Ed.-
...
Era sábado, por lo general a las ocho de la mañana me encontraba descansando junto al tibio y suave cuerpo de mi mujer. Pero hoy extraordinariamente estaba con un sin número de planos en mis manos, casco y rodeado de mis colegas y amigos con cara de tener aún la almohada pegada a sus caras.
- Juro por Dios que si éste.- indico Emmet los planos esparcidos.- no fuese el proyecto que tanto hemos esperado ¡Iría a partirle la cara a ese hijo de puta de Millers!
- Creo que en vez de pensar en partirle la cara a Millers, deberías por comenzar a darte cabezazos en la muralla tú mismo, por haberte ido de farra sabiendo que hoy debíamos estar de trabajo.- le discutió Jacob entre broma y verdad
- ¡Hey! Yo no tengo culpa que me envidies.- se abanicó con su mano en un gesto muy femenino
- ¿Y qué es lo que podría envidiarte?.- increpó el aludido
- Yo puedo salir y divertirme los siete días de la semana, si así lo quiero.- sonrió petulante.- ¡Ah! Y puedo estar con una mujer distinta cada noche
- ¿Crees que envidio tu vida? ¿Qué envidio saltar de cama en cama por instintos hormonales y no por sentimiento?.-
Me dediqué a bufar con cada cosa que seguían diciéndose el uno al otro. Desde hacía un tiempo a esta parte, estas batallas verbales eran repetitivas. Jacob ya no podía llevar una vida libertina, pues Leah se encontraba embarazada de él de cinco meses y habían decidido irse a vivir juntos.
Emmet por su parte era él único del trío fantástico como nos solíamos llamar en tiempos de universitarios que podía seguir haciendo y deshaciendo cada noche y con quien quisiera como se lo enrostraba a Jake.
- ¿Podríamos enfocarnos en terminar de evaluar esto?.- pedí al ver que sus ataques simultáneos no cesaban.- Cada uno de ustedes está feliz con lo que tiene. Además que debo ir a comer a casa de Esme
- ¡Un sensato en esta oficina!.- exclamó Jake.- ¿Cuándo se van tus padres?.- cambió el rumbo de la conversación
- En dos días y debemos afinar los últimos detalles de mi nueva huésped.
- ¿Nueva huésped?.
- Así es Em. Mi padre trae a una chica que comienza a estudiar acá.- expliqué.- Pero como ellos estarán tres meses fuera, se quedará en mi casa por ese tiempo
- ¿Una chica? ¿Está buena?.- siguió Em, moviendo sus cejas sugestivamente
- No la conozco, pero no es de tu tipo. Es sólo una adolescente de dieciocho años.
- ¡Hombre! ¡Tendrás a una adolescente con las hormonas a mil en tu casa!.- gritó eufórico.- Y sobre lo otro, jamás he sido quisquilloso con la edad ¡Y menos un tipo clasista!
Con Jake nos miramos y rodamos los ojos. Para Emmet animal que respire y tenga senos era lo importante. Seguí revisando los planos, mientras ellos medían otras cosas
- ¿Y de donde es la chica?.- fue el turno de Jake
- De Forks. Es la hija de Renée, una mujer que nos cuidaba a mi hermana y a mí cuando éramos críos.
- ¿Forks?.- repitió.- La familia de Leah, es de una reserva cerca de ese pueblo.
- Es cierto.- coincidí con él.- No lo había recordado. En una de esas salen conocidas
- ¿Y cuando llega?.-
- Em, te lo advierto ¡No te quiero en mi casa tratando de ligarte a la chica!. Además que Tanya no está muy feliz con eso.- Emmet estalló en risas por mi último comentario
- ¡Por Dios Edward!.- seguía riendo.- Tanya jamás ha estado muy contenta con nada
- No seas payaso Em.- seguí con mis cosas.- Si Tanya no se contenta con tus visitas a mi casa, el único responsable eres tú por tus estupideces y comentarios excéntricos
- Claro, claro.- contestó sarcásticamente.
Ese era otro tema un tanto incómodo. Tanya intentaba sobrellevar las cosas con mis amigos, pero sabía que aunque no lo dijera abiertamente, sus claras opciones serían cerrarles la puerta en las narices cada vez que dejaban caerse por casa.
