DISCLAIMER: Los personajes le pertenecen a la grandiosa Stephenie Meyer... la admiro tanto!... okz okz... yo solo plasmo las ocurrencias de mi mente y juego con sus personajes.
BELLS POV
-¡Bellita! ¡Bellita!- la voz de Alice fue la primera que escuché después de estar no sé cuánto tiempo sumergida en los brazos de Edward. Me encontraba como en las nubes… Como si fuera poco… ¡ME VOY A CASAR! Y con el hombre más perfecto que he conocido en mi vida… MI hombre perfecto… con todo y sus defectos, es MI HOMBRE PERFECTO.
Me separé un poco de Edward para limpiar mis lágrimas, para luego verlo a él. Tenía un extraordinario brillo en los ojos. Pero de pronto mi vista quedó acaparada por la cara de mi amiga la duende. Me vi alejada de los brazos de mi ahora prometido en cuestión de segundos y si no se hubiese tratado de mi amiga, estoy segura de que hubiera golpeado al que me separó de mi novio.
-¡Amiga! No sabes qué feliz estoy por ti. Aunque, ¿sabes qué? Ya lo sabía. Siempre lo supe. Ustedes se casarían apenas volvieran de Australia. ¡Lo sabía!- Alice no paraba de saltar y ya me estaba aturdiendo- Hay tanto qué hacer. El vestido, el catering, la recepción, la decoración, el maquillaje… Pero, no te preocupes. Déjalo todo en mis manos.- ay, aquí viene la parte difícil… tengo que detenerla- Vas a ver cómo todo está listo en menos de lo que canta el gallo. Mañana mismo…
-Alice, para.- respiré hondo y miré a mi alrededor.
Como me imaginé, mi madre y Esme estaban sumergidas en su llanto de emoción cada una rodeada por sus esposos y los cuatro me miraban con una sonrisa en la cara. Luego, estaban mis demás amigos. Rose me miraba con diversión y también un poco de compasión por lo que Alice me haría pasar si no la controlaba. Emmett tenía la mirada perdida como si se estuviera haciendo la idea de casarse, ya que de pronto se estremeció y le dirigió una mirada media extraña a Edward. Jasper tenía una mirada seria, como si tomara todo con responsabilidad y asentía mirando a Edward también; pero obviamente no de igual manera que el grandulón. Nessie y Jake estaban abrazados; él detrás de ella y también me observaban. Mi amigo tenía los ojos brillosos y en ese momento besó a su novia en la mejilla. Ness estaba emocionada y tenía lágrimas en los ojos, que no dejaba salir.
Y finalmente, Edward. Él miraba a Alice, pero de pronto, como si sintiera mis ojos sobre los suyos, su vista se dirigió a mí. Y supe lo que él estaba pensando en este momento. Lo supe porque yo también lo estaba pensando y de alguna manera algo en mi interior me decía que él también tenía eso en su mente al mismo tiempo que yo. Siempre soñé con esto cuando llegara el momento de dar el paso del matrimonio, y al ver que él también quería lo mismo, me dio más motivación para detener a Alice, así que dirigí mis ojos hacia ella y hablé.
-Alice… muchas gracias por compartir esta alegría conmigo. Sabes que tanto tú como todos los presentes aquí son muy importantes para mí. En este momento, bien podría estallar de felicidad… tengo tantas cosas en la cabeza que quiero decir…- tomé sus manos, pero hablé mirando a todos- Yo siempre soñé con casarme con Edward. Hasta hace varios años, pensé que ese deseo quedaría guardado en mi mente, pero todo cambió una tarde, y a partir de ese momento viví con la ilusión de que ese momento llegara. Y ahora que ese día tan especial ya es una realidad, quiero que sea tan especial para mí y también para Edward. Es por eso que… Alice, agradezco la ayuda que me ofreces, y puedes estar segura que todo lo que enumeraste está en mi cabeza, pero quisiera que Edward y yo nos encarguemos de eso. Quiero que él también tome las decisiones, que me acompañe en la selección de todo lo que implique los preparativos… quiero que lo hagamos juntos, como estaremos por lo que nos queda de vida y aún más allá de la muerte, y que eso quede sellado cuando nos casemos en la presencia de Dios.- cuando me fijé, Alice tenía la mirada perdida, pensativa, así que apreté más sus manos para que me mirara. Quería saber lo que estaba pensando o al menos cómo se sentía después de lo que dije. No quería hacerle daño, pero yo realmente quería hacerlo todo con Edward y sabía que él quería lo mismo.- Alice… espero que puedas entenderme. Lo último que quiero es last…
-No digas más. Entiendo tu posición… y pues, creo que yo también desearía lo mismo si estuviera en tu lugar.- ella me miraba con emoción y alegría, tanto que casi, casi, reflejaba lo que yo estaba sintiendo- y, Bella, tú nunca, nunca me lastimarías, lo sé. Será todo como tú quieres, y claro, como mi hermano quiere… como ustedes soñaron...- de pronto, su expresión cambió- pero… lo referente al vestido, no lo podrás hacer con él. Sabes que el novio no puede saber nada del vestido hasta que el gran día llegue, así que eso está fuera de discusión. Claro que tú lo escogerás y todo, pero dejarás que tus queridísimas amigas te acompañen, ¿verdad?- dirigí mi mirada hacia mis dos amigas. Ambas me miraban con ilusión, por lo que me vi aún más motivada a contestar.
-Claro que sí. Ustedes me ayudarán a encontrar el vestido perfecto para mí. Ya verán que la pasaremos de lo mejor.- de un momento a otro, me vi rodeada de Rose y Nessie, que ya empezaban a lorear con Alice acerca de las tiendas a las que iríamos y los diseñadores que más iban con mi estilo. Me alejé de ellas. En este momento solo quería escuchar la voz de alguien, así que hacia donde él estaba me dirigí; pero, antes de dar 3 pasos, sentí sus brazos, por fin, a mi alrededor.
-Gracias. Yo también tengo la ilusión de realizar los preparativos contigo. Siempre juntos.- sonreí ante sus palabras.
-¿Edward Cullen ilusionado por los preparativos? No me lo creo. Tal parece que los genes de Alice por fin afloran en tu ser.- bajó sus labios a mi cuello y pude sentir su sonrisa sobre mi piel, que cada vez ardía con más intensidad.
-Es que tú sacas lo mejor de mí. Es inevitable.- solté un suspiro de felicidad. Y me giré.
-No sabes cuánto te amo, Edward Anthony.- pasé lentamente mis manos alrededor de su cuello y acerqué mis labios a los suyos. Después de un rato, sentimos la presencia de varías personas muy cerca a nosotros.
-Chicos… sé que en este momento están explotando de alegría, pero… ¿no pueden si quiera dar un abrazo a sus madres? ¿ellas que los concibieron y cuidaron de ustedes con tanto amor? ¿ellas que en este momento están conteniéndose como no saben de no abalanzarse contra ustedes y quitarles el aire con el fuerte abrazo que les quieren dar?- sin soltarnos, Edward y yo volteamos hacia nuestras queridísimas mamás. La que había hablado era Esme, ya que a Reneé no le saldría ni una palabra bien dicha por el llanto. Sonreí tiernamente viendo la imagen delante de nosotros y sin esperar más, me solté de Edward y me dirigí hacia ambas mujeres. Y las apreté contra mí apenas llegué a su lado.
-Las quiero mucho. Las dos son las mejores madres que pueden existir… - sentí cómo ellas negaban con la cabeza- lo son para mí. Las mejores.
Y así fue pasando el tiempo entre felicitaciones y más felicitaciones, hasta que llegó el momento de despedirse. Tenía muchas ganas de quedarme y pasar la noche con Edward, pero no creía que Charlie lo aceptara. Además, lo que no quería hacer con Edward junto a mí en una cama no era precisamente dormir. Menos esta noche. Esta noche que él convirtió en una de las más importantes de toda mi vida.
Los primeros en irse fueron Nessie y Jake. Ambos habían rentado un pequeño departamento recientemente y aún no habían terminado de instalarse, por lo que a la mañana siguiente tendrían mucho que hacer. Los siguientes fueron Rose y Emmett. Ellos aún no habían decidido vivir juntos, pero debido a que los padres de Emmett estaban de viaje, Rose se quedaría con él en su casa. Jasper fue el que siguió. Se despidió cariñosamente de Alice y se retiró prometiendo que al día siguiente tendrían que jugar una partida de X-box, ya que, por muy extraño que parezca, había extrañado mucho esos juegos contra Emmett.
El momento de despedirme llegaba y yo aún no me había convencido de que lo mejor sería que tanto Edward como yo durmiéramos en nuestras respectivas casas. Esa idea se alejó de mi mente aún más cuando Charlie dijo las palabras.
-Bueno, llegó el momento de partir, familia.- abracé con más fuerza a Edward. No lo había soltado después de haber abrazado a Esme y a Reneé- Cariño, Bella, nuestro hogar espera.- nos dijo con una sonrisa pintada en sus labios. Cuando me miró, vi algo extraño en sus ojos, pero me imaginé que fue por cómo estaba enganchada a Edward.
-Charlie, ¿Qué te parece si los llevo? Esme quería comprar algo que olvidó del supermercado, ¿verdad, cielo?- habló Carlise.
