Me estaba consumiendo en vida, era una tortura viviente, no podía concentrarme en nada de lo que hacía. Había dejado a Bella el martes en casa, y la había dejado sola como ella me pidió… y Alice me dijo que no fuera tampoco el miércoles a su casa, ya que ella no fue el miércoles al instituto. Ni el jueves. Ni el viernes.
Ya había llegado el sábado, estaba dando vueltas en la sala, peleando por esperar el minuto siguiente, y el siguiente después de ese. Jasper intentaba calmarme, y veía a Alice intentar leer el futuro, pero ninguno de los dos tenía éxito.
-Edward vas a dañar el suelo, y te voy a hacer arreglarlo –me grito Esme intentando calmarme, pero no pudo. Me voltee de cara a Alice y la mire a los ojos.
-¿Cuando? –le exigí lo más calmado que encontré en mi voz. Ella suspiro.
-Acabas de tomar la decisión, ve. Creo que te la encuentras, te veo en la casa… pero a ella no la veo.
Di una sonrisa de medio lado y Sali corriendo a toda velocidad por en los arboles, y en cuestiones de minutos estaba en la puerta de la casa Newton, eran las tres de la tarde del sábado. Charlie debía estar de pesca, o trabajando, no estaba en la casa… no estaba la patrulla. Pero estaba el monovolumen.
Sin embargo no escuchaba nada dentro de la casa, el olor de Bella impregnaba toda la casa, era como el cielo para mí. El rastro mas reciente me guiaba a la puerta trasera, saliendo de la casa, entrando al bosque.
Que hacia Bella sola en el bosque?
Seguí el rastro, hasta llegar al claro… a nuestro claro. Y ahí estaba, la imagen me dejo anonadado.
Bella vestía un short que me daba una gran vista de sus piernas, sus pies iban descalzos sobre la grama verde llena de un poco de rocío en esta época del año. Una blusa ancha, dejaba al descubierto sus hombros, tapando sus brazos. Un collar que hacia juego con unos aretes largos… su cabello largo suelto, ligeramente amarrado con un pequeño gancho en la parte izquierda de su cabeza.
Pero esa imagen perfecta no fue lo que me sorprendió después, no fue por lo que me hizo abrir la boca con asombro. Era lo que estaba haciendo.
No me miraba, aunque estaba de frente hacia mí, hacia donde yo estaba. Había una botella de agua, delante de ella, en el aire… flotando. Bella llevaba la mano a la altura de su pecho, estirado el brazo, sus dedos no tocaban ni rozaban la botella, pero esta se movía cuando su mano lo hacía.
A un lado del suelo, estaba el libro. El libro que encontramos en el cofre de Charlie. Estaba abierto por la mitad, pero no podía ver sus hojas.
Bella siguió sin mirarme, y no puedo decir si se dio cuenta de mi presencia, pero volvió a mover la mano y enfoco su mirada en su muñeca. Jadeando un poco y dejando la botella caer al suelo precipitadamente.
-¿Bella, estas bien? –murmure cuando ella se tomo la muñeca con la otra mano, frunciendo el ceño y ejerciendo presión en su muñeca. Alzo la mirada petrificada, y la botella comenzó a vibrar en el suelo.
-¿Qué haces aquí? –ejercía mas presión sobre su muñeca, jadeando. Sosteniéndola contra su pecho.
-Bella, puedo acercarme?
-No! –grito repentinamente asustada –tienes que irte, Edward, vete, por favor. No puedes estar aqui es peligroso, vete.
-Bella, por favor, ¿qué pasa? ¿Que tiene tu mano? –me acerque en contra de su voluntad. Pero ella retrocedió al instante.
-Edward, vete. Es peligroso, aléjate –bufe cuando ella volvió a mirar su muñeca. Ahora ejercía menos presión, pero sin soltarla. La sostenía firme contra su pecho. Me quede donde estaba, a casi dos metros de ella. La mire otra vez y medio sonreí, estaba bien, y no solo eso… estaba perfecta. Perfectamente hermosa.
-Estas bien? –fue una pregunta estúpida, pero no supe que mas preguntar.
-No lo sé… -dijo alejando su mano de su pecho, volviendo a mirarla.