...
Logramos terminar la evaluación y revisión de todo para el medio día. Hablé con mi madre para informarle que alrededor de las dos estaríamos por su casa. No era una situación fácil cuando nos reuníamos todos, pues a pesar que Tanya trabajaba para mí hermana, la poca avenencia que se profesaban las dos estallaba en comentarios sarcásticos nada disimulados para el resto.
Estaba conciente que mi hermana mantenía en sus filas a Tanya, sólo por mí y por tratar de llevar las cosas en calma. Y para Tanya lo mismo, añadido al hecho que mi hermana era reconocida en el mundo entero y desde ahí solían reaparecer ofertas imperdibles.
Llegué a casa encontrando a la diosa hecha mujer en la cocina, tomando su desayuno habitual nada para engordar y nada de más
- Hola amor.- me acerqué y besé sus labios apetecibles
- Hola.- me devolvió el saludo en forma seca
- ¿Aún estás molesta?.- deduje por su frialdad
- No.- a pesar de su respuesta sabía que sí
- Amor, sólo serán tres meses
- Edward, es una mujer la que estará con nosotros ¿Cómo te sentirías tú si tuvieras a un hombre metido en nuestra casa por noventa días?
- ¿Esos son celos?.- pregunté divertido, tomándola por su cintura
- ¡No te rías!.- me golpeó el pecho.- Edward, aunque sea una mocosa de dieciocho ¡Puede que sea bella y que te seduzca!
- No hay mujer más hermosa que tú en el mundo entero.- comencé a repartirle besos por todo su rostro.- Eres perfecta, toda tú eres una producción perfecta de la mujer
- ¿Soy hermosa?.- rodé los ojos por su pregunta. Era mucho más que simplemente hermosa
- Eres preciosa, bellísima, espléndida, radiante. Eres lo que me hace ser envidiado por todo aquel que te desee
- ¿Jamás me dejarás?.- fruncí el ceño
- ¿Me crees capaz de dejar escapar a la única mujer que pone así?.- tomé sus caderas y las uní a las mías para dejarle en claro el punto
- Sé que quisieras más.- sabía a lo que se refería.- Sé que quieres un hijo, pero te juro que pronto, cuando esté lista te lo daré
Comencé a despojarla de sus ropas, a la vez que ella lo hacía conmigo. Sus palabras me habían encendido más ¡Un hijo! Eso era lo que anhelaba con ella y el hecho que me recordara eso y sus deseos de dármelo en un tiempo no muy lejano, me dejaban expuesto ante ella…debilitaban mis barreras ante ella.
- Es lo que más deseo.- suspiré acomodándola sobre la mesa y ubicándome entre sus piernas
- Practiquemos por mientras. Pronto Ed… ¡Oh Dios!.- jadeó cuando irrumpí en ella…
…
Estacioné frente a la casa de mis padres. Delante de mí se encontraban los autos de ellos y de mi hermana, señal que ya se encontraban aquí. Al bajar las risas provenientes de la casa me hicieron sonreír a la par; mis sobrinas debían de estar haciendo de las suyas. Tomé a mi mujer de la mano y entramos a la casa, saludando a todo el mundo. No perdí tiempo para tomar a mi sobrina/ahijada en mis brazos.
- A Amy quelle jugal contigo.- reía y adoraba cada vez que escuchaba hablar a Amellie
- Creo que contrataremos a Edward como niñero cada vez que tengamos que salir.- bromeó Jasper
- Yo les he dicho que no hay problema que la dejen a mi cargo.- comencé a hacerle cosquillas en su panza
- Prefiero contratar a alguien.- observé a mi hermana y ella miraba a Tanya
- Tanya también estaría encantada de tenerla con nosotros.- me adelanté
- Claro que sí.- secundó mi novia
- ¡Seguro!.- terminó Alice con su típico tono mordaz
- Pasemos a la mesa chicos.- irrumpió mi madre, en forma oportuna
Nos sentamos todos a la mesa. Mientras Alice tomaba en brazos a Monserrat de dos meses, yo tomaba a Amy; mi ahijada. Mi padre comenzó a platicar sobre su viaje y todo lo que conllevaba su estadía por el Viejo Mundo. Mi madre estaba emocionada por todo esto, desde su luna de miel hacia casi treinta años, que no volvían a esas tierras.
