Bella Swan
Me desperté cuando los primeros rayos de luz comenzaban a llenar el cuarto. Me di la vuelta lentamente y sentí algo suave y blando acariciarme la cara. Pétalos de rosa llenaban mi almohada. Dándome cuenta de donde venían me llevé la mano al pelo y me quité el tallo de la rosa. Miré con el ceño fruncido a mi flor destrozada.
Mis ojos exploraron el hermoso cuarto, viéndolo todo por primera vez. Casi todo era de colores marrones y dorados. Sobre la mesa estaba la comida de la noche anterior y dos docenas de rosas multicolores. Sonreí, pensando en robar una y secarla.
Miré a Edward, profundamente dormido en un sueño pacifico. Su brazo cubría su cara y la otra mano descansaba en su estomago desnudo.
Tenía un cuerpo asombroso y hacia que mi estomago saltase siempre que el miraba.
Me enrollé en la sábana blanca y salí de la cama. Primero entré en la zona de la cocina y comencé a hacer café mirando detenidamente por las ventanas. El cielo era hermoso, incluso en este día nublado de noviembre. El rio marrón rojizo fluía rápidamente, el viento hacia que se agitase. Podía ver todo el centro de la ciudad, los antiguos edificios que había en la vieja New Orleans. No había estado mucho tiempo en Shreveport, pero estaba empezando a gustarme.
Cerré las cortinas y me senté a la mesa. Quedaba un poco de la comida de la noche pasada, principalmente fruta. Exploté una uva de color rojo en mi boca, masticándola lentamente. Mis ojos volvieron a las hermosas rosas que sabía que Edward había puesto especialmente para mí. Cada color posible estaba en ellas y hacían que mi corazón doliese sabiendo que Edward no podía verlas.
Saqué la rosa blanca del florero y la llevé hasta mi nariz, aspirando el dulce olor. Tuve una idea un poco traviesa. Estaba harta de ser la única despierta y quería algo de compañía. Paseé hasta su lado de la cama, me quedé de pie sobre él.
Una pequeña sonrisa estiraba las esquinas de su boca y me pregunté si estaba despierto o no. Decidí averiguarlo. Tomé la rosa y la pasé desde su oreja hasta su ombligo. Un visible escalofrío le recorrió el cuerpo. Quitó el brazo de la cara y se frotó el estomago, rascándose suavemente. Respiró profundamente y, aturdido, dijo.”Buenos días.”
“Buenos días, guapo.”
“Alguien está contenta esta mañana.”Se burló. A decir verdad, lo estaba. Estaba feliz de todas las formas posibles.
“Eso es porque te tengo.”Dije con sinceridad. Me incliné y capturé sus hermosos labios lisos.
“Mmmm…uva.”Rió entre dientes, lamiendo sus labios.
“¿Tienes hambre?”Pregunté pasando los dedos por su estomago.
“Sí, de un par de cosas.”Murmuró entre dientes. Me reí y le pegué en el brazo. Se rió entre dientes y se ruborizó suavemente, esto solo me hizo sonreír más.
“Bien ¿Por qué no vamos a por algo para comer y luego planeamos lo que haremos hoy?”Me senté a su lado. No dejó pasar ni tres segundos antes de ponerme sobre él.
“Te has tapado.”Se quejó. Me reí y le besé la nariz.
“Comida, Edward. Concéntrate.”
“Estoy concentrado.”Murmuró cuando empezó a quitarme la sabana. Probablemente debería haberle parado pero se estaba divirtiendo tanto y la mirada de su rostro era muy, muy excitante. Sus ojos se cerraron con fuerza, bajó la nariz por mi estomago mientras besaba nuevas zonas.
“Edward…”Intenté quejarme pero me salió como un gemido. Gruñó contra mi estomago y mordisqueó al carne. Aullé de forma desvalida, deseando que me quitase la sabana más rápido.
Finalmente me la quitó y casi beso el punto donde más lo necesitaba. De repente se detuvo con un último beso juguetón y, a continuación, puso la cabeza sobre mi estómago.”Así que ¿Qué quieres hacer hoy?”
