Edward Cullen
“Voy a matarme.”Se quejó mientras abría la puerta. Cogí sus manos y con cuidado la conduje por el cuarto.
“Acabas de decir que confías en mi.”
“Confío en ti. ¿Alguna vez has notado lo torpe que soy?”Gimoteó.
Tomé su mochila y la puse sobre el sofá. “Lo he hecho. Simplemente creo que no has notado todo lo que te rodea. Esto podría ayudarte, creo.”
“¿De verdad?”Preguntó Bella. Se alejó de mi apretón y oí un golpe ruidoso.”¡Ay! hijo de-“
La corté antes de que pudiese continuar.”Bella, amor. Espérame.”
Me moví tras ella y sujeté sus manos. Presioné los labios en su oído.”¿Qué oyes ahora?”
“Oigo…”Se detuvo pensando.”Oigo mi corazón y tu respiración.”
“Muy bien, ahora da dos pequeños pasos hacia delante. Escúchalos.”
“¿Qué quieres decir con eso de escuchar mis pasos?”
“Pruébalo, Bella.”Suspiré.
Escuché. Eran lentos y nerviosos.”Edward…”Gimió.”Voy a hacerme daño.”
“Tal vez haya empezado con mal pie. Comencemos con otra cosa.”La tomé de la mano y la llevé hasta la mesa. Sentí todo lo que se encontraba alrededor para comprobar que estaba bien.
Bella Swan
Me sentó sobre una silla de tela.
“¿Tienes hambre?”Preguntó dulcemente. Colocó sus manos a los lados de mis rodillas y me pareció que estaba arrodillado frente a mí.
“Un poco.”Contesté. Por alguna razón me ruboricé. Sentir esta vulnerabilidad era muy extraño y me avergonzaba.
“Para la mayoría de las personas la alimentación es una experiencia muy visual. No me sorprendería demasiado si alguna vez le dijiste a tu madre que no comerías algo porque parecía repugnante.”
“Todos los niños lo han hecho, bastantes veces de todas formas.”Solté una risita recordando algunas batallas que tuve con mi madre.
“Yo solía decirle a mi madre que no comería algo porque olía asqueroso o lo sentía desagradable. ¿Qué dices a eso?”Se rió suavemente para él.”Ya sabes, algunas personas no pueden decir lo que comen sin mirarlo, a no ser que lo que estén comiendo tenga un sabor realmente fuerte.”
“Creo que yo podría.”
“¿Podrías decir lo que estás probando? ¿Oliéndolo?”
“Sí…”Sonó más bien como una pregunta que como una respuesta. Llevó su mano hasta mi cara y pasó el pulgar por mis labios. Luego deslizó algo frio por mis labios.
“¿Qué es?”
Me incliné y me lo llevé a la boca, masticando lentamente. Sonreí mientras lo descubría.”Fresas.”
“Me gustan las fresas. Me recuerda a ti.”Volvió a pasar los dedos por mis labios.
“¿Por qué?”
“Tu olor. Siempre hueles tan deliciosa. Podría comerte entera.”Su voz era suave pero me pareció que había algo más.
Antes de que pudiese contestar había otra cosa sobre mis labios. La textura y el sabor eran distintos. Estaba bueno, pero no estaba completamente segura de lo que era.”¿Es… queso?”
“Muy bien. Eres mejor de lo que pensaba. Pero ¿qué clase de queso es?”Bromeó suavemente. Su mano libre vagaba por mi muslo haciéndome temblar.
“Yo… no tengo ni idea.”Tartamudeé. Mordí mi labio, sintiéndome avergonzada otra vez.
“Uno de mis favoritos. Es queso de bola. Cuando era pequeño tenía ciertas trabas para sacarlo de la nevera, con… ocho años. Mi madre intentaba esconderlo y siempre lo encontraba.”
“Algún día ¿Prometes contarme algo más sobre tu infancia?”Pregunté, colocando mis manos en su rostro.
Recorrí su cara con los dedos, su expresión no era feliz, las esquinas de sus labios estaban hacia abajo.”Otro día, Bella. Quiero que esta noche sea más agradable.”
