LADRÓN DE ALCOBAS One Shoot (+18)

Autor: ec07
Género: Romance
Fecha Creación: 20/04/2013
Fecha Actualización: 28/10/2013
Finalizado: SI
Votos: 26
Comentarios: 53
Visitas: 24698
Capítulos: 2

POV EDWARD Y BELLA

Edward Cullen es el conocido “ladrón de alcobas” por todos los medios informativos, perseguido hasta el cansancio por Charlie Swan, se mueve en las altas sociedades como un pez en el agua, pero nunca ha sido posible que lo atrapen, hasta que el jefe de policía le tiende una trampa utilizando su arma secreta, Isabella Swan su inocente hija.

 

Bien dicen que no hay dos sin tres, así que aquí tienen mi tercer one shoot, espero les guste y lo hagan saber con sus comentarios y/o votos, les cuento que no me inspiré en nada en particular, solo surgió.

 

Los personajes son de S. Meyer pero el encuentro es de mi loca cabeza.

 

Dejo los enlaces de mis otros fics por si quieren pasar a leer.

CASAMIENTO POR INTERES (Finalizado) http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=1776

MI ANGEL DESNUDO One Shoot (Finalizado) http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=1946

NO PIENSO HACERTE MUJER (Finalizado) http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=2228

MENTIRAS, ENGAÑOS Y UN AMOR (En proceso) http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=2451

LIZZIE, EL ESPEJO DE TUS FANTASÍAS (En proceso) http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=2493

YO SOLO QUERÍA UNA TAZA DE AZÚCAR One Shoot (Finalizado) http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=2775

LADRÓN DE ALCOBAS (+18) One Shoot (Finalizado) http://lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3734

QUERIDO SANTA… (+18) One Shoot (Ganador concurso Nav.13) http://lunanuevameyer.com/salacullen?id_relato=4084

 

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Gracias. Erika./ec07.

 

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Capítulo 2: Principio y final. POV Bella.

Holaaa, espero que la espera jaja haya valido la pena.

 

Capi dedicado a todos los que dejaron su huella por medio de comentarios: ARI_YASY, KDEKRIZIA, SABRIICULLEN, KIMBERLYCULLEN, ISABELLA_256, MITCHY, CULLEN TENSHI, SOFIACULLEN, PAOSWAN, NENAMADILINDA, CULLENCITO, ANGEL NEGRO, KARENITZ3LVULTURI, JESK, ISAKRISTEN, SILMO, ODET_SWAN, WICHI0705, OSWALGOMONASTERIUS, MEL88 LUCECIITA89, KEIT.

Gracias.

 

Aviso: cambie el final del pov Edward, los invito a leerlo nuevamente, no había quedado claro si él se enamoraba de Bella o no.

 

2- Principio y final. POV Bella.

 

-por favor, papá.-dije mientras miraba mis manos entrelazadas sobre el regazo.

 

-por Dios, ya me dices papá.-siempre lo llamaba por su nombre y sabía que era para que me dejara ir que ahora lo llamaba papá.-que diferencia hay en cenar con una amiga a tu familia, ¿porque no quieres cenar con nosotros?.-sería porque solo se habla de un tema y me ignoran, pero no se lo diría, no tenía el valor.

 

-no es eso, papá.-suspiré con mi inevitable sonrojo, levanté la vista a los intimidantes ojos de Charlie Swan.-solo es una cena.

 

-Charlie…-dijo mamá quién permanecía en la habitación a mi espalda, porque tenía que ser todo así con mi padre, siempre me sentía en una corte y a punto de recibir el veredicto.-estaremos solos.-le dijo sugerente, por favor, estaban solos todos los días de la semana, excepto los fines de semana que salía del internado en el que me tenían cautiva.

 

Tapé mi cara con ambas manos ante la vergüenza de escuchar a mi madre sobre estar con Charlie, en casa nunca se hablaba de sexo, era un tabú, tema cerrado.-está bien, te acompaño.-cedió mi padre, enseguida se levantó para llevarme a la casa de los Cullen, abrí los ojos con horror, no quería que me tratara como una niña, esta bien que tenía 16 años, pero tenía que soltarme un poquito.

 

-papá son tres casas más allá.-señalé en la dirección, tratando de tapar mi desespero, aunque la voz salió unos tonos más alto de lo normal y chillona.

 

-grrrrr…no me gusta, pero te miraré hasta que entres y me llamas cuando salgas.-asentí ya que estaba aflojando al dejarme salir.

 

En efectivo permaneció parado en la puerta de casa hasta que toqué el timbre, luego de eso no se que sucedió con mi padre, porque no le presté la más mínima atención.

 

Desde el interior se escuchó cuando hablaron.-deja que yo atiendo mamá.-por la voz inconfundible, sabía que se trataba de Edward, solo pronunciar su nombre de forma mental me hacía suspirar.

 

Abrió la puerta con una sonrisa matadora, aunque todo él era así, sus ojos verdes me recorrieron por completo y temblé ante el contacto inexistente, estaba perdidamente enamorada de él desde que lo conocí, pero no sabía que existía, ni me registraba, por eso cuando me miró no tuve otra que sonrojarme como idiota, faltaba que babeara, ante este pensamiento pasé mi lengua por los labios disimuladamente.

 

Todo se vino abajo con la misma rapidez con que subió al mirarme de esa forma, su sonrisa desapareció, volteó adentro de su casa y habló.-Alice es una de las niñas de tu escuela.-¿niña?, como podía ser que el ego o la autoestima estuvieran por el piso con solo una palabra, lo era, pero no quería que él pensara así de mí.

 

Apareció Esme en la puerta reprendiéndolo con un empujón en su hombro.-Edward compórtate, tu hermana ya se encuentra en el instituto, pasó la edad escolar, sé caballero.

 

-claro mamá, como digas.-rodó los ojos y luego me sorprendió por completo, tomó mi mano generando una revolución de hormonas, mis manos sudaban, mi estómago revoloteaba sin cesar y mi cabeza juraba que veía corazones y flores rondando con una tenue música de fondo, besó los nudillos haciendo una reverencia para que pasara a su casa.-señorita Isabella es un placer tenerla en nuestra casa esta noche.-habló pausado y sensual, nunca me gustó que me llamaran Isabella, con un simple Bella alcanzaba, pero escucharlo de sus labios fue deslumbrante, me hubiera gustado tener una grabadora para atesorarlo y escucharlo lo que dure la vida, además sabía quién era, internamente gritaba aaaaaaahhhhhh, sin poder creerlo.

 

-buenas noches.-susurré, porque realmente todo lo sucedido era más de lo que había esperado sucediera mientras estuviera en la casa de Alice, parecía que había sacado la lotería, me había tocado y pronunciado mi nombre, volaba en una suave nube con forma de corazón.

 

-Bella discúlpalo.-asentí, mientras veía como se perdía por una puerta, que sabía era el escritorio de su padre, hasta que no desapareció completamente, no pude apartar la vista de su silueta, perfecta silueta.

 

-Bella.-gritó Alice desde las escaleras, sacándome de una manera abrupta de la ensoñación que generaba su hermano.-ven tenemos que hablar.

 

Subí a su cuarto luego de saludar y disculparme con Esme, cerró la puerta pasándole llave, fue extraño, ya que Alice era mucho más suelta que yo y por ese gesto sabía que era algo muy íntimo.

 

-¿que pasó Alice?, ¿porque cerrar la puerta?, con la confianza que tienes con tus padres, es raro.

 

-hay Bella.-ponía caritas extrañas y se dejó caer en la cama mirando el techo con un almohadón en sus manos, suspirando.

 

Me senté a su lado, tomé otro almohadón y me dispuse a escuchar, después de todo era mi única amiga y en un futuro cercano quería que fuera mi cuñada.

 

-¿quiero todos los detalles?.-me limité a decir.

 

Alice no se quedaba en el instituto como lo hacía yo, ella se venía todos los días a descansar con sus padres y hermosísimo hermano, que dejaría de lado por unos momentos o terminaría suspirando como me pasaba siempre al pronunciar su nombre en pensamientos.

 

-deja los suspiros por el idiota de mi hermano, no te registra porque como dije es idiota.

 

-es que…-ella lo sabía, no podía ocultarle nada y al parecer los suspiros salían sin aviso o poderlos contener.-sabe mi nombre.

 

-no hablemos de Edward, ese quedará toda su vida solo.

 

-soñar no cuesta nada.

 

Pensé que seguiría con mi tema favorito, Edward, pero no, soltó la bomba sin previo aviso.-recibí mi primer beso.

 

-¿que?.-casi grité, tuve que llevar el almohadón que tenía entre las piernas a mi cara para disimular la sorpresa y amortiguar el ruido.

 

-si, ayer al salir del instituto.-habló tan natural, por Dios no se daba cuenta que hablaba de su primer beso, más quisiera yo recibirlo y de los labios de su hermano.

 

-¿como fue?, ¿quién fue?, ¿que sentiste?.-necesitaba saber, ya que en el instituto no podíamos hablar de nada, en casa tenían todo controlado y nunca me dejaban salir, ni siquiera podía buscar en Internet sobre lo que fuera, mi única manera era preguntando a mis amigos y Alice era la única.

 

-jaja, contesto en orden.-dijo sentándose frente a mí y tomando mis manos para hablar sin ocultar nada.-como fue… extraño, quién fue… James, que sentí… asco.

 

-¿que?.-parecía boba, pero no esperaba que confesara su primer beso como extraño y que le dio asco.-¿James?.-pregunté extrañada.

 

-si estaba en la calle cuando esperaba a mamá.-James era del instituto masculino que había dos cuadras de diferencia con el nuestro.

 

-¿que hacía allí? y ¿como terminaron besándose?.-surgía un torbellino de preguntas sin poder evitarlo.

 

-venía por su hermanita y… no se… se acercó, me saludó y preguntó si podía besarme.

 

-le dijiste que si.-asintió y era obvio, ya que recibió su primer beso y se trataba de James.-Alice era tu primer beso, porque no esperar a alguien especial.-yo esperaría lo que fuera si supiera que iba a ser Edward.

 

-Bella, ahora se que tienes razón, pero quería saber que se sentía, creo que Dios me castigó por tomarlo a la ligera, había comido cebolla o ajo o….-sonrió.-no se lavó los dientes, tenía un aliento asqueroso.

 

Terminamos riendo por su experiencia, al rato nos llamó su mamá para cenar y pude deleitar mi vista con Edward, todos en la casa de los Cullen creo que sabían me moría por él, pero Edward no se daba por enterado o lo disimulaba muy bien, cosa que yo en definitiva no podía hacer, lograba que me sintiera mal, poco querida, pero traté de no prestarle atención a sus desplantes.

 

Esa cena fue emocionante al verlo deslizarse por su ambiente, como se llevaba el alimento a su boca, como acariciaba la copa de vino, como sonreía en algunas ocasiones, eso me alcanzaba para pasar una semana encerrada en el instituto y soñar con volverlo a ver al fin de semana siguiente.

 

Lo único que llamó mi atención fue que se iba la mayoría de las noches, según me contó Alice y no estaba enterada que tuviera novia o alguna mujer que lo esperara, únicamente Tania pero sabía se había terminado, creo que llamaba mi atención porque todo en Edward era especial para mí o simplemente, porque con mi padre como investigador tenía en los genes el fijarme en detalles insignificantes.

 

*********************

Pasaron los meses, faltaba poco para que Alice cumpliera sus 17 años y en el instituto de lo único que se hablaba a escondidas era de sexo, claro que consultaban si eras virgen o no, no ahondaban en el tema como para aclarar mis dudas y era muy tímida para preguntar.

