Un Amor Imposible

Autor: mari584
Género: Romance
Fecha Creación: 27/01/2010
Fecha Actualización: 15/02/2010
Finalizado: SI
Votos: 45
Comentarios: 148
Visitas: 171265
Capítulos: 26

Después de seis meses de que Edward la abandonó, el primer día del mes de Marzo, Bella ve el Volvo en la escuela. Ahí se encuentra Edward, pero de la mano de otra persona ¿Qué hará Bella? ¿Cómo podrá sobrevivir?.

Chicas este es una nueva historia, aquí sufrirán de todo jejejejeje, mas que todo le doy las gracias a Mommy's Bad Girl por esta magnifica historia..! ;)

Espero que lo disfruten..! ;)

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Capítulo 24: "Una Nueva Vida Un Viejo Amor.."

Las despedidas no es un "Nunca te voy a volver a ver"... es un simplemente nos veremos luego... el amor es lo que hace que las personas que se despiden se vuelvan a juntar... a pesar de lo que pase y el tiempo que transcurra.

 

Bella POV

-Bienvenida- Dijo su aterciopelada voz.

Abrí los ojos, una nueva vida me esperaba, más que vida la llamaría inmortalidad, era mi final de película, o de aquella película a la que yo tanto me había aferrado, pero que ahora despreciaba más allá de las palabras.

Me habían condenado a una existencia sin él.

Todo era demasiado luminoso, demasiado confuso. Podía notar las gotitas de polvo esparciéndose en el ambiente, la luminosidad de las lámparas fluorescentes que habían, las formas de el pedazo de madera mas alejado de mi, los sonidos de la casa, un automóvil pasando a distancia, sonidos de el bosque, respiraciones innecesarias, zumbidos, las hojas cayendo, el rio a kilómetros de donde yo me encontraba, podía escucharlo todo, completa y absolutamente todo.

-¿Cómo te sientes?- Pregunto una voz suave proveniente de el otro extremo de la habitación.

Carlisle.

-Yo… no se- Susurre, esta voz me asusto, parecía el sonido de el repicar de campanas en una iglesia.

-Tranquila- Contesto Carlisle mientras se acercaba a mi- Ahora todo lo veras demasiado diferente, pero con el tiempo te acostumbraras.

Si siendo humana pensaba que Carlisle brillaba, en ese instante me di cuenta de que estaba completa y totalmente equivocada. Era como ver a el sol de frente, todo el soltaba un fulgor a su alrededor. Resplandecía.

Alrededor de mi todo era tan diferente. Me di cuenta en ese instante de todos los pequeños detalles que había perdido por ser humana, las bellezas escondidas de todas las cosas que nos rodeaban. Todo era tan extraño.

Un suave toque me recorrió la mano dejando a su paso pequeñas descargas eléctricas, sabía perfectamente quien era, pero no quería voltear. No quería encontrarme con sus ojos color miel ni con su pelo cobrizo, no quería encontrarme con sus labios, todo me era demasiado difícil en ese momento.

No quería encontrarme con él en ese instante.

-Amor, vamos a cazar.-La voz de Edward me hizo recordar algunas memorias como humana.

---OoO Inicio de Flashback OoO---

-¿Tu… ya no… me amas?- Pregunte mientras que me impresionaba de el orden de las palabras.

-No- Su aterciopelada voz me corto de tajo.

---OoO Fin de Flashback OoO---

-No me digas amor- Lo corte mordazmente con esa nueva voz que era completamente extraña para mi mientras sacudía la cabeza, no quería que los recuerdos llegaran en este momento, aun no estaba del todo preparada.

Su expresión se crispo de dolor mientras que retiraba su mano de sobre la mía, que hasta ahora había tenido unida. Su tacto no era gélido como yo lo había imaginado, era cálido, su piel era suave y mi cuerpo resintió la ausencia de su toque.

Pero ya todo había cambiado.

El y yo jamás volveríamos a ser los mismos. Yo jamás volvería a ser la adolescente humana estúpida a la que abandono por seis meses, la idiota que lo amo a pesar de todo, la tonta que pensó que algún día podrían regresar, no yo jamás volvería a ser la misma. Nada, nunca volvería a ser igual.

-Edward, yo la llevo.- Hablo Emmet, por primera vez lo veía, sus chinos negros, su gran sonrisa de niño, su musculoso cuerpo. Parecía un oso, pero aun así su belleza no tenia comparación.

-No, ella y yo tenemos que hablar de todo esto.- Contesto mientras se ponía de pie.

-Yo no quiero ir contigo- Conteste mientras yo también me ponía de pie. Me sorprendí de lo fácil que era ahora, pensaba las cosas y en el instante las hacia, no era como antes. Todo esto era tan extraño.

-Tú y yo tenemos que hablar Isabella-Siseo mientras se encaminaba hacia la puerta.

Observe a Emmet en auxilio, yo no quería estar con él, yo no quería estar a solas con Edward, quería alejar lo máximo que pudiera lo que sabía que era inevitable.

-Hermano, mírala. Está asustada, no quiere ir contigo.- Murmuro mi nuevo hermano mientras se acercaba a mí y me abrazaba.

-Nada de lo que digas Emmet.- Contesto Edward mientras se giraba sobre sus talones en la puerta y nos encaraba a los dos.- O dejes de decir la va a salvar de esta. Andando Isabella.

Bufe rendida.

-Pareces mi papa- Gruñí mientras que abrazaba mas fuerte a Emmet.- Hey Em… si no regreso dile a Charlie que lo quise ¿De acuerdo?- Hice mi intento de broma, pero se vio poco convincente ya que la voz se me quebró dos veces.

-De acuerdo, pero yo quiero tu colección de libros hermanita.- Emmet contesto levantando las manos en modo teatral mientras una gran sonrisa se formaba en sus labios.

Yo asentí.

-Vamos- Gruño Edward mientras que hacia un gesto con la cabeza para que lo siguiera.

No tenia ánimos de pelear, todo en mi cuerpo se sentía demasiado extraño, todo era diferente, de una manera que realmente me asustaba.

