Pov Gianna.
Ningún dolor existía cuando el estaba cerca. Alec.
Por así decirlo el era mi salvador; el cual me libraba de toda agonía y de todo mal. El fue el único que me dijo la verdad sobre Demetri; el que me abrió los ojos; el que me libró de la oscuridad. Y eso se lo agradecería eternamente, ya que no valía la pena esforzarse más en algo que no tenía sentido, en una persona que a pesar de que sabe tus sentimientos hacia el juega contigo. ¿A eso había derecho? Ya lo creo que no. Para mi el ya estaba muerto.
- Alec... - dije contra su oído - ¿no me llevabas a mi puesto de trabajo?
Yo estaba en los brazos de Alec con el rostro pegado en su hombro, este me llevaba como una niña pequeña. Y preguntaba esto porque cuando salí de mis pensamientos me di cuenta de que no íbamos por el camino que teníamos que ir, íbamos por otro que no conocía
- Tu misma lo has dicho cielo, ''llevabas'', eso es pasado - dijo mientras se reía
- No te burles de mi - le dije mientras le daba un manotazo en el pecho - mierda me hice daño
- Eso te pasa por jugar con fuego - y este volvió a reír
- ¿Que quieres que me rompa la mano o algo por el estilo? no te burles de mi y dime a donde vamos y por que
- ¿Como me puedes decir eso? - preguntó ofendido - yo nunca te haría daño. Eres tu la que te haces daño - y de nuevo en su rostro nació una reluciente sonrisa - vamos al jardín
- Eres tu el que me obligas a pegarte por burlarte de mi. Vale... ¿tenéis jardín?¿que haremos allí?¿por que me llevas allí?
- ¿Crees que podre responder tantas preguntas?
- Alec - le dije enfadada
- Esta bien, como se nota que no tienes sentido del humor - iba a responderle pero este negó con la cabeza - si, tenemos jardín y creo que tu no lo conoces, por eso te lo quiero enseñar y me gustaría pasar un rato contigo. Así de sencillo, ¿algo más?
- Eh... ¿no se molestará Aro? - dije levantando una ceja
- No además hoy no comemos. No creo que hicieses mucho
- De acuerdo; si tu lo dices me fiaré de ti
Este me dedicó una sonrisa y siguió hacia delante.
En apenas unos pocos minutos llegamos a una puerta. Este hizo un leve gesto y la puerta se abrió. Del interior de esta salió una luz cegadora y realmente preciosa. Cuando por fin abrí los ojos me di cuenta del lugar en el cual me encontraba. Había un jardín verdaderamente hermoso, con miles de flores por todos los lados, de todos los colores y verdaderamente preciosas. Tambien había árboles.
En medio de este jardín había varias esculturas y algunos bancos de mármol. El lugar te llenaba de paz y de tranquilidad. Era espacioso. Mire hacía arriba y vi un cielo nublado, pero este cielo proyectaba una luz extraña pero a la vez acogedora
- Me encanta - dije mientras Alec me bajaba y empezaba a recorrer con la punta de mis dedos las flores
- Es un lugar precioso, igual que tu - y dicho esto me acarició el rostro
- Alec, ¿te gusta que me sonroje,no?
- ¿Lo dudabas?
Y los dos nos empezamos a reír. Con Alec el tiempo pasaba volando, era una compañía de la cual nunca me cansaría; era mi otro yo pero en chico. Y ante mi propio pensamiento empecé a reírme.
Pov Alec.
En cuanto entramos al jardín pude ver la felicidad en su rostro.
Este era el lugar que más frecuentaba; ya que me llenaba de paz y de tranquilidad, en el cual dejaba atrás mis problemas y me sentía por así decirlo libre; y sabía que a ella también le gustaría; que por unos instantes tuviese un rato para ella, un rato sin agobios, un rato alejada de todo dolor.