 

En una oportunidad intenté entrar en Internet para leer sobre sexo, lo único que logré fue una amonestación, que casi mata del corazón a mi padre cuando tuvo que firmarla, mi mamá no quiso por nada del mundo firmarla ella y que Charlie no se enterara, hubiera sido de mucha ayuda, pero no fue cómplice conmigo, también comprendí que en casa Internet estaba protegido para la mayoría de lugares, ni siquiera podía entrar en páginas sociales.

 

En la semana por la ventana veía como todos los chicos del instituto cercano venían a levantar a sus novias, pero todo era desde lejos, como en otro mundo, creo que llegaría a vieja siendo una solterona con todas las letras, si fuera por mi papá no tendría relaciones y no me casaría en toda mi vida.

 

Así pasaron los días, apareció Alice en casa un fin de semana y mis padres como buenos anfitriones la invitaron a cenar y nos dejaron unos momentos a solas en mi cuarto, allí Alice me contó sobre tener su primera vez, ya que todas sus amigas en el instituto habían pasado por esa experiencia y no quería ser la última, en cuanto a mí, sabía que sería la última, si tenía la suerte de que sucediera algún día.

 

-Alice, recuerdas lo que pasó con tu primer beso, no te acuestes con cualquiera.

 

-Bella ya lo decidí, no será con cualquiera, elegí al mejor.

 

-asegúrate que no haya comido cebolla.-le dije en tono de broma, ya que si mi amiga había decidido algo, no había Dios que la hiciera cambiar de opinión.-o mejor pide que se duche primero.

 

-jaja…-fue muy fingida.-Bella, has oído hablar del Ladrón de alcobas.

 

-jaja.-ahora la que rió fingida fui yo.-como si mi papá no fuera el que quiere atraparlo, es de lo único que se habla en casa cuando vengo los fines de semana.

 

-voy a ir a la casa de una amiga y esperaré que llegue a su ventana.

 

-Alice es un ladrón que te roba no solo el dinero, como se te ocurre llamarlo para tu primera vez.-ya me encontraba horrorizada por los comentarios de Charlie sobre ese hombre.

 

-ese dato es el que tiene tu padre, pero todas las mujeres saben que no es así.

 

-¿como que no es así?, ¿como es?.-me dejó intrigada, ya que se escuchaba en casa todo lo malo sobre este hombre y nada de lo bueno si es que lo había.

 

-Bella, primero prefiero al Ladrón de alcobas que a terminar con James y que sea todo un desastre.

 

-Al hablas de tu primera vez.

 

-lo se, te cuento.-miró para todos lados y como estábamos en mi habitación con la puerta cerrada continuó.-dejas una cinta verde en tu ventana, cuando viene te pide el dinero en una trasferencia a su cuenta por medio del celular, están juntos toda la noche y…-suspiró emocionada.-dicen que es un Dios en el arte de amar.

 

-¿no te obliga?.

 

-no todo lo contrario, por eso se deja la cinta verde, para que sepa que estas de acuerdo.-interesante, eso no lo había escuchado de mi padre, al parecer Charlie no sabía todo.-el pago es para disimular.

 

-pero Charlie me dijo que las deja atadas a la cama, por eso tengo trancas en las ventanas.-señalé para que lo viera, Charlie pensaba que por venganza podía querer violarme y sacarle dinero, por ello era que tenía tanta protección innecesaria para mí, pero no discutiría con él.

 

-las ata para dejarlas bien con su familia, sabes que algunas son casadas o tienen novio.-tapé mi boca con las manos por eso, no podía pensar en engañar a sus familias solo para tener sexo, aunque si el ladrón fuera Edward yo seguro lo haría.

 

Me enteré de los pormenores del Ladrón de alcobas, algo que hacía sufrir a Charlie por no poder atraparlo, Alice me regaló una cámara digital por el día del amigo y mis padres no pudieron decir nada, comencé a sacar fotos de todo e interiorizarme con lo sucedido, fue como tener algo en que entretenerme y poder pasar el tiempo.

 

Al fin de semana siguiente fue extraño, no solo el comportamiento de mis padres sino todo el operativo que habían armado y comprendí que Charlie intentaba atrapar al Ladrón de alcobas utilizando a mi mamá, había pasado varias veces, pero en esta oportunidad estaban seguros que aparecería en una ventana en particular, en cuanto a mí estaba segura que la cinta verde se encontraba allí por la propietaria y Charlie no tenía ni idea.

 

Cuando volvieron muy tarde en la noche y el humor de mi padre dejaba que desear, comprendí al escuchar todo el relato de mi mamá sobre su experiencia con el Ladrón y el estrepitoso escape al estilo película, que definitivamente nos conocía y que podía ser alguien del ambiente.

 

Nos encontrábamos cenando, ya que los esperé porque no se podía comenzar sin mi papá en la mesa e intenté contarles sobre mi descubrimiento.

 

-Charlie creo que el Ladrón los…

 

-Isabella reserva tus comentarios, son molestos y no tienen nada que ver con lo sucedido, intento atrapar al Ladrón de alcobas.-en ese momento dejó de dirigirme la palabra al darse cuenta de algo que no era lo que yo pensaba decirle.-creo que es porque eres muy vieja para él.-le dijo a mamá y esta se tapó la cara con decepción por lo que pensaba mi padre, hirió sus sentimientos y no se dio por enterado.

 

-lo hice porque tu lo pediste Charlie, no quería y lo sabes.

 

-si, claro, me tengo que ir.-Charlie se fue intentando organizar otra forma de atrapar al Ladrón de alcobas con alguien más joven, por un momento me sentí mal al ocultar detalles como la cinta verde, pero no me dejó hablar y lo había intentado.

 

-¿quieres terminar de comer?.-me preguntó mamá.

 

-¿puedo?.-asintió y pensé que podíamos hablar un rato como dos personas normales entre madre e hija pero me equivoqué.-mamá…

 

-hija espero no te moleste pero estoy agotada, buen provecho.-se levantó y luego de acomodar su silla se retiró.

 

-buenas noches.

 

-no te quedes hasta muy tarde.

 

-termino de comer y voy a dormir.-era mi rutina en casa casi lo mismo que en el instituto, la diferencia era que estaba sola, aunque pensándolo bien en ambos lugares estaba sola y falta de cariño.

 

Esa misma noche soñé con Edward, lo imaginaba como el Ladrón de alcobas trepando hasta mi cuarto e invitándome a ser su mujer, claro que en el sueño todo acabó cuando se cayó del balcón en un intento fallido de asirse a la baranda, por ello pensé que para mi próximo sueño tendría que ponerle una cinta verde que llegara al piso y se pudiera agarrar para no caer o simplemente una escalera.

 

Desistí en soñar cuando ni siquiera en un sueño sabía que se sentía besar o ser tocada, aunque desde esa noche para mí el perfecto Ladrón de alcobas era Edward Cullen.

 

A eso de las cuatro de la madrugada, ingresó papá encendió la luz despertándome, siguió su camino sin inmutarse y revisó la ventana del balcón, siempre lo hacía, pero en esta oportunidad era muy tarde, al parecer se demoró armando otro operativo para atrapar al hombre que tenía locas a las mujeres de la alta sociedad y loco a mi padre por no poder atraparlo.

 

-¿te desperté?.

 

-Charlie la luz.-dije tapándome con la manta para que no molestara mis ojos.

 

-perdón duerme.

 

-buenas noches.

 

-buenas noches.-escuché como se apagaba la luz y la puerta cerrarse.

 

No pude volver a pegar un ojo en toda la noche, lo único que pasaba por mi mente era el Ladrón de alcobas y las coincidencias de salidas de Edward por la noche justo cuando él actuaba.

 

No podía ser una coincidencia, pero no lo sabía y quería averiguarlo, era una forma de mantenerme ocupada e ilusionada con mi amor, aunque pensándolo  bien, no sabía que haría si lograba averiguarlo.

 

¿Lo delataría?, no, en definitiva si Edward era el Ladrón de alcobas lo quería solo para mí, ¿como?, no tenía idea, pero pronto se me ocurriría algo, aunque primero tenía que descubrir su secreto, como que me llamo Isabella Swan que lo descubriría.

 

Luego de unos meses Alice me contó lo sucedido con el Ladrón de alcobas y para mí fue el detalle justo para estar segura que se trataba de Edward.

 

-sabes, creo que me conocía y yo también a él, por eso se fue.

 

-¿cuéntame todo?.

 

-conocí a Jasper en el bar.-dijo dando saltitos en el asiento, la notaba feliz y me alegraba por mi amiga.

 

-te hablo del Ladrón de alcobas.-le aclaré porque necesitaba información.

 

-no se, no había química, me pareció más un hermano que un hombre.-luego de esa confesión, sabía que debería investigar y obtener pruebas, aunque no sabía para que necesitaría pruebas, ya que no eran para encerrarlo.

 

Pasé un buen rato con Alice hablando de su nuevo novio Jasper, pero al llegar la noche tuve que retirarme a mi casa, desde ese mismo día después de que mi padre revisaba la ventana del cuarto, salía al balcón para fotografiar la oscuridad y con el lente de la cámara ver las salidas de Edward, ya que estaba completamente segura de quién era.

 

A la mañana siguiente hablé con mamá, tenía que idear un plan para atrapar al Ladrón de alcobas, la diferencia, que no quería atraparlo como mi papá y ponerlo tras las rejas, lo quería atrapar para que permaneciera en mi vida siempre, para ello necesitaba no ser tan ingenua y tímida.

 

-mamá podemos hablar.

 

-¿que necesitas ahora?.

 

Cambiar como me siento cuando les pido algo, evitar sonrojarme y sentirme intimidada.-quiero estudiar un curso nuevo, arreglé mis horarios y tengo tiempo libre.

 

-ah era eso, claro inscríbete y que me pasen el monto, vives en el instituto no llegarás tarde.-no lo podía creer mi madre hizo una broma.

 

-gracias mamá te quiero.-le di un besito en la mejilla y salí casi corriendo a mi cuarto.

 

Al lunes siguiente arreglé todo con el director, me anoté en un curso de negociación y en otro de debate, necesitaba poder tener una conversación con mi padre donde no saliera él ganando a mis pedidos.

 

Volvió a pasar el tiempo, Alice ya había cumplido sus 17 y luego los cumplí también.

 

Seguía a Edward con la lente cada fin de semana o cuando estaba en casa, pero no era de mucha ayuda, por lo que ideé poder salir de mi encierro y seguirlo de cerca, tuve dos inconvenientes, uno era la altura del balcón, por lo que tuve que utilizar cuatro sábanas atadas para bajar y gracias a Dios habíamos escalado en clase de gimnasia, no era una experta pero me defendía y eso ayudó, luego era la locomoción ya que Edward se alejaba y lo perdía de vista, por lo que utilicé mis viejos y queridos patines, me llevé algunos porrazos pero funcionó.

 

Pasado varios seguimientos infructuosos, ya sea porque lo perdía o simplemente que no conseguía sacar ni una sola foto, llegó el viernes luego de mi cumpleaños, el cual mis padres olvidaron por completo, a las 11 de la noche logré bajar de mi caja de cristal, vestida de negro de cabeza a los pies, llevando mi cámara y un pequeño bolso con un refresco y papas fritas, me situé entre los arbustos al frente de la casa de los Cullen, no pasó mucho rato que salió Edward en su volvo, pero a diferencia de otros días nunca levantó la velocidad, de todas formas no llegué a seguirlo de cerca, pero no lo perdí de vista, se detuvo en una de las casas del complejo y con un mando abrió el garaje, llegué a la esquina justo cuando salía el Ladrón de alcobas en moto de la misma casa, tomé fotografías, pero necesitaba y quería más.

 

Volví a seguirlo escondida tras autos y arbustos del lugar, no quería que notara estaba allí, vi como ocultó la moto frente a la casa de Irina, una amiga de mi mamá y se introdujo por la ventana como todo un profesional.

