Todo Gracias a mi Cuaderno de Historias (+18)

Autor: Lyhh_mt
Género: Romance
Fecha Creación: 21/04/2011
Fecha Actualización: 26/09/2012
Finalizado: SI
Votos: 16
Comentarios: 87
Visitas: 117117
Capítulos: 28

 

La vida de Bella Swan no es color de rosas. El hombre al que amaba ni la miraba. Al no poder transmitir sus sentimientos, plasmaba todas sus fantasías con ÉL en un cuaderno. Un día, ese cuaderno cambiará su vida para siempre... ¿cómo? averígualo aquí.

 

Amor… odio… dolor… felicidad… y sobre todo… suspenso… muuucho suspenso…

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Hola, me llamo Lyane y este es mi primer fanfic. Bueno, qué decirles… me gusta mucho escribir y espero la opinión de ustedes, las lectoras (yo también soy lectora, por eso sé la importancia de la opinión y críticas de ellas a las autoras). Me encantaría saber lo que piensan… claro, pondré todo de mi parte para que esta historia sea de su agrado… yyy con respecto a los mensajes que sé que envían en donde incluyen insultos y demás, pues solo los ignoraré… si es que en esos mensajes, e incluyen algo así como críticas constructivas, que me ayuden a mejorar, que es lo que me importa, entonces, los tomaré en cuenta; mas no aquellos que solo ofendan…

Bueno, espero que les guste la historia y espero sus opiniones…

Lyhaane.

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Capítulo 16: CHAPTER 16

DISCLAIMER: Los personajes le pertenecen a la grandiosa Stephenie Meyer... la admiro tanto!... okz okz... yo solo plasmo las ocurrencias de mi mente y juego con sus personajes.


 

EDWARD POV

-Forks, allá vamos.

Me parecía casi irreal que estemos de camino a América. Estaba casi seguro que fue ayer que dije la misma frase, solo que en vez de Forks, dije Australia.

Habían pasado 4 años… no podía creerlo… ¡4 años!... tiempo en que no vimos a nuestros padres, porque no pudimos ir a visitarlos por ciertas cláusulas que venían incluidas en el convenio que firmamos para la beca que recibimos; y mis padres, en especial Esme, quisieron darnos una visita, pero siempre había una complicación. Sabía que Bella extrañaba hasta los huesos a sus padres. Los primeros meses en Australia fueron difíciles para ella. Recuerdo bien cómo lloraba por las noches y yo solo la consolaba, sintiéndome impotente por no poder hacer nada más que eso. Cuando hubo terminado nuestro primer semestre, ya nos habíamos acostumbrado al modo de vida, y tratábamos de acoplarnos a las costumbres de Canberra en cuanto al modo de vestir, incluso las frases que se usan para saludar, los temas que no podíamos tratar en conversaciones que teníamos con personas que recién conocíamos… en fin. La gente nos trató muy bien, aunque siempre había sus excepciones, en especial aquellas que marginaban a los becados, y más cuando son extranjeros. Pero eso no nos importaba ni a Bella ni a mí. Siempre caminábamos con la frente en alto, ignorando ese tipo de comentarios por los pasillos; y más bien, nos concentramos en obtener muy buenas calificaciones, lo cual no fue algo fácil, pero con mucho esfuerzo, noches sin dormir y fines de semana que no parecían eso, porque en vez de salir a pasear, nos encerrábamos en la biblioteca leyendo, pudimos lograrlo.

Obviamente, no todo fue felicidad y armonía. Hubieron discusiones, que la verdad me divertían mucho, porque hacer enojar a Bella era muy gracioso cuando ella se creía un tigre cuando más parecía un gatito. Y al parecer, eso la enfurecía más, ya que cuando yo empezaba a reírme, ella tomaba cualquier cosa y me la lanzaba. Yo salía de la casa y volvía cuando sabía que ella estaría dormida. Pero más me gustaban esa discusiones que eran motivo de una reconciliación en donde las palabras no eran necesarias… ni tampoco la ropa… solo nuestra enorme cama King size y la enorme luna que se asomaba por nuestra ventana como testigo de lo buenos que éramos reconciliándonos. Gracias a Dios, nuestros vecinos no se encontraban tan cerca como cuando vives en un departamento. Estoy seguro que de haber sido así, hubieran llamado a la policía pensando que estaba matando a Bella por los gritos que ella profería. Y yo no hacía nada para estos cesaran… me encantaba oírla gritar… incluso puedo decir que me sentía orgulloso de hacerlo. ¿Y a quién no? Si ella era una mujer muy hermosa… la más bella del planeta… del universo… esa era mi Bella.

 Los pocos amigos que tuve, me decían que todos los hombres realmente enamorados creen que sus mujeres son las más bonitas del mundo, ya que para ellos, no había más perfección que sus novias respectivas.  Recuerdo cuando discutíamos sobre quién era la novia más bonita; pero siempre terminábamos casi enfurecidos unos con otros porque uno decía que la novia del otro tenía tal defecto, y el atacado respondía diciendo que la novia de aquél tenía este otro defecto, y así la discusión nunca terminaba. Lo dejábamos por la paz y terminábamos diciendo que nuestras novias eran las 3 mujeres más hermosas del mundo. Pero sé que en el fondo, cada uno decía “pero la mía más”. Yo lo hacía.