Tenía miedo. Y no sabía de qué.

De lo único que estaba total y completamente consciente es que sentía un vacio en el pecho, mi corazón muerto aun dolía, de una manera inexplicable. Era impresionante como aun después de tanto sufrimiento, como aun después de una supuesta muerte, un corazón podía seguir sintiendo de esa manera.

Seguí a aquel por el cual mi vida había terminado por las escaleras de la casa, reconocería el camino hacia la puerta con los ojos cerrados. Pasamos el Hall y salimos por la entrada, me sorprendió no ver ni a Alice, Jasper, Rose o Esme ahí. Esperaba que alguien por favor me explicara qué demonios era lo que había sucedido, pero por desgracia nadie lo hizo.

-Sígueme- Susurro lo bastante bajo para que solo yo lo escuchara.

Una brisa removió mi cabello, espere a que el escalofrió recorriera mi cuerpo pero me di cuenta de que no me sucedía nada. Voltee a verme y me di cuenta de que traía una blusa de algodón en negro, manga larga de cuello en V con unos pantalones de mezclilla y mis tenis Converse.

Alice, pensé.

Dios, cuanto deseaba verla en ese momento, la extrañaba tanto.

Edward paso a mi lado como una ráfaga levantando tierra justo tras de él.

Suspire y me eche a correr justo detrás de él.

Era impresionante.

El aire pegándome en la cara, la sensación de que mis pies casi ni tocaban el piso, la velocidad a la que iba, todo. Me di cuenta de que era fácil alcanzar a Edward, dos de mis zancadas eran casi seis de sus pasos. Me sentí tan poderosa en ese momento.

Por fin entendí porque Edward jamás chocaba contra los arboles, se podía ver todo mientras corrías, desde la hoja más pequeña que caía de estos hasta los troncos más grandes que estaban tirados en la obscuridad. Todo era mágico, era como tener visión de rayos X.

Los sonidos provenientes de todo el bosque eran como suaves susurros que venían a mis oídos, animales escondiéndose, pájaros cantando, rocas cayendo, murciélagos volando a nuestro alrededor. Era todo como un cuento de hadas.

Y por un momento se me olvido todo, se me olvido el porqué odiaba a Edward, se me olvido el porqué había estado en el hospital, se me olvido la familia Cullen, se me olvidaron los últimos meses, se me olvido Charlie, se me olvido Reneé, se me olvido Jake, se me olvido quien era, que era y porque estaba ahí.

Todo se borro.

No quería recordar, no quería que la realidad me golpeara de esa manera en la que yo recordaba, sabía que en el momento en que lo hiciera todo se vendría abajo. Sentía el espectro de los sentimientos que querían renacer dentro de mí, pero como todo, en cuanto me cambiaron desapareció.

Mi corazón jamás seria el mismo, los sentimientos se habían borrado, yo era el fantasma de la persona frágil que algún día fui. Era solo una simple copia, mi cuerpo aun seguía aquí, pero todo lo que yo era se había esfumado. Todas aquellas cosas lindas que en algún momento llegue a sentir, o a imaginar que sentía habían desaparecido como por arte de magia, toda la felicidad se había esfumado, todo y nada para mí ahora eran lo mismo.

Mi corazón se había esfumado junto con aquel último latido.

La nostalgia me inundo el cuerpo, o eso pensé que era. Todas las cosas nuevas eran tan confusas.

-¿Hueles algo?- Pregunto él mientras corríamos a toda velocidad sacándome así de mis lagunas mentales.

Menee la cabeza en señal de negación mientras que girábamos hacia la izquierda.

A mi nariz vino un olor exquisito, era como cuando te acercabas después de hacer demasiado ejercicio a una cocina, los olores te habrían el apetito.

Delicioso.

-Si, ahora lo huelo.- Conteste maravillada mientras que corría en dirección hacia esa fragancia.

Edward corrió tras de mí en silencio dejándome tomar la delantera. Corrí lo más rápido que mis pies pudieron, deje que mi nariz se embriagara con aquel olor haciendo que la ponzoña cubriera mi garganta dejando un sabor amargo a su paso. Podía saborear ya en mi garganta el líquido dulzón de la sangre, la deseaba, la ansiaba, la necesitaba.

Corrí un poco más fuerte, desesperada por la sensación de ardor que mi garganta tenia, era como si me metieran un cuchillo caliente, era doloroso.

Por fin en uno de los arboles se encontraba el dueño de ese olor tan condenadamente delicioso.

Un puma.

Subí rápidamente por uno de los arboles, no pensando en lo que estaba haciendo realmente, me deje llevar por mi instinto animal. Camine lentamente tras mi presa mientras que este dormitaba pasivamente en una de las ramas de el árbol. Me agazape preparada para saltar sobre el felino, no podía creer lo increíblemente fácil que era acercarme tanto a un animal que siendo humana me causaba tanto pánico, seria que en ese instante me sentía invencible.

Salte sobre mi presa aventándola hacia el piso. El felino no tuvo tiempo de reaccionar, sus uñas se sentían como suaves cosquillas al contacto contra mi piel mientras que mis colmillos se hundían en su cuello y el suave y delicioso liquido recorría mi garganta, era delicioso, era… impresionante.

Los grandes ojos verdes asustados de el felino fue lo último que vi, en ellos se reflejaba el rostro de una completa extraña, de alguien que yo no reconocía, de una criatura de ojos rojos y mirada alocada, me vi ahí mismo con toda claridad, esa era la imagen de alguien que había sido lastimada, de alguien que jamás seria la misma.

De un mounstro.

Mi corazón muerto dolió, pareciese como si le hubiesen dado mil descargas eléctricas en ese momento, la sangre dejo de saberme bien, pero no me importo, bebí hasta la última gota de ese delicioso manjar intentando saciar el ardor en mi garganta, dolía, pero yo ya había sentido dolores mucho más fuertes, un ejemplo el que sentía en ese mismo instante en mi corazón.

-Impresionante.- Murmuro su voz detrás de mi.- Yo no podría haberlo hecho mejor.

