Pov Santiago.
Su sangre cantaba para mi. Era mi cantante; mi dulce cantante.
En cuanto la vi me quede absolutamente perdido admirando su bella; era hermosa; y aunque fuese una simple humana ella era más especial que muchas vampiras. Pero hubo algo que me llamo la atención; sus ojos; eran las puertas del cielo; esos ojos me engancharon y me arrastraron; haciéndome olvidar todo.
Pude ver en su rostro angelical la sorpresa cuando me vio; y eso me alegro; estaba satisfecha conmigo; pero de repente Demetri se quito su capucha y el dulce corazón de esta dio un vuelco descontrolado. Pude sentir que se puso nerviosa y que se quedaba completamente hipnotizada ante la hermosura de Demetri.
Por primera vez en mucho tiempo me sentía dolido. Ella de alguna manera ya había escogido. Pero había escogido mal; ya que Demetri era el peor de todos nosotros. Sádico, tenebroso, cruel... sin ningun respeto por la vida humana.
Gianna; que así era como se llamaba mi dulce cantante seguía mirando a Demetri mientras Aro nos hablaba. Este se dio cuenta de la situación de Gianna; he intento atraer su atención.
- Gianna - dijo este mientras le acariciaba la mejilla
- Dígame señor - dijo esta algo aturdida por el contacto de Aro, como me hubiese gustado estar en el lugar de este; ya que el y ella estaban agarrados de la mano; el podía percibir mejor su aroma. Era realmente excitante; los latidos de su corazón me hacían enloquecer.
- Puedes volver al trabajo; yo creo que no tengo nada más que decirte.
- Si señor - le respondió mientras sus manos se separaban.
- Un momento Gianna - dijo Aro mientras clavaba su mirada en mi.
- ¿Si? - dijo mientras se daba la vuelta.
Y es que esta humana había cambiado mi mundo. Sus suaves cabellos me invitaban a que los acariciase toda la eternidad, sus carnosos labios invitaban a morderlos, a no separarse nunca de ellos; su magnífica figura, sus interminables piernas; sus ojos y sobre todo su dulce cuello. Este me llamaba; daría todo por beberme hasta la última gota de sangre de su preciso cuerpo; pero no podía; ella lo era todo; tenía que aguantar las ganas.
- En esta semana que llevas aquí todavía no conoces el castillo en profundidad; me preguntaba si querias verlo...
- Eh... no estaría mal.
- Perfecto; te tendrá que acompañar alguien. Por favor Santiago.
- Como guste señor - dije mientras me colocaba junto a ella
Empezamos a caminar por los profundos pasillos del castillo. Ella estaba nerviosa y asustada; de vez en cuando me miraba de reojo y cada vez que me miraba se sonrojaba.
- Tranquila; no te mataré - dije con una sonrisa.
- Me siento privilegiada - dijo mientras trabaja saliva
- Y te aseguro que nadie lo hará; parece que has caído bien a Aro...
- Eso parece. Pero nunca se sabe. Me encantaría quedarme aqui; ya que nunca me he sentido por así decirlo querida en el mundo real; pero aqui, en este mundo ''irreal'' me siento cómoda, como si fuese este mi lugar.
- Interesantes palabras, pero no te entiendo; ¿por que dices eso?
- Veras... a los cinco años mis padres murieron en un accidente...
- Lo siento; pero si quieres no me lo cuentes - dije al notar la tristeza en sus preciosos ojos
- Tranquilo, no importa. Intento olvidar mi pasado cada día; pero no creo que me pase nada por recordarlo una vez - dijo con su preciosa sonrisa - como te estaba contando mis padres murieron cuando tenía cinco años; a raíz de eso me llevaron a un orfanato; en el cual no me trataban bien; era un infierno. Tres años despues me escape de el y desde los ocho hasta ahora; a mis diecinueve años me he estado buscando la vida. Y en todo este tiempo me he sentido sola, ya que no tenía a nadie, y sentía que el mundo real no era mi mundo; que yo era más especial que otras personas...
- Una historia realmente impactante - la dije
- Así es - dijo mientras desviaba la mirada hacía los grandes cuadros
- ¿Y como llegastes aqui?
- Gracias a Felix - dijo mientras se reía - hace una semana. Estaba caminando por las calles de Volterra cuando comenzó la lluvia; intente protegerme en un callejón. De repente empecé a sentir algo extraño; ya sabes como un sexto sentido. Y entonces le vi; era como un armario; y en cuanto le vi la cara ya sabía lo que era. Un vampiro. Desde siempre me ha gustado leer, y sobre todo historia de vampiros, mitología y todo eso... entonces el me llevo ante Aro; y aqui estoy.
- Una chica lista. Espero que te quedes durante mucho tiempo
- Yo tambien - dijo cabizbaja
Pasaron los minutos y todavía seguíamos examinando el castillo. Me gustaba su compañía; era realmente encantadora.
Justamente cuando íbamos a entrar a la biblioteca apareció Demetri. De nuevo el corazón de Gianna dio un vuelco descontrolado. Este ni se inmutó ante la reacción de Gianna, pero sin embargo me miro a mi con odio. ¿Por que sería?
- Vaya; que amable - dijo Gianna con sarcasmo
- No le hagas caso; siempre es así. Por lo menos a ti no te ha mirado mal - dije guiñándole un ojo
- Ya... - dijo cabizbaja
Yo ya sabía lo que seguía despues de ese ya... pero por lo menos a ti te ha mirado.
Me sentía muy mal; ¿que vería en Demetri?
Seguimos caminando por unos minutos más por el castillo, ella parecía complacida ante mi explicación. A cada paso que dábamos ella preguntaba una cosa diferente; y eso me gustaba; se la veía curiosa, inteligente.
- Bueno, y aqui se acaba el tour del castillo; espero que te haya gustado
- Me ha gustado mucho; gracias por enseñármelo
E inmediatamente se fue.
Pov Gianna.
Camine de nuevo hasta la recepción después de mi visita guiada gracias a Santiago.
Santiago era algo especial; solo había estado unas pocas horas con el y ya le consideraba como un amigo.
Pero había algo que no quería olvidar mi mente y era el desprecio de Demetri.
¿Que le había hecho yo?
Llegué a mi puesto de trabajo y como no tenía nada que hacer me puse a leer un libro.
Pasaron los minutos y me di cuenta de que el libro no me llamaba la atención; y justamente cuando decido dejarlo sobre la mesa veo que salen del ascensor Heidi y Demetri, pero había algo más... ellos salían de la mano. En el rostro de Heidi podía ver la felicidad, pero sin embargo en el de Demetri había confusión. Estos pasaron por mi lado y la única que me dijo algo fue Heidi.
- Gianna - dijo mientras sonreía
Yo no dije nada; solo asentí con una forzada sonrisa.
Ahora me di cuenta que no tenía nada que hacer con Demetri, además yo solo era una simple humana, ¿quien se fijaría en mi?
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