Pero lo que me enfurecía de todo esto era que habían varios… muchos sujetos que no se conformaban con decir que el sobrenombre de MI novia le caía a pelos; sino que además tenían que decir tontería y media sobre sus malditas fantasías con ella. Pero con lo que ellos no contaban era que hallarían en mí el novio más sobreprotector y celoso del mundo.

FLASHBACK

Estaba en el vestidor de hombres de la universidad. Me había matriculado en un curso de deportes con el fin de desestresarme de los estudios, y me estaba funcionando muy bien. Hoy, me había ido a cambiar antes de que tocara el timbre, porque Bella saldría temprano también y queríamos ir a almorzar juntos, ya que ni me acordaba cuándo hicimos eso por última vez. Estaba un poco emocionado, ya que las veces anteriores que ella venía, porque ella SIEMPRE venía cuando mis clases de esta materia terminaban, solo caminábamos de la mano, conversábamos sobre cómo nos estaba yendo el día y luego nos separábamos para ir a nuestras demás clases. Así que tenía que aprovechar esta oportunidad que tenía.

Ya estaba listo, había guardado mis pertenencias en mi casillero, me había echado mi loción… todo estaba perfecto. Hasta que oí pasos que se acercaban. Al parecer ya los demás chicos iban a cambiarse para irse. Venían conversando y riendo. No esperé para oírlos y caminé a la salida, esquivándolos sin que me vieran porque no me gustaba hablar con ellos. Todos eran unos hijitos de mami tan superficiales que me irritaba su sola presencia. Ya iba a abrir la puerta, cuando escuché “Bella Swan”.

Ah, no. Tenía que quedarme.

Así lo hice. Di media vuelta y me acerqué por otro lado hacia ellos para oír su conversación, conversación en la que habían nombrado a MI Bella. Una fila de casilleros me cubría, así que me detuve ahí y me concentré en escuchar.

-¿Pero has visto esas piernas?- decía uno.

-Hombre, créeme que sí las he visto… hasta en mis sueños.- todos empezaron a reír.

-¿Sueñas con Swan? – preguntó otro.

-¿Y me vas a decir que tú no? Si hasta con Rachel soñabas.- todos rieron de nuevo.

-Ok, lo acepto. Y también acepto que anhelo hacer todas esas cosas que le hago en sueños, en la realidad.

-No eres el único. Esa perra tiene lo suyo.- dijo el que habló primero. Ya hasta este momento mis manos se habían cerrado en puños y mi yo interior estaba luchando por salir e ir a golpear a cada uno de los que estaban al otro lado mío.

-Si no estuviera ese imbécil de por medio, ya me la hubiera follado.- dijo el segundo.

-Ja… ¿y qué te hace creer que ella hubiera cedido?

-Eso no me lo impediría. Soy más fuerte que ella. Abrirle las piernas sería muy fácil y con eso hecho, ya lo demás sería pan comido.- ese imbécil hijo de puta. Lo mataría con mis propias manos, si se atreviese a ponerle un dedo encima a Bella. Lo juro.

-Eres un jodido lunático.- dijo otro.

-Oh, sí. Toda ella me vuelve loco. Hace unos días se lo dije… y el recuerdito que me dejó aún me duele.- ¡¡¿Qué?!! ¿De qué rayos estaba hablando? Pero Bella nunca me dijo nada acerca de…

-¿De qué hablas, George?- así que de él se trataba. Era hombre muerto.

-Eso, que se lo dije y cuando la acerqué a mí me abofeteó y me dio un rodillazo justo “ahí”. La muy puta me dejó casi sin respiración. Golpea bien. Por eso sé que en la cama… le gusta duro.

Mis manos temblaban como si estuvieran convulsionando. Mi felicidad, que hasta hace un momento estaba presente, se había ido al caño. Ese hijo de perra se había acercado a Bella, la había tocado, y ella no me había dicho nada… NADA. Tenía que hablar con ella seriamente… y en cuanto a este, no puedo hacer nada dentro del campus, porque si armo una pelea me reportan y podría perder la beca. Pero, fuera de este, podría hacer lo que se me diera la gana.

Salí como alma que lleva el demonio. Ahí ya estaba Bella, quien cambió de expresión cuando vio la mía.

-Tú y yo tenemos que hablar muy seriamente, Bella.- dicho esto, la tomé del brazo y la arrastré conmigo.

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Ese día, Bella y yo habíamos discutido y yo había salido enfurecido de la casa. Estaba que echaba humo, tenía que hacer algo. Llamé a Louis y después de saludarlo, le pedí sin rodeos que me diera el número del celular de George. Sabía que él lo tenía. Estaban haciendo un trabajo grupal. Él me preguntó para qué lo quería y yo le dije que había olvidado unas cosas en el gimnasio y quería preguntarle si él los había encontrado. Louis me creyó y me lo dio.

Ya lo había planeado. Le enviaría un mensaje de texto, haciéndome pasar por Bella. Le diría que lo esperaba en un lugar que, por lo que sabía era solitario, y cuando este llegara al lugar, le daría la peor golpiza de su vida. Tenía que sacar toda esa ira y la persona con la que me desahogaría sería ese infeliz.

