BELLA POV.
Sabía que la pastilla que me había dado Edward no era solo para tranquilizarme, también era para hacerme dormir. Y lo había logrado, no dejaba de bostezar, y estaba próxima a quedarme dormida. Intenté entre bostezos aferrarme más a él, sabiendo que cuando yo quedara profundamente dormida, él se iría. Lo presentía, y quería estar despierta para detenerlo pero faltaba poco para que sucumbiera. Sentí que me recostaba sobre la almohada, y ahí perdí la consciencia.
Desperté sintiéndome más cansada que en mucho tiempo, estaba desorientada, sin saber muy bien dónde estaba, nada se venía a mi mente. Me senté en la cama, mientras la cabeza me daba vueltas. Miré a mi alrededor, la luz del sol inundaba toda la habitación sin dejar algún lugar sin iluminar. Busqué el reloj en la mesa de noche, diez de la mañana. Era tarde.
Me levanté, sintiendo el frío suelo bajo mis pies. Y enseguida me puse las pantuflas, al mismo tiempo que amarraba mi cabello con una cola. Me miré al espejo, y me asusté. Llevaba la misma ropa del día anterior, mi cabello aunque amarrado tenía un aspecto horrible enmarañado. Pero mis ojos, mi rostro, eso era lo peor. Estaba lívida, casi pálida, y no ayudaban las ojeras marcadas bajo cada ojo enrojecido, como si hubiera llorado toda la noche, sin dormir, sin descansar.
Los recuerdos llegaron como torbellinos a mi mente, y recordé aunque no quisiera. Me detuve del tocador para no caer ante los recuerdos. Charlie, hospital, Edward, beso.
Prometiste que no te olvidarías de mi, Cullen.
Intenté tranquilizarme, respiré profundamente y me dirigí al baño para lavarme el rostro, el agua fría hizo su trabajo, despertándome por completo. El cuarto de Charlie estaba igual que como lo recordaba, nada había cambiado. Me senté en la cama de él, respirando su aroma, su inconfundible chaqueta de oficial de policía reposaba sobre la silla del escritorio. La mesita de noche tenía en uno de los cajones la pistola que él descargaba al entrar en casa, incluso lo hacía todavía, temiendo que en mi adolescencia me diera una crisis existencial y terminara matándome yo misma.
Sonreí tristemente y una lágrima resbaló por mi mejilla. Tenía que salir de ahí, tenía que ir al hospital, a verlo. Necesitaba verlo, una última vez.
Me metí al baño para tomar una ducha, el agua caliente relajó mis músculos, y estaba relativamente mejor cuando envuelta en una toalla me paré frente a mi armario para sacar unos jeans gastados con una blusa manga larga azul oscuro. Tomé los converse negros debajo de la cama, y busqué mi billetera en el maletín del colegio, pasándolo a un pequeño bolso colgado al hombro. Bajé las escaleras después de cepillar el cabello, y tomé un vaso de leche, no tenía nada de hambre.
Me cepillé los dientes, y salí sin molestarme en echar el pestillo a la puerta principal, quien quisiera entrar, no encontraría oposición. Conduje el camino hasta el hospital como autómata, sin prestar atención a otra cosa que a la carretera.
Me bajé sin cerrar debidamente el auto, quien se iba a robar un viejo cacharro.
Llegué a recepción y pude percibir el susto de la recepcionista al verme.
-Vengo por Charlie Swan, falleció anoche –la voz se me quebró en la penúltima palabra. La señorita frunció el ceño mientras digitaba en el computador.
-¿Y usted es? –preguntó amablemente.
-Su hija –susurré lo suficientemente alto para que me escuchara. Ella asintió para luego decirme.
-El doctor Cullen se lo ha llevado esta mañana, después que le hiciera la autopsia.
-¿Qué? –casi le grité. ¡¿Quién creía que era para hacer eso?! No espere una contestación de la muchacha, y salí del hospital con la furia en mis ojos. Iba para la casa Cullen.
Edward POV.
-No creo que haya sido buena idea, Carlisle. Es su padre, después de todo –dije cuando Carlisle me contó lo que había hecho. Estaba arreglando todo lo del funeral de Charlie, sin que Bella lo supiera. Ella debía estar dormida todavía.
-Lo sé, Edward. Pero no me quedó otro remedio cuando ustedes no volvieron, me tuve que hacer cargo de él y eso implicaba lo del funeral. Si ella quiere lo puede enterrar donde deseé, es más, se lo puede llevar ahora mismo si estuviera aquí. Cuando su cuerpo llegue de la morgue yo mismo se lo entregaré, pero teníamos demasiado pacientes, demasiadas camas necesitadas, no podía dejar a Charlie allí.
-Lo sé, pero tú sabes cómo es Bella… -en ese momento el sonido de un auto acercándose me detuvo. Ese sonido solo era capaz de hacerlo un intento de carro. Tomé el puente de mi nariz entre mis dedos, y me dejé caer sobre el sillón. Alice bajó corriendo las escaleras y me miró preocupada.