 

Sentada a lo indio recostada a la fría pared, me terminé de tomar el refresco y comí lo que había traído antes de que saliera sin su máscara, cortándome el aliento y sonriendo, se la colocó antes de subir a la moto y volver a la casa donde dejó su volvo para realizar el intercambio.

 

Juro que me petrifiqué por unos minutos, la sangre corría tan rápido por mi cuerpo que pensé estallaría allí mismo, había obtenido fotos y no podía creerlo, primero porque ahora tenía pruebas y luego por Edward, era el Ladrón de alcobas y terminaría preso, además de que se había acostado con media ciudad, sobre sus amantes no me importaba, porque después de que lo tuviera no estaría con otra mujer, de eso me encargaría en persona, pero sobre terminar en la cárcel, no tenía idea que hacer para que no estuviera condenado a estar preso, sino condenado a mi alcoba.

 

Luego de sacarme los patines caminé descalza hasta mi casa, mejor dicho hasta debajo de mi balcón, sin prisas, sopesando las posibilidades, pensando, respirando la realidad y relativamente contenta por el descubrimiento, costó subir, pero luego de varios intentos lo hice, vestida me acosté y no logré dormir mucho por llegar a las 6 de la mañana y porque me despertó mi padre, al entrar no volví a trancar la ventana.

 

-Isabella.-gritó.

 

-¿que, que pasó?.-me senté y lo miré desconcertada.

 

-¿que llevas puesto?.-dijo al ver mi remera negra.

 

-una remera, tenía frío.-con eso recordé que no debía levantarme, porque todavía llevaba los pantalones deportivos negros.

 

-la ventana está abierta, ayer la revisé y estaba cerrada, ¿estás bien?.

 

-si Charlie.-mientras le contestaba miraba la cámara de fotos que estaba en la mesita junto a mi padre, no quería saber que sucedería si se enteraba.-fui yo, lo siento.

 

-estás loca, como dejas la ventana abierta, no sabes los peligros que pueden pasar.

 

-había un gato y después que se fue no debí cerrar.

 

-voy a tener que venir en la noche.

 

-papá por favor, no volverá a suceder.-lo que faltaba que ahora también me vigilara en las noches.

 

-ja.-bufó sonoramente.-ahora me dices papá, que no vuelva a suceder.

 

-no.-además de decirlo negué con la cabeza para que le quedara más que claro.

 

Dejé pasar unos meses donde pensaba como solucionar mi dilema, quería a Edward para mí, pero necesitaba idear un plan donde saliera ganando y utilizar las pruebas a mi favor.

 

Cuando me sentí más segura de mí misma, después de tantas clases de negociación y debates, ideé un plan, me casaría con Edward Cullen como que me llamo Isabella Swan y necesitaba la ayuda de mi padre.

 

Llegué a la casa el viernes en la noche como siempre, Charlie estaba en la sala leyendo el periódico y me pareció un momento preciso para hablar con él, era ahora o nunca.

 

-Charlie, necesitamos hablar a solas.-no quería que mi madre se enterara, luego sería todo más creíble.

 

-no tengo tiempo ahora.-habló sin despegar sus ojos del periódico.

 

-Charlie ahora en tu escritorio.-hablé autoritaria, con un frío recorrer mi espalda cuando por encima de sus lentes de lectura me observó, no era el tono que tenía cuando hablaba con él y se dio cuenta, debía permanecer así, distante y con el tema del debate sin modificaciones.

 

-¿en que lío te metiste ahora?, habla.-después de lo sucedido con Internet ya desconfiaba de mí.

 

-aquí no, en tu escritorio a solas.

 

-tu madre salió.

 

No hablé más salí rumbo al escritorio, porque me parecía que todo era más serio y no quería que mi madre interrumpiera los gritos que seguramente recibiría al enterarse.

 

Tuve que esperar unos minutos, creo que no pensaba que lo desafiara así y esperaba por mí en la sala.

 

-toma asiento.-habló con su mismo tono distante de siempre, esperó que yo me sentara para hacerlo él también, rogaba para que las clases que tomé sirvieran, de otro modo no tendría lo que quiero.-habla.

 

Como hablarle a mi padre, mejor Charlie y mantener la distancia, no dejarme intimidar, tenía que decírselo sin vueltas.-Charlie, se quién es el Ladrón de alcobas y quiero que me ayudes a casarme con él.

 

-que, que…-gritó, luego de eso bloqueé mis oídos hasta que terminó de decir o mejor dicho gritar incoherencias y se sentó nuevamente en su silla, se encontraba más calmado, pero su tono de piel era rojo fuego.

 

-¿quieres que lo repita?.

 

-me estás tomando el pelo, YA ME DICES QUIÉN ES Y COMO TE ENTERASTE.

 

-no lo haré.-fue la respuesta más difícil que tuve que dar en toda mi vida, imponerme a mi padre nunca pensé sucedería, me sentía tan chiquita, débil e indefensa, pero quería a Edward para mí y lejos de la cárcel.

 

-que no lo harás, que no lo harás.-cada vez levantaba más la voz.-no sabes lo que dices, chiquilla insolente, ya quiero saber quién es y no hay discusión.

 

-no lo haré, no sabrás quién es hasta que sea mi esposo.-el profesor decía que había que mantenerse firme y sin perder de vista al otro integrante del debate, estaba siguiendo todo al pie de la letra.

 

-estás loca, ya habla o sino…

 

-¿o sino qué?, me encerrarás en un instituto.-sabía que era un golpe bajo, pero tenía que debatir por mi propio bien, había comenzado, no podía dejarlo por la mitad.

 

Iba a seguir gritando y hasta pensé que me pegaría, pero cambió su forma de actuar.-no te creo.

 

-tengo pruebas.

 

Sonrió y salió corriendo a mi habitación, gracias a Dios había sacado las pruebas y las tenía en un lugar seguro, en realidad había creado un Word y pegado las fotos allí, le puse contraseña “EC07” , EC por las iniciales de Edward y 07 por el día que confirmé su identidad y el título era Historia Universal, nunca buscaría allí y no me equivoqué.

 

Claro que revolvió todo el cuarto, lo puso patas para arriba, pero no tuvo suerte, estaba más que enojado y bufaba diciendo que lo mataría del corazón, como me había enterado y obtenido pruebas, no lograba entender.

 

Le comenté como había escapado en varias oportunidades y de que forma había descubierto la identidad del que seguía por más de cuatro años y no tenía suerte, no creyó la mitad de lo que dije, porque le di detalles en general sin involucrar a Edward en ningún momento, quedó en duda cuando le confirmé la última casa donde había estado.

 

-no puedo hacer eso que me pides, como quedaría yo, si me preguntan, ¿quién es el Ladrón de alcobas Charlie?, jaja, mi yerno.

 

-Charlie lo sacarías de las calles, después ideamos algo para hacer que lo atrapes, pero que sea un señuelo.-no permitiría poner a Edward en peligro por nada del mundo.

 

-porque quieres a ese violador, por Dios en que mundo vives.-en el que ustedes idearon para mí, pero no contesté, preferí defenderlo.

 

-no las viola, es pura mentira.

 

-no, no y noooo.-gritó enojado y antes de irse aclaró.-ya encontraré las benditas pruebas y verás lo que te sucede.

 

-piénsalo, estaré esperando.-esa contestación lo enojó más, tanto que por los siguientes 3 fines de semana permanecí encerrada en el instituto, avisaba que tenían pendientes con mamá y que no podía ir con ellos, después comprendí que a mamá le dijo lo contrario, yo tenía pendientes por ello no salía del instituto.

 

Estar encerrada después de todo ayudó, porque ideé cosas que podían incidir a mi favor más adelante y las llevaría a cabo cuando mi padre desistiera, porque ya sabía que lo haría, quería tanto atrapar a su ladrón que seguro utilizaría cualquier cosa para saber de quién se trataba aunque no le gustara que terminara siendo su yerno.

 

Cuando regresé a mi casa no me dirigía la palabra, supe que mandó a registrar todas mis cosas en el instituto, pero no estaban allí, pasó el tiempo y logró casi atraparlo por varias veces, lo que pasaba que el “casi” no era atraparlo.

 

Como a las 3 de la mañana del sábado apareció en mi cuarto como un vendaval, interrumpiendo mi sueño.-¿que tienes en mente?.-habló enojado y permanecía parado a un lado de la puerta que cerró para que mi madre no se enterara.

 

-¿como papá?.

 

-no me llames papá en esta especie de trato, ¿que tienes en mente para atrapar a ese idiota?.

 

-quiero que se case conmigo.

 

-jaja, se que es una locura pero escucho, solo para ver su cara de idiota cuando lo atrape.-seguía con su ilusión de atraparlo, pero yo no dejaría que suceda.

 

-no papá, Charlie, no lo atraparás, yo lo atraparé llevándolo al altar.

 

-habla, porque no entiendo.

 

-primero hay que convencer a mamá para mudarse y sin avisar a los amigos.

 

-¿nos conoce?.-aún no entendía como durante todo este tiempo no había pensado en esa posibilidad.

 

-es lo que he intentado decirte por mucho tiempo.

 

-¿quién es?.

 

-no lo diré Charlie.

 

-¿porque me contestas y enfrentas tan altivamente Isabella?.

 

-clases de debate y negociación.

 

-hay clases que no deberían tener siendo tan chicos.

 

Le sonreí y continué con mi plan saltando por dentro al lograr mi cometido.-luego hay que esperar a que visite mi alcoba, mientras tanto tienes que comprar un anillo de compromiso muy costoso y lindo.

 

-¿yo tengo que comprarlo?.

 

-Charlie, no sabe que caerá en una trampa.-asintió para que continuara.-cuando esté en mi alcoba gritaré para que aparezcas.

 

-después de que ese idiota te haya tocado, ni pensarlo.-negaba haciendo gestos con manos y cuerpo.

 

-esa es la idea para que no pueda escapar.

 

-Bella lo quiero atrapar no entregarle a mi hija.-una parte de mi se enorgulleció porque me quería, aunque fuera muy en el fondo.

 

-papá lo amo y cueste lo que cueste va a ser mío.

 

-eres testaruda como tu madre.-le sonreí porque estaba segura que en definitiva si era testaruda no era por mi madre.-¿no me dirás quién es verdad?.

 

-no papá, perdón pero no lo haré, quiero a ese hombre y se que me querrá o por lo menos estará conmigo por no pasar tiempo en la cárcel.-después de eso tenía que poner de mí para que se enamorara.

 

-esto es una completa locura, como se te ocurre entregarte a un violador sin escrúpulos y pensando que lo amas, que sabes de amor.-gritaba molesto, demasiado para mi gusto, nunca lo había visto así.

 

No dejó que contestara, se fue apagando la luz, temblé y hasta lloré, mi padre había obtenido más información y sufría al pensar que podía atrapar a Edward utilizándola.

 

Ese sábado pasó encerrado y hablando por teléfono con todo el mundo, armando operativos con policías entrando y saliendo, pero no le fue posible averiguar de quién se trataba u obtener nuevos indicios.

 

Apareció a eso de las 3 de la mañana del Domingo interrumpiendo nuevamente mi sueño, en la misma posición volvió a hablar.-que quede registrado que no estoy convencido, parece que te regalo al enemigo.-había sucumbido a mi trato y tenía razón, pero a mi no me importaba, porque lo tendría por lo menos una vez.

 

Antes de hablar pensé en otra estrategia, si había comenzado con mi pedido y no le había gustado, era momento de darle una esperanza.-aún queda la posibilidad de que no quiera seguir mi juego, soy menor, tu hija, puedes encerrarlo de por vida.-solo esperaba que Edward desistiera de quedar encerrado por mí, después de todo era pura e inocente, que hombre no estaría orgulloso de ser el primero en la vida de su esposa, eso tenía que jugar a mi favor.

 

-esa opción me gusta mucho más.-noté el brillo en sus ojos y salté por dentro por esta nueva idea, estaba funcionando.

