Ya habían pasado 4 meses desde que volví a estar con Edward. Esperábamos nuestro queridísimo hijo, íbamos una tarde agarrados de la mano por la playa, y nos sentamos en la arena, contemplando la puesta de sol, el paso su brazo por mis hombros y yo apoye la cabeza en su hombro, de repente se levanto, me ayudo a levantarme ya que yo sola no podía. No entendía que hacia pero de repente se arrodillo saco una cajita de su bolsillo y  me miro a los ojos y dijo:

-          Bella, no quiero volver a separarme de ti quiero pasar mi vida contigo y nuestro bebe- no podía creer lo que estaba escuchando, mis ojos estaban a rebosar de lagrimas y el continuo hablando- ¿quieres casarte conmigo?

No me lo podía creer, esto no podía ser cierto, me arroje con cuidado a sus brazos y le dije:

-          Claro, claro que quiero casarme contigo

El me levanto y comenzó a darme vueltas  en el aire. Era la persona más feliz del mundo, me dejo en el suelo , inclino su cabeza, yo me puse de puntillas, y unimos nuestros labios, después me puso el anillo en el dedo corazón donde estaría toda mi vida.

Pasó el tiempo, era el día de la boda, tenía un vestido precioso, blanco con cuello de barca, me arrastraba por detrás, mi cabello estaba como jamás lo pudo estar, estaba completamente ondulado, con unos mechones a los lados lisos, y un pequeño recogido detrás. Llego la hora, iba por el pasillo de la iglesia, llegue al lado de mi prometido, el me cogió la mano y me llevo a su lado, el cura dijo unas palabras, y después  miro y dijo:

-          Isabella Marie Swan, tomas como esposo a Edward, para amarle y respetarle, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y la riqueza, hasta que la muerte los separe?

-          Si quiero… - dije con las pocas palabra que tenia.

-          Edward Anthony Cullen Masen, tomas como esposa a Isabella, para amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y la riqueza , hasta que la muerte los separe?

-          Si quiero- dijo firmemente, yo sentí un gran alivio.

-          Yo os declaro marido y mujer- después miro a Edward y dijo- puedes besar a la novia

Y eso fue lo que hizo. Me agarro por la cintura y me beso delicada y tiernamente. Fue un día maravilloso. Más de lo que creía que podía ser.

Los meses siguieron pasando rápidos al lado de mi esposo. Ya estaba de nueve meses. Una tarde me rompí aguas, Edward me llevó rápidamente al hospital y hay pocas horas más tarde, mi bebe ya había nacido. Era una niña, preciosa parecida a su padre, con los cabellos castaños y los ojos marones. Le decidimos llamar Julia, era tan pequeña y tan frágil, los médicos le hicieron un montón de pruebas, y nos dijeron que estaba sana y salva. Por fin iba a tener una familia, feliz.

Volvimos a vivir en la casa en la que vivamos antes, con Nessie. Ninguno de los dos podía olvidarle, pero nuestras vidas seguían y ahora quería hacerlo bien. Los primeros meses fueron agotadores. Julia no paraba de llorar por las noche, y Edwaed al no haber vivido eso antes no estaba acostumbrado, pero se le veía feliz, estaba disfrutando de su paternidad como nunca lo había echo quería darle a Julia todo lo que no le pudo dar a Nessie. La niña fue creciendo, ya tenía diez meses, casi caminaba sola, era una niña muy inteligente y simpática. Ya había pasado un año desde la muerte de Nessie que ya la podía recordar con más claridad. Fuimos al cementerio en el que estaba enterrado. Estuvimos una hora  allí, Jake también había venido, él quería mucho a Nessie tanto como yo. Pero ahora estaba encariñándose con Julia, Jeke siempre se llevaba muy bien con los niños.