Edward Cullen
“¡Eres un maldito bastardo bromista!”Dijo medio riendo y medio gritando. Me encantaba ponerla así de nerviosa. Después de mi interesante despertar se lo tenía merecido. Me pegó en el brazo y me dejó caer sobre mi estomago. Ella se tiró sobre mi y, dándome la vuelta, beso mi pecho.”¿Sabes que eres muy mezquino?”
“Yo solo estaba besando a mi novia.”Dije con inocencia.
“Sí, claro, claro.”Bromeó. Juguetonamente mordió mi hombro. La gruñí y rió de nuevo. La cogí en brazos y le di la vuelta, poniéndola sobre su espalda. Sus brazos rodearon mi cuello. Estaba a punto de saltar sobre sus labios cuando su estomago gruñó audiblemente.
“Me está hablando a mí.”Murmuré y descendí besándola.
“¿Y qué dice?”Siguió con el juego.
“Dice ¨Dame de comer¨.”
“¿Tienes hambre?”Preguntó.
Asentí despacio poniendo mi cabeza en su hombro.”Supongo que no habrá un malecón por aquí cerca ¿No hay ningún IHOP?”(N/T: es un restaurante especializado en desayunos)
“Yo me bebí un café… supongo que podríamos comer algo de la fruta que sobró…”Dijo en voz baja. Me parecía que no quería gastar más de mi dinero. Decidí encargarme yo mismo.
“¡Oh, pero me apetecen gofres!”Me quejé y pinché su estomago, haciendo que soltase una risita.
“En los IHOP no hay gofres.”Me pinchó de vuelta.
“¿Por qué no?”Dije como un niño de diez años testarudo.
“Porque… simplemente está mal.”Respondió en el mismo tono. Suspiró y accedió.”Bien, vayamos a por algo de desayunar.”Dijo como si fuese la cosa más horrible del mundo.
Nos vestimos rápidamente. Eran alrededor de las nueve y sabía que para cuando terminásemos el desayuno las tiendas del paseo marítimo ya estarían abiertas. Podría estar bien dar un pequeño paseo.
No parecía estar muy lleno cuando llegamos. La anfitriona nos sentó rápidamente, Bella se puso a mi lado.
“¿De verdad quieres desayunar gofres?”Preguntó, apoyando la cabeza en mi hombro.
“No, era un ejemplo de lo que podíamos pedir.”
“Ya sabes, para ser un hombre flaco puedes engullir bastante.”
“Qué puedo decir, quemo muchas calorías cuando estoy contigo.”La besé en la mejilla y sentí su calor. Estaba sonrojada por mí. Sonreí y casi sin rozarla pasé la nariz a lo largo de su mandíbula.
“Edward, cuéntame algo sobre tu infancia.”
Bella Swan
Su buen humor desapareció al instante y me sentí mal. Quería saber. No podía ser todo tan horrible. Me incliné sobre él y besé su mejilla.”No tienes que hacerlo si no quieres.”
“No está bien.”Suspiró, respirando profundamente.”¿Por dónde quieres que empiece?”
“¿Cuándo te diste cuenta de que eras diferente?”Pregunté con suavidad, intentando adivinar por qué no querría hablar sobre ello. Podía empezar por lo peor en primer lugar.
“Lo supe cuando tenía cinco años y estaba jugando en el parque. Podía oír a los otros niños a mí alrededor hablando de colores. Mira, normalmente yo solo jugaba con otros niños ciegos, por lo que nunca había salido ese tema. Recuerdo lo disgustado que estaba porque no sabía cómo era el color azul.”
“Lo siento.”Realmente no sabía qué decir. Mordí mi labio inferior, pensando.”Hoy mi jersey es azul.”Cogí su mano y la pasé por mi jersey de canalé de lana. Sonrió con suavidad.
“Apuesto a que estas asombrosa con él puesto.”Besó mi cabeza.
“Dijiste que solo jugabas con niños ciegos ¿Alguna vez fuiste a… al colegio habitual?”No me gustaba como sonaba. Casi dije normal, pero me imaginé que eso sería insensible.
“Lo hice, durante aproximadamente dos semanas. En mi noveno grado (N/T: 3º de la E.S.O) me dio por ir, porque pensaba que era normal y quería estar cerca de niños normales.”
“Eres normal.”
