Todo Gracias a mi Cuaderno de Historias (+18)

Autor: Lyhh_mt
Género: Romance
Fecha Creación: 21/04/2011
Fecha Actualización: 26/09/2012
Finalizado: SI
Votos: 16
Comentarios: 87
Visitas: 117112
Capítulos: 28

 

La vida de Bella Swan no es color de rosas. El hombre al que amaba ni la miraba. Al no poder transmitir sus sentimientos, plasmaba todas sus fantasías con ÉL en un cuaderno. Un día, ese cuaderno cambiará su vida para siempre... ¿cómo? averígualo aquí.

 

Amor… odio… dolor… felicidad… y sobre todo… suspenso… muuucho suspenso…

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Hola, me llamo Lyane y este es mi primer fanfic. Bueno, qué decirles… me gusta mucho escribir y espero la opinión de ustedes, las lectoras (yo también soy lectora, por eso sé la importancia de la opinión y críticas de ellas a las autoras). Me encantaría saber lo que piensan… claro, pondré todo de mi parte para que esta historia sea de su agrado… yyy con respecto a los mensajes que sé que envían en donde incluyen insultos y demás, pues solo los ignoraré… si es que en esos mensajes, e incluyen algo así como críticas constructivas, que me ayuden a mejorar, que es lo que me importa, entonces, los tomaré en cuenta; mas no aquellos que solo ofendan…

Bueno, espero que les guste la historia y espero sus opiniones…

Lyhaane.

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Capítulo 12: CHAPTER 12

DISCLAIMER: Los personajes le pertenecen a la grandiosa Stephenie Meyer... la admiro tanto!... okz okz... yo solo plasmo las ocurrencias de mi mente y juego con sus personajes.

 BELLS POV

¿Quién soy?

Esa simple pregunta se había convertido en la más difícil de responder. Desde que desperté del estado de coma en el que entré, según me dijeron, no recordaba absolutamente nada. Los que decían ser mis padres y mis supuestos amigos me ayudaban a recordar algunas cosas, pero fue sumamente dificultoso para mí tener yo misma esos recuerdos, que estos vengan a mí; y lo peor era que estos no avisaban su llegada y cuando lo hacían, sentía que mi cabeza explotaría. Y por otra parte, estaban ellos, esas personas que me querían ayudar y que decían quererme mucho. Al inicio, sentí una inseguridad y un miedo que no supe descifrar, y perdí el control. Tuvieron que sedarme para que me calme y eso no fue nada agradable. Cuando volví a despertar, me recordé no volver a perder el control, y que no me quedaba de otra. No tenía más recursos, estaba en la nada, y si ellos me querían hacer recordar las cosas poco a poco, tomaría esa ayuda.

Pero, entre todas esas personas, estaba él. Edward. Soñaba con él todas las noches. Diversas escenas, que probablemente eran recuerdos, con él me invadían mientras dormía. Y desde que vi su rostro, cuando fue él lo primero que vi cuando desperté, no entendía lo que me sucedía. Una sensación extraña que no conocía, o eso creía, me recorrió, y pasaba lo mismo cada vez que lo veía al día siguiente. Era frustrante no saber qué era eso, pero también… aterrador. Ni siquiera lo conocía, o no recordaba conocerlo, pero cada vez que aparecía frente a mí, mi cuerpo se paralizaba y no quería más que mirarlo y no despegar mis ojos de él; pero, me negaba a hacer caso a ese instinto, que con el pasar de los días se volvía más fuerte, haciéndome más difícil mi tarea de evasión.

Reneé, aún no podía decirle “mamá”,  me había dicho que me veía extraña, que veía algo en mis ojos que le decía que no estaba bien. Desde que me mencionó eso, decidí no mirar a Edward, no hablar con él. Corría el riesgo de que él descubriera mi estado y no sabía cómo podría reaccionar. Además, estaba la incógnita de qué había pasado para que yo haya entrado en coma. Tal vez, fue por causa suya, y su familia  y amigos querían encubrirlo, aunque a veces me decía a mí misma que Charlie y Reneé me defenderían a mí y no a él, pero quién sabe.

En toda esta confusión para mí, encontré una luz, encontré a Jacob. Él fue una persona muy buena conmigo, y lo sigue siendo. Se mostró muy amable y sobre todo paciente conmigo. Al inicio, no quería ni que me hablara, pero había muchas cosas que no podía hacer por mi propia cuenta, como caminar sin caerme, y tenía que aceptar la ayuda que él me ofrecía. Rápidamente, me hizo confiar en él. Nos volvimos amigos. Él me contaba de todo y eso me inspiraba aún más confianza. Me hablaba de su padre, Billy, que había sufrido un accidente y como consecuencia había quedado paralítico. Por esa razón, Jake, como le decía yo, decidió estudiar Enfermería; quería ayudar a su padre, cuidar de él adecuada y profesionalmente. También, me contó que estaba completamente enamorado de una muchacha llamada Vanessa. Ella tenía un año menos que él, por lo que estaba aún en el instituto. Jake ya llevaba un año estudiando en la universidad y recién había comenzado sus prácticas. De hecho, yo era su primera paciente permanente.

