The dream of any teenager

Autor: CrissitaCullen
Género: Romance
Fecha Creación: 05/11/2011
Fecha Actualización: 05/11/2011
Finalizado: NO
Votos: 1
Comentarios: 1
Visitas: 13770
Capítulos: 11

A Bella Swan, una chica de un pequeño pueblo de Estados Unidos, le dan una beca para pasar unas vacaciones inlovidables en uno de los cruceros 'Cullen C&CO' por el Caribe. ¿Que pasará cuando conozca a un chico de pelo cobrizo y ojos verdes?

Disclaimer Los personajes reconocidos de esta historia pertenecen a Stephanie Meyer, la trama y los personajes no reconocidos son de LiseHarnett, tengo su total permiso para publicar esta historia en esta página.

He hablado con Lise y la hisotoria cuenta con aproximádamente unos 11 o 12 capitulos, asi que está en proceso de finalización, enjoy!

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Capítulo 9: Lágrimas de impotencia

Mi única preocupación ahora era hacer mi prueba y salir victoriosa de ella. No podía dejar que Emmett me ganará, por lo que cumpliría con ella, por muy retorcida que fuera.

Aunque en ese momento que la prueba no solo me implicaba a mi, era una prueba en pareja, núnca mejor dicho, por lo que intenté negociar ese aspecto con Emmett.

-Emmett, no creo que esta prueba sea apropiada, es mi prueba, y Edward no tiene por que verse visto metido en esto, la botella me ha apuntado a mi, por lo que solo me afecta mi.

-Vamos Bells- Me dijo guiñandome un ojo- No tienes porqué avergonzarte, es una simple prueba, y además no creo que a Edward le moleste ¿No es así Eddie?

-Emmett- Le dijo Edward en tono de advertencia- No me llames así, te lo he dicho millones de veces- A continuación se giró hacía mí dirección posando así su vista fija en mi-Y no, no me molesta besarte, es un prueba, y las pruebas, incluyan a quién incluyan, hay que cumplirlas. Pero eso sí- En ese momento miró a los demás, uno a uno- No lo haremos delante vuestro, un beso es algo íntimo, si lo hacemos será lejos de las miradas cotillas ¿De acuerdo?

-Pero Edward, eso no es justo- Dijo Rosalie quejandose con tono de decepción.

-Dejalo Rose, no le convencerás- Dijo Alice- Sé como es mi hermano, está demasiado anticuado, es...- Alice puso una mueca dejandonos adivinar que estaba pensando- Como un caballero del Londres victoriano, siglo XVIII- Se apresuró a completar. Todos rieron por el comentario de Alice, escepto

Edward y yo, y sabía que ese era un detalle en el que él se había fijado. En cierto modo, lo encontraba de lo más natural del mundo, un beso es un gesto íntimo entre dos personas, no tiene porque haber terceros presentes en la escena. Y tenía que admitir, que me había gustado lo que Edward había echo, demostraba que era un caballero de los piés a la cabeza, eso sí, cuando quería, ya que esta mañana su actitud no había sido para nada respetuosa y mucho menos caballerosa. Pero si había algo que había aprendido hoy, era que hay que pasar página, los dos teníamos nuestra parte de culpa en lo que respectava a esa discusión, y si no nos perdonabamos, no podríamos ser felices, ni él, ni yo.

-Hey chicos- Dijo Ethan cuando paró de reirse por el comentario de Alice, animandoles así a los demás a que también se silenciaran y le escucharan-

Creo que Edward y Bella pueden hacer la prueba dónde quieran, Emmett ha dicho cúal era la prueba, pero no ha especificado nada respecto a el lugar en el que tiene que suceder, por lo que los dos son libres de completar la prueba dónde les plazca.- Cuando terminó de hablar, se giró hacía mi para mirarme y me guiño el ojo, a lo que le respondí con un ''gracias'' en un simple susurro, asegurandome de que él era el único que se había fijado en ese pequeño detalle. Era la típica complicidad entre mejores amigos. Si, decía que Ethan era mi mejor amigo, por que a pesar de que llevavamos menos de cinco días en el barco, y solo en el barco había hablado con él, sabía que los dos nos considerabamos 'mejores amigos'.