Puse mi plan en marcha. Mandé el mensaje, pero vía Internet, de esas páginas que en realidad no sabes si el que te mandó el mensaje es realmente el nombre que dice el remitente, porque sería muy fácil hallar al autor del mensaje si mi número queda registrado en el móvil de él. Sabiendo que caería en mi trampa, conduje con mi auto al sitio indicado. Lo esperé. Luego de casi 40 minutos, cuando estaba por irme, llegó. Vi cómo salía de su auto, se arreglaba el cabello y se dirigía al parque que estaba totalmente lleno de árboles. Lo seguí. Yo vestía un suéter con capucha, para que no sepa quién soy. Caminé más rápido, hasta que quedé a menos de un metro de distancia. Lo empujé de manera que yo caí encima de él. Le di vuelta y clavé mi puño derecho en su ojo izquierdo. El primer golpe de la noche.

-¿Qué te pasa imbécil? ¡Quítate!- lo tenía apresado… no lo soltaría hasta que yo considerara que había recibido lo que merece… no, tenía que soltarlo antes, porque por mí lo mataría aquí mismo. Eso merecía… morir. Mis manos empezaron a temblar nuevamente. Se sentían eufóricos por empezar la golpiza- ¿quieres dinero? Ok, te lo doy todo, pero no me hagas daño, ¿si?- cabrón cobarde. Le di a mi voz un tono grave y hablé.

-No quiero tu dinero. Quiero que quedes como la chatarra cuando es molida en mil pedazos.- vi con mucho gusto su cara de horror.

-¡Ayuda!- no podía dejar que siguiera gritando, pero no tenía con qué taparle la boca, así que hice lo que creí lo más conveniente… golpearlo hasta cansarme.

Lo golpeé y lo golpeé más. Sangraba por todos lados: la nariz, la boca, sus cejas. Cuando supe que no podría pararse y huir, lo solté y comencé a patearlo en el estómago. Cuando me di cuenta que tenía que parar, me agaché, lo cogí del pelo y le hablé con voz grave nuevamente.

-Esto te enseñará a mantenerte alejado de personas a las que no te conviene ni mirarlas. ¿Me has entendido? Porque yo puedo darte más que una bofetada y una patada en tus malditas bolas. Ya lo sabes. Aléjate de ella. - dicho esto, lo solté, corrí hacia mi auto y lo puse en marcha. Solo para prevenir, paré en un lugar, al lado de la carretera, me saqué la remera, lo hice una bola, busqué el encendedor en mis bolsillos y prendí fuego a la prenda. Había que borrar las evidencias, y más esta que estaba toda manchada de sangre. Ya cuando llegara a casa me daría un baño para limpiarme el cuerpo por haber tenido contacto con el malnacido ese.

FIN FLASHBACK

 

Luego de dos semanas de la golpiza, George ni siquiera se atrevía a mirarme. Estaba seguro que lo último que le dije le había dejado claro de quién se trataba. Y él no podía hacer nada, porque no habían testigos y además él no había visto mi rostro, y por si así hubiera sido, no tendría fundamentos para acusarme, ya que al preguntársele la razón por la cual yo lo había golpeado, decir “acoso a su novia y hasta he pensado en violentarla” no sería provechoso para él.

Al parecer, George les habló de mí a sus demás amigos, ya que siempre que los veía como la misma expresión de “aléjate o te irá realmente mal” ellos solo se apartaban o hacían como que no me habían visto. Sabía que a Bella tampoco se le acercaban porque había conseguido que la novia de Louis la vigilara y me informara de cualquier imprevisto que sucediera en mi ausencia.

Todo eso ahora había quedado atrás. En este momento, me encontraba recostado en un cómodo asiento de primera clase, abrazando a mi niña, en camino a nuestro hogar… Forks.

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Aterrizamos a las 4:30 pm en el aeropuerto de Seattle. Esperábamos ser recibidos por nuestros familiares y amigos… sabíamos que todos nos habían extrañado tanto como nosotros a ellos.

Recogimos las maletas, las colocamos en un carrito y nos dirigimos al recibidor de recién llegados. Bella estaba muy entusiasmada a mi costado. Saltaba buscando algún rostro conocido y al no conseguir nada, se subió al carrito y de ahí divisó a las personas. Yo solo sonreía con diversión al verla comportarse como casi una niña. De pronto, la escuchamos. Esa voz chillona que tanto habíamos extrañado.

-Aaaaaahhhhhhh! ¡Bellssssssssssssssss! ¡No puedo creerlo! ¡Están aquí!- Bella bajó de un salto del carrito y corrió al encuentro de Alice, la duendecilla de siempre. Seguía igualita. No había cambiado nada. Ni siquiera había crecido alguito.

Detrás de Alice, se encontraban todos. Y cuando digo todos, me refiero a Rose, Jasper, Emmett, Carlisle, Esme, Reneé, Charlie, Jake, Vanessa… wooww.

Empecé a reír cuando me di cuenta que Emmett traía en sus manos un cártel de bienvenida, con caricaturas de Bella y mías. En las de ella, resaltaba su rostro tan enrojecido como un tomate y yo siempre mirándola como un acosador y una imitación pobre del desorden de mi cabello. Más parecía un loco que había escapado del manicomio.

No sé cuánto tiempo Alice estuvo abrazando a Bella, pero por fin la duende me dio una mirada de alegría.

-¿Te vas a quedar ahí mirándome? ¿Ni siquiera un beso? Pensé que me querías más.- ya para eso, los demás se habían acercado. Por supuesto no faltaron las lágrimas, y como siempre las magdalenas del día eran Reneé y Esme. Bella tampoco pudo evitarlo, y cuando me di cuenta las lágrimas caían por sus mejillas. Soltó a Alice y fue corriendo donde sus padres y los abrazó con fuerza. Mientras tanto, Alice corrió hacia mí y se me colgó como un koala. Yo solo reí y la abracé fuerte. De pronto, sentí otros brazos, y otros. Pude distinguir a Rosalie y… ¿Emmett? Lo miré extraño por su efusividad, pero él solo dijo:

-¿Qué? Yo también quiero abrazo.

