Yo jugaba, entretenida, era el juego mas divertido que existía, tiro al blanco. Era mi turno, tenía la ballesta preparada, una oportunidad mas y seria la “reina de la puntería”, mi hermano fallo su turno, era mi hora de demostrar lo buena que soy…
-¡Bella!, ven acá-
Rayos, nunca falla, cuando estas en tu momento crucial, algo pasa.
- Dame un minuto mamá- dije a todo pulmón.
- Es importante hija- dijo con tono preocupado- te necesito aquí-.
Caray, con tanto apuro no me puedo concentrar, mejor lo dejo y vuelvo pronto.
- Emmet, un momento, por favor, solo un momento-
- Ja ja ja, contaré hasta 100 si no has regresado todo volverá a comenzar-
- Regreso en menos de lo que tardas en decir abracadabra.
Corrí hacia el salón, estaba a solo 3 habitaciones, cuando pasaba veloz por el estudio, una puerta se abrió de pronto, casi golpeo a ese hombre. Quedo mirándome, muy fijo, yo me disculpé, pero él pareció no oír. Sentí que lo conocía, pero no se donde, ya lo había visto antes. Seguro alguna vez vino a visitarnos y por eso lo recuerdo- pensé-.
Llegue donde estaba mi madre pero tenia prisa, mi juego, un tiro mas,… solo uno.
- Hija, tu padre desea hablar contigo en su estudio, cuando terminen ven a verme a mi habitación que quiero una charla contigo.
Uy, ¿me he portado bien?- pensé- ¿o he hecho algo malo?...
No podría asegurar ninguna de las dos cosas, siempre quería ser buena pero algunas veces algo se cruzaba por allí y no podía evitar caer en la tentación. Pero el último vidrio que rompí con la pelota de de Emmet era de la Sra. Stuart y no creo que haya llegado a enterarse de que fui yo. Además le llevé un pastel, ¿se habrá dado cuenta?
- Preciosa, siéntate aquí- me indico papa cuando entré al estudio. A su lado estaba aquel hombre con quien hace instantes casi tropiezo.
- Dime papá, ¿es que he hecho algo que no es de tu agrado?
- No pequeña, al contrario, debo hablarte de algo que harás- dijo-
-oh no- pensé- otra visita a mis tías o a las abuelas, ¿por qué tengo que ser fuente de entretenimiento para los demás?-
- Pequeña, quiero ser sincero contigo, ya no eres una niña, creces con rapidez, eres una señorita adorable y es natural a partir de ahora que tengas otras amistades y converses con gente que te pueda enseñar más- dijo, aunque yo no sabia a que se refería-
- Pero yo… ¿no me enviarás con la abuela verdad?... acabo de volver hace dos meses-
-No es eso… te seré sincero. He recibido una propuesta de matrimonio para ti. No deseo forzarte a nada, pero me gustaría que hablaras con Carlisle.
- Padre yo no deseo casarme- dije turbada- soy muy joven.
-Disculpen la interrupción, si me permites Charlie, me gustaría unas breves palabras con la Bella- dijo con una voz tan agradable que arrullaba.
Rápidamente lo observé, era el mismo hombre que casi golpeo por correr, era apuesto aunque no tan joven, se veía muy educado y sus ropas eran finas. Pero que rayos, no era solo guapo, era guapísimo.
- Si claro, toma mi lugar- dijo mi padre invitándolo a sentarse y saliendo de la habitación.
Lo mire a los ojos muy intrigada pues no sabía lo que me diría. No podía haberse enamorado de mí, porque nunca habíamos cruzado palabra, sus ojos demostraban cariño.
- ¿No me recuerdas?- fue lo primero que dijo.
-No- respondí y era cierto como olvidar ese rostro.
- Hace mucho que no nos vemos- comenzó -Veo que te has convertido en una señorita muy hermosa. Y tienes los preciosos ojos de tu madre.
- Gracias- dije
- No quiero asustarte pequeña. Sólo quería verte y hablar algunas palabras contigo.
