Pasé la mañana del domingo rebuscando en mi habitación el álbum fotográfico, necesitaba encontrarlo. No era como si me lo hubiera inventado todo. Siempre sé cuándo estoy soñando, y eso no había sido un sueño. ¿Pero entonces donde estaba? Era prácticamente imposible que Charlie lo hubiera tomado, pero aún así lo busqué en su habitación, a sabiendas que no lo hallaría allí.

Tenía que pensar, tranquilizarme, aunque el dolor en mi pecho fuera en aumento. A veces tenía que detenerme y respirar, porque era algo agobiante.

Al llegar el medio día tuve que comer algo, aunque no recuerdo qué fue, sé que no fue algo nutritivo. Me resigné a no encontrar el álbum, pero no me creí que hubiera sido imaginación mía. Mientras me paseaba por la sala de estar, tratando de buscar explicaciones a ese sábado tan extraño y recordaba a Edward, volví a tener la necesidad de subir a mi habitación y entré enseguida, sin detenerme.

Cerré los ojos y mi instinto me envió directo a mis libros de estudio. Repasé todos los nombres de mis libros y uno me hizo abrir los ojos, ese libro yo no lo había comprado, yo no había visto ese libro antes.

Lo saqué de entre los demás, y leí la portada Cumbres Boscarrosas. Lo dejé resbalar por entre mis dedos y cayó abriéndose en un punto forzado del libro, de par en par. Me incliné para leer sus páginas.

“Si todo lo demás pereciere y él quedara vivo, entonces yo podría vivir. Pero si él muriese y todo lo demás viviese, el mundo entero perdería sentido para mí” Me acuclillé y las hojas se revolvieron un segundo para detenerse ¡No puedo vivir sin mi vida! ¡No puedo vivir sin mi alma! Cerré el libro de sopetón y lo tiré lejos con furia, las lágrimas se agolparon en mis ojos otra vez. Y me acosté sobre el piso para tranquilizarme.

¡No puedo vivir sin mi vida! ¡No puedo vivir sin mi alma! La voz de Edward me hablaba al oído, la aterciopelada voz de Edward era la que decía esa línea. Tenía el sentimiento que me lo decía a mí, que la frase iba dedicada a mí. ¿Pero cómo? ¿Significaba eso que Edward me quería?

Si todo lo demás pereciere y él quedara vivo, entonces yo podría vivir. Pero si él muriese y todo lo demás viviese, el mundo entero perdería sentido para mí. Esa era mi voz. Pero no era mi voz, sino la de los sueños. La de la otra Bella.

Seguí tirada en el suelo. Tratando de tranquilizarme. De no pensar mucho en nada. Cualquier pensamiento me daba más dudas de las que ya tenía. No sé en qué momento perdí la consciencia, solo fui consciente de estar en un sueño.

Corría otra vez en el bosque, en busca de Edward. Me caía aterrizando entre varias ramas que partía con mi cuerpo, y buscaba de donde apoyarme para levantarme y seguir buscando.

-¡AH! –día un grito al tocar algo que no era un árbol, era una mano. Levanté la vista esperando encontrarme con un atracador, pero solo vi a Jacob. Era el mismo joven de la playa, el que me hacía sentir mejor. Le sonreí confusamente y él me devolvió una sonrisa cargada de alegría.

-Levántate, Bells. Vamos –me decía halándome delicadamente. Me levanté y caminé con él, sin soltar nuestras manos. Caminamos hasta salir del bosque, regresando a la playa y caminábamos tomados de manos por todo el lado de la playa. Sintiendo el agua bajo nuestros descalzos pies.

Me sentía mejor, relativamente mejor, pero no bien. El dolor en mi pecho seguía allí, sin irse. Sin salirse de mi corazón. Y yo sabía porqué, en el fondo lo sabía, era por Edward.

En ese momento desperté.

Charlie estaba entrando a la casa, debían ser cerca de las nueve de la noche. Esperé que pasara de largo, que entrara a su habitación al pensarme dormida, y entonces recordé los trabajos de esa semana. Ahora que me encontraba sin sueño, por culpa de mis problemas psicológicos- porque no quería pensar que fuera otra cosa, y que todo fuera verdad –hice todos los trabajos de la semana. Sin pensar más en nada, sin preocuparme conscientemente de nada. Creo que me dormí muy pasada la media noche.

Edward POV.