-Viene echa una furia –indicó. Asentí sin mirarla. Carlisle suspiró.
-Yo lo arreglo –susurró y salió de la casa.
El portazo de Bella seguido de unos pasos rápidos, me indicó que de verdad venía rabiosa. Escuché a Carlisle susurrar un saludo.
-¿Quién se cree que es? Es mi padre, mi familia. ¿Por qué lo hizo? –le gritaba ella. Carlisle se acercó más a ella pero ella retrocedió.
-Tranquilízate, Bella. Lo tuve que hacer, sé que no te ha gustado…
-¡Oh, claro que no! No tiene ningún derecho a venir a hacer lo que quiera con el cuerpo de mi padre…
-Bella, escúchame, yo no…
-Se cree con el derecho por conocerme de no sé donde, pero es que usted no entiende que yo no soy la que…
-Bella, por favor, detente –le pidió Jacob desde la puerta principal. Bella jadeó y se detuvo, sentí cuando respiraba profundamente para tranquilizarse. A través de los ojos de Carlisle la vi limpiarse algunas lágrimas de sus mejillas.
-Lo hice porque no quedaba espacio en el hospital para tu padre, estábamos a tope, necesitábamos la cama vacía. Y tú no volviste con Edward, lo siento, no quería hacerlo porque sabía que te molestaría. Pero era eso, o dejar que otra persona muriese –Carlisle pocas veces era tan rudo con una mujer como ahora.
-No tiene importancia, debía avisarme –replicó ella pero la furia y la ira se habían esfumado.
-¿Quieres entrar? ¿Tomar algo? Te ves cansada –apuntó Carlisle dejándole espacio para que ella entrara a la casa.
-¿Está Edward allí? –inquirió dando un paso vacilante. Nadie respondió pero a través de los ojos de Jacob vi como Carlisle asentía. Bella sonrió torcidamente –Apuesto que ha escuchado toda la conversación.
-No lo dudes –sonrió Jacob. Nessie estaba en la planta alta con Jasper. Emmett y Rosalie también.
Bella entró a la casa y Alice y yo nos pusimos de pie.
-Edward, ¿Tú sabías de esto? –me habló rudamente. Pero con el rubor subiendo por sus mejillas.
-No, Bella. Llegué esta mañana aquí y me enteré –le respondí tratando de calmarla. Ella dirigió su mirada hacia Alice, y Alice le sonrió un poco triste.
-Hola, Bella –le saludó adelantándose para darle un beso en la mejilla. Bella no retrocedió pero tampoco correspondió.
-Hola, Alice.
-Bella, si quieres puedes llevarte a Charlie cuando lo traigan en la noche. Está en la morgue, como deberás saber, estas cosas llevan su trámite –entró Carlisle indicándole mientras hablaba que Bella tomara asiento. Ella asintió y lo hizo, en uno de los sofás individuales.
-Sí, lo sé. Me gustaría llevármelo –seguía enojada, pero ya no lo demostraba.
-¿Quisieras ver a Nessie? –pregunté tímidamente sentándome cerca de ella. Ella miró hacia otro lado y después volteó a verme, alzando una ceja.
-¿Quiere ella verme a mí? –susurró para si misma, pero después recordó nuestras habilidades, o eso creo, y se sonrojó.
-Sí –respondió Nessie bajando las escaleras rápidamente y arrojándose sobre los brazos de Bella –Siento mucho lo del abuelo Charlie, mi… -la palabra se atascó entre sus labios y Nessie se separó rápidamente, Jacob la tomó por los brazos para apoyarla. Bella jadeó también y la miró con los ojos encharcados.
-Gracias, Reneesme –le respondió con voz rota. Nessie asintió sonriendo un poco y se abrazó a Jacob sin dejar de mirar a Bella. Rosalie, Jasper, Emmett, Esme y Carlisle dijeron lo mismo, Alice no dijo nada pero le sonrió valerosamente mientras le tomaba la mano. Bella se irguió en el asiento y se quitó el rastro de las lágrimas.
-No he venido para esto, en el fondo he venido por lo que pasó esta madrugada –mientras hablaba sus mejillas adquirían un furioso tono rojo. Me miró a los ojos unos segundos –. No sé si ya has hablado con tu familia…
-Lo he hecho –respondí interrumpiéndola.
-Está bien –carraspeó. Luego miró hacia la nada para estar segura –no sé lo que signifique para ustedes, pero he estado pensándolo y creo que ella… que Bella Swan sigue en el cosmos, y quiere recuperarlos a costa mía.
-Nosotros también creemos lo mismo –interfirió Alice, sentándose en el apoyabrazos del sofá donde yo estaba sentado. Nessie se sentó a mi lado, y al lado de ella Jacob. Jasper de pie al lado de Alice, y Esme, Carlisle y Rosalie sentados en el otro sillón. Emmett detrás de ellos apoyado sobre el espaldar.
