POV Bella
- Alice, es imposible, nosotros el correo lo recibimos en el sitio de correos. Aquí no. –dije.
- Lo sé. Pero no consigo ver con claridad quien se lo dará ni nada.
- Si ves algo nuevo avísanos lo antes posible.
- Vale, Bella. Tranquila.
En ese momento apareció Jacob mirándonos.
POV Alma
Me levanté por la mañana y había dormido perfectamente.
Hemos ido a casa de los abuelos. Tenemos que hablar de unas cuantas cosas, si necesitas algo llama o piensa. Te queremos.
Lo vi en la puerta y luego lo dejé en mi mesita.
Me arreglé luego me maquillé y comí una manzana que me apetecía esta mañana.
Cogí el coche y fui hacía el trabajo y mientras pensaba en los alumnos.
Cuando llegué y busqué aparcamiento. Entonces como una oleada vino una carta hacía mí. Era algo extraño.
Pero miré y ponía Alma Cullen.
Cuando iba abrirla sonó el timbre del instituto así que la guardé en el bolsillo de la cartera.
Lo más llegar empecé con un par de chicos que habían tenido una riña. De buena mañana, que energía que tenían.
Estuve como una hora o algo así y luego sonó la hora del almuerzo y decidí bajar a la cafetería de enfrente.
Alguien me tapó los ojos al salir de la puerta y donde se encontraba el patio.
Noté ese calor y a la vez la corriente de su contacto y al mío. Sonreí.
- ¿Cómo has entrado? –le pregunté.
Me destapó los ojos y mientras me giraba notaba a todos los alumnos como me miraban y a Jacob también. Me ruboricé pero no aguanté más y tuve que besarlo. Esa corriente entre nosotros no podía estar tan separada de él.
- Te quiero. –le dije.
- He entrado porque me gusta colarme en los sitios. –sonrió.
- Enserio. ¿Qué haces aquí?
- Bueno, sabes que yo soy muy claro para esas cosas.
- Vamos y me cuentas.
Al salir del instituto fuimos a la cafetería y mientras tomábamos unos cafés empezó Jake.
- Alma, que me he enterado sobre unas visiones de Alice.
- ¿Qué ha ocurrido?
- Aun nada, creo. –frunció el seño.
- Que pasa, Jacob.
- ¿Una carta?
Y me acordé de la carta extraña que se cayó en mi coche.
Empecé a buscarla y la saqué miré bien y tenía un sello rojo de cera.
- Los Vulturis. –susurré.
- Exacto. Saben lo de nuestra boda.
- ¿Qué? –mi respiración fue más agitada. - ¿Cómo puede ser eso?
- No lo se. Ábrela.
De nuevo, Alma Cullen. Nos encantaría volverte a ver. Pero supongo que eso será un poco difícil. Pero como que antes de cómo decirlo… ¿Matrimonio? Exacto, antes de casarte con un enemigo nuestro, tienes que pedirnos permiso. O bien, vamos y ya veremos o por la otra al fin de semana que viene te presentas en Volterra. Supongo que no te importará. Espero tu visita aquí. Ya sabes dónde. Y si no, te buscaremos.
Un saludo a la futura esposa y al… licántropo.
Los Vulturis.
No tenía palabras mientras leía esta carta. Jacob se quedó tan petrificado como yo.
Me levanté y fui a pagar mientras nos íbamos.
- Jake… tengo que ir.
- ¡No! –gritó. – No pienso permitir que te vayas, no otra vez. –me cogió de los hombros y me miraba serio.
- Jake, tengo que hacerlo.
- ¿Por qué?
- Por que si vienen aquí, será mucho peor. No quiero que hagan daño a nadie. ¿Tú quieres eso?
- No nos harán daño. ¿Y si te lo hacen a mí?
- No me harán nada. Solo quieren verme antes de casarme.
- Yo no quiero que vayas.
- Debo de hacerlo.
- Me iré contigo. –dijo.
- No se Jake… un licántropo en las tierras de los vampiros.
- Me da igual, te quiero a mi lado, Alma.
- Ya lo hablaremos. Voy al trabajo.
- Tendremos que hablar luego.
Tenía tantas cosas en mi cabeza que tuve que apartarlas a un lado para poder hablar con Adrián.
- ¿Y que hago?
- Primero no la dejes escapar. ¿Vale? Aquí tienes el número y llámala para quedar este fin de semana. Llévala a un sitio que nunca olvidaría cualquier chica. Enamórala. Y luego si todo va bien le das un beso.
- Esto… gracias, pero guau… ¿ocurre algo?
- Nada, tranquilo. Estoy algo nerviosa.
- Bueno. Me voy.
- Vale.