-Así es. Sé que es un poco tarde, pero no tengo ganas de despertar mañana y dirigirme a comprar enseguida, así que mejor lo hago ahora.- en ese momento, Alice se acercó a su madre y se colocó a su costado. Esme la miró divertida y continuó hablando- De hecho, Alice me acompañará también, así que… Edward, hijo, ¿por qué no vienes con nosotros? Así no te quedas solo en casa y despides a Bella en su umbral - y con un brillo en los ojos, agregó- ¿No sonó eso de lo más romántico?
-Por supuesto, iré con ustedes.- dijo Edward apretándome más contra él. Al menos, yo no era la única que no se quería separar del otro.- Mientras más tiempo tenga antes de despedirme de ti, lo que sea- susurró en mi oído, lo cual causó que casi me fundiera en él por la ansiedad que tenía de no alejarme de él.
Así fue como todos nos embarcamos en la Van de Carlisle. Edward me sorprendió al cogerme en brazos y sentarme en su regazo. Nadie dijo nada al respecto, así que me acurruqué en su pecho disfrutando los últimos minutos que me quedaba junto a él. Sé que puede parece algo melodramático puesto que al día siguiente nos veríamos, pero después de vivir 4 años juntos, era difícil separarnos.
De pronto, el auto se detuvo. Y supe que el momento había llegado. Sin mirar a Edward, salí del vehículo cuando mi padre abrió la puerta. Apenas mis pies tocaron el suelo, no pude moverme.
¡Vamos, Bella! Solo serán unas horas…. Horas en las que dormirás y ni cuenta te darás que él estuvo en otra cama.
Bueno, en todo caso, si no lograba dormir, podía tomar una pastilla. Tal vez…
-¿Dónde estamos?- esa fue la voz de Edward. ¿Pero qué pregunta era esa? Era obvio que estábamos en mi c…
Esta no es mi casa, me di cuenta cuando vi alrededor. Era un lugar en el que nunca había estado.
-¿Qué es este lugar?- todos nos miraban con una sonrisa, pero nadie decía nada, y ya me estaba desesperando.
-¿Ninguno de ustedes hablará? Bueno, yo sí.- intervino Alice, quien se posicionó justo al centro de todos los presentes y continuó- Bienvenidos a su nuevo hogar.- dijo muy alegre.
¿Qué?
-Pensamos que era totalmente ilógico que ustedes tengan que vivir separados cuando han pasado tantos años conviviendo en una casa. Y viendo que no recibimos ninguna queja de la universidad y al confirmar hoy que a ninguno de los dos les gustaba la idea de vivir en la casa de sus padres, decidimos que debíamos darles su espacio.- explicó mi madre.
-Así que, juntamos unos ahorros y compramos una pequeña casa para ustedes. Al menos para que vivan mientras ustedes se consiguen una que les guste más y puedan vivir una vez casados… como una familia.- continuó Esme.
-Mamá, Reneé y yo la decoramos y la arreglamos para ustedes. Esperamos que les guste. Es un regalo de todos para ustedes.- terminó Alice.
No sabía qué decir. Me había quedado sin palabras. Lo único que pude lograr fue ver a Edward, que miraba no sé a quién emocionado, pero luego me miró a mí, y desde ese momento nuestras vistas no se despegaron. No sé cuánto tiempo pasó, pero nuestra burbuja se rompió cuando habló Alice.
-Uhm, ¿se van a quedar ahí mirándose o nos acompañarán a mostrarles la casa? Aunque, si así lo prefieren, lo dejamos para mañana, y hoy pueden quedarse cada uno en casa de sus padres. Además, no es más que una noche, ¿verdad?
-No.- dijimos al unísono Edward y yo.
-No nos dimos cuenta… muéstrennos la casa.- solo atiné a decir eso, pero Edward me ayudó.
-Y muchas gracias, en verdad. No saben cómo me siento en estos momentos.
-Créeme, yo sí lo sé. Ansié una casa o un cuarto rentado cuando Reneé me dijo que estaba embarazada. Fue horrible dormir separado de ella una semana entera a partir de ese momento. Cuando nos mudamos, me sentí en el cielo.- habló Charlie.
-Y yo también te comprendo, hijo. Sucedió cuando Esme y yo, por primera vez, habíamos…- Esme le dio un codazo no tan disimulado a su esposo, interrumpiéndolo, y nos sonrió a los demás.
-Bueno, entonces, sin más qué decir, ingresemos.- finalizó mi suegra, jalando a su esposo y dejándonos a todos con una idea de lo que este iba a decir antes de que ella lo cortara.
Mas, los seguimos en silencio. Yo estaba ansiosa por conocer el interior de la bonita casa que tenía al frente mío. No me lo creía. Regalarme una casa, bueno, regalarnos… es lo mismo. Pero no me lo esperé. Ya me había hecho a la idea de dormir en mi cama de siempre hasta poder ahorrar un dinero para comprar un departamento o rentarlo, y así poder vivir con Edward. Solo él y yo. Pero ahora eso ya no era necesario.
La casa era pequeña, pero hermosa. Tenía un toque que la hacía brillar incluso en la oscuridad de la noche.
Esme abrió la puerta y todos entraron rápidamente, dejándonos a mí y a Edward al último.
Mis rodillas empezaban a temblar de la emoción, y Edward lo notó, ya que me rodeó los hombros y prácticamente me llevó arrastrando hacia el interior de nuestra casa.
Aw. Qué lindo sonaba eso: “nuestra casa”.
Subimos las gradas y por fin entramos.
Era simplemente perfecta (N/A: El modelo de la casa, junto con un pequeño plano en 3D está al final de la página, para que se hagan una idea general de cómo es). No como la casa que tenía en mi mente, con dormitorios para mis hijos, un amplio jardín en la parte trasera, doble planta, un balcón para el dormitorio principal que daría al frente, y muchas cosas más. Pero eso sería más adelante, me dije.
Para ser nuestra primera casa, no podía pedir más. Estaba muy bonita. Desde ya transmitía ese calor que sientes cuando llegas a tu hogar, dulce, hogar. La posición de las habitaciones era la adecuada, el diseño, la distribución de los dormitorios, todo me gustaba.
-¿Entonces, qué les parece?- preguntó Esme- Como dijo Alice, tuvimos que restaurarla, decorarla y todo ese trabajo, pero nos divertimos mucho haciéndolo. Tratamos que refleje sus gustos y esperamos que al menos se acerque a lo que ustedes desearían como su hogar.
-Es muy hermosa, mamá. Es más de lo que imaginé cuando llegó el momento de regresar a Forks. Bella y yo hablamos en una ocasión de poder comprar un apartamento o lo que sea en un futuro cercano, pero gracias a ustedes tenemos esta preciosa casa. Tanto a mí como a Bella nos gusta mucho, ¿no es así, amor? ¿amor?- Edward me zarandeó un poquitín, haciéndome volver a la realidad. Mi mente estaba abarrotada de imágenes de cómo sería nuestra vida en nuestra casa, por lo que no me di cuenta que el que había hablado era Edward, y eso sí que era para sorprender, y que me estaba hablando a mí.
-Disculpen… es que… no tengo palabras. Es… me encanta. Es perfecta. Muchas gracias. Muchas, muchas gracias.- me solté de Edward por segunda vez en la noche y abracé a las 3 mujeres que tenía casi al frente de mí.
-Vamos, hijita, ya no llores más. Ya derramé muchas lágrimas hoy, y tú también. A ver, cambia esa carita.- mi mamá me separó un poco y tomó mi rostro en sus manos, y me limpió las lágrimas que ya no había podido contener- Dame una sonrisa, venga.- lo intenté, pero no sé qué me salió; aunque nadie dijo nada.- Bien, ahora, vengan que les mostraremos todo.
Así, dimos un pequeño paseo conociendo así todo lo que ocultaba la fachada de la morada y cuando me di cuenta, ya estábamos nuevamente en el living, donde esperaban mi padre y Carlisle sentados en los sofás. Fue en ese momento que caí en la cuenta que Charlie no había abierto la boca desde que llegamos. ¿Qué pensaría acerca de mi inminente mudanza?
Queriéndole dar una respuesta a esa pregunta, me acerqué a él, me senté en su regazo como siempre acostumbraba desde que era una niña y lo abracé fuerte, rodeando mis brazos en su cuello.
-¿Papá? Tú no has dicho nada sobre qué te parece la casa.- le dije dándole un beso en la mejilla.
-Bueno, esta bonita.- solo dijo eso y sin mirarme a los ojos. Así que lo cogí de una de sus mejillas y giré su rostro hacia mí.
-Suéltalo, papá. Sabes que no puedes engañarme. Y también sabes que tu opinión es muy importante para mí también. ¿Qué piensas?
-Bells, lo dije en serio. La casa es muy bonita… es solo que… es difícil alejarme de mi princesa. Después de tenerte tantos años bajo mi techo, me es difícil hacerme a la idea de que ahora tú tienes tu propia casa. Eres mi única hija, y si fue difícil para mí dejarte ir a estudiar tan lejos, ahora que ya estás de vuelta, tener que dejarte ir a vivir lejos de mí es aún peor.
-Pero, papá, solo vivimos a unos minutos…- traté de consolarlo.
