Blind (+18) (Completo)

Autor: VictoriaMarie
Género: + 18
Fecha Creación: 20/01/2010
Fecha Actualización: 26/07/2010
Finalizado: SI
Votos: 59
Comentarios: 58
Visitas: 358241
Capítulos: 49

 Minusvalía no significa que no seas capaz. Edward puede superar su discapacidad y encontrar la felicidad con alguien que se preocupe intensamente por él. ¿Hará cualquier cosa para convertirse en todo para ella?



Esta historia pertenece a Jayeliwood,  su traducción esta hecha por Isu (http://www.fanfiction.net/s/4667969/1/Blind) yo solo soy una mera intermediaria para que conozcais esta fantastica historia sobre Edward y Bella, y la  superación de cualquier obstáculo.

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Capítulo 19: Capitulo 19

Bella Swan

Me di un largo baño caliente después de que Edward se marchase. Intenté borrar mis preocupaciones, pero no pareció funcionar. Aguanté la respiración y me sumergí completamente. Era una sensación extraña, el sonido del agua me rodeaba. Traté de imaginarme como seria ser discapacitada. Tal vez no ciega, pero ¿Qué ocurriría si algo me pasaba y me volvía sorda? ¿Qué nos pasaría a Edward y a mí? Era un pensamiento extraño, pero con mi suerte, podía pasar.
Levanté la cara hacia la superficie, lo justo para poder oír y respirar. Respiré de forma constante y lenta por la nariz. No sé porqué me encontraba tan tensa. ¿Puede que fuesen las vacaciones? Supuse que tenía algún sentido. Tal vez fuese dándome cuenta de lo asombroso que realmente era y que yo no era nada sorprendente.

Tras terminar mi baño me miré fijamente en el espejo. Sencilla, normal y aburrida. Sabía que mi aspecto no le importaba a Edward pero ¿y sus padres? ¿Qué pensarían cuando viesen mis fotos? ¿Pensarían que no era suficiente para su talentoso y guapo hijo?

Odiaba estas preguntas. Me molestaban, quemaban un agujero en mi pecho y aguijoneaban mi columna vertebral. Enrollé mi cabello en una toalla y me sequé las gotas de agua. Alice estaba todavía en la sala de estar cuando salí.

“¿Estás bien?”Me preguntó, rodeando mi cuello con un brazo.

“Sí. Simplemente estoy… depresiva. No sé como estoy. Me encuentro feliz y frustrada. Y confusa.”Apoyé mi cabeza en su hombro delgado. Así me sentía cómoda. En aquel momento pensaba en ella mas como una hermana que como una amiga.

“Bueno, comencemos por lo difícil ¿Por qué estas frustrada?”

“Me siento frustrada porque no soy lo suficientemente buena para Edward.”

Me dio una colleja, provocando que la toalla se cayese sobre mi cara.”¡No quiero oírte decir eso nunca más! ¿Tú sabes lo increíble que eres? Ed, es un gran tipo, Bells. Pero, tú, eres la persona más leal, simpática y cariñosa que he conocido. Ahora ¿Por qué estas confusa?”

“Ay.”Murmuré sobándome la parte de atrás de la cabeza. Suspiré.”Me siento culpable porque quiero que se quede conmigo, pero también por hacer que se quede. No quiero mantenerlo atado.”

“Bella, él se encerraría contigo completamente contento en una habitación para el resto de su vida. ¿Has visto la expresión de su rostro? Es puso gozo.”

“¿De verdad piensas eso?”Pregunté, esperando no encontrar ningún signo de mentira piadosa en sus ojos.

“Cada vez que le tocas su rostro se ilumina. Cuando le besas da la impresión de que pudiese morirse de felicidad en ese mismo instante. Está enamorado de ti.”

“Lo sé, y eso me asusta a horrores.”Apoyé mi cabeza en su regazo.

“¿Por qué?”La confusión apareció en sus rasgos de duendecillo.

“¿Qué pasa si le pierdo? Le amo tantísimo. Creo que no podría vivir sin él.”

