Pov Gianna.
Me quede mirando la ventana por la cual se había ido Alec.
Estaba asustada, y no hablaba por mi, sino por Alec. Tenía miedo a como reaccionaría su hermana Jane. Pero el me había dicho que no me preocupase, ¿no? intentaría hacerle caso, pero sería difícil, aunque pensándolo bien el sabía como manejar a su hermana.
- Estate tranquila - dije a través de un suspiro
- ¿Por que tienes que estar tranquila cielo?
Una voz cantarina hizo aparición en mi cuarto. Guié mi mirada hacia esa voz y me encontré con ese rostro lleno de dulzura.
- Renata - la dije mientras me levantaba y la abrazaba.
Su piel estaba fría como el hielo, como cualquier vampiro, pero este contacto helado era diferente. Tierno. Levante la vista y pude comprobar como sus cabellos oscuros como la noche caían en cascada por su dulce rostro. Ella apenas tendría dieciocho años. Era alta, con definidas curvas, su rostro era definitivamente hermoso, lleno de sensualidad y a la vez de ternura. Unos profundos ojos color carmesí, nariz perfecta como la de un ángel, labios carnosos... ¿que podría decir de ella? simplemente hermosa; algo que yo no era.
- ¿Como estas?
- Bien, pero...
- El pero lo pongo yo - dijo esta con una sonrisa - ¿estuvo aquí Alec?
- Eh si, pero...
- ¿Que te dije? Que el pero lo pongo yo. Pero... ¿por que ? - me preguntó mientras me sacaba la lengua
- ¿ Me vas a interrumpir de nuevo? - dije mientras me cruzaba de brazos
- Soy una santa - y dicho esto alzó uno de sus dedos por encima de su cabeza y dibujo una aureola.
- Eso espero - dije mientras me sentaba - bueno si el estuvo aquí, toda la noche...
- Con razón... - dijo esta mientras se acariciaba la barbilla
- Renata
- Perdón
- Como iba diciendo el estuvo aqui toda la noche; y si te preguntas el por que yo te lo diré. Ayer cuando salí del castillo intentaron abusar de mi, no llegaron a nada, el chico ese aún esta vivo.
- ¿Como puede estar ese desgraciado vivo? - dijo Renata llena de furia
- Por mi Renata. Alec me seguía y vio lo que pasaba y me salvó, el estaba apunto de matarlo.... pero yo le detuve. Si Aro se enterase de eso a saber lo que pasaría. No se puede matar en Volterra. Y bueno una cosa llevo a la otra y me acompaño a casa ya que tenía miedo a que me pasara algo.
- O sea que tu y Alec... - empezó a decir Renata mientras juntaba sus dedos índices y entre ellos se daban pequeños golpecitos
- No - dije tajante - el es mi otra mitad. Nos dimos cuenta de que somos algo más que hermanos. Le quiero con toda mi alma, siento que es mi otra mitad, y el siente lo mismo por mi, ¿entiendes?
- Creo que si; pero no quiero pensar lo que pasara cuando se entere Jane; ella es muy celosa.
- Ya lo sé, pero Alec dijo que no me preocupase; y confío en el.
- Bueno en mi también puedes confiar, no te pasará nada.
- Gracias
- De nada cielo
- Bueno... ¿y para que has venido?
- ¿Es que no puedo? - dijo ''ofendida''
- Claro que puedes, siempre que quieras, pero me extraña tu presencia.
- Te entiendo, pero más que nada vengo porque tenemos una charla pendiente; ¿no es así? Además este es un sitio seguro para hablar
- Yo tambien lo creo, y te refieres al tema de Sulpicia y Athenadora, ¿no?
- Si. Veras por lo que tengo entendido Sulpicia no te aguanta. Se siente decepcionada con Aro por tratarte como una hija... ella eso lo ve mal y se muere de celos. Siente como si tu algún día aspirases a algo más que una simple vampira, siente que serías poderosa y eso ella lo teme.
- ¿Por que?
- Porque ella esta en el poder, pero si Aro te tiene tanta estima es posible que cuando te conviertas seas algo más que la guardia, ¿entiendes?
- Eh...¿quieres decir que yo pasare a ser su esposa? - dije levantando una ceja
- No, escuchame bien.El ahora te quiere como una hija y es posible que te ceda todo el poder a ti, ya sabes como las herencias
Me quede en shock al escuchar las palabras de Renata.