-¿Estás bien? –le pregunté a Bella en cuánto salió del baño con Alice. Era una pregunta estúpida, de ante mano, pero tenía que hacerla.  Nessie, Jacob, Rosalie y Emmett se habían ido en el jeep, rumbo a casa, primero que nosotros.  Ahora llevaríamos a Bella con Carlisle, claro, si es que ella no hallaba la manera de escaparse de esta.

-Sí –murmuró bajo su aliento. La miré y le sonreí, infundiéndole confianza, lo que ella respondió con una tímida sonrisa y volteó el rostro. Se agarró disimuladamente el pecho con sus brazos, como si quisiera mantenerse de una pieza.

-Vamos, Bella, quiero que conozcas a mi papá –insistió Alice. Bella abrió los ojos como platos y la miró.

-¿Carlisle? –inquirió tímidamente.

-Sí –intervino Jasper. En ese momento una oleada de tranquilidad se difundió precisa sobre nuestros cuerpos. Bella soltó sus brazos y caminó hacia el aparcamiento. Jasper me guiñó el ojo y nos encaminamos con ella. Alice soltó una risita en cuanto le indiqué a Bella que nos iríamos todos en el volvo.

-Tengo mi auto –replicó ella llena de rabia. Cruzando sus pequeños bracitos.

-Lo sé –refuté.

-Ash –se resignó y saltó dentro del asiento del copiloto. El viaje a casa de Carlisle fue tranquilo, ninguno dijo una palabra.

Todavía pensaba en las palabras de Bella, en que ella pudo mover cosas sin tocarlas. ¿Será verdad que sea una bruja? ¿Mi Bella una bruja? Un momento, ella no era mi Bella. Yo no podía pretender que ella fuera mi Bella, porque ella no lo era.

Nos bajamos y entramos  a la casa  a paso humano, de todas maneras, Bella no sabía quienes éramos. Cuando entramos a la sala, Esme se contuvo muchísimo para no abalanzarse sobre Bella y abrazarla. Ya que ella era la primera persona que Bella vio.

-Hola, Esme –saludó Bella sorprendentemente afectuosa, le pasó las manos por el cuello a Esme y la estrechó en un abrazo. Esme sostuvo el sollozo, pero todos lo escuchamos.

-Bienvenida, Bella –creo que solo Bella pasó por desapercibido el segundo significado de esa frase.

-¿Ya llegó Carlisle? –le preguntó Alice a Rosalie.  Todos nos pasamos a sentar a la sala. Bella en un sofá individual, mirando sus manos que al parecer eran mas interesantes que nosotros. Nessie, Jacob y yo en otro sofá. Esme, Rosalie y Emmett en un tercero. Y Alice y Jasper sentados en las escaleras, abrazados.

La puerta se abrió, entrando Carlisle. La primera en levantarse fue Bella.

....

OK, chicas ahora si que me odiaran! Se acuerda q las tuve abandonadas por estar en la capital de mi pais? Bueno... ahora las dejaré un pcoo más solitas... Viajo mañana a Europa, por dos meses. ¡Que! diran todas jajaja pues si, chicas. Les cuento q me gane una beca y estudiare dos meses alla, asi q no creo q suba capitulos muy de seguido jajaja :P Lo sientoooo

Pero de verdad, ustedes saben q no las dejare. Hasta no terminar el fic no las dejaré, se los prometo de corazon.

Ahora... para q vean q no soy tan mala.

Un adelanto.

POV Bella.

-¿Qué? -creo que no escuché bien lo que habia dicho, o simplemente no quize escucharlo. Es que eso no era... posible. Digo, todo mi fin de semana habia sido extraño, pero esto era... imposible.

-Lo que te digo, Bella -replicó Edward mirandome mientras fruncia el ceño. Lo miré a los ojos, esos ojos negros, negros. El negro me puso alerta, y me levanté del cesped, alejandome de su rostro.

-Edward, no quiero  que juegues conmigo... por favor.

-Bella, te digo que mi vida gira entorno a la tuya, y tu piensas que estoy jugando.

-Es que...

-Nada -me tomó las manos y me haló hacia él. quedamos a escasos centimetros -Te amo como a nadie y como nunca -y estampó sus labios con los mios.

Sentí una corriente electrica recorrer cada terminacion nerviosa de mi cuerpo, cada celula viviente sintió el calor. Después, me desmayé.