-Extrañé tanto tu sentido del humor, hermano.- le dije de todo corazón.

-¿Y a mí no me extrañaste?- protestó la duende.

-¿Y qué hay de mí?- agregó Rose.

-Mis chicas, saben que las extrañé de igual manera. A todos.- después de no sé cuánto tiempo, por fin me soltaron.

-Edward, amigo, cuánto tiempo.- Jasper se acercó y me dio un abrazo, seguido por Jake.

-Cullen, hasta que nos honras con tu llegada.

-Black, ¿acaso te hice tanta falta?- le seguí  el juego.

-Nah… extrañé más a Bella.- lo miré mal.

-Black…- le advertí.

-¿Qué? ¡Oh, vamos! Ella es como mi hermana.- aún así, no cambié mi expresión.

-¡Hombres!- escuché que decía una voz femenina- Hola, Edward. Bienvenido nuevamente.- Venganza.

-Vanessa, estás muy guapa.- y la abracé. Escuché un gruñido detrás de ella. Sabía bien quién era.

-Cullen… ¿qué rayos..?- solté a Vanessa y lo encaré.

-Ahora, sabes lo que se siente.- nos sostuvimos la mirada, hasta que nos soltamos a reír.

-¿Y para mí no hay ni un abrazo?- me dijo una voz casi rota por el llanto. Mi madre.

-Mamá. Para ti hay abrazo, besos, muchos besos, y…- me acerqué a ella, abrazándola, besándola numerosas veces y sin pensármelo, la levanté y di vueltas, ocasionando que ella riera. Cuando creí que era suficiente, la dejé nuevamente en el suelo, pero no la solté.

-Hijo, mi bebé, te extrañé tanto. Júrame que nunca más te alejarás tanto tiempo de mí.- me dijo sin dejar de abrazarme.

-Te lo juro, madre. Nunca más.- Le di más besos, y me separé para saludar a Carlisle, quien nos miraba divertido.- Papá.- y nuevamente fui envuelto en otro abrazo, que se repitió con Charli y una muy lacrimógena Reneé.

Después de nuestro largo saludo, nos dirigimos a la salida. Todos bromeando y Emmett preguntándole a Bella si hubieron momentos graciosos que pueda contar, además de insinuar que no quería escuchar otra clase de historias no apto para menores de edad. Todos nos repartimos en los autos. Vi con sorpresa cómo Carlisle se montaba en una Van. Cuando Bella y yo nos fuimos, ese auto aún no formaba parte del garaje de mi casa.

-¿Uno más para la colección?- pregunté.

-Tu madre insistió en comprarla, ya que cuando supimos que venían, ni ella ni Reneé llegaron a un acuerdo sobre quién iría con ustedes de regreso a Forks, ya que ni Bella ni tú hubieran accedido a separarse, y tanto Esme como Reneé querían a sus hijos con ella; así que compré la Van, de manera que podemos ir todos juntos.

-Entiendo. Bueno, vamos a casa. Tengo muchas ganas de ver los cambios, si es que hubieron y… también quiero deleitar mi paladar con ese pastel tan delicioso que mamá prepara. Bella y yo lo intentamos hacer, pero no salió como lo hace Esme.

-¡oh, mi bebé! No te preocupes cariño, preparé un pastel solo para ti.- dijo mi madre pellizcándome los cachetes como lo hacía cuando era solo un niño. Yo solo me dejaba hacer, ya que era normal en mi mamá que me tratara como a un pequeño.

-¿Y mi niñita no extrañó nada de su querida madre?- preguntó Reneé haciendo un gracioso puchero. Ahora entendía de quién lo había heredado Bella.

-Mamá, ya no soy una b…- trató de protestar mi novia, sin éxito.

-Sabes que para mí, siempre serás mi niñita, así tengas 50 años.- dijo mi suegra, interrumpiendo a Bella.

-Y para mí, siempre serás mi princesita.- agregó Charlie revolviéndole el cabello. Ella solo suspiró resignada.

-Este es el precio a pagar por ser hija única. Pero aún así los amo.- y de nuevo empezó otra sesión de besos y abrazos paternales.- Y claro que extrañé ese exquisito pie de fresas que preparas, mamá. Y eso, por más que intenté prepararlo, ni el relleno me salió bien.- dijo Bella lastimeramente, haciendo su, tan bien conocido por mí, puchero.

Después de unas cuantas horas de camino, por fin llegamos a Forks. Primero, paramos en la casa de Bella, a quien despedí sin querer hacerlo, pero sabiendo que la vería en pocas horas en mi casa, donde se realizaría una cena de bienvenida.

-Nos veremos más tarde.- le dije sin soltarla, aún con mi rostro enterrado en su cuello.

-Mhmmm- fue lo único que salió de sus labios.

-Ya te extraño… ¿no puedes solo ir como estás a mi casa? Sabes que siempre…

-Edward Cullen, suelta a Bella en este momento. No le compré en vano un lindo vestido, zapatos a juego y otro conjunto más que luego me agradecerás de haber adquirido exclusivamente para ella.- Mmhhmm. Lencería. Alice sabía dónde darme. Di un largo suspiro, absorbí todo el aroma adictivo de Bella que pude y me separé de ella.