 

-lo se papá, pero lo quiero de verdad, por favor ayúdame, nunca te pido nada pero esta vez necesito tu ayuda, no puedo sola.-le rogué y suspiró.-solo los tres sabremos lo que realmente pasó, por eso no le conté a mamá.-estaba pensativo así que aproveché la situación para seguir en el mismo hilo de la conversación dándole esperanzas, que se sintiera poderoso.-puedes usar tu escopeta, pero no lo lastimes.-lo último fue un ruego.

 

-está bien, haremos un trato, no lo encerraré, pero desde que sea tu prometido dejará de salir como el Ladrón de alcobas.-me estremecí por completo al escuchar sus palabras.

 

-gracias papá.-fueron muy sinceras las gracias y seguí incentivándolo sin demora.-sobre el señuelo, Jacob puede ser útil.-era un amigo de la familia que sabía me apreciaba y ayudaría si le pedíamos.

 

-eso hay que planearlo muy bien, no podemos fallar o se pueden enterar del engaño y el que terminará en la cárcel soy yo, todo por la testaruda de mi hija que se le metió en la cabeza que ama a un idiota.-se sentó a mi lado para hablar con más tranquilidad, me sentía tan cerca de él en una intimidad que nunca habíamos tenido.

 

-tendrás al idiota muy cerca para cuidarlo.-sonrió maliciosamente y yo felizmente desde el interior, ahora venía la parte difícil.

 

-Dios las cosas que uno hace por una hija y después dices que no te quiero.-palmeó mi pierna que estaba por debajo de la manta, era la mayor muestra de cariño de mi padre, siempre pensé que no me quería, pero comprendí que no lo sabía demostrar.

 

-yo también papá, yo también.-enseguida acoté.-creo que Irina piensa viajar por un tiempo y mamá estaba interesada en esa casa.

 

-se lo comentaré, puedo decirle que esta quedará para ti cuando te cases en un futuro.

 

-se pondrá contenta.

 

-hay si se enterara.-apoyó una mano en su frente y negaba sutilmente, preocupado.

 

-por favor papá, nadie a parte de nosotros dos debe saberlo.

 

-lo se hija y por el bien de ambos debe salir perfecto, ahora de donde demonios saco dinero para el anillo, sabes que la que tiene dinero es tu madre.

 

-de mi cuenta para la universidad, luego le pediré que la reponga.

 

-jaja ni siquiera se te escapa el nombre y estás en cada detalle.-sonreí.-sabes que es la única forma que tengo de atraparlo.-asentí.-aunque solo yo lo sepa, necesito de cualquier forma tener el poder de saber que lo atrapé.-se justificaba por haber aceptado mi oferta.-se que es una completa locura, pero estoy cansado de perseguirlo.

 

-es mucho tiempo.

 

-lo es, ¿no me dirás quién es para que todo termine?, ¿por tu padre no lo harías?.-aunque se me partía el corazón por el sacrificio que estaba haciendo por mí, quería ser amada por Edward, negué.-está bien.-suspiró entregado, lo había intentado por última vez.-si es de la única forma.-se encogió de hombros antes de despedirse, recibí un beso en la frente y se fue.

 

No podía creer que había logrado lo que me propuse, ahora todo dependía de la visita del Ladrón de alcobas y mis posibilidades de hacer un trato con él, para que se quedara en mi vida desde que visitara mi alcoba.

 

Desayunamos a las 8 de la mañana como todos los domingos, mamá estaba tan entusiasmada con la idea de comprar la casa de Irina que tuve que intervenir para que el plan no se viniera abajo antes de tiempo, lo positivo era que mi padre había puesto de lo suyo al comentarle a mamá sobre la casa.

 

-mamá no puedes decir nada, hay muchos interesados y si se enteran puede que no salga la venta, me sentiría mal si no consigues esa casa para ti.

 

-tienes razón hija, mejor lo hago todo calladita sin decir ni pío, jaja, te imaginas cuando te cases.-dijo entusiasmada y luego un poco seria después de encogerse de hombros.-si pasa algún día, te regalaré esta casa.

 

-gracias mamá, la aceptaré si algún día pasa.-cuando dije estas palabras mi padre se ahogó con el café, creo que no podía creer el cambio que tenía su hija al ser tan natural y que no detectaran mis mentiras, por primera vez estaba utilizando las clases de actuación de la escuela, que me obligó mamá a tomar, aunque me sentía mal por usarlas con ella, eran por una buena causa, mi felicidad y futuro.

 

Llamé a Alice y quedamos de encontrarnos en su casa al medio día para conversar, como papá ya estaba entregado a mis caprichos no tuvieron problemas en dejarme salir, lo bueno es que no desconfió de nada ya que era la casa de una amiga y había ido varias veces antes.

 

Cuando llegué no vi a Edward, saludé a todos los presentes y fuimos a charlar a su cuarto, estuve como media hora asintiendo metódicamente a sus comentarios con Jasper y la forma en que la trataba, hasta que como buena amiga se dio cuenta que me pasaba algo.

 

-¿que pasa Bella?.

 

-necesito…yo, no pasa nada.-negué con la cabeza luego de un largo suspiro.

 

-Isabella Swan, ya me dices que te tiene así.-casi me gritó y me obligó a mirarla a los ojos.

 

-estoy saliendo con alguien.-bajé la mirada por no poder mentirle, pero me repuse enseguida lo mejor era tener contacto visual, debía hacerlo si quería salirme con la mía y hasta ahora todo salía bien.

 

-aaaaaahhhhh.-prácticamente me tiré sobre ella y le tapé la boca con un almohadón.

 

-Alice no te contaré nada y sabes que si digo no, no obtendrás detalles aunque me mates, cállate.-asintió debajo del almohadón por no poder hablar y la dejé libre.

 

-lo se, pero no puedes hacerme esto, sabes que nos contamos todo, quiero detalles, por favor.-hacía pucheros muy cómicos, así que decidí que era el momento de armar mi plan.

 

-si te digo quién es, tienes que perjurar que no dirás nada a nadie.

 

-lo juro, lo perjuro, nadie se enterará por mi boca.-mostraba sus manos y estiraba las piernas para que observara que no las tenía cruzadas.

 

-hace un tiempo que salimos, pero nadie lo sabe, por mi papá, mi edad y porque queremos estar seguros que somos el uno para el otro antes de decirlo.

 

-eres mala, yo te conté mi primer beso y la primera vez bueno… cuando estuve con Jasper.-solo había dicho que hizo el amor, pero no contó detalles que pudieran servirme de algo.

 

-perdón amiga, es que después de la primera vez que lo vi, pensé que no lo vería nunca más, pero es tan tierno y…

 

-¿quién es?.-me interrumpió desesperada por información.

 

Tragué con dificultad por mi confesión, suspiré sonoramente, me enfoqué en el discurso y tema de debate, antes de mencionar al dueño de mis suspiros y sonrojos.-tu hermano.-ya no había vuelta atrás, había jugado la mayoría de mis cartas y rogaba por que funcionara, pero me sorprendió tomándose el estómago y carcajeando sin parar.

 

-jajajajajajaja…

 

-no te rías es verdad, acaso piensas que no se fijaría en mí.-hablé relativamente molesta, si ella no confiaba en mí sobre conquistar a su hermano, entonces estaba perdida y mis esfuerzos habían sido en vano.

 

Se puso más seria.-perdón Bella, la única que me interesaría como cuñada eres tu, lo sabes.-asentí porque siempre lo decía.-es un idiota y no creo que haya cambiado, ¿porque no dice nada?.

 

-yo no quiero, sabes que me ignoró mucho y aún está a prueba.

 

-nunca imaginé que a mi hermano lo tuvieran a prueba.-sonrió y enseguida se puso seria.-te acostaste con él y no me contaste.

 

-no Alice.-el color subió a mis mejillas, ¿como pensaba así de mí?, pero en definitiva no estaba tan errada, era lo que pensaba hacer.-no voy a hacer el amor hasta que se vuelva más seria la relación, quiero estar segura.-poder hacer un trato con él.

 

-hay hermanita que alegría, pensé que mi hermano era un completo idiota, ahora se que solo es idiota a medias.-hizo que sonriera por sus conclusiones y quedara más tranquila, había medio idiota para convencer del trato.

 

-no se te ocurra siquiera insinuárselo o nunca más te hablaré, prometimos no decir nada a nadie hasta estar seguros, pero a ti no te puedo ocultar nada, eres mi amiga.

 

-y futura cuñada.-aclaró sonriendo.-no lo diré, estoy feliz.-dio unos saltitos en su cama donde permanecíamos sentadas a lo indio frente a frente, haciendo que ambas saltáramos.-te imaginas a mamá cuando se entere.

 

-Alice lo prometiste.

 

-lo se, nada a nadie, pero déjame hablar contigo o explotaré.-ponía los ojos bizcos y hacía muecas con la cara.

 

-confío en ti y también necesito hablar.-sonrió por estar en la misma situación, desesperadas por información caliente.-ahora puedes decirme algo sobre…

 

-¿sexo?.-asentí sonrojada al máximo.-¿Bella piensas entregarte a mi hermano?.-ponía cara de asco.

 

-es mi novio.-sonó tan lindo que casi muero al pronunciarlo.-no lo hiciste con Jasper.-asintió.-cuando me pida matrimonio lo haré.-hablé muy segura de mi misma.

 

-ambas sabemos que no lo hará.-dijo intentando no matar mis ilusiones.-sobre el matrimonio sigue siendo un idiota.

 

-como dije, soñar no cuesta nada.-suspiré pensando en él y rezándole a Dios para que visitara mi alcoba.

 

-jaja más quisiera soñar así.

 

-a mi me funciona de ese modo.

 

-si ya me di cuenta, nunca pensé te visitara, disimula muy bien, ahora quiero detalles de cómo se encontraron y de que forma te pidió ser su novia.-se acomodaba en el lugar para escuchar mejor.

 

Hablamos por un rato, donde inventé una historia que al parecer fue convincente para mi amiga y futura cuñada, luego hablamos de sexo, no me dio mucha información, solo que los hombres se excitaban de forma visible, que dolía, que podías sangrar y que debía comprar ropa interior más sexy, quedó en comprarla ella y dármela a escondidas, ya que mi madre era la que me acompañaba y se horrorizaría si cambiaba mi ropa de algodón por una de encaje, también pidió que me depilara allí abajo, no del todo, cosa que me extrañó, pero no quiso contar nada más ya que si era su hermano seguro hablaría conmigo y me diría que le gustaba, no podía decirle que él no estaba enterado así que guardé mis comentarios y preguntas.

 

Como una señal del destino cuando bajamos a almorzar, Edward se encontraba allí sentado en la mesa del comedor, apenas nos vio luego de sonreírnos a ambas, apartarnos las sillas para que nos sentáramos como todo un caballero, recibí una guiñada que aflojó mis rodillas, nunca supe porque ni lo preguntaría, pero le sonreí nerviosa e hizo que Alice confirmara lo que acababa de decirle, ahora estaba segura que era un indicio para continuar con mi cometido, atrapar a Edward.

 

Al fin de semana siguiente todo estaba encaminado, Alice me había llevado tres conjuntos que me daban vergüenza solo con mirarlos y mi madre había conseguido que Irina le prestara la casa por un mes donde estaban realizando las modificaciones necesarias antes de que firmaran en definitiva la compra/venta.

 

Entre las modificaciones habían trancas por control en mi ventana, no me parecía necesario, pero mi padre aclaró que si no las ponía mamá desconfiaría que pasaba algo extraño, después de pensarlo bien, me di cuenta que era lo mejor para lograr que Edward no saliera corriendo cuando notara de quién era la alcoba.

 

Ese viernes intenté varias veces colgar la cinta verde pero no me animé, el corazón latía tan fuerte que tenía ganas de ir a un cardiólogo, me di cuenta que no estaba preparada para esa emoción extrema que generaba la visita de Edward a mi cuarto.