-Lo sé, hija, pero no es igual… ahh, ya entenderás cuando tengas hijos. Pero como todo padre aprende con el tiempo, siempre llega el momento en que tenemos dejar ir a nuestros hijos, dejar que vuelen libres, hagan su vida, y creo que no pudiste encontrar mejor persona que Edward para hacerlo. Créeme que si hubiera sido otro, no te hubiera dejado ir, así te tuviese que esposar a la cabecera de tu cama para que nunca salgas. No en vano espanté a todos esos muchachos que de un momento a otro, tocaron la puerta para pedir permiso para salir contigo. Fue impresionante, en una semana se acercaron tantos chicos que comencé a preocuparme, pero Reneé me calmaba diciéndome de que era normal, ya que teníamos una hija muy hermosa.- sonreímos juntos ante eso último, pero aún así seguía sorprendida con eso que me había revelado. ¿Muchachos pidiendo permiso a Charlie para salir conmigo? Nunca me di cuenta, aunque tal vez estuvo claro, justo en mi delante, pero no presté atención, ya que desde el cambio que me dio Alice, mi cabeza solo estaba centrada en Edward y solo en Edward. Incluso cuando estaba en casa, esperaba y me imaginaba que él tocaba mi puerta y hacía justamente eso que Charlie dijo que aquellos muchachos, de los que nunca supe, hicieron.
-Bueno, hija, ya basta de escuchar a tu viejo. Sé que te dejo en buenas manos. Me lo ha demostrado todo este tiempo y puedo asegurar que incluso con los ojos vendados confiaría en la palabra de Edward. Será un buen esposo para ti.
-Gracias, papá.- solté en un hilo de voz.
-Ok, no volverás a ponerte lacrimógena. Creo que es hora de irnos. Tanto tú como mi yerno necesitan descansar por tan largo viaje, y todos aquí estamos sobrando. Ya vendremos mañana o ustedes irán a visitarnos. Ahora tienen que dormir.
¡Oh, sí! Dormir.
Sentí cómo se me calentaban las mejillas.
Charlie se dio cuenta y carraspeó para luego hacer un ademán de levantarse, por lo que me puse de pie y me coloqué justo al lado de Edward, quien me rodeó como siempre hacía cada vez que me colocaba a su costado.
Todos se fueron despidiendo, hasta que por fin nos quedamos solo Edward y yo.
-Por fin solos, futura señora Cullen.- me susurró con esa voz seductora que manejaba. Como acto instintivo, me mordí el labio inferior y cerré mis ojos- Quiero ser yo quien muerda esos dulces labios tuyos, besarlos, lamerlos… Mmm… ellos me gritan, me suplican que los atienda. Así que solo haré lo que me piden.
Y sin decir más, ni dándome tiempo para recuperarme del trance en el que me encontraba, me subió a sus hombros y subió corriendo las pequeñas escaleras.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Así, fueron pasando los días. Edward y yo gastábamos gran parte de nuestro tiempo en los preparativos. Nunca pensé que me divertiría tanto. Y más, junto a Edward. Habíamos decidido que nos casaríamos en 3 meses. No teníamos que esperar más tiempo. Es más, si por nosotros fuera, nos iríamos directo a Las Vegas y nos casaríamos al instante, pero sabíamos que a nuestras madres les daría un patatús, así que lo descartamos.
Visitamos varias recepciones, pero no encontrábamos el indicado. Hasta que por fin lo hallamos, pero en Seattle. No estaba tan, tan lejos, pero tendríamos que rentar un apartamento para quedarnos antes de la boda, ya que tendríamos que prepararnos y Alice no permitiría que lo hagamos apresuradamente, ya que todo saldría mal, según ella.
Ya casi todo estaba listo. Solo faltaba un pequeño, pequeñísimo detalle… el vestido. No había encontrado aquel perfecto para mí. Y cada vez que terminábamos un largo recorrido por infinidad de tienes aquí y allá, yo siempre me encontraba frustrada, Alice impaciente, Rose resignada, Nessie desilusionada y Esme y Reneé con la lengua afuera del cansancio, en sentido figurado, claro.
Ya faltaban solo 2 semanas para la boda y ya había perdido la cuenta de las veces que habíamos salido en busca del dichoso vestido. Me encontraba con las chicas como siempre, aunque desde hace unas semanas, Esme y Reneé habían decidido usar zapatillas en vez de tacones. Ya habíamos entrado a 8 tiendas en lo que llevaba del día y aún no encontraba algún vestido que si quiera llamara mi atención un poquito.
-Bells, no es que quiera presionarte ni nada, pero ya estamos prácticamente a puertas de tu boda y aún no eliges tu vestido. Tienes que decidirte ya.- me dijo Alice, que ya se estaba desesperando y eso no me ayudaba nadita.
-Lo sé, Alice, pero no hay nada que me guste, ni siquiera un poquitín. Y ya no sé qué hacer. Me estoy angustiando, siento que me estoy estresando y mi cabeza duele como los mil demonios. Hasta estoy empezando a sentir que el mundo da vueltas. Creo que necesito un poco de agua, por favor.- Reneé se dirigió corriendo a una máquina expendedora y compró una botella de agua mineral, y me la dio. Casi me la acabé toda. Sí que tenía sed.
-¿Te sientes mejor, cariño?- me preguntó mi cariñosa madre.
-Sí, no se preocupen. Solo fue… la impotencia de no hallar el bendito vestido. Y es que no sé qué voy a hacer. Edward ya tienes su traje, al igual que los demás chicos, incluso mi padre. Y ustedes ya tienen sus vestidos. Mientras que yo, aún nada. Supongo que saldré envuelta en un mantel blanco.
-Vamos, Bells, no te rindas. Sé que lo encontraremos. Ahora, arriba, tenemos que continuar.- me alentó Rose, y tiró de mí para entrar a la siguiente tienda, que ya no sabía cuál era.
-¿A dónde iremos ahora?- pregunté a nadie en particular.
Nadie dijo nada. Al parecer todas estaban pensando.
De pronto, se escuchó un carraspeo. Nessie. Nos giramos a verla.
-Uhm, sé de una tienda que está cerca de aquí. Es algo nueva, pero ha ido ganando un poco de fama por los diseños de sus vestidos… de novia. De hecho, hace un tiempo abrieron una página web con un catálogo online, donde puedes ver los modelos. Yo me enamoré de varios, pero eso fue hace 3 o 4 meses. Podemos ir y echar un vistazo. ¿Qué dicen?
No perdía nada, al fin y al cabo.
-Está bien, vamos. Tú solo dinos dónde.
Nos embarcamos en los autos y nos dirigimos a la tienda de Nessie.
Pues sí que tenían mucha clientela. Tuvimos que esperar un momento para que una dependienta nos pueda atender. Mientras tanto, miraba cómo varias mujeres modelaban diseños lindos de vestidos de novia. No estaban mal, pero no eran lo que buscaba. Ya me estaba desanimando, cuando llegó una señorita y nos pidió que pasemos para que nos pueda atender.
Le explicamos que me iba a casar y que por más que habíamos buscado el vestido adecuado, no lo encontrábamos y no estábamos lejos del gran día. Me mostró varios diseños, pero ninguno me robaba la respiración, ni me hacía suspirar, como me había imaginado me sentiría cuando encontrara el vestido indicado. Pero, en fin, me estaba resignando y ya estaba pensando en escoger uno que, a mi parecer, no estaba feo pero tampoco era Wow! Hermoso. Le iba a decir a la dependienta que llevaría ese, cuando una muy elegante mujer entró por las puertas corredizas de la tienda. Todas las dependientas irguieron sus espaldas y la saludaron muy educadamente.
Llevábamos tantas horas en la tienda que éramos las únicas que quedábamos ahí, así que la mirada de la mujer se dirigió a nosotras.
-Buenas tardes, señoras, soy la dueña de la tienda. ¿Está todo en orden?
-Sí, muchas gracias.- respondimos todas. Pero la mujer me estaba mirando fijamente.
-¿Usted es la novia?- me preguntó. Solo asentí.- ¿y ya encontró el que llevará?
-Uhm, sí. Se lo estaba diciendo a la dependienta.- le respondí con voz monótona.
-Eh… ¿me permite ver el modelo?- asentí encogiendo los hombros. La dependienta se lo tendió y ella lo observó con atención. Luego, me miró por enésima vez y me dijo- Creo que este no es el adecuado para usted, señorita…
-Swan. Soy Isabella Swan.- al decir mi nombre, vi cómo la señora me veía con sorpresa.
-¡Oh! Usted es la que se casará con Edward Cullen.- me dijo sonriendo. ¿Cómo es que esta mujer conocía a MI novio?
-¿Usted lo conoce?- inquirí lo más calmada posible.