“No, Bella. No lo soy. Nunca lo seré. Pero de todos modos…”Siguió antes de que pudiese defenderle de nuevo.”Me dieron una paliza en mi segunda semana y decidí volver a mi escuela.”
“¿Por qué te pegaron?”Pregunté horrorizada.
“Bueno, ellos dijeron que estaba ligando con la novia de un tio, cosa que yo no hacía. También dijeron que era monstruo.”
“¡No eres un monstruo!”Casi grité, golpeando la mesa con el puño. Gruñí con ira.”Eres el hombre más asombroso que he-“
Me impidió que siguiese con sus labios, sosteniendo mi mejilla con una mano.”Solo para ti, mi amor.”
“Edward, eres un ser humano asombroso y no puedo imaginarme porque alguien haría eso.”Respiré, todavía un poco aturdida por el improvisado beso.
“Bueno ¿Hay algo más que quieras preguntar?”Descansó su cabeza contra la mía, su brazo rodeó mis hombros.
“¿Alguna vez saliste con alguien en el colegio?”
“¿Estas preguntando si ha habido otras mujeres, Isabella?”Bromeó.
“Tal vez.”Respondí brevemente. Se rió y besó mi cabeza.
“Salí con una chica durante tres semanas. Fuimos juntos al baile del colegio. Pero, como ya sabes, tu eres la primera… en todo.”
“Oh ¿qué tal era?”
“Tanya estaba bien. Nos divertimos juntos. Éramos amigos. Fui una de las primeras personas que habló con ella cuando llegó a la escuela. Sin embargo, no nos llevábamos como pareja. Ella no había sido ciega durante mucho tiempo y discutíamos por cosas estúpidas. No lo llevaba bien por el hecho de que ambos éramos ciegos. Por alguna razón esto le molestaba.”
“Oh…”Respondí tranquilamente, tratando de entender la diferencia.
Finalmente, la camarera llegó, se trataba de una mujer de edad avanzada con una gran sonrisa. Por su acento parecía que había nacido y se había criado en el sur.”Hola ¿qué tal? ¿Quieren algo para beber?”
Antes de que pudiera decir nada Edward respondió.”Una jarra de chocolate con leche y dos vasos, por favor. Y, nos gustaría seguir con el pedido, queremos dos desayunos normales con huevos revueltos.”
“¡Bien, estará listo en un minuto, cielo!”
Una vez que la camarera se fue comencé a reírme.”¿Una jarra de chocolate con leche? Edward ¿Intentas cebarme?”
“Tal vez. No te importa que pidiese por ti ¿verdad?”Parecía nervioso.
“No.”Solté una risita.”De todos modos es lo que yo hubiese pedido.”
“Oh.”Su rostro se relajó. Pasó sus dedos por mi boca y sonrió.”¿Eres feliz?”
“Muchísimo.”
“Entonces, cuéntame algo de cuando eras pequeña.”
“Soy aburrida. Mis padres se divorciaron cuando tenía seis meses. Me mudé a California, finalmente me quedé con mi madre en Arizona. Visitaba a mi padre todos los veranos.”Me encogí de hombros.
“Tu padre es oficial de policía ¿verdad? ¿No me disparará el Día de Acción de Gracias, o sí?”Realmente parecía nervioso.
Me reí.”No, le he hablado sobre ti. Quiere conocerte, pero no creo que te haga daño. Él te acepta más que mi madre.”
“¿Sabe que soy ciego?”
“Sí, mi madre le llamó el día que dejé de hablarle. Por alguna razón le gritó. Y las palabras exactas de mi padre fueron ¨Te dije que dejaras de comportarte como una zorra. No dejará de quererle ocurra lo que ocurra. ¨”Le conté con sinceridad, recordando la conversación de correo electrónico que tuve con él. No le había contado nada de esto a Edward por una razón. No quería imponerle más cosas de mi familia.
Edward Cullen
Reflexioné más de lo que hablamos mientras comíamos. No quería contarle a Bella más cosas de cuando era pequeño. Lo enfadado que estaba, lo deprimido que me encontraba. Que tuve que ir a terapia y que se burlaron de mí, incluso algunos niños ciegos. Aunque, supongo que eso es común en todos los colegios. Tendría que contárselo algún día, pero no tenía que ser hoy.