- ¿Y cuando llega Isabella?.- interrumpió Alice, luego de que mis padres terminaran su relato
- Mañana iré yo mismo a buscarla.- le informó mi padre
- Lamento no poder tenerla en casa.- se excuso mi hermana.- Pero con estos dos monstruitos, además de que no puedo dejar todos mis proyectos de lado aunque quisiera. Al final Isabella estaría metida en una casa de locos
- Yo tampoco cuento con mucho tiempo como para poder atenderla como se merece.- opinó Jasper
- Es entendible mis niños.- habló mamá.- También se que para Edward no es fácil, por eso le agradezco su hospitalidad por este tiempo
- ¿Por qué sería difícil para Edward?.- preguntó Alice, y antes que alguien contestara se apresuró.- No tiene hijos, su casa es amplia.
- Es complicado mantener una casa.- argumentó Tanya
- ¿Complicado?.- bufó mi hermana.- Por Dios Tanya, son sólo ustedes dos y eso no conlleva mayores trabajos
- Todo tiene su complicación hija, aunque sea solo la pareja viviendo juntos.- apaciguó el momento mi padre
- He pensado en contratar a alguien.- informé
- Edward creo que es un gasto innecesario que hagas eso.- me reprochó Alice.- Lo comprendería cuando pensaran en la posibilidad de agrandar su entorno, pero no para atender a dos personas que prácticamente no pasan en casa
- Quizás estemos pensando en agrandar nuestro entorno.- dije sonriente, tomando la mano de mi novia
- ¿Están pensando en tener hijos?.- chilló mamá emocionada con la noticia
- Aún no.- se apresuró mi novia.- Lo hemos conversado, pero estamos esperando el momento óptimo
- ¿Óptimo para los dos o para ti?.- cuestionó Alice mirando fijamente a Tanya
- Para los dos.- afirmó ella
- Yo a Edward lo veo listo para formar una familia.- contraatacó nuevamente
- ¿Piensan casarse?.- preguntó cauteloso mi padre
- Yo por mi me casaría ahora mismo.- rió Tanya
- ¿O sea que estás óptima para casarte, pero no para tener hijos?.- volvió arremeter mi hermana
Pude sentir la tensión del momento. Era un suceso habitual cada vez que se tocaba el tema o mejor dicho, cada vez que Tanya y Alice estaban juntas en el mismo lugar.
- Estamos hablando de cosas distintas.- se defendió Tanya
- Haber.- mi hermana fingió pensar.- Una cosa lleva a otra Tanya. Cuando te casas, creo que puedes tener un mínimo conciente de idea que pronto vendrán los hijos
- Las cosas se ven con el tiempo.- decidí intervenir
- Me alegro por ustedes.- me apoyó Jasper.- Sea una cosa o la otra, creo que es un paso importante en su relación
- Gracias.- dijimos los dos a tiempo
El tema se zanjó ahí, pero pude ver la mirada que Alice le otorgó a Tanya. Mi madre nuevamente terció para evitar que se formara una guerra campal entre ellas. Salió junto a Amy en búsqueda del postre, mientras Jasper conversaba sobre unos nuevos casos que habían llegado a su cargo.
