Escuchaba murmullos que poco a poco fueron alzando el volumen. Pero no quise prestarles atención. Había algo que oprimía mi pecho, algo que no me dejaba ilusionarme con respirar, ya que yo no respiraba en realidad, pero no me acordaba qué me producía tanto dolor ¿qué había hecho yo para merecer esto? Sentía algo entre mis brazos, un cuerpo, ¿de quién? Intenté prestar atención a los murmullos. Capté frases, palabras ?No la suelta?, ?Mi culpa?, ?Imposible?, ?muy mal?, ?lobo?. Pero una llamó mi atención ?Bella?.
Entonces recordé que tenía entre mis brazos a mi esposa, a Bella Cullen, pero no, esa no era Bella, ahora estaba muerta. Abrí los ojos pesadamente, pues creí tenerlos cerrados, pero no. Era que no veía nada, como si estuviera ciego, pero no me importó. Bella estaba muerta.
Escuché también otro susurro, pero mucho más cerca, repetía una frase corta una y otra vez, reconocí ?con asombro ?que el murmullo era mío, y que la frase era ?no está muerta?.
Por encima de todo lo demás, mi mente produjo un sonido, un recuerdo de algo cercano, algo que Bella me había dicho segundos antes de morir, bueno yo lo había escuchado en sus pensamientos: ?nunca me olvides. Nunca olvides que te amo, Edward Cullen?. Me quedé prendando a esa frase, por supuesto, jamás olvidaría a una de mis razones para existir. El dolor en mi corazón creció, ahora yo existía y ella no, ¿qué lógica retorcida y siniestra era esa? Ella debería existir, existir para siempre.
Entonces como si ella hubiera recobrado su vida, y con eso la mía, escuché las últimas palabras que salieron de su boca, las últimas que pronunció, en mí oído, como si ella me las susurrara: Cuídala, Edward.
¿Cuídala? ¿A quién? ¿Quién era la que debía cuidar yo ahora? Si ya ella estaba muerta, ¿Quién mas quedaba?
Los susurros fueron conversaciones a mi lado y por fin escuché con claridad por encima del pitido de mis oídos.
-No creí esto posible. Ella no puede estar muerta, mi Bells. Estás seguro, Carlisle?
-Sí, Jake. Bella está muerta.
-¡No! ¡No lo está! ?escuché que yo grité, pero no fui consciente de eso. El silencio reinó por unos segundos. Varias puertas se abrieron y cerraron, y escuché pasos rápidos avanzar hasta mí.
-¿Papá? ¿Papi, me escuchas? ?la voz de mi ángel, la voz de mi Bella me hablaba. Pero? era diferente. Tenía un toque mío. Cuídala, Edward. Las palabras de Bella cobraron sentido. Cuidarla. Eso era lo que le había llevado a mi ángel a morir, cuidarla. Cuidar a mi hija, Reneesme. Mi otra razón para permanecer vivo. Debía cuidarla.
La luz llegó a mis ojos oscurecidos. Miré a mi hija, era el más hermoso ángel de la Tierra ahora que su madre no estaba ?y como dolía pensar aquello ?y era mía. Sonreí inconscientemente, era la mezcla perfecta entre Bella y yo. Pero mi ángel llevaba los ojos hinchados, tal como Bella cuando lloraba. Eso estaba mal, ella no debía sufrir. No pensé en más nadie, y apenas acomodé a Bella en mi otro brazo, le extendí el derecho a Nessie.
-Papá ?dijo con voz rota. Me abrazó y vi como las lágrimas saltaban de sus ojos, la abracé fuerte besando su cuero cabelludo. No sé cuánto tiempo la abracé, pero sus sollozos habían cesado hace mucho.
Jacob se acercó, él único en la habitación. Me sonrió forzadamente y luego miró a Nessie con ternura. Comprendí que estaba dormida y él se la llevó en brazos.
Cuídala, Edward.
Lo haría, con mi vida, tal y como ella. Lo haría.
Miré a mi Bella, llevaba los ojos cerrados y el cabello revuelto sobre el rostro. Estaba en mis piernas cruzadas, me di cuenta que estaba en el suelo, en el rincón del cuarto, de mi cuarto. No recordé haber llegado allí.