- ¿Eso puede ser verdad? - dije confusa - ¿eso puede suceder?
- No lo se, pero son opiniones.
- ¿Y la esposa de Cayo?
- Ella solo te ve como una simple humana, ni te odia ni te quiere, no cree las suposiciones de Sulpicia; pero recuerda ellas son grandes amigas; entonces...
- No hará nada que pueda molestar a Sulpicia, ¿no?
- Cierto
- Tal vez me puedan atacar algún día - dije temerosa
- No lo creo, Aro no se lo perdonaría nunca; por mucha esposa que sea. Además no creo que se atrevan
- Eso espero...
Y en ese momento vino a mi la imagen de Félix
- Un momento - dije con una sonrisa - tambien tenemos otra charla pendiente; ¿no crees?
- Ahora mismo no se de lo que me hablas - dijo esta desviando la mirada
- Si lo sabes Renata.
- No lo se
- Si
- No
- Si y punto. ¿Me cuentas algo de Félix? - dije mientras apoyaba mi cabeza en su regazo
- No hay nada que contar
- Claro que lo hay, por favor Renata - y dicho esto le hice un puchero
- ¿Sabías que siempre consigues lo que quieres?
Ojala ella tuviese razón.
- En este caso si - dije mientras intentaba sacar una sonrisa
- Es que Gianna no hay nada que contar - dijo esta apenada
- Renata; ¿que sientes por Félix?
- Gianna, ¿que sientes tu por Demetri?
Y con esa pregunta me contesto.
- Lo mio con Demetri es distinto; yo ya me di por vencida. No quiero saber nada más de el; se terminó. El...
- ¿Que? - pregunto mientras me acariciaba el pelo
- El lo sabe. Sabe mis sentimientos hacia el, y sin embargo mira lo que me hace. O sea que realmente no estamos en la misma situación. Felix es posible que no sepa tus sentimientos; ¿o si?
- No, no los sabe...
- Entones, ¿por que esperar?
- Tengo miedo Gianna.
- Renata tienes que arriesgarte; es posible que el sienta lo mismo por ti
- Yo tambien puedo decir lo mismo referente a ti
- No lo creo. Si el sintiese algo no me haría esto. En cambio Félix contigo se porta ¿bien?
- Si, se porta bien, pero el también es muy mujeriego; igual que Demetri
- Tal para cual - dije resignada
- Ya, pero bueno. Yo creo que no podemos hacer nada.
Nos quedamos calladas durante unos instantes, cada una pensando en lo suyo.
- Bueno es hora de irnos - dijo esta mientras se levantaba
- Yo creo que si, ¿me esperas?
- Claro, iré contigo ahora más que nada necesitas protección
- ¿Y eso?
- Hablo por lo del chico ese; es que vamos si le pillase...
- Oh, de acuerdo. Espera aqui me doy una ducha rapida y me cambio.
- De acuerdo.
Entre a la ducha y enseguida pude notar como mis músculos se relajaban ante la presencia del agua caliente. No quise tardar mucho ya que Renata estaba esperandome. Apenas tardé cinco minutos cuando salí esta se encontraba leyendo un libro.
- Voy a cambiarme - dije mientras me acercaba al armario - aunque no sé lo que ponerme - dije haciendo una mueca
- Yo si - dijo esta mientras posaba el libro en la mesilla y se acercaba a mi.
- ¿Que?
- Esto
Y del armario sacó un vestido verde esmeralda. Era corto y bastante ceñido al cuerpo. Con un gran escote. Era de tirantes.
- Renata... - dije mientras miraba el vestido
- Te quedara bien tonta. Hace juego con tus ojos
- Pero...
- Te dije antes que nada de peros, así que...
Y en medio minuto me vi reflejada en el espejo. Llevaba el vestido puesto, con unos altisimos tacones de terciopelo negros; mi cabello estaba rizado y este caía en cascada hasta mi espalda. Tambien me di cuenta de que estaba maquillada, era un maquillaje suave que daba una apariencia dulce.
- ¿Debería decir gracias?
- De nada - y las dos nos empezamos a reír - venga vamos que se nos hace tarde.
Y de mi habitación salimos directas al exterior. Un nuevo día nos esperaba, ¿para bien o para mal? . Nunca se sabe
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