Yo me sentía morir, como se le habrá ocurrido a mi padre casarme, eso era el colmo, acaso es que no teníamos dinero suficiente. O a lo mejor era eso, teníamos problemas de dinero y él buscaba incrementar su fortuna casándome con un hombre rico. Pero yo no soy un caballo que se vende al mejor postor. Aunque este comprador sea un actor de cine, prefiero huir y vivir entre campesinos antes de aceptar que me vendan de esa forma.
- Pues no se que tendría usted que hablar conmigo- le dije fríamente
- He venido a pedir tu mano Bella- dijo sonriendo, pero que dientes tan blancos, ¿no hará comerciales de dentífricos?
- Lo siento señor, pero no estoy en venta- dije mirando hacia otro lado – Oh lo siento quería decir que no estoy disponible- me corregí.
- ¿Acaso tienes novio?- me preguntó interesado. Eso era el colmo, venía aquí, lo recibían como a rey, me quería comprar como si fuera una cosa y ahora quería saber sobre mi vida sentimental.
- No creo que eso sea de su interés Sr.- le respondí todo lo ofendida que pude mostrarme.
- Pero claro que es de mi interés, no quisiera forzarte. Si estás realmente enamorada me marcharé y no hablaremos más del asunto- me dijo.
Eso sería todo, ¿sólo tendría que decirle que andaba perdidamente enamorada de alguien para quedar libre?
- Bueno. La verdad no tengo novio- dije. Como mentir, no podía hacer eso, se me notaba.
- Entonces es excelente, quisiera que fueras cenar a mi casa para conversar más extensamente sobre el tema.
Alto, allí. ¿A su casa? Uy que rápido iba este hombre.
- Lo siento, no creo que eso sea buena idea- le dije.
- No te preocupes, tu padre está de acuerdo. Vendremos por ti a las 7.
- ¿Vendremos?- pregunté
- Mi esposa Esme y yo. Gracias pequeña, te lo explicaremos todo- dijo.
Su esposa, como que su esposa y para que me quería a mi. ¿Sería musulmán? ¿Árabe? ¿Un jeque? Ay Dios seguro un mafioso con sueños de tener un harem.
Me quedé sentada, casi clavada en el sillón, ni me di cuenta de cuando salió.
- Bella hija te estaba esperando- dijo mi madre mirándome.
- Mamá, ¿me quieren casar un sultán?- Pregunté
- Hija es que debemos explicarte. No pongas esa cara.
- Como que no haga caras. Me están vendiendo y ese hombre ya tiene esposa. ¿En que están pensando? Como se les ocurre algo semejante y en ésta época. ¡Mamá estamos en el siglo XXI ya no se hace eso!- y me puse a llorar. Odio eso pero cuando no se que decir o me quedo sin argumentos generalmente lloro.
- Cariño, como se te ocurre algo semejante. Quisiera explicártelo todo, pero estoy segura de que Carlisle y Esme lo harán mejor que nosotros. Después de todo es un gran favor, no te estamos vendiendo, ni te obligaremos a nada.
- ¿De verdad? ¿No tendré que casarme con ese hombre?
- Jajaja, Bella nadie va a casarte con Carlisle, él ya tiene esposa. Veras, no puedo decirte muchos pero confía. Ellos son familia de tu padre, no de sangre pero si política. Y tienen un gran problema en estos momentos. Solo ve a cenar con ellos y después decide ¿Si?
Cuando regresé al salón de juegos Emmet ya había sacado los dardos y estaba guardando el juego.
- ¿Que paso mostra?- dijo sonriéndome.
- Algo muy raro, pero después te contaré, ya no quiero hacerme mas líos en la cabeza ni suponer nada- le dije
- Está bien, voy a ver tele- dijo y se fue a la sala.
Tomé un baño y me puse ropa limpia, ya que pronto llegarían por mí. Estaba algo retraída cada vez que quería hacerme una idea de lo que pasaba me confundía mas.
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