-Parece ser que ha podido infiltrarse en tu cuerpo de algún modo, por alguna… circunstancia –apuntó Carlisle.
-Debe ser en el momento en que…. Te pones más débil, menos alerta –sugirió Jasper. Bella miró a otro lado y sonrió socarronamente.
-Debo admitir que me sorprende lo que ha pasado, porque de ser así ha cambiado la forma que tengo de ver a los vampiros –todos quedamos en blanco, y Bella lo notó. Sonrió y se sonrojó suavemente –. Deben perdonarme, pero yo pensaba que ustedes no tenían alma.
Un silencio de sepulcro se apoderó de la sala, solo se escuchaban las respiraciones de los que eran capaces de provocarlas. Una pieza clave, que Carlisle me sacaría en cara. Algo que me había negado a creer, algo de lo que Bella quería convencerme, algo que jamás se había hablado sin terminar en discusiones.
Nuestras almas.
Para mí, las habíamos perdido al ser transformados, al momento de ser vampiros, dejábamos de ser humanos, dejábamos de tener alma. Pero Bella había entrado al cuerpo de Bella Newton, esa era la única explicación, y para eso mi Bella tenía que tener un alma.
-¿Por qué se han quedado así? –interrumpió Bella.
-Nosotros… no pensamos que pudiéramos… -Rosalie no terminó la frase, pero Emmett la apretó por los hombros.
-¿No lo creían tampoco? –casi gritó Bella sorprendida. Carlisle negó con la cabeza un poco sumida en sus pensamientos.
-Teníamos la duda –explicó Jacob.
-Pero tú sí tienes –le dijo Bella. Jacob no sonrió, pero su mirada fue cálida.
-Eso sí lo creo, creemos. Pero siempre se discutía por lo de… nosotros –dijo Nessie.
-Bueno, esto esclarece sus dudas. Si ella ha podido hacer esto –se estremeció –es porque tiene un alma con la cual hacerlo. Pero… ella querrá recuperar el cuerpo que cree que le pertenece, y yo…
-Le pertenece a ella –replicó Rosalie.
-Yo lo tengo ahora –refutó Bella frunciendo el ceño. Rosalie también lo hizo.
-Fue suyo primero.
-Ahora es mío.
-Deberías entregarlo, tú ni siquiera tienes una vida feliz. Ella podría tenerla con nosotros, ¿Por qué eres tan egoísta, Bella Newton? ¿No ves que nosotros queremos a Bella Swan, no a ti? –Rosalie se puso en pie.
-Rose, cálmate –le pidió Emmett.
-Nada, Em. Esta niñita no entiende que no hace nada en este mundo, nada productivo por lo menos. Ese cuerpo no es suyo, y…
-Rose, por favor –dijo Carlisle, pero la orden estaba apretada entre las palabras.
-Carlisle, pero…
-Te crees muy inteligente, señorita Rubia, pero ella ha perdido su cuerpo, ahora me pertenece a mí. Ella es la que debe irse, ni siquiera debería seguir entre nosotros –Bella llevaba lágrimas en los ojos.
-Claro que sí debería, fue un accidente –susurró por lo bajo Nessie.
-Tú no hables, Reneesme –casi le gritó Bella. La miré con el ceño fruncido, ella no podía hablarle así a ella.
-Bella, por favor, tranquilízate –le pedí serio.
-ES cierto, Edward. Al fin de cuentas, si ella se pudiera cuidar sola, no tendríamos este problema –Nessie abrió los ojos al tiempo que se llenaban de lágrimas, intentó hablar pero se cayó.
-No te permitiré que le hables así a Nessie, Bella –le indicó Jacob.
-Por favor, tranquilicémonos todos. Rosalie, siéntate y Bella por favor, contrólate un poco más. Lo que pasó no ha sido culpa de Nessie –Carlisle estaba serio y un poco rabioso. Bella inspiró fuertemente y trató de calmarse, pero la furia destilaba en sus ojos cuando volvió a sentarse.
-Carlisle, yo vine por respuestas. No a que alguien me criticara, así que será mejor que me marche, y vendré por Charlie en la noche –hizo el amago de levantarse.
-vamos a dar respuestas a las preguntas que tengas, Bella. Quédate, y quien no sea capaz de controlarse, ese sí debería marcharse.
-Entonces yo me voy –dijo Rosalie poniéndose en pie y subiendo las escaleras. Emmett miró a Bella a los ojos.
-Lo siento, pero no la puedo dejar sola –dijo antes de subir. El silencio reinó en el salón.
-No quiero causar molestias en su familia, cuando me devuelvan a Charlie, desapareceré de sus vidas –dijo Bella.
-No te lo permitiré –susurró Alice.
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