Así, mi amigo me fue contando su vida entera, hasta que un día me puse a pensar y me dije que si él podía revelarme sus alegrías, sus penas, angustias; entonces yo también podía hacerlo. Me envalenté y le conté lo que sentía, en especial cuando Edward aparecía. Recuerdo muy bien lo que me dijo.

FLASHBACK

-¿Estás bromeando? ¿En serio te siente tan abrumada y le tienes miedo a eso?- me preguntó Jake incrédulo.

-Por supuesto que sí. No sé quién es o por qué siento esto. Es decir, aún no recuerdo la mayor parte de mi vida y de repente, empiezo a sentir esas cosas extrañas- no sabía cómo explicarle todas las sensaciones que me recorrían cuando lo veía, pero al menos lo estaba intentado.

-Y además, sueñas con él… todas las noches.- Asentí mirándolo y a la vez sintiéndome algo intimidada. Él flexionó sus brazos y volteó sus manos quedando sus palmas mirando hacia arriba.- Entonces…- hizo un además con sus manos y brazos y esperó a que yo dijera algo.

-Es que… no sé…

-Bella… Bella, es obvio. Tú te estás enamorando de Edward Cullen.- ya estaba diciendo disparates.

-No, no es eso, no lo es.

-¿Y cómo puedes saberlo si me dices que nunca lo has sentido antes? Bella, las cosas que pasan a veces por tu mente cuando lo ves, las sensaciones que sientes… Me pasó lo mismo cuando conocí a Vanessa. Tú te estás enamorando de él.

-Pero…

-Pero nada. Tienes que aceptarlo y asumirlo, Bella. Además, estoy seguro de que él siente lo mismo. Tan solo hay que ver cómo te mira. ¡Uf! Cada día temo por mi vida. Parece como si quisiera matarme.

-¿En verdad crees eso? No sé…

-Bella, Bella, es más que evidente. Dale una oportunidad…- empezaba a mover mi cabeza negativamente, cuando él lo intentó de nuevo… sí, me estaba dando cuenta que estaba tratando de convencerme sobre los sentimientos de Edward a como dé lugar, pero yo aún tenía mis dudas… y miedo- Ok, tan solo… ponte en su lugar. Estoy completamente seguro de que él está sufriendo como nunca. ¡Por Dios! Si Vanessa perdiera la memoria y se olvidara de todo lo que he podido avanzar hasta ahora, que no es bastante, pero es algo, me volvería loco.- Jake vio mi rostro poco convencido y se resignó, por el momento.- Bella, sé que es difícil para ti… Solo, piénsalo ok. Míralo, más que sea furtivamente, y date cuenta de lo que está sintiendo en estos momentos. Además, esto no es para siempre Bella. Pronto empezarás a recordar y tú misma te darás cuenta de la veracidad de sus sentimientos y al fin quedarás convencida de que lo que sientes tú es lo mismo.

FIN FLASHBACK

Desde ese día, me empeñé en cumplir lo que Jake me había dicho. Miraba a Edward sin que él se diera cuenta. Cada vez que sentía que él se volvería hacia mí, desviaba mi mirada. Fue muy difícil pasar desapercibida para todos, pero lo logré.

Cuando al fin me dieron de alta, pensé que lo de Edward había quedado atrás, ya que ya no lo vería; pero no fue así. Tanto él como los demás chicos iban a visitarme diariamente. Ya me había acostumbrado  la presencia de los que ya empezaba a considerar mis amigos, pero la tensión entre Edward y yo perduró. Mis sueños seguían por las noches y, a veces, durante el día. Desde que llegué a casa, no dejé de revisar mi habitación, buscando respuestas. Y las encontré, al menos varias de ellas. Siempre encontraba algo que significó mucho para mí y eso me hacía recordar algunas cosas, como las diversas salidas que realicé con los muchachos y con Edward. Un día, el segundo después de mi llegada a casa, estaba revisando un álbum de fotos, cuando encontré, al final, una foto instantánea de Edward y yo. Ambos vestíamos elegantes y yo traía una flor en mi muñeca. Él me abrazaba por los hombros y ambos sonreíamos como tontos. Se nos veía muy… felices. Pero eso no fue lo que realmente llamó mi atención, sino el anillo que llevaba en mi mano izquierda, en mi dedo anular. Era precioso. Inconscientemente, mi mirada se dirigió a mi mano. No había ningún anillo. ¿Dónde podría estar? Desde ese momento, busqué y busqué el anillo, pero no lo encontré. Quería hacerlo. Sabía que me traería muchos recuerdos o al menos los de ese día, pero por más que rebusqué no lo hallé.

Los días pasaron y Edward dejó de venir a casa. Me imaginaba que se había cansado, y con justa razón. ¿Quién quisiera estar con una desmemoriada? Lo echaba mucho de menos y siempre quería preguntarle a los chicos qué sabían de él, pero me acobardaba a último momento. Ese sentimiento extraño en mí, iba creciendo más y más. Pensé que con su alejamiento, desaparecería poco a poco, pero me equivoqué… creció. Necesitaba recordar más y lo que soñaba no me bastaba. Quería terminar de entender ese gran sentimiento en mí que solo iba dirigido a él. En otras palabras, quería encontrar el anillo, el que estaba segura él me lo dio. Por eso decidí preguntarle a Alice y Rose, un día que nos quedamos solas, mientras los chicos fueron por unas pizzas.

