- Edward yo no se lo que….
No pude continuar con lo que iba a decir. Acarició mi mejilla con el dorso de su mano, sus preciosos ojos verdes no paraban de mirarme, sentí que escaneaba todo mi rostro.
- Eres tan bonita Bella- dijo en un susurro.
- Gracias, aunque en realidad yo no diría eso.
- No te ves con claridad a ti misma
Se hizo un silencio angustioso. ¿Qué pararía ahora? ¿Qué me diría?
- Me gustaste desde la primera vez que te vi, cuando entraste en esa librería. Si, te vi cuando llegaste, tus ojos eran tan expresivos, buscabas algo. Te vi ir hacia el área de los libros para Dummies y me despertaste la curiosidad. Te seguí sin que me vieras. Cuando tomaste el libro sobre sexo me causó mucha gracia, pensé entonces que eras una adolescente preparándose para sus primeras experiencias, eso me hizo sentirme como un tonto, ya que estaba siguiendo a una chica que no conocía y que tal vez tenia pareja y para eso querías comprar ese libro. Me iba a lejar cuando vi que te dirigías al área de “libros alternativos” entonces despertaste aun mas mi curiosidad. Tenia que estar seguro de si eras una chica o no. Tal vez tuvieras conflictos en tu sexualidad. Cuando te veía pensaba que me gustaría ser quien te pudiera sacar de de esos conflictos. Entonces me acerque a ti, parecías confundida por cual libro elegir, así que me permití sugerirte uno que yo había leído. Pero hacías tantas preguntas que empecé a creer que de verdad te inclinabas por las mujeres. Entonces sentí el primer ataque tuyo. Y actúe a la defensiva y te fuiste tan rápido que no te pude pedir tu nombre o tu teléfono. Regresé varias veces a esa misma librería pensando el volverte a ver.
- En verdad, no lo sabía. Entonces porque me trataste tan mal cuando nos volvimos a ver.
-Sabia que Carlisle y Esme habían hablado contigo, es decir, no sabía que se trataba de la misma chica de la librería. Había oído tu nombre cientos de veces en la casa por el asunto de la herencia. Yo se que necesitábamos el dinero y que tu familia también lo necesita pero no podía estar contento. Sabía que aceptaste con suma facilidad lo del matrimonio, entonces pensé que tal vez eras una persona muy interesada que lo único que querías era la herencia. Cuando te conocí tuve un gran conflicto. Por una parte era la emoción de volverte a ver y por otra eras Isabella, la persona con la que debía casarme. Pero tu carácter me hizo reaccionar de una forma que nunca pensé. Era divertido hacerte enojar y sonrojar. Eras tan obstinada que me propuse molestarte de todas las formas posibles. Cuando me hablaste la primera vez en casa y me expusiste los problemas que tendríamos de no casarnos pensé que tal vez no eras tan interesada, solo alguien que hacía lo que debía. Y además estaba Tanya.
- ¿Tanya?- pregunté muy intrigada, no sabía porque había salido su nombre en esta parte de la historia.
- Un día antes ella me llamó. Dijo que se había enterado de mi situación y me ofreció su “apoyo”. Estaba más que dispuesta a ser mi esposa, incluso había hablado con su madre para convencer al Marcus y Cayo de no tener que esperar un año para entregarme la herencia. Además ella tiene su propio dinero que le dejó su padre, era un potentado en Alaska. Tal vez lo hubiera pensado un poco de no ser porque siempre está acosándome. Casarme con ella sería el peor error en mi vida. Hubiera preferido ser pobre a tenerla por esposa.
- Al final aceptaste los planes de tus padres.
- Eso era para mi algo extremadamente tentador. Poder conocerte, estar cerca de ti.
- Pero no dejabas de molestarme.
- Ya te dije que me causaba gracia verte enojada. Tu rostro es muy expresivo, me encanta poder ver tus emociones a través de tus gestos- hizo un breve silencio mientras me volvía a observar.
