Ed.-
...
Llegué al hotel donde me quedaría el fin de semana. Y cuando estaba en la recepción informé que solo pasaría una noche aquí. Le había dado mi palabra a Bella y no la volvería a defraudar nuevamente. Subí a mi cuarto y dejé mis cosas sobre la cama, no tenía tiempo de ordenar… Me bañé rápidamente y partí con mi medio día en Port Ángeles. Ubiqué prontamente mi primer objetivo, que era arrendar un auto… Mi dulce culpabilidad.
Me presenté en la dirección que me habían indicado en poco tiempo. Tuve que esperar un tiempo prolongado, ya que el cliente con el que me debía reunir al parecer no estaba muy interiorizado de lo que era puntualidad.
- Señor.- me llamó la secretaria.- El Señor Hayes lo espera en su despacho. Sígame por favor
Comencé avanzar por el largo pasillo. Al observar mi reloj de pulsera, me di cuenta que llevaba más de una hora de retraso. La secretaria abrió la puerta y me hizo pasar.
- ¡Oh! Señor Black. Siento mucho mi retraso. Pero mi hija estaba un poco inquieta esta mañana y no quería quedarse con la niñera.- fue lo primero que dijo y bajé mis niveles de ansiedad de inmediato
- No se preocupe Señor Hayes. Pero tengo que corregirlo. Soy Edward Cullen.- expliqué.- Jacob Black es mi socio y colega. No ha podido hacerse presente. Por eso he venido en su reemplazo
- Perfecto. No hay problema alguno.- indicó amablemente
Pasamos el resto de la tarde hablando sobre los puntos que debería trasmitirle a Jacob para que siguieran con el proyecto adelante. Nos trasladamos al lugar donde tenía pensado edificar el supuesto hospital, que era lo que entendía… Y para las 7 de la tarde estaba recién saliendo del edificio.
Llegué a mi habitación en el hotel y me recosté agotado por el viaje y la ajetreada tarde. No supe en qué momento me dormí, pero reaccioné con el sonido de mi móvil. Estiré mi mano a tientas para alcanzar la mesa de noche. Di con él y activé la llamada sin abrir mis ojos…me arrepentí al instante
- ¿Hola?.- saludé con mi pastosa voz
- ¿Edward?.- me senté de inmediato en la cama y miré la pantalla de mi móvil. Gemí, por idiota había respondido su llamado.- ¿Estás ahí?
- Estoy aquí Tanya.- mi relajada tarde y días se fueron por el caño de un suspiro
- Te he llamado insistentemente todos estos días Edward ¿Podrías explicarme que extraña cosa ha estado pasando por allá?.- ¡Que me logré ver los cuernos! quise responder, pero me obligué a mantener la calma
- Vuelvo a repetir lo que te he venido diciendo desde hace días. Mientras tú estás en Europa, yo estoy trabajando. No estoy de vacaciones si eso crees.- al parecer no era mucha la calma que había logrado
- ¿Y acaso insinúas que yo sí? Te recuerdo que fue tu hermana la que me envió lejos de ti.- bufé, alejando el aparato de mi oreja.- ¿Me estás escuchando?
- Si Tanya.- contesté cansinamente
- Te extraño tanto mi amor.- de haber abejas cercanas a ella, estoy seguro que estarían atacando por lo dulce de sus palabras
- Tanya. Estoy a punto de entrar a una reunión, así que tengo que dejarte.- hice sonar mis llaves y moví lo que estaba a mi paso para demostrar mi falsa premura
- ¿Vas a cortarme? Edward ¿Qué es lo que está pasando contigo? Voy a regresar a Estados Unidos.- esa seguridad me alarmó
- No pasa nada mi amor.- quise vomitar por mis palabras. Ahora no quedaba un buen sabor en mi boca al decir eso, sino todo lo contrario
- Está bien ¿Me amas?.- rodé los ojos
- Si. Te dejo.- y corté
Un largo y sonoro suspiro expulsé al dejarme caer como peso muerto en la cama. Miré a todos lados ¡Solo! En cuanto esa información fue procesada, me paré como resorte de la cama y me dirigí a la puerta. No volvería a hundirme nuevamente. No por ella…
…
Caminé por las calles de Port Ángeles. Había dejado el auto en el estacionamiento del Hotel. Ya era hora que comenzara a gastar la suela de mis zapatos como me molestaba siempre mi madre. Vislumbre luces al fondo de la transitada calle y me dirigí hacia las mismas. Una feria era lo que resaltaba. Había puestos de comida, lugares de juego, diversos Stands con cosas en venta y me adentré en ella.