“Bella, mírame.”Dijo suavemente. Giré la cara para mirar su par de ojos. Una dulce sonrisa se extendía sobre su cara.”Se feliz con lo que tienes en este momento. Vive cada día como si fuese el último. No sabes si lo perderás, pero ámalo como se merece y él te lo devolverá. Es lo que hago yo con Jazz. Y, por eso, creo que deberías venirte conmigo de compras mañana por la mañana.”

“¡Ugh, Alice!”Me reí. Ella soltó una risita acariciándome el pelo.”No, disfruta tus compras con Jazz.”

“Bueno, por lo menos lo intenté. Y ahora ¿por qué no te vienes a dormir conmigo a mi cuarto? Mi cama es lo suficientemente grande para las dos y siempre que no des patadas no habrá problemas.”Tiró de mí para levantarme.

“Hablo, pero no creo que de patadas.”Dije con sinceridad.

“¡Oh dios, lo sé! Te oigo desde el otro lado de la sala.”Se burló. Cogió mi mano y prácticamente me arrastró.”Pero, no importa. Al menos es gracioso.”

Edward Cullen

Cuando me tumbé en la cama esa noche me puse a pensar en el día pasado. Algunas partes fueron geniales, otras no tanto. Odié cuando Bella se puso triste. Siempre me rompía el corazón. Pero, tras caer dormida en mis brazos, aunque fuese en el sofá, me repuse. Ella siempre me devolvía a la normalidad.

Me pregunté si llevaría bien que su padre se marchase mañana por la mañana. Sabía que le echaba de menos. Ella añoraba no haber tenido una infancia normal, creo. Su padre parecía ser el más equilibrado y normal de sus dos padres. Bella nunca me contó toda la historia, pero si quería guardársela para ella, lo entendería. Me parecía que lo más difícil era contarlo.

También me pregunté si algunos de los miedos que tenia respecto a mí se deberían a sus padres. ¿Los habría sacado el ver a su padre? Al parecer, Charlie aun sentía algo por su madre, los celos se manifestaron en su voz cuando habló de su relación con el pastor. Tal vez la frustración afectó a Bella, incluso a una pronta edad.

Me di la vuelta y me giré, buscando una posición más cómoda. El malestar de Bella también me inquietaba. Todo lo que quería hacer era abrazarla y consolarla y decirle que todos sus temores se marcharían. Odiaba el hecho de no poder hacerlo. Tampoco me gustaba que fuese a dormir en el sofá. Tal vez la noche anterior había dormido en el sofá y estaba irritable por la falta de un sueño reparador. Lo que parecía poco probable. Como dijo Bella, podía dormir en cualquier sitio.

El semestre casi había finalizado, solo quedaban tres semanas para las vacaciones de navidad. Ni siquiera había pensado en ello todavía. Tres semanas sin clases ni nada que estudiar. Estaba seguro de que mis padres querrían que volviese a casa. Queria y no quería al mismo tiempo. Pensar en estar lejos de Bella me provocaba dolor de estomago. Me dolía físicamente estar lejos de ella. No estaba completamente seguro de los planes de Bella pero no creía que quisiese volver a Arizona o al pequeño y lluvioso pueblo de su padre, Forks. Si se quedaba, yo me quedaría. Si se marchaba, quizás pudiese suplicarle que me llevase con ella. Sonaba patético, incluso para mí.

Mis pensamientos cambiaron de rumbo. Las fotos del día anterior. Bella parecía disfrutar de verdad, haciendo fotos a cada oportunidad que se le presentaba. Y la forma en que se arrimó contra mi mientras su padre nos las hacia… me sacaría fotos todos los días felizmente si volvía a hacerlo. Suspiré, deseando poder ver. Si pudiese ver siempre tendría a Bella cerca de mí, incluso aunque fuese en una foto. Siempre llevaba su voz conmigo, cortos diálogos suyos en mi grabadora. Algunos de los cuales Bella tenía constancia, otros no. Adoraba oír el sonido de su risa y lo adoraba mas porque era yo el que la hacia reir. Lo que lo volvía todo aun más especial.

Apreté mi reloj, escuché que eran las tres de la mañana. Gemí y me puse boca abajo. Hundí la cara en mi almohada, deseando dormirme.

