Estar sentada en esta silla sin ropa cuando él está vestido y muy bien vestido es completamente perturbador, intento parecer una chica normal y natural mientras miro la sopa de calabaza que he prepardo.

Él hunde la duchara en la mezcla de color dorado y la mete en su boca con una elegancia totalmente injustificada para la comida poco recatada que he preparado.

-Está muy buena- dice finalmente y me mira fijamente-.

Su mirada quema, este hombre es puro sexo oscuro y pasión, no entiendo aún como se compra mujeres, debarían hacer cola. Al parecer el trabajo no me va a resultar tan difícil. Junto un poco mis piernas porque noto ese calor recorrerme.

-Jane acercate-.

Me levanto y camino hacia él completamente desnuda, como me quiere.

-Quiero follarte-.

“Oh Dios...”-.

Trago saliva en vano porque la garganta se me seca y lo miro fijamente sin daber que demonios hacer.

Desliza la cuchara limpia que acaba de sacar de su boca sobre mi ombligo y sobre mis pechos, mis pezones se endurecen y jadeo mirándole fijamente, sus ojos se clavan en los mios y sostienen mi mirada. Baja esa cuchara por mi vientre hasta la hendidura de entre mis piernas, está un poco fría, contraigo mi vientre y cierro mis ojos pensando que me voy a marear, maldito infierno, espero seguir quieta.

Noto algo suave sobre mi vientre y al abrir los ojos veo los labios de Carlisle, mueve su lengua sobre mi vientre y va bajando, mis nervios crecen y estoy algo nerviosa, quiero tocar su cabello y hundo mis dedos en esa maraña cobriza perfectamente peinada hacia atrás. Él me mira y mueve sus dedos al rededor de mis caderas, baja más su lengua entre mis muslos y desliza su lengua circularmente sobre mi sexo, gimo todo lo alto que puedo y cierro los ojos, las piernas me tiemblan.

-Me gustas Jane, llevo todo el día penando en ti-.

Su voz es ronca y jodidamente sexy. Lo miro fijamente y acaricio su cabello, este hombre es tan guapo, es tan interesante, tan diferente a todo lo que he conocido.

Carlisle me sienta sobre la mesa y abre mis piernas con total rapidez, mueve su lengua mucho más rápido, la siento por todo mi cuerpo y me estremezco. Hundo mis dedos en su cabello y gimo de nuevo,e sto es espectacular, me tiembla el cuerpo y no puedo dejar de gritar, me cuesta respirar y esa sensación placenera haze que toda mi piel se ponga de gallina, hasta que tengo que cerrar los ojos y alcanzar la cima, su lengua se relentiza cuando llego a callendo en esa espiral de placer que hasta ahora, solo él me ha proporcionado, tiene la llave y sabe como demonios usarla sin duda.

Me mira fijamente aún posicionado entre mis piernas y se relame, eso sería asqueroso visto desde otro punto, pero desde mi perspectiva era jodidamente caliente.

-¿Tienes novio Jane?-.

-No- susurro y mi voz es un completo desastre-.

-Eso me congratula-.

Asiento como una completa gilipollas.

Besa la cima de mi sexo y me vuelve a sentar sobre la mesa de manera que mi espalda vuelve a estar de manera vertical y no horizontal como hace unos momentos.

Me mira con una sonrisa.

-Una cena muy digna, si señor-.

Me sonrojo y juego con las puntas de mi cabello.

-Ve a dormir Jane, es tarde-.

-¿El señor...?-.

-¿Si?-.

Trago saliva en vano y le miro fijamente.

-¿El señor no viene conmigo?-.

-No tengas tanta prisa, iremos despacio Jane, eres virgen-.

Froto las palmas de mis manos en mis rodillas y asiento.

-Mañana iremos a una comida-.

-¿Donde?-.

-Iremos a una comida con Esme y con Aro, a su casa, ambos te conocen-.

-Si... si señor...-.

-Muy bien, ponte algo elegante-.

-No tengo... no tengo ese tipo de ropa-.

-¿No?, bueno déjalo en mis manos, lo arreglaré-.

-Gracias-.

-Por nada- me guiña un ojo consciente de lo que proboca en mi y me bajo de la mesa, las piernas me tiemblan y estoy jodidamente nerviosa-.

Me voy a la habitación, Nico me sigue y acaricia mi pierna con su cola, maulla y me gusta que esté conmigo, el gato me hace compañía, no me siento tan sola. Cuando entramos en mi habitación cierro la puerta, el gato toma su posición en los pies de la cama y yo me meto entre las sábanas algo aturdida, no quiero ducharme, porque ahora mismo tengo su olor en mi cuerpo y es algo que me gusta. El sueño viene rápido a mi y me lleva lejos.