Un Mágico Regalo
Pov Edward
Faltaban solo unas horas para noche buena. Caminaba rumbo a la casa de Bella, tranquilo, feliz, admirando el hermoso paisaje blanco.
Como era de esperarse en esta época, todos se felicitaban y se daban buenas vibras. Por mi parte caminaba a paso moderado mientras tocaba mí preciada armónica, regalo de mi difunto abuelo, por lo tanto más que valor efectivo, tenía recuerdos preciados y un gran valor sentimental.
Todavía me preguntaba ¿Cuál sería el regalo perfecto para mi novia Bella? Quería algo muy especial. A ella la conozco de toda la vida. Desde pequeños compartimos momentos inolvidables y ahora que era mi novia quería darle grandes alegrías, regalos, sorpresas y todas las cosas que se merecía por ser una estupenda mujer.
El único problema era que no contaba con el suficiente dinero para regalos costosos. Trabajaba de empleado en una tienda de ventas de productos navideños, mi jefe es una persona poco amable y algo ambiciosa, no nos trataba con el debido respeto ya que se creí superior a sus empleados.
Mientras andaba, una vitrina llamo mi atención, en ella vendían diferentes tipos de joyas. Justo ahí, en exhibición, estaba una hermosa cadena de oro, la cual era más que perfecta para que Bella colocara su pequeño dije de reloj que fue regalo de su difunto padre.
Bella quedaría fascinada con aquel regalo de navidad. Quería que estuviera feliz. Tenía ahorrado algo de dinero pero de igual manera me faltaba un poco, si me esforzaba en el trabajo quizás hoy juntara lo que faltaba por medio de las propinas.
Además tenía tiempo, el local cerraría a las seis. Compraría el regalo de mi hermosa Bella luego del trabajo. Comencé a caminar a paso veloz a casa de Bella, siempre la acompañaba a su lugar de trabajo ya que quedábamos a poca distancia de mi trabajo con el suyo.
Pov Bella
Hoy es noche buena, estaba en casa esperando a Edward, siempre pasaba por mí en las mañanas para caminar juntos a nuestros trabajos. Me encantaba que siempre fuera tan preocupado, cariñoso, tierno amable y muchos adjetivos más. Lo amaba con todo mi corazón. Por aquel motivo quería regalarle algo muy especial este año. ó
A Edward le encantaba su armónica, la tocaba muy bien, sabía que era algo importante ya que su difunto abuelo se la regalo y este a su vez le enseño a tocar. Hace algunos días paseando vi en una vitrina que vendían un hermoso estuche para armónicas. Al momento en que lo vi, supe que era el regalo perfecto para mi adorado novio.
El problema es que me faltaba algo de dinero para comprárselo. Así que hoy pondría todo mi empeño en mi trabajo para ganar buenas propinas y cómprale el regalo. Luego de mi trabajo que era de empaquetadora, pasaría a la tienda.
Además si me esforzaba mucho podría tener alguna posibilidad de recibir un bono que la empresa daba a sus empleados por ser buenos trabajadores. Esperaba con ansias recibirlo. Estaba en mis pensamientos cuando sentí el sonido de la armónica. Edward estaba por entrar a mi casa.
- Edward, cuando tú tocas la armónica, es como si mi corazón cantara. Le dije mientras le daba un pequeño beso en su mejilla.
- Es lindo escuchar que a mi hermosa novia le gusta lo que toco. Ya que tú eres mi inspiración. Me dijo con su sonrisa matadora. Escucharlo decir aquello era magnifico. Era tan romántico y lo amaba tanto.
- ¿Sabes? Un instrumento como el tuyo, se merece un estuche especial. Le dije para ver cómo podría tomar mi sorpresa.
- Oh si… algún día. Suspiro y vi la ilusión en sus hermosos ojos verdes.
- ¡Ven a la cocina! El desayuno está casi listo.
- ¿Segura que no te estoy molestando? Me pregunto ya que sabía que no tenía mucho dinero.
- ¡Claro que no tonto! Tengo bastante para ambos. Respondí de inmediato. Aunque no tuviera mucho me agradaba compartir lo poco que tuviera con mi adorado novio. Diciendo esto, Edward se sentó en la pequeña mesa y yo lleve un vaso de leche para ambos, un plato con unas galletitas con forma de corazón que hornee en la noche. Me senté frente a él sonriéndole.