-Porque me has dicho que me fuera? –murmure mirándola a los ojos. Ella enjorecio un poco.
-Pensé que podría hacerte daño. Cuando me… pongo nerviosa, o rabiosa… no me controlo… y… hago daño –no pude evitar reirme, ganándome una mirada asesina de parte de ella.
-¿Crees que no soy capaz de hacerte daño? –dijo bella alzando una ceja. La vi preparase, alzando ambas manos por delante de su pecho… tal como estaba hace minutos. Con las palmas mirando hacia mi, concentrando su mirada.
Me quede petrificado un momento. Ella se estaba preparando para usar sus poderes… contra mi. Era un juego, pero… ella iba a usar sus poderes. Sus poderes de bruja.
Ya lo había hecho, había hecho levitar la botella. Tenía el libro en el suelo, abierto… ella lo estaba haciendo.
Entonces ella se dio cuenta de mi estado anímico. Bajo las manos, mirándolas con detenimiento. Se concentro en su muñeca izquierda… ¿Qué había visto? Un atisbo… un dibujo…
-No fuiste al colegio en toda la semana –apunte. Tratando de sacarla de sus pensamientos. Ella me miro otra vez, y medio sonrió.
-Estuve ocupada con algunas cosas.
-¿Me cuentas? –me acerque solo un paso, probando. Ella me miro, miro el libro… y asintió. Se sentó entre el libro y yo. Dejándolo lejos de nosotros, en la grama. Me senté a su lado sin hablar y sin tocarla. Ella empezó.
-Pasé estos días en mi casa leyendo el libro. Y… sí, soy una bruja. Busque en internet todo lo que pude averiguar sobre eso… y no debería siquiera hablar contigo. Igual que los hombres lobo… deberían destruirte al ver un vampiro. Pero parece que Jake no lo hace –frunció el ceño pero siguió hablando –Empecé con esto –volteó a mirar la botella –estoy mejorando, antes solo la hacía vibrar.
-¿Estás bien? –me volvió a mirar. Sonreí tímidamente –Piénsalo antes de responder… ¿estás bien? –desvió la mirada dirigiéndola a su regazo. Después de unos segundos asintió.
-Lo estoy sobrellevando, el peor día fue el martes. Pero ahora estoy bien…
-¿Le has dicho algo a Charlie? –escuché como suspiraba con tristeza. Respiró otra vez y sonrió tristemente.
-Charlie está enfermo, tiene algo grave. Pero ni él ni los médicos me quieren decir, solo sé que debe permanecer en casa todo el tiempo posible, ahora mismo está en la comisaria, pidiendo el permiso. No me ha dejado ir con él, por eso he venido aquí a estar un rato sola –suspiró –no le puedo decir nada, no creo que sepa nada… me lo hubiera dicho, ¿no?
-¿Estas preocupada por él? –pregunte estirando un poco la mano hacia la suya, ella la quito.
-Sí.
Un silencio incomodo y me acordé de algo.
-¿Qué tienes en la mano? –alcanzaba a ver el atisbo de un dibujo. Bella volteó la muñeca, y pudimos atisbar la sombra de una marca, que se borraba un poco con cada segundo. Ya no se podía distinguir el dibujo ni la forma que tenia, solo se veía una mancha, como una mancha de tinta en una camisa roja… casi inexistente.
-Solo… no sé, estaba más nítida hace un rato.
-¿Qué era?
-no estoy segura.
Otro silencio…
Y más… ella lo rompió.
-¿Y…Y Nessie? –sentí su voz temblar y envolver el nombre una vez más.
-Está en la casa, supongo. Está bien.
-¿Y tú? ¿Estás bien? –inquirió.
-Yo estoy bien –le sonreí. Ella miró la grama, otra vez.
-¿Qué piensas? –esa era mi pregunta existencial, ¿que estaba pensando Bella?
-Yo… -lo pensó y luego respondió –tú me dijiste… me dijiste que me amabas… -susurró mientras sus mejillas se llenaban de rojo. La esperé, para que continuar pero no lo hizo. Sentí a Alice gritándome en la mente que fuera a la casa. Estaba a pocos kilómetros de nuestra posición.
