Forks, Washington.
Pov: Demetri.
Ya estaba listo para ir al colegio, hoy no intentaría nada con Carol aunque no me daría por vencido quería darle tiempo y yo debía superar el dolor de su desprecio para estar listo en el siguiente encuentro.
-Demi debemos irnos ya, detesto llegar tarde y lo sabes-Jane era adorable pero podía llegar a ser fastidiosa cuando de puntualidad se trataba.
-Ya voy Jane-y tomé mi mochila del colegio, cuando salí de la casa los chicos estaban listos en la Hummer de Félix-Sube Demetri-hice lo que Jane me ordenó, en estos momentos lo que menos deseaba era pelear con ella.
Al llegar al colegio el auto de mi chica ya estaba estacionado en el aparcamiento, me negué a buscarla con la mirada, temía encontrarla con el imbécil del perro.
-Demetri entra ya-Jane me llamó desde la entrada al colegio.
El día iba espantoso, no había nada en las clases o los libros que no supiera ya.
Al llegar el almuerzo Jane fue a buscarme al aula.
-Demetri debes venir, Carol está discutiendo con Paul en el salón, temo que esto pueda salirse de control-
Corrí a velocidad humana hasta el aula donde se hallaban Carol y Paul ella estaba llorando, me dolía verla así pero por el momento no había mucho que yo pudiera hacer.
-Jane saca a Carol de ahí, yo hablaré con el perro-
Jane me hizo caso y se llevó a Carol, era momento de enfrentar al perro, ya me escucharía el muy imbécil.
-¿Qué diablos quieres?-
-Perro, como le hagas algo a Carol te arrancaré esa asquerosa y peluda cabeza-
-Mira maldito frío que tienes tú que molestarme, ¿a caso te enamoraste de ella?-
-Lo que yo sienta es asunto mío perro, tu limítate a tratarla como se merece y no habrá problema-
-No me digas qué tengo que hacer y ahora lárgate frio, hueles asqueroso-
-Mi olor es solo el aviso de que estás en peligro, es la causa de que los pelos se te ericen, es aquello por lo que duermes con un ojo abierto, no te tengo miedo, no tientes a la suerte, sabes que gustoso acabaría contigo-
-¿Y qué rayos te detiene muerto viviente?-
-Yo sería incapaz de descubrirme, eso implicaría acabar con la evidencia y no mataré inocentes por tu culpa-como no tenía más que decirle me retiré.
Pase el resto de la tarde pensando en Carol, debía verla. Esperaría al anochecer y entraría por su ventana, debía cerciorarme de que el perro no la hubiese dañado.
Llegó el anochecer, era hora de verla, estaba ansioso ya no podía estar sin ella, se había vuelto como una droga, Carol era mi marca personal de heroína y lo sería por siempre.
Al llegar a su casa estaba todo apagado escalé hasta su ventana y entré, lucía increíblemente preciosa cuando dormía, era increíble tanta belleza almacenada en un solo ser. Ella comenzó a removerse en su cama, estaba inquieta y de pronto de sus labios se escapó un nombre, “Paul” susurró, y ese susurró fue como si me clavaran un puñal en el sitio donde un día latió un corazón, salí inmediatamente de su habitación, comencé a correr hasta adentrarme en el bosque que estaba de espaldas a casa de Carol, me encontré con Jane.
-Demi que diablos te pasa parece que hubieras visto un fantasma-
-Jane ¿y si todo está perdido?, ¿y si lo de Carol no va a ningún lado?-
-Demi ¿por qué dices eso?-
-La miraba dormir y ella nombró al perro-
-Demi de ti depende que eso cambie-Jane tenía razón, ya me encargaría de enamorar a Carol y que ese perro no fuera más que un maldito recuerdo.
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