EDWARD POV
Esto era insólito. Una burla.
Yo, que soy el hombre en esta relación ya estaba en casa, y eso que apenas eran las seis de la tarde; pero claro, yo quería llegar temprano para pasar un rato agradable con mi esposa, pero la susodicha no estaba, aunque su salida del trabajo había pasado hacía dos horas. Suspiré contrariado, Bella no contestaba mis llamadas, ya le tenía el buzón de mensajes lleno, estaba entrando en desesperación, cuando una conversación que había tenido con mi hermano Emmett, hace semanas rondó por mi cabeza.
Flash Back.
-Ya no se qué pensar Emmett... Bella llega tarde a casa, todos los días; a veces la encuentro y eso ya es milagro. No me contesta los mensajes ni las llamadas, cada vez que le pregunto a dónde va no sabe que responderme... -Bufé, estaba cansándome de esta situación.
No me respondió. Estuvimos unos minutos en silencio, los dos pensando en diferentes situaciones, distintas opciones seguramente, pero jamás pensé en la que él diría instantes después. Su carraspeo me sacó de mis cavilaciones.
-Mmm... Hermano, espero estar equivocado, pero ¿No te has puesto a pensar en... un posible amante? -Por un momento lo miré burlón, para ver si estaba jugando, pero no, su rostro estaba completamente serio, algo extraño en él la verdad. Entonces una posible verdad me cayó como un balde de agua fría... Bella me engañaba.
-¿Tú crees? -Le pregunté pasando una de mis manos entre mi cabello, desesperado. ¿Bella tendría el descaro de engañarme? ¿Cómo podría dormir conmigo, si venía de acostarse con otro?, mi mente me reprendió "Edward, deja de pensar esas burradas, sabes que Bella es incapaz de engañarte, ella te ama, jamás haría algo así", agité mi cabeza.
-¿Qué si lo creo? -Alzó una de sus gruesas cejas- Estoy casi convencido. ¿Recuerdas lo que pasó con la descarada de Leah? -Cómo olvidarlo, si la muy #$%&) ¡Había engañado a mi hermano en su propia cama! Para colmo ¡EN LA CASA DE MIS PADRES!... Recuerdo que Emmett casi pierde los estribos y se olvida que era mujer. En fin, asentí, dándole a entender que si la recordaba- Pues bueno, así empezó ella, no contestaba el teléfono y llegaba tarde a nuestro departamento -Se encogió de hombros- Sólo digo que deberías tener cuidado, las más calladitas son las peores...
Fin del Flash Back.
Sacudí mi cabeza tratando de mantener lejos y fuera de mi mente esa conversación, Bella no podría engañarme, ella me amaba, me lo demostraba con cada mirada, con cada palabra, cada caricia. Claro que ahora poco la veía, pero aún así, se que ella no podría caer tan bajo, siempre había criticado a las mujeres y hombres de ese tipo; ella siempre había dicho que si esas personas querían tener sexo, con el primero que se les cruzara en frente lo mejor sería no tener una relación ¿no?
En tanto, se oyó la puerta de la casa abrirse.
Suspiré aliviado cuando la vi entrar por el umbral de la puerta, tenía el semblante un tanto adolorido y triste, sus cabellos un poco alborotados y se veía cansada y desanimada. De inmediato la idea de un amante se alojó en mi mente de nuevo, sin yo quererlo claro. Traté de sacarla pero no pude; la miré y ella me regaló una de esas sonrisas que me quitaban el aliento.
-Hola amor... -Murmuró acercándose a mí, se sentó en mi regazo y dejó que las cosas que tenía en sus manos cayeran al suelo. No pude evitar rodearla con mis brazos, se veía tan indefensa, tan frágil; hundí mi rostro en su cabello y aspiré su aroma: Tan dulce como siempre. Pero había algo extraño, cerré mis ojos, concentrándome en su aroma.
Tenía algo diferente, era un olor a roble, varonil. Me separé de inmediato y ella me miró confundida - ¿Qué pasa amor? –Trató de tocarme el rostro.
Me puse de pie rápidamente, tan rápido, que ella casi cae al suelo, pero logró mantener el equilibrio- Hueles a colonia de hombre Bella... ¿Me quieres explicar eso? -Fruncí el ceño, mis manos de inmediato se hicieron puños, los celos me invadieron -Bella... Te pregunté algo -Dije con ácido en la voz.
Se puso más pálida de lo normal, casi transparente, sus labios temblaron, al igual que sus piernas. Ella trato de acercarse pero yo me alejé- Edward... Yo... – Isabella no sabía que decir, mi mente estaba procesando todas las opciones. Su mirada se tornó cristalina, supe que pronto lloraría, pero en vez de compadecerme, me enoje más, quería respuestas.