Yo no me gire a verlo, sabía que en cualquier momento mis defensas caerían y seria otra vez la idiota que le perdonaría todo, que lo amaría hasta que el planeta se acabara, que sería la que entregara todo y no recibiera nada. Seria Bella de nuevo.

-Quiero mas- Murmure aun sin girar a verlo.

-He olido una manada de ciervos hacia el norte, si gustas podemos ir.- Contesto con voz de nada, no tenía ni una sola emoción.

-De acuerdo- Susurre mientras comenzaba a correr hacia el norte dejando atrás a Edward, puse toda mi cabeza en los olores, puse todos mis sentidos, todo y absolutamente todo, no quería dejar espacio para percibir mi dolor, sabía que estaba ahí pero no quería aceptarlo aun.

Edward y yo terminamos arremetiendo contra la manada, yo mate a un macho y dos hembras y quede hasta la garganta de sangre, casi podía sentir que estaba hinchada- Físicamente imposible para los de nuestra especie- Me lamente de mis cualidades humanas, aquellas a las que iba a extrañar.

Extrañaría el rubor en mis mejillas, el latido salvaje de mi corazón, la calidad de los cuerpos, todo. Pero creo que lo que más extrañaría de todo serian los sentimientos. Si, ellos se habían ido junto con mi humanidad.

-¿Regresamos?- Pregunte una vez que había hecho a un lado el cuerpo inerte de el ciervo.

Me digne por primera vez en bastante rato a verlo, aun cuando estaba alimentándose, bajo la luz de la luna se veía tan perfecto. La luz lunar le iluminaba tenuemente la nívea piel de su cara y sus mechones despeinados de cabello le caían sobre el rostro haciéndolo ver aun más angelical, su camisa negra como la noche lo hacía ver como un pecado.

No supe cuanto tiempo estuve observándolo, solamente fui consciente de que estaba casi babeando- Si eso hubiese sido posible- Cuando sus dorados ojos me observaron y su sonrisa de lado se dibujo en sus labios.

Negué con la cabeza. Ese hombre era completa y totalmente mi perdición, y una parte de mi cuerpo la necesitaba.

-¿Ya?- Volví a preguntar con impaciencia, me ponía nerviosa estar con él.

-Si, sígueme.- Contesto caballerosamente mientras que se echaba a correr.

Corrí tras de él, dejando que me guiara, aun con mis nuevos sentidos era demasiado fácil que me perdiera en el bosque, mi sentido de la orientación no mejoraba en mucho si no fue por el olor. Mi cuerpo estaba aun más tonificado, mis manos se sentían fuertes, yo me sentía invencible… pero sabía que con sola una palabra de alguien en específico todo este teatro se vendría abajo.

Esperaba llegar segura a casa de los Cullen antes de poder derrumbarme.

Corrimos un poco más de lo que yo había pensado, no reconocía el olor de lo que tenía delante, no sabía a dónde nos dirigíamos así que empecé a bajar el ritmo. No quería ir a otro lugar que no fuera la casa de los Cullen.

-No te detengas, sígueme. Es un atajo.- Contesto a mis silenciosas preguntas mientras el también bajaba el ritmo para quedar a la par de el mío.

Yo no conteste, hice lo que él me pidió, prefería estar con él a estar sola en medio de el bosque, seguía teniendo miedo. “Estúpido vampiro egocéntrico y voluble” pensé en mi fuero interno mientras veía la sonrisa de suficiencia en la cara de Edward.

Mientras corría al lado de la persona que algún día fue lo más importante para mí- Y hasta ese momento creo que lo era- Me di cuenta de que mi cuento no tendría final feliz, seria de ese tipo de historias que odias ver en la televisión, la música triste que adorna el ambiente mientras que las lagrimas salen por los ojos – Solo que en esa situación no habría ya que no podía producir- los sollozos que ahogas con la mano, el nudo en el abdomen. Si, así seria mi historia solo que al final no habría caballero de armadura brillante que viniera a salvar a la damisela en apuros, no habría beso de salvación ni tampoco hada madrina, no habría ratoncitos amigos ni tampoco una alfombra mágica que viniesen a salvarme, solo hubo la manzana envenenada y la bruja malvada que arruinaron mi cuento con final feliz.

Tanya.

Dios, no la podía culpar de todo, no podía decir que ella tuvo la culpa de todo lo sucedido. Nada de esto hubiese pasado si Edward no le hubiese dicho que si. Mi cuento seguiría igual, el seria mi príncipe en su corcel blanco y yo lo esperaría en mi torre.

Pero como siempre eso se queda en el país de los sueños.

Iba inmersa en mis lagunas mentales, no sabía a dónde íbamos y no era algo que me preguntara fervientemente. Mis dudas, o lo que quedaba de ellas quedaron resueltas en cuanto lo vi frente a mí.

Nuestro claro.

O bueno, debería de decir el escenario de nuestra mentira.

Edward paso a un lado mío y se sentó en medio de el claro, sus ojos dorados me observaban expectantes mientras que me hacia señales con una de sus manos para que lo acompañara.

Esto era a lo que yo le huía. A lo inevitable.

Suspire rendida mientras me acercaba a él, me tumbe justo a su lado y me puse a observar las estrellas. Si alguien aquí iba a romper el silencio no iba a ser yo. Sabía que las palabras por el momento no podrían salir por mi boca, el dolor era demasiado grande.

Pasamos así algunos minutos, cada quien perdido en su propio mundo, yo en el de mi dolor… y el… en el que sea que estuviese, tenía que empezar a dejar de importarme por las cosas que hiciese, tal y como él lo había hecho conmigo.

-¿En qué piensas?- Murmuro mientras que yo cerraba mis ojos, desee en ese momento poder llorar, poder sacar el vacio y dolor que tenia por dentro.

-Si te contara no me lo creerías.- Conteste en un susurro intentando ocultar el dolor en mi voz.

-Yo quiero saber todo lo que piensas.- Me rebatió con voz inocente.

