Tenía una risa preciosa.Edward no podía quitársela de la cabeza mientras bailaba en el último festejo de la temporada.Bella le había dado instrucciones de que prestara atención a todas sus parejas,pero el recuerdo de su risa lo eclipsaba todo.Aquella risa le había iluminado los ojos,había dado color a sus mejillas y a su boca la forma perfecta para un beso.No debería haberse aprovechado pero no había podido contenerse.
A pesar de sus años de matrimonio,los besos de la condesa no eran los de una mujer experimentada,sino más bien los de una criatura indecisa,insegura,que no entendiera realmente lo que pasaba entre ellos.Quizá nunca había conocido una ternura así.Edward sospechaba que el viejo conde había sido el primero en poseer a Bella y por lo que había podido deducir de los sentimientos de ella hacia su marido,no pensaba que hubiera ido corriendo a otro lecho tras la muerte del conde.
Quería ser el primero en mostrarle la gloria que puede haber entre un hombre y una mujer,pero¿podría haber pasión verdadera sin amor?¿Podría haber amor sin futuro?
—Como imaginarás,mamá está muy disgustada con él—dijo su pareja de baile devolviéndolo a la realidad.Como no había estado prestando atención,no tenía ni idea de con quién estaba disgustada su madre.
—Está a punto de cumplir los treinta—prosiguió—.Mamá piensa que ya va siendo hora de que se case.
¿Hablaba de su hermano?Estaba bailando con la encantadora lady Victoria Stanbury,hermana del duque de Weddington,un hombre al que Edward empezaba a envidiar por haber tenido la sensatez de no hacer acto de presencia.
—¿No le parece bien?—inquirió él.
—A mi juicio,uno debería casarse por amor,no por su edad.
El conde sonrió.Encontraba estimulante conocer a una joven de opinión tan minoritaria.
—Tengo entendido que ésta también es tu primera temporada social—añadió ella con una sonrisa radiante.
—Ciertamente.
—¿Y cuáles son sus impresiones?
—Apenas he tenido ocasión de respirar desde que llegué.
—¿No es maravilloso?—replicó ella con una risita—.Yo he disfrutado mucho.
—Sin duda ha sido una temporada que no olvidaré fácilmente.
Sonaron los últimos compases de la melodía,que se extinguieron mientras el conde acompañaba a lady Victoria junto a su madre.
—Duquesa,agradezco que me haya concedido la oportunidad de bailar con su encantadora hija.
La duquesa sonrió amablemente.
—Me pareció que hacíais buena pareja.
—¡Mamá!—exclamó lady Victoria indignada—.Busco algo más que un hombre a juego.
—Querida niña,tu primera temporada social está a punto de terminar y aún no has encontrado pretendiente.
—Y no me preocupa lo más mínimo.
—Me alegro por usted,lady Victoria—intervino el conde—.Si me perdona,mi carné de baile está completo esta noche.
Edward empezó a abrirse paso entre la multitud en busca de Bella.Era su sexto baile…¿o el séptimo?No estaba seguro.El pánico empezó a apoderarse de él.No sólo no recordaba cuál era el siguiente baile sino que tampoco sabía con quién le tocaba bailar.
De pronto,sintió que una mano delicada se apoyaba en su brazo y al volverse,lo alivió encontrar el rostro sonriente de Bella.
—No sé a quién le toca ahora—admitió.
—A mí—dijo ella aún más sonriente.
—¡Menos mal!¿Cómo logras recordarlo todo?
Bella levantó la mano.De su muñeca enguantada colgaba su carné de baile.
—¿No podrías conseguirme uno?
—No lo necesitas.Estaba a tu lado mientras firmabas los carnés.Sé con quién te toca bailar cada pieza.
—¿Lo has anotado en el reverso del tuyo?
—No,tengo buena memoria.—Empezó a sonar un vals—.¿Prefieres dar un paseo por el jardín?—le preguntó.