-Oh, bueno, no exactamente.- todas la miramos interrogantes, por lo que continuó- Mi esposo había empezado a sufrir extraños ataques respiratorios, así que acudimos a varias clínicas, pero una amistad que tengo en Forks me afirmó que el doctor Cullen que trabajaba en el centro médico del lugar era un excelente sanador. Como no habíamos tenido éxito en los hospitales a los que habíamos ido, decidimos visitar el hospital de Forks. Así que, conocimos al doctor, quien fue muy amable, revisó a mi esposo y ahora él está en una terapia que ha traído muy buenos resultados. Debido a la frecuencia con la que acudíamos a su consultorio, nos hicimos prácticamente amigos. Incluso hemos planeado cenar en parejas. Uhm… a ver, una de ustedes debe ser Esme.- en ese momento comenzó a observarnos a todas hasta que dio con la mencionada- Sí, usted es la señora Cullen, estoy segura. Debo decir que su esposo la describe muy bien… Mmm… tú debes ser Alice-le dijo a mi amiga, quien asintió sonriendo- Bueno, pero qué pequeño es el mundo. Es un placer tenerlas aquí en mi tienda. Pero bueno, vayamos al tema central: tu vestido, Isabella.
-Solo Bella, por favor.
-Bueno, Bella, perdona querida pero tengo que decirte que el vestido que has escogido no es el que te convierte en la novia perfecta y más hermosa del mundo. Además, no es por nada, pero tus ojos me confirman que tengo razón. Definitivamente, este no es tu vestido. Así que, manos a la obra.- empezó a dirigirse a sus empleadas, pero antes de que alguna se moviera, me puse de pie y le hablé.
-Disculpe, agradezco su ofrecimiento, pero creo que tengo que decirle que estamos aquí desde hace casi 3 horas, y le puedo asegurar que me han mostrados todos los vestidos de esta tienda, o eso pareció, y la verdad es que… mire, faltan 2 semanas para mi boda y no he encontrado el indicado en ningún lugar. Pero, el vestido que decidí llevarme es… bonito… uhm, creo que es el único que ha llamado mi atención durante todas estas semanas buscando mi vestido perfecto, así que…
-No. Nada de nada. Lo encontraremos, como que me llamo Eloise Milano. Y bueno, tal vez te han mostrado muchos de mis diseños, pero no de todos. Espera aquí un momento.- se volteó hacia una de las dependientas- Karen, tráeme los diseños exclusivos para la próxima campaña.- la empleada abrió los ojos como platos.
-Pero, señora Milano, esos modelos no han sido mostrados aún al público. Su programación es para el próximo año.
-No importa. La situación lo amerita. Esta hermosa señorita no saldrá de aquí hasta que no haya encontrado su vestido. Así que, por favor, junta a las demás chicas y tráiganme esos vestidos.- la muchacha dio media vuelta y obedeció a su jefa.
-Bells, ¿te das cuenta que puedes llevar un diseño tan exclusivo que ni siquiera ha sido mostrado en un desfile?- me susurró Alice parándose a mi costado.
-Alice, solo quiero encontrar mi vestido. Nada más. No me importa si es del siglo pasado, solo sé que de tratarse del indicado, apenas lo vea, sabré que ese es.
Los vestidos fueron traídos. Uno por uno los vi. Había unos que eran muy glamorosos, pero ese no era mi estilo. Yo quería algo un poco más clásico en la falda. No quería un vestido corte sirena, sino uno de falda amplia, y que la cola no sea tan larga, pero que haya una presente, ya que iba viendo varios que no tenían.
Nuevamente, me empezaba sentir frustrada, por mi búsqueda infinita…
Hasta que lo vi.
Y supe que ese era mi vestido. Era lo que yo quería. El escote era un poco más de lo que me había imaginado que llevaría, pero aún así no era algo escandaloso. Llevaba una especie de broche en el pecho y bajaba ceñido al cuerpo hasta llegar debajo de la cintura, de donde luego se desprendía la voluminosa falda. No era un estilo princesa, no era eso lo que quería; pero era justo lo amplia que tanto había deseado. Y la parte de atrás… la espalda iba descubierta. Los tirantes que venían de la parte delantera se unían en mi cuello y bajaban en una sola con apliques de perlas, y tela delicada y brillante hasta llegar a la baja espalda, uniéndose con la tela del vestido. Era simplemente perfecto (N/A: El diseño del vestido está al final de la página. Obviamente el diseño no le pertenece a “Eloise Milano”. Este es un nombre que inventé. Solo lo aclaro para evitar problemas.).
-¿Bella? ¿Me estás oyendo? Creo que este vestido está muy bonito, ¿no crees?- me dijo Alice mostrándome uno que no era el que yo ya tenía en vista.
-Creo que Bella ya lo encontró, ¿no es así, querida?- esa fue la señora Milano.
Yo solo asentí sin despegar mis ojos del maravilloso vestido, el que llevaría dentro de 2 semanas.
-¿Y cuál es…? ¡Oh, Dios!- al parecer ya todas lo habían visto, ya que jadearon al unísono- Es… hermoso, Bella. Estoy segura de que te verás simplemente preciosa en él.- me decía Alice, pero su voz se escuchaba algo lejana. Imágenes y más imágenes del día de mi boda invadían mi mente. Y después de la boda, y la recepción, en dios sabe dónde, solo Edward y yo… ¡Dios! Casi podía sentir sus suaves manos y sus labios ardientes sobre mis hombros y acariciando mi espalda desnuda.
-Tierra llamando a Bella. Por la cara de tomate que llevas, puedo hacerme una idea de lo que ronda por esa cabecita tuya.- con ese comentario de Rosalie, volví totalmente a la realidad, muy avergonzada.
-Entonces, ¿te lo pruebas?- incitó mi madre.
-Definitivamente.
Me coloqué el vestido y modelé para todas. Quedaron encantadas y yo… fascinada. Ya quería que el día por fin llegara.
Después del vestido, compramos los accesorios pertinentes y después de prometerle a la señora Milano que le haríamos llegar una invitación para la boda, nos fuimos de regreso a casa.
Alice se encargó de esconder del mundo exterior a mi vestido, lejos de Edward.
Cuando por fin llegué a casa y subí las escaleras directo al dormitorio, pude verlo. Salía del baño, con una toalla en sus caderas, tan sexy como siempre.
-Cariño, ya era hora que llegaras. Te extrañé mucho.- se acercó a mí y me rodeó con sus brazos para luego darme un beso en la frente- ¿Y ahora sí me alegrarás la noche diciéndome que por fin encontraste el vestido perfecto?- me preguntó divertido. Ya era costumbre que le contestara con una negativa.
-Pues, para su sorpresa, señor Cullen, debo decirle que de hecho sí, lo encontré.
-¿En serio? Eso me alegra. Mucho. Ahora ya no me tendrás tan abandonado.- sus manos bajaron a mi cintura y me apretó aún más contra él. Luego, inclinó su cabeza y se fue directo a mi oído- ¿Y… me dirás cómo es? ¿Al menos una pista?- me susurró sensualmente, pero ni con eso conseguiría su propósito.
-Lo siento, señor Cullen. Ni con sus seductores besos logrará sacar algo de estos labios. Aunque, a ver, lo único que voy a decir que el vestido me pareció tan sexy que apenas lo vi, imaginé cómo me lo sacabas y cómo acariciabas mi piel en los lugares que el vestido no me cubría.
-¿Solo me dirás eso? ¿Así, sin más?- ronroneó sobre mi cuello.
-Tendrás que esperar a que el día llegue, amor.
-Mmm… eres muy mala, ¿sabes?
-Sí, lo sé… y no sabes cómo me encanta.- le susurré al oído, lamiéndolo, lo que produjo que él siseara de placer.
-No sabes lo que te espera, amor.- dijo ahora con voz ronca debido a la excitación. Y sí que estaba excitado… oh, sí. El enorme bulto que presionaba mi estómago me lo confirmaba.
-Oh, entonces muéstramelo.- bajando aún más sus manos, me tomó de las nalgas y me cargó, por lo que yo lo rodeé con las piernas y así entramos a la habitación a empezar una de miles noches de pasión.
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Un día antes de la boda
-Bells… hoy es tu despedida de soltera. Y… mañana es el gran día.- Alice no paraba de repetir lo mismo una y otra vez. Eran las 3 pm y ya me tenía con lo mismo desde que desperté y ella apareció en mi puerta.
-Alice no estoy de humor para una despedida de soltera. Solo quiero que sea mañana, así que tengo que mantenerme lo más ocupada que pueda para no desesperarme por lo lento que van las manecillas del reloj, lo que me pone nerviosa.
-Vamos, Bella, vendrán todos aquí y verás qué bien la pasamos- había un brillo travieso cuando dijo eso, y no quería imaginarme por qué. Pero ya era tarde. Imágenes de un enorme pastel en el centro de mi sala, de donde salía un muy musculoso stripper inundó mi mente. Sin embargo, ella había dicho “todos”, no “todas”, así que eso sería imposible. Alice no sería capaz de eso teniendo a los chicos presente.
-¿Bella? Bells… ¡yuju! Vamos, tenemos que prepararnos. Apresúrate.- tiró de mí hacia las escaleras, pero la detuve.
-Alice, ¿es en serio? Todos no cabremos aquí en la sala…
-Verás cómo sí. Y ya vamos.
Después de unas horas, me encontraba ya cambiada, esperando con Alice que todos llegaran. Edward había ido a la casa de sus padres junto con Emmett y Jasper, según ellos, a echarse una partida de X-box.
Todos se fueron haciendo presentes y pasamos el tiempo entre copas, risas, bocadillos que Alice había ordenado que trajeran, y música a bajo volumen.
