Pov Gianna.
Culpabilidad, temor y tristeza.
Eso era lo que sentía en estos momentos. De nuevo me encontraba sucumbida ante la oscuridad, aunque no podía ver nada percibía que me encontraba en un lugar frío y tenebroso.
Quería encontrar una salida; esa oscuridad no era como quedarse sin luz en mitad de la noche, si no algo más profundo, más oscuro; un lugar en el que te encuentras con tu propia soledad.
Sudores fríos empezaron a recorrer mi cuerpo, mi mente no reaccionaba, y mi cuerpo... tenía la necesidad de moverme; pero no podía, algo me lo impedía.
Un gran estruendo inundó el sitio en el cual me encontraba; era como si dos montañas chocasen entre si. Ante el ruido mis piernas cedieron, todo mi ser me dolía. Pero... ¿por que? sabía que me encontraba sola, sabía que no había nadie más... pero era como si me estuvieran dando una paliza; temblorosa en el suelo, asustada me encontraba, miles de lagrimas empezaron a recorrer mi rostro, ¿por que tanto dolor?
Mi corazón latía despacio; sin ningún temor, pero de un momento a otro este empezó a latir con más fuerza cuando de nuevo un gran estruendo inundó el lugar.
Un gritó ahogado nació de mis labios al ver de nuevo a esas dos sombras que tanto recordaba de sueños anteriores; estas dos sombras luchaban con furia, con venganza; cada golpe de uno y de otro me dolía en el alma, poco a poco mi corazón se iba transformando en hielo, dejando atrás la vida.
Quería detenerles, quería acabar con esa lucha que tanto me dolía; pero me sentía débil e incompleta
- Por favor - dije entre jadeos - por favor, parar.
Un viento helado choco contra mi rostro; el cual me hizo estremecer.
Esas dos sombras se pararon ante mi ruego.
- No luchéis por mi; no por mi culpa - dije sollozando
Estas dos sombras estaban quietas, en silencio, sin ningún movimiento aparente. Quería saber quienes eran; algo dentro de mi les conocía; algo dentro de mi sentía por ellos
- Os quiero a los dos, no luchéis por mi, no...
Mis propias palabras me sorprendieron, en ese instante las sombras se desvanecieron en la oscuridad, dejandome con la palabra en la boca.
Desperté con un fuerte dolor en mi pecho.
- Solo fue un sueño - dije mientras llevaba una mano a mi pecho, pero mi contacto me sorprendio, mi pecho, en el lugar donde se encontraba mi corazón estaba realmente frío; estaba asustada; toqué mi frente y esta estaba normal, ¿que me estaría pasando?
Desde hace varios días mi sueño era el mismo, mi despertar era el mismo, no entendía nada... algo dentro de mi echaba de menos a alguien, pero no sabía quien era ese alguien.
Me sentí incompleta, algo me faltaba.
Las cosas seguían practicamente igual; cada día me llevaba mejor con Renata; era como si la conociese de toda la vida, sentía que sería mi gran amiga y confidente, con Sulpicia y Athenadora... ¿que decir de ellas? lo mismo de siempre, odio, indiferencia, rabia cada vez que sus ojos se posaban en mi, y con Demetri... me arrepentía de aquella tarde en la que llore junto a el, ahora el estaba más distante, me esquivaba, ¿por que sería tan dificil? cada vez que le veía venía a mi mente el sueño de las sombras, estaba completamente aturdida.
Deje pasar las horas, deje que mi mente se relajara, que olvidara todo por completo, ¿y si tal vez este no fuese mi mundo? es posible que me equivocara al decir que en este nuevo mundo me venía como anillo al dedo...
- Hola preciosa - su dulce voz inundó la recepción. Era Demetri.
Levanté la vista y me encontré con sus maravillosos ojos que tanto me enloquecían, en ese momento sentí un dolor en mi pecho, un fuerte dolor, era el dolor de todas las mañanas.
¿Y si le hacía frente? estaba harta de sus desprecios, de sus idas y de sus venidas; su comportamiento me hacía daño, con una simple palabra el me enloquecía, me hacía ilusiones pensando que tal vez el se fijase en mi, pero esas ilusiones se desvanecían a las pocas horas debido a sus miradas o simplemente a su indiferencia.
Yo era como una quinceañera, siempre estaba detrás de el, esperando una sonrisa, una palabra... esperando todo de el, y a pesar del daño que me hacía siempre le seguía; ¿y si tal vez debería cambiar? tal vez me tendría que olvidar de el, pensar en mi y no en el...
- Hola - dije en un tono frío
- ¿Te pasa algo? - pregunto confundido
Estaba a punto de hacerle frente, pero... ¿de que serviría? de nada; yo sabía perfectamente la respuesta, por mucho que me doliese tendría que olvidarlo, ignorarlo...