-Yo... -volvió a murmurar.
-Bella, contéstame algo... –Respiré hondo, tratando de no perder los estribos, en este momento, las palabras de Emmett estaban haciendo estragos en mí, no quería que Bella sufriera, pero ahora mi mente era un completo desastre. Mis celos y confusión me hicieron soltar la pregunta.
-Bella ¿me engañas? – De inmediato, ella clavó su mirada atónita en la mía, su boca estaba entreabierta sin saber que decir. Mi corazón se contrajo ante la sensación de perderla por mi estupidez en ese momento. ¿Qué estaba haciendo? ¿En serio le había preguntado eso a ella?, agité mi cabeza, aclarando mis ideas, pero como dice el dicho: “Digas lo que digas, luego no lo puedes recoger”
-Bella... lo siento... no sé… -Alzó una mano haciéndome callar.
-¿En serio? -Susurró con voz quebrada- ¿En serio llegaste a pensar eso Edward? -Sus ojos anegados en lágrimas me perforaron hasta lo más profundo de mi alma. - ¿Tanto dudas de mi? -Cuestionó, antes de que la voz se le tornara en un hilo. Me acerqué mientras ella retrocedía aún más. - ¡No te me acerques Cullen! –Gritó con voz ahogada.
Sentí la ira volver a mí, fruncí el ceño.
-¡Tengo mis razones para dudar de ti Isabella! -La acusé exasperado- Desde hace seis meses, llegas tarde a casa, casi cuatro horas después de tu hora de salida del trabajo. No contestas el maldito teléfono, te pierdes, ni siquiera Alice sabe dónde te metes -Mi tono de voz cada vez era más alto.
Ella sólo bajó la mirada.
- ¿Entiendes ahora mi pregunta? -Alzó el rostro y me miró con odio, sentí un escalofrío recorrer mi espina dorsal.
-¡No! No te entiendo. Se supone que tendrías que confiar en mí. ¡Soy tu esposa! ¿Por qué no me habías hablado de cómo te sentías? ¿Ah? -Tomó sus cosas del suelo, incluido las llaves de la casa. -Pero sabes qué, yo no soy quién para decírtelo. Si tu no confías en mí, yo no debo darte explicaciones, porque entonces también las cuestionarías -Abrió la puerta.
-Si te vas no vuelvas -Le advertí. Ya veía rojo ¿qué estaba pasando? ¿en serio nos estábamos peleando? Ella simplemente asintió y salió dando un portazo. Ya afuera se oyó el rechinar de las llantas y luego nada más. Minutos después miré a mi alrededor. Jadee horrorizado, cayendo en cuenta de mi error, mi mente me regañó con un grito "¡¿QUE COÑO HICISTE EDWARD...?!" Ni yo mismo lo sabía. Tomé mi celular y traté de marcarle pero inmediatamente caía la contestadora. Dios, dime que esto era una pesadilla.
Después de cuatro horas, millones de llamadas no contestadas y miles de mensajes ya estaba tirado en el piso de nuestra recamara con una botella de vodka en la mano y otras dos a mi alrededor, ya vacías. Mi cabeza dolía a morir, pero ese dolor no era nada comparado con el de mi corazón, estaba destruido. Dolido. ¿Cómo había sido tan imbécil? Les llamé a todos los chicos, ninguno sabía del paradero de Bella. Cuando por fin, el alcohol hizo efecto, caí rendido, ahí mismo, en el suelo.
Luego de una semana, estaba hecho un muerto en vida. Hacía siete días hoy, que no sabía nada de Bella; Alice, Rose y Jasper, me habían dado el peor de los regaños vistos en el mundo, Emmett sólo se limitaba a mirarme con la disculpa en los ojos. A él ni le hablaba.
Ninguno tenía noticias de Bella, esta situación me estaba desesperando. Oí como tocaban la puerta de mi oficina, di un respingo, saliendo de mis propios pensamientos.
-Adelante -Permití en tono alto, para que la persona al otro lado de la puerta pudiera oírme.
-Señor Cullen, el joven Whitlock está en la línea dos -Me informó, Athenadora, mi secretaria.
-Gracias -Asentí y ella se fue. Pulsé un botón y la respiración de Jasper se oyó en mi oficina. -¿Qué pasa Jasper?
-Sé dónde está Bella -Soltó de golpe, no tuvo de decirlo dos veces. Me incorporé de un salto, mi corazón martilló contra mi pecho.