-Te veo en un rato. Te amo.- se despidió ella dándome un último beso y alejándose caminando de espaldas.

-Yo te amo más. Te estaré esperando.- di media vuelta y me fui.

Llegamos todos a mi casa y en menos de 5 minutos, ya había música y el patio ya estaba preparado para la cena que tendríamos. Todo estaba decorado con sencillez, pero con ese toque familiar que me hacía tanta falta. NO pude dar ni un solo paso, cuando fui arrastrado nuevamente a la sala y dirigido hacia las escaleras.

-Vamos, hermanito, tienes que cambiarte. Primero, te darás un baño y luego te pondrás ese atuendo bonito que escogí para ti.- me dijo Alice tan llena de entusiasmo como la recordaba siempre.

-Alice…

-No protestes. Después me lo agradecerás. Vamos, apresúrate. Bella no tardará en venir. Sabes que arreglarse no le lleva mucho tiempo. ¡Dios! Debí pensarlo antes. Tal vez, debí quedarme con ella para peinarla, maquillarla, colocarle bien el… Ayy… Ya, Edward. No te hagas de rogar, no me estreses más ¿ok?- la seguí sin chistar. Hice todo lo que ella me dijo. Al final, me gustó el atuendo que ella había escogido para mí (N/A: el modelo de la ropa de Edward está al final de la página). Ni tan formal, ni tan informal. Me gustaba. Me coloqué un poco de loción, y después de batallar con mi cabello sin conseguir nada, salí al patio nuevamente. Estaba ansioso. Ya quería que llegara Bella.

Hasta que de pronto, la vi. Tan hermosa como siempre. Su estilo iba con el mío. Amaba a mi hermana. (N/A: el modelo que usa Bells también está al final).

-Yo también te amo, hermanito querido.- pasó diciendo Alice delante de mí. A veces, me asustaba cuando hacía eso. ¿Acaso podía leer mi mente?

Sin pensar más en tonterías, me dirigí hacia mi Bella. Ella también se dirigía hacia mí con paso apresurado. Sabía que no era bueno para ella que caminara tan rápido llevando tacones y en una superficie tan inestable como lo era el grass. Por eso, aceleré mi paso y la tomé en brazos justo en el momento en que tropezó no sé con qué.

-Hey, tendrás que caminar con más cuidado, amor. No querrás ir a urgencias en tu primer día en Forks, ¿verdad?- ella solo sonrió y me dio un golpe juguetón en el pecho.

-Está bien. Seré más cuidadosa. Pero… me encanta cuando me salvas.- dijo eso rozando la piel de mi cuello, haciendo que su aliento chocara en él, provocándome estremecimientos. Empezaba su juego.

-N-no.

-¿De verdad?... ¿No sabes?- sentí su húmeda lengua pasar por mi garganta…

-Mmhhmm- no salían palabras completas de mis labios. De pronto, ella se alejó.

-Bueno, te lo diré en otro momento. ¿Vamos? Tengo mucho que hablar con las chicas.- siempre hacía lo mismo cuando me burlaba de ella o insinuaba algo sobre su falta de coordinación. Esto no es bueno. Ahora que ya no teníamos una casa entera solo para nosotros, ya no podía cogerla como a un costal de papas y llevarla a la habitación para hacerle pagar por sus provocaciones.

Respiré hondo y me acerqué a mis amigos. Conversamos de muchas cosas. Emmett como siempre con sus anécdotas. Cómo había extrañado reírme tanto en tan pocos minutos. Tanto él como Jasper y Jake me contaban cómo les había ido y me alegré de saber que todos ya tenían un trabajo asegurado. Al igual que yo. Tanto Bella como yo, nos habíamos asegurado con un puesto de trabajo antes de venir.

Como por instinto, vi mi reloj.

8:30 pm.

Ya casi era hora y tenía que hablar con Alice. De pronto, mis manos empezaban a sudar. Había planeado esto en secreto desde hace un mes. Nadie sabía absolutamente nada. Había actuado por puro instinto… bueno, en realidad, todo mi ser me gritaba que lo hiciera… yo solo obedecí. Y supe que estaba haciendo lo correcto cuando nos subimos al avión que nos traería de regreso.

FLASHBACK

Bella ya se había acomodado a mi costado. Se le veía un poco cansada, por lo que la envolví en mis brazos y empecé a tararear Claro de Luna de Debussy para que se durmiera. Pero de pronto, sentí cómo ella pegaba sus labios en mi pecho y creo que se estaba riendo o sonriendo o algo, porque sentía que sus labios se movían y no era por besos. Acto seguido, enterró más su rostro en mi pecho.

-¿qué sucede?- le pregunté.

-¿Eh?- alzó su rostro y me vio- No, nada. Solo recordaba la noche pasada con las chicas.

-¿Tu cena de despedida? ¿Hubo algo… divertido?- cuestioné ahora curioso.

-No… bueno, no divertido. Fue Clara.

-¿Clara? ¿La novia de Louis?

-Sip. ¿A que no sabes?

-Uhm, creo que no. Dime.- ¿Qué había pasado? Louis no me había dicho nada.

-Pues… pasa que cuando llegó al restaurante, ella estaba muy extraña, como eufórica o algo. Las demás chicas y yo estábamos pensando que estaba como drogada o quizás había tomado demasiado café o algo. Pero luego nos dimos cuenta de que no era así.

-¿Entonces qué tenía?