Arreglé el cabello de Bella como siempre, poniendo los mechones detrás de sus orejas. Le besé la frente, la nariz y la boca, pequeños besos. Gemí cuando estreché su cuerpo contra el mío. Pero la puerta se abrió, Rosalie entró a la habitación seguida de Alice. Ambas en silencio se sentaron a mi lado y recargaron la cabeza en mis hombros.
-Es duro para todos, y más para ti, Ed ?dijo Alice.
-Pero debes ser fuerte por Nessie, nos necesita? y tú eres su padre ?terminó Rose tiernamente. Asentí en silencio.
Hacía una semana de eso, ahora estaba en una iglesia. Sí, una iglesia, vampiros en la iglesia, ¿Quién lo pensaría? Pero era así.
Estábamos en el funeral de? de Bella. Aquí estaba la familia Denali, unos amigos de Nessie del instituto y de Carlisle del hospital. Aro, Cayo y Marco y sus esposas, y sus guardias. Todos en la iglesia, con el ataúd en el altar.
El padre habló, ni siquiera escuché realmente, solo reconocí ?Isabella Marie Cullen? y el pecho pareció partírseme en dos, pero Nessie estaba a mi lado.
No quería prestarle atención a nada que no fuera mi hija. Cuya mano sostenía en firme entre nuestros cuerpos de pie al lado del ataúd. Ella no quitaba su vista del cofre que contenía a su madre, Jacob no dejaba de pensar en eso y en lo malo que era. Terminó la misa, algunos golpes en mis hombros, algunas palabras y los Denali y los Vulturi se marcharon, todos se marcharon.
-Hasta siempre, Bells ?murmuró un dolido Jacob, las lágrimas brincaban de sus ojos cuando se inclinó a lanzar un beso a la madera que bajaba. Eso fue todo, la gota en la copa para que Nessie se derrumbara y yo por consiguiente, también.
-No, mami, no te vayas. No me dejes ?masculló Nessie cayendo de rodillas al principio del hueco, tomando tierra entre sus puños. Me arrodillé a su lado y la tomé por los hombros, atrayéndola a mi regazo.
-Se ha ido, Ness. Déjala ir ?le pedí sollozando con ella. Pero ella se removía inquieta, buscando más tierra a la que aferrarse, como si eso le devolviera a su madre.
-Mami, por favor, te necesito ?escuché los sollozos rotos de mi hija, y cada uno de ellos, era una daga de acero que se clavaba en mi alma. Cada mami que salía de sus labios era como si mi corazón se partiera en pequeños pedazos una y otra vez, hasta quedar en menos que cenizas.
Nadie nos interrumpió. Cargué a Nessie y la levanté del suelo, ella se resistió, alegando un minuto más. La bajé a regañadientes, miré a mi alrededor, estaba solo. Pero en la línea del bosque estaba la familia, varios metros lejos, mirándonos con detenimiento. Me volteé hacia mi hija quien se arrodilló frente a la tumba que ya estaba cubierta, puso las manos sobre la lápida Aquí yace Bella Cullen, una madre, hija, esposa y hermana excepcional. No te tropieces, Bells. Decía.
-Me dijiste que siempre ibas a estar allí ?murmuró Nessie contra el mármol, apoyando los labios en el nombre de mi esposa. Me puse de pie detrás de ella y escuché poniendo mi mano en su hombro. Ella lo supo, pero no hizo nada al respecto ?y ahora te has ido, nunca te perdonaré por eso, mami ?dijo en tono juguetón pero la voz se le quebró varias veces. Carraspeó ?. Gracias, te amo.
Se levantó y me abrazó, yo pasé mis manos por su cabello enmarañado, y la uní a mi cuerpo. Le besé la cabeza y susurré.
-Vamos a estar bien, hija. Te lo prometo ?y la llevé a casa.
Caminaba lentamente entre las habitaciones, los pasillos estaban vacíos. Claro, a esta hora de la noche todos estaban ocupados en algo. Ésta la hora del día que más odiaba, porque estaba solo. Y cuando estaba solo, pensaba. Me había prometido no pensar en su nombre en presencia de alguien, solo ahora, cuando el dolor me podía consumir sin que Nessie lo notara, ya que ahora dormía plácidamente en brazos de Jacob, sí, dormía. Y yo vigilaba que solo durmiera.