FLASHBACK

-Uhm, chicas, quería preguntarles algo.- ellas me miraron con atención, esperando a que empezara a hablar, pero me estaba acobardando. Alice se dio cuenta.

-Puedes confiar en nosotras, Bella. ¿Qué sucede?- con un suspiro, comencé a decirles.

-Pues, hace unos días estaba viendo un álbum de fotos y… en la última página había una… mía junto a Edward. No sé exactamente el momento. pero creo que era una fiesta elegante.

-La fiesta de graduación.- intervino Rosalie.

-Sí, bueno, supongo. En esa foto, yo tenía… tenía puesto un anillo.- ambas comprendieron lo que quería saber, pero igualmente se los pregunté- ¿Dónde está? ¿Ustedes saben dónde está? Lo he buscado en mi habitación, pero no di con él. ¿Por qué no lo tengo yo? ¿Lo perdí?- ellas se dedicaron una mirada, y titubearon en decirme lo que querían decirme- Díganme, por favor. Solo quiero… la verdad. Ayúdenme a entender esto.- Alice decidió responder.

-La foto que viste, efectivamente, fue tomada en la fiesta de graduación. Tu pareja, como pudiste darte cuenta, fue Edward. Ambos eran novios, así que era lógico. Nosotros los esperábamos dentro, pero ustedes no entraban. Seguramente esa foto se las tomó alguna persona que luego vendería la fotografía, porque la fotografía oficial la tiene… Edward.- asentí a todo lo que me decía- Bueno, ambos entraron al lugar después de un buen momento y pues… tú traías ese anillo. Nos contaste que él te lo regaló como muestra de promesa de que lo que sentían iba más allá de un capricho adolescente o enamoramiento pasajero.

-Pero, entonces… si él me lo obsequió, ¿por qué no lo tengo yo?... ¿Acaso después de la fiesta, rompimos y lo tiré o se lo devolví… o se me perdió?- si lo que ellas me decían era cierto, entonces no entendía por qué no tenía ese anillo en mis manos, a menos que él y yo hayamos terminado… entonces, me mintieron, porque me hicieron creer que ambos seguíamos siendo novios cuando me pasó el accidente.

-No, Bella… lo que pasó fue que…- Alice no continuó por más que le di unos minutos para que siguiera.

-¿Por qué no me lo quieren decir? ¿Qué sucede?- Alice buscó ayuda en Rosalie y esta me miró y con una expresión más decidida, empezó a hablar.

-Bien, Bella. No sé si somos las personas indicadas para hablarte de esto… pensé que alguno de estos días lo conversarías con tus padres o con… Edward.- hablaba muy rápido, así que tuve que escuchar con mucha atención.

-No entiendo a qué te refieres. ¿Hablar de qué?

-Bella, lo que pasa es que… fue en el día de la fiesta de graduación, que tuviste ese accidente.

-¿Qué?...- no podía creerlo. ¿Ese día? Definitivamente, esto no quedaría aquí… tenía que averiguar más- ¿Cómo… sucedió? ¿Qué pasó?-ambas me miraban, mas no decían nada- Díganme, por favor. Cuéntenme qué pasó. Merezco saberlo…

-Bella, no creo que nosotras…- empezó Alice, pero no iba a recibir un no por respuesta.

-Por favor… ustedes creen que no les corresponde contarme, pero si como dicen fueron mis mejores amigas, y lo siguen siendo, entonces… no creo que haya problema. Además, quiero saberlo. Por favor, ayúdenme. Ustedes estuvieron ahí, ¿verdad? Ustedes estuvieron cuando me accidenté.- no me contestaban; al contrario, desviaron sus miradas. Me resigné… sería imposible convencerlas. Suspiré y me levanté, o eso intenté…

-Yo estuve contigo.- dijo Alice. inmediatamente, me volví a sentar. Ella clavó sus ojos en los míos y me empezó a contar todo el acontecimiento. ¿Alguien intentó asesinarme? ¿Quién? ¿Por qué?

-Pero, ¿quién fue esa persona? ¿Quién y por qué intentó matarme?- callaron nuevamente- Díganme. Exijo una respuesta.- ya estaba perdiendo la paciencia. ¡Maldición! Merecía saberlo.

-Fue… Tanya.- respondió Rosalie. Tanya. Tanya. Tanya. Imágenes llegaron a mi cabeza aturdiéndome. Llevé mis manos ahí y froté mi sien.- Bella, ¿estás bien? Sabía que no sería una buena idea contarte. ¿Quieres que llame a mi papá?

-No… no. Solo estaba recordando.- escenas de Edward y la tal Tanya juntos invadieron mi cabeza. ¿Acaso ellos fueron novios? ¿Amantes? ¿Él me engañó?- Edward y ella eran…

-Ellos fueron novios antes de que tú llegaras a la vida de Edward. Cuando él la dejó, se enfureció de tal manera que planeó su venganza contra ti.- dijo Alice.

