Narra Alma

Me estaba preocupando por Jake, le notaba mal. Todo por mi estúpida sed.

-         Jake… ¿estás bien? –le pregunté mientras conducía hacía La Push.

-         Estoy bien, tranquila. –dijo como pudo.

-         Jacob –usé un tono formal y serio –tan solo puedo pedirte que gracias, me has salvado de mi asquerosa sed, pero quiero que me prometas algo.

Paré el coche en medio de la carretera y Jake me miró.

-         ¿El qué?

-         No vuelvas hacer eso. Nunca más me des tu sangre. –le dije seria.

-         Lo haré si hace falta.

-         No quiero beber sangre de humano, y menos de la tuya. ¿Pero no ves como estás? ¡Estás mal! Y todo por mi culpa… Lo único que puedo hacer ahora es cuidarte.

-         Alma…

-         Vamos.

No dijimos nada durante el camino y fuimos a casa de Jacob y él se acostó en la cama, ya que era de noche y tenía que preparar la cena.

A Jake le preparé algo lleno de fósforo, le hice pescadito, aunque a él le gustaba más la carne.

-         Jake… ten cariño.

-         No…

-         Se que no te gusta el pescado, mira si te lo comes te voy luego un polo que lleve azúcar, de turrón que sé que te encanta.

-         Mi preferido.

-         Venga.

Y como un niño pequeñito me hizo caso y luego le di su recompensa. Me hacía reír.

Luego me acosté a su lado, después de ponerme mi pijama, y él dormía, era tan mono cuando dormía. Me quedé en vela toda la noche pendiente de él por si le ocurriese algo, pero estaba tan quieto, inocente ahí durmiendo que cuando se hizo de día no lo desperté y me fui a dar una ducha.

Cuando salí de la ducha envuelta con la toalla fui a la habitación otra vez y Jake dormía.

Cuando me giré vi a Jake sonriéndome, me asustó porque en un abrir de ojos estaba cogiéndome de la cintura.

-         ¿Estás mejor? –me preocupé.

-         Claro, ahora ya estoy como nuevo. Y más si me recibes así.

-         Mal pensado. –dije soltando sus manos de mi cintura y fui a buscar mi ropa.

Pero sus manos me atraparon de nuevo y me hizo sonreír.

-         Te quiero. –me besó.

-         Yo más.

-         ¿Has pasado la noche en vela? ¿Verdad?

-         Sí. ¿Cómo lo sabes?

-         Tengo u sexto sentido. -reímos.

Era casi hora de comer y fuimos a mi casa a comer y estar un poco con mis padres.