Noche sin tregua

Autor: neni_bella
Género: + 18
Fecha Creación: 21/07/2011
Fecha Actualización: 21/07/2011
Finalizado: SI
Votos: 4
Comentarios: 5
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Capítulos: 14

-si, soy una puta. -cada uno trabaja en lo que el gusta. -no me gusta mi trabajo. esa noche pretendía ser como otra cualquiera pero un incidente hará que su vida cambie para siempre.

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Capítulo 9: todo queda claro

Noche sin tregua

Edward estaba completamente dormido cuando sintió unas leves caricias en su cara que pasaban por todas sus facciones. Sonrió, con los ojos cerrados aún, reconociendo el suave tacto de las yemas de Bella en ese toque. Cuando sus dedos llegaron a sus labios, besó las puntas con un cariño infinito y casi imaginó la sonrisita de la chica sin verla. Cuando por fin se decidió a abrir los ojos, se encontró a Bella con los extremos de su boca curvados hacia arriba en una bella y sincera sonrisa y los ojos brillantes. Ella estaba a su lado, apoyada en su brazo derecho acariciando con su mano izquierda su cara.

-eres guapísimo-lo halagó ella de repente.

-tú eres hermosa.-le devolvió Edward el cumplido.

Bella sonrió más si cabía y agachó la cabeza acercando su cara hasta la de Edward. Juntó sus labios en un suave beso lleno de amor que era tan dulce que al hombre pudo degustar el dulce sabor a fresa del aliento de Bella incrementado por cien. Ella profundizó el beso durante unos segundos para luego separarse quedando a milímetros de su boca. Volvió a sonreír mientras acariciaba su mejilla.

-te quiero.-susurró mirándole a los ojos.

Entonces, de repente, Edward soltó una risita a los que Bella contestó frunciendo el ceño. Él parecía bastante divertido con algo que ella no lograba comprender y eso la hacía enfadar.

-¿de que te ríes?-preguntó ella sin llegar a comprender que tenía la situación de graciosa.

-es divertido.-contestó él.

-¿te estás riendo de mí?-cuestionó dolida la chica.- ¿te estás riendo de mis sentimientos?

Bella se dispuso a levantarse de la cama herida por el hecho de que Edward se estuviese riendo de que ella le había dicho que lo amaba pero antes de darle tiempo a sentarse siquiera en el colchón, Edward la sujetó del brazo por el codo, ya que la muñeca la tenía herida, y tiró de ella haciendo que cayese encima de él. Ella intentó zafarse pero él la aprisionó por la cintura.

-para, Bella, lo has entendido mal.-le dijo.-no me estoy riendo de tus sentimientos. ¿Cómo podría hacerlo si yo siento lo mismo que tú o más fuerte?

-¿entonces de que te reías?-inquirió ella.

-de lo irónico de la situación.-Bella alzó una ceja expectativa.-verás, la noche en la que nos acostamos, ya te dije que lo que esperaba al día siguiente estuvieras en la cama conmigo.-ella asintió.-pues concretamente lo que esa mañana quería era que te despertases a mi lado, me diesen un beso y me dijeses que me amabas. Esa vez no fue posible pero hoy ha sido exactamente así.

-¿era por eso?-él asintió-¡que mono eres!

Se lanzó a su boca para besarlo con pasión desbordada. Se besaron durante un rato, aislándose del mundo, como si solo existieran ellos dos en el universo. Se dedicaron a ese simple roce de labios enseñando al mundo ese amor que se profesaban. Cuando se quedaron sin aire, se separaron jadeantes.

-te repetiré cuando quieras que te amo.-susurró ella-y te despertaré todas las mañanas con un beso; siempre y cuando me despierte antes que tú.

-me encanta oír que me quieres de tus labios.-comentó él.-quiero oírlo ahora.

-te amo, Edward Cullen.-murmuró ella.

-yo también, Isabella.-contestó él ganándose un pico de la chica.-en cuanto a lo de despertarme todas las mañanas con un beso…tendrás que empezar a hacerlo mañana porque no son horas.

Bella giró su cabeza, confusa, hacia la pequeña mesilla de su habitación y fijó su vista en el reloj digital que había encima de ella. Dio un respingo al ver la hora; el despertador marcaba las 22:00 de la noche con un rojo parpadeante.

-¡mierda!-maldijo.

Se separó de los brazos de Edward, quien la miró confuso, y se dio un golpe en la frente con la mano intencionadamente. Se dispuso a salir de la cama a toda prisa pero cuando estaba con una pierna fuera de las sábanas, la mano del hombre la tomó del brazo y la hizo girarse encontrándoselo más cerca de lo que pensaba ya que Edward se había sentado al instante de ver a Bella hacerlo y estaba sentado a su par con la cara realmente cerca de ella.

-¿adonde vas?-preguntó muy confuso.