Simplemente, no podía creer lo que estaba escuchando. Esa mujer estaba loca. Yo casi muero ese día, y todo por…

-¿Me… estás diciendo que esa tal Tanya intentó asesinarme porque Edward me escogió a mí y no a ella?- ambas asintieron, mas no pronunciaron palabra alguna- No lo entiendo. Es decir, ¿ella decidió vengarse así por despecho, porque, de alguna manera, yo se lo quité… porque me quedé con Edward?

-No fue exactamente por despecho, Bella- empezó Rosalie- Aún no hemos conversado de esto, pero… yo fui una amiga muy cercana de Tanya, Bella- abrí mis ojos por la sorpresa. ¿Y cómo es que ahora Rosalie era mi mejor amiga?- Sé lo que está pasando por tu cabeza. Deja que me explique- asentí como un robot- Tú y yo compartíamos clases juntas, pero nunca nos tratamos de amigas, solo de compañeras. Sin embargo, yo te conocía; es decir, sabía que eras una chica muy tímida, estudiosa, te veía casi como una nerd, pero sabía que no lo eras. Mas, lo más importante era que nunca fuiste como alguno de nosotros. Tú querías pasar desapercibida, por eso te colocabas esas capuchas oscuras y grandes sweaters, pero lo que nunca llegaste a entender es que siendo así nunca lograrías ser “invisible”. Si hubieses prestado más atención, te hubieras dado cuenta de que lo que tenías que hacer era simplemente ser como nosotros: parlanchina, a la moda, sociable, atrevida, osada, etc., etc. Por tanto, cuando actuaste distinto a todos, llamaste la atención. Por eso, casi todos los que teníamos clases contigo sabíamos cómo eras… muy tranquila, no buscabas peleas, te escondías en tus ropas y tus nunca infaltables libros.

>> Bueno, como te dije, Tanya era mi amiga y yo sabía de su relación con Edward. Siempre creí que ella en verdad era mi amiga, pero no era así. Ella me mentía siempre y yo no me daba cuenta, o no quería verlo. Un día, fue llorando a mi casa y me contó que Edward la había dejado de la manera más cruel. Me contó muchas cosas horribles y yo me horroricé de todo eso. Cosas como “solo usó mi cuerpo para su satisfacción” y “me arrastró por el suelo bajo la lluvia” rondaban por mi cabeza y me hicieron sentir un odio profundo hacia él. Pero Tanya también me dijo que tú, técnicamente, habías causado que la dejara, que eras una cualquiera, una… ya sabes. No me dijo el nombre de la chica, es decir, el tuyo; por eso, nunca supe que esa mujer eras tú, hasta que te vi llegar del brazo de Edward cuando acompañé a Tanya a la casa de los Cullen, a contar a todos sobre el daño que, supuestamente, él le había hecho a ella. En ese momento, me di cuenta de muchas cosas y me fui enterando de más con el pasar del tiempo. Tanya no solo se sentía… desplazada por ti, sino también tenía celos y una envidia profunda por la felicidad de ustedes. Lo que ella quería era que los dos sufran… para siempre. Como yo comencé a fingir ser su amiga para obtener información, que luego les daba a ustedes, en una oportunidad ella me dijo que nunca los dejaría en paz, que mientras ella viva, ustedes no iban a conocer lo que era la felicidad plena; que en algún momento, pensarán que todo va perfecto, pero que ella se encargaría de convertir esa vida perfecta en la más miserable de todas. Mientras escuchaba sus palabras, desconocí completamente a la mujer que estaba frente a mí y sentí lástima porque pensara de esa forma. Pero ni esa lástima me iba a impedir que actuara de la forma que sea para que ella ya no hiciera más daño. Les dije a todos lo que sabía y, muy a parte de todo, le aconsejé a Edward que una vez termine el instituto, te llevara lejos de aquí. Y ese era el plan. Sin embargo, aquel día, ninguno de nosotros se imaginó que ella iba a actuar de esa forma. Aunque, Edward estaba alerta todo el tiempo. Él no quería dejarte ir con Alice, pero al final lo convenciste, ya que sería solo un momento, y… luego, todo pasó muy rápido. Te llevamos al hospital y después de esperar horas, salió el doctor Cullen y nos anunció cuál era tu estado.- Escuchaba atenta todo lo que me contaba Rosalie, tratando de imaginarme las escenas que ella me describía- Edward… él la pasó muy mal desde ese momento. Se culpaba de lo que te había sucedido, porque, según él, nunca debió permitir que te alejaras de su lado. Se convirtió en un muerto en vida, como si esta lo hubiera abandonado. No comía, no hablaba, estaba todo el día encerrado en su habitación, aovillado; y a veces, cuando íbamos a verlo, veíamos lágrimas caer de sus ojos, pero su mirada siempre estaba perdida y por más que le hablábamos, él no reaccionaba. Fue después de varios días que reaccionó, cuando, impotentes, sin saber que más hacer, le dijimos que tu estado había mejorado y que incluso movías la mano y que hasta habías hablado. La única palabra que pronunciabas, era su nombre. Lo llamabas. Él, en ese momento, enfocó su vista en nosotros y sin más, salió corriendo hacia el hospital. Y desde que llegó no se movió de tu lado. Dormía en el sofá y ahí comía. No quería dejarte, hasta que finalmente despertaste. El resto, ya lo sabes.