Solo pensaba en Bella. Soñaba despierto con sus suaves labios, lo apetecibles que eran. Sobre su sedoso cabello y como lo sentía entre los dedos. La tersa piel, que se calentaba bajo la palma de mi mano cada vez que la tocaba.
Me llevó un rato pero finamente me dormí.

Bella Swan

Alice consiguió despertarse antes que nosotros. No sé de dónde sacaba la energía. ¿Cómo podían provocar todo eso las bebidas con cafeína? Simplemente todo el azúcar que tenia me ponían nerviosa.

Me desperté sobre las cinco de la mañana. Me arrastré por la sala de estar para encontrarme con Alice y mi padre disfrutando del desayuno.”¡Te he hecho una taza de té y tienes creps en la encimera!”Dijo Alice alegremente. Casi le gruñí, pero a Charlie no le hubiese gustado. Hubiera pensado que era una maleducada. Aunque él era una persona madrugadora, yo no.

Me senté a la mesa con una pila de creps y mi café. Mi cabeza palpitaba y me gritaba que volviese a la cama. Deseaba poder hacerlo, pero el vuelo de mi padre salía a las siete y media.

“¡Alice me alegra de que te hayas tomado la molestia de cuidar a mi niña!”Dijo Charlie contento. Me parecía que Alice ya le tenía comiendo de la palma de su mano.

“Oh, no puedo llevarme todo el merito. Creo que principalmente es obra de Edward. Hombre, la malcría a todas horas.”Bromeó Alice.

“Me gustaría que no lo hiciese. No necesito regalos o cenas.”Murmuré para mí.

“Me alegro de que te trate bien. Yo no te malcrié lo suficiente cuando eras pequeña.”Charlie me acarició la mano.

“Estuve bien.”Dije con sinceridad. No tenías por qué mimarme, a ninguna edad.

“Nah, tu siempre fuiste buena, madura para tu edad. Me alegro de que ahora estés empezando a relajarte y divirtiéndote.”Sonrió a Alice, quien le devolvió la sonrisa.

“Tengo grandes amigos.”Admití.

“Muy bien chica. Pongámonos en marcha. Ya sabes lo concurrido que está el aeropuerto durante las vacaciones.”Se detuvo en el marco de la puerta, bebiendo su último sorbo de café.

Aunque todavía llevaba puesta mi sudadera no tenía un aspecto horrible. Tampoco me importaba. Era demasiado temprano para preocuparse por eso.

El trayecto fue completamente silencioso, pero no incomodo. Siempre nos sentíamos cómodos de esa forma. No necesitábamos hablar demasiado.

Mientras esperábamos a que llamasen a todos los pasajeros de su vuelo nos sentamos en la pequeña terminal. Compró otra taza de café, alegando que no quería dormirse en el viaje en coche de regreso a casa.

“Oye, Bella…”Dijo tranquilamente, bajando al mirada hacia sus manos.

“¿Qué pasa papá?”Le miré preocupada. La inquietud se cernió sobre mí.

“Tienes mi bendición.”

“Lo sé.”Me senté en una silla, preguntándome por qué había dicho eso.

“Tienes que seguir con esos amigos. Que te quieren y te cuidan de verdad. Estaba preocupado cuando viniste aquí sola, pero ahora veo que te las arreglaste bien.”Sonrió, aunque todavía parecía un poco triste.

“Sí, lo hice bien.”Admití, devolviéndole la sonrisa.

“También tienes que ser buena con ese chico. Te ama de la misma forma en que yo amo a tu madre.”No me miró cuando dijo eso. De ahí que estuviese tan triste. Él se veía a sí mismo en Edward.

Esas dos frases me calaron hasta la medula. Mi padre nunca dejó de amar a mi madre, estaba muy claro. Nunca lo superó. Edward me amaba completamente ¿tanto como yo le amaba a él? Yo no me parecía demasiado a mi madre, una de las principales diferencias es que no era tan voluble como ella. Si encontraba algo que me gustaba o me importaba me aferraba a ello. Me aferraba tanto como fuese posible. Quería quedarme con Edward tanto tiempo como pudiese. No quería perder ni un minuto preocupándome o teniendo miedo. Alice tenía razón. Uno nunca sabe lo que puede pasar mañana. Tienes que vivir el momento.