-llego tarde-se limitó a contestar ella.

-¿tarde a que?-cuestionó él.

-yo…pues…iba a…-titubeó ella al no saber que decir exactamente.-tengo que prepararme, Edward. Llego tarde a…trabajar.

-¿Qué?-gritó atónito Edward-¿Cómo que a trabajar?

-ya sabes a lo que me refiero, Edward, no me lo hagas explicar.-pidió por primera vez avergonzada ella.

-si, se a lo que te refieres.-afirmó.-pero yo pensaba…bueno…tú y yo…te amo. Nos amamos.

-si, Edward, nos amamos. Te amo.-aseguró.-pero con eso no gano dinero y lo necesito de verdad para Alice.

-pero, Bella.-intentó quejarse.

-no puedo dejar que mi hermana muera.-sollozó.-se que es difícil pero no tengo estudios y esto es lo único que he encontrado para conseguir dinero rápido. Jasper intenta ayudar con lo que puede pero tampoco nos llega. Tenemos que pagar investigación, tratamiento e intervención.

-Bella, yo te daré el dinero.-ofreció.

-no puedo aceptarlo.-negó ella.-es mucho dinero. Demasiado.

-¡tengo dinero de sobra!-chilló-lo único que quiero es que no tengas que acostarte con todos esos indeseables.

-pero, Edward…-intentó hablar haciendo que él la cogiese de ambos lados de la cara para que no agachase la mirada.

-nada de peros, Bella.-le ordenó-¿acaso te gusta tu trabajo?

-no, pero…

-¿acaso te gusta tener que vender tu cuerpo de esa manera?

Bella se quedó callada. ¡Claro que no le gustaba! Pero no tenía otra opción.

-Bella, mírame y contéstame la verdad.-ella tragó en seco, con miedo a la pregunta.- ¿te gusta hacer eso? ¿Te gusta hacer el amor con otros hombres?

Edward no había querido preguntar eso; no porque pudiese molestarle a ella la pregunta, era una sin más, sino por temor a que la respuesta fuera afirmativa. Si ella contestaba que si…él se moriría. Amaba a Bella como nunca había amado a nadie y no podría soportar que ella prefiriese estar con otros. No se sentía el mejor candidato para ella pero desde luego era cien mil veces mejor que esos bastardos que pagaban por tener sexo con ella. Estaba aterrorizado pensando en que ella se alejase de él. Pero en vez de hacer lo que él más temía, Bella se lanzó a sus brazos haciendo que se tambalease y al final quedase con sus caras a milímetros.

-¡solo quiero hacerlo contigo!-dijo confiada para acto seguido estampar sus labios sobre los de él.

Edward reaccionó rodeando su cintura atrayéndola hacia él con fuerza mientras ella se apegaba todo lo que podía a él. Se besaron con amor y deseo palpitante entre ellos, mientras sus corazones latían fuertemente al unísono dentro de sus cajas torácicas. Los dedos de Bella se enredaron entre los cabellos de Edward acariciando suavemente su cuero cabelludo mientras las manos de él se paseaban por su cintura desnuda haciendo que le entrasen escalofríos.

De repente, la puerta de la habitación se abrió de golpe y ellos se separaron como un resorte. Jasper estaba en el umbral de la puerta, con la mano en el pomo aún, mirando atónito la escena dentro de la habitación. Bella se apresuró a coger la sábana y taparse el torso ya que estaba desnuda y él la podía ver. Sintió su cara enrojecer ante la situación pero no podía apartar la vista del rubio que estaba delante de ella. Se sentía avergonzada de que justo él la hubiese encontrado así con un hombre y es que aunque él supiese a que se dedicaba, no quería que tuviese evidencias de ello. Se mordió el labio nerviosa. Edward estaba quieto, sin decir ni hacer nada. De repente, el semblante de Jasper cambió de sorpresa a furia entornando los ojos.

-perdón por interrumpir, no sabía que te traías el trabajo a casa.-le soltó hiriente para luego salir de allí y cerrar dando un portazo.

A Bella le entraron unas ganas inmensas de llorar pero hizo acopio de todas sus fuerzas para retener las lágrimas. Suspiró y se apoyó contra la pared contra la que estaba colocada su cama cerrando los ojos.

-eso no ha sido muy amable por su parte-oyó que comentaba Edward.

Abrió los ojos para mirarle; él seguía en la misma posición que al separarse y sus ojos estaban clavados en la puerta por la que momentos antes Jasper había desaparecido. Suspiró de nuevo.

-él tampoco está de acuerdo con que trabaje en esto.-explicó.

-aún así.-Edward clavó sus orbes esmeralda en las chocolate de ella.-no tiene por que faltarte al respeto. No es el trabajo de ensueño pero tendría que comprender los motivos.