Mi mente procesaba todo… muchas cosas empezaban a encajar… iba entendiendo todo aquello que hasta este momento, eran solo preguntas sin respuestas.

Edward… ¿en verdad la habría pasado tan mal? Si tan solo tuviera más pruebas… aunque, sabía lo que tenía que hacer… hablar con él; pero era tan cobarde que no me atrevía…

En eso me quedé pensando, hasta que los chicos llegaron con las pizzas, comimos y después de un rato se fueron.

FIN FLASHBACK

Tuvieron que pasar varios días para realmente sentirme segura de tomar una decisión e ir a aclarar las cosas con Edward… Primero, fue Jacob. Ne dio el sermón de siempre, pero lo que se quedó impreso en mi memoria fue “Deja de ponerte peros y toma una decisión ya. Así sea intentar continuar tu relación con él o decidir empezar una nueva vida por tu cuenta. Debes decírselo, sea cual sea tu elección. Pero, no olvides algo… él no te esperará toda la vida. Si no tomas una decisión rápido, tal vez te arrepientas… tal vez, te des cuenta de que sin él no podrías vivir y cuando vayas a decírselo, será demasiado tarde”. Esas palabras quedaron en mi mente desde que Jake las pronunció e influyó algo en cuanto al tema.

Después, estaban los chicos, que algunas veces sacaban a Edward a colación o simplemente hacían comentarios sobre lo mal que él la estaba pasando.

Pero, lo que me decidió no fue ninguno de ellos… Cuando lo encontré, no sabía qué era, pero luego lo descubrí.

Una mañana, mientras sacaba mis sábanas para lavarlas, sentí una protuberancia debajo del colchón. Metí la mano y toqué algo… lo tomé y lo saqué para verlo. Era tan sencillo que, al verlo, no me imaginé lo valioso que sería para mí. Sí, encontré mi cuaderno. Cuando lo abrí, por curiosidad, empecé a leerlo y no paré. Poco a poco me fui dando cuenta de que lo que leía era prácticamente mi vida, pero adaptada a la ficción, con personajes y todo. Al fin había encontrado algo en lo que sí podía confiar plenamente, porque no era una persona quien me decía lo mismo de siempre, sino, ahora era yo misma. Yo había escrito todo ello. Yo había expresado en palabras el gran amor que sentía por Edward y la gran felicidad que él me daba todo el tiempo. Al terminar de leerlo, pensé por muchas horas y luego, finalmente, me llené de valor y tomé mi decisión: le daría una oportunidad a Edward… me daría una oportunidad a mí, de ser feliz… con él. Llamé a Jacob para contarle de mi nuevo descubrimiento y vino a mi casa en menos de los que canta el gallo. Conversamos e hicimos un trato, ya que él también le diría sus sentimientos a Vanessa. Le había contado todo… incluso que por fin admitía que estaba enamorada de Edward… porque eso era, me había vuelto a enamorar de él. Sin nada más que pensar, cogí las llaves de mi auto y me dirigí a la casa de los Cullen. Estaba dispuesta a contarle todo: mis sueños, las sensaciones extrañas que sentía cuando pensaba en él o cuando lo veía, y que había algo en mi interior que no me dejaba pensar en otra cosa que no sea él. Había repetido mentalmente mi discurso miles de veces, durante el camino a su casa. Cuando al fin llegué, me di cuenta que también llegaba Alice y los demás chicos. Les dije que iba a hablar con Edward y ellos me sonrieron, bueno, a excepción de Alice, que se me lanzó encima y me deseó suerte. Subí las escaleras con mi cuerpo hecha una gelatina. Recordaba vagamente la casa, pero no sabía en qué dirección estaba su habitación, pero la siempre oportuna, a veces, Alice me indicó hacia dónde ir. Toqué y, después que él respondiera, entré. Estaba hecha un manojo de nervios. Empecé a hablar… pero no me dejó terminar. Me dijo las palabras que hacía realidad lo que un día me había dicho Jake. Ya era tarde… me había demorado mucho en tomar mi decisión… ahora él quería olvidarse de todo… ¡Dios! Se iría a Europa. Era imposible. No podría seguirlo a Europa… Ya todo estaba perdido.

