Estamos a finales del mes de marzo, un día tranquilo sin ningún sobresalto, me dirigía a mi colegio donde lo cotidiano me estaba quemando, tenía la sensación que cada patética fecha seguiría igual y esto en algún momento cambiaría llegaba  esa extraña sensación. Cuando tome al autobús dirigiéndome al cole, recordé una imagen que seguía grabada en mi mente, era de nuevo ese ser de ojos dorados y mirada profunda, lo único que recuerdo exactamente es esa mirada, una mirada marcada por rasgos de dolor y una que otra profunda tristeza, cuando me miraba ese ser llenaba cada terminación nerviosa de mi cuerpo, sentía como la sangre me recorría manos, pies y mejillas y mi corazón empezaba a bombear de una manera frenética y deseosa por acercarme a él, Dios si solo con mirarlo sentía que el mismo Universo explotaba, quería saber cómo sería hablarle y pensaba en no morir en el intento.

 El camino al colegio se hacía más y más eterno, en ese transcurso del camino, decidí dibujar esos ojos llamativos, sin obviar ningún tipo de detalle, sin que se me escapara un rasgo apreciativo de esa mirada con la que he soñado en estas últimas semanas. Al llegar al cole, estaban ahí mi dos amigas inseparables, Daniela, mi primera amiga, con ella fue la primera con la que pude realizar un contacto, es de ese tipo de chicas con las que puedes hablar un día entero sin parar, tal que ella era muy oyente era la única que me aguantaba mis frases típicas como: ¿Cuándo acabara mi patética existencia? O ¿Algún día tendré la valentía suficiente para cambiarla yo misma? A veces me preguntaba si Dani me escuchaba fielmente o yo solo le servía para entretenerse. Mi otra amiga, Lucy, ella llego después a Texas, ella siempre te dedicaba una sonrisa, mi amiga Lucy era de padres asiáticos, con su cabello negro, lacio y largo que le llegaba a la cintura, no siempre estaba allí para escucharme, pero cuando lo hacía daba la sensación que estaría ahí por siempre.

Dani se me queda viendo con cara de impacto y me dice: Hey Isa das la impresión de haber pasado una mala noche, no me digas que soñaste con tu “Chico Misterioso” otra vez, soltó una risita burlona.

-       ¡Tú siempre tan chistosa! Enarque una ceja.

-       Es que reflejas no haber dormido nada.

Si Daniela tenía toda la razón, pero si ella supiera que soñar con ese chico es lo único que me mantiene viva, es como una esperanza, el próximo paso para continuar andando por la vereda de mimas cruel soledad.

-       Entonces. ¿Qué haremos hoy? Preguntó Lucy.

-       No lo sé, creo que lo mismo de todos los días. Asegure con cara de extrema emoción.

-       Vamos Isa, no puedes seguir así, deprimida, la vida es buena, a veces un poco cruel, lo importante es vivirla al máximo.

-       Mmm mejor entremos a clase de Literatura, antes que lleguemos tarde. Dije con frivolidad.

-       Está bien. Respondieron Daniela y Lucy.

La clase de Literatura estuvo emocionante, hablaron sobre una de las historias de amor más trágicas y leídas por épocas, Romeo y Julieta, aunque no le preste mucha atención, seguí dibujando esos ojos misteriosos. Decidí montarme en el autobús escolar, las chicas populares hacían sus canticos de porras, donde lo único que sabían lucir eran sus faldas cortas y sus animaciones huecas y sin sentido. Cuando subí el segundo escalón me tropecé y me caí, golpeándome en la rodilla y demostrando una vez mas que sigo siendo torpe.

Dani decidió ayudarme a recoger, mientras se reía todo el autobús.

-       Amiga hay cosas que nunca cambiaran, sigues siendo un poco torpe. Seguía burlándose.

-       ¡Já! Si, si, auoch maldición, asentía adolorida.

-       Oye Isa, ¿Qué es eso que se te cayó? Pregunto intrigada.

-       Maldición. Se me había caído mi fiel dibujo, que tenia escondido de mis burlonas amigas.

-       Ah eso. Bueno… es un dibujo común y corriente.

-       Para que lo estés dibujando debe de ser importante, aseguro Lucy.

-       Ya dije que solo es un estúpido dibujo.

-       Lo único que quiero es llegar a mi casa chicas.

Al llegar a mi dulce hogar, estaban mis padres esperándome con cara de tristeza. Cuando mira a los alrededores de la casa, estaba todo empacado y todavía sobraban cajas por todos lados.

-       ¿Qué pasa aquí? Pregunte preocupada.

-       Hija, es que bueno no sabemos cómo explicártelo.

-       Bueno mama puedes empezar por el principio. ¿no crees? Seguía aturdida.

-       Pequeña el asunto es el siguiente, me transfirieron a un nuevo departamento policial. Aseguraba mi padre.

-       Charlie que me estas queriendo decir… ¿Qué nos vamos? Pero, ¿Cuándo? Además, ¿Dónde? Estaba demasiado confundida.

Siempre me queje de mi vida aburrida y sin emoción, pero mudarme, no sé si eso respondería nuevas conjeturas sobre una nueva” Teoría de mi Existencia”, estaba completamente confundida, empezaba a imaginarme un lugar nuevo, con personas diferentes, de solo imaginarme mi llegada me provocaba nauseas.

-       ¿Cuándo nos vamos a mudar? La nueva realidad me estaba empezando a gustar, pregunte desesperadamente.

-       Mañana mismo estamos saliendo para Forks, Washington.

-       Wow, pensé que nos mudaríamos más cerca, Forks parecía estar lejos de Texas, donde había pasado parte de mi infancia.

-       Es un ambiente diferente al que se respira en el estado de Texas, es más frio y es un poblado pequeño, te gustara. Aseguro mi madre.

-       Está bien, empacare mis cosas y bueno si es por trabajo de mi padre no me opondré.

La idea de llegar a Forks me parecía inquietante y llena de emoción, no había pensado en que tenía que hacer nuevas amistades, como si hacerme amiga de Dani y Lucy fue tan fácil. Exclame, ¡Maldición!

Mis padres me habían colocado una nueva prueba, comenzaría en un nuevo lugar con otros aires, entonces me acorde de mi sueño de la noche anterior, de esos ojos dorados misteriosos. ¿Estaría en ese lugar ese chico? Divagaba en el colchón de lo que antes era mi cama, mañana seguiríamos empacando, sería un día extenuante y agotador.