Crepúsculo del Amanecer

Autor: mili
Género: Romance
Fecha Creación: 09/02/2011
Fecha Actualización: 18/07/2011
Finalizado: SI
Votos: 10
Comentarios: 40
Visitas: 127634
Capítulos: 45

FIC TERMINADO

¿Puede uno darse cuenta de que nuestras decisiones tienen un por qué y una consecuencia? Siempre nos dejamos llevar por los impulsos, pero hay veces que eso lastima a quien más amamos, cuando eso pasa... que hacemos?

recomendado por LunaNuevaMeyer : 4puntos :D

Si se quieren pasar, les dejo el link de mi otro fic :D

http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=1766&id_capitulo=18

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Capítulo 9: Tu inmortal

Los días se me hacían pocos, a pesar de que ya llegamos a la Noche Buena, es que al estar así, como yo soñaba con Edward, vivía según su reloj. Él era mi reloj biológico. La inmortalidad personificada.

Echaría de menos pasar unas fiestas sin mi familia, pero desde que conocí a Edward, no veía problema alguno sobre estar sin ellos, después de todo, no pasé buenas Navidades que mal no recuerde.

Fue divertido decorar la estancia junto con él, y Anna cada día preparaba comidas más deliciosas, aunque yo tenía antojos de Edward Cullen. La mañana anterior los hombres de la casa fueron a recoger un bonito árbol que luego llenamos de bolitas de colores y guirnaldas brillantes en tonos rubíes y zafiro.

Debido a la diferencia horaria saludamos un poco antes a nuestros amigos, llame a Clarice que apenas podía escucharme debido a los fuegos artificiales, casi tenía que gritar y aun así parecía estar susurrando. También charlé un poco con Alex, Edward fingió estar celoso, pero era broma ya que ellos entablan una bonita amistad.

-Feliz Navidad!- brindó Alice, se la podía notar sonriente solo escuchando su voz-los dejo tortolitos, Jasper me llama.

Le devolvimos los saludos y Edward festejo que nos deje un rato solos.

-te escuché hermano-se quejo la aludida- por cierto Bella, debes estar atenta, Charlie llamará pronto.

-oh, gracias por el dato cuñada favorita- trate de calmar los ánimos entre los familiares Cullen- nos vemos.

-una última cosa…-se tornaba a desafío su voz- Edward, deja de averiguar que hacemos acá, no te incumbe, y no te resientas por lo de la otra vez, yo solo lo vi para ayudar a que no corran riesgos en la capilla, lo siento pero si sigues… le diré cual es tu regalo.

Edward abrió los ojos como lo hacen las caricaturas en la televisión y yo reí.

-ni se te ocurra Alice Dorothy Cullen- Edward pronuncio ese nombre secreto y odiado por su hermana preferida- ya sabes…

-esta bien Antonio- uso la versión latina de Anthony pero mas que a chiste sonó como un cumplido- me voy antes de que mate a alguien. Bella, ve al cuarto de Esme y revisa debajo del colchón.

Maldita duendecita chillona- se quejo Edward para sus adentros y yo le miré curiosa.

-ya, no iré a ver mi regalo, ya te lo dije, mi regalo eres tu.

Edward dulcificó su rostro y la mirada de sus ojos perfectos relució con un brillo color oro bañado con ocre.

Tendió sus brazos de acero helado hacia mi y yo me acurruqué en su ser, apoye mi cabeza en su hombro derecho y él, con uno de sus finos dedos, recorrió mi mejilla hasta posarse en mi labio superior. Me estremecí, se acercó para besarme pero antes solo rozaba nuestros labios, sentí su respirar…

De golpe, sus manos tensas ahora alrededor de mi cintura, se contrajeron y yo me aturdí.

-¡feliz navidad para vos también Andrea!- fingió alegrarse Edward y reposó un beso rápido en mi frente- ¿Cómo estás? Nosotros estábamos en un momento solos…

-¡oh! Lo siento, lo siento- se disculpó cordialmente Andrea, se oyó un chasquido de dientes de alguien mas- mejor llamo en otra ocasión, mas tarde tal vez…

Edward puso en altavoz la llamada para que pudiera escuchar al verme tan intrigada, y además hacía rato que no hablaba con mi amiga Andrea.

-¡Bella! Te extrañé, Edward te secuestró y no supe nada de ti, ¿Cómo van las cosas?-luego se escuchó como si algo se removía, apenas audible entre los cohetes, pero Edward podía hacerlo y me lo explicó- Bella amiga mía, aquí con Andre, te echamos de menos.-esta vez fue Jorge.

Jorge susurró Edward un poco enojado. Ellos eran un poco celosos… pero eran demasiado parecidos aunque ellos lo nieguen.

-Jorge…- tragué saliva al ver como Edward me mataba con la mirada- yo también los eché de menos.

Edward gruñó.

Silencio. Gracias a Dios, Andre rompió el hielo.

-Bella, será mejor que hablemos nosotras, estos chicos no cambian mas-comentó con voz divertida y exagerada mi amiga.- les tenemos una sorpresa.

-no pasa nada- Edward disimuló un poco- felices fiestas… Jorge.

-igualmente… Cullen.- ese fue el final de la conversación entre ellos.

-y bien… cuenta Andre-pedí- ¿de que sorpresa hablas?

Ambos rieron felices, Edward comprendió que ellos se amaban tanto como nosotros y me dio un beso que él mismo tuvo que terminar porque para mi era un caso perdido negarme a su tentación.

