerdos que no quería que me golpearan, que había evitado por tanto tiempo.

-Te voy a extrañar.- Susurro en mi oído.- tu reviendras à mon amour

-¿Qué significa eso?- Pregunte con incredulidad. Yo no sabía francés.

-Lo descubrirás luego, Edward manda decirlo.- Contesto mientras que me separaba de ella lentamente.

Una vez que llegue aquí a Volterra investigue que era lo que significaban esas palabras en francés. Tu regresaras a mi amor. ¿Podría ser posible? ¿El estaría seguro de eso? ¿Nos reencontraríamos en algún futuro?. Mi corazón volvió a doler al pensarlo.

-MM. Bella... te tengo una pregunta...

-Hum… si Alice dime...

Lo pensó durante 1 minuto y luego agrego con voz seria pero curiosa.

-No has pensado…en este... no se... ¿En seguir tu vida con alguien más? ¿Alguien que no sea Edward?

Pensé mucho en la respuesta... y después de unos minutos conteste.

-No Alice… amo a Edward... con toda mi alma y corazón…-Sentía como un sollozo iba pasando por mi garganta pero garraspe y lo controle- No creo que vuelva a amar a nadie de esa manera… y ahora tú ¿Me puedes contestar algo?

-Claro Bella…

-¿Cómo fue que empezó con Tanya?-La voz me tembló en la última palabra.

-Bella, ¿De veras quieres escuchar eso?-Me miro con incredulidad.

Asentí con un movimiento de la cabeza porque era incapaz de hablar sin llorar.

-Bueno...-Comenzó con aire abatido- Cuando nos fuimos de aquí… fuimos a Denalí a visitar a nuestra familia de haya. Edward no iba muy bien qué digamos. Iba ausente... como si su cuerpo estuviera hay pero su mente estuviera del otro lado del mundo. Cuando llegamos, Tanya... que ya tenía mucho interés en Edward desde hace mucho tiempo lo noto así... y empezó a acercarse mucho a él. Un día de pronto, de la noche a la mañana se hicieron novios, todos pensamos que iba a ser nada mas por el tiempo que estuviéramos ahí, pero no, ya llevan mucho.

…..............................................................

"Edward me tocaba, por supuesto, no sabes cuantas de esas noches en las que tú estabas dormida en tu cama llorando porque te había dejado, el me hizo gozar como no tienes una idea, pero siempre terminaba murmurando tu nombre al final, y algunas veces hasta me confundía contigo. Pero todo eso quedaba olvidado cuando recordaba que yo había sido la primera mujer en su vida y tu pronto quedarías borrada del mapa. Por supuesto la estúpida de su hermana Alice que parece una pixie decía que eso no era cierto y Edward jamás te traicionaría así. Pero déjame decirte querida, que todo lo que te estoy contando es verdad, yo si fui la primera mujer en su vida, yo fui a la primera a la que en verdad toco y a la primera a la que hizo suya y todo fue tan fácil que en algún momento me llego a aburrir. Los primeros días era como un adolescente lleno de hormonas, lo quería hacer todo el día y toda la noche, pero, con el tiempo, fue tomando experiencia y dios mío si tan solo supieras lo bueno que es ahora."

….....................................................................

"Llegue a casa, todos mis hermanos se habían ido de caza y la única que estaba en ese momento ahí era Tanya, en nuestra habitación. Llegue hecho un desastre, quería matarme en ese mismo instante si fuera necesario, pero no pude. En vez de eso cometí el error más grande que jamás pude haber cometido aparte de haberte dejado aquel día en el bosque de la casa de Charlie. Me… me acosté con Tanya aquel día."

Me puse un puño en la boca para no sollozar.

¿Cómo se supone que dejas pasar todo esto? ¿Cómo se supone que perdones una traición tan grande? ¿Cómo se supone que ames todavía a alguien que te hizo tanto daño?.

Los sollozos ahogados hacían temblar mi cuerpo mientras que mis manos se aferraban mas a mis piernas. ¿Es que acaso esto se terminaría algún día?.

Me levante de aquel sillón y fui hacia el closet. Quería bañarme, quería cambiarme de ropa, quería hacer lo que fuese con tal de que todos los recuerdos se fueran de mi mente.

Tome un vestido blanco, era de una tela delgada, casi como si fuera una manta, me encamine hacia el baño aun con los sollozos atorados en mi garganta. Necesitaba distraerme porque entre mas lo pensara mas iba a doler.