Cada quien se había sentado con su respectiva pareja, y debido a que los sofás no eran suficientes, Alice, Rose, Nessie y yo nos encontrábamos sobre el regazo de nuestros novios.
A eso de las 7 pm, Alice se ofreció a preparar unos tragos para todos y nos lo trajo. Primero le dio una copa a cada uno de los chicos y luego en una bandeja trajo copas para las chicas, diciendo que el de los muchachos tenía algo más de alcohol. Pero antes de beber, la duende pidió que brindemos.
-¡Por los novios, por su felicidad, y por una eternidad llena de amor!- gritó, y todos respondimos con un fuerte “¡Salud!”.
Después de eso, no habían pasado ni 10 minutos cuando empezaron los chicos.
-De pronto, tengo un poco de sueño.- anunció Emmett, bostezando.
-¡Ay, Emmett! ¿Tan rápido te afectaron las copas?- se burló Jake.
Todos reímos, y para cuando las risas cesaron, los chicos parecían unos zombies. De pronto, quedaron inconscientes. Me asusté, pero al instante, me dirigí hacia Alice. Sabía que ella tenía algo que ver.
-Alice, ¿qué les diste?- inquirí muy seria.
-No te preocupes, Bells, ni ninguna de ustedes, chicas. Todo está bajo control. Solo les puse somnífero en los tragos.- todas la miramos sin poder creer lo que había hecho.
-¿Que tú hiciste qué?- exigió saber su madre poniéndose de pie.
-Tranquilízate, madre. Todo tiene una razón. Y es que ayer oí bien cómo todos, todos, planeaban ir a un club junto con Edward para la despedida de soltero, pero no a cualquier club.- todas abrimos los ojos desmesuradamente- Sí, iban a ir a un night club, con strippers y esas cosas. No podía permitir eso. ¡Rayos! A mí se me había ocurrido por un momento hacer lo mismo con ustedes, pero luego pensé en los chicos y en que ellos no harían algo así, porque ellos nos querían a nosotras y no serían capaces de visitar a esos lugares. Por eso que cuando escuché cómo planeaban la salida después de dejarnos acostadas, me sentí como una tonta y planeé mi venganza. No exageré, ¿verdad? Yo amo a mi Jasper, pero esto que hizo… tiene que esforzarse mucho para que lo perdone.- todas nos habíamos quedado sin palabras. ¿Mi padre y Carlisle habían accedido a esto?
-¿Estás segura de que…?- empezó Reneé, pero Alice la interrumpió.
-Segurísima. Estaban todos reunidos en el despacho de Carlisle.- Ese jadeó sorprendida mirando a su esposo inconsciente.
-Bueno, yo no creo que su intención haya sido… involucrarse con… esas… mujeres… Pero, eso no es suficiente para redimirlos. Así que… te apoyo, Alice. Bien hecho.- arengué a mi amiga. Ella me sonrió.
-Yo también estoy contigo.-agregó Rosalie.
-Y yo.- siguió Nessie.
-Bueno, creo que está demás preguntarme qué pienso… pero, tengo una idea.- propuso Esme con una sonrisa traviesa. Nunca había visto esa expresión en su rostro.
-Venganza.- terminó mi madre, con la misma sonrisa de Esme en sus labios. Esto sí que era nuevo.
-¿Qué tienen en mente?- preguntó Alice con mucha curiosidad. Yo también lo estaba.
-Bueno, hagamos lo que ellos pensaban hacer. Dejémoslos cómodos aquí, bien dormidos, y nosotras vayamos a divertirnos.- propuso mi suegra con firmeza- así aprenderán la lección y tendrán una dosis de su propia medicina. Después de todo, nos pensaban dejar dormidas, ¿verdad? Pues, el tiro les salió por la culata. Así que vayámonos.
-¡Sí!- gritamos todas.
Trasladamos con mucho esfuerzo a los chicos a las habitaciones, nos arreglamos el maquillaje y salimos a divertirnos.
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EDWARD POV
Estaba teniendo un buen sueño con Bella, uno muy bueno, pero sentía que la realidad empezaba absorberme poco a poco. Mis párpados temblaron un poco, pero me negué a abrir mis ojos. Solo quería sentir a Bella en mis brazos.
-Mmmm… Bella.- susurré estirando mi brazo para atraerla hacia mí. Cuando por fin la alcancé…
-Nessie…- escuché un susurro
¿Nessie?
¿Qué rayos…?
Abrí mis ojos, pensando que ya empezaba a alucinar. No era posible que Bella estuviese soñando con Nessie… ¿o sí? Pero, esa voz… esa voz…
Enfoqué mi vista y lo que tenía en frente no era mi Bella. Era…
-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahh!- grité con todas mis fuerzas retirándome hacia el lado opuesto, sintiendo otro cuerpo y unos brazos que empezaban a rodearme. Cuando volteé la cabeza…- ¡Aaaaaaaaaaaaahhh!- volví a gritar. Esto tenía que ser una pesadilla, sí.
Me pellizqué, pero ¡maldición! Sí me dolió.
De pronto, los intrusos en mi cama, abrieron los ojos de par en par, confundidos, sorprendidos y hasta asustados y…
-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahh!- gritaron los dos.
De pronto, más gritos se oyeron desde otro sitio. Tal vez, la otra habitación. ¿Pero qué…?
-¿Alguien puede explicarme qué rayos significa esto?- un muy furioso Charlie entró gritando a mi habitación, pero al ver a los tres que estábamos en la cama, se quedó callado.
-¡Ustedes, fuera de mi cama ahora mismo!- los boté.
-No creas que pensaba quedarme, Cullen.- soltó Jake poniéndose de pie.
-¿Pero qué fue lo que…?- comenzó Jasper sin terminar su pregunta, pero con una expresión que mostraba confusión absoluta, mientras se levantaba.
No pasó ni un minuto cuando Carlisle y Emmett también entraban a mi habitación.
Todos nos mirábamos sin saber qué decir o hacer, a excepción de Jasper que se veía sumergido en sus pensamientos, hasta que él mismo rompió el silencio.
-Alice.- solo dijo eso, y fue cuando lo comprendí.
-¿Mi hija qué?- preguntó mi padre aún confundido.
-¿No te das cuenta, papá? Los tragos… Alice nos puso algo en los tragos y nos durmió a todos.
-¿Qué? Eso es imposible. Ella no sería capaz de…- pero no pudo terminar. Sabía que tenía razón. No había otra explicación para que todos nos hayamos quedado dormidos en el mismo instante. Todo encajaba.
-No puedo creerlo… Pero, ¿por qué querría ella hacernos algo así?- preguntó Charlie aún con incredulidad en el rostro.
-No tengo ni idea.- dijo Emmett.
-Gran ayuda.- dije con ironía.
-Pero tenemos que averiguarlo. Vayamos a buscarla, a buscarlas.- propuso Jacob- ¿Dónde están las demás chicas? No creo que Alice nos haya cargado uno a uno y nos haya colocado en las camas. Todas debieron ayudarle.
Lo que decía tenía mucha razón. Poniéndome de pie, me dirigí a las escaleras con los demás a mis espaldas. Llegamos al living y vimos sobre los sofás nuestros trajes y sobre ellos, una nota. Me acerqué y la cogí.
»Hola, chicos, ¿qué tal la noche? ¿Lo disfrutaron?
Esto es para que aprendan que con nosotras no se juega y para que la próxima vez que se les ocurra hacer sus “planes” lo piensen muy bien antes de decidir hacerlos.
Ahora, se van a vestir y no se van a acercar a la casa Cullen hasta que tengan una buena excusa que nos convenza una milésima de que no estaban conscientes cuando decidieron hacer la despedida de soltero de Edward.
Chau.
Alice«
-¿Qué…? ¿Ustedes me planearon una despedida de soltero?- pregunté mirando a todos confundido.
En el momento que hice la cuestión, todos se tornaron pálidos. Eso significaba que sí.
-Oh, mierda. Ella se enteró. Pero, ¿cómo?- decía Jasper caminando de un lado a otro- ¿Qué dice la nota? Préstamela.
Se la entregué y la leyó, pero luego todos quisieron saber, así que se fueron pasando el pedazo de papel, y cuando lo hubieron leído, cada quien se encontraba sumergido en sus pensamientos, mientras que yo seguía igual de confundido. Yo no sabía nada acerca de eso.
-¿Alguien me puede explicar qué demonios sucede?- ya me estaba enfureciendo. No podía ser que justo el día de mi boda…
¡Oh, mierda! ¡Mi boda! ¡Hoy es mi boda!
Nunca pensé pasar las vísperas de mi matrimonio inconsciente bajo los efectos de un somnífero y sin saber por qué me habían dormido.
Estaba a punto de estallar, cuando Jasper habló.
-Ayer, Emmett nos reunió a todos para planear una despedida de soltero sorpresa para ti. Pensábamos ir a un bar a echarnos unas copas y luego volver a casa, pero Emmett propuso la idea de ir a un night club con strippers y demás. Al principio no nos pareció buena idea, pero luego nos convencimos de que no haríamos nada malo. Solo miraríamos, no tocaríamos. Así que planeamos que dejaríamos a nuestras chicas dormidas e iríamos a secuestrarte. Al parecer, Alice se enteró de alguna manera, tal vez nos escuchó, no sé, pero se enteró y ella… se vengó de nosotros.