Estuve la tarde en mi despacho ordenando libros y leyendo algunos libros de psicología y luego volví a leer la carta. Tenía que ir.
Tenía que ir a Italia, decirles que me casaba cara a cara y luego marcharme. Creo.
Cuando era hora me fui hacía mi coche.
- Alma. –oí la voz del director.
- Dime, señor.
- No me has dicho nada sobre los alumnos, ¿todo bien?
- Sí. Mañana se lo cuento todo sobre los chicos que he visitado.
- Vale. Buenas noches.
Mientras iba con el coche empecé otra vez a pensar en todo y notaba como empezaba a darme todo vueltas. No podía creer que después de todo y Victoria la quinta punta de los vulturis me persiguiera hasta el día de mi propia boda, eso no lo tenía que permitir…
Empecé a llorar y la cabeza me daba vueltas y perdí el control del coche y lo estampé contra un árbol. Mientras yo caía inconsciente sobre el volante.
POV Rosalie
Iba con Emmet cazando y de pronto yo paré tenía como un vacío.
- Emmet. ¿Ahora que ocurrirá?
- El lobo ha dicho que han leído la carta pero no se.
El chucho asqueroso que estaba imprimado de mi querida y adorable y preciosa sobrina iba a casarse con ella, pero al fin y al cabo ella lo tiene que querer. Y cuando los Vulturis están detrás de algo, no son buenas noticias casi siempre.
Entonces me vino como un aroma muy fuerte y a la vez dulce. Pero era extraño.
- ¡Alma!
Seguimos el rastro porque esa sangre tenía que ser de ella. Cuando llegamos vimos el coche de Alma estampado en un árbol. Estaba todo el morro destrozado y Alma se encontraba dentro. Inconsciente.
Corrí hasta ella sin importarme el más mínimo su sangre y llamé a Edward.
- Alma… despierta. –decía Emmet.
- No la toques. Es un accidente, acuérdate de lo que siempre nos ha dicho Carlisle.
Se lo comuniqué a Edward y en menos de un minuto estaban aquí con el perro.
- Con cuidado. –le decía Edward a Jacob mientras la sacaban del coche.
- ¿Qué le habrá pasado? –dije.
- No lo sabemos, Alice no lo vio venir. –dijo Edward.
La cogieron y yo cogí el coche y lo llevé a nuestra casa.
POV Jacob
- ¿Por qué Alice no lo vio venir?
- No lo se. –confesó Edward.
Llegamos a la casa antes que la rubia con el coche.
Carlisle estaba en su despacho esperándonos y empezó a observarla y mientras le curaba un corte en la frente le tomó el pulso.
- Tan solo está desmayada. ¿No puedes leerle la mente? –le preguntó a Edward.
- No puedo. Es frustrante.
- Tan solo habrá sido un accidente de coche. Alguna ardilla se habrá cruzado o algo. –dije.
- Jacob... –empezó Edward cuando se cayó y nos quedamos todos mirándola.
Abrió los ojos rápidamente y tosió. Pero estaba tan tranquila.
- ¿Qué hago aquí? –preguntó.
- Alma… ¿Qué te ha pasado?
- Yo… me despisté de la carretera.
- Imposible. –dijo Edward.
- Lo hice papá. Me mareé un poco y perdí el control. Lo siento tanto.
- No pasa nada.
- ¿Te duele algo? – preguntó Carlisle.
- Nada. Estoy bien. –se quedó un momento quieta y Edward pareció leerle la mente.
- Tranquila esta aquí bajo. Tu tía Rosalie lo ha traído.
- Estará destrozado, lo siento papá.
- No te disculpes.
Cuando bajamos ella se quedó mirando su coche.
- Madre mía… Pero antes que nada. ¿Qué sabéis vosotros?
Se puso delante de todos nosotros y yo me aparté.
Alice vino y miró a Edward mientras este asentía. Se puso delante de Alma y abrió la boca.
- No vayas, Alma. Es una trampa.
- Para nada. ¿No os ha contado nada Jake?
- Sí. La carta. Pero si vas…
- ¿Preferís que vengan ellos aquí?
- No. Pero tampoco que vayas tú.
- Pedís demasiado. –espetó. –Yo tampoco quiero ir. Quiero que acabe todo esto, pero no puedo hacer nada. Lo siento mucho. Pero sabéis una cosa.
- ¿Qué? –pregunté.
- Que volveré. –me miró y sonrió. –Y me casaré contigo, porque es lo que más deseo. ¿De acuerdo?
- Te quiero.
La cogí en voladas delante de su familia y le di un beso.
No había subido antes porq me qeda un capitulo y encima por terminar y hoy tengo el examen así qe ya luego me pondré a escribir con más tranquilidad. Espero que me comprendáis. besos y gracias por las visitas para leer la nove.
|