Un colorido local llamó mi atención. Cientos de pañoletas adornaban las paredes del mismo. Mi mente viajó pocos kilómetros más allá y Bella nuevamente me hizo compañía. Pensé en comprarle una, pero luego me arrepentí. Quizás no lo tomaría bien o seguramente en forma simple mi gusto no sería el mismo de ella. Y se vería forzada a recibirla por temor a desatar nuevamente la bestia enfermiza que se escondía en mi cuerpo. Me reí sólo por mis estupideces.
- No lo piense tanto joven. Y lleve una para su novia.- me habló la dependiente que no había visto antes
- No… no es mi novia.- aclaré e iba a seguir mi camino, pero me detuve abrupto cuando la oí
- Entonces pronto lo será.- señaló segura
- ¿Perdón?.- ella se rió
- Que si le llevas alguna pañoleta, de seguro pronto será tu novia.- ahora fue mi turno de reír ¡Claro! Ella estaba tratando de vender sus productos
- No. Por ahora no llevaré nada. Gracias.- me retiré
- Tus ojos no me mienten. Ella será más de lo que crees ahora.- me giré nuevamente y para mi sorpresa la mujer ya no estaba.
Ok. Eso había sido raro. A menos que ella fuera una atleta reconocida o yo estuviera loco…había sido extraño. Preferí caminar de regreso al Hotel, ya era tarde. Me fui directo al Restaurante, mi estómago me estaba pidiendo ingerir algo después de tantas horas. Me senté y tomé una revista de unas sillas contiguas mientras llegaba mi pedido. No pasó más de unos cuantos minutos, cuando mi mente ya no estaba atenta a lo que leía; sino que retrocedió tiempo y espacio, llegando nuevamente a esa mujer en el puesto… ¿Por qué de su comentario? ¿Y desapareció? ¡Me estaba volviendo bien loco después de todo!
- ¿Perdona?.- subí mi vista a la chica que me hablaba. La recordaba de algún sitio, pero no estaba seguro.- ¿Puedo sentarme contigo?
- Eh… Si.- respondí algo aturdido
- Mi nombre es Jenny.- se presentó.- Tu eres Edward. Lo sé
- ¿Nos conocemos?.- cuestioné confuso
- Soy la recepcionista.-
- ¡Claro! Recordaba haberte visto de alguna parte
Mi pedido llegó y ella pidió el suyo. No me pasó por alto la mirada que le dedicó el mesero, pero ella ni se inmutó. Comencé a comer un tanto apresurado. No era que me molestara la presencia de chica, pero ¿Era correcto comer con los clientes? Y más aún ¿Coquetearles? Porque si bien no era un experto, podía identificarlo. Mi móvil sonó y me apresuré a responder, sobre todo cuando vi "Alice" en la pantalla.
- ¿Dónde estás?.- consultó luego de saludarme
- En Port Ángeles.- respondí y me fijé cuando el mesero llego a dejarle el pedido a ella y murmuró algo en su oído
- ¿Y Bella?.-
- Viajó conmigo, pero ella siguió a Forks.-
- ¿Qué…?.- si no hubiera estado pendiente de la llamada jamás la hubiera oído
- Por eso no te pedí que te quedaras con ella. Era una sorpresa, la traje para que viera a sus padres
Platicamos un rato más y luego me vi obligado a seguir en la compañía de la chica. Que parecía tener futuro en el reporteo, porque sólo le faltaba consultar en que posición me gustaba dormir. No quise ser maleducado y me quedé acompañandola hasta que terminó su comida. Me levanté con la intensión de despedirme, pero ella tenía otros planes y me siguió hasta el lobby del lugar.