-Ja.- Dije con incredulidad mientras que volvía a abrir los ojos y me levantaba para quedar sentada igual que el.

-¿Qué es lo que quieres Edward? ¿Por qué me traes aquí?- Avente las preguntas de un solo golpe. Quería hablar lo menos posible, sabía que entre mas abría la boca mas seguía cavando en el sufrimiento.

-Porque tú y yo necesitamos hablar.- Contesto como si fuera lo más obvio de el mundo mientras sus orbes dorados se clavaban en los míos.

-De acuerdo. ¿Quieres hablar?, hablemos. ¿Qué demonios ganas con traerme aquí? ¿No lo entiendes?. Me lastima estar contigo Edward. Por favor si todavía queda algo de la caballerosidad que había en ti ahórrame todo esto y ve al maldito grano ¿Quieres?. Ya fue suficiente todo lo que he pasado como para agregarle que tú quieras hablar como gente civilizada después de tanto maldito tiempo en el que te comportaste como un monstro.- Dije con rapidez mientras que mis ojos se volvían como dagas, no estaba de humor para escuchar los rodeos que quería dar. Si me iba a matar que fuera en ese instante, rápido. No quería sufrir más.

Había un sentimiento en sus ojos, uno que no supe descifrar. Era ¿Dolor? ¿Edward estaba sintiendo dolor?.

La culpa se empezó a hacer presente en mí, pero no la deje, todo esto se tenía que acabar en ese instante.

-Quiero explicarte todo lo que sucedió Bella… Por favor.- Susurro mientras el dolor se hacía más palpable en su aterciopelada voz.

-¿Explicarme qué?- Pregunte enojada, toda esta situación me empezaba a desesperar y el dolor comenzaba a crecer.

-Como fue que sucedió todo.- Contesto mientras que una de sus manos se acercaba para acariciar una de mis mejillas.

Me quite al instante.

-Tanya ya lo hizo Edward. Ahorra tus explicaciones que a mí no me sirven de nada.- Sisee mientras el recuerdo de todas las cosas que Tanya me había dicho me vinieron a la mente como mil flechazos a la vez, todos confundiéndome.

Pero todos esas cosas se vieron opacadas por una más fuerte.

Tanya y Edward ya habían estado juntos.

Un sentimiento de traición comenzó a apoderarse de mi cuerpo mientras que el aire salía de golpe de mis pulmones, el dolor se hizo más intenso y mis ojos comenzaron a picar, sabía que no saldrían lágrimas, pero lo deseaba más que nada en ese instante.

-Es que eso es lo tengo que aclarar.- Contesto con voz desesperada mientras que sus manos tomaban una de las mías en un intento por no dejarme ir.- Por favor Bella escúchame, escucha lo que tengo que decir, si después de que te lo explique estas dispuesta a irte y a dejarme lo entenderé pero por favor déjame aclararte todo.- Suplico.

Mi expresión se mantuvo inescrutable, no podía hablar en ese momento sin impedir que los sollozos saliesen por mi boca así que solo asentí con la cabeza mientras retiraba suavemente mi mano de entre las suyas. Se me hacía mucho más difícil concentrarme sabiendo que él me tocaba.

-"El maldito día en que te deje en el bosque de la casa de Charlie- Comenzó mientras yo hacia una mueca de dolor al recordar ese día, el día en que mi vida acabo.- Me fui directo a Denalí donde mi familia ya me esperaba. Ninguno de ellos estaba de acuerdo en que yo te dejara, pero ellos no entendían que yo lo hacía por tu bien. Era peligroso para ti estar conmigo, lo sabia pero jamás te habías visto en peligro con nadie hasta el día de tu cumpleaños, el día en que mi propia familia intento acabar con tu vida."

“No podía soportarlo Bella, no podía soportar que tu muerte fuera por mi culpa, así que decidí estúpidamente que dejarte sería la mejor opción, aunque yo me muriese por dentro sería lo mejor para los dos, tu para tener una vida humana y feliz y yo para salvarte.”

“Llegue a Denalí destrozado, como ya te había dicho toda la familia menos Jasper se me hecho encima pero no me importaban sus opiniones, al final sabia que sin mi estarías mejor, pero creo que me equivoque, el único lugar donde siempre estarías segura seria a mi lado.”

“Llegando haya Tania me bombardeo con su mente, sus pensamientos eran de ternura y comprensión o más bien eso fue lo que ella me quiso dar a entender. Durante toda mi estancia ahí me convenció, o más bien me impuso que la mejor manera de salir de todo esto sería intentar olvidarte. Demostrarle a mi familia que yo ya había seguido adelante y que todo estaría bien para que el tema de nuestra partida, es más de toda tu existencia quedara sellado. Según ella me haría bien el no acordarme de ti, pero digamos que eso jamás se pudo, tu siempre has estado en mi mente noche y día, segundo a segundo… no te podía sacar de mi corazón ya que tu eres mi corazón. Tu eres la única razón por la que yo seguía con vida”.

“En esos malditos y estúpidos seis meses intente sobrevivir a toda costa, intente distraerme con todo, viajes, Tanya, mi familia. Pero nada servía amor, ninguna distracción era remedio para la agonía que sentía al no tenerte a mi lado. Pero me recordaba a cada momento que esto lo hacía por tu bien”.

“Mi vida, yo… todo como lo conocía dejaron de tener sentido aquel día que te deje. Nada valía la pena ya para mí. Tenía planeado esperarte, esperar el día en que tu murieras y después seguirte, yo no podía… más bien jamás podría vivir en un mundo en el que tu no existas, ni tengo planeado hacerlo.”

“Al finalizar esos seis meses Alice tuvo una visión, Victoria regresaba por ti, me puse como loco aquel día, quería matarla quería alejarla de ti a como diera lugar. La familia completa, Tanya y yo tuvimos una reunión, decidimos regresar para deshacernos de Victoria. Tanya por supuesto no estaba de el todo conforme pero no era algo que me interesara demasiado, yo lo único que quería en ese mismísimo instante era quitar a todo lo que te pusiera en peligro. Quería que tu estuvieras a salvo, quería que tu llevaras tu feliz vida humana.”