-a él no le gusta que trabaje de…mujer de la calle, pero lo que le ha molestado es que estés aquí.-añadió ella.-nunca he traído a ningún hombre a casa y a debido de pensar que eres un cliente.

Edward se tensó de inmediato al escuchar eso. No quería intervenir en la vida de Bella; no para mal por lo menos…y si por su culpa tenía problemas con Jasper…

-lo siento.-se disculpó con los puños tensos mirando hacia abajo.

Ella lo miró confusa. ¿Por qué pedía perdón? Él no le había hecho nada a no ser que contase el que la había tratado de lujo y la había enamorado. Se fijó en que tenía la mandíbula tensa y las manos en puños y se preocupó por él. ¿Qué le pasaba? ¿Se encontraba bien? Preocupada, se acercó hasta él dejando que la sábana resbalase por su cuerpo y apoyó una mano en su fuerte hombro. Edward dio un respingo y miró a Bella, que estaba a escaso medio metro de él. Su vista se desvió inconscientemente al torso de la chica el cual estaba desnudo y destapado dada la falta de ropa. Bella se sonrojó al sentir la mirada abrasadora del hombre sobre ella pero se dijo a si misma que ya la había visto desnuda en otras ocasiones para tranquilizarse.

-Edward, ¿estás bien?-le preguntó-¿Qué te pasa?

-nada, estoy bien.-respondió secamente.

-Edward…-insistió.

-siento haberte creado problemas con tu novio.-soltó él de golpe.

-¿Cómo?-cuestionó confusa ella sin entender a que se refería.

Edward se puso más rígido si cabía. No quería hablar sobre ello, las palabras simplemente había salido de su boca rencorosamente al sentir más que nunca los celos por Jasper. Sabía que él era una personas muy importante para Bella, claramente tenía que serlo si estaba con ella, y también que él la quería mucho, no por algo había quería partirle las piernas a Newton con tantas ganas como él mismo, pero no soportaba saber que ella amaba a alguien más aparte de él. Si, debía admitirlo, era muy celoso y posesivo, pero por desgracia sabía que no tenía razones para serlo con Bella.

-eso, que siento crearte problemas con tu novio.-repitió Edward mientras los celos lo atacaban sin compasión.

-¿mi novio?-preguntó ella aún confusa.

-si, tu novio.-contestó él cortante.-Jasper. Ese rubio alto de ojos azules que te ayudó en el hospital y acaba de irse por la puerta.

Bella se quedó a cuadros. ¿Jasper, su novio? ¿Estaban hablando de la misma persona? Porque podría comprenderlo de otra pero de él justamente… buscó un tono dentro de la frase de Edward que diese pie a entender que estaba de bromas pero cuando lo analizó, encontró otra cosa muy interesante; celos. ¿Edward estaba celoso? Pero, ¿de que? Entonces cayó en la cuenta. ¡De Jasper! Por eso estaba tan tenso desde que este había entrado a la habitación. Y por eso le había dicho eso. Estuvo tentada a reírse; ¡Jasper solo era un buen amigo! Pero de todas formas le parecía terriblemente mono celoso. Sonrió y le acarició la mejilla. Edward se giró y la miró.

-¿no me has oído?-preguntó-puede enfadarse si tardas en salir.

Entonces Bella no pudo aguantar más y soltó una sonora carcajada. El hombre la miró como si estuviera loca; ¿Por qué se reía? ¿Le había entrado un ataque de locura? ¿O es que antes de que se despertarse había bebido? Descartó esa posibilidad al recordar que su aliento no olía a alcohol. Pero entonces… ¿Qué ocurría?

-¿de que te ríes?-le preguntó alzando una ceja confuso.

-¿estás celoso?-contraatacó ella entre risas.

-no me cambies de tema.-ordenó enfurruñado él.

-¡estás celoso!-lo acusó divertida.

-¿y que si lo estuviese?-le salió preguntar cruzando los brazos a la altura de su fornido pecho.

-es estúpido que estés celoso de Jasper.-explicó Bella tranquilizándose.

-¿Por qué?-cuestionó Edward.-él es el novio así que yo solo sería el amante.

Ella volvió a soltar una carcajada enorme agarrándose las costillas. Estuvieron así un rato; ella riendo y él confuso e irritado. Bella consiguió recuperar el aliento y lo primero que hizo fue darle un beso rápido en los labios.

-Jasper no es mi novio.-le dijo.

-¿Cómo que no?-contestó él.

-como que no.-añadió-Jasper es el novio de mi hermana.

Edward descruzó los brazos por inercia se quedó con la mente en blanco. ¿El novio de su hermana? Entonces… ¿no era su novio? ¿Ella era soltera?

-él es como mi hermano mayor.-explicó.-no le gusta en lo que trabajo porque se preocupa por mi y es muy sobre protector.