Las lágrimas no se hicieron esperar y me despedí de él con un beso en la mejilla, un beso que no había planeado dárselo, pero que deseaba desde hace semanas. Salí corriendo de la casa, sin hacer caso a las llamadas de los Cullen ni de mis amigos. No quería que me vieran sufriendo tanto. Encendí mi auto y aceleré. Llegué más rápido de lo que pensé a mi casa y me sorprendió no encontrar a nadie, pero eso me ayudaba… quería estar sola. Subí a mi cuarto y apenas entré, me derrumbé. Sentía cómo mi pecho se partía en mil pedazos al igual que mi corazón. Lloré y lloré, me lamenté, me odié por haber sido tan insegura. Hasta que sonó el teléfono. Bajé a contestarlo. Era mi madre. Me dijo que había dejado una nota en la cocina, nota que no había visto ya que ni entré ahí. Ella y mi papá estaban en el aeropuerto. Charlie tenía que ir a Chicago, así que estaban esperando el próximo vuelo. Reneé me dijo que si quería, podía ir. Le dije que iría y portando un mapa, me dirigí donde ellos. Llegué y los busqué. Cuando los encontré, ya solo faltaban 30 minutos para que despegara el avión, pero mi padre me estaba esperando para despedirse. Lo estaba abrazando cuando sonó su teléfono móvil y comenzó a hablar rápidamente. Colgó y nos dijo que tenía que arreglar unas cosas. Salió del aeropuerto y yo me quedé con mi madre. Me estaba poniendo muy nerviosa, ya que ella me miraba mucho y yo ya no sabía qué hacer para que no se dé cuenta de que había llorado. Después de un rato, volvió mi padre y suspiré aliviada, pero mi suspiro se interrumpió cuando nos dijo que había un problema que tenía que solucionar, por lo que no podría tomar el avión que estaba a punto de despegar. Así que, canceló su vuelo y cambió a otra aerolínea. Ahora, su vuelo saldría en 2 horas.

Charlie salió de nuevo del aeropuerto y mi madre me dijo que quería ir al baño, así que me quedé prácticamente sola con el equipaje de mi padre. Cuando Reneé se fue, aproveché para mandarle un msj a Jake.

Hola, Jake. ¿Cómo te fue?

Ahora estoy en el aeropuerto.

Ya te contaré qué sucedió… luego.

Adiós. Nos vemos pronto.

B.

Pensé que me iba a llamar, pero ni me contestó el mensaje. Me senté en una silla muy discretamente ubicada  y ahí me quedé esperando a mis papás; pero no llegaban, así que decidí pasear un momento… ¡Qué lindo! Pasear por un aeropuerto… ¡Qué emoción! Todo lo que veía eran personas y más personas y más personas… nada interesante. Me disponía a ir al baño de chicas para ver por qué mi madre se tardaba tanto cuando… me quedé inmóvil en mi puesto. ¿El que estaba sentado a unos 10 metros de mí era Edward? Pero, si hace solo unas horas fui a su casa y él… Claro, él me dijo que se mudaría… a Europa. Pero no pensé que sería tan pronto. ¿Tan harto lo tenía? ¿Me había convertido en una plaga tan repugnante para él que no podía permanecer ni un minuto más cerca de mí? Si era así, me lo merecía… pero no lograba entender… él me amaba, yo lo había escrito y me había sorprendido la profundidad de sus sentimientos hacia mí, de acuerdo a lo que había descrito yo misma. ¿Cómo se pudo acabar? Yo estoy segura que así ese hombre al que ame de tal manera me tratase mal, o me golpease, no dejaría de sentir amor por él. Suena ridículo e ilógico, porque ¿cómo amar a alguien que lo única que hace es dañarte? Pero yo creo que aún así lo amaría, porque sea delincuente, alcohólico, o el hombre más cariñoso del mundo, uno no elige a quién amar… solo sucede.

Entonces, ¿cómo es que él se echó para atrás tan pronto? Claro, no es como que si yo hubiera puesto de mi parte… pero… ok, tengo que dejar de pensar en esto. Él ya me dijo todo lo que tenía que decirme, aunque fue extraño ya que cuando me decía todas esas cosas que partían mi alma, él en vez de verse decidido y seguro, tenía cara de sufrimiento y podría jurar que sus ojos se estaban aguando… pero de repente los vi así, porque los míos ya estaban aguados debido a las lágrimas. Sea como sea… Edward estaba aquí… a unos metros… y se veía… ¿estaba llorando? ¿Por qué?

Cogía su rostro con ambas manos y por entre sus dedos caía un líquido cristalino. Tal vez, me estaba equivocando… tal vez, no.

No sabía si acercarme y preguntarle si estaba bien y si le podía ayudar en algo, porque temía que mis lágrimas traicioneras me jugaran una mala pasada… o podía desviar mi camino e ir en busca de mi madre. Dos voces peleaban en mi interior… me atormentaban. Una me decía que vaya y le pregunte; y la otra, que no lo haga porque él ya no me quería ver más. Juntando todo el valor que me quedaba, me decidí y emprendí mi camino. Me acercaba a él lentamente, poco a poco. Tenía miedo de que levantara su rostro y que al verme se ponga de pie y se fuera… lejos de mí, pero ya nada podía hacer. Mis piernas se mandaban solas y no las podía detener. Llegué a su posición y me detuve… ok, le diría “¿Edward, te sucede algo? ¿Puedo ayudarte?” y trataría de ocultar mi expresión de preocupación y mi tono de voz tenía que ser firme, grave, segura… No mostrar debilidad, eso era. Pero las palabras que salieron de mi boca no estaban en el parámetro que me había impuesto.

-¿Edward? ¿Qué haces aquí?- mi voz sonaba débil, temblorosa… definitivamente, no expresaba seguridad. Y ya me estaban entrando los nervios.

Apenas terminé de pronunciar las palabras, él levantó su rostro. Efectivamente, había estado llorando… pero ¿por qué? Nunca había visto esa expresión en él. Al menos, aún no lo recordaba. Lo había visto serio, emocionado, sonriendo, pero nunca con tanto dolor en el rostro. Ahora sí no entendía nada. Se suponía que debería estar… feliz porque salí de su vida. Eso era lo que él quería. Me lo dijo.