-Ella estaba muy emocionada, incluso con lágrimas en los ojos. La miramos realmente preocupada, pero solo nos bastó ver su mano izquierda para saber por qué se encontraba así.- me dijo viéndome con ilusión. Nunca había visto esa expresión en su rostro.

-Uhm… no entiendo.- ya sabía de qué iba, pero quería que ella me lo dijera y ver su expresión al respecto.

-Ay, Edward. Su mano izquierda. ¿No te dice nada?- solo negué con la cabeza- Ayy… vimos un anillo, un anillo de compromiso. ¡Louis le pidió matrimonio! ¿No te parece genial?- me dijo ella ahora más animada. Parecía como si el sueño hubiera pasado a último plano.

-Sí, claro. Bien por él. Wao, no me había comentado nada.

-Oh, ¿en serio? Qué raro. Pensé que lo sabrías. Bueno, pues sí. Se casarán en abril del próximo año.- dio un largo suspiro, pero no dijo nada más. Esperé, pero nada. Ella solo suspiró nuevamente. Cuando bajé la vista hacia ella, me di cuenta que me estaba mirando con la expresión de antes. Como si intentara decirme algo.

-¿Sucede… algo?- le pregunté.

De pronto, su expresión cambió. Puedo jurar que vi como… decepción.

-No… nada. Estoy… cansada. Dormiré un poco.- se volvió a acurrucar y se durmió al instante. Después de un rato, mis ojos también se cerraban. Lo último que escuché fue a Bella susurrar “acepto”. Una sonrisa se grabó en mis labios. Estaba haciendo bien.

FIN FLASHBACK

En ese momento, estaba muy animado, pero ahora los nervios se estaban apoderando de mí.

Sin pensarlo más, me dirigí hacia las chicas.

-Alice, ¿puedes venir un momento conmigo? Necesito hablar contigo.- ella me miró extrañada, pero me siguió.

-Claro. Ahora vuelvo chicas.- fuimos hacia la sala, que estaba vacía, y me paré frente a ella.

Me quedé mudo. No sabía cómo decírselo o qué decir.

-¿Edward? ¿Qué sucede? ¿Para qué me llamaste?

-Uhm, yo quería… que… lo que sucede es que… voy a…

-¡Ay, vamos, Edward! Dime de una vez. Estaba conversando de algo muy interesante con las chicas. Habla.

Pero no podía. Estaba muy nervioso. Nunca me había pasado. Solo pude introducir mi mano en el bolsillo y sacar la pequeña caja. Y se la mostré. Ella solo dirigió su mirada al objeto negro y se tapó la boca con las manos, según yo, para amortiguar su grito, pero no fue así, porque cuando sacó sus manos de su boca e hizo ademán de coger la caja, estalló.

-¡¡¡OH POR DIOS!!!- su grito se escuchó hasta la China, estaba seguro. Así que, sin querer armar más escándalos y tampoco que me descubran, la llevé más lejos del patio tapándole la boca. Entramos al despacho de Carlisle y ahí recién la liberé.

-No grites, por favor. Lo echarás a perder.- le pedí.

-Pero… pero… no puedo creerlo. ¡Qué emoción!- estaba empezando de nuevo.

-Shh… Alice. No hagas tanto ruido. Si te llamé fue para que me ayudes un poco, no para que chilles como loca.

-Pero… es que… Ok… me voy a calmar…- respiró hondo varias veces- Entonces… tú le vas a pedir a Bella que…

-Sí, le propondré matrimonio.- iba a gritar de nuevo, pero le tapé la boca antes de que lo haga. Ya estaba bueno de sus gritos.- pero ella no se puede enterar aún. Es una sorpresa. Absolutamente nadie lo sabe. Tú eres la primera. No lo arruines. Lo llevo planeando hace semanas.- ella hizo un ademán con sus manos, indicándome que la soltara y que no iba a gritar. Le obedecí y esperé a que hablara.

-Ok, ya. Entonces, ¿en qué quieres que te ayude?

-Quiero que veas el anillo y me digas si le va a gustar. Tal vez, no escogí bien. Si fuera así, podemos dejarlo para otro día y comprar otro anillo… o mandarlo a arreglar… no lo sé. Estoy muy nervioso ahora. No sé qué pensar.

-A ver, hermanito. Cálmate. Respira hondo, como yo. Ahora, enséñame el anillo.- volví a sacar la cajita de mi bolsillo y se lo entregué. NO sé si estaba exagerando, pero… ¿las manos de Alice temblaban? Creo que no fue muy buena idea llamarla. Tal vez, hubiera sido mejor llamar a Rosalie, así no estaría tan nervioso como me encuentro.

-¡oh Dios… es perfecto!- exclamó mi emocional hermana en susurros (N/A: el modelo del anillo también está al final). Gracias a Dios, había captado el no hacer ruido- Bueno, yo hubiera preferido algo más…- ¿Qué?

-¿Más? Estoy seguro que Bella querrá despellejarme cuando lo vea. Me saldrá con eso del gasto que hice y que no era necesario y que no podría aceptarlo y bla, bla, bla. La conoces bien.

-Sí, bueno, tienes razón.- estaba admirando el anillo, cuando de pronto levantó el rostro y me miró con sus ojos entrecerrados. – Tú, ¿por qué no me dijiste nada de esto antes? Hubiera organizado algo más… formal. La hubiera vestido distinto… no sé, un vestido… algo más…

-Alice, ya. No quería que nadie lo sospechara siquiera. Quería que todo fuera sorpresivo para todos, y más para Bella. Y ahora, me encuentro nervioso, pero claro, se me ocurrió llamar a mi querida hermana para intentar calmarme, y ahora estoy peor.- gritar susurrando no me iba bien. Tendría que recordarlo para otro momento.