Llegué a mi habitación, y entré sentándome de una frente el piano. Era una costumbre, y llenaba el ambiente de la casa, que ahora tenía crujidos y gemidos bajos, por todos lados, para no despertar a Nessie o Jacob.
Empecé a tocar la nana de Bella primero, luego la canción que le había hecho tres años después de casados, después la de las bodas de oro. Esa que había hecho meses antes de su?. Muerte. Ash, como extrañaba a mi Bella.
Aún cuando hubieran pasado ya 150 años, mi Bella siempre sería mi Bella. Mis recuerdos de ella eran tan nítidos, cuando humana, cuando se tropezaba, cuando James casi la asesina y la convierte, cuando la dejé ?y me odiaré por eso siempre ?, cuando me salvó de morir. Cuando aceptó ser mi esposa, incluso cuando me dijo que quería a Jacob. Todo, amaba todo de ella de humana, cuando me dio a mi Nessie, le estaré agradecido por eso para siempre. La primera caza, la primera noche, cuando enfrentamos a los Vulturi. Todo. Todo.
Seguí tocando pensando en Bella, como de costumbre. Recordé cuando su padre se casó con la esposa de su amigo, ¿Cuál era su nombre? Sue. Eso fue dos años después de la ?muerte? de Bella. Recuerdo el funeral.
Bella no estaba de acuerdo, y le dolía, pero no había otra forma de marcharnos. Debíamos morir, en un accidente. Ella y yo. Todavía recuerdo los sollozos de Charlie frente el ataúd, y cómo Bella se le rompió el corazón en mil pedazos.
Dos años después, se casaron. Todos estábamos en el polo norte para entonces, los pinginos no estaban tan mal, después de todo. Eran ricos, en cierta forma.
Ella y yo regresamos solo para ver cómo estaba Charlie, y lo encontramos casado, esperando un bebé con Sue. Algo sorprendente e increíble, pero cierto. Se llamaría Michael, y nacería en poco tiempo. Bella y yo cuidamos de incognito a Sue y Charlie, incluso Charlie parecía sentirla, porque siempre suspiraba su nombre estando solo, y volteaba hacia su espalda, esperando encontrarla sentada en el pie de las escaleras. Pero ella se levantaba más rápido.
Cuando Bella conoció a su hermanito, de haber llorado lo hubiera hecho.
Flash Back.
-Mami, mami. Voy a salir al patio, solo ?dijo Michael. Tenía tres años ya, y Bella estaba dichosa. Ella estaba en esa línea, entre el jardín y el bosque, cuidaría que nadie lo molestara.
-Está bien, Mike. Pero no tardes mucho ?le dijo ella a él. Bella odiaba ese apodo, por eso le decía Michael completo, sin abreviaciones, no recordé porque lo odiaba, y no le pregunté jamás.
-Mjum ?respondió Michael dando saltitos hasta la puerta corrediza. Era un poco patoso, parece que eso era de Charlie. Así que trastabilló con los pies y casi cae. Siguió saltando en el patio, mirando las flores y los árboles, hasta que se tumbó sobre la grama, apreciando el cielo.
Los pensamientos de Michael eran un poco más nítidos que los de Charlie, tal vez porque podía leer los de Sue a la perfeccion. Es un hermoso día, ahorita le digo a mi mami que me prepare esas galletitas que tanto sabe hacer. Le guardaré a papi, debe llegar más temprano, es viernes, ¿no? Ay mi papi, lo quiero tanto. Y mi mami, mi mami es bonita pero es un poco grandecita, los mamises y papises de mis amigos no son tan grandecitos, le preguntaré a mami si? ¿Qué fue eso? Michael se levantó de la grama de un salto y miró a la línea divisoria. Yo estaba en la copa de un árbol, y no me había fijado en Bella, solo en Michael. No la había visto hasta que no se adelantó un poco hasta él, dejándolo que lo viera.