Lo prefería,pero temía que si aceptaba se vería tentado de robarle un beso.Era el último baile de la temporada y había visto a muchas parejas besarse cuando conseguían eludir a sus carabinas.Muchas de las damas ya estaban comprometidas,pero ninguna de las de su lista.Bella se había asegurado de que no perdiera el tiempo,como si él pudiera considerar una pérdida de tiempo los momentos que pasaba con una mujer hermosa.
Tras su sesión de patinaje,la condesa había vuelto a ser la de siempre,decidida a encontrarle esposa.A veces le parecía que aquella mañana nunca había existido;otras,se dormía arropado por el recuerdo de su risa.
—No,más vale que sigamos con esto—respondió.Le había prometido que no volvería a sobrepasarse pero le estaba costando muchísimo cumplir su promesa,sobre todo cuando la noche requería la presencia constante de Bella.
La acompañó a la pista de baile y cuando la rodeó con sus brazos,deseó poder desprenderse de la sensación que lo invadía:la de que aquél era su sitio.
Llevaba un vestido rosa pálido rematado en azul,de escote moderado.Unas rosas color rosa le adornaban el recogido.Las joyas que colgaban de su cuello brillaban casi tanto como sus ojos.
—¿Te diviertes?—le preguntó el conde.
La sonrisa de Bella resplandeció como las flores que llevaba en el pelo.
—Muchísimo.Me encantan estos acontecimientos:el baile,la música,los vestidos hermosos,los elaborados adornos.Me hacen sentirme viva.
—Eres muy popular.
—Podía haber llenado mi carné de baile,pero he preferido observar tus avances con varias damas.Sin embargo,no puedo renunciar al siguiente baile.Es con un duque y tú vas a bailar con su hija.
—Creí que ya había bailado con la hija de un duque.
—Y lo has hecho.El padre de lady Victoria era duque,pero murió hace unos años.Su hermano no ha asistido.
—¿Está disponible?—preguntó casi seguro de que no,a juzgar por la conversación que había mantenido con su hermana.Edward hablaba con desenfado de las normas de un juego que aprendía con rapidez.
—Para mí no.Aún no tiene heredero.—Bella lo miraba fijamente y le hacía sentir que no había nadie más importante en todo el salón.Dedujo que aquello era probablemente parte del juego—.¿Te ha gustado lady Victoria?—le preguntó.
—¿Lady Victoria?
—La mujer con la que acabas de bailar.
—Ah,sí,lady Victoria,la que cree que hay que casarse por amor.
—Parece que ambos sois del mismo parecer,¿hay alguna posibilidad?
—No lo creo.Es muy agradable,pero le doblo la edad.
—Aquí encontrarás muy pocas damas de tu edad y casaderas.
—Te tengo a ti.
—Soy de tu edad pero no puedo casarme contigo,como bien sabes—espetó ella con una mirada de impaciencia.
—Cierto.Se me olvida cuando te veo tan guapa.
Bella se ruborizó y Edward se preguntó si también aquello formaba parte del juego,si la condesa podía provocarse el rubor.Le desagradaba cuestionar absolutamente todo lo que hacía Bella aquella noche.Quería que hubiera franqueza entre ellos.Sabía que no podía haber amor pero podía haber afecto,sinceridad y amistad.
—¿Qué pasa?—le preguntó ella dulcemente.
Edward negó con la cabeza,después decidió que no podía esperar que ella fuera sincera con él si él no lo era.
—Te agradecería que no coquetearas conmigo.Coquetea con tu duque,pero no conmigo.
—He olvidado cómo se coquetea.
—Quizá debería educarte,como tú a mí.
Cesó la música y el conde dejó escapar un suspiro de hastío,deseoso de que la noche terminara cuanto antes.
—¿Quién es la siguiente?
—Lady Bree.
—He bailado con lady Bree antes de bailar contigo.
—No,ésa era lady Victoria.Lady Bree es la hija del duque Tanner.
La memoria de la condesa lo dejaba estupefacto.