-y…- ahora fue Edward que me sostenía estrechamente contra su costado- ¿Qué pasa?

-bueno… seremos papás- dijo en tono triunfante Jorge- Andre esta esperando un bebé nuestro. Nuestra primera hija.

Mis ojos brillaron en lágrimas ante la noticia. Miré a Edward que estaba tan o mas encandilado que yo.

-¿de verdad?- Edward no se contuvo y volvió a besarme como si el mundo fuese a sucumbir en el próximo segundo-¡felicidades!

-felicitaciones a los dos-mi novio se alegró infinitamente, hasta por Jorge, era perfecto- ¿ya tienen planeado algún nombre?

-si, eso. ¿Cómo se llamará mi primer sobrina?-pregunté sin aguantar mi felicidad.

Debimos esperar un ratito, ya que Andre y Jorge no dejaban de sonreír, y Edward aprovechaba cada segundo para estar contra mi boca.

-¿están ocupados? –bromeó Jorge- bueno… los nombres… Paola es lindo, aunque me gusta mas Paula.

-Paola-sentenció Andre- y hay otra sorpresa… ¿quieren ser los padrinos de nuestra bebé?

-¿Q-Que?-ambos coreamos atónitos- es un honor.

Edward carcajeaba sin parar, se le iluminaba el rostro de solo pensarlo.

-mmm... con una condición- suplicó Andre- ustedes son los siguientes, Paola necesitará un primito con quien jugar.

-exacto- asintió Jorge- estas avisado contrincante, y Bella serías una excelente mamá, perdón, ambos serán buenos padres- se corrigió.

-buena oferta…-disfrutó Edward.- la tendremos en cuenta, y gracias otra vez por la noticia.

-me mantienes al tanto ¿si?- esperaba que Andre me cuente todo- nos tenemos que ir, no queremos molestarlos.

-esta bien-Andre siguió hablando porque como contó Jorge fue a buscar unas copas para brindar- te lo prometo amiga. Nos vemos.

Apenas colgamos la llamada, siguieron las de Laureen y Luz, esta última era como mi gemela del corazón, del alma. Todo. Ellas eran hermanas, Luz era mayor por un año. Pero siempre estaban juntas, la vida me las regaló como si fuesen lo mejor, y así eran. No merecía tanto. Primero Edward, después Alice, Clarice, Andre, mi gemela Luz, Laureen… eran mi vida, pero mi centro, mi eje era sin dudas mi vampiro.

Me hicieron un mini resumen de lo que pasaba en el otro sitio, y yo de nuestras vacaciones aquí en Verona.

Después Edward estaba un poco inquieto, y decidimos apagar los celulares, mama y papa mandaron mensajes ya que no entraba la llamada, parecía que Forks tenía un problema de señal.

Pasamos un rato con Anna y Matteo y luego me enamoré de una nueva melodía de Edward. La anterior que me cantó, fue mi favorita, la letra pertenecía a un dueto italiano, Sonohra, pero me quedaba con la versión de mi inmortal.

-quede pensando en la posibilidad de un bebé…-susurró Edward intentando no quebrantar la tranquilidad de la noche silenciosa, hasta ahora, ya faltaba poco para que sean las doce.

Edward me condujo hacia la habitación de Esme con sus manos helados sobre mis ojos para impedirme ver algo.

-te mostraré lo que Alice quiso contarte, lo que me amenazó hace rato- me miró con cara de pena, parecía avergonzado, se ruborizó y me besó en mi cuello. En un acto reflejo mis manos envolvieron sus cabellos dorados rojizos, y dejé que me abrace con sus manos mi cintura.

El me sostenía desde atrás, destapó mi cara y se dirigió al colchón de la cama principal.

Lo levantó fácilmente, y sobre las maderas que sostiene la cama, había una bolsita pequeña de color dorado con una cinta puesta cuidadosamente en tonos miel sedosa.

Apoyó sobre mis manos la bolsita, y la abrí con meticulosidad, no quería romper nada. Era tan frágil.

-¿qué es?-mi voz sonó estrangulada ante la sorpresa.

-ya sabes…-trató de quitarle importancia- solo míralo.

Tragué saliva y mis manos temblaron ante el contacto del papel color marfil perla.

"Bella Swan, mi Bella, prometo amarte en el tiempo que me dejes hacerlo, sueño hacer realidad tu vida. Si estas dispuesta… acepto que seas inmortal junto a mí en lo que sea nuestras vidas aquí en la Tierra y donde sea que nos lleve la vida después.

Prometo ser lo que quieras que sea para ti, y ser eterno en nuestro amor. Por favor, espero que me hagas el honor de hacerte feliz.

Edward Cullen"

Quedé sin aliento cuando se cayó sin querer de mis manos, una pequeña tarjetita del mismo color y donde se escondían entre destellos negros unas letras que indicaban lo mejor de la vida.

"¿me harías el honor de ser mi inmortal? Di que si por favor y seré, por lejos el hombre mas feliz que haya existido jamas…"

Mi corazón dio un respingo al oír sonar el reloj dar las doce campanadas.

Edward se acercó a mi y me hizo ademán a que siga leyendo, confusa obedecí.

"….son las doce en punto, según una vieja tradición si ves a cualquier hora dar en punto, significa que tu amor te ama." Por cierto, creo en ese antiguo juego. Te amo.

-si-pude decir-si quiero ser tu inmortal Edward Cullen.


 

Capítulo 8: jóvenes tu y yo Capítulo 10: Rosas

 
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