-¿Qué haces Bella? ?le pregunté. Ella se encogió de hombros imperceptiblemente y le sonrió a Michael, él también le sonrió y corrió un poco hasta ella. Es ella, es ella. La he visto en fotos ¡Es ella! ¡Qué bonita es!
-Holaaa ?le dijo Michael a Bella poniéndose deltante de ella. Ella se arrodilló y le abrió los brazos, supe que si ella pudiera llorar ya lo estaría haciendo.
-Hola, pequeño ?le susurró.
-Yo te he visto en casa, hay una fotito tuya en el cuarto de mi papi. Pero eras más? diferente ?le dijo frunciendo el ceño.
-Eso es porque toda la gente cambia.
-¿Quién eres?
-Yo me llamo Bella, soy tu hermana mayor ?le dijo ella alisándole la camiseta y los pantaloncitos. Él sonrió exageradamente, pero ella se puso una mano en la boca ?Shh Nadie debe saber que yo hablo contigo, papi podría ponerse mal, ¿vale?
-Bueno, bueno ?él la imitó ?shh.
-Eres bonito, ¿sabías?
-Sí, me lo dicen ?dijo él inflando el pecho.
-Michael, yo te quiero mucho. Y venía nada más a decirte que cuides de papi, es mi papi también, ¿vale? Y tu mami, ella no es mi mami, pero yo la quiero mucho ?le explicaba Bella mientras le daba besitos en la frente y en las mejillas. Michael asintió confundido.
-Yo los cuido, hermanita ?Bella soltó un gemido por lo bajo. Sabía que le estaba costando mucho aquello.
-Cuídalos por mí, promételo.
-Lo prometo, Bella. Palabra de mí ?dijo él alzando una mano en señal de promesa.
-Ahora me voy, chao Michael. Te quiero, mucho.
-Yo también te quiero, Bella. Mucho, mucho, mucho. Así, ¿ves? ?dijo él alzando las manos y separándolas muchas. Bella se rió.
-Yo te quiero más ?dijo abrazándolo. Y dándole un beso en la frente ?ahora ve a casa, anda. Y shh ?se puso el dedo en la boca. Él la imitó e hizo el sonido, y corrió dentro de la casa.
Bella salió corriendo en una dirección diferente, y yo la seguí.
FlashBack.
Esa fue la última vez que los vimos, bella había decidido no volver más. Le dolía cada vez más que los veía y no podía abrazarlos y besarlos, decirles que los quería. Así que confiaba en la indiscreción de los niños, y alguna vez el lo diría, diría que ellas los quería y los cuidaba. Y así fue. Me acuerdo todavía, yo estaba de guardia allí. Iba de todos modos a mirarlos un rato cuando Bella se quedaba con Nessie.
FlashBack.
-¡Mami! ?gritó Michael entrando al cuarto y tirándose entre los papas, había llegado del colegio.
-¿Cómo estás, pequeño? ?le preguntaba Sue. Él asintió y besó en la mejilla a Charlie, pasando su mano por debajo de la almohada, y sacó la foto. Se la quedó mirando y una lágrima corrió su mejilla. Ya él tenía cuatro años, pero recordaba a Bella.
-Papi? -empezó Michael. Yo me tensé, pensaba decírselo.
-¿Sí, hijo? ?Charlie sabia que le iba a preguntar por la muchacha. Por eso Sue le arrebató al foto a Michael.
-Eso es de tu papá, Mike.
-Papi extraño a Bella ?dijo Mike frotándose los ojitos ya que los tenía húmedos. Ambos se quedaron petrificados.
-¿Qué?
-Bella, mi hermana. La extraño, y sé que ella tambien a nosotros. Ella te quiere papi, y a ti mami, ella me mando a cuidarlos ?se acostó entre los dos mientras Charlie dejaba pasar una lágrima por su mejilla y Sue abrazaba fuerte a Mike. Y se quedó dormido.
FlashBack.
El alba despuntó, y Nessie bostezó mientras se levantaba. Era mi hora de terminar con los recuerdos, volver a ser fuerte por mi hija, cuidarla.
Ay Bella, te extraño tanto. Aunque hayan pasado 150 años.
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