-Pues lo dicho- Dijo Edward mientras se levantaba, caminaba hasta mi y me ofrecía su mano para ayudarme a levantarme, gesto que agradecí con gusto. Empezamos a caminar cogidos de la mano hacía dentro, dejando la cubierta atrás. Pero fue en ese momento cuando Edward se giró mirandoles a nuestros amigos y les advirtió- Y que no se os ocurra seguirnos. Lo digo especialmente para Emm- El acusado le miró con cara angelical- Que no se te ocurra.

Dicho esto nos volvímos a girar, esta vez sin cogernos de la mano, hacía dentro del área, llegamos a la concina, Edward se apoyó en la encimera con los brazos cruzados en su pecho. Yo me quedé en la entrada. No sabía que hacer, ni quién daría el paso para el beso. Edward enseguida notó que estaba incomoda.

-No vamos a besarnos Isabella, es una prueba inapropiada, no tienes porque sentirte presionada. No haremos nada que no quieras, simplemente tendremos que esperar aquí unos cinco minutos y todo habrá pasado- Se apresuró a explicar. Iba a replicarle por lo que me había dicho. ¡Por supuesto que quería que él me besara! Pero no en estas circunstancias, no antes de que arreglaramos la situación. Pero en ese momento me dí cuenta de un pequeño detalle, me había llamado Isabella, no Bella... Sabía que eso significaba que estaba poniendo un muro entre nosotros, y eso me dolía en lo más profundo...

-¿Isabella?- Le dije mirandole frunciendo el ceño, sabía que él había notado el deje de tristeza que había en mi voz, aunque intenté por todos los medios disimularlo, quería que pensara que no me había afectado, pero el resultado no salió como yo esperaba que lo hiciera.

-He supuesto que Bella era para los amigos, y dado que nosotros no lo somos...- Dejo la frase sin concluir.

-¿Como hemos llegado hasta esto? Ya mee has demostrado varias veces que no cumples tu palabra.- Me miró sin entender, pero esa confusión pasó rápidamente a ser sustituida por la rabia, se acercó a mi furioso.

-¡¿Yo no cumplo mi palabra? ¡¿Lo dice la que iba a 'pensarse' el salir conmigo y a los dos minutos ya estaba en los brazos de otro?- Remarcó la palabra 'pensarse' con un claro tono de burla y haciendo unas comillas con sus dedos.

-No, lo dice la que le vió al chico del que está enamorada besandose con una cualquiera cuando minutos antes había estado pensando en ser su novia, la que le pidió tiempo ha ese chico y la que le suplicó que no dejaran de ser amigos, y él una y otra vez rompió sus promesas.- Cuando me dí cuenta ya estaba llorando, las lágrimas caían por mis mejillas por la impotencia, por la rabia. En el momento en el que las lágrimas empezaron a resbalarse de mis ojos Edward salió del estado de shock en el que se había mantenido todo el rato.

-¿Que has dicho?- Le miré sin comprender, deseaba con todas mis fuerazas que no me hiciera volver a repetir esas palabras tan dolorosas que había pronunciado- Repite lo que has dicho, por favor.

-Que rompistes tod...-Edward me silenció los labios con su dedo índice.

-Eso no, lo primero. Tengo que escucharlo otra vez. Repitelo, por favor.- Me dijo mientras comenzaba a secar mis lágrimas, ya hacía unos segundos que habían dejado de salir de mis ojos y estaba segura de que eso era debido a la confusión en la que estaba. Y entonces comprendí... Él quería que le repitiera la primera frase que había dicho, en la que le confesaba sin darme cuenta mis sentimientos y con ellos las intenciones que había tenido. Y se lo repetiría, si eso era lo que él deseaba, aunque estaba segura de que eso no cambiaría las circunstancias. Iba ha decirselo, pero justo en ese momento entró la señora Cullen a la cocina por la otra puerta.