Entre a el baño, por suerte este si tenía paredes de cemento y no de cristal. Abrí la ducha y puse la temperatura más alta que alcanzara. Aunque no me quemara quería sentir un poco de calidez en mi cuerpo.

Me desvestí y me metí. El agua chocando contra mi cuerpo relajo al instante mis músculos, el olor a mi shampo y a mi jabón de baño hizo que mi mente se despejara un poco, aunque no lo suficiente como para borrar aquellos recuerdos.

-Bella- Rose me hablo con voz firme- Mírame Bella- dijo con un tono que no se podía ignorar, así que subí mis ojos bañados en lagrimas y me la encontré cerca de mí, tomo mi cara con sus dos manos y me vio a los ojos con expresión demandante- Tu eres fuerte, Dios, no sé cómo has soportado todo esto. Y por eso eres lo suficientemente inteligente para hacer lo que es correcto, así que escúchame bien- Dio un largo suspiro pero sin soltarme ni dejar de observarme- Deja a Edward, deja que haga su vida… tu y el ya no están juntos y te estás aferrando a una idea que no va a suceder. El ya escogió su camino, y me duele decirte esto, pero no lo va a cambiar… así que solo déjalo ir.

Recargue mi espalda en la pared de azulejos y me deje caer lentamente hacia el piso.

-Isabella- rogo- ¿Realmente lo amas como me amaste a mí?

Sus palabras me golpearon como un guante de box, ¿Era dolor lo que escuchaba en su voz? Un escalofrió recorrió mi cuerpo dejándome sin aliento, "esto es solo un truco bella… un truco para lastimarte" me convencí mentalmente antes de girarme hacia él.

-¿Por qué te importa tanto?- Dije con el mismo tono de enojo.

-No me has contestado la pregunta- Volvió a rogar.

Un sollozo volvió a escapar de mi boca. Jamás le conteste esa pregunta, pero creo que la respuesta era más que obvia. ¿Cómo él podría pensar que yo amaría a otra persona que no fuera él? ¿Qué no me conocía acaso? ¿Qué no sabía que mi corazón completo le pertenecía desde el momento en que lo vi por primera vez en aquella cafetería abarrotada? ¿Realmente pensaba que yo lo iba a olvidar?.

-¿Por qué lo hizo?- Solloce con la cara enterrada en el hombro de Alice.

Se quedo en silencio… tenía que decirme la verdad… lo tenía que hacer… si me iba a matar… que lo hiciera ahora.

-Dímelo- Solloce de nuevo mirándola a los ojos.

-El… bueno… el…- Suspiro- El lo hizo porque… se entero de que eras novia de Anthony… y…- Bajo un poco más la voz- Lo hizo para ver que sentías…

-¿Y que mas?- Murmure tan bajo que ni yo misma me pude escuchar del todo bien.

-Para… que no lo pudieras olvidar… y que no pudieses estar con Anthony… de la manera en la que… tu sabes estuviste con el- Murmuro suavemente.

¿Es que acaso el jamás se dio cuenta de lo que sentía? ¿Es que acaso no le quedo claro después de todas las veces que yo le había dicho que lo amaba?.

El agua seguía cayendo sobre mi cuerpo tenso. Mis piernas se encontraban atrapadas por mis brazos y mi rostro enterrado en mis rodillas. Me dolía, lo sabía. Pero este dolor no era nada comparado contra el que tuve que vivir durante esas semanas eternas en las que él estuvo con Tanya.

Y ella misma lo dijo. ¿Cuántas noches me pase llorando en mi cama, cuantas noches me la pase al lado de mi ventana esperando a que el regresara?. Pero eso jamás paso… el cuento de el León y la Oveja no sucedió. Mi cuento de hadas termino…

La princesa… esa nunca fui yo.

El príncipe… ese de un momento a otro se esfumo.

La bruja … si existió.

Y el cuento de amor jamás se presento.

No supe realmente cuanto tiempo estuve bajo la regadera, con el pelo pegado al rostro por el agua, mi piel blanca un poco rojiza por el calor de aquella agua.

¿Podríamos estar juntos después de todo lo que sucedió?.

Había sido culpa de los dos, habíamos caído en una espiral de mentiras que ninguno de los dos hizo ni el mínimo esfuerzo por salir. Los dos nos dábamos donde sabíamos que más nos dolía. Los dos sabíamos a lo que estábamos jugando.

¿El amor es un juego?.

Esperaba que no lo fuera, porque si así lo era yo ya lo había perdido desde hace mucho.