- Oh, ¿Para mí? Pregunto mirando las galletas.
- Por supuesto. Espero que sean de tu agrado. Le dije sonriéndole.
Ambos comimos en un silencio cómodo. Cuando terminamos, recogí los platos para llevarlos al fregadero, luego fui en busca de mi cartera y mi dije de reloj que fue un regalo de mi padre antes de que falleciera. Cuando estuve lista camine a donde Edward quien me miraba de forma extraña.
- ¿Te molestaría darme la hora por favor? Me dijo mirándome a los ojos y sonriéndome.
- Bueno veamos… Dije sacando el dije de mi bolsillo.
- ¡Cielos! Es un hermoso reloj. Dijo mientras me abrazaba.
- Mi recuerdo de mi padre. Le dije suspirando y con un poco de tristeza.
- Yo sé que se vería bien con una cadena de oro en tu hermoso y delicado cuello. Sugirió feliz.
- Puede que compre uno en un tiempo más una cadena. Oh, mira la hora, debemos comenzar a salir al trabajo. Le dije al ver que ya estábamos en la hora para ir a nuestros respectivos trabajos.
- Por supuesto amor.
Edward tomo mi mano y antes de salir me beso tiernamente. Salimos tomados de la mano caminando a paso un poco apresurado, mientras recorríamos las calles hablábamos de como estuvieron nuestro día anterior. Era muy agradable estar con Edward y lo amaba tanto. Finalmente llegue a mi trabajo y él se despidió con un beso, para luego caminar al suyo.
Pov Edward
Luego de ir a casa de mí Bella y que tomáramos un rico desayuno caminamos al trabajo. Como amaba a esta mujer, siempre me sorprendía con cosas muy lindas y ricas, es una excelente cocinera, cariñosa y simpática, la adoraba por todo eso y más. Por ello estaba más que decidido en comprarle la cadena para ella.
Llegue como siempre diez minutos antes, salude a mis compañeros y a mi jefe, me dispuse a concentrarme en mis tareas. La mayor parte del día se pasó de manera rápida. Eran cerca de las cinco cuando llego una anciana, me fije que compro muchas cosas que apenas las podía llevar, así que me acerque a su lado y le ofrecí amablemente ayudarla a cargar sus compras.
- Oh, que adorable por tu parte que me ofrezcas ayuda. ¿Puedes llevarlas a mi carro? me dijo sonriéndome.
- Claro. No es ninguna molestia. Tome sus bolsas y las cargue, la seguí a su carro, las acomode dentro y cuando estuvo todo listo me despedí.
- Que tenga una feliz navidad.
- ¡Qué lindo joven! Aquí tengo algo para ti. Me dijo la anciana buscando en su cartera.
- Oh, no es nada me gusta ayudar. Pero ella puso en mis manos unos cuantos dólares sorprendiéndome.
- ¡¡¡ CIELOS, GRACIAS SEÑORA, GRACIAS!!! Le dije y me despedí de ella haciéndole adiós con mi mano. Estaba más que agradecido del buen gesto de la linda anciana.
Con lo que me dio podría comprarle el regalo a mi Bella. Estaba en mis pensamientos cuando ciento que me tocan el hombro, al girarme me doy cuenta de que un hombre junto a su mujer y dos pequeños niños estaban observándome.
- ¿En que los puedo ayudar? Le pregunte cordialmente al hombre.
- Queremos comprar un árbol de navidad. Me dijo casi en un susurro aquel hombre. Estaba por responderle cuando llega mi jefe.
- ¿Escuche que quieren comprar un árbol? ¡Valla, es su día de suerte! Les dijo algo malicioso. Tomando a ambos del brazo los condujo a la parte trasera de la tienda donde estaban los árboles navideños más grandes y caros. La pareja estaba sorprendida por la belleza de estos árboles y los pequeños fascinados.
Mi jefe les estaba hablando de las ventajas de estos árboles y como podrían pagarlos.
- Creo que es un poco más de lo que necesitamos. Dijo un poco preocupada la mujer.
