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VAMOS A... BUSCAR VAMPIROS
Del pantanal de 'True blood' a las playas 'crepusculares'. Sin olvidar los castillos transilvanos o el Dublín de Bram Stoker
Chico conoce chica. Chico tiene 104 años y se alimenta de sangre. Es la típica historia de vampiros, pero en la trilogía Crepúsculo éstos no llevan capa y en vez de vivir en castillos transilvanos habitan arquitecturas modernas del suburbio americano. Miles de fans están peregrinando a las localizaciones de los libros de Stephanie Meyer y las películas que han inspirado (la tercera, Eclipse, se estrenará en junio). Fenómenos televisivos como True blood o Crónicas vampíricas también alteran el mapa tradicional de cazavampiros, armados con cámaras de fotos en vez de estacas. Ya no todo es Transilvania en el vampiturismo, pero, por muy cool que sean los "acolmillados" de nuevo cuño, Drácula seguirá siendo Drácula. He aquí una ruta para criaturas de la noche de hoy y siempre.
01 Stephanie Meyer nunca estuvo aquí La autora de la saga Crepúsculo buscó en Google "el pueblo más lluvioso de América" y salió Forks, Washington. El hogar de sus vampiros, en la península Olympic, tenía que estar siempre nublado. Meyer, como la mayoría de sus 85 millones de lectores, nunca había puesto un pie en esta anodina localidad maderera de 3.000 vecinos que desde la publicación del primer best seller ha visto cómo se disparaban sus visitantes un 600%. La Cámara de Comercio del pueblo tiene la furgoneta de Bella aparcada en la entrada y se han abierto una docena de tiendas de souvenirs, donde se pueden comprar desde colmillos de plástico hasta el anillo de compromiso de la prota. En los restaurantes se sirve Bellasagna o Bella Burgers; aunque los fans saben que lo que hay que pedir son raviolis de champiñones en la trattoria Bella Italia (en el cercano Port Angels), que es lo que pide la pareja vampiro-humana en su primera cita. Los que peor llevan la marabunta de turistas son los discretos nativos americanos de la reserva Quileute (que en la saga se convierten en lobo), cuyas tierras sagradas atraviesan los autobuses de adolescentes. Aunque Meyer escribió sin ver Forks y las películas no se rodaron aquí, el pueblo ofrece tours (por unos 20 euros) que se detienen, por ejemplo, en "la casa donde habrían vivido los Cullen" (la más antigua del pueblo y actualmente un boyante bed & breakfast donde, afirman, "se habla Crepúsculo"). 02 Silencio, se rueda 'Crepúsculo' Para rodar las películas de la saga Crepúsculo, la productora prefirió recrear Forks y sus alrededores en varios pueblos de Oregón y en Portland, que también se han sumado a la crepusculomanía. Existe un tour de tres días que recorre localizaciones como el callejón (en el pueblo de Saint Helens) donde Edward salva, una de tantas veces, a Bella, o las rugosas playas y milenarios bosques que aparecen en la película. Las rutas también se detienen en los hoteles y restaurantes que atendieron al equipo durante el rodaje para escuchar de primera mano qué come Robert Pattison para estar tan estupendo. Los Cullen, la familia vampírica de su personaje, no habita un siniestro castillo de Europa del Este, sino una moderna casa modular proyectada por Jeff Kovel, de Skylab Architecture. El edificio, situado en el boscoso Forest Park de Portland, se abre al paisaje con cristaleras de suelo a techo. Actualizando el concepto planteado por Lloyd Wright en la Casa de la Cascada, la arquitectura juega con las fronteras interior-exterior. En la realidad, la casa pertenece a la familia de John Hoke, director de diseño en Nike, que la compró a los dos días de ponerse en venta. Poco después de aparecer en una revista de arquitectura, Hoke recibió una llamada del localizador de Crepúsculo. El turismo crepuscular también ha llegado a Vancouver y la Columbia Británica, donde se rodaron partes de Luna nueva y Eclipse. Por haber, hay hasta un crucero temático que zarpa de Seattle en agosto. Mucho más cerca, en Italia, los fans pueden visitar el pueblo toscano de Montepulciano, que descansa sobre una colina rodeado de una muralla del siglo XV. A pesar de sus múltiples atractivos históricos, triunfan los tours diarios por los lugares en los que Bella y Edward se enfrentan a los poderosos Volteri, que vienen siendo una suerte de reyes vampiros. 