- Y ¿Qué harás ahora?.- batió sus pestañas
- Tomaré una relajante ducha y me acostaré a dormir. Mañana tengo que madrugar para un nuevo día de trabajo
- Te invito una copa ¡Sólo una!.- prácticamente rogó
- Lo siento, pero de verdad estoy cansado.- intenté disculparme
- ¿Por favor?.- volvió a suplicar más ferviente
- Mañana debo viajar.- y rogué a Dios que me perdonara por la mentira.- Viajo a ver a la familia de mi novia. Lo siento.-
- ¿Novia? ¡Oh! ¡Disculpa! Juré que eras soltero al ver tu registro sin compañía.- se deshizo en explicaciones, y yo quise ponerme a saltar por haber conseguido mi objetivo
Caminé apresuradamente a mi cuarto y me acosté con mas rapidez aún, pero allí quedé. Pasó la hora y por más que cerraba los ojos no podía dormir. Entonces me percaté de algo… Estaba pasando lo mismo que en casa… No había ese aroma característico que me daba la relajación necesaria para dormirme. Me senté en la cama con la rabia comenzando a ser partícipe de mi ¿No estaba actuando como un loco? ¿Psicópata? Me golpee la cabeza por mis ridiculeces… ¿Cómo podía influir tanto en mí algo que antes no estaba y que cuando estaba incluso no me afectaba? Teniendo en cuenta que Bella había estado bastante tiempo en casa, antes que verdaderamente comenzara a notar su presencia en sí.
De un segundo a otro una idea surcó mi retorcida cabeza. No sabía si ella había llegado bien, además debía estar seguro si la invitación seguía en pié… En menos de dos segundos tenía mi móvil en mis manos marcando su número, pero corté… ¡Por todo lo santo! ¡Parecía un reverendo crío!... Iba a dejar el aparatito del demonio en la mesa cuando su estridente sonido me sobresaltó… Un número desconocido…
- ¿Bueno?.- contesté serio creyendo que podía ser Tanya nuevamente
- ¿Edward? ¿Eres tú?.- me quedé petrificado en mi cama al oír la voz de Bella
- Eh…si…yo…Edward.- ¡Perfecto! Hoy era el rey de los idiotas
- Entró la llamada a mi móvil, pero se descargó totalmente al primer timbre.- sonreí y guiñé un ojo al cielo por tremendo regalo
- ¡Con razón! Creí que habías decidido cortarme.- mentí piadosamente para no dejarme al descubierto infantilmente
- Claro que no. Bueno, a menos que hayas vuelto a ser el ogro verd….- se cayó abruptamente.- ¡Lo siento!.- casi gritó. No pude más que reír
- No te preocupes. Gracias por el apodo.- bromee.- Llamaba para…saber… ¿Cómo llegaste? Alice llamó preguntando por ti
- ¡Oh. Bien! Si, hablé con Alice hace poco.-
- Eh….claro.- balbucee para quedarme mudo luego
- Yo… ¿Vendrás mañana? Si tienes cosas que hacer…- dejó la frase inconclusa
- ¿Aun estoy invitado?.- inquirí contrariado, quizás lo había pensado mejor y no era buena idea
- ¡Por supuesto!.- chilló y sentí un ruido extraño del otro lado, como un lamento.- Quiero decir, Renée está feliz de volver a verte
- Entonces allí estaré.- sentencié decidido
- Entonces aquí nos vemos.- finalizó ella para luego decir "Adiós"
Dejé mi móvil en su lugar y me recosté cruzando mis brazos detrás de mi cabeza. Me quedé observando el techo y suspiré. Luego de eso…me dormí…
…
Tomé el último sorbo de mi café y boté el envase. Le di la última calada a mi cigarrillo y me froté las manos para intentar entrar en calor. El día de ayer había estado nublado igualmente, pero hoy la temperatura intentaba matarme de hipotermia. Me subí al auto y seguí manejando. Según las indicaciones dada por la Señora de un negocio ubicado en la carretera, estaba a pocos minutos de llegar a Forks. Miré el asiento trasero mientras manejaba y no pude evitar estremecerme…
Había pasado por el mismo local de la noche anterior y la misma mujer estaba de pié como si me hubiese esperado precisamente a mí. Pero lo más extraño vino después, cuando sin pedir siquiera una pañoleta. Ella me había dado una azul y la había envuelto rápidamente. Esta vez sus palabras habían sido "La vida tiene muchos caminos, éste es el correcto… Tus ojos vuelven a tener el brillo del pasado" ¿Acaso nos habíamos visto antes? Si era así, no lo consulté. Prácticamente corrí hacia el auto y aquí estaba, leyendo el enorme letrero "Bienvenido a Forks"
Me estacioné ante el primer valiente que estaba leyendo el periódico fuera de su casa, sentado animadamente con un perro, una radio y casi el aguacero encima por lo que anunciaban las nubes. Lo cual me indicaba que el hombre era casi un caso como el mapa andante del pueblo. Me indicó donde quedaba ubicada la casa de Charlie Swan con lujo de detalles. Pocas cuadras más abajo nos detuve frente a una pequeña casa de madera de dos niveles. Era blanca, y a pesar de su humildad, un hermoso jardín lo antecedía, dándole un toque hogareño envidiable.
