Estaba allí, asomado por la ventana mirándome fijamente, no se inmutó a saludar, se limitó a observar detalladamente la habitación, yo en cambio estuve parada cruzada de brazos tratando de ignorarlo, entonces vi como movió el brazo, pensé va a sacar un objeto de su chaqueta para romper mi ventana cuando en realidad tocó el ventanal de vidrio, hice una mueca de flojera, no quería acercarme, me daba miedo, quise salir del cuarto pero él seguía en la ventana, volvió a tocar, ésta vez fue más fuerte. El sabía que yo no quería acercarme, le di la espalda para no seguir mirándolo, al minuto voltee a la ventana, ya no seguía asomado, ¿dónde se habría metido?, saqué la agenda para revisar que clase tendría para mañana, cuando escuché el timbre, seria la señora Black visitando a Renee, oí como cerraron la puerta, la voz sonaba masculina, no era la señora Black, sino Jacob, que fastidio ese quería conocer el chisme completo para contárselo a su grupo de chicos bronceados y a toda la secundaria.
- Bella, cariño tienes visita- gritó mi madre de forma melodiosa.
- Maldición, que fastidio tenía que aguantarme a Jacob. Ya voy bajando mamá- dije fingiendo la emoción de la visita.
Me levante como pude, todavía el dolor persistía, cerré la agenda me coloque un suéter y baje apoyándome del pasamano de las escaleras, al avistar la cabeza a la sala me quedé perpleja, Edward Cullen se encontraba en el aposento de mi casa mirándome fijamente, yo estaba paralizada, no me movía y me quedaban tres escalones para seguir bajando.
- Bella saluda a tu compañero- dijo mi madre sonriente.
- Se te ofrece algo joven- insistió mi madre emocionada.
- Bueno un vaso de agua estaría bien, por cierto permítame presentarme, mi nombre es Edward Cullen- le dedicó una sonrisa a Renee.
- Mucho gusto Edward- le dio la mano para saludarlo. Mi madre se me acerco y me dijo:- atiende al chico apuesto, tiene una gran sonrisa. Me dio una nalgadita para que bajara y me animara.
- Hola, ¿qué haces en mi casa?- dije con los brazos cruzados sin moverme de las escaleras.
- Pues creo que necesitamos hablar, además pase para saber cómo te encontrabas, es una estupidez haber venido para verte personalmente, te ves muy bien, sólo que tienes que cuidarte la herida de la frente- dijo mirando la herida mencionada.
- Sí, fue lo único notorio, lo demás es interno. Digo el susto y un dolor en la espalda, creo que fue cuando me caíste encima- seguí sin moverme de la escalera.
- Bella lo que paso fue confuso, sólo te caíste, bueno en realidad yo caí sobre ti, quería protegerte, déjame ver tu herida- dijo acercándose a mí.
- ¿Estás seguro?, porque yo no lo vi de esa manera. ¿qué paso en realidad? Y no trates de mentirme, no soy estúpida- mi tono sonaba alterada.- además no te me acerques- seguía a la defensiva.
- Bella por favor, ya te lo explique, lo importante es que estás viva. ¿Por qué suenas alterada?, yo no te haría daño jamás- decía moviendo sus manos de un lado para otro.
- Sólo quiero la verdad. Además ¿Quién te da derecho de salvarme? ¿quién te dijo que lo hicieras?- ahora la que quería hablar mucho era yo.- estoy agradecida, está bien, gracias Edward por haberme ayudado, ya que dices que no me salvaste, explícame, déjame decirte que tengo toda la noche para escuchar la verdad, sólo eso, si no estás dispuesto a decírmela, sal por esa puerta ahora mismo- aseguré señalando la puerta, podría sentir mis mejillas sonrojadas, hasta calor sentía, estaba trastornada.
- Esa es la verdad, lo único que hice fue correr para ver qué pasaba, eso es todo, creo que sigues irritada, mejor me voy y hablamos cuando te calmes- dijo decepcionado de la situación.
Mi madre llegó para interrumpir el mejor momento, los ánimos se estaban caldeando, traía el vaso de agua, además tenía el teléfono en la mano.- disculpa Edward me demoré hablando por teléfono. ? Bella ¿por qué estas alterada?- dijo mi madre extrañada de mi reacción.
- No me pasa nada, debe ser los medicamentos- dije mirando a Edward.
- Bueno yo los dejo, tu padre está por llegar y la cena no está lista.
- Fue un error haber venido, lo siento por incomodarte- dijo mirando hacia la puerta.
- Ah no, ahora te quedas, ¿por qué tu chaqueta tenía el agujero de la bala cuando saliste corriendo?- dije murmurando.
- No es posible, es la misma chaqueta que tenía ese día. ¿Acaso ves el agujero en él?, dijo volteándose de espalda. En esa posición aproveche para observar su cuerpo, no era el típico chico musculoso, pero él me atraía, sus ojos cuando me hablaba era como una droga para mí, su voz aterciopelada, sonaba a melodía.
- No la veo. Pero? yo estoy segura que vi tu chaqueta perforada- seguía mirando la chaqueta fijamente.
- Bella que cosas dices, si estuviera perforada, estaría muerto, ¿no crees?- dijo con una risita sonora.
- Si es verdad, a menos que seas un muerto en vida- lo mire fijamente a los ojos.
- Mi mirada te parece la de un muerto en vida. ¿Con qué me saldrás ahora?- me tomo del brazo y sólo nos separaba una mínima distancia de su rostro y el mío.
- Tu mirada es normal Cullen.- yo no lo podía mirar con tanta seguridad, mi cuerpo temblaba, sus manos estaban fijas en mis brazos, su respiración se entrecortaba y la mía estaba inexistente. Acercó su cara a la mía, como si fuera a besarme, yo estaba derretida, no sabía si acercarme o alejarme, sus ojos tenían un color intenso a dorado, hacia muecas, hasta que sus dedos recorrieron mi frente, tocó la herida y me sentí mejor, luego me abrazo colocando sus manos en mi espalda, se sentía bien, su olor era indefinible, un aroma sabroso, tanto así que no quería apartarme de él.
- Bueno ahora si me voy, se me hace tarde, nos vemos mañana en la secundaria- dijo todavía abrazándome.
Mañana la secundaria estaría interesante, no sé si intentó besarme pero me sentía feliz, ese chico no era perfecto, su personalidad lo acercaba a la divinidad, lo quería para mí y sé que él también me correspondía, estaba enamorada por primera vez de alguien completamente irreal, escondía mas de lo que mostraba, se que ahora alguien me cuida.
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