—Supongo que te encargarás de que llegue hasta lady Bree sin tropezar con mis propios pies.
—Naturalmente.
Bella lo guió por entre la multitud mientras sonreía a las personas con las que se iba topando,les susurraba alguna palabra o les daba un toquecito en el brazo.Se encontraba verdaderamente en su elemento,la elegante anfitriona de un baile que no había organizado.¿Cómo era posible que no viera que ya se había granjeado el respeto del que creía carecer?Sonreía efusivamente a todo el mundo menos a él.
A la condesa le encantaba ser el centro de atención,florecía siéndolo y sabía cómo corresponder.Para inmensa sorpresa de Edward,conocía a todo el mundo.Salvo por un caballero de indumentaria refinada al que dedicó alguna atención más,no parecía hacer distinciones por el atuendo de las personas.
Bella se detuvo para darle una palmadita en el hombro a un caballero.A Edward no le gustó el modo en que el individuo miraba a la condesa,como si quisiera recorrerle el escote con el dedo.
—Lord Winburrow—dijo dulcemente—,lady Rosalie Hale aún no ha bailado y lord Forks no será su pareja hasta el octavo baile.Como es usted un caballero bien considerado,he pensado que querría saberlo y evitarle la vergüenza de permanecer sentada sin pareja tanto tiempo.
—Le agradezco que me informe de tan desagradable situación,pero necesito descansar un momento.
—Dado que la amante de usted está bailando con su marido,creo que le convendría mantenerse ocupado con otra dama antes de que alguien más se dé cuenta de a quién está usted dedicando toda su atención.
Lord Winburrow se ruborizó visiblemente,como si su corbatín se hubiera transformado de pronto en una soga de ahorcado.
—Agradezco su consejo.Iré a buscar a lady Rosalie inmediatamente.
Edward vio cómo el hombre salía disparado.
—¿Apruebas su aventura?—le preguntó en voz baja.
—No soy quién para juzgar.Descubrirás que algunas mujeres no ocultan sus amoríos,e incluso se hacen acompañar por sus amantes en lugar de sus esposos.La de lord Winburrow aún no ha llegado a ese punto.
—No entiendo a la aristocracia—dijo el conde negando con la cabeza—.Tendré que añadir a mis requisitos que mi esposa no tenga amantes.
Lo miró intrigada,con una dulce sonrisa.
—Estoy convencida de que sabrás evitar la infidelidad de tu esposa.
—Me ha sorprendido que fueras tan considerada con lady Rosalie después de su escandalosa exposición de manos sin enguantar.
—El que sea inadecuada para ti no implica que también lo sea para otros —replicó encogiendo uno de sus delicados hombros—.Ahí tienes a lady Bree—añadió con una auténtica sonrisa de alegría.
Edward la recordó entonces;se la habían presentado cuando había firmado su carné de baile.Era muy hermosa y su cabello rubio casi tan claro como las perlas que adornaban su vestido blanco,lo que resaltaba sus ojos verdes.Tenía un rostro perfecto y una sonrisa entusiasta.
—Lord Forks—dijo la joven con voz cantarina.
—Lady Bree.
—Debo admitir que esperaba impaciente nuestro baile.La condesa me ha hablado muy bien de usted.
—No puede elogiarme más de lo que yo la elogio a ella.—Edward se sintió como un auténtico bufón.Había asistido a varios bailes y jamás se había cruzado con aquella dama elegante, de porte sereno.
—¡Qué extraordinaria coincidencia!Estaba a punto de ir a buscar a mi siguiente pareja.
Cuando Edward se volvió hacia aquella voz bronca aunque amable,que estaba convencido de que pertenecía al duque de Tanne,supo que no tenía motivos para que le desagradara tanto,pero no podía evitarlo.No le gustaba nada de aquel hombre.