Caminé a paso lento por el pequeño caminito de piedras que llegaba hasta la puerta donde me detuve unos cuantos minutos… Cuando ya me di cuenta que mi actitud era tonta, pues ya estaba aquí. Y estaba seguro de tener varias miradas clavadas a mi espalda, pues justo cuando miraba las cortinas de las casas aledañas se movían por arte de magia. Decidí tocar.
- ¿Buenas?.- había visto a Charlie Swan cuando era un niño, pero el estar sentado sobre la silla de ruedas me indicó que era él
- Buenas Tardes.- no alcancé a decir nada más cuando una empolvada Bella apareció tras de él
- Edward.- sonrió al verme.- Papá. Él es Edward, el hijo del Doctor Cullen
- Mucho gusto.- saludé
- El gusto es mío.- saludó ahora más confiado y corrió con agilidad su silla.- Por favor. Pase.- extendió su mano
- ¿Edward?.- Renée salió a mi encuentro. Su belleza seguía allí, pero el cansancio de los años estaba presente en ella
- Hola Nené.- la saludé como en el pasado
- ¡Mi niño!.- susurró con emoción y me apretó entre sus finos brazos.- ¡Eres todo un hombre! ¡Y muy apuesto!
- Y tu sigues siendo la bella Nené.- la elogié
Nos sentamos a conversar en el amplio sofá de su pequeña sala. Tuve que hacer trabajar mi memoria y recordar cada detalle importante desde que nos habíamos dejado de ver. Con cada cosa que le mencionaba, Renée se emocionaba y lloriqueaba un poco. Le conversé de Alice, sus logros y su familia… Renée siempre había sido una mujer muy cálida y ahora me daba cuenta que a pesar de las adversidades que había tenido que pasar, seguía conservando ese toque…
Mientras disfrutábamos de nuestra charla, mi vista periférica me mostraba a una Bella totalmente desenvuelta. Su padre era su adoración, a cada tanto que hacía algo y se movía cerca de él, tomaba su cara y besaba su cabeza. Sonreía como quizás nunca lo había hecho en estos meses estando en casa y su padre la miraba embobado. Como si ella fuera una luz dentro de una obscuridad absoluta… En un momento dado, me sorprendió pendiente de ella y su respuesta fue una amplia sonrisa… Por primera vez, estaba sintiendo que las cosas empezaban a marchar bien…
- Nosotros iremos a comprar.- anunció Bella y la vi envuelta en abrigo, gorro, bufanda y guantes, al igual que su padre
- Si quieres puedo llevarlos en el auto.- ofrecí
- No te preocupes Edward. Son las salidas diarias de papá y aprovechamos para saludar a nuestros vecinos.- así desaparecieron por la puerta principal
- Era una rutina diaria cuando estaba aquí mi Bella.- señaló Renée observando igual que yo por la ventana como se alejaban
- Deben extrañarle demasiado.- señalé
- No sabes cuanto.- afirmó mis dichos.- Charlie casi se vuelve loco cuando la vio llegar de sorpresa ayer. Muchas gracias Edward
- ¿Por qué?.- perdí un tanto el hilo
- Bella nos contó que había sido un regalo tuyo. Nos sabes lo mucho que tenemos que agradecerte.- asentí, sin tener más que decir
Y sobre todo, asentí porque me avergonzaba responder a elogios así. No había nada que agradecerme, sobre todo desde los primeros días que Bella había estado en casa. Actitud mía que ella se había reservado de sus padres, estaba seguro. Más vergüenza me produjo esa situación. Estaban considerando mis acciones heroicas, por lo que hacía por ella. Cuando la realidad había distado bastante de la verdad… Decidí, mientras Renée me preparaba algo de tomar, que dejaría mis recriminaciones para después. Hacía tiempo que no me sentí de la forma en que lo estaba haciendo. Y lo aprovecharía.