-Bella…- se paró y… me quedé helada por la sorpresa. Me atrajo a su cuerpo y me abrazó fuerte, muy fuerte y enterró su rostro en mi cuello. En esa posición, se quedó… llorando en silencio. Titubeante, solté la maleta y subí lentamente mis manos por su pecho y los apoyé ahí, del mismo modo que mi cabeza. Absorbí su olor… se me hizo tan familiar y significativo que me hacía pensar ¿cómo pude pasar tanto tiempo sin él? Puse más presión en mis manos, cuyas palmas coloqué en su pecho, para separarnos un poco. No lo quería alejar, pero tenía que saber qué estaba sucediendo.

-No… no me alejes, Bella.- su voz se quebró cuando pronunció mi nombre. No entendía nada.

-Pero…- no me dejó continuar.

-Por favor, Bella. No te vayas, no me dejes… fui un tonto… fue un malentendido… yo pensé… y te dije… por favor, perdóname. No te vayas, te lo ruego.- decía precipitadamente, y eso me dejó aún más confundida.

-Pero, no te entiendo… ¿quién se va? Porque, yo no.-en ese momento, fue él quien se separó de mí.

-¿No te vas?

-No. El que se va es mi padre… a Chicago. ¿Qué sucede?- mi voz salía tan baja que hasta yo tenía dificultades para oírme, pero al parecer, él sí me escuchaba.

-¡Gracias, Dios! Tenía mucho miedo de que esta vez te alejaras de mí para siempre. No podría vivir si no es contigo… a tu lado.- ¿Qué? Me tomó nuevamente en sus brazos y me volvió a abrazar, pero ahora sí quería explicaciones. ¿Cómo es que primero actúa de una forma y ahora de otra?

-¿Estuviste bebiendo?- bajó su cabeza, pero volvió a subirla para mirarme fijamente.

-En realidad, sí. Pero no estoy ebrio.

-…- no sabía qué decirle. Mi corazón estaba a punto de salírseme del pecho, al tenerlo tan cerca de mí.

-Bella, tenemos que hablar.- comencé a negar con mi cabeza, pero él continuó hablando.- Escucha, por favor. Sé lo que dije, pero… pero es que yo pensé que habías ido a decirme que no me querías más en tu vida… que habías encontrado a otro…- me dispuse a interrumpirlo para preguntarle por qué rayos había pensado eso de mí, pero no me dejó- Déjame terminar. Lo sé, fui un completo idiota. No te dejé hablar porque pensé que me ibas a dejar y que me ibas a decir que solo me querías como tu amigo. No podría soportar si me dijeras eso, porque no puedo. Yo te amo, te quiero conmigo. Por más que intente, no podría verte como una amiga, porque quiero que seas más para mí. Por eso, te dije todo eso. Técnicamente, te lo hice más fácil. Quise ahorrarte las palabras y decirte que si lo que querías era no tener una relación conmigo, lo aceptaría… por más que eso me destruya completamente.

“Yo te amo. Te quiero conmigo.”

Esa frase quedó impregnada en mi cabeza. Él me amaba. Había pensado tontamente que yo ya no lo quería, por eso me había dicho que me dejaría en paz. Me seguía queriendo.

Mis ojos se llenaron de lágrimas por la emoción del momento. Aún no era tarde para nosotros. Podíamos volverlo a intentar…y estaba segura de que funcionaría.

-No. No llores, mi niña. No quiero verte más llorar.- limpió mis lágrimas con sus dedos y con sus manos acunó mi rostro.- Ahora, todo estará bien. Estaremos juntos… juntos por fin.

-Te quiero, Edward.- las palabras salieron por sí solas. Y aunque mi voz se quebró, eso no quitaba el hecho de que por fin había admitido que lo quería… y se lo había dicho.

-Y yo a ti, mi Bella. Eres y siempre serás la persona más importante para mí.- por impulso, nos lanzamos en los brazos del otro y así permanecimos por no sé cuánto tiempo. Yo no podía dejar de llorar. Me sentía la mujer más feliz del mundo, pero por razones que aún desconocía, las lágrimas seguían corriendo por mis mejillas.

-Perdóname, Bella. Fui un imbécil. Perdóname, amor.- apreté más mi agarre y esperaba que hubiera captado mi respuesta.

-Perdóname tú a mí, por haber tardado tanto. Pero es que…- me vi interrumpida nuevamente.

-Shshsh… eso ya no importa. Ahora, lo que importa es el presente, que estamos juntos… nuevamente. Olvidemos todo lo que pasó. Comencemos de nuevo… una nueva vida.- si hablaba nuevamente, mis palabras saldrían tan distorsionadas que ni yo misma me entendería, por lo que solo asentí con la cabeza. Él solo hundió su rostro en mi cabello.- Dios, Bella. No sabes cuánto esperé por este momento. Cada segundo que pasaba lejos de ti, sentía que moría poco a poco, que mi vida se iba con el pasar de los días.- no pude evitar sentirme culpable por todo eso que él pasó.