No podía creerlo. Llevé mis manos a mi rostro y solté un largo suspiro sentándome al costado de todos los trajes. Yo no estaba enterado de nada, y aún así había recibido parte de esa venganza; pero supongo que las chicas no sabían que yo no sabía nada al respecto. Esa sería mi justificación. No podía ser que justo el día de mi boda, mi novia esté totalmente furiosa conmigo y sin razón.
-Pero… les dije que no quería ninguna despedida. ¿Por qué…? ¿Se dan cuenta de lo que…?- estaba haciendo hasta lo imposible por controlarme. Sentía la sangre hervir, pero si perdía los papeles, no ayudaría en nada a la situación.
Bien. Respira. Ahora, tengo que darme un baño, prepararme como dijo Alice y dirigirme a la casa de mis padres para hablar con Bella. Tenía que hacerlo. No podía permitir que esté enojada en plena ceremonia. ¿Y si eso hacía que dijera “no”, en vez de “sí, acepto”? No, no lo podía permitir.
Me puse de pie.
-No sé ustedes, pero yo tengo que conseguir que Bella no siga enojada conmigo. No es posible que ustedes…- solté un largo suspiro y continué- tengo que prepararme.
Acto seguido, me di el baño, bajé por mi traje, me lo coloqué, intenté arreglarme el cabello, me eché un poco de loción y bajé nuevamente al living, donde seguían todos, aún sin ponerse sus trajes, con expresión culpable y claramente sumergidos en sus pensamientos.
-Oigan, no conseguirán nada si se quedan ahí. Vamos, es mi boda. Se supone que debería ser un día lleno de felicidad y nervios por que empiece la ceremonia y que ustedes se burlarían de mí diciéndome que Bella huiría dejándome plantado y que si me encontraba nervioso era porque una parte de mí pensaba que ella podría hacer eso. Vamos, pónganse de pie, alístense y consigan el perdón de sus mujeres. No creo que hoy quieran pasarlo alejados de ellas.- todos asintieron y cada uno fue cogiendo sus trajes y subieron las escaleras. A excepción de Jasper.
-Edward, hermano, lo siento… yo no pensé que…- lo interrumpí.
-Jasper, no sirve de nada lamentarse por algo que ya está hecho. Sé que Bella me comprenderá y me creerá. Estoy seguro. Y Alice también lo hará. Vamos, ella te ama. No vas a dejar que esto arruine todo lo que llevan construyendo, ¿verdad?
-No, por supuesto que no.- me dijo él con firmeza.
-Muy bien. Ahora, deséame suerte. Tengo una novia qué convencer.
Y sin decir más, me embarqué en mi Volvo y partí a toda velocidad a la casa Cullen.
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-¡Hey! ¿A dónde crees que vas, hermanito?- Alice se interpuso en mi camino. Estaba a punto de subir las escaleras y abrir todas y cada una de las puertas esperando encontrar a Bella y hablar con ella.
-Alice, por favor, necesito hablar con Bella.
-Ay, Edward, tú mismo te lo buscaste, si hubieras pensado antes de decidir…
-No entiendes, Alice. Yo no sabía nada.- me miró con expresión de “¿ahora quién es el tonto?”- Escucha Alice. Ellos me iban a dar una especie de sorpresa. Me iban a sacar de mi casa a hurtadillas, sin que Bella se enterara. Te juro que yo no sabía nada de esos planes que ellos tenían. De hecho yo mismo les dije que no quería una despedida de soltero, y pensé que ellos me habían comprendido. Nunca pensé que… por favor, Alice. Bella y yo no podemos estar disgustados justo el día de nuestra boda.- ella me miró largo rato y después de soltar un suspiro, me dijo:
-Está bien. Entiendo que tú no tuviste la culpa de nada, así que… Vamos, hablarás con ella, pero como entenderás, no la puedes ver; no hasta que comience la ceremonia, por lo que tendré que vendarte los ojos.
-Alice, no…- intenté protestar, pero no lo logré.
-Con vendas o nada. Tómalo o déjalo.
Resignado, no pude más que aceptar.
-Ay, Edward, ya verás cómo se te caerá la baba cuando la veas caminando hacia el altar.
-No puedo esperar a que ese momento llegue, Alice. Es lo que más quiero. Por fin será mi mujer, por fin.
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BELLA POV
Me encontraba parada, contemplando la imagen que mostraba el espejo de cuerpo entero de la habitación de Alice. Ella sí que había hecho milagros conmigo. No parecía yo. Todo estaría perfecto, de no ser por lo que había pasado la noche anterior.
Sabía que en realidad no era un enorme problema, de difícil solución, pero él tenía que aclararme las cosas y no sabía en qué momento lo haría, ya que durante la ceremonia no podía ser y me sentía incómoda sabiendo que no estaríamos totalmente felices mientras el párroco nos casaba.
Tal vez, podía llamarlo al celular. Prender mi móvil, ya que Alice me había ordenado que lo apagara, y comunicarme con él. Eso al menos era algo. Teníamos que hablar de alguna manera. Como sea. Quizás…
Toc, toc, toc.
Ese toque me hacía saber que era Alice la que estaba llamando a la puerta.
-Pasa, Alice.- me giré para verla, ya que de repente me traía noticias de Edward.
-Bells, uhm… alguien quiere verte, bueno, quiere pero no puede, pero más que nada desea hablar contigo sobre un asunto.
-¿Qué? ¿De quién hablas, Alice?- le pregunté confundida. Aunque… ¿sería posible que…?
-Bueno, amiga, la cosa es que ni tú ni él pueden verse mutuamente, porque se rompería la magia. Así que, con el dolor de mi corazón, ya que luego tendré que retocarte el maquillaje, tendré que vendarte los ojos también.
-Pero, Alice… ¿es Edward?- le pregunté sin rodeos.
-Sí, Bells, mi hermano quiere aclarar las cosas entre ustedes y puesto que no se pueden ver hasta la ceremonia, tengo que vendarlos a los dos. Él ya está bien asegurado, solo faltas tú. Así que agáchate un poco.- le hice caso sintiendo un leve temblor en todo el cuerpo. Sería difícil tener tan cerca a Edward y no poder verlo ni tocarlo.
-Muy bien, ya está. Ahora, quédate aquí bien paradita, ahorita vuelvo.
Guiándome del borde de la cama, me moví hacia el final de esta, pero sin dejar de tocarla y me quedé quieta, esperando que Alice regresara junto con Edward.
-Ok, ya estoy aquí. Bueno chicos, entenderán que no puedo dejarlos solos porque no puedo correr el riesgo de que alguno de ustedes haga trampa, pero hagan como que no estoy. Yo… encenderé mi Ipod a todo volumen y no escucharé nada de lo que se digan.
Y se hizo el silencio. Me sentía algo estúpida. Ni siquiera sabía en qué dirección estaba Edward.
-Bella… quería… lo de ayer, quería que sepas que yo no sabía nada al respecto.- comenzó él, pero yo no podía creer lo que me estaba diciendo.
-¿Qué? ¿No pudiste inventarte alguna otra excusa? ¿Algo más… convincente?
-No te estoy mintiendo, Bella. Amor, te juro que no lo sabía. Los chicos me darían una sorpresa y me irían a sacar a escondidas de casa. Yo no estaba enterado de sus planes. Yo les dije antes que no quería ningún tipo de celebración por dejar mi vida de soltero. Pero al parecer no me hicieron caso y… créeme, Bella. No sabía nada.
Busqué a tientas su cuerpo, bueno, sus manos. Quería coger sus manos entre las mías. De pronto, sentí que unos dedos rodeaban mi muñeca y tiraban de mí con delicadeza hacia la derecha, hasta que pude sentirlo. Sus cálidos dedos no tardaron en entrelazarse con los míos y lo mismo hicimos con las otras manos.
Suspiré y hablé.
-Si me dices que no sabías nada, entonces te creeré, Edward. Te creo.- le dije lentamente.
-Gracias, Bella. Siento mucho que hayamos estado disgustados en este día tan importante para nosotros, pero…
De un momento a otro, me sentí algo mareada. Ya sabía yo que al estar invidente, me afectaría la coordinación. Sentía que los tacones se me doblaban. Al parecer Alice se dio cuenta de que iba a caerme, porque me sostuvo. Instintivamente, apreté los dedos de Edward y este sintió que algo no iba bien.
-¿Sucede algo?- preguntó preocupado.
-No. Bueno, sin tener la vista disponible, se me hace algo más difícil tener una buena coordinación. Siento que mis tacones se van a tropezar con el vestido y si me caigo, arruinaré todo.
-Ah, mi Bella. Entiendo. Entonces, te dejo. Quisiera darte un beso de despedida, pero no creo que Alice nos deje.- dijo divertido.
-Tienes razón, hermano.- confirmó ella, quien supongo se había sacado los audífonos.
-Bueno, entonces, si no puedo alcanzar tus labios, me conformaré con la suave piel de tus manos.- y dicho esto, me besó tiernamente ambas manos. Después de un momento, nos soltamos.
Sentí cómo Alice me llevaba hacia un lugar, hasta que comprendí que era la cama. Me sentó y se alejó de mí.
-Ok, Bella, no tardaré nada. Ahora regreso.