 

Sabía que cuando me decidiera no había vuelta atrás, ya que me entregaría jugando todas mis cartas en espera de una hermosa victoria.

 

El sábado fue distinto, estuve más de dos horas en un baño de inversión, me depilé todo lo que me pareció o según lo que dijo Alice, esperaba que fuera lo justo, cerca de las 10 de la noche coloqué una cinta verde, casi toda la noche estuve en un susto con cada minúsculo ruido que surgía fuera de mi balcón, pero no tuve suerte, no apareció.

 

Lo mismo para el domingo en la noche, por lo que tuve que retirar la cinta al no presentarse, ya que no estaría en la semana, faltaba aproximadamente un mes para estar de vacaciones en el instituto y podía pasar todas las noches en la eterna espera del amor.

 

Eso mismo pasó, nunca durante el mes que estuve con la cinta en mi ventana antes de tener vacaciones se presentó, ya estaba un poco desilusionada y desesperada, no podía ser justo, cuando ya tenía las cartas sobre la mesa necesitaba solo su presencia y no aparecía.

 

Estaba en casa supuestamente tranquila por la vacaciones según mi madre y me dediqué a estudiar las posibilidades que lograran una pronta visita, mi padre se dedicaba a intentar atraparlo antes de que cayera en mis redes y de visitar mi alcoba por la noches por si se había dignado a aparecer, cuando recibía mi respuesta negativa se iba sonriendo, yo solo esperaba que no fuera por siempre y que Edward viniera bajo cualquier excusa, lo antes posible.

 

Arta completamente por no lograr que un simple Ladrón de alcobas me visitara, se me ocurrió colocar una escalera además de la corta cinta verde, como no tuve la suerte de que se colara por mi ventana ni siquiera un pequeño gato, decidí cambiar un poco lo solicitado por Edward.

 

La casa era de mi madre desde hace dos días por una corta visita de Irina al país donde firmaron todos los papeles, lo que me hacía sentir relativamente más tranquila, parecía que no estaba usurpando la alcoba de Irina, sino que Edward visitaría la mía, por ser nuestra casa, tranquila y después de pedir permiso a mi mamá salí a la tienda más cercana a comprar cinta verde, no solo me traje como tres metros, sino que la más gruesa que había en el lugar.

 

Quería llamar la atención del Ladrón y lo lograría, así que corté en tres la cinta y ocultándome de la cámara las coloqué en mi balcón, era viernes en la mañana muy temprano y esperaba que Edward revisara las cintas en la tarde o noche.

 

Ese día pasó sin dificultades, estuve revisando mis posibles temas de discusión y posibilidades de hacer un trato, de que forma actuar ante determinadas situaciones, hasta que oscureció y luego de cenar me fui a acostar con nervios que no entendía, pero que quería tomar como un aviso de que esa noche sería el principio del cambio de mi vida a una vida junto a Edward.

 

Cerca de las once de la noche me encontraba pronta y con una ligera bata sobre la ropa interior que había elegido Alice, miraba con el aumento del lente de la cámara a la casa de los Cullen a eterna espera de mi Ladrón de alcobas.

 

Estaba un poco molesta y celosa cuando vi que se retiraban los Delani, pero pronto se dibujó una sonrisa en mi rostro cuando lo divisé, no sabía que rumbo tomaría esa noche, pero algo en mi interior decía que esa noche sería mi noche, por lo que logré estremecerme y esconderme a tiempo para que no me viera al pasar por frente a la casa.

 

Volví a seguirlo con la lente de la cámara hasta que lo perdí de vista, estuve un buen rato esperando poder verlo nuevamente y sucedió, mi respiración comenzó a fallar así como el corazón que latía sin control y mi estómago que tenía una revolución de mariposas revoloteando, debía tranquilizarme o me delataría cuando entrara a mi alcoba si es que era la elegida para esa noche, lo era, me di cuenta cuando escondió la moto justo en frente sin que se pudiera divisar de ninguna parte.

 

Intentando no tropezarme entré, tomé el anillo y me lo puse como pude, también un perfume que me gustaba mucho y lo esparcí en la habitación de forma muy rápida como una nube de gotitas aromáticas.

 

Tenía todo apagado así que casi corrí a la cama y me tendí luego de dejar la bata a un lado, a pesar de saber que venía, cuando sentí sus suaves pasos en el balcón tuve que suspirar para calmar la ansiedad y nervios de mi acto final, en espera de lograr los aplausos al culminar y lograr tener atrapado a Edward en mi vida.

 

Lo divisé mientras se sacaba un par de guantes y terminaba de abrir la puerta que dejé entreabierta, no podía apartar los ojos de esa perfecta silueta, los nervios sin previo aviso a lo desconocido surgieron, hasta un poco de miedo a no lograr lo que me proponía estaba presente, de echar todo a perder con alguna actuación o comentario fuera de lugar, los oídos me retumbaban al intentar escuchar cada movimiento que generaba Edward y que no se escuchara mi respiración por miedo a ser descubierta, tonta, no me reconocería sin verme, pero en esos momentos no podía reaccionar a ello.

 

Terminó de acercarse a la cama y apenas rozó mis piernas, sin poder evitarlo por las maravillosas sensaciones que causaba solo un simple roce, susurré.-hola, te esperaba.

 

-es tu día de suerte.-aclaró en una voz sensual que había escuchado una vez en su casa y luego solo imaginado.-por triplicado.-casi se me escapa una riza de victoria por haber elegido tres cintas y que diera el resultado buscado.

 

-lamento decepcionarte pero creo que es tu día de suerte.-sabía no pensaba que fuera su día de suerte y mucho menos cuando se enterara de todo, pero había empezado mi juego, el tema de debate, mis clases de negociación y actuación todas juntas encendidas a full.

 

Me moví despacio en la cama, sabiendo que ya no había vuelta atrás, necesitaba estar con todos los sentidos y muy despierta, tomé el mando y tranqué las puertas, al estar todo en silencio se escuchó como retumbaba un poco exagerado, aunque conociendo a mi padre no imagino que tipo de cerradura utilizó, una completamente brindada, sonreí al saber que no tenía escape, le quedaba negociar.

 

Lentamente terminé con la espera de Edward y encendí la luz, no se puede describir la cara de sorpresa que tenía, a pesar de saber que llevaba un pasamontañas, imaginé su cara con su hermoso rostro que estaba más que presente en mis pensamientos.

 

-tienes razón es mi día de suerte.-dijo alejándose rumbo al ventanal por donde entró, sabía y tenía más que claro que sería su reacción, durante mucho tiempo era lo que imaginaba y no me decepcionó.-si no quieres que rompa el cristal, abre la puerta.

 

-no por favor, no te vayas.-dije mientras me levantaba quedando sentada en la cama y notando como su mirada me recorría el cuerpo, nunca había imaginado que sin tocarme, al mirarme de ese modo, sin pensar en mí como niña y por como me encontraba casi sin ropa, mi cuerpo reaccionara estremeciéndose en su recorrido, esto iba a ser más difícil de lo que imaginé.

 

-eres la hija de Swan, quieres que me quede a esperarlo porque se retrasó.-bromeó y sabía que aún tenía posibilidades, lo que logró ponerme más ansiosa a presentar mis cartas.-se acaba mi paciencia chiquita.-por primera vez me sentí con poder y su forma de decirme chiquita no molestó, era una niña pero él se encargaría esa noche de hacerme mujer.

 

-te crees que no se quién soy.-me paré porque quería que me observara nuevamente y sentir esas sensaciones que recorrían mi cuerpo cuando solo me miraba.-lo se y por eso te llamé.

 

-pues tuviste suerte, me viste y puedes quedar contenta.-sonreí cuando dio la vuelta para quedar de frente a la ventana, pude desde que entró reconocer su voz y temblé por dentro ante mi suerte, por eso cuando levantó el puño para romper el cristal lo detuve, todavía no era el momento que se fuera.

 

-por favor…-rogué y comencé a llorar, acotando.-mi papá no sabe nada.

 

Logré lo que quise porque se dio la vuelta y me enfrentó.-¿porque tendría que creer en ti?.

 

Sorbía mi nariz haciendo de la escena toda una actuación muy creíble.-lo conoces y sabes que me tiene encerrada en una jaula de cristal, voy a un colegio de chicas y no salgo los fines de semana, quiero saber que se siente estar con un hombre.-levanté la mirada aún con lágrimas y lo miré directamente a sus ojos verdes, regocijándome por dentro al notar que no le era indiferente, todavía tenía posibilidades con Edward pero no debía apurarme, tenía que tomarme todo con calma para cumplir con mi cometido y salir ganadora con la negociación obteniendo el premio mayor.

 

-¿porque yo?, no quiere decir que me quedaré porque nunca salí con una virgen.-wow no imaginé que dijera eso, logro que subiera un calor interno por todos lados.

 

-los trabajadores de mi casa son todas mujeres y no soy lesbiana.-hablé un poco atropellada por darle información y noté que sonrió por mi gesto, mientras no se fuera de la habitación todo servía.-además me gustaría darle un escarmiento a mi padre, piensa… no es emocionante saber que soy su hija.-no sabía que mi padre estaba al tanto y no lo diría por ahora, esperaba que la forma de encarar el tema de debate siguiera captando su atención.

 

-huy muy emocionante, descontando que me encerrarán de por vida, por pervertir a una menor y virgen, estás loca.-hacía ademanes con sus manos pero se notaba que le gustaba el peligro de la situación.-buenas noches y te sugiero que encuentres a alguien que te quiera.

 

Volvió a levantar el puño y no tuve otra que jugar una nueva carta.-por favor Edward no te vayas, necesito hacerlo y quiero hacerlo.

 

Cuando pronuncié su nombre se paralizó, la sorpresa me jugó a favor.-¿como me llamaste?.-miró la puerta de mi habitación creo que esperando apareciera mi padre con todo su arsenal.

 

-se quién eres y tengo pruebas.-hablé suave acariciando las palabras porque tenía la necesidad de tranquilizarme y no llegara a descubrir mi engaño.

 

-jaja.-rió de mala gana, burlándose de mí, pero relativamente nervioso.-claro y por eso me tengo que quedar.

 

Me cansé de esperar y comencé a negociar mi futuro, dejando de lado mi llanto que no funcionó como esperaba, tenerlo en mis brazos perdidos en un tierno y primer beso.-no quieres hacerlo por las buenas, entonces será por las malas, donde se te ocurra irte, le diré a mi padre quién eres y le entregaré las pruebas.-temblé al pensar que podía no funcionar, no lo delataría, pero él no sabía ese detalle.

 

-desvarías Isabella.-dijo manteniéndose íntegro.

 

-¿quieres comprobarlo?.-debía intentarlo con todo, aunque no puedo negar que me sentí igual a cuando me enfrenté a mi padre, mis nervios era internos y por suerte no se notaban.-hace mucho que lo se, aunque no puedo negar que lo comprobé cuando no quisiste estar con tu hermana, luego te he seguido y obtuve varias fotos, la más linda…-sonreí.-es cuando bajas del balcón que está frente a este y te pones el pasamontañas sonriendo.-suspiré por los recuerdos y porque en parte quería que notara mis sentimientos.

 

-se supone que estás encerrada, ¿como me seguiste?.-me encantaba que hiciera ese tipo de preguntas, aunque por el momento solo pudiera decirle algunas cosas, no con lujo de detalles como me gustaría y poder entablar una linda conversación.

 

-serán los genes-me encogí de hombros esperando que le sirviera esa explicación.-soy hija de Charlie, tengo mis métodos.-había orgullo en mis palabras, todo, absolutamente todo lo que me propuse desde que se la verdad estaba saliendo bien.

 

-esta no es tu casa.