Mi madre entro con una bandeja de un exquisito helado con fruta picada, mientras Amy lo hacía tras de ella, trayendo un plato aparte
- Amy se ha empeñado en traer ella el postre a su padrino y tío favorito.- anunció mi madre apuntando con su barbilla a una tambaleante y concentrada Amy
- Creo que me empezaré a poner celoso ¿Eh?.- amenazó Jasper
- Lo siento, la niña sabe lo que es…- no alcancé a terminar cuando vi resbalarse el plato de las manos de Amy
- ¡Rayos!.- gritó Tanya.- ¡Mira lo que hiciste!.- se paró en forma brusca, tirando en el acto a Amy
- ¡Ten mas cuidado estúpida!.- gritó Alice, corriendo a levantar a Amy, quien lloraba
- Tranquilos todos.- pidió papá.- Amy está bien y la ropa se lava
- ¡¿La ropa se lava? ¡Esto es una prenda exclusiva!.- recriminó Tanya
- ¡Te pago bastante bien para que puedas comprar mas ropas como esa! ¡O de lo contrario convertirte en una buena dueña de casa y lavar tus propias prendas!.- vociferó Alice de pié frente a mi novia
- ¡Ya basta Alice!.- fue mi turno de explotar
- Chicos por favor, cálmense.- suplicó mi madre consternada por la fuerte discusión
- Ally, amor.- llamó Jasper a su mujer que me miraba enviando flechas por sus ojos.- Tranquila, no pasó nada.
Mi hermana apartó su mirada de la mía, dejó a Monste en brazos de Jasper y tomó a Amy en sus brazos. Salió de la habitación casi corriendo, seguida de Jasper que nos observó como pidiendo disculpas. Mi madre y papá no daban crédito a todo lo que ocurrido, mientras Tanya seguía limpiándose afanadamente su vestimenta.
- Adiós papás. Nos vamos.- anunció Alice desde la puerta
- Hija.- llamó mi madre al acercarse a ella.- No te vayas aún, fue solo un pequeño altercado
- No mamá.- la cortó mi hermana.- La próxima vez que tengamos un almuerzo familiar, te pediría encarecidamente que lo hicieras por separado. Ya tener que aceptarla y aguantarla todos los días en mi empresa, es suficiente
- Alice, creo que eso no es cortés.- la regañó papá
- Lo siento, pero no puedo serlo con alguien que no se lo merece.- les dio un beso a mamá y papá solamente.- Hasta luego a los demás presentes.- añadió sin mirarme
- Pido disculpas en nombre de Alice.- se despidió Jasper.- Lamento todo esto. Hasta pronto.
No era primera vez que situaciones así se daban, pero al parecer esta era la primera en que las cosas se salían de sus cabales. Me dolía ver la relación de ellas así, me sentía entre la espada y la pared, pero mi lugar así como el de Jasper estaba al lado de mi mujer, aunque tuviera claro que todo este lío había sido una exageración y reconocer además que era el resultado de la constante situación límite que se daba entre ellas.
El almuerzo terminó en forma abrupta. Luego de intercambiar algunas palabras con mi padre respecto a la llegada de la muchacha al día siguiente, decidí dar por terminada la estadía en casa de mis padres.
...
Al llegar a casa después de un largo viaje silencioso por ambas partes, Tanya se encerró en su estudio y yo opté por revisar algunas cosas de la empresa para bajar las tensiones de lo sucedido. Estando horas metido ahí
- Necesito ir a comprar algunas cosas.- anunció Tanya entrando a mi estudio
- ¿Qué cosas?.- dejé mi trabajo de lado
- Ropa.- señaló su aún manchado vestido
- Amor, por una prenda no creo que sea necesario ir de Shopping.-
- Lo necesito.- me cortó.- Además necesito quitarme todo el estrés que me provocó tu hermana ¿Te das cuenta que me odia?
- Tanya.- suspiré.- Las dos no se soportan, pero no creo que llegue al extremo de odiarse
- ¡Claro que si!.- me refutó.- Tu hermana cree y no pierde el tiempo de sacarlo en cara, que me tiene bajo caridad en su empresa ¡Estoy harta!
- Mi amor…-
- Edward quiere dejarme fuera de la temporada.- comenzó a llorar y yo quedé pasmado con su confesión
- ¿Por qué querría hacer eso?.- cuestioné extrañado
- Dice que no cumplo con los estándares ¡Inventa una y mil excusas!
Siguió llorando amargamente y relatando lo que había dicho mi hermana. Quedaría fuera del nuevo desfile porque según ella, Tanya no estaba cumpliendo con las normativas de los talles.