-Ayy, lo siento, es que… no me lo esperaba y… me lo dijiste así tan… directamente. Sabes que soy algo… explosiva…

-¿Algo? Casi me rompes el tímpano. Y suerte que nadie vino a nuestro encuentro para ver qué sucedía.

-Ok, ok, está bien. Perdón. Ahora, hay que calmarnos. Todo saldrá estupendamente bien. Cenaremos, conversaremos, bromearemos en la mesa para aligerar el ambiente, y cuando hayamos terminado el delicioso postre, hablarás. Uhm, yo puedo anunciar antes que hables, que darás unas palabras de agradecimiento. Luego ya ves cómo pasas de ese tema a lo de la propuesta. Sabrás hacerlo. Ya verás. Solo concéntrate en Bella, y verás cómo las palabras fluyen. Ahora, respira hondo y salgamos.- estaba escuchando con mucha atención lo que la pequeñaja decía.  Sentí sus brazos rodearme, y yo le devolví el abrazo. Ahora estaba más calmado. Ella tenía razón, todo saldría bien. Solo tenía que concentrarme en Bella. Eso no era difícil. Siempre estaba concentrado en ella. Era inevitable.

Salimos del despacho. Estaba tranquilo. Todo saldrá bien, sí.

Llegamos a la entrada del patio. ¿Y si… no sé qué decir?

No. TODO.SALDRÁ.BIEN.

Estaba a punto de ingresar, con Alice delante de mí, jalando mi mano. Mi bolsillo zumbaba. ¿El anillo cobró vida? De pronto…

No. No. No. No saldrá bien. Estoy nervioso. Nervioso.

Me quedé inmóvil. Alice seguía jalando. Dejó de hacerlo y se volvió hacia mí.

-¿Qué sucede?- Dile que necesitas ir al baño.

-No podré.- ¡Vaya! ¡Qué inteligente!

-¿Estás hablando en serio? Edward, ten fe en ti mismo. ¡Rayos! Este no es mi hermano. ¿Qué te sucedió en Australia? No te vas a echar atrás ahora. Siempre te recuerdo como una persona tan valiente… tan seguro de sí mismo. ¿Y ahora me vienes con esto? NO, Edward Cullen. Te llevaré arrastrando allá.

¡Di algo! ¡Maldición! Ella habla en serio.

-Alice… mira el lado bueno. Podrás organizar algo como tú quieres. Una cena adecuada… podrás vestir a Bella con ese vestido que sé ya tienes en mente. Piénsalo.- sí, eso la convencerá de echarse para atrás.

-Suena tentador… muy tentador.- de pronto, me vi siendo jalado nuevamente, y para cuando reaccioné, ya estaba en el jardín- Pero… hoy es el día, hermanito.- susurró ella.

Todos nos miraban con curiosidad.

-¿Por qué nos miran? Vamos a comer, que muero de hambre. Digo, no es por nada, pero ya son más de las 9 pm.- protestó Alice. Todos la miraron divertidos. Todos… menos Bella. Ella me miraba a mí. Yo solo traté de sonreírle y caminé junto a Alice.

-Sí que ya es tarde. Vayamos a la mesa. La cena está lista.

Ok, haré lo que Alice dijo. Cena, conversación, postre, discurso, propuesta.

-Amor, ¿te encuentras bien?- me preguntó Bella que estaba sentada al lado mío.

-Sí, cariño. Solo estoy un poco cansado, pero tengo mucha hambre también.- le sonreí para tranquilizarla. Esto iba a salir bien.

-Ni que lo digas, yo me siento igual.- recostó su cabeza en mi hombro y yo solo la rodeé con mis brazos.

-Bueno, chicos, familia, sírvanse.- dijo Esme tan alegre de ver a toda su familia reunida por fin.

Y así, la cena fue avanzando. Las risas no faltaron con las curiosidades de Emmett. Luego, llegó el postre. Y Emmett nuevamente fue el protagonista al protestar por qué a mí me daban un pedazo de pastel más grande que a él. Todo estaba tan tranquilo, hasta que…

-Bueno, familia, amigos, mi queridísimo hermano Edward dará unas palabras- mis amigos empezaron a chiflar, y silbar, aplaudir, mientras que los demás reían.

Respiré hondo por enésima vez, y me paré.

-Gracias, hermana.-le dije con doble sentido. Ella solo me dio una sonrisa de oreja a oreja.- Efectivamente, quiero darles las gracias a todos por habernos recibido a Bella y a mí con tanto… entusiasmo. Realmente, nos hacía falta sentir ese cariño por parte de ustedes. Durante todo este tiempo fuera, Bella y yo pasamos por momentos difíciles… a veces, queríamos tirar todo por la borda y regresar a casa, pero siempre conseguíamos sacar fuerzas y seguir adelante, sabiendo que un día regresaríamos. Y aquí estamos. Este largo periodo separados, sirvió para que ese gran cariño que siento por todos ustedes, creciera cada vez más y que con el pasar de los días, añorara más su compañía. Pero, sobre todo, me sirvió para que el inmenso amor que le tengo a esta preciosa mujer- dije tomando su mano- llegue hasta lo inimaginable. Su sola presencia, me daba las fuerzas para seguir, para no mirar atrás, para no dejar de luchar… para darle sentido a todo lo que estábamos haciendo. Y valió la pena. No me arrepiento de nada de lo que he hecho.- decía esto sin dejar de mirarla. Finalmente, Alice tuvo razón. Con Bella, las palabras salían con fluidez- Ni tampoco me arrepentiré de lo que voy a hacer.- en ese momento, se escuchó un chillido amortiguado de, sí, Alice. Dirigí mi vista hacia ella para que se controlara. Ella solo asintió imperceptiblemente.

