Visita sorpresa:

Sentí como el colchón se hundía bajo el peso de una presencia a mi lado.

- ¿En que piensas, amor?

Yo deshice mi escudo para que él pudiera leer mi pensamiento y solo pensé “Te amo”. Nuestras miradas se encontraron. Él puso una mano en mi mejilla y la otra en mi cintura desnuda inclinándose encima de mí y empezó a besarme. Yo le correspondí… al principio.

- Vale ya, como sigamos vamos a volver a empezar lo que acabamos de terminar y no podremos salir de esta habitación – le dije empujando su pecho levemente en contra de mi propia voluntad.

- Me encantaría no poder salir de esta habitación en toda la eternidad si es estando contigo – dijo con voz seductora

- Bueno a mi también me encantaría repetirlo pero no ahora, hoy es un día especial, ¿recuerdas? – le pregunté

El suspiro y se volvió a tumbar a mi lado mirando el techo.

- Sí, es cierto. Hoy es Navidad, la segunda Navidad de Renesmee.

- Exacto y quedamos con nuestra familia y con Charlie – dije empezándome a levantar de la cama, dirigiéndome hacia el armario. Él hizo lo mismo segundos después.

- Alice ya estará desesperada, estamos haciendo tarde – le dije riendo mientras acabábamos de ponernos la ultima pieza de ropa. 

- Conociéndola, no hace falta tener su don ni ninguno otro para saberlo – dijo él y los dos reímos.

De repente la puerta de la habitación se abrió, y la figura de una niña con apariencia de cinco años corrió hacia nosotros.

- ¡Mami, papi!

Se tiró a mis brazos y yo la cogí encantada.

- Ey! Buenos días, ¿no sabes que se debe llamar a la puerta antes de entrar? – le pregunté

- Perdón – dijo ella haciendo un lindo puchero y abrazándose al peluche que llevaba agarrado entre sus bracitos. Nadie podía resistirse a ese puchero. La acerqué más a mí y besé su frente.

- ¿Y a mi que, no me vas a saludar? – le preguntó Edward.

Ella le sonrió y estiró sus bracitos hacia él para que la cogiera. Cuando así lo hizo, lo abrazó envolviendo sus brazos alrededor de su cuello y él respondió a su abrazo.

- ¿Tienes hambre? – preguntó

- Un poco – contesto ella

- Voy a hacerte el desayuno – dije yo – Edward, mientras tanto vístela por favor.

- Esta bien – contestó él

Yo me fui hacia la cocina, sabíamos que Renesmee prefería la comida “vampirica” pero ese día no teníamos tiempo suficiente como para ir a cazar.

Mientras la leche que le estaba preparando se calentaba, mi móvil – que estaba en el bolsillo de mi pantalón – empezó a sonar. Lo cogí y contesté extrañada ya que no esperaba ninguna llamada.

- ¿Diga?

- ¡Bella! – casi gritaron al otro lado del teléfono.

Me congelé al oír esa voz, la reconocería en cualquier sitio.

- ¿Reneé?

- Sí, Bella, soy yo. Adivina que, estoy volando hacia Forks, ya casi he llegado. ¡Oh Bella! Hacia casi dos años que no nos veíamos. Primero quería darte una sorpresa pero luego pensé, “Espera, es mejor si se lo digo antes de llegar para que se pueda organizar mejor…” Así que por eso he llamado… ¿Sigues ahí?

- Eh… Si, si

Entonces llego Edward con Renesmee de la mano ya vestida con un vestidito de terciopelo de color café con un pequeño lazo del mismo color que envolvía su pequeña cintura, unas medias blancas y unos zapatos del mismo color que el vestido.

- Genial, bueno, no hace falta que me vengáis a buscar ni nada, coger un taxi. Aproximadamente en un par de horas ya estaré en la casa de Charlie, por que su pongo que habíais quedado para ir a comer con él ¿no?

- Sí – contesté yo

- Perfecto entonces, tengo tantas ganas de verte… Nos vemos luego. Adiós

- Adiós mama. – dije y después colgué - ¿Qué vamos a decirle respeto a Renesmee? – le pregunté a Edward

Habían pasado casi dos años desde que había terminado la pelea con los Vulturi, el plan era no volver a ver a mi madre, por que si lo hacia seria mas difícil luego. Ella ni siquiera sabia de la existencia de Renesmee, Charlie prometió no contarle nada. Ella pensaba que me había curado después de la supuesta “enfermedad” que cogí durante nuestra luna de miel y que volvimos a Forks. No le mentimos, simplemente ocultamos algunas verdades.

- Le diremos lo que el resto de humanos saben, la historia que le contamos a tu padre – dijo Edward

- Esta bien – dije yo. Esto no seria fácil.

- Mami, ¿con quien hablabas? – preguntó Renesmee

Edward y yo nos miramos, me acerqué a ellos y la cogí en brazos.

- Veras, ¿te acuerdas de esa vez que te contamos que tenías otra abuela que se llamaba Renee? – empecé a decir mientras la llevaba a la mesa para darle el desayuno. Edward se sentó a su lado

Ella asintió

- Pues ella va a venir a visitarnos – dije yo. Ella en seguida sonrió. – Sí, pero debes tener cuidado con ella, es humana como Charlie y no sabe que existes, así que se lo tendremos que contar.