- ¿No haz pensado en la posibilidad de cambiar de trabajo?.- aventuré una posible solución
- Ojala fuera tan fácil todo.- se soltó de mi abrazo.- Tu hermana es una reconocida diseñadora, aunque sea difícil es la mejor opción de trabajo que tengo
- Pero hay otras chicas que por lo que sé, trabajan sin exclusividad ¡Tu antes lo hacías!.- expliqué
- He…he pensado…- susurraba con timidez
- ¿Qué cosa haz pensado amor?.- la alenté a proseguir
- No quiero que tu y tu hermana sigan teniendo problemas como el de hoy.- abrí la boca para hablar, pero ella me silenció.- No me digas nada Edward. Mira…yo no quiero ser la causante de todo esto…
Mil y un escenarios pasaron frente a mis ojos, el peor de todos ni siquiera me atrevía a pronunciarlo en voz alta. Mi corazón adquirió un furioso retumbar…tan solo en pensar la posibilidad de que sus palabras significaran…
- Tanya.- susurré.- No quiero que estos problemas nos alejen. Tu eres mi prioridad y no soportaría que por infantilidades de mi hermana nuestra relación se terminara.- solté sin temor a sonar desesperado
- Mi vida.- tomó mi cara entre sus manos.- ¡No! No es lo que he pensado.- sentí el momento exacto en que mi alma retornó a mi cuerpo
- Y-yo…- me sentí tonto luego de eso
- Ed ¡Jamás! ¡Jamás podría dejarte me entiendes! Nunca podría vivir sin ti.- terminó besándome dulce y lentamente
- ¿Qué es aquello que haz pensado entonces?.-
- Yo… Edward, llevar a cabo mis planes. Tengo un poco de dinero ahorrado y me gustaría…montar una empresa de modelaje.- esclareció
- ¡Es una excelente idea preciosa!.- la felicité de antemano
- Y quizás más adelante poder asociarme con algún diseñador o algo así.- prosiguió.- Claro, cuando mis proyectos den fruto…lo quisiera hacer para evitar todo esto.-
- Tanya, en lo que necesites yo estaré ahí. Apoyándote.
- Lo sé.- sonrió.- Quisiera hacer tantas cosas…- sonó melancólica.- Quiero el día de mañana…que nuestros hijos no digan que su madre es un fracaso o que simplemente fue una simple modelo…
¡Nuestros hijos! Esa sola mención me hizo estar a sus pies…
- Yo te ayudaré.- declaré.- Vamos a hacerlo por nuestro futuro juntos
- Gracias Edward.- sus ojos brillaban.- Iré viendo cosas, pediré un préstamo al banco para comenzar con todo.- interrumpí su monólogo
- No. Yo te prestaré el dinero. Tú no te preocupes…
- ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo!.-
Caímos por la efusividad de los besos y abrazos de mi mujer, mi futura esposa y madre de mis hijos.
Luego de una ronda de besos, caricias y con culminación gloriosa en nuestra cama, nos dirigimos a comprar lo que ella necesitaba. Tres horas mas tarde salimos repletos de bolsas con mercadería de ella. Reía por su entusiasmo cuando veía algo que llamaba su atención como una niña pequeña.
…
- ¿A qué hora quedó de llegar tu papá?.- preguntó Tanya que se encontraba acurrucada en mi pecho
Habíamos decidido quedarnos en casa. Además debíamos esperar la llegada de mi padre con nuestra nueva inquilina. Si bien no era una grata situación o de emoción suprema, había que al menos hacerlo de la mejor manera posible.
- Debe estar por llegar.- respondí besando el tope de su cabeza
- Edward…- se enderezó
- Dime amor.-
- Sea como sea la mujer que está pronta a llegar por esa puerta.- arrugó su perfecta nariz.- ¡Júrame que soy la única a tus ojos!
Una sonora carcajada acompañó mi respuesta no dada. Era una mujer hermosa en todas sus letras y acepciones y se intimidaba por la llegada de una chica insignificante.
- Te amo con locura.- la acerqué.- Nadie haría que mis ojos abandonaran tu atención
- Júramelo.- pidió haciendo un sensual puchero
- Te lo juro.- repartí besos por todos lados.- Amo tu cuerpo, amo tu forma de ser, amo tu belleza, amo tu forma de hacer el amor, de entregarte a mí… Te amo y te deseo siempre, a cada instante…
Justo en el momento que las cosas comenzaban a ponerse más interesantes y yo profundizaba nuestro beso…el timbre arruinó todo. Tanto ella como yo reímos por lo sucedido y nos levantamos para acomodar nuestra ropa.