Edward seguía callado y Bella se acercó un poco a él. Le tocó el antebrazo y él parpadeó por fin. Ella le sonrió pero él no cambió su semblante. Suspiró, y pasó una de sus piernas por encima de las de él para quedar sentada en su regazo a horcajadas. Él dio un respingo, como si no lo esperara, y la miró a los ojos.

-entonces… ¿estabas celoso?-le preguntó ella con una voz seductora esa vez.

-n…no.-tartamudeó él.-para nada.

-¿seguro?-preguntó maliciosamente Bella-porque yo creo que si…

-no estaba celoso, solo preocupado.-respondió.

-¿preocupado, eh?-lo empujó y cayeron al conchó; él debajo y ella encima.-pues estabas la mar de mono…

-¿mo…mono?-balbuceó.

-¡oh, si!-afirmó.-los chicos celoso siempre me han parecido muy tiernos… ¡son tan monos!

Bella acercó su cara a la de Edward y acarició con los labios los de él. El hombre adelantó la cabeza para besarla pero ella se echó hacia atrás para que no lo consiguiera.

-Bella…-se quejó.

-la verdad es que me encantan.-murmuró ella agachándose para besar la piel del cuello del hombre.-son tan monos…tan…excitantes…

-Bella.-gimió Edward con voz levemente ronca.

-esos que demuestran de esa forma tan rica que les importas…-siguió Bella moviéndose un poco sobre el cuerpo desnudo de Edward.-me dan ganas de hacer de todo con uno de esos…

Él gimió sin poder evitarlo al mismo tiempo que con un brazo rodeaba la estrecha cintura de la chica y subía la mano libre para enredarla en el pelo de ella. Ella por su parte, levantó la cabeza y lo miró, más él la atrajo a un beso cargado de pasión antes de darle tiempo a decir ni una sola palabra. Sus lenguas danzaron al compás de una melodía que solo ellos oían hasta que se quedaron sin aire y tuvieron que separarse. Ambos estaban jadeando cuando sus frentes chocaron.

-si lo estaba-confesó él entre jadeos.-estaba celoso.-beso-muy celoso.-beso.-terriblemente celoso.

-no tienes porque estarlo.-aseguró ella sonriente.-solo te amo a ti.

-nunca me cansaré de escucharte decir eso.-susurró.

-más te vale porque pienso decírtelo hasta que te quedé grabado a fuego en el cerebro.

Ambos sonrieron antes de volver a sumergirse en un beso lleno de pasión y rebosante de amor. Bella sonrió felizmente mientras se juntaba más aún al cuerpo del hombre que reposaba bajo ella, dejando caer definitivamente todo el peso de su cuerpo haciendo que él sintiese todas sus curvas en todo su esplendor y gimiese.

-Bella, para.-pidió él.

-¿Por qué?-preguntó ella mientras se movía incitantemente sobre él.

-todavía estás débil.-explicó.-no quiero dañarte y si te sigues moviendo así…

-¿Qué pasa si me sigo moviendo así?-preguntó ella haciéndose la inocente.

-soy un hombre, Bella.-aseguró él.-y te deseo, demasiado para tu bien.

-yo también te deseo, cariño.-ronroneó.

-Bella, así no ayudas.-trató de advertir.

-no quiero ayudar.-aseguró ella mientras hacía círculos encima de él y hacía que sus sexos se rozasen constantemente.

Él jadeó otra vez pero la paró sujetando fuertemente sus caderas.

-para, amor, por favor.-rogó.

-Edward, puedo hacerlo.-aseguró ella.-te quiero, te amo, y tú me amas a mí. Podemos hacerlo. Solo tienes que ser suave conmigo y eso es algo que haces de vicio.

Ella volvió a moverse y él tuvo que aferrar con más firmeza sus caderas para pararla. La vez anterior había conseguido parar porque la amaba pero ella esa vez se lo estaba poniendo muy difícil. ¡Estaban desnudos y ella se estaba venga a rozar contra él, por Dios! Esa era la más dura de las torturas… y le estaba costando demasiado no lanzarse encima de ella en ese mismo instante.

-Bella.-la advirtió mientras ella forcejeaba suavemente para librarse de su agarre.

-Edward-gimió ella con voz ronca.

-Bella, amor, por favor, para-rogó.

-por favor, Edward-pidió ella.-te necesito.

Edward soltó sin darse cuenta sus caderas y Bella lo aprovechó para moverse con más libertad y restregarse más contra él. Jadeó abruptamente cuando sintió el miembro de él chocar contra su estómago y sintió que se mojaba al instante. Gimieron entrecortadamente el nombre del otro sin hacer otra cosa que besarse y rozarse una y otra vez. Pero ella sonreía internamente al sentir que él cada vez ponía menos objeciones.

-Bella.-la llamó al final.-es peligroso para ti que hagamos el amor.