- Y entonces una semana antes de la boda me llegaron por correo los periódicos de Seattle. Cuando los vi me puse furioso, pensé que tu o Alice habían encargado que se publique lo de nuestro matrimonio. Mis amigos y antiguos compañeros de estudios empezaron a llamarme para confirmarlo, hacían muchas preguntas, pensaban que estabas embarazada. Entonces quería hacerte sentir lo que me pasaba. Llamé a la imprenta donde Alice mandó a hacer los partes de la boda y mandé a reimprimir una buena cantidad. Faltando sólo unos días averigüé por una de tus amigas las direcciones de tus demás compañeros del instituto y fui personalmente a entregarles la invitación.
- ¿Con cual de mis amigas averiguaste todo eso?
- Jessica. La conocí accidentalmente en el supermercado. Estaba comprando cuando chocó su carrito contra el mío y le ayudé a levantar las cosas que se le cayeron. La invité a tomar un café después de comprar cuando me dijo que estudiaba en el instituto y que eran compañeras en muchas materias. Se sorprendió saber que nos íbamos a casar, también ella pensaba que te había embarazado.
- ¿Qué respondías cuando te preguntaban eso? ¿Qué les decías a tus amigos y a los míos?
- Bueno, espero que no te molestes por eso. A los míos les decía que no, pero que eras menor de edad y tu padre me había demandado. Pero tus amigos si piensas que estas embarazada.
- ¿Qué? ¿Cómo te atreviste?- dije furiosa soltándome de él y caminando por la sala.
- Lo siento Bella. Perdóname. Pero cuando fui a entregar la invitación a casa de los Newton, no me pude controlar. Y luego en casa de Tyler casi golpeo al imbécil.
- ¿por qué?
- Me dijo que no tenía porque casarme contigo si estabas embarazada. Que si yo quería podía irme y dejarte. Que él se haría responsable por ello. Hasta me ofreció dinero. Y a Mike parece no importarle que te vayas a casar, aún quiere salir contigo. No sabía que tenías tantos pretendientes.
- claro que no los tengo.
- ¿Sabes lo que mas temía? Encontrar entre esas personas que te conocían a alguno que me dijera que eras su novia.
- Eso no lo encontrarás en ningún lado- dije sonriendo.
- Y luego vino la boda. Todo pasó muy rápido y de pronto estaba allí en el altar esperándote con impaciencia, temiendo a cada segundo que te hubieras arrepentido.
Cuando te vi entrar sabía que ya no había marcha atrás. Estaba completamente embarcado en esto y me daba miedo. Por un momento durante la ceremonia creí que no aceptarías. Dudaste.
- Estaba muy nerviosa.
- Te entiendo, pero para mi esa boda fue real, quiero decir, que yo realmente me siento casado contigo. Unido a ti. Con el beso que te dí en el altar empecé una nueva vida. No sabía si esto funcionaría, si esto sólo duraría un año, aún no lo se con seguridad. Fue la primera vez que besé a alguien y quiero que seas la única.
Me sentí sonrojar otra vez. Era como un torbellino dentro de mi pecho y mariposas en mi estómago.
- También fue mi primer beso Edward.
- ¿En serio? Vaya- dijo y pareció pensar algo divertido, luego se puso serio otra vez.
- Bella, cuando ví que Jacob te alejaba fue la primera vez que temí perderte. Y sentí tanta rabia pero nada comparado a lo que he sentido esta noche- Su mirada se endureció.
- Lo siento no debí huir así, te dije que iría a casa de mis padres pero cuando llegué de pronto quise estar muy lejos.
- Te seguí, temí que te pasara algo, no sabía si estabas acostumbrada a manejar. Te fui siguiendo hasta que llegaste a esa playa. Permanecí en el auto mientras te oía gritar. Pero entonces me pareció oír una conversación y cuando llegue ese estúpido te estaba confesando su amor y ya estabas en sus brazos. Pensé que ibas a aceptar que te besara.
- ¿Qué habrías hecho?
- No lo se. Imagino que irme. A pesar de estar casados no tengo derecho alguno sobre tus sentimientos. Si tu sientes algo por él o alguien más, solo dime y yo me alejaré…- Puse un dedo sobre sus labios para hacerlo callar.
- Tienes razón, no tienes derechos sobre mis sentimientos…- pareció mirarme con profunda tristeza pero continué. –Pero sí tienes deberes.