Caminamos por el paseo marítimo, soplaba la brisa fresca de noviembre. Levanté mi rostro al cielo, tratando de que me llegase algo de sol.”Dime que hay en cada tienda por la que pasamos.”Le pedí a Bella.
“Vamos a ver… hay una zapatería, una tienda de ropa de hombre y de mujer. Una tienda con velas y jabones, una perfumería, otra tienda de golosinas llamada Chocolate Crocodile.”Rió en la última parte.
Sabía cuando habíamos pasado por la perfumería, el olor llegaba hasta afuera de la tienda. Arrugué la nariz y Bella soltó una risita, notando mi expresión.
“¿Por qué no compramos algo de chocolate, para más tarde?”
Me condujo al interior de la cálida tienda donde el olor del caramelo se arremolinaba en mi cara, invitándome a probarlo.”Dios mío que bien huele.”Susurró Bella principalmente para sí misma.
Caminé hasta que sentí el mostrador, una voz baja me preguntó si podía ayudarme.”¿Qué es lo que huele tan bien?”
“Son nuestras famosas manzanas jumbo de caramelo.”
“Son del tamaño de mi cabeza.”Me susurró Bella. Reí suavemente.
“Denos una manzana.”
Después de cogerla y guardarla en una caja, pagué, con muchas quejas por parte de Bella. La ignoré, por supuesto.
Giramos a la izquierda, yendo en una dirección diferente.”¿Qué hay por aquí?”
“Una heladería, un cine, una tienda de ropa de Guess…”Siguió describiendo.
“Eso explica el olor. Deben de estar haciendo gofres.”Dije. Caminamos unos minutos en silencio.”Hmm… ¿Por qué no vamos al cine?”
“Pensaba que no te gustaban las películas.”Dijo.
“Bueno, quiero pasar tiempo contigo y me parece injusto. No tienes que negarte a ver la televisión o alguna película cuando estés conmigo.”
“No me importa.”Dijo con total sinceridad. Sonreí par mi mismo, la amaba mas a cada minuto que pasaba.
“Quiero que tengas una cita normal.”
“No me gustas las citas normales. Me gustan nuestras citas.”Se detuvo y abrazó mi cintura.
“¿Bueno, sabes qué? Creo que podría comprometerme a eso.”
Bella Swan
Dos horas más tarde y un viaje a Wal-Mart regresamos a nuestra habitación de hotel. Edward insistió en ir a la tienda y cuando me dijo cuanto le gustaba no pude negarme. Saqué los CD´s de mi bolso.”¿Cuál ponemos primero?”
“Eddie Izzard.”Dijo con una pequeña sonrisa sobre su rostro mientras se relajaba en la cama. Fui hacia el reproductor de CD y lo puse. Esperé en la cama y me apoyé contra Edward tras quitarme los zapatos.
Nunca había oído reir tanto a Edward. Cada parte de mi cuerpo se calentaba al verle reir y sonreír. Era increíble. Con ciertas cosas se apoyaba en mí y reía contra mi hombro, enviando cálidas vibraciones por mi cuerpo. Casi durante todo el tiempo su mano estuvo sobre mí, en mi pelo, en mi espalda, jugando y tocando, si es que no me estaba dándome de comer la manzana que habíamos comprado antes. Me sentía tan amada.
Lo amaba. Lo sabía y no sé porqué caí en la cuenta de ello en este momento. Esto me golpeó con fuerza. Estaba locamente enamorada de él. No era un flechazo o algo que fuese a desaparecer. Le amaba y quería pasar el resto de mi vida con él.
Me acurruqué en su pecho y sonreí por mi nueva revelación. No podía decírselo a Edward, no durante algún tiempo. No quería asustarle. Pero, sabía que él se sentía de la misma manera. Me incliné sobre él y presioné mis labios contra su mejilla.
“¿Y esto?”Dijo con una pequeña sonrisa.
“Por ser tu.”
“Bueno ¿Sabes qué? Creo que podía seguir así.”
¿Que os esta pareciendo la Historia? Chicas comenten sus teorias, si veo que les gusta hablare con la autora para traducir la secuela...
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