-si y el quedarme con las ganas lo sería para ti.-contestó ella haciendo que él soltase una risita suelta.

-lo digo en serio.-siguió él.-para hacerlo tendría que ser cuidadoso contigo, mucho.

-puedes hacerlo.-aseguró ella.

-y tendrías que estar muy preparada.-añadió.-tendrías que estar muy, muy mojada para que no te doliese nada.

-Edward.-le dijo entre jadeos.

Cogió la mano de él que tenía en su cara en ese momento y la sujetó. Él se dejó llevar sin poner trabas. Bella le condujo hasta su ombligo y luego se separó de él lo suficiente para meter la mano entre sus cuerpos y llevar la de Edward a su intimidad. La colocó ahí y ambos gimieron; ella sintiendo el calor que irradiaba su mano y él por sentirla tan cálida y mojada.

-¿acaso no estoy ya muy mojada?-preguntó roncamente ella.

-no lo suficiente.-contestó él.

Iba a quejarse y rebatirle cuando sintió que un dedo de Edward la penetraba y dejó caer la cabeza contra su hombro gimiendo. Él se dedicó a moverlo dentro de ella circular y lentamente. Bella quiso morder algo para ahogar sus gemidos y lo primero que encontró fue la piel del hombro de Edward la cual no dudó en atrapar entre sus dientes. Edward gimió mezcla de un pequeño dolor y excitación y empezó a mover su dedo con más fuerza uniendo otro más al ya mojado que tenía dentro. Bella se arqueó contra él con fuerza.

-Edward.-gimió.

Él siguió con su trabajo un rato más mientras Bella se retorcía encima de él. Ella sintió que estaba cada vez más cerca del orgasmo por lo que quiso pararle; bajó su mano y sujetó la muñeca de Edward. Él la miró sin entender.

-ya vale.-pidió ella.

-tú eras la que querías esto.-susurró él besando su cuello.

-no.-negó.-yo quiero esto.

Movió su mano soltando la muñeca de él y la deslizó hasta encontrar el miembro de Edward. Él siseó cuando ella cerró sus dedos alrededor de la hinchada parte que tanto placer le daba. La respiración se le hizo más pesada y tuvo que dejar de besar el cuello de ella. Pero esa no era la única idea de Bella. Al ver que él ya estaba preparado, se levantó para posicionarse y puso la punta en la entrada de su sexo. Pero antes de darle tiempo a ir más allá, Edward volvió a sujetarle las caderas.

-Bella.-habló roncamente.-no creo que sea buena idea.

-Edward, te necesito.-jadeó ella con necesidad.

-ve despacio.-ordenó él.-no, mejor, déjame a mí.

Él la sujetó fuertemente por las caderas y ella se dejó hacer. Edward la bajó lentamente haciendo que su miembro entrase poco a poco dentro del cálido cuerpo de ella. Bella jadeó abruptamente cuando su cavidad acogió, con algo de dolor, a Edward y no pudo evitar dejar caer la cabeza en el hombro de él de nuevo. Tampoco pudo evitar que un leve aullido se escapara de entre sus labios. Edward paró al escucharlo.

-¿Bella?-ella no contestó-¡Bella! ¿Estás bien?

Ella no habló. Sabía que si le decía que le había dolido Edward pararía y no acabarían nada y ella lo necesitaba. Quería sentirse querida como la vez que él le había hecho el amor. Era importante para ella porque necesitaba sentir que él la quería como le había dicho y que no era solo un capricho. Aunque dada la forma por la que se preocupaba por ella sabía que ella era importante para él.

-Bella, tenemos que parar.-soltó él intentando levantar a la chica.

-¡no!- ella se aferró con fuerza a sus hombros entrando hasta el fondo.

Soltó un gemido lastimero mientras se mordía el labio inferior para no gritar de dolor. Eso era doloroso, como cuando tenía sexo con algún cliente, pero con Edward se sentía capaz de expresar su dolor sin sentirse avergonzada ni obligada a tragarse los llantos a cambio de dinero. Además, no dolía tanto ya que Edward era bastante más delicado que ellos.

-¡Bella!-gritó Edward muy preocupado.

-estoy bien.-aseguró con voz débil la chica.-solo espera un poco. Esto es como volver a tener mi primera vez.

Edward acunó la cara de la chica con ambas manos y limpió las lágrimas con los pulgares. Ella sonrió tenuemente.

-es como si mi primera vez fuera contigo.-dijo ella soltando una risita.-es genial.

-me hubiese encantado que tu primera vez hubiera sido conmigo.-declaró él.-porque una vez hecho no te hubiese dejado ir y no tendrías que haber pasado por el infierno que has pasado.

-da igual.-aseguró ella.-si haber recorrido ese arduo camino me ha llevado hasta ti, no me arrepiento de nada.

Él sonrió y la besó dulcemente. Ella cerró los ojos y suspiró gustosa.