-Creo que debemos irnos… mi familia me está llamando. ¿Quieres venir con nosotros? –pregunté estirando mi mano para ayudarle a levantarse pero ella desvió su mano de la mía y se puso en pie ella sola.
-No. No, gracias. Tengo que volver a casa, Charlie debe llegar en poco y tengo que hacer la cena –se excusó. Aun cuando faltaban tres horas para que la hora de empezar a hacer la cena llegara.
-Ok, ¿otro día? –no la dejé escabullirse sin prometer que nos veríamos otra vez.
-Yo… yo no sé si sea conveniente que nos sigamos viendo, Edward. Nuestras… nuestras especies no se hicieron para ser amigos –pensé en Nessie y Jacob. Y sonreí amargamente.
-Bella, uno decide de quien hacerse amigo.
-De todas maneras, Edward. Hay cosas que uno no decide –dijo tomando su libro del suelo y la botella de agua. Pasó por mi lado y me sonrió tristemente –Adiós, Edward. Nos vemos –susurró lo último y salió en dirección a su casa, corriendo suavemente.
-Nos vamos a ver pronto, Bella, te lo juro –susurré antes que desapareciera, casi puedo jurar que la pude escuchar reír.
Esta noche. Esta noche. Esta noche. Esta noche. Esta noche.
Era lo único que podía repetir mi cabeza cuando Alice me dijo que el domingo en la noche vendría Bella a la casa.
Mis dedos daban vida a la música sobre el piano, sin pensarlo, solo podía repetir una cosa en mi mente.
Esta noche.
Sentí a Nessie posarse en la puerta del cuarto, y pensarme mentalmente un “No entiendo porque estás tan preocupado y excitado. Jasper lo puede sentir por toda la casa, y lo estás poniendo nervioso a él también. Nos pone nervioso a todos” me regañó.
-Nessie, sé que tú no te sientes de la misma manera, pero, hija, entiéndeme. Por más que… que no…
-Dilo, que no sea mi mamá. Porque no lo es. Entiéndelo, papa, no es Bella Swan. No es mi madre, y no es tu esposa –casi me gritó. Dejé de tocar y suspiré, dejando de lado la música, sin mirarla. Bajé mi cabeza en señal de rendimiento. Una parte de mí lo sabía, sabía que mi hija tenía razón, pero la parte masoquista no podía evitar pensar en ella como mi Bella, aunque no lo fuera. Nessie tocó mis hombros con ambas manos, ahora era de la contextura de su madre, no había superado su estatura. Suspiró y me abrazó por la espalda, ocultando su rostro entre el hueco de mi cuello y hombro –Lo siento.
-Yo también –murmuré.
En ese momento divisé que Alice llegaba a la habitación sutilmente.
-Bella llegará en cinco minutos –miré por la venta. Eran cerca de las tres de la tarde todavía –Ha cambiado de decisión.
-¿Por qué? –casi gritó Nessie, pero del miedo. Se había preparado para recibirla lo más fría posible, para decirle con sus acciones que no la quería cerca. Cosa que era mentira, ahora estaba desarmada. Me levanté y la abracé por los brazos, ocultando su rostro en mi pecho. Alice sonrió tristemente y salió rumbo a la sala.
Todos estaban arriba, esperando su turno para hacer su aparición fortuita. Nessie, Jacob y yo esperábamos en la sala. Esme y Alice estaban juntas en la cocina, hablando casualmente sobre cualquier cosa…
Justo en el momento en que Bella tocaba el timbre de la casa. Podía escuchar su respiración errática y sus intentos por calmarla, sin éxito, como siempre. Corrí a la puerta y la abrí un segundo después. Ella sonrió para sí misma y me miró a los ojos.
-Bella –dije a modo de saludo. Ella asintió en modo de saludo también y prosiguió dentro de la casa.
-Hola, Bells –saludó Jacob seguido de un saludo con la cabeza Nessie.
-Hola, nessie –dijo Bella sonriendo. Bella se sentó en el sofá individual, y cuando yo regresé me miró a los ojos –Llama a tu familia, a Alice, Esme, Emmett, Rosalie, Carlisle y Jasper.