- Mi mujer tiene razón, disculpe pero debemos ser honestos con usted, pensábamos en algo más económico. Le acoto el hombre
- Lamento informarles que los arboles económicos ya están apartados todos y no tengo ninguno que le pueda ofrecer. Respondió mi jefe como si fuera lo más verdadero. Ya que estaba mintiendo.
Que el abusara de aquellas personas, diciendo mentiras para poder sacar más dinero era algo sumamente injusto. Sabía que en la parte trasera había árboles pequeños y con rebaja. Así que sin pensarlo fui en busca de uno para ayudar a aquella familia que se veía de mucho esfuerzo.
- Um, disculpen. Dije ya que mi jefe estaba ofreciéndole un crédito para endeudar a aquella familia, y así, de esta manera comprar un árbol caro. Todos me miraron de manera interrogativa.
- Jefe he encontrado este pequeño árbol en la parte trasera y no estaba apartado para nadie. ¿Quizás a esta familia le sirva? Dije dudoso. Vi como ellos se alegraban sobre todo los niños, pero mi jefe me miraba con odio en sus ojos.
- Gracias, es amable de su parte encontrar uno más económico para nosotros. Me dijo la mujer
- Si, ese está bastante bien para nosotros, nos llevaremos ese. Le dijo el hombre a mi jefe.
Así que cuando pagaron les ayude a cargar el árbol en su carro bastante antiguo. Los niños estaban felices, cuando todo estuvo listo me dieron las gracias y me desearon una feliz navidad, por mi parte también les desee una feliz navidad. Cuando ya se habían ido, mi jefe llego molesto y comenzó a gritarme.
- ¡¡QUE HAS HECHO!! ¡¡YA TENIA VENDIDO ESE ÁRBOL Y TU LO ARRUINASTE!!
- Disculpe jefe no fue mi intención, pero ellos apenas tenían dinero y me… no me dejo continuar.
- ¿Tú crees que para mí es importante si tienen o no el dinero suficiente? Pues no me interesa en lo más mínimo. Por esto tú me pagaras lo que costaba aquel árbol que no vendí.
Me dijo muy enojado y con un movimiento rápido me quito la pequeña bolsa donde guarde el dinero que anteriormente me había dado la anciana.
- Y una cosa más. ¡¡ESTAS DESPEDIDO!!
Diciendo esto y dejándome triste y sin saber que hacer mi jefe se dio la vuelta y entro en el edificio pegando un gran portazo.
Pov Bella
Estaba completamente enfocada en mi trabajo, envolver los paquetes de regalo no era difícil, ya cada vez lo hacía con mayor soltura y comodidad. No sé cuántos paquetes ya había envuelto, pero sabía que eran muchos y aún quedaban bastantes.
Mire impaciente el reloj, ya no quedaba nada para que terminara mi hora de trabajo, solo esperaba que mi jefe me llamara para recibir el bono. Diez minutos antes de las seis, la secretaria del jefe fue en mi busca, diciéndome que me estaban esperando en la planta superior.
Me felicite para mis adentros. Ahora solo quebrada subir y recibir el bono, solo esperaba que alcanzara a llegar a la tienda donde vi el regalo de mi Edward. Subí por el ascensor un poco nerviosa, cuando me encontré fuera de la puerta de la oficina de mi jefe, la golpee algo nervios
. - Pase. Escuche una voz ronca desde dentro que me daba la autorización para entrar.
- Permiso. Jefe me avisaron que necesita verme. Hable casi en un susurro debido a los nervios.
- Isabella. Ven toma asiento. Me dijo sin mirarme, estaba ocupada con su portátil
- Gracias. Entonces para que me ha citado. Hable despacio. Esta vez el me
observo.
- Mira como debes de saber, en la empresa por estas fechas a los empleados que trabajan sin parar y que logran un buen desempeño son recompensados con un pequeño bono. Si estás aquí es porque tu gran esfuerzo será recompensado con ello. Así que tengo el agrado de informarte que este bono será tuyo.
Estaba más que feliz, por fin mis esfuerzo serian recompensados.
- Gracias. No sé qué decir, solo agradecerle este placer de que pensaran en mí.
- No tienes nada que agradecer, es algo que lograste por tu esfuerzo. Diciendo esto se paró y regreso a sentarse. Me tendió la caja. La tome desconcertada.
