BELLA POV
Ya era viernes, los días transcurrieron no sé si para mi suerte o mi desgracia demasiado rápidos. Aunque esta semana había sido fantástica, lo que más me gustó fue la reacción de todos cuando me vieron bajarme de un volvo y con un chico a mi lado. Esto era extraño para todos, yo no era de salir con chicos, me gustaba más andar con Alice o sola, solía disfrutar de la soledad, era como mi mejor amiga…hasta que conocí a Edward.
Se podían oír los murmullos de las chicas preguntándose quien era el chico tan guapo que me acompañaba, si era soltero o si era algún familiar mío, era increíble ver cuánto llamaba la atención Edward. Algunas hasta estaban pensando en invitarlo a salir si era que no salí con nadie, o preguntarme cosas sobre el. Pero al parecer el escuchó lo que decían las chicas y todos los comentarios cesaron cuando tiró de mi brazo y me dio un repentino beso en los labios el cual le devolví colocando mis brazos alrededor de su cuello. La semana transcurrió tranquila, después de ese beso a nadie se le ocurrió cuestionar si Edward era soltero.
Era una suerte para mi que el y yo compartiéramos la mayoría de las clases, sobre todo las más aburridas como biología, matemáticas y letras. A su lado las clases ya no parecían tan aburridas, el siempre encontraba la forma de hacerme sonreír. Y en clases audiovisuales cuando toda el aula estaba a oscuras, el se acercaba lo más que podía a mi, sin que nadie lo notara y me acariciaba el brazo por debajo de la mesa. A cada contacto de su piel con la mía podía sentir cientos de descargas eléctricas atravesar toda mi piel, era excitante.
Así transcurrió toda la semana, con ella las finales y ya habíamos terminado el cuso, solo faltaba la graduación la cual yo no quería que llegara ya que eso solo significaba una cosa…que Edward se iría con sus hermanos a sus vacaciones. Se que sonará un poco egoísta, pero no quería que el se fuera, todavía quedaban tantas cosas que no conocía de él. Solo sabía que conmigo podía llegar a ser bastante romántico, seductor y sexy.
Fuera de eso solo lo conocía hacía una semana y se marcharía por dos meses, dos meses en que solo hablaríamos por teléfono y nos escribiríamos emails…no lo vería. Extrañaría su calor sobre mi piel, sus besos, sus caricias, la forma que tenía de seducirme…
Pero en fin había decidido aprovechar todo el tiempo que tenía con el al máximo. Para eso y gracias a mi querida amiga Alice me quedaría este fin de semana en su casa ya que el sábado era la fiesta de graduación y según ella íbamos a prepararnos en su casa. La verdad a estas alturas ya estaba adaptada a que Alice me usara de conejillo de indias para probar de todo desde diseños de vestidos hasta para el maquillaje…así que no me molestaba en lo absoluto al contrarío, no veía la hora de terminar con ella e ir a correr a los brazos de Edward. Todo el tiempo que me quedaba era el día de hoy, el sábado y parte del domingo ya que el vuelo de ellos salía el domingo por la tarde.
Todavía no sabía hacia donde se dirigían, Alice no se lo ha dicho a nadie quería mantenerlo en secreto, aunque Edward me dijo que en cuanto supiera donde iban a estar me lo decía y que no me preocupara que el me llamaría y me escribiría a diario. Así que decidí olvidarme de todo y aprovechar al máximo el tiempo con el. Las clases terminaron y salimos de la escuela hacia el parqueo, estaba abriendo la puerta del volvo cuando un brazo tiró de mi hacia atrás impidiéndome que montara.
-A donde crees que vas.- me dijo Alice sonriendo.
-A tu casa, o es que acaso no puedo ir.- le dije sin entenderla.
-Si claro que si pero más tarde, porque ahora nos vamos las tres de compras para buscar el vestido para la graduación.- me dijo señalando a Rosalie que se encontraba su lado.
Esto no era ir de compras, esto era otra tarde de tortura con Alice y Rosalie. Si Alice era peligrosa sola, más peligrosa era con Rosalie ya que ambas tenían una loca adicción por las compras y todo lo que tenía que ver con el glamour. Como era ya de costumbre nos probamos de todo tipo de vestidos. Ya fueran corte recto, con tirantes, sin tirantes, largos cortos. Algunos que eran demasiado sensuales como para una graduación mientras que variaban por todos los tonos de colores. Los había azules, rosados rojos, negros, blancos…en fin te podías pasar todo un día y no terminabas de verlos todos.