“Confieso que tenía miedo de verte, yo te amaba, y te sigo amando… pero tenía miedo de no querer irme en cuanto esto terminara, tenía miedo de que tu ya hubieses hecho tu vida tal y como yo te lo pedí. Tenía miedo de que ya me hubieses olvidado.”

Suspiro y cerró los ojos mientras se llevaba una de mis manos a sus mejillas y la besaba dulcemente.

Los sollozos luchaban por salir de mi boca mientras que mi mente comprendía cada una de las palabras que me había dicho. Mis ojos perdidos en los suyos mientras que mi corazón muerto dolía más y más al recordar aquellos seis meses de estado zombi. Los recuerdos me aturdieron.

-Al llegar a la ciudad me puse eufórico. Ese mismo día por la noche fui a tu casa, quería verte dormir, quería oler la fragancia tan exquisita que tenias, quería sentirte cerca. Me sorprendió ver tu ventana cerrada, intente levantarla pero tenía clavos. Mi corazón Bella jamás había sentido dolor tan fuerte hasta ese momento, sabía que la habías cerrado de esa manera por mí, sabía que te había hecho demasiado daño, y me arrepentía.

“Respete tu decisión, lo poco que quedaba de mi corazón despareció en cuanto me fui de tu casa ese día, me sentía herido… sentía que había perdido a la única persona que en verdad me había amado de la manera en la que yo quería. Me sentía impotente y realmente estúpido en ese momento.”

“Llegue a casa, todos mis hermanos se habían ido de caza y la única que estaba en ese momento ahí era Tanya, en nuestra habitación. Llegue hecho un desastre, quería matarme en ese mismo instante si fuera necesario, pero no pude. En vez de eso cometí el error más grande que jamás pude haber cometido aparte de haberte dejado aquel día en el bosque de la casa de Charlie. Me… me acosté con Tanya aquel día.”

En el momento en que pronuncio la ultima oración sentí que todo mi mundo se venía abajo, todas las barreras que había hecho para alejarme de el dolor se vieron derrumbadas con tanta facilidad que pareciese que hubiesen sido hechas de papel.

No aguante más y los sollozos secos comenzaron a salir por mi boca mientras que me levante rápidamente, no podía estar cerca de él. Su simple roce me daba asco, el había estado con Tanya. Lo único que en verdad nos unía era que en esa situación él y yo estábamos igual. Pero ahora o más bien hace tiempo el ya había dejado de pertenecerme, su cuerpo, su vida… su inocencia en si habían sido despojadas por otra persona, y para mi desgracia esa persona no era yo.

-Por favor… espera.- Gimió mientras se ponía de pie igual que yo, sus brazos intentaban fundirme en un abrazo pero yo me hice para atrás, el simple hecho de estar junto a él me daba nauseas.

Comencé a caminar para salir de él claro, no podía estar un segundo más a su lado. Me sentía herida, sentía que todo en mi vida había terminado. Una parte de mi estaba consciente de lo que hacía, la otra simplemente había regresado al estado Zombi en el que tanto me había refugiado los últimos meses de mi vida.

-Bella detente- Sollozo mientras que a una velocidad inhumana se ponía delante de mí para impedirme el paso.- Necesito explicarte todo… por favor.

-Déjame- Murmure con voz entrecortada mientras que mis manos formaban dos puños

-Bella necesitamos hablar- Rogo, el dolor en su voz era más que tactible pero eso a mí ya no me importaba. El ya no me importaba.

-No vamos a hablar de nada Edward. ¿No puedes entender que yo ya no te quiero en mi vida? ¿Qué me has lastimado ya lo suficiente? ¿Qué aparte de quitarme el corazón me arrebataste mi humanidad?. Déjame, por favor te lo pido por última vez. Déjame sola.

Mi voz era un suave murmullo, pero aun así el dolor se podía notar en todas sus derivaciones, mi corazón muerto dolía cada vez más con una tortuosa lentitud. Una cosa había sido escuchar esas palabras de la boca de Tanya, pero otra muy diferente escucharlas de la boca de Edward.

-Por favor- Susurro mientras caía de rodillas y se abrazaba a mis piernas.- Por favor Isabella déjame explicarte lo que sucedió… por favor…

Me aleje de el caminando hacia atrás. Esto era más de lo que yo misma podría soportar… y como antes me había dicho, si, lo amaba ¿Pero hasta que punto?.

-Maldigo el día…- Musite mientras que mis ojos se volvían asesinos- Maldigo la hora, maldigo el minuto… es mas el maldito segundo en que se me ocurrió venir a Forks, maldigo el momento en que entre a esa cafetería, maldigo el momento en que puse mis ojos en tu persona, maldigo el momento en que me pusieron en clase de bilogía contigo ¡MALDIGO EL MOMENTO EDWARD CULLEN EN QUE ME ENAMORE DE TI! Eres un asco, un maldito y completo asco.- Mi voz se había levantado lo suficiente para que fueran gritos, la furia y el dolor corrían dentro de mí. ¿Cómo era que alguien te podía lastimar de una manera tan sádica?.

El mounstro que estaba frente de mi me veía con cara de suplica mientras que se levantaba suavemente de el suelo. Mis manos a mis costados aun cerradas en dos puños mientras que mi mandíbula estaba tensa, el sabor amargo de la ponzoña recorría mi garganta y mi mirada se había vuelto mortal. Quería huir de ahí, huir de todos… antes de que fuera demasiado tarde.

-Escúchame- Demando mientras que se acercaba a mí.

Me aleje.

-Por favor Isabella escúchame.- Volvió a rogar extendiéndome una mano.

Yo no la tome.

-Yo te amo.- Susurro mientras que sus orbes dorados hacían contacto con los míos.

Te amo” esas palabras quedaron resonando en mi cerebro que estaba en blanco… ¿Te amo?... ¿Amar es eso?... ¿Amar es lastimar? ¿Amar es abandonar?... ¿Qué demonios es Amar?.