...
Me levanté de mi asiento y me acerqué a unos muebles que llamaron mi atención. En realidad lo que estaba sobre ellos… Había demasiadas fotos en variados retratos. Y comencé a inspeccionarlas una a una, a medida que iba avanzando. Estaban dispuestas del tal forma, que a simple vista mostraban la transición de una mujer. Desde pequeña hacia delante… Esos ojos y ese cabello eran inconfundibles. Era Bella.
En todas ellas mostraba para la cámara una amplia sonrisa y me vi sonriendo de igual forma a la imagen. El paso de una a otra captó mi interés en mayor medida. Había una variación en aquellas dos fotos que precedían o antecedían a las demás, y no radicaba en que su semblante fuera más o menos alegre… Lo que me dejó con demasiadas preguntas fue ver el cambio en la apariencia de ella… Estaba seguro que había una línea imaginaria que separaba un antes y después del accidente, ya que la aparición de las pañoletas era una señal… Pero su físico había cambiado notoriamente…
En las primeras fotos se veía siempre una Bella delgada, extremadamente delgada si lo apreciaba bien. Y en las otras, era la Bella de ahora. Su cuerpo había adquirido mayor peso, no en exceso, pero era evidente que su contextura era más ancha… Pero ¿Por qué? ¿Qué tenía que ver el accidente con que ella hubiese transformado su cuerpo?
- ¿Te ha llamado la atención los cambios?.- inquirió Renée a mi lado con una nota de nostalgia en su voz
- Mas o menos.- respondí sin saber como preguntarle
- Eso… eso…-
- Es un antes y después ¿Verdad?.- me miró extrañada, seguramente porque Bella no hablaba de ello.- Ella… me contó todo.- asintió aun estupefacta
- Nunca habla de ello.- susurró como si hablara consigo misma.- Me asombra
- Digamos que… fue una situación límite.- su rostro mostró miedo.- ¡No te preocupes Renée! Ella ha estado bien.- mentí para no preocuparla.- Todo esto, tiene que ver conmigo
- Mi niña debe tenerte un gran cariño. Sus amigos y sus más cercanos son los únicos con lo que ha tocado alguna vez el tema.- me sentí podrido con su aclaración. Yo ni siquiera era conciente de eso hasta ahora
- Puedo ahora decir lo mismo.- musité volviendo mi vista hacia las fotos.- Renée ¿Por qué…?.- indiqué las fotos, no siendo capaz de preguntar directamente
- ¿Por qué su cuerpo es diferente de antes?.- asentí.- Todo eso tiene relación al accidente. También con lo que está estudiando y su futuro…- explicó con sus ojos clavados en la imagen
- No entiendo.- dije contrariado y confundido
- Ven. Sentémonos aquí.- tomó mi mano y me llevó a la mesa.- Lo único que voy a pedirte, es que no le hagas saber lo que te he dicho mi niño. Por favor.- pidió
- Quedará entre tu y yo.- le aseguré sin titubeos.