Y una amplia sonrisa cubrió su rostro, me abrazó con fuerza, sentí su rostro en mis cabellos y sus brazos rodeando mi cintura sus manos apretando mi espalda.
- Sí que pienso cumplir con esos deberes-dijo divertido
Acarició mi mejilla con una de sus manos.
- No puedo creer como te has llegado a apoderar de mi corazón, pequeña niña terca.
Y diciendo esto atrajo mi rostro hacia el suyo. Se detuvo a 2 centímetros de mi. Podía respirar su aliento, su aroma era irresistible, sus ojos me mareaban. Todo en él era arrebatadoramente atrayente.
- No te muevas- dijo, sentí su voz quebrarse, aunque su respiración era entrecortada. Posó sus labios en los míos con una lentitud casi desesperante. Traté de controlarme, de relajarme mi corazón estaba desbocado, este sería mi primer beso deseado y consentido. Sabía que debía dejarlo actuar con naturalidad y demostrar una cierta timidez. Y todos mis pensamientos se fueron al tacho en cuanto sentí sus labios moverse. Creo que me dejé llevar por un arrebato de pasión suicida, de deseo desenfrenado, despegué mis labios y profundice el beso. Pase de ser besada a besarlo con furia. Llevé mis manos a sus cabellos y lo atraje aún más. Pegué mi cuerpo contra el suyo. Era como una droga, como algo que necesitaba para vivir. Sentí que el se tensaba que trataba de controlarme e incluso de alejarme con sus brazos y su cuerpo. Eso me desesperó. ¿Acaso no había dicho que me quería? Lo besé aún con más pasión. Cambié de posición y de alguna manera me las ingenié para empujarlo contra el sofá y caí sobre él mientras continuaba besándolo salvajemente.
No se en que momento él trató de empujarme y de alejarme de si, pero yo tenía mis manos fuertemente agarradas de él. Sentí que todo daba vueltas y un dolor en la espalda. Caímos al piso. Aflojé mis manos por el susto y él se Safo de mi.
- ¿Cielos Bella que es lo que te sucede?- Dijo con miedo en los ojos
- ¿Hice algo malo?- pregunté confundida, aunque recién empezaba a darme cuenta de mi reacción. ¿Pero que rayos me había pasado? ¿De dónde había salido eso? Me había portado como una… como una…ni siquiera sabía como que me había comportado.
- No lo sé- dijo él aún jadeando. -Es sólo que esto es muy apresurado, yo esperaba un beso, no que me quisieras comer con ropa y todo.
- Lo siento, no sé lo que me pasó- dije avergonzada.
- Pues el que lo siente soy yo. No sabía que eras así de salvaje- dijo burlándose. –No estaba preparado para esto. Fue como tener sed y de pronto sentirse ahogado por tanta agua.
- ¿Te sientes ahogado por mi?- respondí comenzando a enrojecer y a molestarme.
- Casi no podía respirar Bella, 30 segundos más y habría perdido el conocimiento- y soltó una carcajada.
- Pues lamento que no seas capas de resistir un beso- le dije a punto de estallar.
- Eso no fue un simple beso Bella….- Pero no lo dejé terminar, sentí que explotaba ¿por qué siempre tenía que ser así de irritante?
- Creo que me equivoque de persona hoy- le dije furiosa. –Al parecer escogí a la que no sabía besar- Le terminé gritando y le arrojé dos cojines. Me marché rápidamente hacia mi habitación porque estaba a punto de echarme a llorar, de rabia, vergüenza y culpa. No debí haberme portado así. Pero él no debió burlarse.
- Pues no es tarde Isabella- oí su voz mientras me alejaba.
Llegué a mi habitación le eché cerrojo y me lancé a llorar a mi cama. Ya era casi media noche y mañana tenía mi primer día de clases. Era fatal, estaba casada y mis amigos pensaban que esperaba un hijo. Tenía un esposo idiota del que creía haberme enamorado, pero quizás sólo era una ilusión. Mi mejor amigo me había confesado que me amaba y yo le había hecho creer que quería a mi esposo. ¿Quién podría sobrevivir a esto?