“¿Tuviste una infancia difícil?”Pregunté con delicadeza.
“Toda persona distinta a la norma tienen una niñez difícil.”Contestó brevemente. Sabía que lo mejor era no presionar. Le oí pasar por delante de mí y coger algo de la mesa, el envoltorio produjo un ruido chirriante contra la madera.”Creo que es hora de algo dulce.”
Untó algo en mis labios. Lo lamí lentamente, probándolo con cuidado.”¿Es alguna especie de pudin…?”Pregunté tranquilamente.
Se acercó y besó mis labios, lamiendo el chocolate restante.”Algo así. Mouse.”
Coloqué las manos sobre las mejillas y le besé suavemente. Sonrió contra mi boca y me devolvió el beso.”Iba a dejarte que tratases de comer con cubiertos pero no quiero que estropees tu ropa.”Me tomó el pelo. Era lo bastante peligrosa cuando veía que se me acercaba un tenedor. Probablemente era lo mejor.
Me dio de comer una gran variedad de cosas, pan de salvado con mantequilla, fruta y otros tipos de queso. El champan me sorprendió, las burbujas hicieron cosquillas en mi nariz.”¿Cómo conseguiste esto? Somos menores de edad?”(N/T: en Estados Unidos no se puede beber alcohol (legalmente) hasta los veintiún años).
“El dinero manda, Bella.”Comentó antes de dar un pequeño sorbo. Estaba empezando a enterarme cada vez más. El burbujeante liquido entró en contacto con sus labios, oí el sonido que hacia al beber suavemente.
Después de terminar la comida me alentó a caminar hasta la cama. Me caí una vez, aterrizando sobre mis manos y las rodillas. Él se puso detrás de mí, ayudándome a levantarme.”Esto es muy difícil.”Susurré.
“Lo sé.”Susurró de vuelta. Me condujo el resto del camino.”¿Puedo enseñarte algo más?”
“Enséñame tu mundo entero.”Le dije con una pequeña sonrisa.
Cuando no respondió empecé a preocuparme. Moví mis oídos en todas direcciones tratando de oír cualquier sonido. Casi me quito la venda, pero entonces la cama se hundió a mi lado.
Edward sujetó mi brazo y pasó algo suave por mi piel. Era asombroso. Me recorrieron escalofríos desde la cabeza hasta la punta de mis pies. Lo puso sobre mi hombro y en mi cuello, hasta que finalmente lo acercó a mi nariz. Olía increíblemente dulce y floral. Me llevó un minuto caer en la cuenta. Era una rosa.
Quitó la flor y la colocó tras mi oreja. Sonreí por su dulce gesto y me dolió el estómago cuando recordé que él no podía verme.
Sus manos fueron a mi camisa y comenzó a desabotonarla. Me ruboricé como si fuese la primera vez. Cada caricia parecía más intensa que antes. Me la quitó de los hombros y la tiró a algún sitio. Su boca caliente fue hasta allí y comenzó a besar con suavidad.
“Bella, te amo. Tus… sentimientos. Tus caricias, me hacen sentir como si estuviese en el cielo. Sabes igual que la ambrosía, como si fueses enviada por los dioses solamente para mí.”
“Edward.”Respiré su nombre. Incluso aunque no pudiera ver cerré mis ojos fuertemente. Temblaba, respirando de forma entrecortada. ¿Cómo podía hacerme esto?
Besó mis labios, pero luego se alejó completamente. Busqué a tientas su cuerpo pero no pude encontrarlo. Gemí, echándole de menos ya.”Estas impaciente.”Rió entre dientes.
La música comenzó a llenar el cuarto, suave y hermosa. Alguien comenzó a cantar en español o en italiano o en alguna lengua romántica. No pude concentrarme el tiempo suficiente para entenderlo. De cualquier manera era muy hermoso. Me senté sobre la cama y me desvestí. Empecé por mis zapatos, con la esperanza de no ponerlos en medio.