Y no lo aguante más.

Corrí.

Corrí lejos, no me importaba que dirección había tomado, no me importaron sus gritos que se fueron desvaneciendo conforme la distancia, no me importo la mirada dolida que tenía en el rostro, no me importo su existencia, no me importo su corazón… no me importo mi propia vida.

Solo tenía que huir.

Jamás pensé que el lugar más seguro para mi seria estar lejos de Edward, pero hasta ese momento comprendí que era lo mejor, uno no puede amar y lastimar al mismo tiempo. ¿Qué clase de masoquista había sido yo todo este tiempo? ¿Por qué había soportado tanto?. Mientras yo sufría el se acostaba con Tanya, mientras yo lloraba el besaba a su prometida, mientras yo quería acabar con mi existencia él se divertía haciéndola suya.

Lo amaba… pero no soportaba la propia idea de que él hubiese estado con ella.

Y seguí corriendo, todo lo que mi velocidad me daba, no me importaba que él me siguiera no me importaba que la familia Cullen me buscara no me importaba que Charlie se preocupara en esos momentos… nada tenía ya importancia suficiente.

Los sollozos secos volvían a salir por mi garganta, mis ojos picaban pero no sacaban lagrimas, mi humanidad había sido destruida, estaba condenada a vivir una inmortalidad sin él, estaba condenada a amarlo de por vida.

¿Qué clase de existencia me esperaba?.

Corre, corre, corre… corre Isabella corre” canturreaba una voz en mi interior, mientras que los arboles pasaban a mis costados como manchones verdes, quería huir de Forks, quería estar lo más alejada posible de todos… y creo que lo había conseguido, necesitaba un lugar donde derrumbarme, un lugar donde dejar que todas las emociones que tenia guardadas se descubrieran.

Corrí, y seguí corriendo… más de la cuenta diría yo… el paisaje a mi alrededor cambiaba, de verde se convirtió a blanco… nieve… ¿Dónde estaba?... no me importaba de el todo, los jadeos que salían de mi boca eran lo único que cortaba con el silencioso y pacifico ambiente, todo a mi alrededor era blanco, café y blanco… los arboles estaban tapizados de esa sustancia mientras que pequeños copos caían desde el cielo.

Nadie, no había nadie a mi alrededor, la soledad era tangible.

Grite.

Grite todo lo que pude, me deje caer en el mullido suelo gritando mientras que me tomaba de el pecho, el hoyo que hace ya tiempo había tenido volvía a hacerse presente, mi cara daba con el cielo entonces los suaves copos de nieve comenzaban a tapizarme la cara mi boca abierta gritando, solo que mis oídos no escuchaban… mis sentidos estaban bloqueados, todo en mi estaba bloqueado por el momento.

Eran reacciones involuntarias.

Mi mente masoquista comenzó a imaginarse a Tanya y a Edward en su acto de “amor”… las manos de el recorriendo cada centímetro de la piel de ella, sus bocas unidas, la textura de su lengua, todo.

-¡¡MIERDA!!- volví a gritar mientras que mi garganta se ahogaba con un sollozo.

No sé en qué momento comencé a destrozar todo lo que tenía a mí alrededor, árboles, rocas, troncos, todo.

El ruido que hacían al romperse era lo único que me sacaba de mi estado zombi.

Termine rompiendo el paisaje tal y como habían hecho con mi vida.

Seguí haciendo mi tarea mientras comenzaba a sacar todo lo que tenia dentro.

Odio.

Rencor.

Resentimiento.

Asco.

Traición.

Amor.

Todo esto era una mierda.

Me volví a dejar caer en el suelo mientras que mi boca sacaba sollozos involuntarios, me habían arrebatado mi humanidad, mi corazón, mi razón para seguir viviendo. Mi mundo había quedado vacío, yo misma había quedado vacía.

Y me perdí.

Cerré los ojos y me ahogue en mis pensamientos deseando estúpidamente morirme, nada a mi alrededor importaba, no importaba que el sol saliese no me importaba que la nieve me tapizara no me importaba que algún maldito animal salvaje me comiera –Que eso por igual sería imposible- Ya nada importaba.

Mi mente recordó todo lo que había sucedido, desde su regreso hasta el día de hoy, el dolor de la conversación que solamente era comparable con el dolor que Tanya, Victoria y Anthony me habían hecho sentir. Aquel beso que se dieron en el aparcamiento de la escuela, aquella promesa rota de olvidarlo, todo. Mi mente recordó todo.

Las expresiones, los gestos, las caras, todo…. Jodidamente todo…

Estaba tan inmersa en mis pensamientos sobre mi maldita existencia que no sentí unas pequeñas manitas tocándome la cara.

-Bella.- La tintineante pero aun así preocupada voz de Alice me trajeron de nuevo a la maldita realidad.

-Bella contéstame- Volvió a suplicar mientras que mis ojos se abrían lentamente.

-Isabella contéstame.- Rogo mientras que mi vista enfocaba su pequeño rostro, su pelo puntiagudo, sus finas facciones… dios… Alice era más hermosa de lo que yo había visto como humana… todos eran mucho más hermosos.

-Jazz ayúdame.- Suplico viendo por encima de mi mientras que el vampiro rubio y extremadamente misterioso se acercaba a mí.

-¿Bella? ¿Estas bien?- Susurro con voz suave mientras que sus manos me tomaron de la cara.

Yo no me moví.

Jamás lo había notado, independientemente de su hermosura Jasper estaba lleno de cicatrices, de mordidas… igual a la que James me había dejado a mí en mi muñeca… solo que él estaba lleno de ellas.

-Estoy bien.- Logre murmurar mientras que me ponía de pie.- ¿Qué hacen aquí?- Pregunte con voz apagada mientras que me sacudía la nieve de la ropa, no quería verlos a los ojos… aunque claro no serviría de nada ya que Jasper podría sentir mi estado de ánimo que al parecer le estaba afectando ya que tenía una mueca de dolor en su bello rostro.

-Tuve una visión.- Contesto Alice mientras que en sus ojos no se veía más que pura y completa lastima.