-¿Dónde Jasper? ¿Dónde está? -Lo oí decir unas cosas a otra persona- Ven a la clínica "La Esperanza" Está en el centro ¿recuerdas donde practicábamos fútbol? Dos cuadras al este -Anoté la dirección mentalmente- ¿Qué hacía mi Bella en una clínica? Ante la respuesta que se planteo mi mente, mi corazón se paralizó unos instantes.
Cuando llegué, me indicaron ir a cuidados intensivos, me asusté mucho, cuando llegué Jasper ya estaba ahí, cruzado de brazos, frente a un gran ventanal. Me acerqué parándome a su lado y observé hacía el interior de aquella ventana. Ahí estaba mi Bella, pálida, con sus ojos cerrados y miles de cables conectados a ella. Se me partió el corazón al verla así.
-¿Qué tiene Jasper? Y no me mientas -Lo miré suplicante, algo me decía que él era el único que podía contestar esa pregunta.
Suspiró y miró a Bella, luego a mí de nuevo. -Tiene cáncer Edward... -Dijo en apenas un susurro, sentí que mi mundo se iba al mismo infierno -Se lo diagnosticaron hace seis meses, desde entonces ha tomado la quimioterapia. Soy el único que lo sabía, porque pude notarlo y la obligué a ir al médico -Hizo una mueca, yo no salía de mi estado de shock. -La he acompañado en todo este proceso... Hace una semana, llegó llorando a mi departamento, murmuraba cosas como "no confía en mi" "cree que lo engañe" Yo la verdad no entendía nada, hasta que me contó lo que pasó entre ustedes dos... Tengo que admitirlo, tenía ganas de matarte por hacerla sentir así, pero me contuve y sólo te insulté decentemente -Asomó una sonrisa en su rostro, que rápidamente se esfumó- Te entiendo en cierto punto, pero tú debes entenderla a ella. Bella no quería que la vieras pasar por esto... Te ama demasiado -Terminó, entonces me puse a repasar los últimos meses. Tan metido estaba en eso de los celos y el engaño, que había pasado por alto, algo importante, como lo era el aspecto de Bella. Si era cierto; su cabello había perdido brillo y volumen, estaba cada día más delgada, sus ojeras eran más visibles y su ánimo iba en picada.
Me dejé caer en el frío suelo de aquel pasillo, escondí mi rostro entre mis manos y lloré. Lloré como un niño pequeño, sin consuelo alguno, había sido tan duro, tan severo con ella, no tenía perdón de Dios y de ella mucho menos.
Había sido un completo patán, un idiota de primera clase, ella había estado sufriendo todo este tiempo, ¿y yo que hacía? causarle más dolor aún.
-Ya despertó... -Murmuró Jasper, me levanté rápidamente. Miré a través del cristal… Mi Bella tenía sus ojos chocolates abiertos, miró a su alrededor con tristeza. Puedo jurar que incluso suspiró. En tanto, entraba en la habitación en silencio, ella me miró, pude ver miedo en sus ojos
-Bella... amor... -Me senté en una silla al lado de su cama, como necesitaba sentirla cerca- Mi princesa... -Tomé suavemente su mano, con miedo a hacerle daño, ella suspiro ante mi contacto-
-Edward, lo siento tanto... –Habló en un hilo de voz. Puse un dedo sobre sus fríos labios.
- No hables... no quiero que te agites, ni hagas esfuerzos... -Sentí mis ojos humedecerse de nuevo- Ay mi Bella, perdóname. Perdóname por todo lo que dije, todo lo que hice, sé que fui un maldito desconsiderado; no noté lo mal que estabas, los celos me tenían cegado... -Murmuré entre sollozos. No lo podía evitar, con mi Bella, ahí en esa camilla, mi corazón lloraba a cantaros- Perdóname amor, te lo suplico, solo perdóname, por favor... -Besé el dorso de su mano. Ella me regaló una sonrisa débil, soltó mi mano y acarició mi mejilla.
-No hay nada que perdonar mi Edward... -Limpió mis lágrimas. Sentí que el alma me volvió al cuerpo. Solté un suspiro cargado de alivio, me incliné sobre ella y deposité un beso en su frente.
-Edward... -Murmuró luego de unos minutos en silencio. Yo la miré invitándola a seguir hablando- Mandé a suspender la quimio -Anunció- Me someteré a la operación –Terminó de decir, y me miró con esos hermosos ojos con los que soñaba cada noche.
- ¿Porqué? ¿No funciona la quimio? -Pregunté asustado.
-No tontuelo... La quimio casi me ha quitado el tumor por completo... –Sonrió amplio-
-¿Entonces...? -La miré confundido.
Ella suspiró y posó nuestras manos unidas sobre su vientre levemente hinchado. No puede ser…
-Estoy embarazada.
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