- ¿Qué es esto? pregunte dudosa.
- Eso, querida es tu bono de navidad. Te sorprendería el delicioso sabor de ese pan de pascua. Ahora puedes retirarte. Hablo como si fuera algo fantástico y sin mirarme.
- ¿Gracias? Sonó más a pregunta.
Tomando la caja salí de la oficina triste y decepcionada. Tenía mis esperanzas que fuera un bono en dinero en vez de esto. Entonces ahora ¿Cómo le compraría el regalo a Edward? Tendría que pensar en algo, ya que de una cosa si estaba segura, Edward se merecía aquel presente y estaba más que dispuesta, decidida en que compraría el hermoso estuche para la armónica. Luego de algunos minutos de pensarlo decidí hacer un sacrificio para la felicidad de Edward.
Pov Edward.
Camine a una pequeña plaza que estaba cerca, no podía creer que tuviera tan mala suerte, sabía que yo no tenía la culpa de lo sucedido, lo que estaba haciendo mi jefe, bueno mi ex jefe era un enorme abuso. Cosa que no estaba dispuesto a aceptar a simple vista, a esa familia los entendía, sabía lo que se sentía no contar con los recursos suficientes y ajustarse mucho para poder lograr lo que uno quería.
Por aquella razón quise hacer una buena obra y no me importaban sus consecuencias, de alguna manera saldría adelante y estaba más que dispuesto comprar el presente de bella, aunque con eso tuviera que sacrificar algo preciado. Si estaba en lo correcto me quedaba un poco menos de una hora para ir al lugar, comencé a caminar a paso normal, mientras tanto toque por última vez mi armónica.
Extrañaría mucho aquel regalo que me había hecho mi querido abuelo. Pero de una cosa estaba seguro, que jamás se borrarían de mi memoria los hermosos momentos que compartimos, las horas interminables que pasamos juntos mientras él me enseñaba como utilizarla y sacar bellas melodías. Sabía que era importante, esta armónica le perteneció al abuelo de mi abuelo y el me lo regalo a mí, pero ya no tenía ninguna manera de obtener dinero antes de que el local cerrara y no se me ocurría ninguna otra opción.
Era un sacrificio, pero uno que valía la pena, con solo ver a mi Bella feliz, alegre, yo estaría contento. Cuando llegue al local donde vi aquel colgante, vi por última vez la armónica, armándome de valor entre decidido.
- Buenas tardes me saludo un anciano detrás de la vitrina.
- Buenas tardes le respondí
- Estoy por cerrar así que ¿En qué puedo ayudarte? Me dijo con una sonrisa.
- Me preguntaba si podría cambiarle esta armónica por su colgante. Hable lleno de esperanza. El anciano me observo por unos segundos.
- Déjame darle un vistazo y veré que se puede hacer. Diciendo esto le entregue mi armónica. El la observo unos cuantos minutos con ojos críticos.
- Mmm. Muchacho lamento decirte que esto no es de mucho valor, no puedo cambiarte algo así. Diciendo esto me entrego la armónica. Su comentario me dejo triste, pero debía insistir.
- Tengo algo de dinero, podría dárselo junto con la armónica. Es que quisiera darle ese colgante a mi novia y… no me dejo continuar
- Realmente lo lamento. Es muy poco lo que me ofreces por un colgante como ese.
- Está bien lo entiendo gracias.
Salí rápidamente de ahí. Me senté junto a la acera a observar la armónica y pensar en alguna otra solución. Comencé a tocar ya que siempre el sonido me relajaba y me hacía pensar. Solo me deje llevar por su música, el hermoso sonido solo salía, estaba tan acostumbrado a ella que mis esfuerzos eran mínimos para crear algún sonido. Alguien toco mi hombro.
- Entra muchacho, creo poder ayudarte. Luego giro y entro. Me coloque en pie rápidamente y entre al lugar.
- Realmente le agradecería esto. Le dije esperanzado.
- Puedes darme tu armónica y te daré el colgante. Pero no le cuentes a nadie. Esta es mi acción buena. Dijo dándome una sonrisa.