03 Pospunk en Whitby Durante siglos, las tormentas hicieron naufragar barcos bajo los acantilados de Whitby (York, Reino Unido). Uno de ellos, la goleta rusa Demeter, cargaba en su bodega a un monstruo. O al menos así lo contó Bram Stoker en la novela Drácula, donde describe, tal como están hoy día, los 199 escalones que trepó el vampiro convertido en perro desde el puerto hasta el cementerio. La anécdota ha convertido este encantador pueblecito de pescadores en meca para los góticos británicos, que dos veces al año, en abril y octubre, celebran el Whitby Gothic Weekend, un jolgorio de música pospunk y death-rock que haría que el refinado conde se revolviese en el infierno. 04 Vampiros 'minimal' Austeras hileras de bloques de tres pisos alrededor de jardines nevados. Minimalista, frío y opresivo, como el estilo del filme sueco Déjame entrar, el suburbio de Estocolmo Blackeberg, donde se sitúa la elegante película de vampiros preadolescentes, fue construido por el Estado en los años cincuenta. Uno de sus mayores atractivos (que aparece en la película) es la estación de metro proyectada por el arquitecto brutalista Peter Celsing en 1952. 05 Sobreviviendo a Vlad En la primavera de 2009, Turismo de Rumania anunció que Drácula no sería la marca nacional. "Creo que el país puede ser representado mucho mejor por muchas otras cosas", dijo la ministra, aunque aceptó que el conde "es conocido en todas partes, y sería una pena que no lo utilizáramos cuando sea conveniente". Así que... Drácula sí, pero poco. En Transilvania, sin embargo, llevan años explotando el mito para los turistas. En ciudades como Sighisoara o Brasov, las agencias de viajes mezclan sin tapujos la realidad histórica de Vlad el Empalador con la ficción hollywoodiense del icono. Es hilarante la crónica de uno de estos Dractours que Eric Nuzum hace en su libro The dead travel fast (Los muertos viajan rápido), que por cierto arranca con el autor tratando de beberse su propia sangre, vomitando y sintiéndose "como un idiota". "Cada vez que pasas un castillo en la autopista, el guía grita, '¡Ey turistas, mirad, el castillo de Drácula!', y a nadie le importa, porque están de vacaciones", narra el autor. En la web www.mysteriousjourneys.com
hay itinerarios avalados por la Sociedad Transilvana de Drácula. En www.rumania.es, en español, ofrecen viajes de tres a siete días por toda Transilvania (de 569 a 1.159 euros). Incluyen cosas como participar en la matanza de un vampiro, recibir una guirnalda de ajos o conocer a un descendiente del conde "que parece increíblemente joven para su edad: 84 años". 06 Castillos de mal rollo En lo alto de los Cárpatos, las ruinas del castillo de Cachtice guardan una historia terrible. Allí vivió Elizabeth Báthory a finales del siglo XVI, bautizada por la leyenda como la Condesa Sangrienta porque asesinó a unas 600 muchachas para bañarse en su sangre y mantenerse hermosa. La historia inspiró, entre otras, la mítica cinta de Jess Franco Vampiros lesbos. La visita al castillo es gratuita y se puede acompañar de una caminata de unos 45 minutos por el montañoso paisaje. En el castillo Orava rodó Murnau muchas de las escenas de Nosferatu. La fortaleza, del XIII aunque reconstruida en el XVII, parece trepar sobre la roca. Contiene museos de historia, historia natural y etnografía de la zona (cuestan unos cinco euros). Lo más demandado son las visitas nocturnas, algunas de las cuales -las "no tradicionales", según la web oficial- giran alrededor del mito de Drácula. Pero el que se considera el castillo más hermoso de Eslovaquia es Bojnice, donde se celebra entre mayo y abril el Festival Internacional de Monstruos y Fantasmas. Acuden unos 50.000 turistas y otros tantos entes maléficos. 