Finalmente llamaron a los pasajeros del vuelo a Seattle, sacándome de mis pensamientos. Charlie me abrazó con fuerza y me besó la frente.”Pórtate bien, muchacha.”

“Lo mismo digo, papá. Que tengas un buen vuelo.”Miraba a mi padre con nuevos ojos. Era un hombre maduro y compresivo, y Renée una tonta por haberlo dejado marchar. Se merecía ser completamente feliz y esperaba que algún día lo fuese.

No conseguía conducir lo suficientemente rápido. Sabia que serian las siete cuando llegase. Jasper se habría marchado para entonces. Pobre. Él pasaba la mayoría de los días, atrapado en cada tienda que Alice pudiese soñar.

Di gracias porque las puertas que daban a los dormitorios ya estuviesen abiertas. Llamé a la suya, golpeándola. Mi corazón trataba de salirse de mi pecho, podía oír el ruido de la sangre corriendo por mis venas. Necesitaba verle y tenía que verle ahora.

Edward abrió la puerta, atontado y sin camisa. Ni siquiera llevaba las gafas puestas, por lo que supe que le había despertado. No le di importancia. Él, nosotros, podríamos dormir mas tarde. Rodeé su cuello con firmeza y comencé a asaltar sus cálidos labios.

Gimió contra mi boca, besándome con avidez. No vaciló en rodearme el cuerpo con sus brazos. Le di una patada a la puerta para cerrarla, sin apartarme de sus labios. Él me apretó contra la puerta, su mano buscó la cerradura. La cerró con un fuerte click.

Nos echamos hacia atrás, jadeando con fuerza. Tenía la piel cálida por el repentino contacto y yo también estaba demasiado caliente.

“Edward, te necesito ya.”Le supliqué.

Con un suave gruñido deslizó las manos por la parte de atrás de mis piernas. Sujetó mis muslos y me levantó. Mis piernas rodearon su esbelta cintura automáticamente, cerrándose por los tobillos. Chocamos una y otra vez, nuestras bocas luchaban por dominarse la una a la otra mientras él me apretaba más fuerte contra la puerta. Ninguno quería rendirse, ni parar. Enredé las manos en su desordenado cabello, atrayéndolo más a mí.

“He estado pensando en ti toda la noche.”Susurró contra mi boca.

“¿Sobre mi?”Le besé el cuello, dejando que mis labios se detuvieran en cada zona.

“Odio cada segundo que paso lejos de ti. Las únicas veces en que me siento completo es cuando estoy contigo. Eres mi otra mitad, Isabella.”

Mis labios nunca ralentizaron su ataque mientas hablaba. Echó al cabeza hacia atrás, lo que me dio un mejor acceso a su suave piel. Rocé la barba con los labios, pero me gustó la sensación áspera.

Finalmente, avancé por su cara, poniendo antes un suave beso en su barbilla, mordisqueándole la carne con cuidado. Dijo algo entre dientes, respirando profundamente.

Edward Cullen

“Dios, eres increíble.”Susurré, disfrutando de la sensación de sus labios por toda mi piel.

Me sorprendió mucho esta mañana. Casi le lanzo algo a la puerta cuando escuché que la estaban golpeando, pero me alegré enormemente de no hacerlo. Cuando literalmente me atacó algo se encendió dentro de mí. La frustración y el deseo que había estado reprimiendo estos días salieron a la luz.

Nunca se me pasó por la cabeza que pudiese ser otra persona. Lo supe por sus labios. Conocía a la perfección cada centímetro de su carne. La forma increíblemente perfecta que su cuerpo se amoldaba al mío. Como se calentaba nada más tocarla.

De algún modo conseguí quitarle la camiseta, tirándola al suelo. Bajé la boca hasta su pecho perfecto, besando cada pulgada disponible. Clavó sus uñas en mi piel, los arañazos me picaron cuando hicieron contacto con el aire fresco.

La llevé hasta mi cama, nos tumbamos. Seguía rodeando fuertemente mi cintura con las piernas, sujetándome contra ella. Con cuidado las aparté mientras bajaba besando su estomago. Le quité los pantalones con facilidad, tirándolos al suelo. La libré de sus bragas con los dientes y gimió al verlo, levantando las caderas para mí.”Dime qué quieres que te haga Bella. Haré lo que sea para hacerte feliz.”