 

-nos mudamos hace dos días, Irina se iba de viaje por dos años y mamá estaba fascinada con esta casa.-lo miré y noté que le convenció la aclaración, menos mal, no quería decirle que hace más de un mes lo espero.

 

Enseguida levemente asustado consultó.-quiere decir que tu padre…

 

-duerme al lado.-lo miré a sus ojos, porque necesitaba saber como estaba influyendo la negociación en este debate.-lo pensaste mejor, tienes tres cosas que ganar.

 

-¿tres cosas?.-se cruzó de brazos recostado en el ventanal y no sabía como volver a respirar, se estaba quedando e interesado en mi conversación, no podía creerlo.

 

-uno.-levanté el dedo índice.-será la primera vez de ambos, porque me dijiste que nunca estuviste con una virgen.-Diós era la primera vez que hablaba de esto, mordí mi labio inferior e inevitablemente me sonrojé, ya no pude contenerlo.-dos.-levanté otro dedo.-estarás con la hija de tu peor enemigo y en su casa.-sonreí por nervios, ¿pasaría?.-tres y último.-seguí hablando y mostrando el número con mis manos.-obtendrás su dinero, crees que es poco.-casi se me escapa que me tendría de por vida como su esposa, debía por mi bien mantener el tema de debate sin desvíos.

 

-tentador.-volvió a hablar sensual, me quería matar, recuperé abruptamente los sentidos porque daba la sensación de no estar interesado.

 

-por favor Edward hazme el amor.-nunca a no ser con Alice había dicho estas palabras en voz alta, me sonrojé.-quiero que seas el primero.-ya no sabía como hacer que permaneciera en mi alcoba un rato más y rogué, penetrando sus ojos con la mirada en espera de una respuesta favorable para mí.

 

Cuando se sacó el pasamontañas mi cuerpo entero reaccionó, gracias a Dios estaba sentada en la cama o me caería por no aguantarme las rodillas, se acercó y habló muy tierno, aunque no me gustaba su aclaración, el sonido de su voz me hacía temblar.-nunca sería hacer el amor, para eso tiene que existir sentimientos y no los hay.

 

Bajé la mirada al sentirme perder, pero debía decirlo y continuar jugando.-te amo desde hace mucho, antes de saber quién eras.

 

Se arrodilló justo en frente y me tomó tiernamente la barbilla, cuando sus ojos hicieron contacto con los míos, ambos nos estremecimos, la respiración se agitó, tenía la sensación de que me besaría y no podía creer que sucediera realmente.

 

Salimos de la ensoñación sobre el contacto de nuestros labios cuando tocaron la puerta, sabía quién era el responsable de golpear, pero de todos modos nos asustamos ambos ante la interrupción.

 

-debajo de la cama.-ordené, daba gracias porque mi padre se le ocurrió golpear y no pasar sin hacerlo.

 

Edward me sorprendió.-abre el balcón y te espero allí.

 

-soy virgen no tonta Edward.-sonrió y le sonreí logrando que se escondiera bajo mi cama, aunque lo quería sobre ella lo antes posible.

 

Golpeó otra vez y tomé la bata, mientras me levantaba despacio me la coloqué, si mi padre me veía así, moriría o lo mataría a Edward solo por mirarme, no dejando que continuara con mi plan.

 

Me tapé la boca cuando llegué a la puerta, Charlie golpeó porque dejé con tranca, abrí y le hablé como siempre. -¿que pasa Charlie?.

 

-¿todo bien hija?, no atendías, pensaba entrar.-no me perdía de vista y no pude mentirle, sonrojada me mordí el labio asintiendo antes de contestar para que Edward no desconfiara.

 

-si, todo bien.

 

-¿que haces vestida así?.-se dio cuenta porque desde que coloqué la cinta verde lo recibía así en el cuarto, creo que solo quería dar conversación normal, después de todo mi padre estaba de mi lado, fue hasta la ventana y comprobó que estuviera cerrada.

 

-me acabo de dar una ducha porque no podía dormir, ahora tengo sueño, vuelve a tu cuarto, además… es una bata.

 

-¿una ducha?.-cuando hizo la pregunta señaló debajo de la cama para saber donde se encontraba, no sabía si decirle la verdad o mentirle, pero mi padre estaba ayudándome y asentí, enseguida me arrepentí o fue mi padre quién lo hizo sobre el trato que teníamos.

 

Levantó ambas manos en señal de querer ahorcarlo caminando hasta donde estaba Edward, pero lo detuve haciendo un poco de fuerza, mi padre se estaba volviendo loco.-si, una ducha con agua en el baño.-quería que nos dejara solos, pero que se preparara para su actuación cuando le avisara, no en este momento, por eso le hablé articulando las palabras.

 

-no me tomes el pelo, soy tu padre y vine porque escuché voces.-hablaba haciendo gestos de no estar de acuerdo, de querer atraparlo en ese momento, pero me lo había prometido, se lo dije con los labios a lo que respiró entregado a su palabra sin hacer ruido.

 

-había encendido la tele, porque como dije, no podía dormir, acabo de apagarla.-volví a intentar convencerlo diciendo “vete” temblando por dentro con miedo a que no cumpliera su parte del trato, esperé y gracias a Dios se disculpó.

 

-está bien, disculpa estoy nervioso estos días.-sabía que lo estaba y me daba pena, pero amaba a Edward y lo quería para mí, papá pensó que sería un capricho de adolescente, que si intentaba pedirme que lo dejara atrapar en ese momento lo dejaría, pero no era así, sabía que lograría que Edward me amara, desistió y suspiré internamente, me besó diciendo a mi oído.-suerte y espero tu llamado, Isabella sigo sin estar de acuerdo.-le asentí sonriendo dándole las gracias silenciosas y contestando “lo se”, porque sabía y era muy consiente que era duro para mi padre entregarme a ese hombre que tantas noches de sueño le ha quitado.

 

-ya puedes salir.-le dije a Edward cuando me pareció fue un tiempo prudente desde que se fue Charlie y logré recuperarme.

 

-¿me dejarás ir?.-insistió mientras se incorporaba del piso.

 

-hoy se cumplen mis sueños, no los tuyos.-sonreí mientras me miraba embobado y yo sorprendida por hablarle así.-que decidiste, ¿te quedas?.-manteniéndome en el lugar cerca de la puerta puse ambas manos en mi cintura esperando su respuesta, aunque sabía era positiva por estar allí todavía.

 

Me dedicó una sonrisa de las cuales solo él sabe hacer, sonrojándome como siempre totalmente deslumbrada.-digita el número de cuenta junto con el pin.-dijo al darme el celular.

 

-puedo saber cuanto retiraras.-pregunté mientras ponía los datos que pidió, la única cuenta que usaba y podía retirar era la de la universidad, esperaba que papá no hubiera gastado mucho.

 

-no, me quedaré y recibirás tu regalo, no es tu dinero para que saber.-en realidad lo era y luego me tocaba pedirle que lo devolviera para que mi madre no se enterara de nada.

 

Me encogí de hombros antes de hablar.-solo preguntaba para hablar de algo, creo que estoy nerviosa.

 

-no pasará nada de lo que no quieras.-asentí y noté que temblaba cuando le devolví el celular, en definitiva me encontraba con los nervios de punta, ya lo había logrado y no sabía que haría conmigo.

 

Sacó el dinero y la espera era interminable, ya no sabía como actuar o como pararme frente a ese hombre que sería mío en unos instantes.

 

-bien.-salió de mi boca sin permiso, quería que terminara con todo el trámite previo al Ladrón de alcobas, movía un pie adelante y atrás sin notarlo.

 

-las pruebas.-pidió.

 

Volví a mantenerme firme.-después que estés conmigo.-sonrió al darse cuenta que no ganaría el debate generado entre ambos.

 

Guardó el celular en el bolsillo de sus jeans, se notaba ansioso o eran mis nervios que lo hacían parecer así, quería creer que también le pasaban cosas como a mí.

 

Muy despacio comenzó a acercarse, pero a medida que acortaba la distancia yo retrocedía sin darme cuenta, sonrió negando levemente con su cabeza y preguntó.-¿no quieres?.

 

Me sonrojé al máximo, ya estaba contra las cuerdas, la puerta y su cuerpo tan cerca que no dejaban pensara con claridad, pero de todos modos tenía que seguir con mi cometido así que dije la verdad.-es que no se besar.

 

-¿quieres que sea el primero?.-me extrañó que preguntara semejante cosa, claro que quería desde siempre que fuera él, asentí mirando el piso porque sus ojos eran demasiado profundos para mantener la mirada.

 

Lentamente y muy tierno, tomó mi cintura y logró que me acercara perdiendo toda distancia a su cuerpo y temblando sin contención, me miró de una forma que no sabía como describir, parecía que muy en el fondo me quería o que realmente no le era del todo indiferente, conocía mis sentimientos, ahora faltaba conocer los suyos.

  

Sentí el calor de sus labios sobre los míos, fue una revolución completa de sensaciones por todo el cuerpo, lejos estaba de sentir asco como le pasó a Alice, sabía era el correcto, cerró sus ojos entregándose a mi y lo imité entregándome completamente a esas sensaciones donde su cuerpo tocaba el mío.

 

Pasaba su lengua por la unión de mis labios y no sabía como reaccionar, que debía hacer, por unos segundos pensé, hasta que olvidé mi intento de recordar besos en las películas para abrir mi boca sin importar si era lo correcto, Edward estaba dejando mis hombros al descubierto y perdí mi miedo a haber hecho algo mal cuando su lengua me invadió estremeciendo todo el cuerpo, era totalmente irreal lo que se sentía, mágico, verdadero, no creía que pudiera enseñarme a besar así si no sentía absolutamente nada.

 

Había soñado tanto tiempo con esos gestos de Edward en mi, que no podía reaccionar de otra forma que no fuera llevar mis manos a su cuello y besarlo de la misma forma, el aire se volvió pesado inexistente por momentos, bebía de su boca desesperada por que no se alejara.

 

Cuando la bata llegó a chocar con nuestros pies, casi morí por su alejamiento, pero comprendí que quería observarme y fue peor, morí pero de sensaciones, como podía causar ese efecto en mí, sería el tiempo que pasé soñando este momento que era mucho más perfecto de lo que podría haber seguido soñando sin tenerlo.

 

-no dejes de besarme.-dije sintiendo que ardía por donde me mirara, pero necesitando su contacto, no solo de sus besos sino de todo su cuerpo.

 

Cuando sus labios volvieron a estar sobre los míos y dentro de mi boca, fue mucho más intenso, no sabía que hacer con todo lo que sentía, mis manos lo acariciaron pasando los dedos por su nuca, sintiendo el calor desprendido.

 

Me aventuré a sacarle la remera por arriba de su cabeza, temblando recorrí todo su torneado pecho, casi jadeando necesitada de aire y contacto corporal, cuando llegué al botón de sus jeans tragué sedienta para volver a entreabrir mis labios, levanté la mirada esperando su confirmación a continuar, asintió entendiendo mi pedido y saltando por dentro al saber que me estaba conociendo, no eran necesarias las palabras.

 

Al bajar el cierre noté que algo dentro de su ropa interior crecía, por lo que comprendí a que se refería Alice al decir que se notaba la excitación de los hombres de forma visible, sonreí ante mi descubrimiento y por nada del mundo quería detenerme, procesaba toda la información a tiempo record.

 

Me sorprendió que siguiera creciendo, cuando tuve los jeans de mi futuro hombre sobre sus rodillas, hablé señalando su ropa interior.-huy… es…-grande, enorme, no sabía como dirigirme a su masculinidad sin que se ofendiera, no sabía si les gustaba que hablaran sobre eso por lo que preferí dejarlo a su imaginación, de todos modos estaba sorprendida.

 

-es el comienzo de tu noche.-dijo mirándome a los ojos y noté que estaban mucho más oscuros, me deseaba, a lo que sonreí nerviosa.