« Charlie pasaba noches enteras despierto. Su retiro anticipado traía variadas consecuencias. La que más lo desesperaba, era saber que sus ingresos serían mucho menos y no podría ayudar a Bella a conseguir su sueño… Los meses que siguieron, yo cada día me agotaba más. Era un cansancio mental, mas que nada… Tenía que ser la base de la familia, y eso conllevaba mantener a Charlie en el límite siempre para que Bella pudiera seguir viviendo su vida de la mejor forma que pudiera… »
« Visité un especialista y me diagnosticó una depresión severa. Me recetó pastillas para poder conciliar el sueño… Por eso esa noche no advertí cuando Charlie se levantó como pudo e intentó convencer y demostrar que él podía volver a ser el hombre que era… Unos gritos desgarradores me despertaron.- sus palabras me estremecieron.- Cuando llegué al lugar… Sentí que la vida se me había ido en ese momento Edward… »
« Finalmente pasaron los días…y mi pequeña no corrió con tanta suerte… Las marcas de esa fatídica noche, quedaron incrustadas en su cuerpo y en los nuestros, pues el dolor de los hijos…es el dolor de los padres…- sonrió con tristeza.- Fue un proceso lento y doloroso, pero mi hija nunca se rindió… Ella ha sido un ejemplo para todos. Luchó y siguió intentando salir adelante… »
- ¿Qué pasó luego?.- quise saber
- Luego que ella saliera del Hospital después de varios meses. Ella nos dio una lección de vida. No pudo asistir al Instituto, pero solicitó rendir exámenes libres para no perder el año, y se lo concedieron… Se volcó a los estudios, a pesar de sus limitaciones e incomodidades normales por su estado…
- ¿Siguió estudiando?.- pregunté con asombro
- Lo hizo… Y fue en ese momento que nos comunicó que ya no estudiaría Literatura como siempre quiso, sino que se su decisión iba dirigida a Medicina… Le pidió a Charlie que no se preocupara por nada, porque ella estudiaría por sus medios, y que fuera el orgullo nuestro algún día…pero ella ya lo era…
Mientras Renée hablaba, mi cabeza procesaba todas sus palabras y a cada instante que transcurría, me sentía un asqueroso cobarde. Lo que había pasado en mi vida, no había sido más que un tropiezo regular en ella, y yo prácticamente había creído que el mundo se terminaba allí…
- Su cambio.- moví mi cabeza hacia las fotos vistas.- ¿En qué momento…?
- En el mismo momento que salió del Hospital y decidió estudiar Medicina.- contestó en forma rápida.- Lamentablemente Edward, las familias que estamos en el medio no tenemos muchas posibilidades.- la miré dando a entender con mi semblante, no entender su punto.- Para que Bella pudiera optar a un tratamiento quirúrgico, que eliminara o disminuyera sus notorias cicatrices, debíamos tener una cuenta millonaria en el banco, o simplemente vivir bajo un puente sin casa, comida y ropa…
- Pero… ¿Cómo…? Se supone-…
- Se supone que ese tipo de intervenciones son gratuitas, cuando recibes un ingreso ínfimo que apenas te alcanza para vivir. O de lo contrario cuando puedes dar comida a todo un país con tu bolsillo, entonces paga la belleza con tu dinero- repuso con rabia.-
« Fue cuando supimos que no teníamos opción, que Bella optó por la propia… El tratamiento comienza y consiste en insertar unas válvulas dentro de su cuerpo, que se expanden a medida del tiempo, hasta que la piel queda totalmente lisa en el área de las cicatrices. Luego de eso, se realiza la cirugía tal, para quitar piel sobrante y reemplazarla en otros lugares, donde las válvulas no han podido surgir efecto. En caso de Bella, su cuello y pecho… »
« Es por eso que su cuerpo ha variado Edward. Sé que quizás, es una solución bizarra. Pero es su solución, es su forma de afrontar mejor las cosas… Ella ha hecho que su cuerpo se expanda en forma natural, sin importar las burlas o quejas de los demás. Y optó por estudiar Medicina para cambiar las reglas, ella quiere el día de mañana que cualquiera que pase por su misma situación, no tenga que mirar cuanto dinero tiene en sus manos para poder mejorar su condición de vida… Y también para tener los medios necesarios para mejorar la suya… »
Seguí escuchándola atentamente y en silencio. No era que no tuviera palabras para decirle, sino que no tenía el valor para expresarlas… Cada palabra dicha, era una enseñanza más para mi. Para alguien que sólo había sido capaz de ver lo que los ojos me mostraban, sin importar que había más allá de los mismos frente a mí… Me sentí una persona vacía por dentro y por fuera… No tenía derecho a decir sentirme orgulloso de lo logrado en mi vida, porque ciertamente, no era nada…
« Jamás lloró frente a mi o a su padre, nunca oí una queja de dolor o reclamo por lo sucedido… En vez de eso, la vi caerse y ponerse de pié… La vi hacerle frente a la vida, luego de abrir nuevamente sus ojos a la nueva realidad. Siguió intentando conseguir sus metas, estudiar y seguir estudiando para lograr lo que ha alcanzado… Reír y sonreír para ella y el exterior… Creí primeramente que era una careta frente a nosotros para no derrumbarnos más de lo que estábamos, pero la profesional que la trataba, me confió que mi hija era un caso excepcional, que no culpaba ni guardaba rencor por nada. Que tomaba lo que le había pasado como un paso en falso en la vida, pero con un propósito mayor… el tener a su padre sano y con ella… Y que lo volvería hacer si de pasar nuevamente tuviera que elegir entre ella, su padre o yo… »
…
Me senté en el borde de la cama. Había perdido la cuenta de tantas veces que había hecho el amago de levantarme, pero esta vez me vestí y salí por la puerta. Bajé sigilosamente la escalera para no despertar a nadie más… Llegué a la planta baja y salí al exterior para bajar mi ansiedad con un cigarro, lo necesitaba. Sentado en la escalinata rememoré la conversación con Renée… Habíamos terminado el tema para cuando ellos regresaron, sin embargo, mi cabeza seguía dándole vuelta a todo.