07 Sed criolla Robert "¡ahhhh!" Pattinson todavía estaba en pañales cuando las adolescentes de hace 15 años suspirábamos con Louis (Brad Pitt) y Lestat (Tom Cruise). "Al regresar a Nueva Orleans, tan pronto como olí el aire, supe que estaba en casa. Era espeso, casi dulce", dice Louis en Entrevista con el vampiro. La sensualidad del barrio francés sirvió a la novelista Anne Rice, vecina de la ciudad, para inspirar su saga vampírica. Sin embargo, la relación de Nueva Orleans con el vudú y los no muertos venía de mucho antes, de cuando se fundó en 1718 como colonia francesa, y sigue patente en muchos ritos paganos. La ciudad, que ofrece multitud de tours terroríficos, cuenta con un prestigioso festival de cine especializado en el género (en octubre, aprovechando Halloween). 08 El joven Bram El pequeño Abraham, Bram, Stoker era un niño enfermizo. Nació en 1847 en el número 15 de Marino Crescent, en el suburbio dublinés de Clontarf, y le bautizaron en la cercana iglesia de San Juan Bautista. El niño pasó años en cama, hasta los siete. "Era de natural reflexivo, y el ocio de una larga enfermedad permitió que mis pensamientos diesen sus frutos", escribió el autor. Quizá tanto reposo le hiciese fantasear sobre el sueño eterno, quizá el hecho de ser el tercero de siete hermanos le empujase a soñar con monstruos solitarios que matan a gente. Ya curado, Stoker se convirtió en un joven atlético y acudió al precioso Trinity College, donde estudió matemáticas y filosofía. La universidad, la primera de Irlanda, fundada en 1592, ofrece visitas a sus edificios isabelinos y victorianos. Graduado con honores, Stoker siguió los pasos de su padre y se hizo funcionario en el Castillo de Dublín, experiencia que inspiraría su primera novela, The duties of clerks of petty sessions in Ireland (Las obligaciones de los escribientes en los tribunales de primera instancia de Irlanda). Para satisfacer el gusanillo del arte escribía críticas teatrales en el Dublin Evening Mail. En una de ellas elogió al actor Henry Irving, que le invitó a cenar al elegante hotel Shelbourne (todavía allí), donde se forjó su larga amistad. Años después de independizarse en el número 30 de Kildare Street (donde hay una placa conmemorativa), Bram Stoker decidió abandonar su Dublín natal para irse a Londres a trabajar con Irving en el Lyceum Theatre. Aunque no existe un tour por el Dublín de Bram Stoker, quienes necesiten guía se pueden apuntar al Ghost Bus (autobús fantasmal), en el que se explican los orígenes irlandeses de Drácula. 09 Triángulo en el pueblo De la mano del creador de Dawson crece, acaba de llegar a España (canal TNT) Crónicas vampíricas, la nueva sensación televisiva entre los adolescentes. Narra la lucha entre dos hermanos vampiros por el amor de una joven humana en el pueblito de Mystic Falls, que en realidad es Covington, Georgia. Fundado en 1822, su arquitectura victoriana ha servido como telón de fondo para películas de terror como Jason vive, Viernes 13 o Halloween. Sin embargo, Covington es una localidad tranquila donde la gente charla en mecedoras en los porches y hace gala de su amabilidad sureña. 