 

Casi desesperado terminó en ropa interior, el resto quedó esparcida en el piso, volvió a tenerme cerca del calor de su cuerpo y besos urgentes, acarició la espalda con la intensión de sacarme el sujetador y al momento de desprenderlo quise apartarme pero no me dejó mover, comprendí que él también me quería cerca por lo que continué tocándolo en caricias suaves y besándolo casi desesperada.

 

Dando pasos cortos me empujó a la cama, sorprendiéndome al dejar de besarme en los labios para seguir por mi cuello y gemí sin contención ante esa nueva sensación que no dejaba razonara con claridad.

 

No se si fue muy fuerte el gemido, pero creo que casi lo grité por el pedido a mi oído de Edward.-ssshhhh por favor recuerda a tu padre.-el ssshhh generó cosquillas en esa parte de mi piel sensible, tuve que taparme la boca con una mano.-¿tienes cosquillas?.

 

-sip, no sigas a menos que quieras que no pare de reír.-si seguía soplando, respirando o besando tan suave ahí, no sería capaz de contenerme y Charlie entraría antes.

 

-lo tendré en cuenta si permaneces callada.-asentí o hablaría de más estropeando todo el trabajo que me costó tenerlo justo así en mi cama, si todo era tan extraordinario como ahora, quería seguir disfrutando de él más tiempo.

 

Continuó besando, excitando y generando un calor extraño que surgía necesidad de seguir a algo que no comprendía, pero que si Edward lo pedía lo haría.

 

Besó cada parte de mi cuerpo acariciando con sus manos o labios tomándose el tiempo, retiró la única prenda que tenía quedando expuesta a sus oscuros ojos verdes.

 

Cuando besaba mis senos mordía mi labio inferior para no gritar, había asido las manos con fuerza a ambos lados para sostenerme de algo por estar cayendo en sensaciones a un abismo interminable, era imposible controlar mis movimientos o estremecimientos en todo el cuerpo, fui conciente de que besaba mi cintura por estar tan cerca de mi intimidad, una que podía ver y tocar sin problemas, siendo el primero y el único en hacerlo.

 

Perdía la conciencia por momentos al sentir tan extremo lo que hacía en mi cuerpo, sonreí al notar que besaba los dedos de mis pies, como se le ocurría besar allí y como era posible que me gustara sintiendo ser recorrida por oleadas de placer en mis piernas.

 

Me sorprendió su pedido, tanto que hablé sin pensar.-déjate llevar Isabella.

 

-¿a donde?, pensé que lo haríamos aquí.-levemente me asusté, si nos íbamos de la habitación como haría que mi padre nos encontrara infraganti.

 

Sonrió al escucharme y contestó.-al edén del placer y te aseguro que es un viaje sin retorno.

 

Inevitablemente al comprender que no hablaba de irnos del lugar me sonrojé, sonreí nerviosa por miedo a que pensara que era una idiota y quisiera irse antes de ser suya.-perdón.-susurré y volví a mi posición.

 

Sus palabras me tranquilizaron un poco y entendí que mis piernas estaban muy juntas.-no lo hagas, solo abre tus piernas.

 

Había olvidado sobre la abeja en la flor, mientras suspiraba procesaba la información y recién caía en la cuenta porque el hombre era la abeja y la mujer la flor, todo por lo que había notado en los boxers de Edward, menos mal que no mencioné palabra, me sentía tan ingenua, cuando me tranquilicé abrí mis piernas y permití que me tocara, me tranquilicé con abrir mis piernas pero si hablamos de respiración y movimientos eran incontrolables.

 

Permanecía siempre en contacto con mi piel por cualquier parte, por lo que tuve que cerrar los ojos para disfrutarlo con más intensidad, sentí sus dedos justo en el centro de mi cuerpo, sonrojada, agitada y con la cabeza hasta atrás enloquecía por que siguiera haciendo lo que fuera ya que todo era extraordinariamente excitante.

 

Me tensé al sentir sus besos por todo el contorno de mi intimidad, no dejó que me apartara o cerrara mis piernas, no entendía nada.-¿que estás haciendo?.-pregunté al mirarlo a los ojos.

 

-probándote.-habló inocentemente.-y puedo asegurarte que eres exquisita.

 

-¿con un beso ahí?.-porque nadie me había dicho semejante cosa, me sonrojé con su mirada y contestación.

 

-en donde vives niña y que ha hecho contigo Swan.

 

-en mi caja de cristal.-dije encogiéndome de hombros al notar que no pensaba que era una idiota, sino que la culpa la tenía mi padre, después de todo estaba causando el efecto deseado que fuera tan inocente.

 

-espero no te arrepientas de haber abierto tu puerta.-negué enérgicamente.-se llama sexo oral y también puedes hacerlo.-volví a negar de la misma manera, no me imaginaba haciendo eso, sonreímos ambos por mi negativa.

 

Gemí alto cuando volvió a lamer entre mis piernas, nunca había imaginado que un beso allí removiera todo y que le gustara hacerlo.-shhh.-asentí ante su pedido y apreté los labios para que no se escaparan sonidos o por lo menos fueran menos audibles, volví a apretar ambas manos a las sábanas y abrí lo que fue posible mis piernas, no podía negar me volvía loca ese tipo de besos ¿porque reprimirme?.

 

No solo eran las hormonas que sabían revolucionaban todo mi ser, sino que comencé a sentir un fuego surgir desde el interior y situarse justo donde su lengua hacía contacto, me sentí mojada logrando que preguntara si era correcto, no tuve tiempo de seguir con mis cavilaciones, introdujo un dedo en mi centro que no esperaba y tensé los músculos sin proponérmelo.

 

-Isabella tranquila.

 

Asentí y le aclaré para que nadie pensara que no había confianza entre nosotros, en especial mi madre.-Bella, por favor, dime Bella, así me gusta que me llamen.-no parecía mi voz, porque estaba agitada y un poco ronca, sería por lo que me estaba haciendo, sonrió y perdí toda conciencia, solo me concentré en sentir cada roce, cada beso hasta explotar en algo desconocido que nunca pensé fuera tan intenso, un placer tan grande como mi amor con Edward, uno que por el momento tendría que alcanzar para los dos.

 

-Ah Dios…-susurré sin pensarlo y morí de alegría cuando pronunció esas palabras que solo soñé hasta este momento.

 

-Edward, por favor, dime Edward, así me gusta que me llamen.-apenas las mencionó continuó besando mis últimos temblores de placer.

 

-Edward, eso fue…fue….-sonreímos ambos porque no tenía ni idea que decir y él estaba igual.

 

-date la vuelta.-pidió.

 

-¿porque?.-tendría que aprender a callarme la boca y no seguir cuestionando, pero quería entender lo que haría conmigo.

 

-deja de cuestionar y hazlo…-habló en una orden que no se podía refutar, mi interior se estrujó.-por favor.-volví a respirar cuando lo escuché, sabía que no me quería, pero necesitaba que continuara siendo tierno.

 

Giré y pregunté por miedo a no hacer lo correcto.-así está bien.

 

-si.-contestó y pude notar que estaba satisfecho.

 

Después de todo mi cuestionamiento recibí la recompensa, lentamente y por medio de caricias tiernas retiró el cabello de la espalda a su derecha, me aprisionó con todo su cuerpo al colchón, estaba en una cárcel que era por lejos la mejor del mundo, la dureza que escondía en su ropa interior rozaba mi trasero poniéndome nerviosa y haciendo que temblara, pero no cuestionaría nada más, solo me dejaría llevar como pidió.

 

Besó el cuello, mis hombros, la espalda lentamente y muy sensual, no sabía como se contenía y de que manera logaba ir despacio, en cuanto a mí, quería algo que no sabía como describir pero de forma urgente, seguro se trataba de él y que de una vez por todas fuera suya al hacerme mujer.

 

Cuando con su mano en la cintura hizo que girara sin hablar, intentó besarme pero mi curiosidad pudo más, no solo quería mirarlo, sino que fuera él que rogara por esa necesidad que yo sentía y estaba segura él también.-ahora puedo acariciarte.

 

-¿que?.-

 

No solo estaba nerviosa y agitada sino que tenía que decirlo en voz alta otra vez.-es que quiero mirarte…-nunca vi un hombre desnudo.-y desnudarte para…-volverte loco y pidas estar conmigo.-mi rar te…-mordí mi labio inferior y noté que causé el efecto deseado con las expresiones de su hermoso rostro.

 

No dijo nada, pero ocupó mi lugar y yo semi sentada a su lado comencé con mi exploración y cometido, volverlo loco.

 

No lo besé como lo hizo él, porque conocía mis límites y sabía terminaría violándolo sin saber ¿como? cuando hiciera contacto con su piel en mis labios, así que temblorosamente recorrí todo el pecho muy despacio, mirando su piel que reaccionaba igual a la mía cuando él tocaba.

 

Cuando llegué a su ropa interior escuché las palabras mágicas.-Isabella no aguanto más, por favor.

 

-¿no aguantas?.-pregunté haciéndome la intrigada.

 

-acabaré en mi ropa si sigues tocándome y mirándome así.-sonreí apenas en mis labios pero de forma escandalosa en mi interior, era la culpable, lo toqué y miré haciendo que casi explote, la sensación de poder era extrema como las sensaciones que me hacía sentir al saber que me deseaba y que logré fuera él que pidiera hacer el amor conmigo.

 

Se sacó la ropa interior levantándose de la cama, tomó un preservativo de sus jeans, unos que solo había visto en fotos de un folleto en el centro comercial y que no entendía como el hombre se lo tenía que colocar, así que lo miré en cada movimiento hasta que quedé casi sin aliento por mirar entre sus piernas, mi Dios, segura que no iba a ser difícil gritar, cuando me miró temí que se diera cuenta lo que pensaba hacer, por lo que bajé la mirada en un sonrojo inevitable y apenada por estar espiándolo, parecía que me habían visto mirando por la ventana ajena.

 

Seguro se encontraba tan desesperado, excitado y loco, como yo y me di cuenta cuando antes de colocarse sobre mi cuerpo tuvo que suspirar para controlarse.

 

Abrió mis piernas con una de las suyas, dejando lugar para colocarse en medio, acomodó mi cuerpo mediante caricias levantando mis rodillas y llevó la mano para dirigir su masculinidad sobre mi intimidad, acarició y a la misma vez me besó intensamente, estaba paralizada dejando que me guiara a lo que debía hacer, pero besándolo como me había enseñado.

 

Casi muero cuando me di cuenta que intentaba ser afectuoso y tierno conmigo, estaba segura que los afectos no se pueden fingir, eso me regocijaba porque sabía que en un futuro me amaría, hizo presión y el ingreso de su miembro a mi cuerpo logró me tensara, permanecía quieta con la respiración agitada dejando que continuara.

 

Hizo nuevamente presión sobre mi cuerpo, me miró a los ojos para consultar.-¿estás segura?.-no sabía como leer su rostro, pero parecía que era él que no estaba seguro de continuar, así que sería la que continuara sin olvidar el motivo que hizo lo tuviera allí en mi cama, no era por su propia voluntad o porque sintiera algo por mí, era por las amenazas que recibió y no permitiría que se fuera, no llegaría a perderlo.

 

-como nunca.-contesté casi sin voz.

 

Temblé cuando entró totalmente en mi cuerpo, por unas milésimas de segundo miré sus expresiones, lo orgulloso que se encontraba por ser el primero, el único, pero si quería continuar mirando su cara de placer desde ese momento al resto de mi vida, tenía que seguir actuando, así que grité.

 

-aaaaaahhhh, duele, duele, duele no quiero, no quiero más…-trató de tapar mi boca con su mano derecha para que mi padre no apareciera, sabía no era lo correcto hacerle esto, pero también sabía que lograría amarme como lo hacía yo, ya no había lugar para arrepentimientos.