Me levante lentamente y cerré la ducha, tome una toalla y me seque el cuerpo y el cabello. El baño estaba lleno de vapor, así que el espejo y todo lo de cristal tenían una ligera capa de agua sobre ellos.

Me cambie y me cepille el pelo, me lave los dientes y me puse unas valerinas blancas, de el mismo color que mi vestido.

Me recogí el pelo en un moño suelto y me puse unos aretes de perlas. Regalo especial de Cayo. Maquille un poco mi rostro, brillo y delineador y salí de nuevo hacia mi habitación.

Me volví a sentar en mi sillón blanco, viendo hacia la luna, recordando.

Serian las tres de la mañana o las dos, no importaba… realmente el tiempo era algo tan monótono para mí. La fuerza en el cuerpo me faltaba, y no me refería a la energía, me refería a ese sentido de vida que te descarga la adrenalina.

¿Algún día me podría sentir como antes de mi dieciochoavo cumpleaños? ¿Podría volver a ser la misma? ¿Regresaría aquel brillo a mis ojos?. Esperaba realmente que así fuera, había dejado hacia ya tanto tiempo de verme en el espejo realmente. De observarme y darme cuenta de cómo la vida se me escapaba como arena entre las manos.

Y me perdí.

Me perdí en un mar de pensamientos profundos, me perdí en lo que era mi vida, me perdí en lo que debió de ser mi alma.

Muchas veces me pregunte si los de nuestra especie tenían, creía saber la respuesta. Ahora sé que no. ¿Podría un ser tan desdichado como yo, poseer un alma? ¿Podría llegar a lo que sea que hubiese pasando las estrellas algún día?. Esperaba realmente que así fuera.

Mi vista iba y venía en los jardines, siempre esperando a ver alguna diferencia, esperando a que algo cambiara, esperando a que algo arrasara con aquello que ya era tan normal. Pero nunca sucedía nada.

Todo seguía siendo lo mismo.

El murmullo de el viento le pegaba a los cristales de mi ventanal, como intentando ser escuchado. Aquel murmullo que como yo guardaba tantos secretos dentro de su alma, aquel murmullo que por tanto tiempo había sufrido.

¿Estaba realmente lista para enfrentarme con Edward?. Mi corazón y mi cuerpo gritaban que sí, mi cabeza y la conciencia gritaban que no. ¿Lo había superado realmente?. Era algo que tenía que pensarlo demasiado. ¿Había superado el hecho de que Edward se hubiera acostado con Tanya?.

No lo sabía.

Tenía que verlo todo fríamente, no podía poner los sentimientos enfrente. Sabía lo que pasaría si lo hacía. Terminaría lastimada.

Más de lo que ya estaba.

Puse la cabeza entre mis manos, esperando así estúpidamente encontrar aunque fuese una respuesta. Y como en los jardines, nada paso.

El silencio a mi alrededor me empezaba a desesperar, pareciese como si estuviese sola en este mundo, con la luna y las estrellas como espectadoras, nadie más que yo y mi corazón muerto.

Me lo seguía preguntando.

¿Podríamos volver a estar juntos?.

El corazón muerto de la princesa se partió en dos al intentar responder aquello que en sus sueños intentaba hacer realidad.

…...........................................................................

-Bella- Susurre mientras que caía de rodillas a su lado y un sollozo seco salía por mi boca.- Discúlpame amor mío, discúlpame por lo que voy a hacer, discúlpame por haberte lastimado… discúlpame.- Solloce de nuevo mientras que tomaba suavemente una de sus manos.

-Te amo- Susurre mientras que mis labios buscaban los suyos y plantaba un beso casto en ellos.

-Bella- Susurro el vampiro nostálgico que miraba hacia afuera de la ventana del avión mientras que los recuerdos le azotaban la mente.

El sabia que la había perdido, el sabia que desde aquel día en que le dijo lo que había sucedido la confianza jamás regresaría. Su corazón muerto le dolía, el cuerpo no reaccionaba, la suave textura acolchonada del asiento de primera clase se le hacía dura y fría.

Las gotas de lluvia se empezaban a formar en las nubes que el pasaba a toda velocidad, todo afuera estaba negro, todo afuera era como su vida. Obscuro y triste.

"¿Podríamos estar juntos de nuevo?" se preguntaba el mientras que tentaba a ciegas el bolsillo izquierdo de su pantalón. Aquella cajita negra aun se encontraba metida ahí, donde él la había puesto antes de salir de viaje.

Aquella simple pregunta se repetía mil y una veces en su mente, intentando encontrar una respuesta que lograra convencerle.