Luego de encontrar los vestidos adecuados nos probamos los zapatos de acorde al vestido de cada una, y al igual que con los vestidos había de todos modelos y diseños. Luego pasamos al departamento de lencería donde nos probamos unos conjuntos que daba vergüenza nada más mirarlos. Yo no tenía ganas de comprar ninguno pero Alice insistió en que me haría falta, que ella sabía lo que hacía.
Al final terminamos y nos dirigimos hacia la casa, la verdad estaba exhausta, en estos momentos lo que más necesitaba era una buena ducha para relajarme, o un buen masaje, aunque las dos cosas vendrían muy bien y si eso contaba con que Edward me ayudara mucho mejor. Cuando llegamos a la casa para mi sorpresa ahí se encontraban Carlisle y Esme, esto era un poco extraño, ya que ellos siempre trabajaban por la noche y no los veíamos casi nunca ya que ellos regresaban a la casa cuando nosotros estábamos en la escuela y se iban poco antes de regresar. Después de saludarlos subí hacia mi habitación a dejar las bolsas con las compras que habíamos hecho y eso que estas solo eran las mías.
Al final después de probarme tantos vestidos opte por uno sencillo, el cual era de un azul intenso con un corte de pico. Junto con el vestido venía un precioso collar en conjunto, y para completar unos tacones negros que todavía no sabía como Alice me había convencido para comprarlos. Entre las demás cosas de las compras venía un juego de ropa interior de encaje negro…esto había sido mi idea…quería ver la cara que iba a poner Edward cuando me lo viera puesto.
Cuando abrí la puerta de mi habitación ahí se encontraba él, más perfecto que nunca, estaba recostado en la cama con sus manos detrás de la cabeza, con solo sus jeans desgastados puesto, sin camisa. A veces pensaba que lo hacía a propósito, aunque a mi o me molestaba, al contrario podría pasarme la eternidad viendo ese perfecto cuerpo. Por un momento se me quedó mirando…pero después se levanto y se dirigió hacia donde yo estaba para darme un efusivo beso en los labios…uno de esos que hacía que yo perdiera la cabeza.
Su lengua comenzó a juguetear con la mía y yo me rendí ante el, lo deseaba demasiado, solté las bolsas y mis manos fueron hacia su cuello. Cuando se me escapó un gemido de los labios el se separó sonriendo.
-Te extrañe mucho.- me dijo el.
-Yo también, no sabes la tortura que fue ir de compras con Alice.- le dije mientras mis manos iban acariciando su pecho.
-Créeme tengo una buena idea de cómo es Alice.- me dijo y no pude evitar preguntarle.
-Y eso como es.- le dije, la curiosidad me mataba.
-Ella solía cojerme de barbie cuando era chico, así fue como aprendió…conmigo.- no pude evitar reírme ante su comentario.
-Bueno por lo menos para ti se acabó la tortura, ahora es conmigo.- le dije mientras el me acariciaba la mejilla.
-Quiero que te olvides de Alice por ahora, y solo pienses en nosotros.- me dijo mientras sus manos iban deslizándose hacia abajo por mi espalda.
-Eso lo puedo hacer.- le dije y nos volvimos a fundir en un beso.
Edward comenzó a besarme mientras sus manos no dejaban de recorrer ni un centímetro de mi cuerpo. Llegó hasta el borde de mi blusa y me la quitó, para luego quitar mi sujetador. Lentamente fue empujándome hasta que mi cuerpo chocó contra la pared y allí me aprisionó besándome y tomó una de mis piernas colocándola en su cadera y no pude evitar un gemido que se escapó de mis labios al sentir su creciente erección. Casi pude sentir una sonrisa provenir de sus labios, había logrado su objetivo y yo al igual que el estaba muy excitada. En estos momentos quería todo de el no me importaba nada. Con mi mano acaricié su torso desnudo y dirigí mis manos hacia el cierre de su jean quitándoselo.
De pronto y sin separarse ni un centímetro de mi, tomó mi piernas y me levantó mientras yo las enredaba alrededor de su cintura. No se como pero cuando vine a darme cuenta estaba recostada contra una pared del baño mientras el no dejaba de besarme y el agua caliente de la ducha comenzaba a caer sobre nuestros cuerpos que cada ves deseaban más. Sus manos por mi piel húmeda se sentían demasiado bien y me recorrían completa mientras sus labios iban desde mi cuello y llegaban hasta mi oído para susurrarme.
-Te advertí que no te ibas a escapar la próxima vez.- susurró muy bajo haciéndome erizar la piel.
-Si al parecer siempre cumples tus promesas.- le dije sonriendo mientras lo besaba.
