3.9 Crisis
-¡Oh... vaya!..- pum... pum, pum... pum- creo que me estoy mareando un poco.- dije a duras penas.
-¡Ya paro! ¡Ya paro!- gritó Nahuel.
-¡Frena ya!- gruño Jake completamente histérico y se tiró del coche prácticamente en marcha.
Abrió mi puerta, casi desencajándola, se agachó y se quedó quieto mirándome, no se a que estaba esperando, hasta que lo entendí, estaba cubierta de sangre…pum… pum…
-Que…me…- pum… pum- Jake, yo...- fueron las últimas palabras que pude decir antes de notar como una punzada de dolor atravesaba mi pecho.
Jake me cogió en brazos cuidadosamente y me sacó del coche. Solo podía mirarle, tenía los ojos inundados en preocupación y me susurraba al oído muy despacio…
-¡Mi vida, aguanta!, por favor- me suplicaba- ¡tienes que aguantar un poco más, hazlo por mi!- gimió en un intento desconsolado mientras se sentaba apoyándose en el coche, conmigo en brazos.
Cómo hubiese deseado que esas fuesen las palabras que reactivasen de nuevo mi corazón, pero sin embargo…no fue así, pum… pum… se paraba, podía sentirlo y no podía dejar gritarle en mi cabeza,… ¡por favor, no te pares!, pero no atendía a razón. Miré a mi alrededor y pude ver a Nahuel con la cara completamente desencajada, volví a buscar los ojos de Jake. Mi Jake. Me acariciaba la cara con cuidado con el puño de su camisa, intentando limpiar la sangre de mi cara, mientras que con el otro brazo me acunaba en su pecho. Quería decirle que no se preocupase… que le quería... quería decirle tantas cosas… pero de mi boca no salía ninguna palabra… solo un gemido de dolor, cuando me subió por la garganta el último aliento, antes de que mi corazón se parase.
Pum…
Rojo, todo a mi alrededor era rojo. ¿Donde estaba? ¿Agua? Podía notar como mis pies desnudos sentían una ligera corriente, pero cuando miré hacia ellos no fue agua precisamente lo que mis ojos vieron, era sangre. Intenté gritar con todas mis fuerzas, ¡Jake! ¡Mamá! ¡Papá! Pero nadie me contestaba. Empecé a correr, pero no sabía hacia dónde ir. Salpicaba mi vestido blanco con sangre mientras gritaba desolada. Pero nadie acudía en mi ayuda. ¿Dónde estaba? Seguí corriendo, hasta que a lo lejos vi una sombra. Le grité, pero no se paró. Volví a gritar… y se detuvo. Ni siquiera me paré a pensarlo, estaba demasiado asustada. Cuando empecé a acercarme aquella sombra empezó a tornarse en una silueta… ¿era una niña? No pude detenerme a tiempo y me abalancé sobre ella, agarrándola por los hombros y volteándola hacia a mi, lo que vi... yo… solo pude gritar.
-¡Ahh! – grité.
-¡Nessie! ¡Cariño! ¡Despierta!- me gritó Jake.
-¡Nessie, cálmate, estamos aquí, contigo!- oí a Nahuel por detrás.
-¡Yo… yo…! ¿¡Que a pasado!?- gemí histérica- ¿Dónde estoy? ¿Dónde está la niña? ¿Y la sangre?- me agarré a la camisa de Jake, ensangrentada completamente, fuera de mi.
-¡Nessie! ¡Ya basta! ¡Cálmate!- gritó Jake envolviéndome en sus brazos- ¡Ya todo está bien! Ya estas aquí de nuevo, conmigo- me arrulló entre sus brazos.
Poco a poco fui calmándome, pero no era capaz de parar de temblar. ¿Qué había sido eso? ¡Ese sitio! ¡Toda esa sangre! ¿Quién era aquella niña? Volví a recordar su cara, sus cabellos, negros y ondulados, sus ojos verdes llorando sangre y…y… su boca… su…
-¡Ah! ¡Jake! ¡Ha sido horrible!- gemí ahogando mi llanto en su pecho.
-Ya estoy aquí- me susurro dulcemente- Nahuel, trae algo de agua y ropa limpia- le ordenó.
-¿Cuanto tiempo estuve… muerta?- pregunté entre sollozos.
- No te preocupes por eso ahora- me dijo mientras me acariciaba la cabeza. Me deje llevar en sus brazos hasta quedarme dormida en su pecho, mientras me arrullaba y me susurraba que nunca me dejaría sola. Yo solo podía pensar en aquella ensangrentada niña… aquel demonio de dientes afilados.
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