Bella me miraba con emoción por las palabras que le estaba diciendo, pero además sus ojos expresaban curiosidad.

-Desde el momento en que te conocí, mi vida cambió. Volvió a ser la de antes. Esa a la que nunca pensé regresar, la que nunca pensé que volvería a ser mía. Hasta que llegaste tú. Junto a ti, he pasado los mejores momentos de mi vida, porque tu sola compañía hace del momento, el mejor. Y pretendo hacer que así sea por lo que nos resta de vida.- escuché varias respiraciones más fuertes de lo normal, pero no desvié mis ojos de los de ella, mi razón de existir; quien ya había abierto más los ojos y sus labios se habían separado, queriendo decir algo.

-Ed…

-Un día, te hice una promesa… para mí, la más importante. Y te di un regalo cuando te la hice. Hoy, estoy listo para cumplirla.- como el chapado a la antigua que soy, metí mi mano en el bolsillo, saqué la cajita e inmediatamente me planté mi rodilla en el pasto, sin soltar la mano izquierda de Bella. Escuché sollozos. No necesitaba voltear para saber de quiénes eran. Bella tenía los ojos aguados, con su palma sobre sus labios entreabiertos, que formaban una sonrisa. Lo podía notar porque tenía la palma abierta, para que pueda respirar supongo.- Estoy convencido de que eres la mujer de mi vida, y una prueba de ello es que te amo, te amo más que a mi propia vida, mi Bella. ¿Le harías el honor a este humilde caballero de aceptarlo en matrimonio?- abrí la cajita, y pude ver cómo los ojos de ella se abrían más de lo normal. Hice presión en su mano para que me prestara atención a mí y no al anillo, que sabía ella consideraba demasiado, lo cual era imposible; y la miré, esperando su respuesta. Estaba ansioso. De pronto, ella empezó a negar con la cabeza, con las lágrimas a punto de rebalsar de sus ojos.

Estaba negando… pero… yo pensé…

Sabía que algo saldría mal. Mi mirada comenzó a bajar. Tal vez, me equivoqué en el avión y ella aún no se sentía preparada para dar este paso.

Sentí su tacto en mi mejilla, levantando mi rostro y plantando su mirada en la mía. De sus ojos ya se derramaban las lágrimas y su sonrisa seguía en sus labios.

-Ni siquiera necesitabas hacer la pregunta. Por supuesto que te daría esto… y mucho más. Sí quiero casarme contigo.- y se lanzó a mis brazos sin darme tiempo de reaccionar. Yo solo atiné a devolverle el abrazo y apretarla contra mí. Ahora me sentía feliz. Esta mujer  había hecho que casi me dé un infarto al dejarme pensar que no me aceptaría. Pero, no. Me había vuelto a equivocar.

-Te amo tanto, Edward… tanto. Me haces tan feliz… tan feliz.- me profesó ella con la voz casi rota por el llanto.

-Tú me haces feliz a mí al aceptarme, Bella. Te amo, te amo… TE AMO.- la separé con lentitud y la tomé de las mejillas para limpiar sus lágrimas. Luego, volví a coger la cajita y saqué el anillo.

Tomé su mano  saqué con delicadeza el anillo que hasta este momento descansaba en su dedo corazón. Había llegado el tiempo de reemplazarlo. Coloqué con lentitud el nuevo anillo y una vez en su posición, besé la mano de mi ahora prometida.

Una nueva etapa estaba por comenzar.


 

 

Atuendo que usó Edward

Atuendo de Bells

Anillo de compromiso: foto 1, foto 2, foto 3


 

 

Holaaaaaaaa chicas... Dios!!!! siento mucho mucho haberlas hecho esperar, en verdad... este ciclo en la universidad ha sido el más estresante que he tenido... peeeeeeeeeeeeeeeeeeero... ya lo terminé asi k... siiiiiiiiiiii ahora publicaré con más frecuencia, y ya no las dejaré tanto tiempo en ascuas...

Y uhmmm... qué tal?? estuvo bueno?? les gustó?? espero k asi haya sido en verdad y k al menos haya recompensado un pokito por todo el tiempo k les hice esperar...

Bueno, ya m despido... espero chicas k no me hayan abandonado... plizzz no me dejen! uds son muy importantes para mí al igual k su opinión... nos vemos en el prox cap okz byeee cuídense muchísimo chauuuuuuuu

Lyhaane.


 

 

Un agradecimiento a: Vampiressa, Jazz_666, Kriss, Marie10, Maacri_Cullen, Lolovampira, Silmo,  Rosiecullen, Rosemarycullen, MT_Cullen, Bellamariswan, Martha y Anicullen.... yy gracias tb a las chikas k no dan señales de vida, pero k están ahí... gracias por seguirme y por sus comments...

Capítulo 15: CHAPTER 15 Capítulo 17: CHAPTER 17

 
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