-Estoy bien Alice. No quiero lastima, no quiero nada. Yo estoy bien.- Dije para que ella me creyera… pero una parte de mi también intentaba convencerse de esas palabras.

-Aun siendo vampiro sigues siendo una terrible mentirosa ¿Lo sabías Bella?.- Comento mientras que su cabecita se hacia a un lado observándome.

-¿Y que se supone que tengo que hacer? ¿Lamentarme por todo lo que ha sucedido? ¿Perdonarlo por haberse acostado con Tanya?, lo siento Alice pero no puedo, no estoy diciendo que jamás en mi vida lo vaya a perdonar solo estoy diciendo que por el momento no puedo.- Conteste mientras mi mirada vagaba de un lado a otro evitando los ojos de mis acompañantes.

-¿Entonces? ¿Qué piensas hacer?- Pregunto mientras que su voz tomaba un matiz tristón.

Me encogí de hombros.

-¿Te vas?- Susurro mientras daba algunos pasos y quedaba frente a mí. Jasper estaba en silencio, la tristeza era tangible en sus ojos.

-Es lo mejor.- Conteste mientras abrazaba a Alice.

-Pero todavía ni sabes la verdad completa.- Chillo en mí oído mientras me apretaba más contra ella.

-Lo sé, pero con lo que me han dicho hasta ahora es más que suficiente Alice… por favor compréndeme.- Murmure mientras que los sollozos luchaban de nuevo por salir de mi boca.

-¿A dónde iras? ¿Y Charlie? ¿Y Reneé? ¿Y nosotros Bella? ¿Y mi hermano?.- Continúo con su voz entrecortada mientras que su cuerpecito temblaba por los sollozos.

-Alice por favor, no me lo hagas más difícil. Voy a regresar, solo necesito tiempo.- Conteste en un tono de voz bajo.

-Nosotros iremos contigo- Dijo con voz triste mientras que se separaba de mí y ponía su pequeño bolsito de lado.

-No, la familia y sobre todo Edward los necesita. Charlie también Alice, por favor. Yo estaré bien.- Rogué, no quería que los Cullen se separaran por mi culpa.

Nos quedamos en silencio por algún tiempo viéndonos a los ojos, ella sabía que yo tenía razón, ella sabía que no podía dejar así abandonada a la familia solo por mí. Y algo dentro de mi cuerpo me decía que yo también necesitaba un tiempo sola, necesitaba pensar y recapacitar todo.

-De acuerdo.- Por fin hablo después de algunos momentos más de silencio.

-Nosotros te llevamos al aeropuerto.- Hablo Jasper, su voz hizo que diera un pequeño brinquito, se escuchaba seria y triste. Y no era por el ambiente, era porque él iba a ser uno de los que más sintieran mi partida.

-¿Y los humanos?- Volvió a preguntar Jasper a Alice.

-Ella estará bien. Tiene un autocontrol impresionante.- Susurro mientras buscaba en su bolsita un pequeño celular plateado, lo abrió y tecleo unos números. Se puso a hablar en francés mientras que nos hacía con una seña que la siguiéramos.

Nos echamos a correr.

Mi mente estaba cansada, mi cuerpo tenia energía de sobra pero mi mente pareciese querer descansar por mucho tiempo, el dolor me inundaba cegándome por completo. Era algo a lo que para mi desgracia ya me había acostumbrado.

Y algo con lo que tendría que vivir siempre.

Sabía que necesitaba algún tiempo alejada de ellos, todos necesitaban entenderlo. Todo esto era demasiado para mi, ¿De cuantas maneras puedes romper a un corazón y esperar que siga latiendo?.

Amaba a Edward, independientemente de lo que hubiese sucedido lo amaba más que a cualquier cosa que pudiese o quisiese necesitar. Pero necesitaba espacio, el y yo por el momento no podíamos estar juntos, no después de lo que había sucedido. No después de todo esto.

Esperaba que el me pudiese amar de regreso, tal y como yo lo hacía.

Y seguí corriendo, consciente al 100 % de lo que hacía, consciente de que me alejaba por mi propio bien y por el suyo. Sabía que nos lastimaba a los dos en esta decisión pero necesitábamos la distancia y el tiempo para poder arreglar esto.

Independientemente de eso siempre sabría que él había estado con Tanya, lo sabía y entendía… pero jamás se me quitaría de la mente de que eso fue traición. Jamás podría verlo de una manera diferente.

Ninguno de los volveríamos a ser los mismos.

No quería pensar demasiado en lo que estaba haciendo por temor a luego arrepentirme, por temor a regresar a ser la Bella inocente, por temor a que me lastimaran mas. Cerré mi mente a todo tipo de pensamientos mientras me dejaba llevar por el movimiento a mí alrededor.

Seguía teniendo miedo.

Mis conocimientos respecto a la vida vampírica eran lo más básicos, cosas que Edward me había contado a lo largo de nuestra “Relación” si se podía llamar de esa manera. Sabía que la sangre humana era como decía el “El canto de las sirenas” y que era casi imposible parar una vez que probabas la sangre humana, sabía que era difícil a acostumbrarse a estar entre ellos y sabia que se necesitaba de un autocontrol impresionante para no atacar a la gente que te pasaba de lado. Pero las palabras de Alice me habían tranquilizado lo suficiente como para creer que todo estaría bien, o eso era de lo que mi mente se había convencido al final.

El dolor era tan grande que no habría una palabra en específico para describirlo, tenia aquella sensación que solamente estaba en esta vida por estar, no porque realmente tuviese algo que hacer. Ya había vivido lo que necesitaba, había sufrido lo que me merecía… pero al parecer estaba pagando extras de mis acciones porque el sufrimiento era más grande que cualquier otra cosa, y así seguiría por toda mi existencia.

Delante de mi iban Jasper y Alice, los dos tomados de las manos en un cómodo silencio, eran perfectos el uno para el otro, los dos se complementaban. ¿Por qué mi historia de amor no pudo ser así? ¿Por qué me toco sufrir de esta manera? ¿Por qué no pude dejarlo ir?.

