Pov Gianna.
Tranquilidad. Eso era lo que sentía en estos momentos; el dolor ya no existía en mí; ya no existía esa oscuridad que me acechaba y me atormentaba; ya no me sentía atrapada, sino libre. Pero esa libertad duraría poco, ¿no? Sentía como me arrebataban esa dicha sensación, como me hacían volver a la realidad y a decir verdad no me importaba, no sentía ninguna angustia ni ningún dolor, ya que esa dicha se haría más grande al verle. Sabía que estaba soñando, que ese no era el mundo real; sino el mundo de mis sueños. Leves caricias captaron mi atención, haciendo que me removiese delicadamente en el sitio en el que estaba. Mi mente y mi cuerpo querían despertar ya, querían que me encontrase con el, querían que mi libertad y mi tranquilidad fuese más grande... quería ver a Alec. Lentamente abrí los ojos y estos se encontraron con una mirada dulce y llena de amor, aunque en ellos había una pizca de preocupación; pero no importa esa preocupación... solo importaba Alec. En ese momento nuestras miradas se hicieron una.
- Mi dulce princesa - dijo Alec cuando vio que esbozaba una dulce sonrisa
- Gracias por quedarte conmigo - dije mientras le acariciaba la mejilla
- Sabes que no tienes que agradecer nada - dijo este cogiendo mi mano, la cual estaba acariciando su mejilla
- Lo sé; pero eso me reconforta - y dicho esto escondí mi rostro entre sus brazos.
- Yo también lo sé - respondió mientras me daba un dulce beso en el cuello - ¿estas mejor?
- Ahora si - le respondí mientras le abrazaba con más fuerza - eres mi cura contra el dolor
- Gianna - dijo este mientras levantaba mi rostro haciendo que captase su mirada - ¿qué es lo que te ocurre? si tu sufres...yo también sufro. Me atormenta verte dormir...
Puse uno de mis dedos en sus dulces labios para hacerle callar, el no tenía que sufrir por mi, no lo permitiría.
- No te consiento que sufras por mi culpa - dije tajante
- Gianna tu eres mi otra mitad, lo noto, y si tu estas mal yo también. Eres esencial en mi dichosa inmortalidad, ¿es que no lo entiendes? juré protegerte de todo mal, y así lo haré, pero solo si me dejas... quiero saber que ocurre en tus sueños, por qué sufres, por qué lloras... ¿que es lo que ves en ellos para que te atormentes tanto?
- Te entiendo perfectamente Alec; pero es que es algo superior a mí, e incluso para ti. Es algo que no puedo controlar...
- ¿El que? - preguntó preocupado
- La irrealidad. Tengo miedo a dormirme, tengo miedo a ver esa oscuridad, de ver esas sombras; de sentir...
- Espera un momento cielo, ¿sombras?
- Si; es algo extraño. Veo sombras blancas en la oscuridad, para ser exactos...dos. Dentro de mi siento amor y admiración por esas sombras, pero de un momento a otro empiezan a pelear y eso me provoca dolor, siento que esa pelea es por mi culpa y el dolor es tan grande, tan desgarrador... quiero decantarme por una de esas sombras, pero es imposible, se que si elijo a una de esas dos sombras la otra se sentirá desdichada, y viceversa.
- ¿Y eso es lo que has soñado hoy?
- No, hoy soñé que alguien me llamaba, que alguien me necesitaba. Estaba desesperada por encontrar a ese alguien, angustiada por su dolor... y cuando conseguí acercarme a ese ser; a ese portador de tan dulce voz sentí que me llevaban de su lado. No conseguí verle el rostro. Y en ese momento mi mundo se derrumbó. Siento que alguien esta sufriendo por mi culpa y por algún motivo no le puedo ayudar.
Al terminar mi relato pude ver como Alec se tensaba un poco, pero al percibir mi mirada se tranquilizó de manera inmediata.
- Es mejor que lo hables con Aro; que le muestres tus pensamientos, y el...tal vez te pueda ayudar mejor que yo.
- Aunque sufro por el dolor...tu eres el único que lo cura - dije mientras le daba un casto beso en los labios.
- Será mejor que me vaya, deberías estar presentable para hablar con Aro.
No le contesté, me le quede mirando confusa. Parece ser que este captó mi expresión y me aclaró su comentario.
- ¿Acaso quieres ir a hablar en picardías con Aro? - preguntó burlón
En ese momento pude sentir como mis mejillas se enrojecían.
- Creo que el dulce color de tus mejillas habló por ti
- Alec - le nombré enfadada
Y antes de salir por la puerta me guiño un ojo.
- Típico en ti... - dije en un susurro, el cual sabía que el lo escucharía.
Me levanté de la cama con una pregunta en mi mente; ¿en que podría ayudarme Aro? por una parte tenía miedo a mostrarle mis sueños; y no era por los sueños en concreto, sino por la contestación o la interpretación que haría de esos sueños. Tal vez el diría que son simples sueños...pero para mi eran algo más; algo que algún día podía producirse; algo... ¿real?
Me metí en el baño aún con mi monólogo interno; quería despejarme y aclarar mis dudas... si es que había algo que aclarar. Después de media hora dentro del agua quise salir de esta; el baño me había relajado y aclarado mis dudas. Hablaría con Aro.
- ¿Ya estas vestida? - dijo Renata haciendo aparición en la habitación
- Si - dije mientras salía del baño.
- Perfecto - dijo mientras me evaluaba de arriba abajo
- Renata no empecemos...
- No estoy empezando nada; y no me refería a tu vestimenta; sino a tu aspecto, es decir tu rostro...
- ¿Mi rostro?
- O sea a lo que me refiero es que ya no veo la agonía y el dolor en ti, te veo tranquila
- Ah... - es lo único que dije
- ¿Estas mejor cariño? - dijo esta mientras rápidamente se acercaba a mi y me abrazaba
- Si; Alec...
- No hace falta que me digas nada, lo sé perfectamente. Pero Gianna... ¿que es lo que te ocurre?
- Veras Renata... - y en ese momento le conté todos mis sueños, mis sensaciones, y mis sentimientos. Yo a ella no la quería ocultar nada, era una parte fundamental en mi vida igual que Alec. Desde el principio estuvo conmigo. Ella se merecía esto. También le conté lo que tenía pensado Alec, la posible solución...
- Si, yo también creo que es la mejor opción - dijo con una sonrisa
- ¿Por qué?
- Tu solo preocúpate de hablar con Aro, y el se encargará
- ¿Pero como?
- Gianna - dijo molesta
En ese momento capté lo que me quería decir
- De acuerdo. Por cierto Renata... ¿no tenías que contarme algo?
- Eh... - se quedó callada durante unos momentos y pude ver como se ponía tensa - no - dijo mientras me cogía de la mano haciendo que saliese de la habitación
- ¿Segura? - la pregunté mientras arqueaba una ceja
- Segura
- Renata se...
- ... que no te oculto nada de verdad - y terminó la frase por mi - te llevare ante Aro. Esta muy preocupado por ti...
Y durante unos instantes deje de hacer caso a las palabras de Renata. Había algo que me extrañaba. Alec y Renata me ocultaban algo, pero ¿el que?
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