-¿quieres que intentemos movernos? O necesitas más tiempo-preguntó Edward.-no tengo prisa. Podemos dejarlo si ves que estás herida y necesitas parar…no es necesario que hagamos esto ahora…

Bella se agachó y besó sus labios para que dejase de hablar y es que se notaba que el hombre estaba muy nervioso y no sabía que hacer.

-nunca he estado con una virgen-admitió avergonzado.

Bella soltó una risita al escucharle decir eso.

-no soy virgen, Edward.-siguió antes de que él hablase.-pero cuando estuve contigo me sentí como una primeriza.

-haré que te duela lo menos posible, amor.-le prometió.

Ella asintió y él colocó sus manos en sus caderas para alzarla lentamente. Bella siseó de dolor pero no apartó la vista de Edward, indicándole que siguiese. La levantó cuidadosamente hasta que salió por completo de ella y luego la empezó a bajar más lentamente aún adentrándose otra vez en ella. Repitieron la acción varias veces, en silencio, mientras solo se escuchaba la lenta respiración de ambos y los gemidos lastimeros de Bella de vez en cuando, cuando no podía reprimirlos.

-Bella.-susurró él.- ¿quieres parar?

-no.-negó.-cada vez duele menos.

-tal vez deberíamos probar de otra forma.-ofreció.

Bella no preguntó y Edward le hizo sujetarse fuerte contra él. Se aferró a su cuello mientras él creaba una fuerte jaula con sus brazos alrededor de su pequeña cintura para luego girarlos sobre si mismos quedando ella con la espalda sobre el colchón y él encima de ella apoyándose con los brazos para no dejar que todo su peso recayese sobre ella.

-intentémoslo así.-dijo.-de la otra forma era más difícil porque dejabas caer todo tu peso de golpe y era más difícil sostenerte. Así será menos doloroso…espero.

-Edward, deja de hablar como si fueses un diccionario con patas y hazme el amor.-ordenó ella entre seria y divertida.

Él se agachó para besarla al mismo tiempo que se hundía lentamente en ella. Bella gimió pero sintió como esa vez no dolía tanto. Después de moverse dentro en círculos suavemente, el placer empezó a inundarla.

-Edward.-gimió cerrando los ojos.

Él cogió confianza al ver como Bella ya no sentía dolor e incremento un poco su velocidad. Ella apretó sus manos en los hombros de él juntándolo todo lo que podía hacia ella. Sus movimientos eran acompasados, al ritmo de sus respiraciones irregulares. Estuvieron mucho tiempo así, metidos en su propia burbuja. No tenían prisa y ya no solo era por no dañar a Bella; ambos estaban deseosos de que eso fuese para siempre. Sintiéndose el uno al otro, amándose con el cuerpo, diciéndose lo que sentían sin palabras. No sabían cuanto tiempo llevaban así, solo que estaban perlados de sudor y que gotas de este les recorría el cuerpo lentamente mientras sus manos seguían esos senderos en el cuerpo del otro como si se tratasen de pinceles que decoraban un lienzo. Empezaron a sentir que el calor superaba el promedio que llevaban al acercarse al orgasmo y Bella clavó las uñas en la espalda de Edward mientras se arqueaba y llegaba a la cumbre. Él enterró su cabeza en el hombro de ella mientras se convulsionaban juntos. Aún cuando estaban temblando, Edward se dedicó a dejar besitos por los hombros desnudos de ella.

-siento que no haya sido como esperabas.-se disculpó Bella en un susurro.

Edward levantó la cabeza y la miró directamente a los ojos.

-ya sabes.-continuó.-por eso de que tuvieras que tener cuidado conmigo…

-lo único que no he podido hacer es hacerlo a lo bestia.-comentó él.-y tengo toda mi vida para hacerlo contigo de todas las formas que queramos. Ha sido genial, amor.

-te amo.-susurró Bella.

-y yo a ti.-contestó él.

La besó una vez más para luego salir de ella y tumbarse en la cama boca arriba. Pasó un brazo por la cintura de ella y la colocó en su pecho tapando sus cuerpos después. Besó su cabeza tiernamente y cerró los ojos.

-duerme un rato, amor.-le susurró mirando la hora.-son las tres de la mañana.

-estoy cansada.-admitió ella.

-con más razón.-murmuró él ahotado.-solo prométeme que cuando mañana despierte no te habrás ido.

-soy toda tuya, cariño.

-eres toda mía.-Edward sonrió contra su pelo rodeándola protectoramente con sus fuertes brazos.

Después de eso, ambos se quedaron dormidos.