- Nada Demetri - dije mientras me levantaba, en su rostro pude ver la confusión pero no me importó - ¿te puedo pedir algo?
- Claro - dijo con una sonrisa
- No me mires; no me hables; no me espíes... no me hagas nada por favor. Entiéndelo como quieras - y dicho esto salí de mi puesto de trabajo y me dirigí al baño.
Me sentía mal; verdaderamente mal, miles de lágrimas empezaron a nacer de mis ojos; me odiaba a mi misma por decirle esas palabras a Demetri... pero tenía que hacerlo, el no me hacía bien.
Pasaron los minutos y yo seguía en el baño, ya había pasado mucho tiempo, no merecía la pena amargarse más. Estaba dispuesta a lavarme la cara cuando sentí unas manos a mi alrededor. Levante la vista hacía el espejo y pude ver el hermoso rostro de Renata.
- Gianna - dijo mientras me acariciaba el pelo - ¿que te ocurre?
- Nada Renata - dije mientras bajaba la mirada
- No me engañas señorita - dijo esta mientras me daba la media vuelta, haciendo que nuestras miradas se encontrasen - Gianna estoy muy preocupada por ti, se que de hace unos días estamos hablando, pero... te he cogido cariño, me preocupas, no puedo verte así. Por favor dime que te pasa; tal vez pueda ayudarte
- No puedes Renata; ni yo puedo ayudarme a mi misma. Estoy aturdida, no sé que hago aqui, tal vez esta vida no es para mi... tal vez debería ir donde Aro y decirle que acabase conmigo, tal vez... - y de nuevo me derrumbé en sus brazos
- Cariño - dijo mientras me abrazaba - ¿por que dices eso? por favor, no te quiero forzar... pero quiero saber que te pasa - seguía hablando mientras acariciaba mi pelo
- Se que puedo confiar en ti Gianna; pero me siento tan mal, no merece la pena... el no se merece mis lágrimas
- Demetri - dijo con un suspiro
- ¿Como lo sabes? - pregunte mientras me separaba de ella y la miraba incrédula - nadie lo sabe; salvo Aro...
- Tranquila Gianna el no contó nada... pero no hace falta que me lo diga nadie; se ve a simple vista. Desde el primer momento me di cuenta de tus sentimientos hacía Demetri; se lo que sientes por el, se tus reacciones cuando le ves; a mi tambien me pasa cuando veo a...
- ¿Quien? - dije mientras me limpiaba las lágrimas
- Félix, pero eso es otra historia. Por favor Gianna no hagas ninguna locura, no hagas nada de nada... pero ¿el te hizo algo? - dijo llena de rabia
- No. Con su indiferencia me hace daño, me duele, pero algunas veces me habla, me sonríe, y es como si mi mundo se detuviese, parezco una quinceañera detrás de el; esperando cualquier cosa de el... pero no lo entiendo, yo ya no quiero sufrir más por el, no quiero sentirme otra vez así; no quiero sufrir; quiero olvidarme de el, quiero que no me hable, que no me mire... no quiero nada de el. No quiero nada de el
- Gianna... - dijo mientras me limpiaba las lágrimas
- Es que estoy harta Renata
- Te entiendo perfectamente, pero tranquila; ya hablaré con el
- No - dije en un susurro - por favor, no quiero que el se enteré de nada
- Pero...
- Por favor Renata, déjalo estar. Dicen que las personas tarde o temprano acabamos olvidando ¿no? - la dije intentando mostrarle una sonrisa
- Esta bien Gianna; lo haré por ti. Pero como te vuelva a ver mal por su culpa...
- Tranquila, eso no pasara - dije mientras la guiñaba un ojo
- Bueno... parece que de nuevo te tengo que maquillar - dijo mientras soltaba una maravillosa risa - no queremos que Aro te vea en este estado, ya sabes... tu eres su preferida
- ¿Como que su preferida? ¿y como que no me vea en este estado? - pregunte confundida
- Primero... ¿acaso no lo sabías? tu eres su niña, eres algo realmente especial para el, tranquila, no con mala intención - me dijo al ver mi cara - y segundo... Aro quiere que estemos todos para recibir a Heidi, Alec, Félix, Jane y Santiago
- ¿Ya terminaron la misión?
- Eso parece, y ahora estate quieta... - me dijo mientras me pintaba los ojos.
En verdad Renata era una buena amiga; ella quería saber de mi, de mi estado no por curiosidad, si no por aprecio, por preocupación hacia mi. Me sentía bien, había soltado algo que realmente me agobiaba por dentro.
Y creo que mi decisión había sido buena. Olvidarme de Demetri.
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