El sabia que el daño que había causado era difícil de perdonar, casi imposible si es que se le podría llamar así. Dentro de el las esperanzas aun seguían nacientes, aun se podía ver en un futuro, no le importaba que fuese lejano, con ella. Con ella podría ir al mismísimo infierno si se necesitaba, aquel ángel de pelo marrón era lo único que necesitaba el pobre vampiro nostálgico para seguir viviendo.

Su cuento de hadas, así como el la había escuchado susurrar tantas veces en sueños, esperaba ser salvado; no por el príncipe… sino que ahora seria la princesa la que tendría la última decisión. ¿Podría ser cierto lo que él había escuchado de la boca de todos los humanos? ¿El amor podría ganarle a la tentación?. Las esperanzas volvían a renacer en el de una manera siniestra, casi mágica. El esperaba que la princesa se decidiera.

-Pasajeros con destino a Florencia, faltan 3 horas para llegar a nuestro destino.- La voz de el altavoz lo hizo saltar de su asiento. Tres horas… simples tres horas para estar más cerca de ella, para tocar su piel, para poder hablar y ver si el cuento de hadas si podía funcionar.

El vampiro de pelos cobrizos recargo su cabeza de nuevo en aquella almohada mullida. La garganta le ardía, el olor de tantos humanos juntos anteriormente le hubiese volado la cabeza… ahora en este momento el dolor simplemente era algo que le daba lo mismo. No había dolor más grande que el de un corazón roto y un alma sin esperanzas.

El la sabia suya, el antes pensaba en tenerla segura. Todo eso había cambiado, el mismo había contribuido al cambio. ¿Seria capaz de aceptar de regreso a aquel vampiro adolorido que lo único que hacía era rezar por las noches esperando su regreso?.

Los papeles se habían intercambiado.

Recordó el momento en que se entero que ella había desaparecido, recordó su estado, aquel en el que había echado raíces desde hacía ya un año. Quiso reírse de sí mismo pero no pudo, el dolor seguía apresándolo.

El seguía sintiendo asco por sí mismo, a pesar de que tantas veces se había metido a la ducha y había restregado su cuerpo de mármol con una esponja, a pesar de que en sus arranques de locura se echara ácidos o cloro, a pesar de que se hubiese sumergido en aguas cristalinas por mucho tiempo. El se seguía sintiendo con asco.

¿Podría el sentimiento irse algún día? ¿Podría aquella pieza de puzzle regresar a sus manos?.

El rezaba porque así fuera.

Una pequeña mano tomo la suya, volteo la mirada para encontrarse con un rostro corazón y pelo acaramelado, los ojos que lo observaban eran maternales y por un momento su corazón pudo sentir un poco de paz.

Esme observaba como su hijo se iba consumiendo día a día desde hacía ya un año. Ella también tenía la esperanza de poder regresar a su familia a la normalidad antes de… ¿Había palabras para explicarlo?.

El hombre de el corazón destruido miro a su madre y soltó un suave suspiro mientras que su cabeza volvía a caer contra el respaldo. Las voces a su alrededor las había bloqueado, odiaba desde hacía un año escuchar cualquier murmullo a su alrededor. Le gustaba estar en silencio, aquel silencio que sentía cuando estaba alrededor de aquel ángel de pelo marrón.

Un recuerdo tras otro llegaba a su mente. ¿Podría explicarse aquel dolor?. El recordó lo que le hizo pasar a su ángel, lo que la hizo sufrir y aquella sensación de vacío doloroso en el pecho se hizo cada vez más pequeña. Ella debió de haber sufrido más y se lo callo. Ella había sido más fuerte que el.

-¡¡¡No digas que no la amo, tú no sabes nada, no eres nadie para decirme que es lo que es el amor Emmet!!!- Grite mientras me paraba del sillón, lo tomaba de la camiseta y lo acercaba a centímetros de mi cara. Emmet me podía ganar en fuerza, pero en altura estábamos iguales.

-Cuando uno ama no lastima- Murmuro mientras sus dos manos tomaban las mías y me separaban de el- Y porque yo te amo como hermano me voy a aguantar las ganas de golpearte. Pero lo tienes que saber Edward, si algo le pasa a mi hermanita, nadie, y escúchame bien maldito estúpido, nadie de nosotros te lo va a perdonar, y lo peor de todo es que ni tú mismo lo vas a poder hacer. Eso es lo que más te va a matar, que ni tú mismo te vas a poder perdonar que la persona a la que según tu "amaste" se salvo de ser herida por tu estupidez.- Me aventó lejos de él y regreso a abrazar a Rose que se había quedado shokeada por la escena que habíamos hecho.