Y dicho y hecho, pareció no haberse tardado ni un segundo.
-A ver, vamos a quitarte esto.- por fin tenía mis ojos libres y por más que quería sobármelos, sabía que no era una buena idea teniendo en cuenta el maquillaje.- ¿te sientes bien ahora?
-Sí, eso creo. Supongo que los nervios ya están empezando a llegar. Ya estoy comenzando a sentir náuseas y estoy segura que si no me calmo, empezaré a sudar a montones e incluso vomitaré.
-Ay, no, Bells. Ni se te ocurra. Tienes que respirar hondo. Vamos, hazlo conmigo.- lo intenté. Intenté seguirla, pero de pronto, me aterré.
No sé por qué, pero sentía que mis manos empezaban a temblar al igual que mis piernas y luego mi estómago empezó a revolverse.
-Alice, no está funcionando. Creo que necesito ir al retrete.- le dije en voz baja.
-Bells, no creo que…
-Ahora.- le dije casi en un hilo.
Ella me levantó al instante y entramos al cuarto de baño. Tal como lo presentí, vomité. Maldición. Todo mi almuerzo se fue allí.
Alice, me pasaba una toalla por la frente, preocupada, pero yo no lo estaba. Ya me había pasado unas cuantas veces.
-Buscaré algo que te pueda ayudar. Por suerte, hace un tiempo, mamá nos compró a cada uno un botiquín de primeros auxilios. Ahí debe haber una pastilla o algo. Tal vez, si hueles un poco de alcohol…
-Sí, eso puede ayudar.- le dije aún con voz débil.
-Ok, espera un momentito.- volvió a la habitación y enseguida regresó- A ver, Tylenol, Amoxicilina, Ibuprofeno, Antiácido…- luego, se quedó callada.
-¿Qué pasa? ¿No hay alcohol? Tal vez le puedes mandar a alguien que…
-No. No hay necesidad. Bella, no sé por qué pero creo que tengo en mis manos justo lo que necesitas.
-¿Ah, sí? Pues, dámelo de una vez, que los nervios me van a matar, y llegaré medio muerta al altar.- intenté sonar divertida, pero salió demasiado serio.
-Ok, no perdemos nada con probar.
-¿De qué hablas, Alice? Dame eso que tienes y que crees que me ayudará ahora mismo.
-Muy bien, espero que esto te calme y si no lo hace, tendré que llamar a Esme.
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EDWARD POV
Ahora, me encontraba algo más tranquilo, solo algo. Había hablado con Bella… de la manera más extraña y ridícula, pero lo había hecho. Las cosas estaban bien, a excepción de que ya pasaban 15 minutos de la hora acordada para dar comienzo a la ceremonia y Bella no se aparecía. Cada segundo, me impacientaba más, pero no sabía qué hacer. Lo único que podía y que estaba haciendo era caminar de un lado a otro como un loco, sin dejar de mirar mi reloj. Mi padre me veía algo divertido, pero a mí no me causaba nada de gracia.
-Edward, deja ya de hacer eso, hermano. Me pones nervioso a mí.- me dijo Emmett.
-No puedo, Emmett. No sabes las cosas que están empezando a invadir mi mente. ¿Qué tal si se arrepiente? ¿Qué tal si me deja plantado? ¿Qué tal si…?- pasé mis manos por mis cabellos sintiendo impotencia.- Esto me está atormentando y no sé qué hacer.
-Hijo, tienes que calmarte. Las novias siempre acostumbran tardarse. Y conociendo a tu hermana y a tu madre, de seguro lo están haciendo a propósito. Con decirte que para nuestra boda, Esme llegó con 20 minutos de retraso.- me dijo mi padre sonriendo. 20 minutos. Bueno, recién habían pasado 17 minutos así que se podría decir que Bella aún estaba a tiempo.
Cuando los 17 minutos se convirtieron en 30, ya creía que me volvería loco. Ella se había arrepentido. Si no, ¿por qué no llegaría? Tal vez, se aterró o algo, no sé, quizá ella…
-¡Ahí viene la novia!- gritó alguien.
Fue cuando vi entrar corriendo a mi madre y detrás de ella a Reneé.
Ella no se arrepintió, tonto. Carlisle tenía razón. Así son las novias. Siempre se tardan.
Suspiré con fuerza y traté de acomodar mis cabellos, aunque no supe si los arreglé o lo empeoré todo. Como sea, estaba ansioso, y solo me tranquilizaría cuando la viera entrar del brazo de Charlie.
Entonces…
Apareció.
Parecía un sueño. Una ilusión. Una quimera. Una divinidad.
Estaba más preciosa que nunca antes. Brillaba por todos lados. Se notaba que también estaba nerviosa, pero todo cambió cuando su mirada encontró la mía. Me sonrió y me miró de tal manera que perdí el aliento, y me perdí en sus ojos, hipnotizado.
-Cierra la boca, hijo… lo digo en serio.- me susurró mi padre, que estaba a mi costado, con diversión.
Hice lo que me dijo y tragué, tratando de soltar el nudo que tenía en la garganta.
Nunca dejé su mirada. Cada vez la tenía más cerca a mí. Ya faltaba poco. Menos aún. Solo dos pasos más. Hasta que por fin se encontraba a unos centímetros de distancia de mí.
-Edward, te entrego mi tesoro más preciado.- me dijo Charlie, colocando la mano de Bella sobre la mía- Sé que está por demás pedírtelo, pero hay que decirlo. Solo quiero que la hagas feliz y que siempre la ames, la protejas, la acompañes… siempre
-Tenías razón, Charlie. Estaba por demás pedírmelo, pero de igual manera, te lo prometo. La haré la mujer más feliz del universo y ella hará de mí el hombre más feliz. Siempre que estemos juntos, así será.- terminé apretando sus dedos contra los míos y atrayéndola hacia su lugar en el altar.
El padre comenzó a hablar, pero yo no podía despegar la vista de ella. Me acerqué más a su lado y le susurré:
-Ya estaba pensando que me habías dejado plantado. Me diste un buen susto, señorita Swan.- musité con una sonrisa.
-Lo siento, sucedió un… percance. Estaba muy nerviosa.- me dedicó una sonrisa ligera y volteó el rostro hacia el párroco.
La ceremonia fue avanzando, y llegó el momento de decir el tan esperado “sí, acepto”.
Desde mi lugar, podía escuchar los sollozos de mi madre, pero no pude dirigirle una mirada, ya que mis ojos se negaban abandonar los de Bella, quien también tenía lágrimas en los ojos, pero no las dejaba salir.
Dijimos nuestros votos. Y cuando le tocó a Bella, ella no pudo más con sus lágrimas, así que las dejó ir. Hasta que por fin, el sacerdote terminó.
-… Yo los declaro marido y mujer. Lo que ha unido Dios, no lo separe el hombre. Edward, puedes besar a la novia.
Finalmente, el momento había llegado.
La tomé de la cintura, la apegué contra mí y la besé con todas las ganas que tenía contenidas. Ella llevó sus manos hacia mi nuca y enterró sus dedos en mis cabellos, como tanto me gustaba. No sabía cuánto tiempo nos besamos, pero ignoramos todos los silbidos, pifias y demás. Nada me impediría besar como deseaba a mi esposa.
Mi esposa, por fin.
-Al fin eres mía, señora Cullen.- le susurré enterrando mi rostro en su cuello.
-Siempre he sido tuya, siempre.
-Eso lo sé, pero ahora, digamos que es oficial y que todo el mundo lo sabes. Y espero que le quede claro. Eres mía, mi mujer.- ella solo rió y yo la seguí.
-Te amo, Edward. No sé qué sería de mí sin ti.
-Y yo te amo más, mucho más.- le contesté con la intención de picarla, pero claro, nuestra burbuja fue rota por mi hermana, la duende.
-Aaaahhh, amiga, cuñada, felicidades, por fin eres una Cullen. Realmente te deseo mucha suerte con mi hermanito. Yo lo quiero mucho, pero vamos, a veces te saca de quicio, ¿a que sí?
-Ay, Alice. Creo que no tengo que preocuparme por eso. Mi amor por él es más grande que cualquier otra cosa, así que estoy segura de que me las arreglaré ante cualquier adversidad.
-Así es, pequeñaja. Ya la escuchaste. Y espera cuando te cases con Jasper. Me encargaré de darle el pésame.- Edward rió, causando que su hermana le sacara la lengua. Sin embargo, al instante, Edward la capturó y la atrajo hacia sí abrazándola con fuerza.- Alice, no sé qué hubiera sido de mi vida sin ti. Cabe la posibilidad de que si no hubiese sido por ti, yo nunca me hubiera atrevido a hablar con Bella.
-Eso es cierto, eres una persona muy especial para nosotros, más allá de ser familia, de ser una amiga, gracias a ti nuestra vida cambió para siempre. Y ahora aquí estamos.
-Aiinnnss, chicos, me van a hacer llorar. Los quiero mucho, mucho, mucho.- los tres nos sumergimos en un tierno abrazo, hasta que Reneé y Esme nos reclamaron.
Recibimos abrazos de una infinidad de personas. Fueron tantas que hasta me sentía exhausta.
Cuando entramos al salón preparado para la fiesta después de la ceremonia, ya la mayoría no esperaba ahí. Edward y yo bailamos el vals, luego lo bailé con mi padre, con Carlisle, con mis amigos. Fue muy divertido. No paré de reír.