-Pues entonces prometo que estos dos días que nos quedan juntos serán inolvidables para ti ya que no nos veremos en un tiempo.- me dijo sonriendo.
-Pues eso comienza a sonar fantástico.- le dije mientras lo besaba frenéticamente.
Las manos de Edward me recorrían completa mientras las mías iban por su pelo, su espalda y su pecho mojado. Los labios de Edward iban dejando un rastro de fuego por todo mi cuerpo bajando desde mi cuello y llegando hasta mis senos donde se detuvo a saborear mis pezones insistentemente.
Luego terminó de bajar mi ropa interior y yo hice lo mismo con las de él. Volvió a besarme mientras comenzaba a rozar mi entrada con su ya muy creciente erección y yo no sabía cuanto más podría aguantar. El rose de su miembro contra mi me hacía perder la cordura. El me estaba torturando.
-Edward…por favor.- le supliqué con la voz casi inaudible.
-Que cosa.-me decía el mientras continuaba besándome.
-No juegues más.- le dije
-Te parece que estoy jugando.- me dijo mientras mordía uno de mis senos.
Si el decía que esto no era un juego pues podíamos jugar los dos. Bajé mis manos hasta tomar su miembro y comencé a masajearlo. Edward dejó escapar un gemido de sus labios.
-Bella que estas haciendo.- me dijo con la respiración entrecortada.
-Que te parece que estoy haciendo…jugando.- le dije sonriendo.
- Creo que fue suficiente de juegos por hoy.-me dijo dirigiéndose hacia su jean mientras sacaba un preservativo y se lo ponía.
Regresó hacia donde yo estaba y nuevamente me aprisionó contra la pared mientras nuestras caderas se juntaban y nuestras respiraciones se volvían nuevamente erráticas. Comenzó a besarme desesperadamente desde el cuello y hasta mis senos.
-Pensé que habíamos terminado con los juegos.-le dije haciendo que dejara de besarme y me mirara.
-Si creo que tienes razón.
Y diciendo esto me cargó presionándome contra la pared y entrando lentamente en mi mientras yo colocaba mis piernas alrededor de sus caderas. Se escapó un gemido de mis labios al sentirlo dentro. Sus labios estaban sobre los mío tratando de silenciar los gemidos que se nos escapaban mientras sus cuerpo envestía una y otra vez. Edward se movía muy lentamente…eran ideas mías o todavía trataba de torturarme...
-Edward…por favor…-traté de decirle como pude.
-Que quieres Bella.- me dijo mientras me besaba.
-Quiero que…-dios era tan difícil hablar y más cuando el no dejaba de besarme.
-Quieres esto.- me dijo envistiendo más rápido.
-Si…más.- le dije mientras el acallaba los gemidos que salían de nuestras bocas con un beso.
Edward comenzó a entrar y salir más rápido mientras mi cuerpo comenzaba ya a tensarse ante el inevitable orgasmo que pronto llegaría.
-Bella…gimió el en mi oído.
Y continuó moviéndose más rápido mientras mis paredes se estrechaban cada vez más hasta explotar juntos. Continuamos así unidos por un rato hasta que el salió de mi, en ese momento me sentía tan vacía. Pero por sobre todo esto había sido fantástico y el era increíble. Después de bañarnos salimos hacia mi habitación cada uno envuelto en una toalla.
Edward se sentó en la cama mientras yo buscaba una ropa para ponérmela, cuando encontré lo que me iba a poner se me ocurrió una idea. Tomé mi ropa interior y fui hasta la cama donde se encontraba Edward sentado y se quedó mirándome, coloqué un pie sobre la cama al lado de el lo que hacía que el tuviera una amplia vista por debajo de la toalla. Edward tragó en seco mientras yo cogía la diminuta tanga para deslizarla por mi pié.
-Bella…creo que no has notado hasta que punto llega mi autocontrol.- me dijo muy serio.
-Yo no he hecho nada Edward, solo me estoy vistiendo.- le dije inocentemente.
-Pues déjame que te ayude.- me dijo mientras zafaba la toalla y la dejaba caer al suelo.
Edward tomó la tanga de mis manos y se agachó para ponérmela, lentamente la fue deslizando primero por una pierna y luego por la otra, después la subió lentamente mientras con sus manos me iba acariciando, lo estaba haciendo apropósito. Sus manos sobre mi piel me quemaban. Luego tomó mi sostén y mientras me lo colocaba me iba dejando besos por mis hombros y delicadamente rozaba mis pezones, lo que en un momento hizo que se me escapara un gemido. El sabía lo que provocaba esto en mi, pero yo había comenzado. Luego tomó el short y me lo puso, para después ponerme la blusa mientras continuaba besándome. Cuando terminó de vestirme me miró sonriendo.