Me acerqué a la puerta y la abrí, al ver a mi padre con un par de bolsos en la entrada
- Hola hijo. Tanya.- saludó mi padre
- Pasa papá.- le hice una seña para que siguiera adelante
- Isabella.- llamó mi padre detrás de él.- Pasa por favor
En cuanto aquella chica salió a la luz, sentí una fuerte y muy mal disimulada carcajada desde la sala. Desvié la mirada a mi padre, quien tampoco supo disfrazar su evidente molestia por el recibimiento que mi novia estaba dando a la recién llegada.
Yo solamente tuve que usar todo mi autocontrol para no acompañar a Tanya en su contagiosa risa. Apreté los músculos de mi cara al máximo de mis capacidades. Si bien la risa no era por ella en forma directa, era por la estúpida e irónica situación vivida hacía unos momentos atrás cuando Tanya expresaba celos infundados por la visita que tenía frente a mis ojos.
¡Por el amor de Dios! Si la tal Isabella, no podría ni con el mayor de los esfuerzos superar la perfección de la mujer que estaba aun tratando de controlar su risa.
- Lo siento, lo siento…- jadeaba Tanya.- Es solo que…Edward me ha contado un muy buen chiste minutos antes que ustedes llegaran.
- ¿Me harías el honor de compartirlo conmigo Tanya?.- el tono de voz de mi padre fue clara advertencia que no había creído absolutamente nada
- Es solo una irreal y aberrante estupidez Carlisle.- pronunció Tanya haciendo alusión al hecho en sí, terminando con su momento divertido
- Me imagino.- dictaminó Carlisle cortante.- Isabella, te presento a mi hijo Edward y su novia Tanya Denali.- hizo las presentaciones.- Ella es Isabella Swan
- Hola.- bisbiseo ella
- Hola.- la saludamos ambos
- ¿Cuál será la habitación de Isabella? Me gustaría dejarla instalada para platicar unas cosas con ustedes.- era una indiscutible amenaza por parte de mi padre a nuestro comportamiento
- La segunda habitación a mano derecha.- indicó Tanya
Mi padre tomó las cosas que traía la chica y se encaminó escaleras arriba con ella siguiéndolo. No habían terminado de desaparecer cuando Tanya tapó su boca en señal de estar reprimiendo su risa
- ¡Jesús! No puedo creer que haya tenido celos de ella.- reía abiertamente
- No seas así Tanya.- dije entre divertido y con lástima
- Edward por favor ¿Te fijarías en ella?.- increpó aun con la diversión pintada en la cara
- Sabes mi respuesta.- me limité a contestar
- ¿Tu nana era como ella?.- inquirió curiosa
Recordé la imagen poco nítida que albergaba en mi memoria y definitivamente no era como ella. Renée era alta, rubia, unos impresionantes ojos azules y con un cuerpo de modelo, mas no de empleada doméstica. Su hija para mala suerte de ella, no había heredado absolutamente nada de la belleza de su madre; era más bien baja, unos ojos chocolates sin mayor llamativo, pelo castaño simple, vestida con ropas bastante anchas y hasta el cuello. Y físicamente hablando, sin ningún atractivo a raíz de su evidente sobrepeso…
- No, no es ni una mínima parte de lo que era Renée.-
Tanya siguió riendo jovial por el episodio pasado…
Y yo me limité a sacudir mi cabeza por las ocurrencias que ella había mantenido anteriormente. Si bien no quería ser grosero o menospreciador, Isabella jamás podría llamar mi atención como mujer. Mis padres me habían enseñado a no mirar en menos a cualquier persona que no cumpliera con los cánones de belleza o similares, pero al tener una novia modelo e insuperable en aspecto físico…no podía darle más que una mísero chance de belleza interna…
Lamentablemente todo entra por la vista, lo demás es poco relevante y sólo un accesorio a la primordial… De lo cual ella, era una paupérrima beneficiada…
...
Continuará...
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