“Te necesito dentro de mí. Por favor.”La desesperación era evidente en su voz. Se inclinó y me bajó los pantalones de mi pijama. Me los quité a la vez que me tumbaba sobre ella.”También quiero sentirte completamente.”

Bajé los labios hasta los suyos, besando con pasión todo lo que podía encontrar de su cuerpo. Me adentré levemente en su húmeda entrada, esperando el momento adecuado, pero Bella estaba impaciente. Levantó las caderas, haciendo que me deslizase profundamente dentro de ella.

“¿Ya me sientes completamente?”Pregunté, embistiéndola con más fuerza.

“Sí…”Casi gritó. Era un sonido muy sexy. Quería escucharlo una y otra vez.

Sujeté una de sus piernas por detrás de la rodilla y la puse sobre mi hombro. Ella literalmente chilló cuando la llené tan profundamente como era posible, pero mientras me movía emitía sonidos más roncos, más fuertes.

No estaba siendo amable, o dulce. Debería haberlo sido. Ella era tan sensible, pero el sonido de su cuerpo chocando contra el mío y cada gemido me enloquecía. Todo lo que quería era hacerlo más fuerte. No me importaba que estuviésemos en medio de los dormitorios a las siete de la mañana. Por lo menos la mayoría de la gente se había marchado por las fiestas.

Puse la otra pierna en mi hombro, sujetándola por las caderas para poder alcanzar un ritmo aun más rápido.

“Edward… por favor no pares… no te detengas… por favor…”Me suplicó, como si yo me hubiese planteado siquiera parar.

Chilló mientras terminaba, su diminuto puño se enredó en mi cabello, tirando de las raíces. Eso fue lo que necesité para acabar. Me desplomé sobre ella, sin aliento y sudoroso. Ambos estábamos palpitantes y jadeando. Bella apretó sus labios contra mi frente.”¿Qué te trajo por aquí?”

“Me di cuenta de que no quería pasar otro minuto del día en otro sitio más que en tus brazos.”Susurró suavemente.

Toda su energía parecía haber desaparecido y ahora sonaba muy cansada mientras hablaba. Me aparté a un lado y la puse sobre mí. Ella colocó el edredón sobre nosotros, se meneó contra mí tratando de encontrar una posición más cómoda.

No tardamos ni cinco minutos en dormirnos.

No podría más contento porque tuviese el sueño profundo. Me desperté nada más oír que el pestillo de la puerta se abría. Me aseguré de tapar el pecho y la espalda de Bella. Sabía que se avergonzaría si se enteraba de que Jasper la veía desnuda.

“¡Oh! Hey… lo siento.”Susurró, no queriendo despertar a Bella.

“Lo siento, no sabía que iba a venir si no te lo hubiese dicho.”

“No pasa nada. Volveré con Alice o iré a la biblioteca. Disfruta de la tarde.”Dijo muy rápido, cerrando la puerta tras él.

Reí entre dientes con suavidad, sintiendo pena por mi amigo. Creo que fue una forma de devolvérsela por haber oído todo aquello aquel día. Aunque por lo menos yo no tuve que verlo.

Mi risa despertó a Bella. Se movió y se desperezó, la espalda debía de dolerle.”¿Qué pasa?”

“Nada, mi amor. Tengo hambre. ¿Por qué no volvemos a tu habitación y comemos lo que sobró de la maravillosa comida de ayer?”Le pregunté suavemente, acariciando su cabello. De esa forma podríamos comer y dejar que Jasper volviese al dormitorio. Estaba seguro de que tenía algo que hacer o se habría quedado con Alice.

“Suena bien.”Bostezó.

“Bella, una cosa antes de irnos…”Dejé que mi voz disminuyese, queriendo escuchar su pregunta.

“¿Qué?”Preguntó dulcemente, el sueño todavía era evidente en su voz.

“Te amo, no lo olvides nunca.”



Capítulo 18: Capitulo 18 Capítulo 20: Capitulo 20

 
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