-Oh, hola chicos. ¿Que tal Bella? ¿Te está Edward enseñando nuestra área?- Me dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

-Hola Mamá- Le saludó Edward mientras se acercaba hasta ella para darle un casto beso en la mejilla.- Y respondiendo a tu pregunta; Sí, le estaba enseñando un poco a Bella nuestro pequeño rincón en el barco.

-Hola señora Cullen. Efectivamente, tal y como ha dicho Edward. Estaba dándome a conocer vuestra área, es hermosa.

-Llámame Esme cariño- Me dijo acariciandome la mejilla. En ese momento me dí cuenta de que Esme no había notado que segundos antes había estado llorando, por que en el caso de que así fuera, estaba segura de que me hubiera dicho algo al respecto- ¿Y cúal es la parte que más te ha gustado Bella?-Esa pregunta me tomó desprevenida, pero enseguida recorde una zona que me había fascinado de este sitio.

-La biblioteca- Le dije sonriendo, pude ver que por el rabillo del ojo que Edward también lo hacía.

-Edward me comentó que esa zona te gustaría, y me alegro de que así haya sido- En ese momento le miró a Edward- Será mejor que me vaya, sé que aunque no me lo digais, quereis intimidad. Pero para eso deberíais ir a tu cuarto Edward, acabo de ver a Emmett intentando entrar en sin hacer ruido por la puerta trasera.- Dijo Esme mientras nos ofrecía una sonrisa cómplice y se dirijía hacía la puerta por la que había entrado.

-Mi madre tiene razón Bella, vamos a mi habitación, será mejor- Me dijo sonriendo mientras me acariciaba la mejilla, a continuación me tomó de la mano y nos encaminamos hacía su cuarto, supuse.

Cuando llegamos a su habitación me quedé atontada, era preciosa, había una estantería con miles de discos junto ha un aparato de música especial para discos de vinilo. También tenía varios libros, un sofá blanco de cuero, en el que me senté, una cama decorada con una colcha de tonos negros y grises, y fue entonces cuando ví, al final de la habitación, un precioso piano(+) blanco con matices dorados, era el piano más bonito que había visto núnca, en una de las esquinas del piano se podía leer perfectamente las iniciales 'E.M' empecé a barajear los posibles nombres que podrían hacer referencia a esas siglas, pero ninguna de mis estúpidas ideas concordaban con lo que quería averiguar . Era un piano precioso y eso que en el intituto ya había visto varios en algunas de las aulas correspondientes a las materías de música.

-Le perteneció a mi madre- Me dijo aclarandome las dudas que tenía. Si, mi madre tenía razón, yo era un libro abierto.

-¿A Esme?- Le dije sin comprender, supuse que el nombre completo de ella era Esme Cullen, a no ser que no se hubiera cambiad su apellido al casarse, cosa que era rara, la mayoría de las mujeres se cambiaban su apellido por el de su marido cuando se casaban.

-No, ha Esme no. Le perteneció a mi verdadera madre; Elizabeth Masen..- Dijo mientras me señalaba a las iniciales que estaban impresas en el piano.- Mi padre se llamaba Anthony Masen, de ahí mi segundo nombre; Edward Anthony.- Fue enconces cuando me dí cuenta de la confesión que Edward me acababa de hacer.

-Oh, valla. ¿Eres...?- Deje la frase sin completar, no sabía como formular la pregunta sin que sonara demasiado inapropiada.

-Si Bella, soy adoptado. No tienes porque pensar que me vas a herir por decirlo. No lo haces. Es verdad que echo de menos a mis padres, pero Esme y Carlisle son ahora como mis verdaderos padres, o por lo menos, los quiero como si lo fueran. Además, era muy pequeño cuando mis padres murieron, por lo que no recuerdo mucho de ellos, y lo único de lo que me acuerdo es gracias a los pocos detalles que tengo de ellos, algunas fotos, joyas y en especial, el piano.- Le sonreí en respuesta, quería hacerle más preguntas sobre ello. Quería saber todo de él, tenía esa necesidad. Pero supe que no era el momento, no quería atormentar este momento tan bonito por recuerdos del pasado, teníamos que centrarnos en el presente, y en el futuro. Me levanté del sofá acercandome así hasta el piano y lo acaricié con delicadeza y con admiración.