Los rayos del sol dándole de pleno en la cara fue lo que despertó a Edward al día siguiente. Gruñó, y se dio la vuelta para enterrar la cara en la almohada más no tardó ni medio segundo en reaccionar en cuanto olió el aroma de Bella en las sábanas. Se sentó en la cama como un resorte y miró a su alrededor; no había rastro de la chica. Se empezó a desesperar, ¿otra vez había desaparecido? Entonces escuchó ruidos al otro lado de la puerta y llegó a la conclusión de que Bella debía estar en la cocina.

Se levantó de un salto y buscó sus boxers por la habitación. Los encontró tirados cerca de la cómoda, enganchados a una pata del mueble, que a saber como había llegado hasta ahí, y del revés. Los cogió, les dio la vuelta y se los puso. Luego avistó sus pantalones al lado de la cama e hizo lo mismo. Pero por más que buscó su camisa no pudo encontrarla.

Escuchó otro ruido más alto en la parte de la cocina y decidió que el daba igual salir sin camisa; de todos modos, Bella lo había visto sin mucho menos… así que, vestido como estaba, abrió la puerta del dormitorio y siguió los ruidos hasta llegar hasta donde él había creído que estaba, la cocina. Y efectivamente, ahí estaba Bella. Y también su camisa ya que la llevaba ella puesta. Estaba en frente de la puerta de la nevera abierta, leyendo un papel que estaba colgado con un imán. Llevaba su larga melena caoba recogida en una coleta alta y tenía una manzana en la mano y la comía despreocupadamente haciéndola ver más inocente aún de lo que parecía normalmente. Claro que a Edward no le pasó inadvertido lo bien que le sentaba estar vestida solo con su camisa. Así que sin pensárselo dos veces se acercó a ella por detrás, ya que le estaba dando la espalda, y rodeó con sus brazos su cintura. Ella pegó un saltito del susto hasta que se dio cuenta de quien era su opresor y sonrió.

-si te vistes así te voy a llevar otra vez a la cama y no voy a dejar que salgas de ella en todo el día.-ronroneó en su oído mientras mordía su lóbulo.

Bella soltó una risita nerviosa mientras ponía sus manos encima de las de él que reposaban en su estómago. Giró la cabeza hacia la derecha y él agachó la suya para juntar sus labios en un beso lleno de amor. Pero antes de darles tiempo a empezar a disfrutarlo la puerta de la nevera se cerró de golpe descubriendo a un Jasper detrás de ella con cara de muy pocos amigos que fulminaba a Edward. El hombre que quedó rígido bajo la helada mirada que el rubio le estaba echando. Bella le dio un apretón al sentirlo tenso de repente.

-así que tú eres el famoso Edward Cullen…-comentó sarcástico.-el ricachón que la persigue.

-¡Jasper!-lo regañó Bella fulminándolo con la mirada.

-¡vale! ¡Vale!-dijo con las manos alzadas en señal de rendición.-he dicho que iba a ser considerado y no iba a pegarle una paliza…de momento.

-¡ni de momento ni más tarde!-bramó Bella haciendo que los dos hombres diesen un respingo.-ya hemos hablado de eso. Yo lo quiero y es mi vida de lo que estamos hablando.

-pero, Bella…-rezongó el rubio disconforme.

-ni Bella ni Bello.

-¡está bien!-aceptó al final.

Clavó su mirada en el rígido Edward y después suspiró rendido. Alzó una mano y se la ofreció. El de pelo cobrizo, se quedó mirándola como si fuese alguna especie de bicho extraterrestre.

-no te va a morder, lo prometo.-dijo burlón Jasper.

Edward siguió mirándolo pero no se movió ni un ápice y el otro hombre empezó a perder la paciencia.

-¿a este que le pasa?-le preguntó a Bella confuso para luego dirigirse al hombre de nuevo.-hola, soy Jasper Hale, lo de Jasper ya lo sabías, y te estoy tendiendo la mano simplemente para hacer las paces porque sino Bella dejará de hablarme durante la próxima década. ¡Encantado!

Edward solo abrió los ojos más de lo que ya los tenía antes y miró al rubio como si fuese una serpiente venenosa. El sarcasmo que desprendían sus palabras le daban miedo. Era como si estuviese diciendo entre líneas que cuando Bella se descuidase iba a degollarlo. Quizás fuese eso o que él estaba de lo más emparanoyado pero se quedó completamente quieto. Jasper bufó y la chica se dio cuenta de que él no se movía así que apretó una vez sus manos antes de soltarlas.

-vamos, cariño, dale la mano.-le dijo.-no te va a hacer nada, te lo prometo.

-venga, Cullen, te doy mi bendición.-le comentó el otro.-al fin y al cabo se que la quieres y que vas a cuidar de ella.

Edward se decidió a soltar a Bella, solo una mano, y a estrechársela al rubio.

-llámame solo Edward.-le ofreció.

-muy bien, Edward.-por primera vez el hombre sonrió de verdad.-encantado de conocerte en otras condiciones que no fuesen las últimas.