- Le agradezco enormemente, esto significa mucho. ¡Gracias! Le entregue mi armónica y el me entrego una pequeña caja donde dentro estaba aquel hermoso colgante para mi Bella. Mire con admiración, respeto y gratitud a aquel anciano.
- Será mejor que vallas donde tu novia, debe estar esperándote.
- Nuevamente gracias. ¡Feliz navidad! Me despedí del anciano, salí apresuradamente del lugar.
Ya era la hora de la cena y debía llegar con Bella. Cuando llegue a su casa, toque la puerta y guarde la caja en un bolsillo. Bella abrió la puerta y me recibió con una enorme sonrisa.
- Edward dijo sorprendida.
- Hola Bella.
- No pensé que eras tú. No sentí el sonido de la armónica. Me dijo
- Mmm, es que llegue corriendo ya que estoy un poco atrasado para tu rica cena. Dije evadiendo su pregunta.
- Entra Edward está haciendo frío. Entre.
Le di un pequeño beso, me di cuenta de que tenía todo listo, la mesa colocada con las cosas de la cena que olía muy bien por lo demás.
Estaba decorado hermosamente. Era una cena pequeña, sin
ninguna extravagancia, pero no importaba, no me interesaba algo grande ni las mejores cenas. Lo único importante era que podía estar a su lado en un día como este.
Mientras cenábamos, hablábamos de lo que hicimos durante el día, como nos fue en nuestros trabajos y planeamos una pequeña sólida para unos días. No le dije a Bella que estaba sin trabajo, no quería arruinar el día, luego le diría.
Así pasamos la mayor parte de la noche. Mire disimuladamente la hora, Bella también.
- Creo que estamos en la hora, se adelantó a mí.
- Así parece. Le comente. La tome de la mano y la acerque al sillón junto al fuego, ya que se había colocado algo helado.
- Bella, sé que lo que te voy a entregar es algo pequeño. Me encantaría que las cosas fueran diferentes. Pero te prometo que algún día podrás tener todo lo que tu quiera… me corto Bella
- Edward, no me interesan las grandes cosas, lo más importante es que estas junto mí, además yo también tengo algo pequeño. Nos miramos y ambos nos entregamos nuestros pequeños presentes.
Ambos los abrimos rápidamente. Bella se sorprendió con el colgante y vi unas pequeñas lágrimas asomándose por esos ojos achocolatados. Al abrir el mío me impresiono encontrar un hermoso estuche para mi armónica, fue un hermoso detalle, pero no lo podría usar ya que intercambie mi armónica. Eso me puso un poco triste.
- Oh, Edward, es tan lindo. Pero su voz estaba quebrada y por sus ojos corrió una pequeña lágrima
- El estuche es hermoso Bella, gracias. Le dije y limpie su lágrima y bese sus labios.
- Deberías guardar la armónica, pero antes toca algo de música para mí.
- Está bien, pero luego de que tú coloques tú dije en ese collar. Le dije y le sonreí.
Ambos nos miramos esperando a que el otro hiciera lo que se dijo, pero ninguno se movía de su sitio. Fui el primeo en romper el silencio.
- Bella, no podré hacer lo que me pides por que cambie mi armónica por tu collar. Dije triste.
- Ohh, Edward, yo también, cambie mi dije de reloj por tu estuche para tu armónica.
Ambos nos mirábamos sorprendidos por el actuar del otro y no sabíamos que más decir.
- Bella eres una mujer fantástica. Gracias. Pero el mejor regalo que tengo es el poder estar contigo todos los días, tratar de alegrarte y hacerte feliz. Ese es el mejor regalo que puedo tener, verte feliz. Te amo. Y bese sus labios.
- Edward, también digo lo mismo, el mejor regalo que puedo tener, es tenerte a mi lado todos los días, verte feliz a mi lado, no me importan las cosas materiales, lo que me importa es que estas bien y junto a mí. También te amo.
Luego de decirnos esto nos abrazamos y nos besamos. No podía creer que tenía a esta mujer junto a mí, jamás la dejaría ir y la cuidaría por siempre. Ambos comenzamos a reírnos y Bella me ofreció pan de pascua. Antes de que saliera de mi abrazo le dije.
- Feliz navidad mi Bella.
- Feliz navidad Edward.
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