 

-por favor, ya pasará, está tu padre en casa.-habló tan tierno que me partió el corazón, uno que estaba necesitado de su amor.

 

-idiota duele mucho…suéltame.-tuve que decirle idiota para no desconcentrarme, ya que por él me doblegaría.

 

Gracias a Dios apareció Charlie en la puerta antes de que me arrepintiera de intentar atrapar a Edward, encendió la luz principal mientras preguntaba apuntando al Ladrón de alcobas con su escopeta, solo esperaba que mi padre no volviera a querer atrapar a Edward rompiendo su trato conmigo.-¿que sucede?…¡Dios!, Cullen apártate de mi hija, imbécil hijo de puta, como te atreves a someter a mi hija, es mi hija.-gritaba desesperado y sorprendido por saber quién era el culpable de burlarse todo el tiempo de su persona.

 

Se apartó de mi cuerpo y me pregunté si debería haber dejado pasar más tiempo para llamar a mi padre, ingresó mamá a la habitación gritando con horror al ver a Edward desnudo, por lo que tiré de la sábana y me la envolví en el cuerpo, mientras Edward se había tapado con mi almohadón de ositos cariñosos, casi me río por ese detalle, pero no era el momento, primero tenía que calmar a mi padre y salvar a mi novio del lío en que lo metí.

 

-Charlie…-casi le grité cuando noté sus intensiones y me paré entre ellos.-no se te ocurra dispararle a mis ositos…-menos mal que Edward había tomado ese almohadón, sino no se como hubiera llamado a sus partes íntimas mirando a mi padre, moría de vergüenza.

 

-Bella…-dijo Edward molesto por mis comentarios, mientras en mi interior saltaba por la forma en que me llamó, porque a mi madre no le pasó desapercibido.

 

-cállate Edward.-le grité y lo miré seria, no se daba cuenta que quería desistiera Charlie, porque realmente le volaría sus partes íntimas, sabía que no estaba jugando.

 

-que tienes que decir a tu favor antes de que se acabe tu descendencia.-nunca había visto a Charlie tan enojado.

 

-yo…-se paralizó pensando como saldría de este lío, miraba sus jeans donde asomaba su celular y varios preservativos, casi me sonrojo, por lo que decidí que era el momento del acto final.

 

-papá yo te lo explicaré.-dije muy tranquila mientras apartaba la escopeta de la hombría de Edward, en un futuro quería tener hijos.

 

-huy esto se pone bueno, acabas de llamarme papá.-para mi suerte Charlie volvió a estar de mi lado, se sentó al borde de la cama mucho más tranquilo.-siéntate Cullen.-le ordenó.

 

Edward lo miraba extrañado por no entender, porque todavía no lo había matado por corromper a su hija después de semejante escándalo cuando entró.-Edward, papá se llama Edward.-aclaré para darle tiempo a mi novio a reaccionar.

 

Charlie le sonrió sin ganas.-está bien, Edward.-señaló la cama en el otro extremo de donde se había sentado.-por favor siéntate que René está espantada viéndote el trasero por el espejo.

 

Todos miramos el reflejo del trasero de mi novio, por impedir que Charlie le volara su hombría no había prestado atención a ese detalle.

 

Nos sentamos, mamá a un lado de Charlie, Edward en la cama y yo en un sillón frente a él, tuve que acomodarme para sentarme bien en el sillón, ya que estaba un poco molesta, por lo que Charlie gruñó fuerte y Edward saltó en su lugar.

 

-Bella te escucho y espero que sea una buena explicación o sabes que le espera a este imbécil.-sabía que esperaba en el fondo que Edward negara toda mi explicación para encerrarlo de por vida.

 

-papá.-lo reprendí ya que no quería me delatara, suspiré, arreglé el nudo de la sábana y hablé dejándolos a todos helados.-con Edward salimos hace más de seis meses.-con la mirada Charlie pidió que siguiera.-lo hacemos a escondidas porque tú no me dejas ni ir a la esquina sola, nos amamos.

 

-que linda explicación, ¿no te parece René?.-dijo Charlie hablando de forma muy despectiva, mamá asintió con miedo.-¿porque te revuelcas con él?, vez el motivo de no dejarte salir, que te enseñan en ese puto colegio que paga tu madre.

 

-Charlie.-reprendió mamá y logró tranquilizarlo con su mano en la pierna de papá.

 

-¿porque lo hiciste?, porque se nota que fue la primera vez, ¿dime, que tenías en la cabeza hija?.-habló más tranquilo dándome pie a seguir con la actuación planeada.

 

-papá, lo amo y hoy me pidió matrimonio, nos comprometimos.-extendí la mano para mostrar el anillo, no solo a mi madre sino a Edward también.

 

-¿que?.-gritaron los tres, y Charlie lo miró enojado.

 

-perdón, es que no sabía que se lo contaría así.-suspiré por dentro porque siguió el juego sin tener que obligarlo, convengamos que tampoco tenía otra salida.

 

-hayyyyyyy no lo puedo creer, mi bebé se casará, por favor que alguien me pellizque,  porque lo tenías tan escondido, ni a tu madre le cuentas, voy a llamar a Esme estará que salta como yo, tenemos que preparar todo, quiero que se casen lo antes posible.-mamá reaccionó como esperaba y sonreía mirándola completamente feliz.

 

-tu.-preguntó serio Charlie mientras lo señalaba con la escopeta, haciendo el último intento para que desistiera y fuera a la cárcel.-quiero tu palabra de que esto no es un juego para ti, que te casarás con mi hija, porque la quieres.

 

Nos miró de a uno, por lo que la espera casi me mata, primero a mi madre quién lo miraba feliz pero en su mundo arreglando el casamiento de su única hija, luego a mí que estaba sonriente e impaciente por su respuesta sin una pizca de remordimiento por lo que le estaba haciendo, por último a mi padre su verdugo.-tiene mi palabra, nos casaremos.-habló bajo pero claro.

 

Suspiré aliviada mientras que mi madre corría a llamar a mi futura suegra, papá estaba triste porque no logró atraparlo ni siquiera tirarle un tiro, por lo que le pedí nos dejara solos antes de que se le ocurriera otra locura.

 

-papá nos dejarías vestir, es un poco incómoda esta situación.

 

Charlie se levantó lentamente y vio el pasamontañas que estaba cerca de la ventana, lo tomó en su mano y casi nos gritó.-¿que significa esto?.

 

-es mi culpa.-hablé un poco rápido y pensando como se me había pasado semejante detalle, armé en tiempo record un plan creíble, el profesor nos había puesto al tanto sobre los imprevistos y la manera de esquivarlos con soltura, crucé los dedos para que funcionara.

 

-¿tu culpa?, Bella por favor no soy idiota.

 

-papá era mi fantasía, quería hacer el amor con el ladrón de alcobas y Edward accedió, porque me quiere mucho.-si Edward y Charlie se notaban sorprendidos por mi explicación, ni quiero contar yo, que no tengo idea de donde la saqué y como hablé tan natural sobre sexo con mi padre.

 

-fantasía…-dijo en un susurro y se pasó la mano por la cara terminando por sus cabellos.-hija, pensé cualquier cosa, como se te ocurre tener fantasías con el ladrón más buscado por tu padre.-miró a Edward para preguntarle y lograr que lo tuviera más atrapado por sus palabras que al principio.-¿estás seguro que la quieres?.-asintió de forma cómica igual a cuando negué sobre el sexo oral.-que pregunta la mía, jaja, como no la vas a querer si te vistes como el Ladrón de alcobas solo para cumplir sus fantasías, muchacho.-se acercó y palmeó su hombro, casi muero porque pensé lo quería ahorcar.-tienes el cielo ganado.

 

Antes de cerrar la puerta aclaró.-no más fantasías por esta noche.

 

-no papá.-dije sonrojada, ahora me tocaba el interrogatorio de Edward, porque imagino no se quedará sin preguntar.

 

Estaba pensativo, procesando toda la información que había recibido, así como adquirido, una nueva novia, prometida que pronto sería su esposa, yo feliz, dando gracias a mi suerte y todo el empeño que puse para atrapar a mi Ladrón de Alcobas.

 

FIN.

 

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Yapa (extra)

 

-¿que es todo esto?.-habló enfrentándome un poco molesto.

 

-nos casaremos no estás feliz.-lo miré batiendo las pestañas, logré por su expresión desviarlo del tema, solo por unos segundos.

 

-que parte de no te quiero no entendiste, esto es una locura.-no estaba del todo segura que no sintiera nada, por sus gestos y forma de hacer el amor, sabía que en su interior también quería casarse conmigo.

 

Volví a actuar haciendo un puchero que no creyó.-está bien, si no quieres puedo llamar a mi padre y te lleva preso.

 

-en definitiva estás loca.-si, pero de amor por él.

 

-elige Edward, un casamiento para toda la vida, porque no pienso divorciarme o encerrado por violador.

 

-no te violé.-habló desafiante.

 

-lo se, pero mi papá es el jefe de policía y soy la única hija que tiene, además de ser menor.

 

Se acercó agitando mi respiración.-está bien, nos casaremos.-dijo pegado a mis labios y cuando quise besarlo se alejó.-tengo unas preguntas.

 

Suspiré por lo que había sucedido y porque pude deleitarme con su trasero, no había podido mirarlo con atención.-¿cuales?.-dije y escuché, no se daba cuenta que podía hacer lo que quisiera conmigo solo con pedirlo tiernamente.

 

-¿quién planeó la trampa?, porque esto no es pura casualidad.

 

-yo.-jugaba con mis manos para no saltar sobre él.

 

-astuta, debo reconocer que me atrapaste.

 

Sonreí realmente había salido victoriosa, mi profesor de debate y negociación estaría orgulloso.-no fue nada fácil.-aclaré.

 

-otra.-asentí.-¿realmente te dolió tanto como para gritar?.-no tenía idea que le interesara mi dolor.

 

-no, pero de otra forma Charlie no vendría.-se tranquilizó por mis palabras y negaba con su cabeza pensando otra pregunta.

 

-¿sabe quién soy?, tu padre.

 

-no, hasta que entró en la habitación.

 

-¿porque motivo no me mató o atrapó?.-porque lo frené a tiempo, jaja.

 

-hice un trato con él.-de la misma forma que contigo, aunque más difícil por ser el primero, con Edward ya tenía más experiencia.

 

Me cansé de sus preguntas y quería terminar lo que empezamos, después de todo había logrado lo que quería y me merecía una recompensa, festejar el triunfo.

 

Me levanté, cuando estaba casi pegada a él, tomé el almohadón y lo tiré al piso.-¿que pretendes Isabella?.

 

-Bella, te dije que me llames Bella.

 

-¿Bella que quieres?, tu padre dijo que nada de fantasías.-sonreí porque tenía más que claro mis intensiones, su masculinidad se despertó con mi mirada, ¿sería así de fácil siempre?, me sorprendía y quería aprender más, mucho más.

 

Dejé caer la sábana que cubría mi cuerpo y apoyando ambas manos en su pecho lo tiré sobre la cama.-creo….-sonreí.-que ya sentí el dolor, ahora es el turno de saber como se siente el placer.-jadeó, tomó mi trasero con ambas manos e hizo que mis piernas quedaran a los lados de sus caderas para besarme con intensidad…

 

Ahora solo quedaba un detalle del cual ponerlo al tanto, que sus andanzas como el Ladrón de Alcobas acabaron desde que puso un pie en mi habitación, ¿lo tomaría bien?...

 

************************************************

Hola a todos, solo me gustaría saber, ¿que les pareció?.

 

Voten si les gusta, comenten si vale la pena seguir y hacer un epílogo, todo depende de ustedes y el cariño que le den a este fic.

 

Hasta la próxima historia, saluditos.

Erika.

 

Capítulo 1: Principio y final. POV Edward.

 


 


 
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