Llevaba gruesas patillas y un poblado bigote,ambos tan canos que el conde era incapaz de determinar cuál había sido su color original.Tampoco le preocupaba.Sus ojos eran como los de su hija,lady Bree,igual que su sonrisa y su entusiasmo.Tal vez lo que no le gustaba era que el duque pareciera no darse cuenta de que Bella y él no estaban solos en el salón y cuando le tendió el brazo a la condesa y ella apoyó su mano en él,pareció contagiarle aquella idea.
—¿Milord?
Edward devolvió su atención a lady Bree,que le esperaba expectante.
—¿Bailamos?—dijo por fin ofreciéndole el brazo.
Mientras la acompañaba a la pista de baile,se percató de que ella se sentía muy cómoda en aquel entorno,relajada.La sonrisa de lady Bree cuando el conde la tomó entre sus brazos le cubría el rostro entero.Parecía una mujer directa,de las que nunca tienen secretos ni son un misterio que descifrar.Poseía la franqueza que él buscaba;se preguntó por qué la idea no le resultaba más fascinante.
Mientras daban vueltas por la pista de baile,descubrió que era ligera como una nube de verano,que tenía unos ojos chispeantes y una sonrisa sublime.Pensó que,de todas las damas con las que había bailado aquella noche—salvo una—,aquélla era la más prometedora.
—Me complace ver que mi padre se interesa por lady Forks—dijo—.Lleva viudo casi dos años y está muy solo.
—Tengo entendido que ya tiene heredero.
—Tres,en realidad—contestó ella con una discreta risa—.Mis hermanos están fuera viviendo asombrosas aventuras y a mí me han dejado aquí para que busque marido.Me parece muy injusto,porque a mí me encantaría vivir una aventura.
—¿Adonde le gustaría ir?—preguntó el conde.
—No estoy segura.A África tal vez.O a Egipto.O a América.Pero mi padre es un hombre anticuado y cree que las mujeres no debemos interesarnos por otra cosa que no sea la casa y la familia.
—Supongo entonces que ésa será su actitud respecto a su próxima esposa.
—Si es que vuelve a casarse.No seré yo quien lo impulse a hacerlo,aunque me vendría bien una compañera.Y me gusta lady Forks.
—Por lo visto no es usted la única.
—Lady Forks es muy discreta con las damas en apuros,yo valoro mucho ese tipo de lealtad.
Vaya,aquello sí que era interesante.
—No sabía que las damas le hicieran confidencias.
—De todo tipo,estoy segura.
Quería preguntarle si seguiría pensando lo mismo en caso de que Bella se convirtiera en su madrastra.Por el rabillo del ojo,vio a la condesa bailar con el duque.Estaba preciosa.
—Es encantadora.
El conde devolvió bruscamente la mirada a lady Bree.
—Disculpe.Estoy un poco distraído esta noche.Tengo la impresión de que ésta es mi última oportunidad de evaluar a las damas disponibles.
—Muchas ya están pedidas.
—Eso me han dicho.Si me permite que se lo diga,me sorprende que no sea su caso.
—No he buscado en serio—contestó ella,arrugando la nariz—.Mi padre está bastante disgustado conmigo.
—No me lo ha parecido.
—Es un hombre tranquilo,pero me ha amenazado con reducirme la asignación si no me tomo en serio la caza de marido la próxima temporada.Aunque yo preferiría cazar en África.
—¿Marido?
—No,leones—respondió ella riendo—.Pero debo admitir que casi todos estos caballeros me aburren,o sea que quizá debería buscar marido allí también.
Cesó la música y por primera vez aquella noche,él lamentó que así fuera.
—Gracias,milord.He disfrutado mucho de este baile.
—Creo que debo llevarla con su padre.
—Con mi tía—aclaró ella con una sonrisa de lástima—.Mientras bailábamos,mi padre y su pareja han salido por las puertas laterales.
Edward se sintió como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago.¿Cómo demonios se las componía aquella gente para restarle importancia a todo?Temió que su rostro revelara las emociones que le recorrían el cuerpo.
—Con su tía pues.
Como no recordaba con quién le tocaba bailar después,tendría que ir en busca de Bella.
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