Luego, llegó el momento de lanzar el ramo. Todas las chicas estaban ahí, lo sabía, podía escuchar sus voces, pero no quise voltear. Quería dejarle al destino que dejara caer mi ramo en las manos de la persona indicada. Cuando por fin lo lancé y me di la vuelta para ver quién fue la afortunada, vi que era Nessie. Ella estaba muy emocionada y casi daba saltitos a lo Alice. Todos le aplaudían y ya se empezaban a escuchar las burlas de Emmett hacia Jake, pero este ni se molestaba.
Uff, después llegó la hora de quitarme la liga. ¡Dios Santo! Creía que me iba a correr ahí delante de todos. Con toda la emoción, me había olvidado de tratar de correrlo hacia abajo para que se haga más fácil sacarlo, así que Edward tuvo que deslizarlo desde mi entrepierna, lo que él aprovechó para torturarme. Me costó un mundo controlar mis expresiones, mientras sentía cómo él lamía toda la extensión de mi pierna a consciencia, sabiendo lo que eso causaba en mí. En mi interior, una voz me decía que ya me las cobraría.
La fiesta fue pasando entre risas y bailes, hasta que llegó el momento.
El brindis.
Carlisle se levantó y dio un pequeño discurso que terminó con un “¡Por los novios!”. Acto seguido, Alice, gritó:
-¡Que hable la novia!
Y las demás chicas le siguieron la corriente.
-¡Que hable! ¡Que hable! ¡Que hable!
Me puse de pie en medio de silbidos y vítores y me preparé para hablar. Me aclaré la garganta.
-Primero que nada, quiero agradecerles a todos ustedes por acompañarnos a Edward y a mí en este día tan especial para nosotros, por ser testigos de este paso que él y yo estamos dando y de una nueva vida que estamos comenzando. Quiero también agradecer el enorme apoyo de muchos de los aquí presentes. La mayoría se ha enterado que mi vida no ha sido un cuento de hadas. Ha habido obstáculos, pero aún así, este acontecimiento es prueba de que una vez más el amor triunfó, que el amor es más fuerte que cualquier tragedia, que el amor nunca se extingue, que a pesar que las fuerzas flaqueen en algún momento, el amor sigue presente con la misma fuerza que antes e incluso con más intensidad. Es ese amor el que me ha traído hoy aquí. Es el amor que Edward Cullen me ha dado el que convirtió mi vida en la más dichosa, en la más feliz. Es ese amor que nos profesamos el que me dio las fuerzas suficientes para nunca rendirme. Es ese amor el que me hizo llegar con 30 minutos de retraso a la boda.- todos comenzaron a reír, pero pude ver que varios estaban confundidos, así que continué- Es ese amor el que llenó de magia mi vida, el que me demostró que los milagros existen. Es ese amor el que ha dado un fruto- no pude evitar escuchar los conocidos sollozos de las más lacrimógenas de la familia: las madres- Porque es gracias a ese amor…- tomé una de las manos de Edward, que me miraba con una intensidad que me hacía temblar las piernas- que…- coloqué lentamente la mano de Edward sobre mi vientre, mientras decía- estoy esperando a nuestro hijo, Edward- mis lágrimas luchaban por salir. No quería dejarlas, pero no pude aguantarlo más- Estoy embarazada, amor. Vamos a tener un bebé.- traté de sonreírle y es que me encontraba feliz, pero mis lágrimas no dejaban de salir.
De pronto, él se paró de un salto y tomó mi rostro en sus manos.
-Vamos… vamos a ser padres- me susurró él con una voz llena de emoción.
-Así es, amor. Seremos padres.
Y de un momento a otro, Edward desapareció. Se fue. Corrió hacia la salida sin mirar atrás. Todos en el salón estaban pasmados, y mis familia y amigos veían la puerta por la que había salido Edward.
Estaba confundida y… un dolor estaba empezando a emanar cuando…
-¡Voy a ser padre! Wooooww… ¡Voy a ser papá!- se oyó desde afuera.
Era Edward.
Llevé mis manos a mi boca sin saber qué hacer.
Pero así como él desapareció, así mismo volvió a aparecer, y me abrazó con fuerza. Me llenó de besos sin dejar de decir en todo momento “gracias”, después de cada beso.
Luego, para mi sorpresa, se arrodilló y comenzó a besar mi vientre. Abrazó mi cintura y enterró su cara en mi estómago. Yo sentía que mi alma se saldría de la emoción. Solo pude llevar mis manos hacia su cabello y acariciarlo.
Fue cuando sentí que mi vientre comenzaba a mojarse, o más bien, el vestido. Sabía bien por qué.
Él estaba llorando.
Después de unos minutos, él se paró nuevamente y me miró con lágrimas en los ojos.
-No sabes… Este es el mejor regalo que me has podido dar alguna vez, Bella. Un hijo. Nuestro hijo, amor. Nuestro. Gracias. Gracias por otorgarme esta dicha. Gracias.
Y me besó.
Fue cuando se escucharon los aplausos.
Edward me levantó en brazos y no paró de besarme en ningún momento. Pero necesitábamos oxígeno.
-Ahora sí estoy completo. NO puedo pedir más. Nadie, nadie tiene más que yo ahora. Ni nadie es más feliz.
-Te equivocas. Yo soy más feliz.- le dije acariciando su mejilla.
-Eso es discutible.
-Bueno, tenemos mucho tiempo para hacerlo.- insinué con una sonrisa pícara.
-Mmmm… ten seguridad que así será.
Y nuestros labios volvieron a unirse.
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/Narrador en 3° persona/
Ella observaba a lo lejos. Y disfrutaba del momento. No podía perderse este acontecimiento, así que se arriesgó y acudió sin que nadie se diera cuenta de ella.
Bueno, su nuevo aspecto la ayudaba a pasar desapercibida, después de todo.
Así que está embarazada, pensó. Interesante. Sí, eso vuelve aún más interesante el juego.
Todos se iba armando como un rompecabezas en su mente.
Por ahora, solo observaba, pero llegaría el momento en que harías más que eso. Y ese engendro lo hacía todo más, mucho más interesante.
-Tanya, creo que debemos irnos.- dijo alguien a su espalda. Sabía quién era, así que no le prestó atención.- Tanya…- ella no contestó. Pero esta vez, él colocó una mano sobre su brazo, haciéndola girar.- Vámonos, nos pueden ver.
-Que poco divertido eres, mi querido James. Está bien, vámonos. Creo que ya supimos lo suficiente.
Ella subió a la camioneta, en el copiloto, mientras él encendía el auto para marcharse.
Después de unos minutos de silencio, él habló:
-Entonces, ¿qué haremos?
-Observar, James. Solo observar.- contestó ella con impaciencia.
-Llevas diciendo lo mismo desde hace meses. ¿No te parece que ya observaste demasiado?
-De ninguna manera. ¿Es que no lo entiendes? Mientras más alto lleguen, más letal será su caída. Y si siguen subiendo, ¿para qué detenerlos? Allá ellos. Cuando menos se lo imaginen, les daré noticias mías, pero no porque les dé unas fotografías ni nada de eso, sino por lo que haré.
-¿Y qué será eso que harás, eh?- interrogó él.
-Paciencia, James, paciencia. Dejémosles que crean que nada ni nadie podrá destruir su amor, que siempre estarán juntos, que lo crean de tal manera que se ceguen ante la realidad; y cuando no vean absolutamente nada, los visitaré… o más bien, a ella.- dijo Tanya con una sonrisa casi diabólica.
-Hasta ahora no entiendo por qué la odias tanto.- murmuró él, pero ella lo escuchó.
-Ayy, querido. Bueno, cómo decirlo… ¡Nadie, nadie, es mejor que yo! ¿Entiendes? Nadie. Si alguna vez terminó alguna de mis relaciones fue porque yo quise, porque yo así lo dispuse, no porque alguien me dejara por otra y menos por la insignificante de Isabella Swan, menos por ella… Ahora, acelera, tengo muchos planes que hacer. Apresúrate.
Así, se dirigieron a la misteriosa cabaña donde se escondía ella y James.
El plan seguía marcha…
*Casa de Edward y Bella: foto exterior, plano 3D
*Vestido de novia de Bella: foto
Holaaa chicas.... están odiándome???? plizzz noooo!!!... qué puedo decirles? solo que salí de mi depresión y aquí stoy de vuelta. Creo que este cao me salió bien larguito, pero no pude acortarlo. Ahora sí stoy con las pilas puestas, así que solo espero que uds no me hayan abandonado.
les gustó??? estuvo bien? mal? ya saben, sea cual sea su opinión, es bienvenida... weno, el sgt cap lo staré colgando pasado mañana, para dejarles esos dos días para k lean el cap okz... bueno, sin más que decir, me despido chicas... see ya!
Un agradecimiento a: Vampiressa, Jazz_666, Kriss, Marie10, Maacri_Cullen, Lolovampira, Silmo, Rosiecullen, Rosemarycullen, MT_Cullen, Bellamariswan, Martha y Anicullen.... yy gracias tb a las chikas k no dan señales de vida, pero k están ahí... gracias por seguirme y por sus comments...
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