-¿Tocas?- Le pregunté señalando con la palma de mi mano abierta hacía el piano. En ese momento me dí cuenta de lo estúpida que era mi pregunta. Estaba claro que sií que tocaba, en el caso de que no lo hiciera, no tendría un piano en su propia habitación, pero la razón de la pregunta fue porque hubo un momento en el que pensé que solamente lo tenía ahí como tributo hacia su madre y su padre. Enseguida me volví a sentar en el sofá, no quería distraerme con nada mientras hablabamos, me quería centrar en él.

-Si, y lo haré para ti si quieres. Pero tenemos una conversación pendiente- Se sentó en el sofá junto a mi, mirandome- Necesito que me lo repitas, quiero saber si lo que has dicho es verdad, que no te has arrepentido.- Por supuesto que no me había arrepentido, y si para demostrarselo tendría que volverselo a repetir, lo haría.

-Esa noche, cuando fuí al bar, te iba a decir que estaba enamorada de ti, y que si que me hubiera gustado ser tu novia, pero te ví besandote con ella y...- Dejé de hablar, no me salían palabras coherentes... Estaba sonrojada, me apresuré a agachar mi cabeza mirando como mis dedos jugaban apoyados en mi regazo.

-Bella- Me llamó. No le respondí ni levanté la cabeza, estaba demasiado horrorizada pensando en las muchas posibilidades que había de que me diera una negativa, a pesar de que no le había preguntado nada. En ese momento mis pensamientos se interrumpieron por dos dedos que me alzaron la barbilla para que le mirara a los ojos- Ese beso no significó nada- Me dijo mientras me acariciaba la mejilla y me quitaba las lágrimas que de nuevo habían aparecido- Estaba dólido de pensar que tu no me quisieras, bebí más de la cuenta y terminé besandome con ella. Yo te quiero a ti, tu eres con la que quiero despertarme cada mañana, con la que quiero comer los domingos junto a nuestras familias, con la que quiero compartir mi vida y mi casa. Esa eres tú, no hay nadie más.- En ese momento se lanzó a mis labios para besarme, otra vez esa sensación que tanto me gustaba, sus labios sobre los mios. Se amoldaron rápidamente a los mios. Enseguida se apresuró a tocar su lengua contra mis labios, pidiendome permiso para profundizar el beso, permiso que le dí gustosa. Su manos bajaron hacía mi cintura y mis manos se apresuraron a perderse en su cabello cobrizo. En ese momento se alejó de mi.

-Bella, no quiero que hagamos nada- Le miré horrorizada- No bebé, no me refiero a que no lo vayamos ha hacer. Quiero decir, que antes de que nos apresuremos quiero asegurarme de que me perteneces, solo a mi.- Me sonrió y volvió a besar otra vez los labios, para después dejar unos castos besos en los nudillos de mis manos para a continuación seguir hablando- ¿Quiéres ser mi novia?- Asentí sonriendo, ¡Por supuesto que quería, lo quería a él!- Necesito que me lo digas, que salga de tus labios.

-Sí, si que quiero Edward. Quiero ser tu novia- Me sonrió y a continuación me abrazó.

-Eso es genial pequeña- Me dijo acariciandome la mejilla- Deberíamos bajar con los demás, Ya llevamos un rato aquí, estarán pensando lo peor.- Dijo levantandose del sofá.

-Edward, necesito pedirte algo- Volvió a sentarse a mi lado, frunciendo el ceño- No quiero que nadie lo sepa. Por ahora. Quiero que solo seamos tu y yo, nadie más opinando. Solo nosotros. Por un tiempo, si vemos que funciona, lo diremos. Primero quiero ser capaz de actuar por mi misma, sin que nadie me diga lo que tengo que hacer.

-Me parece bien, es una buena idea. Tendremos que tratar defortalecer tu confianza y de borrar tus inseguridades.- Me dijo acariciando mi mejilla- Pero yo también quiero pedirte algo.- Asentí intentado mostrarle seguridad, aunque no estaba para nada segura, estaba muy nerviosa, temiendo lo que pudiera pedirme- Sinceridad. No quiero que haya secretos entre nosotros. La sinceridad en una relacción es la base y también en la vida. Es la forma en la que me han educado, desde la ética, la moral y la sinceridad. Y quiero que esté aplicado a mi vida en todas las formas posibles.