El vampiro sabia que las palabras de su hermano eran ciertas. Cuando uno ama no lastima. ¿Entonces que se supone que era lo que él sentía?. El sabia que la amaba, el sabia que aquel sentimiento de calidez que ella causaba en su corazón era amor, el sabia que la única que podía hacer que se sintiese de esa manera era ella. Pero una vez más, cuando uno ama no lastima. ¿Qué había hecho?.

Los pensamientos de el vampiro estaban sumergidos en una laguna sin fondo, en aquella laguna donde el único salvavidas era Bella… el sabia que solo tendría una oportunidad para tenerla de vuelta, solo esperaba que funcionara.

La familia de el vampiro lo observaba desde los asientos continuos y anexos, sus pensamientos bloqueados y las respiraciones acompasadas. Ellos esperaban que aquel vampiro solitario que ahora se recargaba suavemente en el asiento volviera a ser el mismo. Ellos resentían su cambio, el era simplemente un espectro de lo que algún día logro ser cuando estaba con aquella humana que le había robado el corazón. Extrañaban el sonido de su risa que hacía ya un año que no escuchaban, la luminosidad de su sonrisa que había desaparecido tan súbitamente de sus labios, aquella casi imperceptible chispa en sus ojos que lo hacía ver vivo.

¿Podría regresar a él Edward pasado?.

Todos rezaban en silencio porque así fuera.

El vampiro aterrado giro su rostro hacia la ventana de nuevo, imaginándose la manera en la que ella se vería. La había visto, había seguido el curso de su vida por las visiones de Alice. Era una dulce tortura que el pagaba encantado. Era la manera más cercana de estar con ella, lastimaba si… pero el vampiro era un masoquista, sonreía ante las visiones y disfrutaba de el dulce dolor que estas le provocaban. La amaba… y haría lo que fuera por estar cerca de ella.

El recordó aquella vez en la que la había visto en la cocina, junto con aquel que el simple nombre le daban ganas de vomitar la poca sangre que tenia dentro del cuerpo. Recordó el rostro excitado de Bella, el suave y delicioso gemido que salió de su boca cuando la lengua de el delineo el escote de sus senos.

Apretó el brazo de su asiento fuertemente.

"Edward cálmate" Pensó Jasper alarmado mientras sentía el estado de ánimo de su destruido hermano subía cada vez más por la ira.

El aludido sacudió la cabeza mientras que las imágenes que se le presentaban a la cabeza hacían que un gruñido sordo se le formara en la garganta.

El no podía decir ni reclamar nada ya que él lo había causado, ella jamás se hubiese tirado a los brazos de Anthony si no hubiese sido por su culpa. Él era el único que merecía arder en el infierno.

De nuevo la mano pequeña tomo la suya y un poco de paz se le paso al instante, Jasper mandaba ondas extasiado, intentaba calmar a su hermano antes de que sus emociones hicieran catástrofes en el.

Alice observaba todo mientras que le hacía suaves círculos con el dedo anular a su prometido en la mano. Intentaba buscar en sus visiones alguna que le diera buenas noticias, alguna en la que Bella aceptaría regresar con su ya muy destrozado hermano. Pero nada aparecía, todo estaba en negro… ella aun no se decidía.

Y eso les dolía tanto a Edward como a ella.

El vampiro perdido ahora en un estado de duermevela gracias a Jasper tuvo pensamientos incoherentes, cuerpos que se unían y pieles en contacto, suaves gruñidos y gemidos… él pensaba tanto en Bella… a decir verdad en ella era en lo único que pensaba.

Quería que estuviesen juntos de nuevo.

Aquel hombre destrozado cerró los ojos y se dejo caer en sus pensamientos, aun con la mano de su madre en la suya y el corazón muerto a medio latir.

Ella era la que lo mantenía con vida.

Ella era su razón de existir.

Si ella no quería.

El jamás volvería a vivir.

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mis niñas el final se los dedico a todas ustedes..! =) espero que les haya gustado la primera parte, ahora falta la segunda..! jejejeje no tardare en subirla lo prometo...! ^^

bueno mis niñas un beso y un abrazo cuidense las quiero mucho y gracias por todo...! ;) saludos

Capítulo 24: "Una Nueva Vida Un Viejo Amor.." Capítulo 26: "Una Promesa Eterna parte II..." parte final

 
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