10 Lápidas victorianas Las leyendas urbanas son el folclor de la edad moderna, y en Londres, a principios de los años setenta, se forjó un mito: el vampiro del cementerio de Highgate. El asunto empezó con dos investigadores rivales de lo paranormal que creyeron ver "algo" en el camposanto. Añádase al cóctel un grupo de satanistas setenteros y aderécese con el amarillismo de los tabloides británicos. Tanto se infló la historia que un viernes 13 (de marzo de 1970), una horda de espontáneos se plantó en el cementerio para dar caza al vampiro. Aquel mismo año, la Hammer rodó en Highgate una de sus tantas películas de serie B protagonizadas por Christopher Lee: El poder de la sangre de Drácula. Vampiros aparte, el camposanto es una joya victoriana, poblada de árboles, enredaderas salvajes y flores silvestres. Entre sus tumbas hay capillas estilo Tudor, una galería de nichos que emula un templo egipcio y lápidas con formas alucinantes. Una es un león; otra, un piano. No sabemos si el vampiro sigue rondando el lugar; quienes seguro que permanecen allí son el disidente ruso Litvinenko (al que envenenaron con polonio), los padres de Charles Dickens o su muerto más famoso: Karl Marx. 11 Colmillos de Chayanne Por toda Latinoamérica triunfa la miniserie Gabriel, amor inmortal, en la que Chayanne es un vampiro convertido en ser inmortal hace 300 años ni más ni menos que por el conquistador Francisco Pizarro, interpretado por José Luis Rodríguez, El Puma. La serie transcurre en la actualidad y ha sido rodada en Miami, Puerto Rico, Roma y Venecia, pero incluye flashbacks con sacerdotisas incas y ritos aztecas. De hecho, el mito del vampiro aparece en la cultura prehispánica antes que Pizarro, con la forma de monstruos como el tlahuelpuchi de los nahuas (que es sibarita y sólo come niños). Mucho después, en el siglo XX, apareció el infame Chupacabras. 12 Antes no-muerto que sencillo Gabardinas de cuero hasta los pies, capas, camisas con chorreras, corsés -con encajes victorianos o de moderno vinilo-. El vampiro urbano tiene donde elegir. Puede ir clásico o contemporáneo, más o menos recargado. "Esto está de moda, todo tipo de gente lleva ropa rollo vampírico", explica el dependiente de la tienda madrileña J. Canovas Gothic. Para lucir el modelito, lo mejor es dirigirse a un club gótico. En la tienda nos recomiendan el nuevo KGB (los sábados en Jala Jala). Ese mismo día, la sala Wind se convierte en el 666 a ritmo de The Cure o Dream Theatre, y la sala Flamingo se oscurece para convertirse en el Dark Hole. En Barcelona, DJ Luismi y Lady Morte llevan el Undead Dark Club, donde la música mantiene la "esencia oscura y terrorífica". En su flyer de febrero aparece Vampira, personaje de culto de los años cincuenta y estrella de Plan 9 del espacio exterior, donde son los extraterrestres quienes resucitan a los muertos. Sexo, sangre fresca y 'rock and roll' La serie True blood (Sangre fresca) es mucho más rock and roll que Crepúsculo. Para empezar, humanos y vampiros "lo hacen" (mucho y con desenfreno). La sangre de vampiro es droga con la que se trafica y los seres de la noche han salido del ataúd y conviven abiertamente con los vecinos de la húmeda y calurosa Luisiana. Algunas localidades emblemáticas del ficticio Bon Temps se pueden visitar en pueblos como Clinton o Shreveport, donde se encuentra la casa del vampiro Bill (que era una plantación) y las mansiones antebellum (anteriores a la guerra civil) típicas del Sur. Los lugares más impresionantes, sin embargo, son el lago Bistineau y, sobre todo, el lago Caddo, que aparece en los magníficos créditos iniciales de la serie sobre la sensual canción Bad things (Cosas malas). El lago es un espacio protegido y uno de los mayores bosques de cipreses del mundo. Existen multitud de tours para explorar sus siniestros recovecos. El paisaje es inquietante: el típico bayou sureño, fangoso, espeso... en el que no hace falta mucha imaginación para creer en lo paranormal. Sin embargo, la mayor parte de la serie está rodada en California. Por ejemplo, la antivampírica Hermandad del Sol se aloja en la modernísima Sky Rose Chapel de Whittier, una iglesia proyectada por el arquitecto organicista Fay Jones, discípulo aventajado de Frank Lloyd Wright. » Turismo de Clinton (www.clintonla.com). » Turismo de Shreveport (www.shreveport-bossier.org). » Lago Caddo ( http://caddolake.org). » Sky Rose Chapel (www.rosehills.com). Interior de la capilla SkyRose en California. |