-No crees que las cosas están mal.- me dijo sonriendo
-Porque dices eso.- le dije deslizando mi mano por su pecho.
-Creo que yo debería haberte desvestido no lo contrario.- me dijo mientras se comenzaba a pegar a mi.
-Tu quisiste ayudarme…aunque me arrepiento de que lo hallas hecho.- le dije mientras lo besaba.
-Porque lo dices.- me dijo sonriendo.
-Nunca pensé que vestirme fuera a excitarme tanto.- le dije sonriendo mientras el se pegaba más a mi y pude sentir que estaba tan excitado como yo.
-Eso se puede solucionar, quieres que te desvista.- me dijo mientras sus manos iban hacia el cierre del short.
-Sabes que tus padres nos están esperando para cenar verdad.-le dije besándolo lentamente mientras mis manos traicioneras iban hacia su cuello.
-Lo sé…y aunque no quisiera será mejor que vaya a cambiarme.- me dijo dándome un beso y dirigiéndose al baño para ir a su cuarto.
Y ahí me quedé yo en la habitación sentada en la cama esperando a Edward, pero era tanto el cansancio del día que terminé por recostarme y cerré mis ojos solo uno segundos. No se decir cuánto tiempo pasó, pero me desperté cuando siento una lengua sobre mis labios pidiendo permiso. Abrí los ojos para encontrarme con los de Edward que me miraban tiernamente.
-Me encanta verte dormir.-me dijo cerca de mis labios.
-Y a mi me encanta hacerlo, sobre todo si sé que me despertarán así.- le dije sonriendo.
-Mejor vamos a cenar.- me dijo ayudándome a levantar.
Salimos de la habitación tomados de la mano y cuando llegamos al piso de abajo en la sala ya estaban todos esperándonos, incluso Esme y Carlisle estaba allí.
-Mamá, que has preparado para cenar, tengo hambre.- dijo Emmett y todos nos echamos a reír.
-Bueno espero que les guste lo que he preparado hoy, se que a todos les gustará.- dijo sonriendo y mirando a Edward.
Nos dirigimos hacia el comedor y yo no podía creer lo que veía Esme había preparado comida Italiana. Había pasta, lasaña, risotto, pizza y unas bolas de carne que parecían estar deliciosas. Como era costumbre ya me senté al lado de Edward.
-Me encanta la comida italiana.- le dije muy bajo para que nadie oyera, solo él.
-A ti no es a la única.- me dijo sonriendo.
-A quien más le gusta.- le pregunté.
-A mi, es mi comida favorita.- me dijo mientras me tomaba la mano por debajo de la mesa.
La cena trascurrió tranquila, como siempre Emmett hacía uno que otro chiste. Esme nos preguntó sobre los exámenes finales y como habíamos terminado el curso. Al parecer hoy era uno de esos días donde se ponían al tanto de cómo iban en la escuela. La cena terminó tranquila y a cierta personita de pequeña estatura pero con ideas no muy buenas se le ocurrió que nos fuéramos a celebrar el haber terminado el curso. Y salimos ellos cuatro en el porche de Alice y yo y Edward en el volvo. Todo el trayecto fuimos siguiendo el carro de Alice ya que ella insistía en no decirnos hacia dónde íbamos, así que no nos quedaba más remedio. Yo sabía que esto no era buena idea, nunca lo era.
Cuando llegamos a nuestro lugar de destino me asombró ver hacia donde nos había llevado ella. Nos encontrábamos delante de un club nocturno, ahora si se había vuelto loca, es que acaso se le había olvidado mi torpeza sobre todo para bailar. Los demás chicos entraron mientras nosotros todavía permanecíamos afuera, ya que yo sujetaba fuertemente la mano de Edward para no entrar.
-Creo que esto no es una buena idea…no se bailar.-le dije mientras el se giraba hacia mi con aquella sonrisa matadora.
-No lo harías ni por mi.- me dijo mientras comenzaba a acercarse peligrosamente a mi rostro.
-Lo siento pero bailar no es para mi, solo hacen falta dos segundo para que aparezca mi torpeza y no quiero terminar en el suelo.- le dije mientras el me sonreía y me besaba lentamente.
-Prometo que te recompensaré, haré lo que tu quieras.- me dijo mientras sus labios se deslizaban por todo mi cuello.
Entonces una idea vino a mi mente, el se iba a arrepentir de haberme prometido lo que yo quisiera.