-Perdóname… sé que fue por mi culpa… perdón…- le dije hipando.

-No, amor. No fue tu culpa. Tú no quisiste perder la memoria. No lo hiciste a propósito… además, ahora lo que importa es que nos queremos y que estamos juntos.

Mi llanto fue amainando y me alejé un poco de él, pero sin soltarlo. Mis manos, cual tenazas, se rehusaban a dejarlo libre.

-Juntos.

-Juntos.- respondió él. Colocó sus manos nuevamente en mi rostro y me acarició con ternura. El brillo que tenían sus ojos era tal que parecían dos soles. Ambos nos mirábamos mutuamente, casi sin pestañear, admirándonos. Él fue acercando su rostro lentamente… ¡Iba a besarme! Mi respiración se hacía cada vez más irregular. Mis ojos volaban de los suyos a sus labios, para volver nuevamente a sus orbes esmeraldas. A solo milímetros de distancia, se detuvo y me miró titubeante. ¡No! ¡Hazlo, hazlo! ¡Bésame! Quería decirle solo esta última palabra, pero mi boca no ayudaba. Lo único que ansiaban estos era un roce con los de Edward. Pero este empezó a alejarse con mucha lentitud y cuando estaba inclinando su rostro hacia un costado para no besarme, mi mano voló a su mejilla y llevó su rostro nuevamente a su sitio anterior. Sin pensar, fui yo la que se acercó a él, y sin más preámbulos, acorté la distancia con necesidad y anhelo.

Nos besamos profundamente, dejando atrás nuestros días separados… iniciando una nueva etapa que, si Dios así lo disponía, duraría toda nuestras vidas. No sé cuánto tiempo pasó, pero tuvimos que parar porque mis pulmones exigían oxígeno… ¡maldito oxígeno!

Dejó su frente sobre la mía y abrió sus ojos, los que al igual que los míos, permanecieron cerrados mientras nos besábamos.

-Te amo, Bella. Te amo tanto.

-Y yo a ti.

En ese momento, escuché cómo alguien se sorbía la nariz y fijé mi vista hacia el origen de dicho sonido. Mis padres nos veían a la distancia. Reneé enjugando sus lágrimas, pero con una sonrisa en sus labios… y mi padre con una sonrisa también, tomando a mi madre por los hombros. De pronto, Charlie desvió su vista hacia mis espaldas. Oh, oh. Eso significaba que teníamos más audiencia detrás de nosotros. Edward también se percató de ello, y juntos nos dimos la vuelta. Todos estaban allí. Alice, Rosalie, Emmett, Jasper, Esme… y Jacob. La primera, junto a su madre, tenían los ojos aguados, mientras que los chicos miraban con complicidad a Edward. Con esa imagen, e invadida por una tranquilidad y felicidad abrumadoras, empecé a imaginar lo que me esperaba en mi… nueva vida… con Edward.

 

 

TANYA POV

Estaba hecha una furia. La incompetente de Sophia había permitido que le destituyeran de cargo. En su lugar, un enfermerucho se encargaba de Bella. Pero pronto, le dieron de alta. Eso me facilitaba las cosas. Contraté a un… acechador. Él me mantenía informada de cada paso que todos daban… todos.

Mi celular sonó. Era Peter. Hablando del rey de Roma…

-Dime.

-Estoy en el aeropuerto de Seattle. Todos están aquí. Menos el doctor.

-¿Qué acaso alguien se va de viaje?

-Al parecer, eso pensaba el tal Edward, pero no fue así. El padre de la chica era el que se iba. Y, por lo que acabo de ver, la parejita se ha vuelto a unir.

-Ok. Tu trabajo ha terminado. Sal del aeropuerto y lárgate a donde se te pegue la gana. Mañana a primera hora tendrás la cantidad que te ofrecí en tu cuenta corriente.- colgué sin esperar respuesta.

Así que los tórtolos se habían vuelto a unir. ¡Qué romántico!

Por el momento, los dejaría volverse a ilusionar con su falsa felicidad. Pronto, sabrán de mí. Y cuando ese día llegue, se arrepentirán de haberse metido conmigo.

Ese será mi golpe final.


HOlaaaa chicas... aki stoy de nuevo con el cap 12.... k les pareció?? les gustó?? estuvo bueno????.... a k no odian más a Tanya?!! yo, sí.... pero esta chica sí k esperará un buen tiempo para atacar... alguien se atreve a adivinar cuándo???? apuestas??? el k le atine, le mandaré caps por adelantado via pm... pero esta chica m tiene k prometer k no dirá nada a nadie....... k dicen??

weno, spero k lo hayan disfrutado tanto como yo lo hago hasta ahora... muchas muchas gracias por su apoyo, en serio..... nos leemos pronto okz... chauuuu

Lyhaane.


Un agradecimiento a: Vampiressa, Jazz_666, Kriss, Marie10, Maacri_Cullen, Lolovampira, Silmo,  Rosiecullen y Rosemarycullen.... yy gracias tb a las chikas k no dan señales de vida, pero k están ahí... gracias por seguirme y por sus comments...

Capítulo 11: CHAPTER 11 Capítulo 13: CHAPTER 13

 
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