Edward me tocó los tobillos haciéndome saltar. Rió entre dientes un poco y avanzó sobre mí.”¿Nerviosa?”
“Un poco.”Admití con una pequeña sonrisa. Llevé mis manos a su cara, y las deslicé hacia abajo, sintiendo cada musculo.
Gimió cuando llegué a su estómago, apretándose fuertemente bajo mi toque.”Si sigues haciendo este tipo de cosas no voy a ser capad de concentrarme para realizar todo lo que tenía planeado.”
“¿Qué planeaste?”
“Es una sorpresa.”Dijo con orgullo. Gemí y me levanté, nuestras narices se rozaron un poco.
“No me gustan las sorpresa.”Murmuré, frotando su nariz con la mía.
Se rió un poco.”Todo es una sorpresa para mí. Quiero mostrarte mi mundo, eso es parte de él.”
“Pero Edward-“Comencé, pero él empezó a bajar besando mi pecho, callándome con eficacia. Sus caricias eran tan suaves y dulces, tan dulces y lentas, como si estuviese saboreando cada centímetro de mí. Se acercó a mis vaqueros y rápidamente me los quitó.
Colocó mis manos en su pecho y comprendí que se había quitado la camisa en algún momento. No sé cómo podría habérmelo perdido. Mis dedos pasaron ávidamente por su piel suave y sus músculos firmes. Sabía como era pero lo que sentía hacia que mi imaginación se desmadrase.
“¿Puedo hacerte el amor?”Sus labios rozaron mi oreja cuando habló. Temblé, apretando los labios. Asentí incapaz de hablar.
Se bajó de la cama de nuevo, pero esta vez sabía lo que estaba haciendo. Escuché como el resto de su ropa caía al suelo. Sonreí imaginándomelo. Tenía un cuerpo increíble y tenía la suerte de poder verlo.
Me senté y traté de desabrochar mi sujetador pero sus manos me pararon, haciéndolo por mí. Deslizó las correas por mis hombros dejando que las puntas de sus dedos rozasen mi piel demasiado sensible. Sus manos grandes volvieron a mi pecho, apenas rozándome bajando hasta mis bragas. Me moví con cuidado para ayudarle a quitármelas.
Traté de volver a echarme pero él cogió mis brazos. Me recogió y me colocó sobre su regazo desnudo. Me di la vuelta de modo que mis piernas le rodeasen. Me rodeó la cintura con los brazos y enterró al cara en mi pecho.”¿Es más difícil de lo que crees?”Murmuró contra mi piel.
“Sí.”Llevé las manos a su pelo y acerqué su cabeza a la mía. Nuestros labios se estrellaron con asombrosa fuerza y me impresioné un poco. Rió entre dientes contra mi boca pero no se separó del todo.”¿Cómo lo haces?”
“No estoy completamente seguro. Simplemente… escucho tu cuerpo. Siento los movimientos y trato de entender lo que vas a hacer lo que quieres que haga.”Mientras habló hizo una maniobra con mis caderas entonces despacio me deslicé hacia abajo sobre él. Gemí por la sensación de estar completamente llena.”¿Te gusta lo que hago?”
“Muchísimo.”Respondí cuando comenzó a mecernos el uno contra el otro. Su mano presionaba contra mis omoplatos, manteniéndome cerca de él.
No me llevó mucho tiempo estar completamente bañada en sudor. Nuestros movimientos eran más fuertes y más frenéticos a medida que llegábamos juntos a la cima. Le agarré el pelo de forma brusca y atraje su boca a la mía.
“Edward, quiero verte. Quiero ver tu cara. Por favor.”Gemí mientras me acercaba más y mas.
“Ahora sabes cómo me siento durante cada segundo que paso contigo.”Agarró mis muñecas con una mano para impedir que me quitase el pañuelo. De alguna forma nos dio la vuelta de modo que yo estaba tumbada sobre mi espalda. Nuestros cuerpos permanecieron siempre unidos. Chillé sorprendida pero su boca amortiguó el sonido.