-Vengan –dije a un tono de voz normal. En tres segundos todos estaban tomando posiciones en torno a Bella y la miraban saludándola con la cabeza. Alice fue la más efusiva, como siempre, pero de todas maneras Bella no la dejó tocarla.
-He venido porque Edward me lo pidió así, y he venido porque quiero que me digan todo lo que sepan. Todo lo que no me dijeron el martes –su voz sonaba relativamente en calma, pero su corazón la delataba.
-No sé qué quieres que te digamos, Bella. Ya todo lo sabes –dijo Jasper.
-Quiero saber cosas sobre ustedes –pidió ella mirando a Alice.
-Pues como ya sabes somos vampiros, Bella.
-Sí, pero no sé los detalles. ¿Cuántos años tienen?
Nos enfrascamos en una historia relatada varias veces, a veces Bella terminaba una frase de cualquiera de nosotros, recordando inconscientemente.
El sol empezaba a ocultarse cuando Esme terminaba su historia. La ultima. Y Bella lo notó, cuando mi madre terminó Bella se puso en pie.
-Gracias por contarme todo, significa mucho para mí. Ahora me tengo que ir…
-¿Vas a volver? –inquirió nessie, quien aun cuando no quería tener mucha relación con ella, quería tenerla cerca. El vivo recuerdo de su madre y no quería dejarla ir. Bella sonrió tristemente y Jasper sintió dolor.
-Nessie, no lo sé. Yo… -se volvió a sentar.
-Bella, hemos hablado sobre nosotros. Ahora queremos hablar sobre ti –dijo Rosalie.
-Yo… he podido empezar a controlar… Sí soy una bruja. Y estoy aprendiendo a controlar mis poderes –Alice soltó su espíritu de duende y sonrió.
-¿Nos enseñas? ¿Sí? Anda, Bella, una sola vez, ¿sí? –Jasper enseguida intentó influenciar a Bella pero no pudo hacerlo.
-Está bien, Alice. Una sola vez –dijo Bella negando con la cabeza. Buscó con la mirada algo en la habitación y se concentró en el florero de Esme. Se lo quedó mirando frunciendo el ceño, luego elevó un poco la mano izquierda, sin elevar el brazo que permanecía en su regazo y el florero comenzó a temblar para luego elevarse. Todos sostuvieron el aliento cuando Bella hizo elevar también las flores sacándolas del florero utilizando su mano derecha, luego elevó el florero vacío hasta la ventana y volcó el agua por la misma. Bella volvió a dejar el florero con las flores en su lugar y cerró los ojos, se escuchó el agua correr y un vaso ser removido en la cocina, y todos nos petrificamos cuando una jarra de agua llegaba en el aire y se escuchaba, mientras bella tenia los ojos cerrados, en el florero. La jarra se posó sobre la mesa de centro.
Nadie dijo una palabra.
Bella estalló en risas.
-Ustedes son vampiros, creaturas mitológicas, han peleado contra los de su especie y contra hombres lobos, contra neófitos, han vivido siglos… y eso los ha dejado con la boca abierta –dijo entre risas. Todos emitimos risitas nerviosas y ella luego se puso en pie –Ahora sí me tengo que ir. No sé… no sé si vuelva. Nosotros… no debemos… hablar.
-Pero mira… yo… ¿Tú quieres seguir viéndonos? –Jake intervino. Se levantó al igual que ella y corrió a su lado, haciéndonos una seña a todos para que los dejáramos solos.
No los pude ver mientras caminaban hacia el porche de la casa. Y Jacob al igual que Alice y Nessie, habían aprendido a bloquear su mente para mi, así que solo podía escucharlos, como todos.
-¿Cómo lo haces? Ya me has explicado lo de la imprimación… ¿pero cómo soportas estar tan cerca de ellos? El olor debe estar matándote, eso he leído, que a ustedes los hombres lobos no les agrada para nada –decía Bella.
-Con el tiempo me acostumbré, además Nessie huele delicioso para mí. ¿A ti te molesta el olor?
-Es… diferente. No es desagradable para mí, pero tampoco es algo que me guste.
-¿Quieres seguir viéndonos? –se escuchó un suspiro.
-No debo hacerlo. No debería venir aquí ni siquiera.
-Eso no fue lo que pregunté.