- ¿Y si no me quiere? – dijo a ella apunto de llorar

- Claro que te va a querer – dijo Edward – Pero se va a sorprender al verte, de que no se lo hayamos dicho antes

- Vale – contestó ella con un suspiro

En cuanto terminó de desayunar, le pusimos su chaqueta y nosotros cogimos las nuestras para las apariencias. Corrimos a velocidad vampirica hacia la casa de los Cullen donde todos nos estaban esperando, nosotros tres cogimos el Volvo de Edward y los demás se dividieron en los demás coches.

Renesmee llamó al timbre de la puerta de Charlie en cuanto llegamos.

- ¡Pero mira quien ha llegado! – dijo Charlie al abrir la puerta sonriéndole a Renesmee

Entramos los tres y el resto de los Cullen dentro de la casa donde estaba Jacob que enseguida se fue con Renesmee, eso nos hizo rechinar los dientes a Edward y a mí, aun no nos gustaba la idea pero supongo que no nos quedaba otra opción que aguantar.

- Tenemos que hablar – le dije a Charlie una vez a solas

- ¿Que ocurre Bells?

- Mamá me ha llamado esta mañana, va a venir hoy, de hecho esta volando hacia aquí y puede aparecer en cualquier momento. Me dijo que quería darnos una sorpresa ya que eran navidades y hacia casi dos años que no nos veíamos, pero ella no sabe nada de Renesmee – le conté

- ¿Va a venir aquí? - Yo asentí - ¿Pero por que no lo dijo antes?

- Quería darnos una sorpresa – dije yo

- Pues la sorpresa se la va a dar ella – contestó él y los dos resoplamos.

No pasó mucho rato hasta que llego Reneé. Estábamos todos juntos en el salón viendo como Renesmee abría sus regalos de Navidad, cuando llamó a la puerta. Charlie se levantó a abrir la puerta, Edward y yo lo seguimos y Jacob cogió a Renesmee y se quedaron en el salón junto con el resto de los Cullen.

- Charlie, me alegro de verte, ¿Cómo estas? – dijo ella

- Bien – se limitó a contestar él apartándose hacia un lado para que pudiera pasar dentro de casa

- ¡Bella! ¿Eres tú? – casi gritó ella cuando me vio

- Sí mama, hola

- Bella estas muy cambiada pero estas hermosa – dijo abrazándome

- Gracias mamá

- Edward, ¿como estas?, tu sigues igual que siempre – dijo abrazándolo – ¿donde esta el resto de la familia?

- En el salón – contesté yo – hay algo que debemos contarte

- ¿Qué es? – preguntó ella

- Esta en el salón, vamos

Ella dejo las maletas en una de las habitaciones de la casa y fuimos los cuatro hacia el salón. Al entrar estaban todos en silencio, los Cullen detrás y delante suyo Jacob con Renesmee en sus brazos.

- Hola a todos, ¡Oh! ¿Quién es ella? – dijo Reneé cuando la vio y se acercó a Jacob para verla mejor

Si mi corazón siguiera latiendo, ahora me iría a mil por hora.

- Ella es Renesmee – dije acercándome a ellas, Renesmee estiro sus bracitos para que la cogiera y así lo hice – Ella es tu nieta mamá

Reneé se me quedo mirando como si me hubiera vuelto loca, estaba claro que eso no se lo esperaba. Yo con Renesmee en mis brazos, Reneé, Charlie, Edward nos sentamos en el sofá de Charlie, los demás se quedaron de pie detrás nuestro sin decir nada. Edward le contó toda la historia que le contamos a Charlie hacia un poco mas que un año y ella nos escuchaba sin decir nada.

- Bueno chicos, estoy un poco molesta, ¿Por qué no me lo habíais contado antes? – dijo al fin cuando Edward terminó de explicárselo todo

- No pretendíamos que te enfadaras ni nada parecido mamá – le dije yo

- No estoy enfadada con ninguno de vosotros Bella, pero podríais habérmelo dicho ¿no crees? Tengo derecho a saberlo, soy su abuela… Vaya que raro ha sonado eso, no sabia que lo llegaría a decir tan joven – dijo ella – ¿Puedo cogerla?

- Claro – dije yo dejándola en su regazo

- Hola abuelita – dijo Renesmee

Parecía que a Reneé se le fueran a saltar las lágrimas en cualquier momento 

- Hola preciosa – le dijo ella

El resto de la tarde la pasamos abriendo los regalos que Renesmee no había abierto aun y disfrutando en familia.

Cuando se hizo de noche decidimos volver a casa. Renesmee se durmió de camino a casa. Después de dejarla en su cama Edward y yo cerramos la puerta de su habitación y nos fuimos a la nuestra.

- Bueno, podría haber ido peor – le dije yo

- Ha ido bastante bien. Me debes algo ¿recuerdas?

Escondí mi sonrisa al recordar esta mañana, claro que me acordaba, pero fingí que no.

- No, no lo recuerdo, ¿te debo algo? – él asintió - ¿El que?

- ¿No te acuerdas? – dijo él acercándose a mi y envolviendo sus brazos en mi cintura. Yo negué mordiéndome el labio inferior – Deja que te lo muestre – Y empezó a besar mi cuello

- Creo que ya lo recuerdo

- Ajá, pues una promesa es una promesa – dijo él mientras seguía besándome

Y así lo hice…