Por fin había comprendido lo que sentían Santiago y Demetri. Desde la llegada de Gianna ellos se había comportado de manera distinta; algunas veces desaparecían por la noche y volvían con Gianna. Seguramente vigilarían sus sueños, y eso era todo un privilegio, ya que verla dormir era algo realmente hermoso.
Pero lo que no entendía era por que Demetri trataba de esa manera a Gianna; ¿por que la ignoraba si estaba enamorado de ella? y...¿Santiago? ¿por que no le demostraba lo que sentía?
Ahora era mi turno. Tenía que enfurecerlos, matarlos de celos y que luchasen por ella; que se diesen cuenta de lo que valía Gianna. Porque ella se merecía lo mejor.
- Me encanta - dijo esta mientras acariciaba con la punta de los dedos las diversas flores que había a su alrededor
Y en ese momento sentí su presencia. Estaban mas o menos a unos cien metros de nosotros, ocultos en la oscuridad. Santiago y Demetri. Vigilando a Gianna, y por supuesto a mi.
Empieza el juego dije para mi mismo.
- Es un lugar precioso, igual que tu - y dicho esto acaricié su dulce rostro de porcelana
- Alec, ¿te gusta que me sonroje,no? - dijo esta mientras se acercaba a mi
- ¿Lo dudabas?
Esta se quedo callada por unos momentos y de pronto se empezó a reír
- ¿Y esa risa? - pregunté confundido
- Un simple pensamiento que me vino a la cabeza
- ¿Y no me cuentas ese pensamiento? - dije haciendo un puchero
- No; además es una simple tontería
- Por favor Gin
- ¿Gin? - preguntó extrañada - ¿me has llamado así?
- Si, una forma de abreviar tu nombre, ¿no te gusta?
- No, y ¿sabes lo que has conseguido con eso? que no te cuente el por que me reía
- ¿Que debo de hacer para que me perdones? - dije mientras la abrazaba.
Su contacto era único, era algo especial, algo que no había experimentado en muchos siglos, o más bien nunca lo había experimentado. Su corazón empezó a latir descontroladamente, a ella le gustaba que me acercase a ella, de esa manera se sentía más protegida de cualquier mal
- Podrías hacer muchas cosas - dijo mientras se frotaba la barbilla a modo de que diese la sensación de que estaba pensando
- ¿Como cuales? - dije mientras me acerqué a su cuello y le di un tierno beso.
Pude notar como mi garganta ardía por culpa de la sed, pero lo ignore, ya no se me ocurriría hacer ningún mal a Gianna. Levante la vista y desde la lejanía me encontre con los ojos de Santiago; este estaba verdaderamente dolido, detrás de el estaba Demetri que echaba humo por las orejas. Estaba enojado. Y eso me gustaba
- Oye Alec... cualquiera que nos viese así pensaría que somos pareja
Y en ese momento si que me empecé a reír. Si mi dulce Gianna se enterase...
- ¿Y quien dice que no lo somos?
Y en ese momento acerqué mis labios a los suyos, no con la intención de besarla, si no de provocarla y hacerla enloquecer debido a mi cautivador aliento. Pero desde la lejanía esto se vería como un dulce beso.
Pude comprobar como Santiago se iba cabizbajo y Demetri rompía una pared y tambien se marchaba; furioso. Perfecto.
Me aparté rapido de su rostro y pude ver como había confusión en ella
- Aunque te considere como una hermana debo decirte que tambien soy un hombre - y dicho esto le saqué la lengua.
- Alec por favor... - dijo mientras se apartaba de mi divertida
- Era una broma
- Me da igual; aunque debo decir que yo tambien pienso lo mismo que tu...
- ¿Como?
Y en ese momento esta hizo ademán de besarme. Sentí su dulce aliento chocar contra mi rostro, el cual me hizo enloquecer; pero justamente cuando me iba a besar apartó los labios de los mios y se dirigió con ellos hasta mi mejilla; dándome un dulce beso
- Que yo también pienso lo mismo - y su maravillosa risa hizo aparición en el jardín.
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