-Si lo prometes entonces correré el riego de caerme.- le dije mientras le daba un a sonrisa.
-Yo no dejaré que te caigas, te lo prometo.-me dijo besándome nuevamente.
-Mejor que no sigas prometiendo cosas, capaz que no puedas cumplirlas.- le dije mientras me separaba un poco sonriendo.
- Yo siempre cumplo mis promesas…o no te quedó claro hoy en la ducha.- me dijo y sentí como mis mejillas tomaban un color rosa.
-Si tienes razón, siempre las cumples.- y diciendo me dio un beso y entramos al club.
Casi no se veía nada, las luces del club y los flashes casi te dejaban ciegos. Eso sin contar que la música tenía un volumen bastante elevado. Edward fue conduciéndome entre la gente hasta que pudimos visualizar a los chicos en un VIP. Nos dirigimos hacia allí y cuando nos fuimos a sentar los chicos se levantaron para ir por unas bebidas y Edward fue con ellos. Me quedé allí sentada con las chicas en lo que regresaban nuestros adorados novios.
-Alice esta es tu genial idea de diversión.- le dije un poco alto por el volumen de la música.
-No te gusta la idea Bella…sabes en un club se pueden hacer muchas cosas.-me dijo sonriendo.
-Si, como que, no se si te acuerdas pero no sé bailar.- le dije.
-Quieres hacer una apuesta conmigo a que tu bailas esta noche.- me dijo ella, acaso se traía algo entre manos.
-No sé que tienes planeado Alice, pero no me obligarás a bailar.
-Yo no tengo nada planeado.- dijo riéndose…o fueron ideas mías.
En eso comenzó a sonar en la pista una canción que a mí me gustaba mucho, era de los Jonas Brothers – When you look me in the eyes.
Pero solo conocía una persona que sabía que a mi me encantaba esa canción, y esa persona se encontraba cerca de mi sonriendo…Alice. En eso regresaron los chicos y se llevaron a las chicas a bailar. Edward llegó a donde yo estaba y me extendió la mano para que lo acompañara.
-Esto no es una buena idea, voy a hacer el ridículo.
-No lo harás.- y diciendo esto tomó de mi mano y me levantó.
Me dirigió hacia un lugar apartado de la pista donde al parecer nadie vería, estaba muy oscuro. Edward puso sus manos en mi cintura y me acercó a el, y cuando su rostro se acercó al mío…ahí fue donde me perdí.
-Te prometí que no te dejaría caer…solo déjate llevar.- me susurró al oído
Y en estos momento yo no podía negarme, no cuando el estaba tan pegado a mi y me miraba de esa forma, no cuando sus manos se deslizaban peligrosamente por mi cintura. Así que decidí dejarme llevar y coloque mis manos alrededor de su cuello tratando de acercarlo más si era posible. Edward comenzó a moverse lentamente al ritmo de la música y yo me movía junto con el dejándome llevar como el me había pedido. Sus labios me besaban lentamente sin dejar de bailar, mientras sus manos se deslizaban a todo lo largo de mi espalda. No se que tiempo pasó hasta que sentí que alguien nos interrumpía y en ese momento me percaté que la canción ya se había acabado.
-Pensé que no sabías bailar Bella.- dijo aquella voz cantarina detrás de mi, me giré y me encontré con una sonriente Alice.
-Y no sé Alice.- le dije sin separarme aún de Edward.
-No parecía eso hace unos minutos…¿Quieres ver?
-No seas ridícula Alice yo…
¿Quieres ver? Hasta ahora fue que mi mente procesó lo que ella había dicho es que acaso ella había hecho lo que yo creía. No ella no estaba tan loca.
-Alice dime que no hiciste lo que estoy pensando.
-Mira se ven tan lindos bailando, nunca pensé que bailaras tan bien Bella.
Si, si lo había hecho, Alice nos había grabado bailando, tenía ganas de matarla. Ahí estaba recogido todo, Edward besándome y deslizando sus manos por mi cuerpo, yo moviéndome al compás de la música y al parejo de Edward. En un final tenía que reconocérselo a Alice, no lo hacía tan mal después de todo.
Pasamos un rato agradable en el club, Emmett no dejaba de hacer chistes y bromas sobre que nos iba a inscribir en un concurso de baile, solo esperaba que no lo hiciera. Después de un rato nos fuimos, aún no era muy tarde así que decidimos…bueno Alice decidió que iríamos a dar una vuelta. Igualmente la seguimos hasta que llegamos a un lugar que nunca había ido, solo lo había oído nombrar mucho durante la semana en la escuela…El mirador del Amor…
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