-Claro Edward- Le dije sonriendo- Yo también quiero que haya sinceridad, y nada de secretos- En ese momento me abrazó, escondiendo su cabeza en mi cuello y dejando un casto beso en él.

-Te quiero bebé. Hoy dormirás conmigo.- No era una pregunta, era una afirmación.

-Edward, los vamos a mantener en secreto- Le dijo recordandoselo. Dormir nuestra primera noche juntos, rodeados de todos nuestros amigos y familia, no sería para nada la mejor opción para mantener lo nuestro en secreto. Por un tiempo- Me apresuré a recordarme a mi misma.

-Lo sé, pero a la noche, cuando todos se vallan a la cama, tú vendrás aquí conmigo. No se darán cuenta, creeme, les he oido a los demás planearlo todo. A la noche, cuando Ethan y tu os quedeís dormidos Jasper se irá a la habitación de Alice, Rose a la de Emmett, Ángela y Ben se irán ha otra que les ha preparado Alice, y tu vendrás conmigo, y nos levantaremos temprano, a la mañana para desayunar, así tendremos la excusa perfecta para que no nos pillen.- Sonreí ante su explicación.

-Esta bien, pero Edward. Me gusatría poder contarle a Ethan lo nuestro- Frunció el ceño en desacuerdo.

-Acabas de decirme que quieres que solo seamos nosotros dos. ¿Por que él? ¿Acaso te gusta?- Me dijo con tono acusatorio. Matices de celos volavan por sus ojos.

-Y no me reitero en lo que he dicho. Por supuesto que no me gusta, pero es mi mejor amigo, y él también se extrañaría si se despierta en medio de la noche y viera que no hay nadie. Estoy segura de que se imaginará dónde está el resto, ¿Pero que pensará cuando no me vea a mi? Sabrá perfectamente que algo extraño está pasando...

-Esta bien, puedes decirselo- Me dijo sonriendo y tomandome las manos- Pero el que alguien más lo sepa no influirá en nuestros planes para esta

noche ¿Verdad?- Le sonreí en respuesta.

-¿Lo tienes todo planeado no?- Le dije sonriendole.

-Todo para mi pequeña consentida.- Me dijo acariciándome el cabello.

-¿Consentida?- Le dije sin comprender.

-No eres consentida, por ahora, pero pronto lo serás. De ahora en adelante te daré varios regalos, como signo de mi amor hacía ti.- Fruncí el ceño ante eso, no me gustaba que las personas se gastaran dinero en mi, núnca me había gustado.

-Edward no necesito que me hagas ningúna demostración de lo que me quieres, esa medida se demuestra día a día, no con regalos, no quiero que me regales nada, tengo todo lo que necestio- Le dije poniendo un puchero en mis labios.

-Se que eso se demuestra día a día, no te quiero comprar ni mucho menos. Pero si que hay varios regalos que me gustaría hacerte. Simples caprichos mios, me harías muy feliz si los aceptaras. Eres mi novia, lo mio pasa a ser tuyo también.- Me dijo con un tono autoritario.

-Está bien- Le dije con un suspiro de derrota- Pero nada excesivo ni demasiado caro- Me miró con el ceño fruncido y con una expresión de duda en su rostro- Prometemelo Edward.

-Está bien, te lo prometo. Pero tienes que prometerme que los aceptarás- Asentí mientras me apersuraba a besarle una vez más los labios antes de volver a salir.

Nos dirijimos hacía la cubierta, preparados para una sesión de preguntas por parte de nuestros amigos. Y yo en especial tendría que contestar a las preguntas desmesuradas de Alice, Rosalie y Ángela. Pero me consolaba saber, que esta sería probablemente una de las mejores noches que había pasado en mi vida hasta ahora. Hoy, por fin, dormiría con Edward, y... ¿Quién sabe si pasaría algo más?

Capítulo 8: La prueba de oro Capítulo 10: Juegos escondidos

 
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