“Por favor.”Susurré la palabra, suplicante.
“No.”Dijo con firmeza. Su tono de voz hizo que mi estómago se contrajese.”Aun no, mi amor.”
Nunca había sido tan firme conmigo y me encantaba. Quería que me dominase. Mis piernas le acercaron mas, su cuerpo entró de golpe en el mío.
“Por favor… por favor… por favor…”Canté la palabra con cada empuje, como su fuese una palabra mágica. No sabía porqué pedía en ese momento. Cogería felizmente cualquier cosa que me diese en ese momento.
Su boca se cernió sobre la mía, su aliento dulce lleno mis sentidos.”Quiero sentirte Isabella. Por favor, tengo que sentirte.”
Sabía lo que me estaba pidiendo. Mi cuerpo actuó por voluntad propia, elevándose para encontrarse con el suyo. Su mano izquierda aun inmovilizaba mis muñecas sobre mi cabeza, pero su mano libre descansaba en mi cadera, guiándome. Si esto no fuese tan maravillosos me habría odiado por la forma en que mi cuerpo hacia lo que él pedía.
Dije su nombre cuando mi cuerpo comenzó a elevarse dulcemente hacia lo más alto. Me agarré a su espalda tratando de sujetarme a algo estable mientras volaba. Él gimió fuerte y supe que ahora volaba conmigo. Me agarré a él con fuerza, derribándolo sobre mí. La presión de su cuerpo con el mío solo aumentó el éxtasis. Aspiré su maravilloso olor almizclado, llenado mis pulmones con él.
Jadeamos durante unos minutos, ninguno de los dos dijo nada. Finalmente besó mi cabeza y desató el pañuelo que me cegaba. Despacio abrí mis ojos, pestañeando para tratar que se habituasen a estar descubiertos. El cuarto estaba completamente oscuro pero no me preocupó. Siempre y cuando estuviese con él, no importaba.
Finalmente salió de mi y puso su cabeza en mi pecho, la palma de su mano descansó en mi estomago.”Te amo.”
“Te amo tanto. Gracias.”
“¿Gracias por qué?”Preguntó, al parecer, confundido.
“Por dejarme ser como tú. Eres realmente sorprendente y yo nunca… podría hacer lo que tú haces con tanta gracia.”Jugué con su pelo, haciéndolo girar en mis dedos.
“No lo hago muy bien, simplemente no me golpeo contra tantas cosas como tú.”Bromeó.”¿Estás segura de que, por lo menos, no tienes mal la vista?”
“20/20”Le empujé. Se rió y besó el lugar donde mi corazón todavía palpitaba con fuerza. Aun no se había calmado por completo.(N/T: con lo de 20/20 bromea sobre las dioptrías que tiene en cada ojo)
“Edward ¿sabes que te amo de cualquier forma? ¿Qué te amaría si pudieses ver o si fueses ciego y sordo?”
Al principio no dijo nada pero asintió despacio.”Me siento de la misma forma. Tú me llamas, Bella. Cada parte de ti. No puedo vivir sin ti. Te necesito más que al aire.”Me abrazó más fuerte con cada palabra.
·Haces que me sienta especial. No sé como devolvértelo.”
“No tienes que devolvérmelo. Simplemente déjame estar cerca de ti.”Elevó su cabeza, su cara estaba a solo unas pulgadas de la mía. Me incliné hacia delante y toqué su nariz con la mía. Sonrió y no pude evitar juntar nuestros labios en un suave beso.
Tras unos minutos de cómodo silencio eché las mantas sobre nosotros. Me acurruqué contra su cuerpo todavía desnudo y dejé al cabeza en su fuerte pecho.
“¿Podemos quedarnos así… para siempre?”Preguntó juguetonamente, sus brazos todavía me mantenían contra él.
“Me gusta cómo suena eso de siempre.”Dije antes de caer en un profundo y pacifico sueño. Los sueños de la noche anterior estaban olvidados y solo la más dulce de las imágenes se paseaba por mi cerebro. Solo Edward, siempre Edward. Mi Edward.
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