Nuevamente había caído en las comparaciones, pero esta vez las veía del modo inverso. Había pensado en un punto dentro de la conversación, sentirme vacío. Ahora lo volvía a corroborar y argumentar. Era una persona vacía, por haberme relacionado con alguien igual. Había olvidado todo cuanto mi familia me había enseñado, y en reemplazo había creado un mundo paralelo con alguien tan superficial como yo…
¿Qué tenía? ¿Qué podía dar? ¿Cuáles eran mis logros? ¿Qué había conseguido con ello? La respuesta era simple. Solo tenía a mi familia y amigos, pero no podía dar nada porque era un simple observador ciego de mi mundo alrededor. No me podía sentir merecedor de ellos… mi mundo, no daba cabida a personas ricas como ellos. Pero ricos en ser, en persona… Y yo, yo no cabía en el de ellos… Yo me había convertido en un hombre presa de la apariencia, de lo material…
- ¿Edward?.- me paré de un salto al oír a Bella.- ¿Qué haces aquí? ¿La cama no es cómoda?
- Si, si. Claro que lo es.- interrumpí.- Sólo quería esto.- levanté mi mano para mostrar el cigarro
- Eso te va a terminar matando.- me reprendió pareciendo enojada
- Supongo.- le concedí.- Pero creo que esto es poco, para como yo mismo me estaba enterrando.- me sentencié yo mismo
- ¿Estás bien?.- se acercó para observame de cerca
- Lo estoy.- contesté con trasfondo y tiré la colilla al piso.- Tú me salvaste.- le confesé luego de unos segundos, añadiendo mucho más que palabras a esa frase
- Sólo te he salvado de contaminar más tus pulmones.- reflexionó creyendo que lo decía por mi acción
- También por eso.- sonreí con ella.- Volvamos adentro. Hace frío para que estés aquí
- Y tu también.- me indicó esperando que entrara con ella.- ¿Seguro que no necesitas nada más?
- No. Estoy bien. Ahora dormiré como un bebé
- Está bien. Buenas noches Edward.- se despidió y subió las escaleras
- Buenas noches Bella.- correspondí. Antes de entrar a su cuarto volvió a mirarme como buscando algo en mi rostro que le indicara si estaba bien.- Estoy bien.- la tranquilicé. Sonrió y cerro la puerta tras ella.- Por primera vez estoy bien. Gracias a ti.- susurré bajito…antes de entrar en la habitación y dormirme teniendo por fin un camino a seguir…
...
Continuará...
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WAAAAAAMO ESTE CAPII... ESQ BELLA ES TAN FUERTEEE POR ESO ES MI PERSONAJE FAPORITO EN ESTA HISTORIA!... I WAOOO KON TODO LO Q ESTA PASANDO KUAKIERA LA ADMIRARIA Y EDWARD NO ES LA ESCEPZION... Y ESTO RESIEN SE ESTA PONIENDO BUENO.. XQ MAS ADELANTE MI AMADO EDY LA EMPEZARA A VER KON OTROS OJOS... JAJA AUNQ MEJOR DEJEMOZLO AHIIII JAJA... BYE CUIDENCE MUXOOO I MUXOS BESOS!
ESPERO SUS COMENT Y VOTOS!!! *SI LES GUSTA LA HISTORIA REKOMIENDENLA*
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