Suspire mientras aumentaba el ritmo de mis pasos, necesitaba sentirme alejada de ahí, necesitaba sentirme segura. Sabía que Edward se enojaría con mi pequeña amiga y con mi hermano en cuanto se enterara de lo sucedido, pero era un riesgo que debería de tomar. El sabía perfectamente que lo necesitaba.

Un olor demasiado dulce y demasiado apetecible me llego a la nariz, era algo que jamás en mi vida había olido, algo que era deliciosamente apetecible, a su lado el sabor y el olor de la sangre de aquel puma eran un asco.

-Bella, estamos cerca de la ciudad. Tranquila.- Murmuro Jasper mientras que bajaba su ritmo y se ponía a la par de el mío. Una de sus manos me toco el hombro y me mandaron olas de tranquilidad.

La garganta empezó a arderme.

-¿Segura que estará bien Alice?- Musito Jasper que notaba mi estado alocado y violento. Todo se escuchaba demasiado lejano, ese olor comenzaba a hacer estragos en mi sistema nervioso.

-Isabella.- Nos paramos en seco.

Alice tomo mi cara con sus dos pequeñas manos y la bajo a su nivel para que pudiera ver sus ojos.

-Escúchame muy bien, tienes todo para lograr esto ¿De acuerdo?. No lo pierdas Isabella, esto es una prueba para tu autocontrol , lo puedes lograr, lo he visto. Ten.

Me entrego un pequeño paquete de lentillas. Yo la mire interrogativa.

-Póntelos, te los tendrás que cambiar cada dos horas. Tu vuelo es de 10- Me entrego la bolsita que traía sobre su pecho.- Aquí hay otros 7 paquetes, póntelos en cuando se disuelvan, no pierdas tiempo. Toma todo el aire que puedas ahorita y en cuanto subas al avión no respires y si lo haces has lo menos posible. Aquí también hay una tarjeta de crédito y un pasaporte falsificado.

Mientras hablaba me puse las lentillas que eran de color café, Jasper me tendió su sudadera blanca, me la puse encima. No había notado que tenía todo el cabello lleno de hojas y tierra. Me lo recogí en una coleta con una liga que Alice me tendió, me colgué la bolsita de lado y nos pusimos a correr. Estaba nerviosa.

No sabía qué hacer respecto a lo de los humanos.

Entramos a la ciudad de Vancouver, aun era de noche pero se empezaban a ver los manchones anaranjados en el horizonte, estaba a punto de amanecer. No había nadie por las calles así que corrimos lo más rápido que pudimos hacia el aeropuerto. Yo ya había tomado aire suficiente y no respiraba, sabía que si lo hacía todo se vendría abajo. Aquel tenue olor dulzón que había olido en el bosque era casi irresistible.

Llegamos al aeropuerto 20 minutos antes de que mi vuelo saliese

Y aquí era… mi despedida.

Todo aquí se acababa.

Llegamos con paso humano hacia la barra de vuelos, Alice fue directo hacia una señorita quien le entrego un boleto, regreso donde Jasper y yo estábamos. Caminamos juntos en silencio hasta la entrada a los vuelos internacionales.

Me gire para encararlos.

Alice y Jasper me observaban con ojos tristes, los dos tomados de la mano. Mi familia… los extrañaría… lo sabía perfectamente pero necesitaba tiempo.

-¿Y bien?...- Susurre- ¿A dónde me mandas Alice?.

-Llegaras a Florencia… de ahí tomaras un automóvil y iras directo a Volterra… ahí entenderás todo Bella. Cuando llegues haya pide hablar con Aro, Marco y Cayo… cuéntales tu historia. Ellos entenderán tus razones. Carlisle hablara con ellos no te preocupes.- Murmuro mientras me abrazaba con fuerza.

-Te voy a extrañar.- Susurro en mi oído.- tu reviendras à mon amour

-¿Qué significa eso?- Pregunte con incredulidad. Yo no sabía francés.

-Lo descubrirás luego, Edward manda decirlo.- Contesto mientras que me separaba de ella lentamente.

-Suerte.- Murmuro Jasper cuando me abrazo- Espero verte pronto…

-Yo también.

Di un paso hacia atrás, el dolor de mi huida era algo que no se podía decir con palabras, una parte de mi corazón si no es que toda se quedaba junto con ellos, con mi familia.

-Cuida a Charlie por favor. Igual a Jake… dile a todos que lo siento… y dile a Edward que lo amo.- Susurre antes de darme la vuelta y caminar hacia el túnel.

-El dice lo mismo.- Creí escuchar… pero ya estaba demasiado lejos para asegurarme.

Camine lentamente hacia el avión.

Cada paso que daba era un pedazo de mi corazón.

Cada paso que daba mi cuerpo lo extrañaba mas.

Cada paso que caminaba hacia que la distancia fuera más que bastante.

Cada maldito paso que daba hacia que el sufrimiento fuera más grande.

-Te amo…- Susurre deseando fervientemente que el viento le llevara mis palabras a sus oídos.

Todo esto era un cambio… todo esto tenía que quedar en el olvido.

Me senté en el asiento de primera clase pegado a la ventanilla mientras que veía como las luces de el aeropuerto y la ciudad desaparecían bajo de mi.

Pasajeros con destino a Florencia Italia… estaremos por haya en 10 horas aproximadamente, esperamos que disfruten su vuelo

Todo esto esperaba que fuera un nuevo comienzo.

Y con ese último latido… lo tuyo y lo nuestro ya no tenía sentido.

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Mis niñas penultimo cap de esta maravillosa historia...! =(

que les pareció??????????

que creen que pase después de todo esto???????

bella y edward volverán a estar juntos???????????

bueno mis niñas espero que les haya gustado el cap.......! =) 

quiero saber como quieren que sea el final de esta historia........!

un beso y un abrazo mis niñas cuidense..! =) saludos


Capítulo 23: "Me Despido de tu Amor..." Capítulo 25: "Una Promesa Eterna parte I..."

 
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