-Lo sé –silencio. Escuchamos cuando los pasos se juntaban y el rozar de sus brazos con los de Jacob.
-Yo intenté alejarme una vez, Bells. Y nunca pude hacerlo. No lo intentes, solo te dañarás.
-Gracias –murmuró ella. Luego ella se alejó y se montó a su carro.
…
Bella se alejaba de nosotros cada vez más, y no había nada que pudiera hacer yo o mi familia para evitarlo. Simplemente parecía que ella no nos quería cerca. Ni siquiera hablaba con Nessie, o Alice, y después de eso… no habló más con Jacob.
Alice se ponía más terca cada vez con sus visiones, aun cuando era lógico que nunca podría verla otra vez en el futuro. Jasper había dejado de sentir sus emociones después de ese domingo en la tarde. Carlisle pensaba que era algo parecido a lo que sucedió con Jacob al principio, y es que las especies se repelen, por tanto, los vampiros no pueden contra las brujas y brujos.
Ya había pasado un mes desde aquel domingo. Bella había ido al colegio sin faltar un solo día, y yo sé que regresaba a casa a cuidar a Charlie.
Era viernes en el instituto, Bella estaba sentada al otro lado de la cafetería, sentada con Pamela Stanley y Peter Weber. Descendientes de Jessica y Angela. Se rumoraba algo entre Pamela y Peter, y claro, era de suponerse después de vivir toda su vida uno al lado del otro y que Pamela no era nada fea, al igual que Peter, al ojo de las niñas no era exactamente normal.
-Bella, no voltees, pero Cullen te sigue mirando. ¿Por qué simplemente no sales con él? –dijo Pamela en voz baja a Bella, mientras Peter buscaba la comida de los tres.
-Porque no me interesa acercarme a Cullen o su familia –escuché que respondía sin mirarme a los ojos, luego murmuró bajo su aliente –Déjame en paz, Edward.
El día pasó relativamente normal, pero no lo soporté más y la detuve cuando bajó de su camioneta en la casa Newton. Tomé su brazo ejerciendo un mínimo de fuerza pero de todas maneras las descargas eléctricas no se hicieron esperar. Se soltó de mi agarre con facilidad y me encaró frunciendo el ceño, furiosa.
-¿Qué no entendiste? –casi me escupió en la cara.
-Bella, por favor, hablemos –le rogué.
-No tengo nada que hablar contigo, Edward. Ni contigo ni con ningún Cullen –me repitió como varias veces me había dicho.
-Bella, sabes que sí tenemos que hablar. ¿Por qué exactamente no quieres hablar conmigo? –la tomé por los brazos acercándola a mí. Me di cuenta cómo luchaba consigo misma en el intento de alejarse de mí.
-Aléjate –musito. En el mismo segundo junté mis labios contra los suyos. Ella me respondió al beso casto, pero se alejó repentinamente después de tres segundos.
Intenté tomarla por los brazos otra vez pero ella puso ambas manos sobre mi pecho y sentí vibrar el mismo, un segundo después estaba a tres metros de ella con un dolor en el pecho. Jadeaba de adrenalina -¿Qué… que hiciste?
-Te advertí, Cullen. Déjame en paz, yo no soy tu Bella –puso sus brazos frente a ella como lo hizo el día que la encontré en el claro, preparándose para usar sus poderes otra vez contra mí –. No te me acerques más, vampiro.
-Bella, ¿Qué te está pasando? ¿Qué no sabes quién soy? –el dolor el pecho empezaba a pasar, pero aun así no me acerqué.
-Sí, eres un vampiro que se empeña en no reconocer que su Bella Swan ha muerto. Yo no soy tu Bella, no soy tu esposa, no me conoces a mí. Me quieres porque soy igual a ella en lo físico, escúchame, en lo físico. Solo en ese aspecto soy igual a la Bella que tu deseas –cada palabra era soltada con odio, pero el dolor se asomaba. La verdad cortaba como cuchillos sobre mi piel. Pero era esencialmente egoísta. Bajé la cabeza.
-Hazlo por Reneesme… -sí, era egoísta. Malditamente egoísta, pero la vi llenar su pecho con oxigeno y sus ojos llenarse con lágrimas.
Sí, era totalmente egoísta.
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