-estoy de acuerdo.-comentó el de pelo cobrizo.

-pero todavía quiero agarrar a ese bastardo.-susurró con odio.

-por ahora está en el extranjero pero me aseguraré de que lo sepas cuando vuelva.-le dijo Edward.

-vosotros dos no vais a hacer nada-entró en la conversación Bella.

-¡vamos, Bella!-gritó Edward-¡mira lo que te hizo! ¡No podemos dejarlo así!

-estoy de acuerdo-afirmó Jasper-se merece una paliza.

-vosotros dos no vais a pegar ninguna paliza a nadie-bramó.- ¡porque no volveré a hablaros en mi vida si lo hacéis!

Después de terminar de hablar se soltó bruscamente del abrazo de Edward y corrió hasta su habitación dando un portazo. El moreno se quedó sorprendido por la reacción de la chica y miró al rubio para ver algún indicio de que estuviese en su misma situación; no encontró ninguno.

-¿lo dice en serio?-le preguntó.

-la única vez que hice algo después de una amenaza de esas estuvo tres semanas sin hablarme.-contestó encogiéndose de brazos.-y eso que lo único que hice fue comerme su postre…teníamos 15 años.

-tiene carácter…-murmuró el de pelo cobrizo.

-no te imaginas la mujer que te has ido a pillar.-comentó divertido el rubio.

-es perfecta.-susurró él con ojos brillantes.

-bueno…si eres masoquista aya tú…-comentó Jasper estirándose.-vamos a hablar con ella.

Ambos hombres caminaron hasta la habitación de la chica y tocaron la puerta. Al no recibir contestación Edward se alarmó pero Jasper lo tranquilizó poniendo una mano en su hombro. Abrieron y entraron en la estancia encontrándose a Bella echada en la cama boca abajo con la almohada cubriendo su cara.

-largaos.-ordenó en cuanto sintió que entraban.

-venimos a hablar.-dijo Edward sentándose en la cama y acariciando su pelo suavemente.-míranos, anda, amor.

Jasper bufó por la cursilería de sus palabras y Edward lo miró mal. Ella en cambio, se quedó quieta y sin hablar. Se había prometido a si misma un pacto de silencio hasta que ambos le prometieran que no iban a hacer nada y aunque lo que realmente quería era abrazarlos, no pensaba dar su brazo a torcer.

-venga, pequeña-le dijo el rubio-todavía no hemos hecho nada, tienes que hablarnos.

Bella se giró en la cama y los fulminó con la mirada.

-¿tenéis algo que decirme?-preguntó ferozmente.

-¿Qué te queremos mucho?-bromeó Jasper.-bueno, él más que yo…

-¿y bien?-ignoró el comentario del hombre.

-amor, solo queremos darle un poco su merecido.-trató de sonar con delicadeza mientras rezaba para que lo entendiese.

-entonces no me habléis.

-pero, Bella…-comenzó.-entiéndenos…

-¡no! ¡Entendedme vosotros a mi!-bramó ella sentándose en la cama.- ¡ese hombre es peligroso! Ya no es solo por lo que me hizo a mí…mi compañera estuvo con él antes que yo y a ella también la agredió.

-¡con más razones!-gruñó Edward.

-¿es que no lo entendéis?-preguntó escéptica.- ¡no quiero que os pase nada! ¡Ya tengo suficiente con todo lo de Alice! No podría soportar que os pasase nada malo a vosotros…

Empezó a llorar y los dos hombres la abrazaron al mismo tiempo; uno por cada lado. Los tres cayeron a la cama; ella llorando y ellos consolándola. Era una estampa un tanto extraña vista desde fuera si no conocía la historia; dos hombres apuestos abrazando a una mujer bella que estaba llorando. Las mentes perversas y calenturientas podrían armas miles de hipótesis, a cada cual más entrevesada y morbosa, pero ninguna se acercaría ni de cerca de la verdadera.

Estuvieron así un rato. Ninguno habló y solo se escuchaban los sollozos de ella. Jasper acariciaba su espalda mientras que Edward besaba su cabeza. Bella se desahogó un rato hasta que quedó seca.

-prometedme que no iréis en su busca.-pidió con voz rasposa.

-lo encontraré pero dejaré que las autoridades se hagan cargo-ofreció Edward.-me ocuparé de que quede entre rejas.

-con eso me vale.-dijo ella y se abrazó a su musculoso pecho.

Lo besó una vez y luego se giró hacia Jasper para besarle la mejilla. Por último que puso boca arriba mirando al techo con los dos a su lado haciendo lo mismo. Hubo un corto silencio antes de que el rubio lo cortase.

-yo por mi parte prometo no volver a robarte el postre.

Los tres rieron divertidos de es frase.

Capítulo 8: Tratando de reparar su error Capítulo 10: Mala y buena ¿Cual prefieres antes?

 
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